Capítulo XXXIII: Aceptando sentimientos
Su corazón se derritió con eso, no supo cómo pasó o cómo lo hizo, pero cuando se dio cuenta ya tenía sus brazos alrededor de él. Pudo sentir el calor de su piel a través de su camisa de seda. Como él estaba sentado, su cabeza descansaba en su pecho y no se había apartado. Había dejado que lo abrazara.
Se habían quedado ahí por un rato y él había dejado su cabeza apoyada en ella. Después de un par de minutos sintió como él se movió un poco y ella solo cerro sus ojos, sabía que vendrían los gritos y que terminaría alejándose de ella, pero no fue así, al contrario se movió un poco en la silla solo lo suficiente para poder poner sus brazos alrededor de su cadera, no los había puesto de una sola vez, sitió como dudaba de poner o no sus brazos alrededor de ella, pero agradeció en silencio que lo hubiera hecho y ahí se quedaron unos minutos más.
Y ese abrazo significó más para ella que los besos que se habían dado antes. Porque estaba segura que a él no lo habían abrazado nunca así y mucho menos él había abrazado a alguien antes, en cambio muchas otras lo habían besado antes, por eso supo que ese sería el segundo recuerdo que ella guardaría en una botella de cristal.
Cuando él se movió un poco más, ella supo que era el momento de soltarlo, así que se alejó poco a poco de él. Se había retirado lo suficiente para ver sus ojos, no estaba llorando, ella nunca lo había visto llorar, pero sus ojos no eran fríos como de costumbre, al contrario, se veían cálidos y eso le gustó demasiado.
-No sé qué acaba de pasar.
En verdad estaba confundido, ahí supo que jamás había abrazado a alguien así.
-Se llama abrazo, Malfoy, y a las personas las hace sentir mejor cuando están tristes o están pasando por un mal momento.
-¿Y qué te hizo pensar a ti que me siento mal o estoy pasando por un mal momento?
-No lo sé… Lo siento…
¿Por qué lo había abrazado? Era evidente que eso no lo sabía y si ella no lo sabía era comprensible que él se lo preguntara también y esta vez no tenía una respuesta para darle.
Por eso se disculpó, ni siquiera supo por qué lo hizo, pero sintió que era lo correcto en ese momento. Se dio media vuelta para ir a su habitación y gritarle a su almohada, pero solo había dado un paso cuando sintió que la tomaba de su muñeca con fuerza.
-No te vayas.
Solo fueron 3 palabras las que salieron de su boca y con esas 3 palabras ella ya no podía sentir sus piernas y podía sentir que las mariposas en su estomago se habían duplicado y ahora si amenazaban con salir de su garganta.
¿Por qué le había dicho eso?
Él había sentido eso desde que veía como los padres del estúpido de Weasley estaban siempre pendientes de ellos. Sus padres estaban pendientes también, es decir, nunca le habían negado nada pero no estaban con él. Y luego cuando vio como el chiflado de Lovegood veía a Luna, nunca había visto que alguien mirara con tanto amor a otra persona, cuando lo notó no supo cómo se sentía, solo anhelaba que sus padres lo vieran así a él, pero eso no ocurriría nunca y él lo sabía.
Su cabeza estaba pensando en otras cosas, no se dio cuenta que ella se había levantado de su silla y había avanzado hasta él, lo había rodeado con sus brazos a la altura de los hombros y el por instinto aunque nunca había estado en esa situación antes, apoyó su cabeza en el pecho de ella. Estuvo ahí unos minutos, podía escuchar los latidos de su corazón lo cual lo fue calmando. Sintió la tibieza de su piel a través de esa tosca playera gigante color naranja chillón y cerró sus ojos para disfrutar de ese momento.
Nunca antes había estado en esa situación, era tan extraña, pero se sentía tan bien. Sus manos tomaron vida propia, necesitaba abrazarla, se movió un poco en su silla para poder tener oportunidad de abrazarla. La rodeo de las caderas e hizo un poco más fuerte el abrazo, no fue mucha la fuerza solo la suficiente para que ella supiera que él también quería estar ahí. Porque temía que ella lo soltara y lo dejara ahí sentando, solo.
Habían pasado solo uno minutos más cuando él se movió un poco en su silla, y ella comenzó a alejarse.
¡Maldita sea la había alejado!
-No sé qué acaba de pasar.
Eso era totalmente cierto pero sonó demasiado brusco cuando se lo dijo, pero ya no podía retractarse.
-Se llama abrazo, Malfoy, y a las personas las hace sentir mejor cuando están tristes o están pasando por un mal momento.
Él sabía lo que era un abrazo, no era tan estúpido como para no saberlo.
-¿Y qué te hizo pensar a ti que me siento mal o estoy pasando por un mal momento?
¡Por Merlín!
¿Por qué demonios no enseñaban en Hogwarts como hablar con más tacto?
-No lo sé… Lo siento…
¿Por qué se disculpaba? ¿Se había arrepentido de ese abrazo?
Cuando ella dio un paso dispuesta a irse él lo supo, no le tomo ni dos segundos saber que no quería que lo dejara solo, y ni siquiera le importo que toda la lógica dentro de él le gritara que no lo hiciera, él ahora no quería ser racional por eso la tomó de su muñeca y las palabras salieron solas:
-No te vayas.
Supo que habían hecho efecto porque ella paró en seco y se quedó con él.
Habían hablado unos minutos de la educación de ambos, más allá de la magia, hablaron de las actividades que hacían con sus padres y él cada vez se sentía más desdichado pero no se lo mostró. Se escucharon mutuamente y fue una conversación bastantea amena.
A los dos se les había ido el tiempo bastante rápido. Hermione vio su reloj que esta vez era el negro con las estrellas en vez de números.
Eran ya las 5 de la tarde y ella aun no investigaba nada de Egipto.
-Tengo que ir a la biblioteca.
Sonó bastante apresurada y preocupada, porque en verdad lo estaba.
-Ya no estamos en Hogwarts Granger ¿qué tienes que hacer en la biblioteca?
-Yo… hmmm… Siempre es bueno leer.
Ella no quería decirle nada relacionado con la búsqueda que estaban haciendo.
-¿Qué vas a leer?
-Últimamente he estado leyendo sobre Egipto, Ron fue una vez con su familia y nos platicaba cosas asombrosas y ahora me he puesto a investigar más sobre el tema y realmente es extraordinario.
-Una vez fui ahí con mi tío Marcus, la historia es bastante interesante, la Diosa de la magia era asombrosa ¿Sabías que regresó a la vida a su esposo Osiris?
-Si lo hizo después de recoger cada uno de los pedazos que habían esparcido por todo el Nilo.
-Todo ese terreno está cargado con magia blanca y magia oscura, lo sentí cuando fui a recorrer todos esos lugares. Mi tío me llevó a una Isla muy interesante donde está un templo dedicado a Isis, la Diosa de la Magia. Fue donde se sentía que todo era diferente al resto, en esa Isla y más específico en ese templo se siente la energía que siempre deja la magia.
Hermione estaba realmente interesada escuchando todo lo que le decía, sabía que Malfoy era inteligente, siempre lo había sabido, pero escucharlo hablar del tema la hizo sentir… bien.
-Son extraordinarias las historias que rodean ese templo. Fue en el que más me he enfocado, por su trasfondo con la magia, la Diosa Isis y el ritual para regresar a la vida a Osiris.
-¿Sabes cuál fue el ritual que usó?
-No, eso no lo dice en los libros.
-Es porque no tienes los libros correctos.
Vio como una pequeña chispa pasó por su mirada y se puso en pie de un salto. Salió de la cocina y volvió en unos minutos con un pesado libro forrado de cuero marrón y unas letras en color plateado que ponía de título: "Secretos oscuros de las grandes historias".
-Este libro no está en mi biblioteca.
-¿No te has dado cuenta que tenemos títulos diferentes?
Ella se sintió realmente estúpida, no se había puesto a pensar en eso. Las dos bibliotecas eran prácticamente iguales y no parecía que los libros fueran diferentes.
-Yo me di cuenta cuando apostaste el libro que estabas leyendo cuando te quedaste en mi cuarto.
-Es cierto yo lo busqué 5 veces en mi biblioteca y nunca lo encontré. ¿Por qué no se me ocurrió antes?
-No tenías por qué pensarlo. A decir verdad no es tan importante, solo un dato interesante.
-¿Puedo quedarme esta tarde con tu libro?
-Quédatelo lo que necesites.
Había algo rodando por su cabeza durante todo ese rato, no quería que ella se fuera, quería seguir conversando de las cosas que ella hacia con sus padres y sus amigos antes de entrar a Hogwarts, pero la conocía, más de lo que ella imaginaba y mas de lo que el quisiera admitir, sabia que cuando ella iba ala biblioteca le gustaba estar sin interrupciones ni distracciones innecesarias.
Le tendió el libro para que ella lo tomara y antes que su parte lógica se lo impidiera se lo preguntó:
-¿Puedo subir a leer contigo?
Ella no podía creer que se lo hubiera pedido, cuando ella lo veía en la biblioteca de Hogwarts que habían sido pocas veces, estaba solo, no estaba con Crabbe ni Goyle. A ella también le gustaba estar sola cuando leía, pero también quería estar cerca de él, por eso tenía sentimientos encontrados.
-No quiero ser grosera Malfoy, pero prefiero estar sola cuando leo.
-A mí también me gusta más leer solo Granger, no voy a estar contigo conversando, solo quiero… sabes que, olvídalo, yo puedo leer en mi habitación.
-No, no, puedes venir, si quieres puedes ir subiendo yo llevare un poco de jugo de mora para los dos.
Él subió un poco antes y le quito el libro para ayudarla. Hermione se quedó un momento en la cocina digiriendo todo lo que acababa de pasar. Sintiendo mariposas revoloteando en su estómago queriéndose salir por su garganta.
Tomó dos vasos y los llenó con jugo de mora. Subió la escalera lentamente, cuando llegó a su biblioteca lo vio sentado en uno de los sillones con un libro abierto en sus manos, ella lo conocía, era suyo:
"Drácula de Bram Stoker"
-No conocía este libro. Conozco la historia pero no conozco este autor.
Sabía que al decirle que era un libro de un escritor Muggle probablemente iba a arrojarlo lejos. Pero no podía decirle otra cosa.
-Es un libro interesante, cuando llegué aquí y vi que en la biblioteca había uno similar me puse bastante contenta, sabemos que existió Drácula, pero los Muggles creen que solo es una historia inventada por este señor, Bram Stoker.
-¿Qué quieres decir? ¿Es un libro Muggle?
Ahí estaba sentía que iba a arrojarlo lo más lejos que pudiera.
-Sí, puede decirse que de alguna forma la historia de Drácula llegó hasta el mundo Muggle y Bram Stoker se encargó de escribirla, es otra perspectiva, y bastante interesante la verdad. Lo que llamó más mi atención fue que la versión mágica y la Muggle que tú tienes ahorita en tus manos son muy similares y no sé qué pensar al respecto.
-Nunca he leído un libro escrito por Muggles.
-Podrías leer este, es bastante interesante tener la contraparte mágica, y si te gusta puedo prestarte otros que tienen esa misma situación.
-Supongo que puedo leerlo para comparar la forma de escribir que tiene la gente Muggle y la mágica.
En realidad solo quiso dar una justificación por no haber arrojado el libro lejos. Si era verdad que le interesó saber la historia contada desde el punto de vista Muggle pero no lo suficiente como para leer algo escrito por personas que él creía inferiores. Pero el libro era de ella y era realmente por eso que quería leerlo.
Estaba jodidamente perdido.
Así se les fue la tarde, ella leyendo el libro que él le había prestado y él a su vez leía el primer libro escrito por muggles en su vida.
Ninguno de los dos se percató pero ambos se veían cuando el otro no se daba cuenta.
Malfoy veía como pasaba las paginas rápidamente, como sus ojos se movían de lado a lado en las páginas y ella escribía cosas en una hoja de pergamino. Y ella veía como el recorría las líneas de forma pausada, como recordando la versión mágica del libro y eso le parecía espectacular.
No fue hasta las 11 de la noche que ambos sintieron hambre y entonces bajaron a cenar.
La cena había pasado tranquila discutiendo más historias sobre Egipto, sobre Isis y el templo. Se despidieron cuando ya casi era la 1 de la mañana y ella subió a la biblioteca para tomar el libro y el pergamino donde había hecho todas sus anotaciones. Luego fue a su habitación para seguir leyendo y repasar lo que ya había escrito.
Era impresionante lo que había averiguado en ese libro, jamás lo habría podido leer en otros que ella tenía, lo que había averiguado se lo debían a Malfoy y sabía que a sus amigos eso no les gustaría en absoluto.
Todo el ritual estaba descrito a la perfección, desde cómo había recogido cada uno de los 14 pedazos que habían sido regados por todo el Nilo por su hermano Seth. Estaba descrito lo que se necesitaba para llevarlo a cabo y todo le parecía escalofriante. Por cada pedazo debían ser sacrificadas 2 vírgenes para con la sangre devolverle la vida, eso y otras cosas que debían hacerse, como esperar a que la luna estuviera en una de las fases en específico para que pudiera llevarse a cabo.
Realmente le parecía escalofriante que 28 mujeres tuvieran que morir para devolverle la vida a un hombre. Ahora agradecía que los Muggles tuvieran una versión menos perturbadora.
Con esos datos que tenía había hecho una hipótesis de lo que posiblemente había dentro de la habitación.
Su reloj ya marcaba las 4 de la mañana cuando ella se fue a acostar y 15 minutos más tarde ya se había quedado dormida.
Se habían despedido el vestíbulo, habían pasado toda la tarde juntos y luego de ese abrazo y las conversaciones posteriores habían hecho que casi se olvidara de las horas de angustia que había vivido por la mañana.
Cuando pararon al final de las escaleras para que ella subiera a su habitación se había visto tentado a pedirle que lo acompañara a su cuarto, pero el no podía faltarle al respeto de esa manera.
Y en cuanto tuvo ese pensamiento supo que definitivamente estaba perdido, ya no podía engañarse a si mismo, podía fingir y ponerle 1000 nombres a lo que hacía llevado por el cariño que sentía por ella, porque él sabía que algo en ella diferente, porque había llamado sangre sucia a muchas personas antes, pero cuando se lo había dicho a ella la primera vez, algo dentro de él sabía que no era correcto y la odiaba por eso. Porque no sentía eso con ninguna otra persona, porque cuando usaba ese término era porque realmente lo creía, pero con ella no aplicaba.
Por eso la había tratado mal, porque la odiaba por hacerlo dudar de todo lo que le había sido inculcado desde que él había nacido. La odiaba porque cada vez que la llamaba sangre sucia él se sentía mal por horas y más esa primera vez cuando la había visto llorar, él había sentido un golpe con cada lagrima que ella derramaba, y aunque solo era un niño entonces, sabía que no estaba bien lo que sentía por ella. Porque en su casa siempre le habían inculcado a estar solo con otra sangre limpia como él, y siempre le había parecido algo entendible.
Eso fue hasta la noche del Torneo de los Tres magos cuando la vio entrar de la mano de Viktor Krum y eso lo había hecho sentir realmente miserable. Porque él no quería verla con nadie que no fuera él, aunque sabía que eso no era posible y se odiaba por eso.
Se había recostado en su cama mirando al techo y recordando las veces que la había insultado y las veces que ella había llorado, cada vez eran menos, ella se fue acostumbrando a sus insultos y eso solo lo hizo sentir mas miserable.
Recordó la vez en tercer año cuando le había dado un puñetazo en la nariz y con nostalgia se llevó la mano a la pequeña cicatriz que había dejado su golpe. Era la única cicatriz que le gustaba, esa y ahora la de su espalda porque ambas habían sido por ella.
Paso largos minutos recordando y revalorando todo lo que había pasado desde el primer día en que la había visto, aunque solo eran unos niños, ella había llamado su atención de alguna forma inexplicable, aun con sus dientes chuecos y su cabello que parecía nido de pájaros. Conforme fue creciendo ese sentimiento se hacía cada vez más fuerte y ahí en esa casa solo con ella, no podía negarlo más, estaba enamorado de Hermione Granger, y solo Merlín sabía que podía pasar con eso.
