El ambiente estaba tenso. Quizá hasta podía cortarse con un cuchillo. Pues aquel especialista en bata blanca y con papeles en mano, daba la peor noticia que la familia Tsukumo y amigos cercanos pudieron escuchar.

- Ellos ya no despertaran...

Fue el diagnóstico. Estado Vegetativo podía leerse al final de aquellas hojas. La bella Dama quien reposaba en una silla cerca de la cama de su hijo solo soltó un ligero sollozo. Eso había sido demasiado. Un golpe contundente a su ya afligido corazón. Pues días anteriores les dijeron que podían despertar en cualquier momento, pero ahora después de otro chequeo, venían sin más a soltar aquello.

No podía creerlo. Aquella bella Dama no podía creerlo. De hecho. No quería. Su hijo era fuerte, su yerno aun más. ¿Entonces por que ese espantoso resultado? Debía haber algún error. Había un error. ¡Por favor que alguien le dijera dónde estaba el error! Astral era un ser de otro mundo, no podía tener un diagnóstico así. Que decir de su hijo, ¡Estaba en cinta por amor a Dios! No. No podía. Eso no era cierto. No podía ser cierto.

Mira no noto cuando las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas. Ni la violenta reacción que tuvo al momento. Pues arremetió en contra de ese quita vidas. Dándole un duro golpe en la mejilla. Su esposo fue quien le detuvo.

-¡Mira! ¡Detente! ¡Solo empeoras la situación! ¡Mira!-Exclamo abrazando a su alterada esposa. La cual justo ahora se encontraba negando fervilmente con su cabeza.

-No. No puedo. No puede... Esto no es verdad. Ellos van a despertar. ¡Tienen que hacerlo! ¡Por él! ¡Tienen que despertar! Tienen... Deben...-Su voz fue apagándose para al final morir entre sus labios. Un llanto desgarrador se escuchó después.

Aquel doctor recuperado después del golpe, solo se inclino en disculpa ante los padres ahora desechos. Kazuma abrazaba a su mujer. Tratando de consolarla a ella y a sí mismo. Y es que ella tenía razón. Todo no podía quedar ahí. Su nieto iba a necesitar de sus padres... Oh Dios Mío. No podía creer aquella barbaridad de resultado. ¡Era ilógico! ¡Tonto! Una premisa equivocada en el momento menos precisó. Y quienes estaban en aquella habitación, pensaban igual o parecido al matrimonio.

Kaito quien se mantenía a un lado de aquella ángel, solo desvió su mirada. Disgustado. Y terriblemente enojado. Aquel doctor debía estar equivocado. Estaba seguro de ello. Y eso lo descubriría una vez que el sujeto abandonara el lugar.

La ángel por otro lado, solo miraba a la nada de manera perdida. Sus bellos ojos llenos de lágrimas y negación. Y es que ella lo sabía. ¡Sabía por el vínculo que despertarían! ¡Esto no podía quedarse así! ¡Su fe en ellos no desaparecería por solo unas palabras de un tipo en blanco! Se negaba a creerlo. Ella esperaría a sus Señores el tiempo que sea necesario. Ella estaba segura de que despertarían. Debían hacerlo. No podía dejar que aquello se repitiera. No otra vez. No esta vez.

Akari quién fue avisada un día después al altercado. Era sostenida por un Kaito igual de afectado, aunque ligeramente incómodo. Pues el apenas se consideraba parte de la familia. Más eso no le excluía de darle apoyo a su novia. Akari solo lloraba en silencio. Molesta con aquel tipo envuelto en blanco por el mal diagnóstico. Pues ella decidió en ese momento que descubriría la verdad. Costara lo que costara. Ese tipo estaba equivocado. E iba a descubrirlo. Solo necesitaba encontrar el momento idóneo para hacer aquello. Su novio entonces noto coraje en aquella mirada, y sonriéndole levemente. La apoyo en lo que quería hacer. Él tampoco podía dejar morir a dos jóvenes así. Y menos cuando uno era contacto directo con la mafia. Tomo su cuello momentáneamente y solo asintió con decisión. Su vida no terminaría ahí.

III al escuchar aquello solo se mantuvo firme. No lloro. No cayo. Pero su mirada decía todo. Estaba destrozado. Triste. Y al igual que los demás. Estaba en estado de negación. Pues sabía que sus amigos despertarían. Ellos tenían que hacerlo. No podían abandonarles así. No de esa manera.

Vector al ver al menor tratando de enfrentarlo a su manera, solo le abrazo por la espalda. Susurrándole palabras de aliento. Y es que él se sentía igual. No podía creer esa mierda. ¡Todo lo que aquel sujeto dijo era eso! ¡Mierda! Yuma despertaría de un momento a otro. No podía simplemente dejarse morir así. Ese no era el Yuma que él conocía. Y que decir de su rival. Astral era un hueso bastante duro de roer. No por nada trato de matarlo muchas. Muchísimas veces en el pasado. Él era alguien fuerte y orgulloso. Y que muriese de esa manera patética no era su estilo. Así que él debía creer. Por él y por el menor quien ahora le tomaba de su mano. Tratando de no llorar.

Kotori era la única de sus amigos que decidió quedarse hasta tarde, pues su mamá pasaría por ella. Así que estaba bien. Ellos justo como Akari, se enteraron un día después del percance. Corrieron una vez termino la escuela, y se adentraron al hospital. Grande fue su sorpresa al ver al par de esa manera. Conectados a distintas máquinas que los mantenían estables. Eso fue un golpe duro. Muy duro. Pues ella los mantenía a lo alto de su pedestal. Inalcanzables y poderosos. Pero ahora. Con aquella noticia. Ella se negó a creerlo. Y es que ellos habían vivido tantas cosas antes que aquello resultaba ser solo un mal chiste. Una mala broma por parte de aquel médico. Una mala pasada de su mente. Y es que no podía ser. No y simplemente no.

Entonces fue que se dejo caer. Sus rodillas chocando al suelo poco le importo. Y es que se encontraba en negación, con la mirada perdida y lagrimas en los ojos. ¡No podía ser verdad!

Quince días eran los que ya habían pasado la pareja en aquel estado. Y por más estímulos que se les daban. Solo arrojaban un estado.

Negativo.

Aquel médico después de dar aquella noticia y de permanecer al menos unos minutos en el lugar. Fue que se despidió de los presentes. Sin contar a la ángel pues él no podía verla. Y encaminando sus pasos a la salida fue que se dispuso a salir. Más como un milagro o una muy mala pasada para su propio diagnóstico. Alcanzo a escuchar una voz distinta a las que ya se había acostumbrado.

Esta era gruesa, pues parecía en desuso. Su tono jovial podía distinguirse claramente. Así como su tono divertido. Y volteando con rapidez, fue que pareció ver a un fantasma.

Aquel joven de cabello blanco había despertado. Sentado en aquella cama, justo ahora le miraba con cierta molestia.

-Temo decirle que su diagnóstico esta terriblemente equivocado... Doctor

Y con esas palabras, fue suficiente para que aquel médico cayera al suelo. Inconsciente.

Los demás presentes entonces detuvieron toda acción que estaba realizando y miraron incrédulos y con esperanza al recién despierto peliblanco.

-¿Qué ha sido ese golpe?-Cuestiono aquel joven de bella mirada Rubí. A la vez que imitaba a su compañero- ¡Oh! ¡Están aquí! ¡Que alegría verlos de nuevo!

Y esa fue la señal para que los presentes se lanzaran a abrazarlos, a excepción de la ángel. Aplastándolos en el proceso.

-¡Yuma! ¡Astral! Bienvenidos de regreso. ¡Nos mantenían preocupados tontos! ¿Hasta cuando pensaban dormir?-Exclamo aquel pelirosa. Sin dejar de abrazar a sus amigos.

Yuma y Astral sonrieron apenados. Pues para ellos apenas había sido como unas horas o quizá un día.

-Lo lamentamos mucho-Respondió el peliblanco separándose de aquellos que le aprisionaban.

-Es verdad. Ha sido nuestra culpa-Siguió el menor, mientras con ayuda de su amado se despegaba de los restantes. Pues Astral discretamente les separaba con magia.

Los demás sentían una profunda alegría. Pues el motivo de seguir adelante, justo ahora estaban despiertos. Incluso Vector sonreía con alivió. Temía haber perdido al menor y a un estupendo saco de boxeo.

-¡Yuma! ¡Me alegra tanto que estés bien Cariño! Mamá estaba realmente preocupada...-Exclamo la bella Dama, volviendo a tomar en brazos a su hijo, el cual le dejo hacer. Hasta que recordó cierto pequeño gran detalle.

-Mamá... Puedes. ¿Soltarme un momento?-Pidió el menor buscando con su mano aquel arete que se había vuelto su protección. Mira noto esto y de su bolsillo saco dichos aretes. Pues las enfermeras se los habían dado.

-¿Buscas esto cariño?-Mostro aquella joya. Yuma de inmediato reaccionó.

-Sí. ¿Podrás regresármelos? Por favor-Pido con cautela. Aquella madre solo asintió y devolvió los pendientes.

Yuma de inmediato se coloco uno, mientras le daba el otro a su pareja, el cual le recibió gustoso.

Ahora ambos hombres habían despertado. Como sí jamás hubiese pasado nada. Y aquellos amigos podían volver a respirar contentos.

Hasta que aquella bella ángel se acerco con cautela. E hincándose fue que llamo la atención de sus Señores.

-Astral-sama. Yuma-sama. Me...Alegra tanto que hayan despertado... No me imaginaba en algún momento que no volviesen a reaccionar... Yo... Estoy feliz-Menciono la ángel entre sollozos.

Yuma miro a Astral y este le devolvió la mirada. Ambos de alguna manera ahora entendían la preocupación de aquella bella ángel. Pues el lugar en donde habían estado era exactamente los recuerdos de ella. Y sintiendo que debían intervenir para aquel dolor terminara, fue que Astral se acerco. Bajando con cuidado de la cama, quitando todo aparato conectado a su cuerpo. Sintiendo apenas un leve dolor por todo el tiempo que no se movió, y un pequeño malestar en su estomago. Fue que se acerco a la ángel. Agachándose a su altura.

-Ema...-Llamo con suavidad-Ema... Tranquila. Todo esta bien. Estoy aquí... Estoy aquí Ema-Menciono tranquilo mirando a la ángel. La cual apenas levantaba la mirada.

Por un momento vio reflejado a aquel niño que alguna vez protegió. Hasta que después de parpadear un par de veces. Fue que vio algo diferente. Pues ahora un joven Adulto se le mostro. Su cabello y belleza delatándolo de ser extranjero. Acompañado de una mirada comprensiva y amable. Esa mirada. A pesar de ser puramente dorada. La reconoció de inmediato. Era la misma que el príncipe le dedicaba años atrás.

Ella entonces lloro. En silencio y en alivió. Dándose cuenta por fin de algo. Ella estaba en un futuro distinto. Un futuro brillante y hermoso. Uno donde aquel niño ahora se mostraba como todo un Rey. Orgulloso y feliz. Justo como lo que ella deseaba para él. Y eso. Eso hizo que las sombras de su corazón se fueran.

-Su Majestad... Mi Rey Astral... Es un honor volver a estar en su presencia... Yo...-Dudo- Yo... Siento tanto el no haberme dado cuenta del sello... De verdad que lo lamento. Lo lamento muchísimo... Por favor... Imploro su perdón...-Siguió sollozando esta vez sin despegar su mirada de la ajena.

Astral solo negó con una sonrisa. Tomando de la mano aquella ángel fue que volvió a hablar.

-No. No hay nada que perdonar Ema. Solo fue... Un mal día. Un muy mal día... Y eso fue todo. No te aflijas por ello. Que Yuma y yo ya hemos despertado...-Menciono quitando con su mano libre las lagrimas de aquella mujer.

La ángel entonces aliviada. Se sintió desvanecer. Astral alcanzo a tomarla en brazos, evitando que se golpeara en el suelo. Y revisándola rápidamente con su magia, fue que supo lo que le paso.

Un colapso por estrés y el constante uso de su magia de camuflaje. Ella evito muchas molestias haciéndose nada visible, además de haber colocado un campo de protección al rededor del hospital por todo ese tiempo. Eso sabía Astral era magia avanzada y desgastante con el tiempo de uso. Era claro que ella apenas y aguanto todo eso, solo para evitar un escenario como el que en un pasado vivió.

Y sonriendo con ligero orgullo fue que comenzó a desvanecer aquella ángel. Mandándola junto a Erí. Dándole un merecido descanso, por fin después de tantos años.

Los presentes vieron esto extrañados. Más no comentaron nada. Yuma solo veía orgulloso a su pareja. Sintiendo el inició de un largo viaje.

Astral entonces se paro del lugar y giro su cuerpo para ver a su amado. El cual solo le sonrió.

-Supongo que eso servirá por ahora...-Menciono mirándose a sí mismo, envuelto en una pijama del hospital- Pero me encantaría salir de aquí y recapitular algunas cosas...

-Estoy muy de acuerdo...-Dijo Yuma quitándose todo aparato conectado a él.

-¡¿Qué...?! ¡De ninguna manera! ¡Acaban de despertar! ¡Necesitan descansar! ¡No sabemos si aun están bien!- Exclamo Akari seguida de su novio quien le vio con pánico. Pues pudo percibir una mirada molesta de parte del peliblanco.

-¡Akari tiene razón!-Defendió ahora Kotori quien tenia sus brazos cruzados- ¡No pueden salir solo así por qué sí! ¡Necesitan tomar reposo y la autorización del Doctor!

-¿Hablas del que esta en el suelo?-Cuestiono Astral apuntando con su mano aquel médico.

-¡Sí el mismo!-Replico ahora Akari.

El peliblanco entonces con toda tranquilidad del mundo. Se dirigió a aquel hombre en el suelo. Y ante la atenta mirada de los presentes, procedió a tronar sus dedos. Los cuales brillaron por un momento. Y como arte de magia, aquel doctor se ponía de pie como un muñeco de hilos. Su mirada brillante y su mueca seria asusto por un momento a las dos chicas que alegaban. Astral por otro lado volvió a dirigirse a su cama asignada mencionándole en el proceso.

-¡Ve! Queremos salir de aquí lo más rápido que podamos...

Aquel médico solo asintió y saliendo con pasos torpes de dirigió a hacer los tramites necesarios en los que liberarían a ambos jóvenes.

Los presentes entonces miraron impresionados al peliblanco. Esa pasiva-agresividad que llegaba a mostrar en casos realmente escasos, era algo que llegaba a intimidar por igual. A excepción de Yuma, quien le miraba sonriente y divertido. Ver como su amado perdía la paciencia era divertido siempre y cuando él no fuera el afectado. Y hablándole en su idioma natal, le hizo saber lo genial que fue.

-¿De verdad tenías que hacer eso enfrente de todos?

-Sí. Si tenía- Respondió en su lengua natal- Necesitamos salir de aquí... Odio estos lugares y lo sabes cariño. Prefiero mil veces nuestra habitación con Ana en ella, que mantenernos aquí... Con estúpidos doctores mal informados...

-¿Qué hay con esa hostilidad? ¿Paso algo malo?- Cuestiono el menor al ver a su amado regresar a su lugar.

- No. Solo que con el diagnóstico de Ema descubrí un par de cosas en mí que no me agradaron...

-¿Y eso es?

-Al parecer me abrieron para ayudar algunas zonas que se dañaron... Es... Demasiado rudimentario... Yuma es tremendamente extraño que me hayan me hayan hecho eso...

-Espera...- Pidió cambiando a el idioma al japonés- Mamá...-Llamo, ahora los demás presentes habían dejado de mirarlos extrañados.

-Sí cariño-Respondió saliendo de su estupor.

-¿Hicieron alguna operación a Astral?

-...-Aquella dama dudo en contestar más, asintió de todas formas- Sí. Claro que sí. Fueron operaciones de emergencia. ¿Por qué lo preguntas cariño? ¿Pasa algo malo?-Cuestiono la Dama al ver la sonrisa divertida de su hijo.

-No. Nada en especial...-Y con ello volvió a dirigir su mirada a su amado- ¿Tan mal te sientes?

Eso alerto a los presentes, más la rápida respuesta del peliblanco los relajo.

-No. Es solo que... Es extraño. Tendré que hacer mis propias curaciones...-Y con ello abrió su camisa azul claro dejando expuesto su pecho. Para extrañeza de las Damas y los chicos. Y para celos de Yuma, pues noto como es que Kotori se sonrojaba al ver a su amado.

Astral entonces haciendo aparecer un circulo extraño color azul fue que lo acercó a donde ahora veía cicatrices. Las cuales desaparecieron al instante.

Los demás veían asombrados esto. Mientras un chico peliazul entraba en pánico, pues a sus ojos. Aquel chico con contacto de la mafia, ahora resultaba también un hechicero... No podía creerlo.

Astral al terminar de hacer un excelente trabajo a si mismo fue que entonces de la nada, dirigió su mano a su amado, y aplicando aquella magia con rapidez, pudo percatarse de varias cosas y curar heridas que no se veían a simple vista.

Yuma solo sintió una corriente de aire recorrerle totalmente hasta que simplemente esa corriente desapareció por si misma. Eso le agrado ya que ahora se sentía mucho mejor. Incluso podía ir y saltar por la ventana. Pero mirando afuera. La luz de luna le decía que no era buena idea. Y mucho menos la altura a la que intuía se encontraban.

Los demás entonces después de llegar a la conclusión de que sus amigos son extraños e impredecibles. Fue que les dejaron ser. Aquella madre veía todo con una sonrisa al igual que su esposo. El cual lloraba de alivió y de orgullo al ver aquello. Akari simplemente suspiró, dejándose caer en el sillón en donde antes había estado, junto a su novio el cual ahora estaba pálido por alguna razón.

Kaito entonces con su comunicador hizo saber la buena noticia a V y a los demás guardias. Reanudado entonces aquellos planes que estaban estancados y parados hasta nuevo aviso.

Vector y III se mantenían cerca con una sonrisa en su rostro. Ellos ya se habían acostumbrado a esas escenas raras y de la nada. Mientras Kotori solo atinaba a sentarse junto a Mira, la cual le abrazo con cariño.

Todo estaba yendo como debía ser. Y debía mantenerse así, por un largo tiempo más.

Astral entonces después de estar seguro que su pareja y bebé estaban bien. Fue que procedió a cerrar de nuevo su camisa para volverse a acostar. Yuma le imitó, confiando en él.

-Bueno... ¿Podrán decirnos de que nos hemos perdido?-Cuestiono el menor con felicidad, curioso por aquello que escucharía. El peliblanco mirándole con una sonrisa.

-.-.-.-

De pronto un grito se escuchó en el hospital. Un grito incrédulo y alterado. Proveniente de quien menos esperarían. Astral estaba alterado. Para extrañeza de los presentes. Para el gozo de Vector.

-No. No. No. ¿Quince días? ¿De verdad estuvimos quince días en coma? No puede ser cierto. Es demasiado tiempo...-Mencionaba sentándose en la cama.

-Es la verdad. ¿Pero por que te alteras tanto?-Cuestiono III sentado en la orilla de la cama.

-Bueno... Para iniciar se a vencido el lapso de tiempo previsto. Necesito volver a mi Mundo Urgentemente... Yuma debe ir conmigo. Ambos necesitamos ir de inmediato. No podemos quedarnos por más tiempo...-Respondió parándose siendo detenido por su rival.

-Oye, Oye. Tranquilo. ¿No escuchaste antes? Debes descansar idiota. Si sales así podría ser peligroso. Y no es que me preocupe por ti, solo digo que yo soy quien tiene que matarte primero...-Astral entonces le miro escéptico.

-Ajá...

-Astral-Llamo Yuma suavemente. A lo que el mayor le miro- Podemos ir después. Danos un lapso de tres días... No creo que el Mundo Astral ya no exista solo por que nos retrasamos...- Pido el menor en la lengua del mayor. Dejando levemente extrañados a los presentes. Astral entonces pareció pensarlo. Y después de un tiempo asintió.

-Bien. Bien. Tu ganas. Pero solo serán tres días. De ahí tendremos que irnos...-Aviso regresando a su cama. Yuma asintió feliz.

-Por supuesto...

-¡Esperen! ¡Esperen! ¿Como qué se van? ¿A dónde?-Cuestiono Akari preocupada. Acercándose a las camas de la pareja.

-Al Mundo Astral...-Contesto Yuma con una sonrisa orgullosa- Astral y yo debemos retomar nuestras responsabilidades. No podemos dejárselas siempre y prolongadamente a Ena y a Elifas...-Astral sintió un escalofrío al escuchar ese nombre.

-¿Pero de que rayos hablas? ¡Aquí aún tienes escuela! Digo, las vacaciones se acercan pero eso no es excusa para que faltes...-Contraataco Akari. Mientras sus padres sólo reían divertidos.

-Lo siento. Pero así son las cosas... Además Astral es el Rey de su mundo. Y yo... Bueno soy su acompañante. Debemos irnos. Tenemos que ir a cumplir nuestras obligaciones...-Menciono el menor con un sonrojo.

-¿Rey? ¿Ese tipo?-Cuestiono Akari apuntando a su cuñado, el cual le sonreía feliz. Su novio detrás de ella, sintió su alma abandonar su cuerpo. Había ofendido a un Rey...

-Así es Akari-san...-Contesto el peliblanco divertido por molestar a su cuñada-Soy el Rey por ende tengo cosas importantes que hacer...

-¿Pero eso que tiene que ver con Yuma?-Preguntó ahora una curiosa Kotori. El nombrado sintió los colores subir a su rostro.

-Oh, mucho, de hecho-Menciono Astral sonriente y orgulloso, colocando sus dedos en su mentón, y mirando soñador a su pareja, soltó una de las bombas- Por que Yuma es la Reina del Mundo Astral...

Y eso fue suficiente para que los demás miraran con incredulidad al menor, quien ahora se ocultaba en las sabanas de su cama. El novio de Akari ya había sufrido un colapso. Demasiada información para un día.

Aquellos padres solo veían orgullosos a su hijo. El cual lucía tiernamente sonrojado. Y aquella hermana se perdía en un extraño limbo.

III, Vector y Kaito solo se miraron para después reír con tranquilidad. De esos dos podían esperar cualquier cosa. Además esa era algo que ya sabían. Kotori por otro lado veía sorprendida todo eso. Le parecía increíble por parte de Yuma. En especial que aceptara tal título. Y tal responsabilidad. Pero después de salir de su estupor. Solo les felicito.

-Vaya... Felicidades por el ascenso... Espero puedan ser muy felices...

-Gracias Kotori. Lo seremos no te preocupes-Menciono Astral orgulloso. Yuma solo quería salir de eso. Una cosa era presentarse ante los seres Astrales. Y otra muy distinta con sus seres más cercanos. Aunque eso le ayudo a quitarse un poco la pena y la vergüenza. Debía recordar que su novio/prometido era impredecible. No esperaba que les dijera aquello después de despertar. Aunque debió imaginarlo.

-Bien. Bien entonces por favor es hora de dejarlos descansar-Anuncio la bella Dama. Mientras sacaba a su hija y novio jalándolos cual vil saco de papas- Felicidades Cariño. Estoy orgullosa de ti...-Felicito en el marco de la puerta. Siendo seguida de su esposo igual de orgulloso.

-Es lo menos que me esperaba de mi Yuma. Estoy orgulloso. Puedes llegar muy lejos hijo ¡Kattobingu Yuma!-Menciono feliz aquel padre. Haciendo que una carga fuera quitada de los hombros del menor.

Y saliendo, fue que ayudó a su mujer con los dos caídos.

Vector y III fueron los siguientes en salir. No sin antes dejar un abrazo más al menor y uno más a Astral por parte del pelirosa. Vector solo les dio una mirada amable antes de llevarse a III con él.

Kaito entonces se acerco. Y sonriéndoles les mencionó en un tono tranquilo.

-Felicidades por decirlo abiertamente... Me retiro por ahora. Aunque de todas formas seguiré dando vueltas para monitorearlos. Los demás guardias ya están en posición para ayudarles en caso de emergencia... Descansen. Ya más adelante hablaremos de los planes...

-Gracias Kaito...-Agradeció Astral con una sonrisa.

-Para nada. Se lo merecen... Me retiro...-Y con ello fue que salió de la habitación.

Kotori fue la última en irse. Y después de dejar sus felicitaciones sinceras a la pareja, fue que ambos jóvenes quedaron solos. Al menos por el momento. Pues sabían de sobra que aquella bella Dama iría a cuidarles durante la noche.

Y recostándose de nuevo en las camas. Mirándose de frente. Fue que se sonrieron.

-Vaya manera de despertar, ¿cierto?-Menciono suavemente Yuma. A lo que el mayor asintió. Y cruzándole una idea fue que se levanto de la cama.

-¿Yuma?-Llamo el mayor viendo como el menor le hacía una señal de silencio. Antes de levantar la sabana de la cama de su amado, escabulléndose en las sabanas.

- Shhh... Astral... Ven-Menciono llamando a su amado. Ocultándose debajo de las sabanas.

El mayor miro esto antes de sonreír. Y atendiendo al llamado de su amado. Fue que se cubrió también con las sabana. Notando apenas que la luz del cuarto se había apagado.

Fue entonces que miradas chocaron. Rubí contra dorado. El mayor envolvió a Yuma en sus brazos. Aspirando el olor del menor. Relajándose ante él. Yuma sonrió por esto. Y buscando el rostro de su amado con sus manos, fue que le hizo acercarse.

Un beso nació. Uno sonoro. Uno necesitado. Y uno amoroso.

Apenas habían despertado. Pero eso no les importo en el momento. Pues ahora tenían un camino por delante. Uno lleno de obstáculos. Pero a fin de cuentas, suyo.

Aún habían cosas que resolverse. Pero eso sería a su tiempo y a su momento. Y eso hizo sentir a ambos amantes, realmente tranquilos y afortunados. Pues ahora se tenían a ambos para lo que fuese. Y junto a ellos. A un bello ser que apenas crecía más.

Una luz les envolvió. Sellando con eso un nuevo comienzo. Y una nueva aventura.

No podían esperar a lo que venía.