Especial San Valentín
KyoMitsu
AU- ESCOLAR
El varón acomodaba su corbata por cuarta vez en menos de diez minutos.
Tragaba grueso mientras sus ojos inquietos se posaban fugazmente entre la pared, el reloj y su compañera que hacía su trabajo calmadamente.
Los nervios hacían temblar sus manos, las hojas se le resbalaban, haciendo rechinar su silla al inclinarse a recoger los papeles.
Rengoku era un profesor muy entusiasta y seguro de sí mismo
Pero aquella seguridad se fue a la ruina con la nueva profesora que hacía apenas dos meses se había vuelto su compañera.
Bendición o maldición que compartieran una hora los viernes por la mañana.
La joven hacía lo suyo sin siquiera percatarse de la presencia (muy notoria) del rubio que se había cruzado de brazos y que ahora miraba el techo en busca de ayuda.
Que ese día cayera San Valentín no lo ayudaba en nada; las bromas de su amigo diciéndole que aprovechara para declararse o mínimo coquetear, ese no era su estilo.
Pero vamos, era la primera vez que alguien flechaba su corazón ¿Cómo saber cuál era su estilo?
Observó de reojo a la mujer; calmada y sonriente, paciente y muy amable, Kyojuro estaba seguro que sería una excelente madre y esposa, esa fantasía lo hacía suspirar siempre que le daba vueltas por la cabeza.
Los orbes esmeralda lo interceptaron, pero éste volteó su rostro a una velocidad que le tronó el cuello.
Adolorido pero a salvo, observaba la ventana y el hermoso cielo azul.
Movía su pie mientras buscaba desesperadamente un tema de conversación.
Una excusa para retirarse vendría bien, pero el no quería despegarse de ella, como un masoquista deseaba permanecer cerca hasta la hora de salida.
El sonido de la silla interrumpió el silencio sepulcral y por ende, sus planes patéticos
Mitsuri soltaba un suspiro de alivio mientras hacía unos estiramientos antes de meter todos los documentos en la carpeta
Rengoku la observaba de reojo, asustado de verla a punto de partir de allí.
De la nada, el instinto de hombría que se había esfumado horas atrás apareció, tarde, pero lo hizo.
"¡No la dejes ir!" Le exigía
En un movimiento rápido, ahora la chica miraba confusa al varón que sostenía su muñeca firmemente
Esperó con paciencia que éste volteara, ahora más lento debido al dolor en su cuello, sus ojos brillantes e inquietos que se posaban en su figura y parecían nunca parpadear la asustaron levemente.
—Disculpe… —Lo escuchó decir —Usted…
—¿Sí? —Lo incitó a continuar, impaciente por comenzar su clase.
—¿Quisiera…
—¿Me está invitando a salir? —Se adelantó.
Sorprendido y muy asustado, Rengoku asintió levemente sintiendo sus mejillas arder,ella meditó un poco, ya sea para hacerlo sufrir o que de verdad estuviera considerando la propuesta.
Sin decir nada salió por la puerta, un muy decepcionado profesor bajaba la cabeza resignado por el silencioso rechazo. Como pudo, tomó fuerzas y salió de allí para impartir sus clases con la mayor naturalidad posible.
Al final del día, ya cuando acomodaba sus cosas, se fijó en un papel amarillo en una esquina de su escritorio, no recordaba haberlo puesto allí.
Sostuvo la pequeña nota en sus manos y leyó
"Te espero en la estación a las 9 :) "
No tuvo ninguna duda, reconocía la letra y la dulce fragancia que desprendía.
Ese San Valentín sería diferente.
Para no ir perdiendo la costumbre... :v
