«No conozco a la mitad de ustedes ni la mitad de lo que querría, y lo que yo querría es menos de la mitad de lo que la mitad de ustedes merece.» —J.R.R. Tolkien, La Comunidad del Anillo.

«¡Somos la Hueste Invernal! ¡No luchamos por oro! ¡Ni por honor! ¡Nuestra es la sangre y la gloria!» —Concepción Perea, La Corte de los Espejos.

«Pasamos la mayor parte de nuestras vidas soñando. Sobre todo, cuando estamos despiertos.» —Carlos Ruiz Zafón, El Juego del Ángel.

«Sólo recordamos lo que nunca sucedió.» —Carlos Ruiz Zafón, Marina.

En un mundo alternativo en el que las cáscaras de plátano resbalasen con los humanos. En un mundo alternativo en el que la ropa se vistiese con personas. En un mundo alternativo en el que tirarse un pedo en medio de una reunión de negocios fuera un gesto de buena educación. En un mundo alternativo en el que los caballos cabalgasen sobre la gente... Supongo que en ese mundo no parecería que estoy como una cabra, pero, o me conformo con esta realidad, o esnifo pegamento. Y lo siento, pero le tengo mucho aprecio a mi cerebro. Sí, a ese cerebro inútil y lleno de pájaros que vagabundea en su mundo de baldosas amarillas, el limbo entre el País de las Maravillas y la Tierra Media.

Hay una verdad en mí que siempre me deja helada y que me frustra hasta el punto de tirarme de los pelos: no sé escribir mi biografía.

No es por lo típico de «no tengo nada que contar acerca de mí». ¡Claro que tengo! ¿Cómo no voy a tener? Aunque estuviese encerrada en una torre tendría algo que contar. Estoy viva, y sólo esas dos palabras bastan para poder escribir una.

No, lo mío va más allá. Y es que se me hace imposible dilucidar qué decir sobre mí. ¿Qué te podría importar a ti, lector, que de repente te has interesado por mi vida?

Y el caso es que mi vida no importa. No aquí. No ahora. No desde la perspectiva que tú tienes, lector. No me conoces más allá de las obras que tengo publicadas aquí, de las palabras que estás leyendo ahora mismo. Y dime, ¿realmente tomaría peso en tu vida el hecho de que mi color favorito es el rosa, que me gusta la Fanta de Limón y que soy una aficionada al anime y el manga? No, ¿verdad? Pues ya está. No tienes por qué seguir leyendo esto. Mejor, entra en el apartado que guarda mis historias. Elige una, la que más te llame la atención, y empieza a leer. No necesitas saber nada más de mí. Ahí pongo mi alma, no aquí.

Besos, gentecita.

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