La Sonda Lambda o Sensor de Oxígeno o Sensor EGO es básicamente uno de los elementos más importantes que se requieren en un coche para mantener un óptimo rendimiento del combustible. El origen de las sondas lambda se remonta a 1976, cuando el fabricante de recambios Bosch introdujo el primer sensor de oxígeno en su catálogo y el primer coche en montar este tipo de sensor fue el Volvo 240. El sensor de oxígeno se encuentra instalado en el sistema de escape del vehículo -normalmente de gasolina- y tiene la función de analizar de manera constante los gases de escape antes de que pasen al catalizador. En sus análisis, la sonda lambda bosch determina la cantidad de oxígeno en los gases de escape y los transmite a la unidad de control del motor del vehículo. De esta forma, a partir de los datos recogidos por el sensor, el “ordenador” del vehículo puede comprobar si la mezcla de oxígeno y combustible en el motor es la adecuada o, en caso contrario, modificar en tiempo real los parámetros de ambos elementos en el sistema de inyección para conseguir una mezcla idónea. Los principales síntomas de un fallo en la sonda lambda universal de nuestro coche son el incremento notable de las emisiones contaminantes y del consumo de combustible. Las averías en este sensor son debidas normalmente al desgaste de la sensor map por su propio uso, ya que está continuamente expuesta a vibraciones y gases a altas temperaturas. Su sustitución es sencilla, pero es recomendable realizarla en un taller mecánico experto que verificará después su correcto funcionamiento mediante la medición de las emisiones con equipos electrónicos externos. |