Trollmemex: ¡Hey, forastero! ¡¿Qué tal?!

Me alegra que te guste, pero espero que no te encariñes mucho, ya que borraré la historia. (Está publicada en Wattpad también)

Respecto a los nombres mal escritos, es debido a eso que voy a borrarla. Todo este tiempo he estado leyendo la webnovel (Terriblemente traducida) por lo que cometí errores desde el inicio (sin saberlo) y decidí seguir sosteniendolo así cuando me dí cuenta, pero se demuestra que este fanfic está teniendo problemas y debe ser corregido.

Aquí solo lo subiré en ingles, así que lamento mucho si te ilusioné u elevé esperanzas sobre continuaciones de esta obra.


Naofumi abrió los ojos, completamente aturdido. Miró el cielo, moviendo sus ojos por todos lados para intentar adivinar donde andaba.

- ¿Qué... Pasó...?

Alzó la vista, reconociendo el lugar como un bosque cercano al lugar donde mataron al dragón zombie. Era de noche y...

Kalhana se hallaba derribado sobre un tronco, con el cuerpo completamente tumbado. Parecía piel a secar al sol.

- ¡Kal! ¡Ey, Kal! ¡¿Estás vivo?! - Susurró el héroe intentando levantarse.

Parece que el conejo lo oyó, ya que comenzó a levantar la mirada con algo de dolor y mareo.

- ¿Qué pasó...? ¡Eugh! - Preguntó el pobre para terminar vomitando abruptamente al no sentirse en órbita.

- Hicimos ese sacrificio con un jabalí... Y terminamos aquí... - Respondió Naofumi mientras se levantaba y se tambaleaba contra un árbol. - ¿Qué demonios fue eso?

Mientras ambos intentaban reponerse, unos pasos se oyeron en la lejanía. Kalhana inmediatamente lo oyó y tumbó al suelo a Naofumi junto a él.

- Entonces... ¿Es por aquí?

- Eso dijo... Ya vendieron todos los restos de la carne y huesos del dragón, ¿Sabes? La cueva debe de tener algo de valor. Los dragones siempre tienen tesoros allí.

- Ya lo creo. Deberíamos ir ahora antes de que los bandidos o algunos desgraciados lleguen.

- ¿Hace cuánto se fueron los héroes?

- La ola fue hace unas semanas... Convencieron con mentiras de amenazas del dragón al pueblo y cosas así al héroe de la espada. El héroe del escudo está siendo perseguido por asesinar a la princesa del reino cuando terminó de limpiar la peste.

- ¿Realmente se la comió? Cuando esto no podía ponerse más turbio.

- Tú lo has dicho... Apurémonos así volvemos a casa.

Cuando los sujetos se alejaron, Naofumi miró a Kalhana con un rostro de sorpresa, siendo que este también lo notó.

- Esto llevó un mes. Es imposible que...

- Si volvimos en el tiempo, entonces...

Naofumi se reacomodó contra el tronco para analizar la situación:

Fitoria los dejo en el bosque. Inmediatamente buscan cazar el primer animal que ven y luego, tras eso, pasa esto.

¿Qué explicación existe para algo como esto?

- Debemos ir a esa cueva. - Declaró inmediatamente el héroe. - Presiento que hay cosas que pasaron de largo de nuestro alcance con eso que hemos oído... Engaño al héroe de la espada. ¿Ren fue manipulado para matar al dragón? Eso no me cuadra del todo...

- Entonces, ¿Qué hacemos?

- Sígueme. - Dijo mientras se levantaba y de inmediato comenzaba a avanzar. Al revisar su status, notó que su nivel y habilidades otorgadas por Fitoria estaban tal cual, pero no las obtenidas por el escudo de la Ira que usó antes de encontrarse con Kalhana.

- Deberé volver a obtener esa prótesis. Es una buena arma si aprendo a manipularla.

- De acuerdo...

...

Raphtalia abrió los ojos, notando que estaba sobre Firo, volando por sobre los árboles. El viaje se le hizo extrañamente familiar y no pudo evitar reaccionar por ello.

- ¡Detente, Firo! ¡Espera un segundo! - Exclamó la chica repentinamente. Parpadeó varias veces, intentando razonar que estaba mal en todo esto. - Y-Yo... ¿Qué pasó anoche?

- ¿Hmm? Nos encontramos con la Reina Filorial y le regaló un pelo a Firo. Hablamos un poco y nos fuim-. - Intentó explicar Melty.

- ¡No avances más!

Silencio. El ave se detuvo de inmediato ante el aviso abrupto de su hermana, sin comprender que ocurría. Melty se mostró confusa mientras veía a la demi-humana observar a los alrededores con algo de pánico.

- Estamos yendo hacia una trampa... Necesitamos rotar el camino. ¡Ve por allí corriendo! ¡Pasaremos por ese bosque y veremos dónde terminamos!

- ¡P-Pero...!

- ¡Confía en mí! ¡Sé que estoy algo poco entendible, pero confía en mí, Firo! ¡De ahí no salimos bien parados! ¡Por favor, escúchame!

El silencio volvió y Firo finalmente comenzó a avanzar, desviando sus pasos rápidamente hacia el bosque y desapareciendo dentro.

Ahora, ¿Cómo explicaba Raphtalia que sentía un Deja Vu más vivo que nunca? Naofumi seguramente pensaría que estaba loca de sentir que estaba mal en algo que la ubicaba en este lugar.

Esperaba entonces que él no estuviera en peligro.

...

Naofumi y Kalhana avanzaron por el bosque lleno de peligros tóxicos, siguiendo a los sujetos que parecían dirigirse allí.

Fue entonces que ambos oyeron carcajadas, gruñidos... Y un llanto.

Comenzaron a correr a toda velocidad hasta ver desde la entrada del mismo a un gran grupo de hombres revisando tonterías como una caldera y fogata delante de una enorme cueva, riendo con cierta ira por notar que no había nada valioso y que perdieron el tiempo por ello. Nadie tenía que olvidar que muchos murieron por la peste que azotó al asesinarse ese dragón.

Cuando Naofumi comenzaba a ver qué también había sido en cierta forma manipulado, no tuvo tiempo para otra cosa más que ver como entre llantos, dos hombres salían arrastrando a una pequeña niña de cola y orejas de perro.

IRA.

Naofumi abrió los ojos con horror mientras un furtivo escalofrío lo abrazaba.

- Señor... - Murmuró secamente Kalhana mientras abría su chaleco, listo para hacer algo.

El héroe no dijo nada, clavando sus ojos sobre los hombres que reían y soltaron a la niña frente a quien sería el líder.

- ¡No hay nada! ¡Ni una mierda! ¡¿Esa niña es lo único que había de valor? - Exclamó enfurecido.

- Solo eso. Ni siquiera estuvo comiendo bien, ya que estaba devorando insectos.

- ¡Esta alimania demi-humana no sirve ni para sobrevivir por lo visto! ¡Me pregunto si podríamos divertirnos con ella! - Dijo uno de los que la sacó, mirándola despectivamente.

- ¡Señor, permiso para sacar esa niña! - Susurró enfurecido el conejo mientras amagaba a levantarse y asaltar a los sujetos.

La respiración de Naofumi se mostraba agitada, pero su temple seguía serio y ni respondió el llamado.

- ¡No, la dejarán viva e intacta! ¡La venderemos! ¡Si le tocan un pelo, perderemos mucho más desde lo que hemos apostado!

- ¡Ya hemos perdido más de lo que deberíamos por esta mocosa! ¡Vamos a divertirnos! - Declaró uno mientras se disponía a tomar a la niña del cabello.

- ¡Suficiente! ¡Kalhana, acaba con ellos! - Exclamó el héroe mientras salía de los arbustos a toda velocidad y hostilidad.

- ¡Ya era hora! ¡Maldito bandido, suelta a la niña! - Escupió enfurecido el hombre mientras lanzaba sus cuchillos, clavándose sobre el brazo del que estaba por tocar a la niña, para luego tomarla en brazos y llamar a sus armas hacia él.

- ¡Dragón, escucha mi llamado y aparece! ¡Escudo del Odio: Odio de los Bandidos! ¡Door Shield! ¡Escudos de conejo!

En el brazo derecho, el escudo apareció mientras que la ira de Naofumi se manifestaba en la forma de un hueco brazo de metal con un escudo de la ira. En su espalda, una parte de Door Shield apareció y en sus piernas aparecieron dos escudos de conejo.

Kalhana vió esto con curiosidad, suponiendo algo al acercar una de sus manos a la espalda.

[ Escudo Conejo: Máximo potencial desbloqueado forzosamente. ]

[ Análisis de habilidades obtenidas: Velocidad/Agilidad/Evasión +100. ]

De reojo, Naofumi vió como Kalhana sonreía con orgullo por su acción. Debería preguntarle luego qué demonios había hecho.

- ¡¿Qué significa esto?! - Exigió el líder de los presentes que ya estaban listos para una batalla. Su expresión se mostraba furiosa al ver como uno de sus secuaces estaba prácticamente sin un brazo. - ¡¿El héroe del escudo?!

La mención de ese nombre sorprendió a la niña que miró al pelinegro con asombro. Este se mostró algo tenso por el reconocimiento evidente.

- ¿Cuál es el plan? - Susurró el conejo al notar que las cosas iban en gran desventaja.

- Huir. Debemos irnos por dónde volvimos y no parar hasta llegar a Faubley.

- De acuerdo, jefe. Comenzaré a correr a tu marca. - Confirmó el hombre sin más, llamando la atención del héroe por el apodo. - Tranquila, niña. Aquí somos los buenos... Aguanta un poco más.

- ¡Ahora! - Exclamó el héroe al ver que ninguno de los presentes diría algo hasta esperar una respuesta de él.

Inmediatamente, el conejo comenzó a correr y huyó con la niña en brazos. A su lado, Naofumi corría con la mayor esperanza de lograr alejarse de los aldeanos que comenzaron a perseguirlos.

- ¡¿A dónde?!

- ¡Sígueme!

El del escudo inmediatamente decidió avanzar hacia un acantilado. Kalhana hubiera puesto su estabilidad mental, pero no le quedaba otra que confiar ahora mismo.

- ¡Aférrate a mi espalda! ¡Planeo!

El hombre se acomodó con la niña sobre la espalda del héroe mientras que este se agarraba del escudo izquierdo y este crecía hasta tomar una forma grande y delgada.

- ¡Ahí vamos!

- ¡Santa madre María, madre de Dios! - Exclamó aterrado el conejo aferrado al héroe mientras veía como los aldeanos llegaban hasta el barranco y los veían aterrizar hacia una pequeña meseta.

Naofumi volteó y su brazo derecho de dragón inmediatamente se alzó con el dedo anular en alto. Kalhana hizo una mueca ante ese comportamiento infantil.

- ¡Siéntense en esta y pedaleen! Nos vamos...

El brazo metálico comenzó a oxidarse y caerse de su cuerpo. La niña se mostró abrumada por eso y comenzó a seguirlos por voluntad en lo que el hombre conejo suspiraba y avanzaba con una sonrisa algo cansada.

- Cierto. Ya que estamos, mi nombre es Kalhana Mushenal, el compañero de él.

- O-Oh... W-Wyndia Gaelion. ¿Él es el héroe del escudo?

- Naofumi, el actual héroe del escudo. Un placer, pequeña.

Le ofreció la mano a la niña con una sonrisa tranquilizadora mientras que esta sonrió suavemente ante sus dudas y aceptó el apretón.

- Tengo hambre. - Soltó el del escudo ante el rugir de su estómago.

- Si me llegas a hacer comer un maldito jabalí otra vez... - Amenazó el conejo con cierto rencor.

- ¡Busquemos un conejo! ¡Además, fue por un bien mayor!

- ¡Eso sería peor para mí! ¡Sería canibalismo!

Ante ese clima acogedor que brindaban ese par, la pequeña sonrió y se mantuvo acompañándolos.

Ahora, solo restaba confiar en tener algo para comer y obtener algunas respuestas.