Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama. Escrito en el móvil, errores son sin querer. Muchísimas gracias a Yayoi y a todos los que a esas alturas y luego de tanto tiempo siguen leyendo mis fics :3 los amo je je je je je.

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Capitulo 34 La muerte de Aladdin

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Judal observa perplejo un instante, niega violentamente con la cabeza. No, no, no, definitivamente ese no es Solomon, continua siendo su preciado Aladdin sin embargo le desconcierta un poco lo poderoso que luce, es casi como si no pudiera reconocerle. Es más, aquí está pasando algo sumamente extraño. Alma Toran es tierra estéril, un mundo muerto del que tuvieron que huir sus habitantes porque la vida poco a poco era tragada por la nada. Al marcharse usaron todo el magoi dejando literalmente seco este sitio, entonces… ¿porqué las aves de rukh dorado rodean a su prometido y las negras a Arba y a el mismo?

—¡Cuidado Judal-kun!

De no ser por la advertencia de su pareja, Arba le decapita de tajo, no logra esquivarla ágilmente, más bien cae de sentón, la mujer vira el metal que choca con el mediador de Aladdin. Usualmente los centros de ambos no pueden cortar ni una zanahoria ya que carecen de filo, más cuando les recubres de cierta energía pueden hacerlo, justo como Aladdin hiciese con su bastón pulverizante en su encuentro con Titus. Arba le dirige una mirada furiosa, Judal se reincorpora y saca la varita.

—Eres aún más despreciable que ese arrogante rey. Pero te advierto que de nada te servirá el jugar con mi cabeza. Aún si Solomon significó algo para mí en el pasado, ya no más. No tengo vínculos ni apegos por Alma Toran, no vas a debilitarme ni distraerme con un espejismo. ¿O supones que no me daré cuenta de que este sitio no es real?

—Para nada Arba-san. Jamás fue mi intención el subestimarte, como lo dije antes. No importa lo que haga o los hechizos que aprenda, me llevas muchos siglos de delantera y eso siempre será un hecho. Sería muy tonto pensar en que tengo siquiera una oportunidad de vencerte. Aún cuando Judal-kun esté aquí, es seguro que terminarías asesinándonos.

La chica arquea una ceja, con desconfianza.

—¿Entonces me entregarás la sabiduría de Solomon si los dejo tranquilos?

—Bueno. Dudo que aún si la obtienes lo hagas, ya que este mundo es una aberración para ti. Además también dije que para ello debías tomar mi vida, ¿verdad? Y Judal-kun se pondrá furioso si me dejo matar, ¿o no? — a su pareja.

—Eso te lo juro estúpido enano.

La mujer se lleva la diestra a la cara, cubriéndola, la boca se abre tanto que da la impresión de tener dislocada la mandíbula, arquea hacia atrás el cuerpo, en demasía puesto que la cabeza casi toca la espalda, ofreciendo una pose para nada humana, menos aún la terrorífica carcajada que da, más parecida a las voces de ultratumba.

—¡JA, JA, JA, JA, JA! — se reincorpora — Así que con tantos años de sabiduría y astucia, un mocoso como tú me engañó. Bueno, eso no cambia las cosas, si lo único que querías es que estuviéramos a solas… ahora nadie podrá salvarlos, ¿te das cuenta?

Aladdin traga duro.

—Es un riesgo del que no podía escapar.

—¡DESAPARECE DE UNA VEZ POR TODAS!

Ella lanza un combo de hechizos de hielo y rayos, el par los esquiva al tiempo que usa borgs, Judal aprovecha que hay edificios semi destruidos, se adentra a uno buscando algún punto ciego desde el cual sacar ventaja, sube unas pronunciadas escaleras y cuando va por la mitad, una potente ráfaga de aire le tira hacia atrás, la barrera soporta el impacto pero él comienza a quejarse cuando el techo se le viene encima producto de una explosión. El chico rechina los dientes, es demasiado pesado, jura que no solo es la construcción sino que la desgraciada usa magia de gravedad, como no haga algo pronto le hará papilla pero, apenas si puede mantener el borg ya no se diga escapar o atacar.

—Mierda.

La mujer sobre vuela la zona haciendo aún más presión, incluso el aire se vuelve denso, el oráculo tiene problemas para respirar.

—¡Vamos mi pequeño Judal! ¡Apenas estamos comenzando! — desfigura el rostro en una grotesca y sádica mueca.

Aladdin llega por detrás esperando al menos tomarla desprevenida, realiza un hechizo de fuego, uno increíble que incluso a la distancia puede ocasionar un gran daño más, este en lugar de atinar al objetivo es absorbido y mezclado con rocas.

—¿Eh?

El se detiene en seco sorprendido, está a punto de retroceder o cambiar de trayectoria en cualquier dirección cuando una enorme masa de lava se precipita en su dirección.

—¡Waaaaaaah!

El proyectil se estampa de lleno contra él mandándole a varios metros y desbordando la mezcla en algo con apariencia de un río de sangre.

—¡Enano! ¡Ahhhhhhhhh!

La edificación colapsa, se forma una espesa nube de partículas de polvo que se combina con el humo proveniente de la lava. Judal ha logrado salir por poco, se limpia un ligero rastro de sangre con el dorso de la mano, entrecierra un ojo.

—Esa malnacida es muy fuerte.

Le indica a Aladdin cuya ropa da claras señas de haber sido alcanzada por el fuego, como cuando una parte de un trapo se prende en la estufa. Se aferra al bastón que toma con ambas manos. Asiente.

—Después de todo fue la maestra del rey Solomon, y no solo eso, se convirtió en la líder de Al Thamen sin pelear ese lugar, todos sabían que no había nadie más calificado. Será difícil — mira a su prometido, sonríe — pero contigo me siento capaz de cualquier cosa.

—¿Has olvidado que sigo aquí? — interroga la mujer a su espalda, Aladdin palidece, jamás le quitó la vista de encima, ¿entonces cuándo?

Arba aprovecha para lanzar una puñalada que al no ser evadida del todo, se clava en el brazo izquierdo de Aladdin, atravesándolo de lado a lado, el joven se aparta de un salto, la sangre escurre por la herida que cubre con la diestra, emplea magia de séptimo tipo. Judal fuera de sí solo atina a lanzar un codazo al rostro de la mujer, uno que no llega a su objetivo, en lugar de eso, ella le propina tremenda patada en el estómago que le saca el aire y tira de rodillas.

—¡Cof cof! — el joven tose tratando de reincorporarse.

—¡Judal-kun!

El novio corre a su encuentro más antes de alcanzarle, Arba le coge de la trenza que enreda hábilmente en su antebrazo, con la otra mano lanza una cuchillada al pecho de Magi que se protege con el mediador. Respira agitado, un sudor frío le recorre la espina, Arba inhala sobre su cuello, exhalando aire tan caliente como el averno.

—Así me gusta mi pequeño Aladdin, si te rindes fácil no es divertido el torturarte.

Arba dirige el metal a la pierna derecha de su víctima, más es bloqueada por el antebrazo del magi caído que no es herido al llevar aquellos adornos de oro que le han protegido como armadura, sonríe irónico.

—Es muy gracioso que precisamente esto venga a ayudarme a estas alturas — invoca un rayo que los sobre vuela — suelta al enano o no me hago responsable.

—No te atreverías.

—¿Enserio me pones a prueba?

El hechizo cae sobre Aladdin que es el único "herido" al liberarle la mujer.

—¡Ay! ¡Judal-kun! — se molesta pues ha sentido una especie de toques bastante intensos, pero no pasa de ello.

—Menos mal que no empleé toda mi fuerza. Debiste usar tu borg.

—No creí que lo harías de verdad, seguro que hasta Arba-san contempló el que tuvieras algo entre manos como un ataque sorpresa y por eso me soltó — le observa recriminante.

—Pero te dejó, ¿o no? No te quejes.

Aladdin tuerce los labios en un tierno berrinche, el mayor le da un fugaz beso.

—Esto aún no termina enano, ya no me distraigas — le guiña un ojo.

—Yo no… — se ruboriza — tienes razón — recobra la compostura — Esto no está funcionando, debemos hacer algo más …

El par se separa con un rápido movimiento, Judal invoca una gran masa de hielo, Aladdin una gigantesca bola de fuego, cuando una impacta con la otra, se crea una neblina. Arba de la nada se ve rodeada por copias de ambos muchachos. Curva los labios grotesca. Con su gran intuición de guerrera, es imposible que pase por alto cualquier sentimiento hostil a su persona. Uno de sus contrincantes le lanza un puñetazo, le ignora, otro una patada, lo mismo, uno más varias lanzas de hielo, derrite seis pues estas si eran reales.

—Les falta demasiado para aprender a sincronizarse con sus copias, son un par de mocosos.

—¿Eso crees? — pregunta Judal desde arriba, que aprovechando el factor sorpresa, le roba el mediador.

—¿Pero qué?

Arba vira en dirección al anterior ataque de hielo, considerando el elemento es un hechizo que atribuyó a Judal más para su sorpresa fue Aladdin, es por ello que esperaba una agresión del más pequeño y por lo mismo más fácil de predecir ya que usualmente son frontales, laterales o a la espalda, solo Judal haría algo tan ruin como buscar un punto ciego. El tener información del par le ha jugado en contra.

—Me han vencido… — declara alzando las manos al aire.

—Ay por favor, dudo que no seas nada sin tu báculo, ¿qué te traes?

—Es tan divertido.

—¿El qué?

—Lo ingenuos que son.

El báculo en manos de Judal se convierte en un viscoso líquido negro que se desliza a Arba que ha tomado la misma apariencia, la masa se alza a varios metros de altura tomando apariencia de las olas de mar que van adelgazando hasta convertirse en una especie de látigo con la punta cual cuchillo. Se abalanza contra Judal que emplea su borg, más no es lo suficientemente fuerte y logra atravesarle la pierna. El chico gruñe ante el agudo dolor infligido, aprieta la mandíbula, es cuestión de orgullo el no emitir quejido alguno. La lanza se repliega, replica los anteriores movimientos y se precipita de igual manera buscando herir la otra extremidad, en esta ocasión es Aladdin quien se atraviesa entre los dos.

—¡MUERE HIJO DEL ARROGANTE REY! — ella.

—¡Enano! — un aterrado y paralizado Judal.

—¡SABIDURÍA DE SOLOMON!

Y todo se reduce a un instante, a un micro segundo que puede decidir el futuro que quedó congelado en Alma Toran. El magi oscuro solo ve a su prometido caer con el pecho atravesado, queda de pie, sostenido por el arma, inconsciente, da la apariencia de estar dormido, siquiera sangra. El mayor le remueve, le toca del rostro buscando hacerle reaccionar, lanza numerosos conjuros a la cosa que le mantiene capturado, nada cambia, ni Aladdin o Arba dan la más mínima seña de… lo que sea.

—Prometiste que te quedarías a mi lado — exclama entre resignado y furioso — más te vale volver porque te juro que esto si no lo voy a perdonar, te estoy esperando Aladdin. ¡MAS TE VALE NO ACABAR CON MI PACIENCIA!

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Una pequeña lee un libro, su rostro no demuestra emoción alguna, está aburrida, no, es algo más fuerte que eso, parece que no tuviera vida en su interior, sus ojos carecen de brillo. La envidia le invade. ¿Porqué las personas de las aventuras en aquellas ilustraciones, hacen ese gesto extraño con los labios? ¿Que es ese sentimiento que emana todo el cuerpo cuando conquistan un laberinto, encuentran en quien confiar, se rodean de amigos? Ladea la cabeza, no puede entender. Siquiera sabe dónde está parada o si de menos existe.

—¿Qué soy? ¿Quién soy? — interroga al guardián del palacio sagrado.

—Un ser especial — le repite este por milésima ocasión cual cantaleta, la que ya le tiene harta.

—¡¿Quién soy?!

—Un ser especial.

—¡Estoy harta de estar encerrada!

Se pone en pie, corre, halla su mediador, vuela y se precipita en un ataque hacia el gran gigante, con intención de destajarle el cuello y toda arteria en el. El guardián le aplasta con la mano contra el piso, ella se queja iracunda e histérica.

—Tranquilízate Aladdin.

—¡Cállate maldita marioneta de Solomon! ¡Este no es mi futuro! ¡Yo no seré otra de tus muñecas! ¡Le devolveré a mi padre todo lo que le robaste!

—¿De qué hablas Aladdin? Tu no sabes nada — ladea la cabeza el gigante, claramente confundido.

—¡Lo recuerdo! ¡Lo sé y no es mi nombre! ¡Yo soy…!

—Aladdin, una existencia especial.

La niña se remueve violenta y convulsivamente.

—¡Yo soy…! Soy… — contempla el techo — ¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? — respira pero es como si el oxígeno comenzara a escasearle, se siente encerrada, prisionera aún cuando no comprende del todo ese concepto — ¡Quiero salir! ¡AAAAAAAAAAAAAH! — da un alarido desgarrador. Una onda de energía se manifiesta en múltiples aves de rukh doradas, el techo del palacio sagrado colapsa.

La niña es rodeada por la oscuridad, un líquido caliente sale por cada orificio en el cuerpo, varios huesos le atraviesan la piel, cada articulación la tiene dislocada… el frío y oscuridad le envuelven, lentamente pierde la noción de si misma.

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Un chico se encuentra encerrado en una habitación carente de ventanas, el poco aire que logra filtrarse es por debajo de la puerta cerrada con llave. Su pancita emite un gruñido, tiene hambre, cada músculo en el cuerpo arde, como cuando te extralimitas con el ejercicio. Cabecea intentando no quedarse dormido. Alguien se adentra, le llama pero está muy débil como para responder, el sujeto le toma del brazo, arrastrándole con él. Llegan a una gran habitación, donde hay varios niños. Arba obliga a sus piernas a mantenerle en pie, usando su báculo sagrado como punto de apoyo, tiembla, su visión es borrosa pero alcanza a divisar a David que da un discurso inspirador para los presentes, no para el. Suda frío.

«—¿Durante cuánto tiempo soportaste está situación Arba-san? Todos los días al borde de la muerte, ¿tantas ganas tenías de ver a tu "padre"? ¿En verdad es así como ves a I'll Irah? ¿Dónde está tu verdadera familia? El rey Solomon tenía una, mamá… fue abandonada en la iglesia pero… ¿cómo fue tu vida Arba-san? ¿Nadie te habló de ello? ¿No sabes de dónde vienes? ¿Te sientes sola? Te entiendo de cierta manera, yo era así en el pasado. ¿Lo viste ahora, cierto? Como yo lo que has vivido. ¿Es que no podemos entendernos? Me gustaría ayudarte a encontrar lo que tanto desea tu corazón…»

Los sacerdotes ortodoxos dan la retirada a todos los presentes, pero David se aproxima a Arba, le mira divertido y sonríe victorioso.

—Tengo muchos planes para ti, tu cuidarás del hijo que tenga en el futuro, lo guiarás para que haga justo lo que deseo.

Arba siente el impulso de preguntar pero esto forma parte del pasado, aún si lo hace, no conseguirá información distinta a la que ya tiene o… ¿será que la verdadera Arba le haya interrogado sobre ello antes? A final de cuentas está dentro de algo parecido a un sueño, no pierde nada con intentar.

—¿Sabe que tendrá un hijo? — las palabras salen de sus labios.

La gigantesca mano de David le toma por el cuello, le estruja, el infante se queja. El hombre se inclina.

—¿Acaso no te enseñaron a respetar los recuerdos de los demás? ¿Aladdin?

El magi se estremece. ¡No es posible! ¿Será que David de alguna manera logró ver tanto en el futuro? ¿O se ha infiltrado? ¿En realidad con cuál versión de su abuelo está hablando?

—Muy pronto iré por aquello que siempre me perteneció, porque soy especial.

El mayor hace aún más fuerza, termina por romper el cuello de la víctima que muere con ello.

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—¡Ah!

Aladdin en su versión actual respira agitadamente, se abraza asustado. Está seguro de que esa conversación no tuvo lugar entre Arba y el, pero tampoco es como que sienta su energía en este momento, ¿entonces? Ese sujeto es su abuelo, pertenece a la misma familia y aún así, le aterra. Pero debe estar lejos, la última vez… ¿está seguro de que le detuvo? Incluso Arba quien siempre estuvo bajo sus órdenes, o al menos de cierta manera, le está costando mucho trabajo, David le lleva casi la misma cantidad de años de ventaja, lo que Arba a el, es como tener a la magi dos veces y aún más considerando que ese hombre es una singularidad como Sinbad, la diferencia debe ser inimaginable.

—¿Te parece gracioso mocoso?

La castaña a su espalda, fúrica.

—Arba-san …

—¿Qué planeabas al enseñarme eso?

El joven se gira, sus ojos muestran compasión.

—Yo también estaba solo, quería saber quién era, de dónde venía. Arba-san, aún no es tarde, no tenemos que ser enemigos…

—¿Crees que soy idiota? Después de tantos años, ¿piensas que aun ignoro mi origen?

—¿Eh?

—La humanidad es la peor desgracia que pudo ocurrirle a ese y a este mundo. Mi padre debe borrar a su creación inservible.

—E-eso significa… Mi… el rey Solomon llegó a la conclusión de que I'll Irah solo era una masa de energía sin voluntad pero…

—Yo siempre escuché su voz…

El joven palidece, se lleva las manos a la boca.

—Eso significa… no… puede ser… — niega con la cabeza — si solo estuviera experimentado… podría haber acabado en cualquier momento con… — recuerda a su abuelo, ¿y si I'll también ve a su creación como seres inferiores? ¿Y si estuvieran viviendo en un juego que puede reiniciar en cualquier momento? ¿Y si no hizo todo por salvar a cada especie? ¿Será posible que únicamente esté "pasando el tiempo"? ¿Porqué crearía distintas especies inteligentes que para variar no hablan el mismo idioma? ¿Porqué no había suficiente comida en Alma Toran si incluso Yunan puede aparecer alimentos de la "nada" con la alquimia?

—¿Ya te diste cuenta? — sonríe confiada, hace un gesto diabólico — Solomon también lo notó, ¡PERO ESO NO LE DA El DERECHO DE ROBAR LA MAGIA DE NUESTRO PADRE!

—Arba-san… conoces las intenciones de I'll Irah a la perfección y aún así, estás de acuerdo.

—Es más que obvio.

El muchacho agarra con fuerza su bastón, tanta que incluso se lastima las manos, un par de gotas de sangre caen al piso. Tiembla.

—¿Te asusta el darte cuenta de que no puedes hacer nada por cambiar el destino? ¿Qué estás atado a una existencia magnífica y a lo que ella desee hacer de ti?

Los zafiros se muestran como nunca antes, incluso podría decirse que no solo hay decisión en ellos sino furia.

—El destino aún no existe, es algo que podemos hacer tomando pequeñas decisiones todos los días.

—"Si continuas mintiendo habrá un momento en que ni tú mismo sepas cual es la verdad" ¿No le dijiste eso a tu inútil candidato?

—Así que me vigilabas desde entonces, ¿porqué no…? Me equivoco… por eso Ithnan quería asesinarnos, siempre supiste de mi.

—Honestamente creí que habías muerto con tu madre, pero ella murió para protegerte — arquea una ceja de forma burlona —¿Qué se siente saber que eres la razón de su muerte?

—Lo supe desde el día en que el rey Solomon me mostró la historia del pasado y decidí que no iba a detenerme. ¡Haré realidad sus sueños! ¡Aaaaaah! — Aladdin alza las manos empuñando su cetro.

—¡Es inútil! ¡Estás perdido! ¡Es el fin! — réplica la acción.

De inicio la mujer cree que Aladdin únicamente reúne rukh, pero este hace un movimiento con la diestra, reconoce la habilidad especial de Solomon con los "rieles" y no solo eso, aún sin invocarla, también usa la Sabiduría de Solomon, las tres habilidades se mezclan en una sola y dan forma a una brillante luz, debe ser un hechizo sumamente destructivo. Arba emplea toda su energía y llama siete magias extremas de distinto atributo con intención de hacerlas una sola.

—Sin importar lo que hagas, verás la máxima magia aberrante mi pequeño Aladdin. Una vez que no existas, nada podrá detenerme. Es una pena pero no puedes destruirme. ¡Ja, ja, ja, ja!

El menor se muerde los labios, frustrado.

—Soy un magi, un mago de la creación — niega — Si puedo evitar tomar la vida de alguien, lo haré. Además aún con todo lo que pasó, eras una valiosa amiga de mamá y también yo te quiero. Ojalá que la próxima vez encuentres algo que te haga feliz, algo que busques por ti misma. Yo ya no soy solo un magi, soy más que eso gracias a Judal-kun — sonríe — Deseo que también puedas encontrar la felicidad.

—¿De qué tonterías hablas? Da igual. ¡Muere!

Ambos lanzan su ataque, se produce una gran explosión y luz cegadora. La batalla ha terminado.

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La castaña abre los ojos, se pone de pie ya que estaba recostada en el pasto, no hay nada a la vista. Cae en cuenta de que no tiene un solo rasguño, se carcajea como si no hubiera mañana.

—¿Lo viste Solomon? ¡MATÉ A TÚ HIJO! ¡POR FIN ASESINE AL PEQUEÑO ALADDIN! JA, JA, JA, JA…

La celebración se ve interrumpida por la aparición de un ser extraño, uno que no conoce, gris, chiquito y esponjoso, algo que las personas en otro mundo suelen llamar conejito. Su existencia le ofende la vista así que recita un hechizo con intención de empalarle pero el rukh no se hace presente o visible… tampoco lo siente en su interior. Se lleva las manos a la cabeza, se descompone por completo su rostro. Está en un mundo donde… no existe la magia, al menos no fuera de las historias de fantasía.

—¡WAAAAAAAAAA!

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La lanza oscura que mantiene cautivo a Aladdin, desaparece y cae en brazos de Judal que acaricia suavemente su rostro. El más joven abre lentamente los ojos.

—Lamento haberte preocupado Judal-kun.

—Lo importante es que la venciste.

—No, no tengo la habilidad para eso. Le hice lo más cruel que le puedes hacer a un mago.

—Ella misma se lo buscó, intentaste hablar, fue su decisión.

—Al menos espero que ahí, sin influencia del magoi, de I'll Irah y todo lo relacionado a la magia, logre recuperar su estabilidad emocional y mental. En ese mundo quizá se tope con alguien que le enseñe lo más importante, como tú a mí — sonríe, el mayor le acaricia los labios con el pulgar — te amo Judal-kun.

—También te amo Aladdin, bienvenido.

Se besan con gran ternura y devoción, es el premio a tan dura batalla. La cabeza le da vueltas al de ojos zafiro, debido a la inmensa cantidad de magia utilizada, las sienes pulsan de una forma que pareciera fueran a estallar en cualquier momento pero nada de eso se compara a la felicidad que le invade al estar con el amor de su vida. Judal le carga cual princesa mientras el se aferra a su cuello, la escenografía desaparece y vuelven al Imperio Kou, específicamente el jardín del palacio. Recorren el camino hasta su habitación. El oráculo le recuesta sobre la cama, le besa la frente.

—Voy por algo de comer, has gastado mucha energía. No vayas a ningún lugar — recarga las manos en la cadera — voy muy enserio, no me hagas ir a buscarte, yo también estoy cansado.

—Je, je, je, je. Fue suficiente por hoy, lo prometo.

El oráculo se retira, vuelve poco después, cenan mientras hablan de tonterías, sonríen, se besan de vez en cuando y finalmente van a dormir abrazados.

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Isla donde se mantiene desterrados a los ex príncipes del Imperio Kou.

Kouha toma una ducha después de hacer el amor con su amado hermano Kouen, sonríe. Puede que no estén en las mejores condiciones, tampoco gozan de ningún privilegio ni lujo pero jamás había tenido el corazón tan rebosante de felicidad. Quizá sea porque consideraba más una loca fantasía el que Kouen le tocara, el que dijera su nombre de esa manera, se ruboriza, escucha pasos detras de el, no se gira porque le reconoce.

—Si te duchas en el mar a pleno día, otros podrían observarte — dice el pelirrojo.

—Pero mi cuerpo solo te pertenece a ti En-nii.

—Eso es verdad. Además, este lugar no es muy transitado, podrías pedir ayuda y nadie vendría.

—Tienes un excéntrico sentido del humor, lo adoro~.

El mayor se despoja de la ropa, se mete al mar, es una zona aislada y poco profunda por lo que puede tomar asiento, Kouha hace lo mismo pero sobre el, la palma del pelirrojo se coloca rápidamente sobre la intimidad de su amante y no pierde el tiempo para estimularle.

—Ah~ En-nii… hace poco…

El hombre le chupa el lóbulo del oído y le muerde ligeramente.

—La voz que haces cuando te excitas me encanta.

—Uuuummm… — el pequeño cierra las piernas involuntariamente — tu mano es tan grande En-nii… Ah~… — no puede decir más, el placer es indescriptible, la saliva escapa por la comisura de la boca, se le pierde la mirada.

Una entidad o lo que queda de ella les observa. David anunció hace mucho tiempo que no sería tan fácil deshacerse de él, que volvería. Si bien no tiene un cuerpo, puede apoderarse de otro, ya lo ha hecho antes. Siempre consideró que Sinbad era la mejor opción pero desde que este aceptó sus sentimientos hacia su visir, se volvió incompatible. David repasó las opciones en su mente y se decidió por el hombre más parecido al rey de Sindria, Ren Kouen. Fue clara la frustración cuando se dio cuenta de que este estaba en la misma situación pero con su hermano, no negará que le parece algo retorcido, ¿qué podría interesarte del cuerpo de otra persona, más aún cuando esté es de tu misma sangre? Sería como tener sexo con el mismo, ríe. Vaya mentira, desde aquella vez en que toco a Aladdin no ha dejado de pensar en el, no olvida su llanto, súplicas, el sabor de su cuerpo, el obligarle, el tener sexo con el fue una grata experiencia que busca repetir desesperadamente. Suspira, sin forma física no será lo mismo. Se retira del sitio con intención de volar lejos, advierte la energía de alguien con carácter pero al mismo tiempo distinto de Kouen y Sinbad, se topa con Koumei que con ayuda de un cuchillo retira las escamas de los peces capturados. No es lo que David esperaba pero es mejor a nada, entra en su cuerpo, se encuentra con un poco de resistencia pero no la suficiente, este hombre no es tan resistente como Sinbad, ya que David no tiene problema alguno en retomar su verdadera forma. Se relame los labios, la suerte bendice a todo aquel que se esfuerza. Tal parece que podrá poseer a su querido nieto, quizá le torture un poco porque no puede negar que algo en su corazón se le remueve cuando ve al pequeño tan indefenso, tan destruido y vulnerable. Desaparece sin que nadie advierta siquiera que estuvo ahí.

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Kouen y Kouha regresan a la cabaña, ambos miran con hostilidad el espacio donde el dueño de Dantalion hacia su trabajo, el pelirrojo frunce el ceño pero es el más joven quien pronuncia lo que ambos piensan.

—¿En dónde está Mei-nii?

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En la casa que se encuentra en la gran falla.

Alibaba se pone en pie, tiene una hermosa y radiante sonrisa llena de energía, su anfitrión devuelve el gesto.

—Aladdin estará muy feliz de verte de nuevo.

—¡Si ahora que estoy totalmente recuperado puedo correr a él, abrazarlo y levantarle como siempre deseé!

—¿Entonces por fin lo ha recordado todo?

—Oh vamos, yo sigo siendo Alibaba, el pasado no cambia nada, bueno, tal vez las dos cosas que aún ahora me importan más que nada pero solo eso. Aún soy un simple humano que por pura suerte conquistó un calabozo.

—Pero luce distinta reina Sheba, y no solo porque dejó crecer su cabello e incluso tiene un peinado similar a esa época.

El rubio se mira en el espejo, tuerce la boca.

—Si… no puedo hacer nada al respecto con ese cuerno… ¿crees que Aladdin estará contento de saber que soy su mamá? — palidece — ¿Y si no me ama? ¿Si se porta mal debería castigarlo? ¿Y como que reina Sheba? Soy todo un hombre y me llamo Alibaba.

Realiza varias poses masculinas, el magi ríe ligeramente, es como ver a dos personas en una sola. Aún le sorprende que el candidato de Aladdin no haya perdido la razón al recordarlo todo, es casi como si no le diera la más mínima importancia.

—Su majestad…

—Alibaba — le corrige de nueva cuenta.

—Alibaba-kun, ¿qué harás de ahora en adelante?

—Lo mismo de siempre, ser el mejor amigo de mi hijo, tener aventuras y amar con toda mi alma a Solomon, el aún ahora me sigue mirando. ¡Haré que esté muy orgulloso de su familia!

—Me parece que es un increíble plan. En ese caso ya no te quito el tiempo, ve a encontrarte con el tesoro que tienes en este mundo.

—¡Si! No sé porqué pero tengo un montón de ganas de consentir a mi bebé, a Aladdin — se corrige de inmediato — Va a ser muy extraño de inicio ja, ja, ja, ja.

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Habitación de los Magi en el Imperio Kou por la mañana.

Aladdin siente las caricias de alguien sobre su rostro, abre los ojos.

—Hasta que despiertas enano.

—Buenos días Judal-kun.

—Eres un perezoso, creí que ya no…

—Me siento mejor, además nada podría contener mis ganas de verte.

—¿Y qué esperabas? Soy irresistible después de todo. Voy por algo para que desayunes.

El menor le agarra de la muñeca, tira con fuerza hasta lograr que sus labios queden a pocos milímetros de distancia, le roba un beso.

—Enano… — articula impresionado.

El más joven se ha ruborizado hasta las orejas, respira agitadamente e incluso le sudan las manos, el corazón va a salírsele del pecho.

—Ju… Judal-kun… estoy seguro, no tengo miedo si eres tú… te lo suplico… hazme el amor…

Para el sacerdote no hay más dudas, algo pasó durante el enfrentamiento con Arba, algo en el interior de su prometido cambió radicalmente porque ya no ve ni la sombra del terror que antes le embargaba. Hunde su rostro el pecho de este, deja salir algunas lágrimas que no quiere el otro vea.

—Tardaste demasiado enano.

—Lo sé.

—No me culpes si me da por ser un cerdo.

El pequeño ríe con suavidad y le abraza.

—Lo que sea que me hagas, siempre estará bien para mí.

—Adoro que seas tan sumiso y pervertido — sonríe travieso.

Judal se coloca sobre su pareja, besa sus labios mientras sus manos le despojan de cada prenda, hasta dejarle en completa desnudez, sin hallar resistencia alguna. Aladdin le echa la pierna encima, lo que el mayor aprovecha para acariciarle el muslo, la cadera, incluso el trasero, esa hermosa y tan dotada retaguardia, le da algunas suaves palmadas, el otro ríe porque no está del todo acostumbrado a ellas. Judal vuelve a los muslos, de vez en cuando mueve la pelvis para frotar su miembro aún escondido con el ya expuesto de Aladdin. La diestra sube recorriendo la espalda, el costado y se centra en el pecho, va directamente por los pezones que aprieta bruscamente. Mete la lengua en la boca de Aladdin. El mejor lleva la zurda al pantalón del otro, le baja lo suficiente para liberar la intimidad que masajea, pero Judal le muerde la lengua, rompe el beso acompañado de un hilo de saliva que traga.

—Aun es muy pronto Aladdin, quiero disfrutarte.

Le muerde el labio y ambos pezones retirando las manos. Judal se coloca el pantalón en su sitio habitual, le quita a Aladdin la cinta que usa para amarrarse el cabello, le pide que se ponga de rodillas, viendo en dirección a la pared, le ata las manos a la cabecera de la cama, le abre las piernas. Respira rápido. Judal le besa el hombro.

—Tranquilo Aladdin, va a gustarte, lo prometo.

El chiquillo asiente con la cabeza, pues ha quedado mudo. El mayor abre un cajón, toma una botella suave a la que le retira la tapa, la lleva a la entrada del menor.

—¡Hya! — el pequeño da un respingo — E-esta frío.

El oráculo ignora la queja, aprieta de golpe y con fuerza el recipiente, llenando a Aladdin que da un pronunciado gemido, el líquido le escurre por las piernas que cierra un tanto.

—¿Qué era eso Judal-kun? Me… me siento pegajoso — baja la cabeza y se pone demasiado colorado.

—Miel de maple, más tarde me darás las gracias por eso, te volverá loco~.

—Aaaah~.

El mayor lo dice con tal seguridad que está convencido de ello. Judal le besa la espalda, dejando varios chupetones, le lame en toda su longitud, mientras con ambas manos le masturba, provocando que el miembro vibre y se ponga duro más no le permite correrse, le aprieta con la diestra, continua repartiendo besos sin solarle pero ahora por el trasero, también hace chupetones y le muerde, hace lo mismo con los muslos.

—Echa el cuerpo para atrás lo más que puedas.

Le da la indicación pero al estar atado Aladdin solo puede hacerlo de la cintura para abajo, Judal es bastante hábil para estos menesteres y logra colarse hasta que su rostro queda a la altura del miembro de su amado, alternando una y otra mano para no soltarle. Deja a la vista los testículos que chupa y aprieta con los labios, están tan calientes, arden y dan la impresión de estar en su límite, luego engulle el falo que degusta con la lengua, juguetea con él como le viene en gana, succiona con toda la fuerza, realiza movimientos salvajes.

—Ju… Judal-kun… no puedo más… por favor…

Este atiende a su súplica y le suelta, Aladdin sin poder evitarlo se corre en boca ajena, traga el delicioso elixir lo más que puede, pero una parte escapa por las comisuras. Ambos inhalan con ahínco.

—Uh… mmm… aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah Judal-kun…

—Estas aún más delicioso que antes enano ah, ah, ah, pero creí que me iba a ahogar, te mojaste demasiado — el más pequeño se pone peor que tomate.

—E-es que… me haces cosas raras.

—¿Al menos te gustan? — silencio.

—Si… c-continua por favor.

—Enano goloso — sonríe.

Judal saca otra cosa del cajón, es una especie de miembro masculino, no muy grande, poco más pequeño que el del mismo Aladdin.

—¿Qué es eso?

—Una herramienta mágica y pervertida que hice para ti. No estuve perdiendo el tiempo durante la abstinencia.

—¿Va a dolerme? ¿Es seguro?

—Probé un modelo similar en mi.

—Ya veo… espera, ¿qué? ¡Aaaaaaah~!

Aladdin se arquea cuando su amante lo introduce, lo hace despacio pero ese no es el asunto sino que por la miel el objeto halla resistencia y se pega en las paredes resultando en una grata sensación que se desplaza por todo el cuerpo de Aladdin y que le hace correrse en la cara de Judal.

—Pinche enano, avisa — finge molestia.

—Lo lamento…

El sacerdote se limpia frotando el rostro con el abdomen ajeno, mordiendo los cuadritos ligeramente marcados que lo forman, a la vez talla intencionalmente su pecho contra la intimidad de Aladdin, provocando que se ponga medio erguido. Judal se levanta para quedar a espaldas de su amante de nueva cuenta, mueve la herramienta mágica para introducirla hasta el fondo, tiene una temperatura agradable para el receptor. El magi caído da unas indicaciones al rukh por lo cual comienza a vibrar. Es tan sublime que incluso los pezones de Aladdin se ponen duros debido a la excitación.

—Mmm ah, ah, ah, ah, ah, ah…

Al más joven le dan vueltas las ideas en la cabeza, más aún cuando el objeto en su interior se vuelve más salvaje, sin herirlo claro. Y justo cuando piensa que llegará al clímax de nueva cuenta, el malvado magi lo apaga y retira sin más, también le desata, Aladdin le mira confuso, ¿es que acaso le había hecho enojar? ¿Estaba celoso de que un simple invento le hubiese puesto en ese estado? Separa los labios con intención de disculparse, los ojos centran accidentalmente su atención en la boca ajena, ¿acaso sonríe?

—Bueno enano, ya te divertiste, yo también ansío deleitarme.

—Oh, eh, si. ¿Qué debo hacer?

—Bueno, podrías empezar poniéndote esto.

Le entrega una bolsa, Aladdin revisa el contenido, palidece. Es ropa pero el estilo… no… alza la mirada encontrándose con la expresión alegre de Judal quien siempre ha procurado su bien, pasa saliva.

—Me veré demasiado extraño Judal-kun…

—Si no quieres pues ya ni modo, dije que no te obligaría.

—Me veré demasiado extraño pero… si tú… — desvía el rostro en dirección a la pared — si tú… quieres verme… así… haré lo que te haga feliz… aún si me da vergüenza… te pertenezco.

—Me haría muy feliz, es parte del juego.

—Entonces lo haré.

Aladdin sonríe cálidamente, demasiado turbado pero con un agradable sentimiento en el corazón, de esos que te llevan a realizar las más grandes locuras. Se retira al baño que tienen en la misma habitación, tarda un poco porque hay prendas que no tiene idea de cómo se ponen, también se hace una coleta alta para que el cabello no estorbe en la panorámica, de solo pensarlo… incluso al ponerse la ropa interior le dan ganas de llorar, es tan incomoda, luego coge algo que… no parece ir en ningún lado… momento, si no mal recuerda la onesan del burdel… ¡¿La onesan?! Niega, si su prometido tiene esos fetiches no va a negarse.

—¡Hya!

Una carcajada se escucha al otro lado.

—Seguramente fue la miel, ¿verdad?

—Se sintió feo cuando me puse la… cosa esa… después de esto tomaré una ducha.

—Si quieres pero podría no ser necesario.

—¿Uh?

El más joven sigue con lo suyo, de tardar podría matar la emoción del momento. Sale todo apenado, a tal grado que tropieza torpemente, pero no cae, con las manos intenta bajar la falda que es demasiado corta para su gusto, apenas si le cubre lo necesario. Tiene una especie de blusa que deja los hombros al descubierto pero con mangas que se ajustan más bien en los brazos, está posee lindos olanes y moños, pero con tela lisa sobre el pecho, después de todo Judal no se privaría de esos hermosos botones rosados. También tiene unas medias que se sostienen con un par de tiernos ligueros, el atuendo es blanco con azul pastel.

—Te sienta mejor de lo que imaginaba enano — le hace una seña para que se acerque pero el tímido chico queda clavado al piso.

El sacerdote se acerca y le alza por la cintura.

—También es la primera vez que te veo con ese peinado.

Deja al más joven cerca de la cama, de pie mientras el se sienta.

—Da la vuelta enano.

—Uh… — expresa resignado pues ya adivina las intenciones del otro, y no se equivoca pues le alza la falda para ver la tanga y el trasero que para nada cubre — sin duda eres exquisito — la baja de nueva cuenta —Mírame.

Aladdin obedece, le toma de la muñeca y le atrae hacia sí, le sujeta con la zurda en la retaguardia, mientras con la diestra desata los ligueros y le retira las medias con ayuda de la boca.

—Esta parte ya cumplió su función. Solo te lo quería quitar.

—Je, je, je — ríe nervioso sin saber muy bien el cómo responder.

El oráculo le jala y tira sobre su regazo, el trasero queda al alcance por lo que le alza la falda y propina algunas nalgadas suaves, y ya que se encuentra ahí, aprovecha para introducir un dedo en la entrada del menor, haciéndose espacio entre la tanga sin despojarle de ella, Aladdin se mueve un poco para que su rostro quede cerca del miembro de Judal al que libera y ya sin objeción, se dispone a darle la atención de su prodigiosa boca, lame, chupa, aprieta, lo mete y saca, se ayuda de las manos para frotarlo mientras otro dígito le invade y uno más. Ambos cierran los ojos, Judal tiene la hombría dentro de Aladdin y este a su amado en el interiointerior, no de la forma en que lo acabará todo. Judal tiene por fin una satisfactoria erección, por lo que retira el índice, medio y anular, levanta a su amado y le sienta poniéndole en posición, el más joven se deja caer despacio para que le penetre, ambos dejan escapar un gran y largo gemido, la pegajosa miel ofrece resistencia a ambos por lo que da la impresión de que el pequeño apretara más y el otro fuera tan grande que sería imposible cupiera, aunque casi es así, sin embargo no lastima, es muy placentero. Aladdin hace esfuerzo para subir y repetir el acto, sin embargo es detenido.

—Aun falta algo, no tengo las manos necesarias para hacer todo al mismo tiempo, el último invento de hoy.

—Para estás cosas si que tienes imaginación y ganas de estudiar — expresa alegremente.

—Solo por ti.

Le besa y le coloca algo que parece una mini flor de cerezo en cada uno de sus rosados botones, Aladdin se ruboriza cuando estos vibran y le pellizcan al mismo tiempo. El mayor no le da oportunidad de nada puesto que se gira y le coloca recostado en la cama y le penetra una y otra vez.

—¡AAAAAAH! ¡AAAAAAH! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAH!

Lo hace con tal fuerza, intensidad, velocidad y violencia que todo junto hace a Aladdin gritar de placer. Judal le da más y más duro, con certeza, no tarda en hallar el punto más sensible que bien conoce, Aladdin le rodea de la cintura con las piernas para que vaya aún más profundo y su amante a estas alturas parece demonio. Se besan con pasión, rozando las lenguas, tocando el paladar del más joven, queriendo llegar a la garganta aunque sea imposible. El pequeño siente la piel ardiente, suda mucho por lo que le liberan de toda prenda arrancando, se encuentra desnudo de nueva cuenta. Las herramientas en su pecho continúan con la tarea pero se suma la succión de los ya bastante sensibles pezones. Es ahora Aladdin quien tiene una erección que ya es atendida por la diestra de su amado que sigue arremetiendo en su entrada, ha durado demasiado, en verdad demasiado, ¿cuánto tiempo ha pasado? ¿Diez, veinte minutos? Cae en cuenta de que Judal ha inventado también alguna especie de brebaje que le permite retardar la eyaculación y lo agradece, vaya que lo agradece pues jamás ha sentido más ansías por ser destrozado. Los dos se funden, cada estocada es más feroz el cuerpo de Aladdin se desplaza en el lecho aún cuando sigue aferrado a Judal que notando esto se apoya en las rodillas, levita y sienta a su amado en la mesita de al lado, recargándole contra la pared. Judal le quita las herramientas en el pecho para no lastimarlo, toma una de las piernas de su amante y la posa en el hombro propio para hacerse más espacio. Aladdin cierra los ojos pero no puede evitar que se le escapen las lágrimas. Se sostiene del mueble temeroso de que este no soporte tanto castigo, siente que de un segundo al otro se irán al suelo. Pero no es así, las patitas de la mesa rechinan bastante, la madera cruje pero no cede. A diferencia de su mayor, Aladdin ya se ha corrido varias veces, al grado en que ha perdido la cuenta, ¿Cuánto tiempo hace que Judal le embiste? ¿Una hora? La saliva decora la comisura de la boca de Aladdin, aún cuando piensa en tragarla, es más la satisfacción que le hacen sentir, es tan delicioso que literalmente no puede evitar el babear como si hubiese probado el más exquisito manjar. El sexo con Judal es delicioso y sublime. Este de a poco baja el ritmo, parece que también está llegando al límite. Aladdin se sorprende cuando Judal rodea su cuello con las manos y le ahorca, de inicio se asusta pero no corta por completo el flujo de aire, sin embargo por alguna razón es agradable, al menos hasta que si comienza a marearse y el mayor le libera, justo en ese momento Judal deja salir su semilla caliente en las entrañas de Aladdin. El oráculo hace un esfuerzo y les lleva a la cama donde se desploman exhaustos, sale del más joven y tira de la sábana para cubrir a ambos.

—Gracias enano ah, ah, ah, no sabes las ganas que te traía.

—Gracias Judal-kun — le acaricia la mejilla con ternura — te esforzaste tanto por mi, no solo por las herramientas que ah, ah, me han gustado… mucho… Sino por tu paciencia, por jamás haberme obligado, por escucharme, por todas tus atenciones, por apoyarme incluso en situaciones tan peligrosas como la pelea contra Arba-san, por creer en mí aún cuando no confío en mi mismo, por darme seguridad y valorar incluso mis peores defectos.

—¿Cuáles defectos menso? Para mí eres perfecto — le besa.

—Para mi también lo eres. Hoy más que nunca estoy convencido de que no soportaría casarme con nadie más, quiero que seas el único hombre en mi vida, te amo.

—Yo te amo más mi enano.

—No, yo siempre te amaré más.

—Yo.

—Yo — sonríe.

—Yo — feliz.

Y la "discusión" se hubiese prolongado de no ser porque el agotamiento finalmente les llevó al mundo de Morfeo, el anterior fue sin duda un muy largo día, pero que cerró con broche de oro a la mañana siguiente, digno de hacerlo memorable.

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Un par de horas más tarde.

Judal da vueltas en la cama, tiene demasiado calor, gruñe, no lo deja dormir más maldita sea, abre los ojos y se da cuenta de la razón de su bochorno, Aladdin hierve en fiebre. Le remueve asustado, el más joven despierta.

—Estaré bien, solo necesito algo de reposo. Use demasiada magia contra Arba-san y después nos pusimos un poco je, je, je, cariñosos.

—No deberías acostumbrarte a sentirte mal. Iré por alguien para que te revise.

Aladdin no reprocha, su pareja le viste rápidamente al igual que a si mismo, esconde también los rastros de su travesura pues si bien esta orgulloso de su actividad nocturna, no pretende avergonzar a su prometido, aunque igual duda sea un secreto después de todo lo que su pequeño se puso a gritar. Poco después las asistentes de Kouha revisan a Aladdin y llegan a la conclusión de que con descanso estaría como nuevo ese mismo día, y no se equivocaron puesto que por la tarde ya estaba mucho más repuesto, únicamente dormía poniendo carita de ángel. Judal se la pasó comiendo pues no hallaba nada mejor que hacer con los nervios, pues en todo momento se negó a abandonarle. Comenzaba a quedarse dormido cuando tocaron a la puerta.

—Lárguense que estoy ocupado.

—Soy yo — Hakuryuu — esto te interesa, está relacionado a la seguridad de Aladdin-dono.

La puerta casi le da en el rostro al emperador, afortunadamente conocedor de la reacción del otro, ya había retrocedido a una distancia segura.

—¿Quién más podría amenazar su seguridad? Ya derrotamos a la anciana.

—Parece que Koumei-dono ha desaparecido… Kouen-dono y Kouha-dono… también yo… tenemos un extraño presentimiento… quizá el abuelo…

Judal le amenaza con la mirada.

—Aquí no, no quiero que escuche nada relacionado a ese gran imbécil, vamos a la habitación de allá — señala la del fondo a la derecha — no me encanta la idea de alejarme pero si por accidente oye algo…

—Por mi no hay problema. Tampoco tardaré demasiado.

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En la habitación de la pareja.

Aladdin se estira en la cama, despierta aún un poco mareado pero libre de fiebre. Tocan la puerta.

—Adelante.

Se adentra una doncella que trae un vaso y una jarra sobre una charola.

—Judal-sama me ordenó que le trajera un poco de té.

—Muchas gracias, ¿podrías ponerlo en la mesa?

—Si, pero debería beberlo antes de que se enfríe o perderá su efecto.

—Es cierto — toma asiento con algo de trabajo.

—Permita que le ayude, Aladdin-sama.

—Muchas gracias

La muchacha le sirve el líquido y le asiste para que pueda beber el líquido, apenas se termina el contenido, Aladdin deja caer el recipiente.

—Si que eres demasiado confiado nieto.

La mujer se transforma en David.

—Tenia pensado hacerte mío — le toma del rostro pero la conciencia de Aladdin casi duerme, es como un muñeco con hermosos y vacíos ojos zafiro — pero te entregaste a ese mocoso inútil — David no comprende porqué es tan grande su rabia — Realizaré aquí y ahora el ritual para usarte como la llave del palacio sagrado.

David le saca de la cama, cuando le toma entre sus brazos, Aladdin pierde el sentido por completo, cerrando los ojos y quedando a su merced. David realiza un corte en la yugular que comienza a sangrar en demasía, más son pocas las gotas desperdiciadas ya que el sujeto bebe el líquido, el chico palidece, su abuelo cierra la herida pues aún le necesita con vida, con eso es suficiente. Carga a su víctima y sale campante por la ventana, sonríe, por fin le ha secuestrado. A unos cien metros del palacio, su intuición le indica que esquive un ataque, y no se equivoca, de no ser porque ve el flujo del destino, Judal le habría clavado de menos unas diez estacas de hielo.

—¿No tienes suficiente con lo que ya le hiciste a mi enano? Me parece perfecto, a ti te quería encontrar desgraciado.

—¿Y qué podría hacer un debilucho como tú? Puedo terminar el ritual aquí mismo…

David se gira al sentir una poderosa energía y furia a su espalda. Un chico de largo cabello rubio al que reconoce como candidato de su nieto.

—Un Magi inservible y un contenedor de rey, no son suficiente para…

Los ojos de Alibaba y Judal se estacionan en el muchacho herido, además el rukh no miente. Una gran cantidad de magia se reúne en el ambiente, estalla. Judal saca aquel tercer ojo, el poder que le da el punto oscuro que robó antaño. Alibaba empuña su espada contra el anciano David pero lejos de invocar el poder de Amón, se forma su famoso y peligroso borg ofensivo de siete cabezas.

—¡¿QUÉ LE HICISTE A MI ENANO?!

—¡LASTIMASTE A MI HIJO!

—¡JAMÁS TE PERDONARÉ! — gritan al mismo tiempo.

Si la furia y rabia hicieran daño, David habría caído muerto ahí mismo. Ambos se lanzan al ataque para salvar a…

«—¡LA PERSONA MÁS IMPORTANTE PARA MI!»

Declara cada uno para sus adentros, pues ese inocente y a veces frágil ser humano es en sí su más grande razón de vivir.

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En el sitio que es origen del rukh.

Solomon contempla con seriedad la escena.

—Tal parece que mi padre seguirá causando molestias. No esperaba que Sheba recordara, mucho menos que recobrara sus poderes… debías vivir una vida normal pero supongo que una vez más la subestime señorita, no se debe tomar de menos el amor de una madre… llegados a esto, tampoco puedo ser solo un espectador. No estoy seguro de qué tan bien funcionará por lo que ahora soy… Ugo, necesito tu ayuda, debo proteger a… nuestra familia.

«—Me preguntaba cuándo lo ibas a pedir. Ya diste demasiado por los demás, está vez también debes ver por ti mismo.»

—Siempre te causo problemas…

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En el Imperio Kou.

Gracias a un ataque combinado de Judal y su sincronización con Alibaba, logran recuperar a Aladdin que ahora está en compañía de su madre y mejor amigo. Aunque en un despliegue de habilidad de David, Judal se encuentra en trayectoria directa a un gran ataque estalactitas, es imposible siquiera tener tiempo para invocar su círculo de transporte, pero este se estrella contra una pared invisible y regresa a David que lo nulifica.

—Llegas tarde Solomon… — emite en tono burlón su padre.

Alibaba no tiene la oportunidad de festejar la aparición de su amado, palidece y da un potente grito.

—¡SOLOMON…!

Tanto Judal como el aludido le observan mientras David sonríe ampliamente.

—Aladdin… Aladdin… ha… muerto… — informa en un susurro al comprobar que tanto su respiración como latidos de detuvieron por completo. Es así como todos son testigos de que el rukh con la forma de su alma abandona el cuerpo, lo extraño es que en lugar de volar, simplemente desaparece. David frunce el ceño, que Aladdin entrara en estado de muerte APARENTE estaba en sus planes… que realmente haya muerto… no.

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En el palacio sagrado

Aladdin llega a un sitio que conoce muy bien, el que no esperaba ver en mucho tiempo. Sube las escaleras y llega hasta el guardián, luego de pensar un montón de cosas en el camino, le observa y no reconoce al amigo que le sonriera la última vez, los ojos de Ugo son fríos como aquellas veces en donde le aseguraba el no tener padres, luce distante, incluso hostil.

—Parece que está vez… he muerto.

—Así es.

—Pero no se debe a lo que hizo mi abuelo… — silencio — Ugo-kun… ¿porqué? ¿porqué…me asesinaste?...

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Notas finales

Bueno, antes de que se asusten, si, Aladdin está muerto pero recuerden que mis fics largos siempre tienen final feliz… hasta ahora, cuando no lo planee así les aviso desde un inicio para que puedan decidir si leerlos o no :3. Ahora pues las razones de Ugo se verán más adelante pero les dejo algo para pensar un rato :3. La historia del manga es canon en mi fic, ¿son distintos? Les dejo la tarea de encontrar el sentido :3. Próximo capítulo: El suicidio de dios. Hasta la próxima y gracias por leer! :D. Por cierto, espero que les haya gustado el lemon JuAla, luego de tanto ya se los debía :3. Ahora sí nos vemos la próxima vez!