Ned estaba sentado en una habitación como la mía, en una silla como la mía, atado como yo con lo que suponía que serían unas sujeciones normales.
La diferencia era que él tenía los ojos vendados, y no estaba seguro de si era para impedirle ver o para impedir que yo viera lo que había detrás de esa venda que le cubría desde casi la punta de la nariz hasta un poco por encima de las cejas. Lo que no estaba oculto era el labio roto, y tampoco la brecha en la mejilla de la que caía un rastro de sangre ya seca.
Quise matarlos a todos, si hubiera estado suelto en ese momento no habría habido nada que me impidiera hacerlo. Y lo habría hecho con tremenda satisfacción. Habría sido capaz de quemar ese lugar con todos sus integrantes dentro.
Porque era lo que como mínimo se merecían.
- Él no tiene nada que ver con esto.- dije pobremente, en un patético intento que sabía que no se cumpliría. Porque él sí que tenía que ver con todo eso por el simple hecho de que era el mejor amigo del amigo y vecino Spiderman.
- En eso te equivocas, niño.- habló Anabella Pierce con tanta satisfacción que me dieron ganas de metérsela por el culo.- Todo lo que tenga que ver contigo tiene que ver con nosotros.
No sabía ni con qué cara la miré, porque ni yo sabía cómo me sentía en esos momentos. ¿Sería capaz de traicionar a Los Vengadores?, ¿Se consideraría traición a lo que me iban a obligar a hacer? No podía permitir que le hicieran algo a Ned por mi culpa, no podía… pero tampoco podía permitir que Hydra ganara. De una forma protegía a mi mejor amigo, a mi hermano, y de la otra protegía al resto del mundo, incluyendo a Steve, Morgan, Tony, tía May... ¿Y a pesar de todo, por qué era una decisión tan complicada de tomar?
"Porque Ned ha estado ahí hasta en tus peores momentos, él nunca te ha traicionado y sabes que no lo haría, él siempre te ha aceptado como eres… él no dejaría que te hicieran un mínimo rasguño si pudiera evitarlo", habló mi voz interior, sirviéndome de poca ayuda. O de mucha, no estaba seguro.
No estaba seguro de nada.
- ¿Qué queréis de mí?- hablé tan bajo que por un segundo creí que no me habría escuchado nadie.
- Por fin la pregunta de oro, te ha costado, pequeña araña.- habló la que había bautizado como la Romanoff malvada, pues no quería faltarle a la memoria a la verdadera Natasha, la que se sacrificó por el mundo para que tuviéramos 1 oportunidad entre 14000605 para vencer.
Gracias a ella yo había vuelto. Aunque eso tampoco estaba seguro de que fuera bueno.
- Yelena nos iba informando de lo que pasaba por la sede, es muy buena escuchando conversaciones ajenas.- retomó la palabra Pierce.- Incluso conversaciones en talleres privados entre cierto Ironman y su niño araña. Para ese entonces ya teníamos el ojo puesto en ti, pero siempre te han tenido muy protegido, así que descartamos intentar algo.
Pero nuestros mejores científicos no conseguían encontrar esa maldita fórmula de viajes en el tiempo, así que supimos que teníamos que hacer algo y rápido. Teníamos que ir a por Stark, era el único que podía hacerlo antes de que se nos acabara el tiempo.
- Pensamos también en el gigante verde.- intervino Romanoff.- Suponíamos que sería el único con el que Stark había compartido la fórmula.
- Pero lo descartamos también, era demasiado complicado ir a por él y mantenerlo cautivo.- volvió a hablar la morena, ansiosa de protagonismo.- Así que preparamos un plan para ir a por Morgan Stark.
"Hijas de puta" no pude evitar pensar. Ir a por un Vengador era una cosa, pero ir a por una niña de apenas cinco años era de ser unos mismísimos hijos de puta. Solo imaginarme a Morgan en una situación parecida a la mía avivaba mi plan para descuartizarles a todos en cuanto consiguiera salir de ahí.
La pequeña y dulce Morgan que todavía no conocía lo que era la maldad. Y yo me encargaría de que eso siguiera así por mucho más tiempo. Eso si conseguía salir de ese lugar.
- Pero antes de llevar a cabo nada, Yelena grabó una conversación muy interesante.- continuó.- Fue poco después de que os contara nuestro plan. En ella Tony Stark decía lo orgulloso que estaba de ti, era todo muy tierno.
- Tengo muchas conversaciones con él, tendrás que iluminarme más.- respondí cortante, pero temiendo por el camino por el que evolucionaba la charla, porque creía que sabía de qué día y de qué conversación estaba hablando.
Y si era esa estaba jodido. Más jodido todavía.
- Mejor todavía, te la voy a enseñar.- dijo sacando un aparato del pantalón que supuse rápidamente que sería una grabadora. Maldita Belova, estaba seguro de que andaba con ese maldito chisme a todas partes, a saber cuánto material tendría ahí metido.
Podía suponer que no demasiado, ya que al contrario de como me sentía en esos momentos, no éramos estúpidos, la espía rusa solo participaba en lo que incumbía a la misión del Salón Rojo, para el resto tenía accesos restringidos y estaba excluida de todas las conversaciones.
La grabadora tomó vida y empezó a resonar la voz del Sr. Stark, tan dolorosamente conocida que por unos segundos sentí un pequeño picazón en los ojos que enseguida disimulé. No podía mostrar ni un pequeño atisbo de debilidad. Me negaba.
- ...ro que sí, Pet.- decía Tony con el eco de su voz sonando contra las paredes de lo que sabía que era el taller.- Confías demasiado poco en ti mismo.
- Y usted confía demasiado.- contestó una versión antigua de mí, ¿en serio mi voz se escuchaba así?
- Te he visto durante muchos años, chico, y soy muy consciente de todo lo que te he enseñado, podrías lograr lo que tú quisieras con los ojos cerrados.- contestó el millonario con una profunda voz de orgullo, lo que me partió un poco más el corazón.
- No me acerco a usted ni un poquito.- contesté yo divertido, se notaba que en ese momento no sentía ninguna preocupación.
- ¿Que no? Me superas.
- Sr. Stark…
- Te lo demostraré.- decía la voz de Tony retándome.
- ¿Y eso cómo será?- reí.
- Que sepas que durante estos meses te he estado explicando todas las fórmulas y teorías que usé para los dispositivos en el tiempo. Solo Bruce y yo las conocíamos hasta ahora.
- Usted no me ha explicado nada, ni lo tiene permitido, eso es secreto de Estado, lo dicen los nuevos acuerdos.- contestó confundida mi versión más joven.
- Sí lo he hecho, sin decirte que lo hacía, no podía dejar el secreto solo en manos de un gigante verde con antecedentes de problemas de ira y control de impulsos, ¿verdad?- se escuchó decir a Tony, seguido de una risa mía, lo que recordaba que le hizo sonreír.
Siempre sonreía cuando conseguía hacerme reír.
- No le creo.- contesté cabezón. Y es que en esos momentos, atado en una sala con tres psicópatas observando todas y cada una de mis reacciones, seguía pensando que el Sr. Stark no hablaba en serio.
- Pues deberías, porque cuando acabes el instituto y busques una buena Universidad, tus deberes para conmigo van a consistir en replicar mis dispositivos.
Volvió a sonar mi risa fondo.
- Está loco, eso no es ni legal.
- Lo es si no nos descubre nadie.
Fue ahí cuando Pierce apagó la grabación, justo antes de que sonara otra risa mía.
Estaba seguro de que el poco color que para ese entonces me quedaba en la cara acababa de desaparecer. Porque ya sabía lo que querían de mí, y no sabía qué era peor: no poder replicar los dispositivos y que Ned y yo acabáramos muertos, no querer replicar los dispositivos y que Ned y yo acabáramos muertos, o sí poder y querer replicar los dispositivos y que mucha más gente terminara muerta.
- Por tu cara no hace falta que digas nada. Nat y Yelena tenían razón, eres como un libro abierto.- se burló la jefa de Hydra.
- Fue una conversación idiota, ni siquiera es verdad, ¿cómo demonios voy a conseguir imitar esos dispositivos? Estás flipando si crees esa tontería.- contesté sin poder contenerme, jugando la última baza que tenía. Negarlo todo.- ¿Ese es vuestro gran plan?, ¿que un adolescente intente crear algo que cientos de científicos no han podido hacer? Tenéis que estar muy desesperadas.
¿Era capaz en serio de crear esos aparatos como creía Tony? Estaba bastante seguro de que no, ¿cómo habían podido pensar otra cosa?
Pero el puño de Romanoff contactando con mi nariz me hizo callar al instante. Maldita cretina.
Sentí una pequeña gota de sangre recorrerme la escasa separación que había entre la nariz y el labio, encontrándome con un conocido sabor a hierro que no había echado para nada de menos.
- Ten cuidado, niño.- dijo la pelirroja acompañándose de una pequeña mueca en los labios haciéndome saber lo mucho que había disfrutado con el gesto.
- Oh, Pet, no te infravalores, yo también lo hice en un principio, todas las mentes brillantes que hay en el mundo, ¿e iba a ser un crío el que encontrara nuestra solución?- retomó la palabra Pierce como si nada acabara de suceder.- Pero Yelena me hizo ver todos los años que habías pasado al lado de Stark, todas las conversaciones que has tenido con él, lo mucho que a Stark le gusta alardear, era imposible que pudiera mantenerse callado, y menos con un crío que pisaba el suelo por el que caminaba.- siguió al parecer muy divertida con ella misma.- Y todos sabemos que Tony Stark no adula a nadie. Si él está tan seguro de que puedes hacer una réplica o por lo menos decirnos el paso que nos falta para que nuestros investigadores puedan terminar los dispositivos, es porque puedes hacerlo, pequeño.
- No me llames así.- contesté con voz peligrosa. Podía pisotearme, insultarme y decirme lo que le diera la gana, pero no podía permitir que me llamara igual que lo hacía Steve. Eso no podía permitir que lo ensuciara.
No había sido mi mejor movimiento, porque Steve me llamaba así delante de todo el mundo, lo que quería decir que Yelena lo sabía y lo diría, y entonces lo único que empezaría a escuchar era cómo Pierce me llamaba de esa forma mientras se reía de mí. Y seguiría escuchando esa risa una y otra vez cuando por fin volviera a estar en los brazos de Steve. Y eso no era para nada justo.
Pero Yelena no dijo nada.
- El gatito tiene carácter.- se rió Romanoff la malvada.- Todos lo tienen al principio, a ver cuánto le dura.
- Te vamos a dejar unas horas para que reflexiones.- dijo la chica Pierce mientras daba un paso atrás, dando por terminada la conversación.- Pero yo que tú pensaría rápido, porque a nuestros hombres les encanta cómo grita tu amigo Ned cada vez que le dan una paliza, ¿cuánto crees que aguantará?
Apreté los dientes tan fuerte que me hice daño en la mandíbula, pero no parecía importarme, porque era la única forma de no volverme loco. Eso era lo único en lo que podía pensar mientras veía a las tres figuras abandonar la habitación con el sonido de una puerta cerrándose como despedida.
Y luego otra vez estuve solo.
- ¡Os lo dije!, ¡os dije que no nos podíamos fiar de ella!- gritó Wanda.
Había pasado por lo menos otra hora desde que nos habíamos dado cuenta de que Yelena Belova no se encontraba en la sede. No nos hacían falta los cerebros más importantes del mundo para darnos cuenta de que nos había traicionado, o mejor dicho, de que había estado trabajando para Hydra en todo momento, porque para traicionar primero tenía que haber una lealtad que en ese momento estaba seguro que nunca había habido de su parte.
La necesidad por encontrar a Natasha se había apoderado tanto de nosotros que nos había vuelto idiotas. No había otra forma para definirlo. Y ese fue nuestro primer error. Y por culpa de eso Peter estaba desaparecido y no teníamos ninguna pista de su paradero.
- Eso ahora no nos sirve, Wanda.- dijo Bucky a mi derecha.
- A mí sí.- respondió la Bruja Escarlata todavía igual de seria. Tenía los brazos cruzados para disimular el leve temblor que sufrían sus manos. Estaba igual de nerviosa y de cabreada que el resto. Puede que más.
- Miremos el lado positivo, eso nos da una pista, miraremos las grabaciones desde que salió de la sede hasta las últimas calles donde todavía grabaran las cámaras.- razonó Bruce.
- ¿Y luego qué? ¿Adivina adivinanza hacia dónde se fue?- dijo Tony con la mirada dura, la misma que no había quitado en las dos últimas horas.
- Tenemos que pensar de otra forma.- intervine.- Hydra no es tonta, si no quiere ser encontrada se esconderá bien. Igual que cuando buscábamos el cetro de Loki, nos costó meses encontrarlo y eso que desprendía mucha energía.
- Pues ilumínanos, Cap, ¿de qué forma hay que pensar, oh gran señor de la sabiduría?- me remató Tony.
Demasiado calmado había estado hasta ese momento, y todos sabíamos que en algún momento y por alguna parte iba a salir todo el estrés que le recorría, porque tanto él como yo teníamos claro que encontrar a Peter no sería para nada sencillo, y eso nos estaba matando. Puede que de distintas formas, pero matando, en definitiva.
Y al parecer su fuente de desahogo iba a ser yo, como parecía que lo llevaba siendo las últimas semanas. O puede que los últimos años.
Pero es que yo en esos momentos tampoco tenía paciencia para sus chorradas de niño pequeño.
- No me refería a eso y lo sabes, no creo que sea momento de…
- Como sigáis hablando cualquiera de los dos, os corto las pelotas.- amenazó Wanda sin un atisbo de duda en su voz.- No tenemos tiempo para esto.
- Mirad, chicos, estamos ahora todos al límite, sobre todo vosotros.- habló Sam dirigiéndose a Tony y a mí respectivamente.- Entendemos vuestra situación, pero pelear como niños no va a solucionar nada.
- Lo que no va a solucionar nada va a ser seguir hablando aquí sin sacar nada en claro.- hablé con voz más cansada que dura.- No podemos encontrarlos ni por grabaciones, ni les podemos rastrear, ni tenemos ninguna pista de la ubicación.
- Por lo que sabemos podrían haberse ido a otro Estado.- intervino Hope.
- Incluso a otro país.
- No creo que les haya dado tiempo.- dijo Bruce.
- Ni siquiera sabemos por qué le quieren a él. Podrían haber ido a por cualquiera, pero fueron a por él desde el principio.- razonó Sam con voz calmada, sabiendo que estaba rodeado de bombas a solo unas pocas palabras de explotar.- Siempre creímos que tenía que ver con Tony, que él era el principal objetivo… pero no, fue Peter desde el principio.
Eso causó un silencio en la sala. Por supuesto que lo había pensado, pero no quería darle más bombo a ese tema porque solo me hacía sentir un miserable por no haberle protegido más de lo que lo había hecho. Sabía que estaba agobiado y le di su espacio... ¿no tendría que haberlo hecho?
Era una pregunta que me había estado carcomiendo cada minuto desde que había sonado la pulsera, ¿si no hubiera respetado sus deseos, ahora estaría a mi lado? Había grandes probabilidades de que sí, pero también sabía que estaría a mi lado sin estar a mi lado, y eso nunca me había merecido para nada la pena. Hasta ese momento, donde me veía solo y perdido. Habría dado sin dudarlo cualquier cosa para recuperarle.
- Yo… creo que no, creo que yo era su objetivo al principio.- habló Tony rompiendo el silencio.- Pero eso cambió, y creo que…
Se fue apagando su voz poco a poco, volviendo a hundir a la habitación en un pesado silencio. Estaba harto de los silencios, solo quería a Peter y su verborrea de vuelta.
- ¿Qué crees, Tony?- habló Rhodey, el cual había estado muy callado todo el rato. Tampoco es que fuera una persona que hablara demasiado.
- Es que… hubo una conversación… pero no es posible, estábamos solos.- dijo el millonario con el ceño fruncido, mirando al suelo, como si le estuviera costando recordar algo.
- ¿Qué conversación?.- espeté de forma más brusca de la que pretendía, pero para mi sorpresa no cambió su expresión, dudaba que hasta se hubiera dado cuenta de que era yo quien le había preguntado.
- Estábamos en el taller.- explicó sin apartar la mirada del suelo, el cual al parecer se había vuelto lo más interesante del lugar.- No sé cómo salió la conversación, pero le decía que estaba seguro de que con todo lo que había avanzado sería capaz de recrear mis dispositivos del tiempo, incluso de mejorarlos… pero… estábamos en el taller, nadie entra en el taller sin mi permiso…
¿Estaba bien que en esos momentos odiara a Tony Stark con todo mi corazón?
No, no estaba bien porque él no había tenido ninguna culpa, mi parte racional lo sabía, pero en ese instante solo necesitaba culpar a alguien, y Tony me acababa de dar un muy buen motivo para dirigir esa rabia.
- ¿Y cómo narices se te ocurre decirle algo como eso con una espía rusa de origen incierto por la sede?- le dije apretando los dientes, conteniendo toda la rabia que podía para no mandarlo todo al carajo.
- Steve, no…- empezó a decir Sam, siempre con buenas intenciones.
Pero en ese momento las buenas intenciones podían irse a la mierda.
- ¿Cómo iba a saberlo? Todos confiamos en ella, no solo yo, Rogers. Además, ¿eres capaz de recriminarme a mí algo?- devolvió Tony, dando un paso lentamente en mi dirección, mirándome con sorpresa, como si no terminara de comprender lo que le acababa de reprochar.- Por lo menos yo no le he agobiado tanto que ha necesitado alejarse de mí para respirar tranquilo.
- ¿Que no ha necesitado alejarse de ti?- exclamé, ignorando el dolor en el pecho que había provocado sus palabras. Porque si algo tenía Tony Stark es que sabía dónde dar para hundirte.
- Y otra vez,- habló Bruce poniéndose en el camino que nos unía al hombre de hierro y a mí.- no es el momento.
Nos miramos fijamente, como no lo habíamos hecho desde ese día en el que le devolví el escudo de su padre y me fui de la mano con Bucky. Porque podíamos haber tenido encontronazos desde entonces, sobre todo con el tema de Peter, pero esa mirada, la que me estaba dedicando Tony en esos momentos, no la había visto desde ese día.
- ¿Crees que de verdad Peter puede reproducir tus chismes de los viajes en el tiempo?- habló Clint intentando desviar otra vez la conversación.
Pero Tony siguió mirando en mi dirección, como si no hubiera escuchado nada, durante un segundo más, dos segundos, tres segundos… hasta que por fin apartó la vista, girándose completamente hasta darme la espalda.
Se frotó los ojos con las manos, un gesto que en una persona normal demostraba cansancio, pero en Tony no, en Tony denotaba reflexión.
- Me gustaría decir que no, Légolas.- dijo finalmente a la vez que volvía a darse la vuelta para mirar a todos menos a mí.- Pero creo que podría llegar a hacerlo. Le he explicado en qué me basé varias veces, nunca lo relacionaba con los viajes en el tiempo, pero las teorías y las fórmulas se las conoce todas, y en conocimientos de ingeniería tampoco se queda corto.
- ¿Y creéis que lo hará?- preguntó Wanda.
- No.- respondí rotundo, porque lo sabía, porque le conocía y nunca haría algo que pudiera perjudicar a otras personas, y menos a personas que quería.
Estábamos seguros de quiénes serían los primeros a por los que irían una vez tuvieran esos dispositivos en sus manos. Y el Steve adolescente no era exactamente ningún fortachón. No tenía nada que hacer contra una organización como Hydra. Por esos tiempos casi ni tenía nada que hacer contra un resfriado común.
- Pero tienen a Ned.- insistió la pelirroja.
- Da igual, no hará nada para ellos.- habló Tony esa vez.- Sabe lo que hay en juego, no lo arriesgaría todo, no de esa forma.
- Esperemos que tengáis razón.- dijo Buck.
Lo que me preocupaba no era que dijera algo, era más bien lo que pasaría cuando Hydra o el Salón Rojo o quien fuera que estuviera al mando viera que el pequeño héroe no participaría en su juego.
Primero matarían a Ned, y luego "con suerte" a él le torturarían hasta la saciedad para chantajearnos.
Pero no podía pensar en eso. No podía porque la presión que notaba en el cuello cada vez que lo hacía no me dejaba respirar.
Tenía que recordar lo que me había dicho Bucky, tener la mente en blanco, no pensar en nada. Porque si lo hacía solo conseguiría que nos mataran a todos.
- ¿Y qué coño hacemos ahora?.- volvió a hablar mi amigo de la infancia.
- Solo podemos esperar a tener todas las grabaciones, e intentar rastrear por los alrededores. Puede que algún vecino haya recordado algo.- respondió Bruce, cuya positividad me comenzaba a agobiar.
- Deberíamos volver a hablar con Natasha.- intervine.- Es la única fuente que tenemos realmente.
- Bien, que vaya un grupo a hacer lo que ha dicho el gigantón. Steve y yo bajaremos a hablar con la nueva versión de Natasha.- dijo Tony, consiguiendo que todos girásemos la cabeza en su dirección.
¿Que fuéramos él y yo? ¿Juntos? Hacía solo unos minutos había estado a punto de tirarme encima de él con la intención de darle un buen sopapo, y estaba seguro de que él no se habría quedado atrás, ¿qué pretendía?
- No creo que ese sea el mejor plan.- habló Sam con voz serena y sonrisa tensa.
Pero Tony solo me miraba con los labios apretados, en una mueca un tanto maníaca.
- Dadnos un poco más de crédito.- dijo para la habitación en general.- Solo quiero hablar con mi casi yerno.
"Genial, esto va a terminar genial".
