Hola!
Os dejo nuevo capítulo, pero antes respondo a vuestros reviews de la semana pasada. Necesito soltar esto y os confieso que me quedé un poco tocada por un feedback negativo que recibí, porque me dio justo, justo en la diana, donde más me duele. Respeto y leo con cariño todas las opiniones, pero como humana que soy, también me afectan. Dicho esto (que es más un desahogo que otra cosa), siempre es un placer leer el feedback que me dais (del tipo que sea, faltaría más), y siempre seguiré esforzándome en mejorar mis trabajos. Un abrazo fuerte, cuidaos! :)
Vivi-ntvg, bueno, Ganondorf sólo se ha abierto un poco con Link. A veces es importante escuchar todos los puntos de vista. Un abrazo!
ElenaGilbert, jajaja, me alegra que te gustase. Esa conversación es importante, así que hace bien en dar un segundo vistazo. Un abrazo!
Luna de Trabantha, el capítulo puede parecer un poco político, pero son conflictos tan históricos como si siempre hubieran estado ahí, a lo largo de la Historia de la Humanidad: el conquistador y el conquistado, las clases sociales, las oligarquías, las monarquías… ¿qué es mejor y qué es peor? En realidad no es nada nuevo, sólo lo he expuesto para demostrar que nada es blanco o negro, y que siempre es bueno pararse a pensar y ver todos los ángulos posibles, eso siempre nos hará más sabios creo yo :) Buenas vibras, cuídate mucho ;)
Nightzz, mon Dieu! me alegra mucho leerte de nuevo :) Pues fíjate, otra sorpresa de la RAE lo mismo que urraca, que se puede escribir con o sin hache, jajajaja. Siempre me sorprende tu instinto para darte cuenta cuándo algo tiene dificultad desde el punto de vista creativo :) (es como si estuvieras dentro de mi cabeza, jajaja). Esa conversación Link-Ganondorf fue de las difíciles. Mi intención era exponer ideas que hicieran pensar no sólo a Link, el segundo receptor implícito de todo eso es el propio lector, Di Caprio quería sembrar la idea no sólo en Link, sino también en los lectores ;) La novela de "El nombre del viento" es una de mis favoritas (incluso la tengo firmada por Pat, cuando vino una vez a España), pero no recordaba eso que comentas (hace mucho que la leí… parece el momento ideal para una relectura :)). En realidad para Or me inspiré en Odín, que sacrificó su ojo izquierdo a cambio de beber de la fuente del conocimiento. Cuídate mucho, un abrazo!
Linkzel, bueno, yo no he ocultado jamás mi odio personal hacia Rhoam, jajajaja (nunca perdonaré la forma en la que trató a Zelda, ni en BoTW ni en AoC). Tampoco le tengo yo gran aprecio a la monarquía en general, para qué engañarnos xD (respeto a quien lo haga, por supuesto). Y comparto contigo en que asumir que "Hyrule lo hace todo bien" es un error, porque… ¿qué está bien y mal? Pues depende de a quién le preguntes o quién se vea afectado. Justo esas preguntas son las que me gustaría que lxs lectorxs se formulasen al leer la conversación y que sea cada persona de manera individual quien le dé respuesta. Y en mi concepción del universo TLoZ y las cosas que he leído en Hyrule Encyclopedia se ve que hubo múltiples reyes que la cagaron y eso derivó en guerras civiles. Pero creo que aparte de los conflictos políticos, aquí la gran clave sobre Ganondorf es lo que dices, que lo mismo que Zelda y Link son súper guays porque "han sido elegidos para eso", Ganondorf es "elegido para mal". ¿Te imaginas qué dolor intentar escapar a un destino tan oscuro? Yo empatizo con el personaje en ese sentido, y me gustaría que de alguna manera eso se vea en la historia. Cuídate mucho :) Una abraçada!
Ai Biam, just in time! Jajajajaja, muchas gracias por pasarte a dejar el review. Muchas gracias por apreciar el diálogo Link-Ganondorf, como he ido explicando ha sido uno de los más complejos de desarrollar, porque tiene el toque político por una parte como tú bien dices, y por otro lado la propia situación emocional y personal de Ganondorf. No podía dejar pasar la oportunidad de que Link y Zelda viajen juntos, esas escenas son las que más disfruto escribiendo, jajajaja y le cogí el gusto a eso durante el fanfic de Fracturas :) Un abrazo, cuídate mucho!
33 La búsqueda
Link me obligó a hacerle varias promesas.
Se suponía que yo podía decidir qué hacer con el viaje, pero él me replicó con un: "sí, tú decides, pero promételo". No me importó. Prometí que me quedaría en un lugar seguro si él estimaba que el peligro era demasiado grande. Quise que ambos elaborásemos una definición de "peligro demasiado grande", para que estuviésemos de acuerdo a la hora de decidir los dos y no sólo en base a su criterio de bárbaro desconsiderado, pero él parecía nervioso y ansioso por partir y no me dejó que discutiésemos eso. Bien, yo haría una definición por escrito en mi diario de viaje y la hablaríamos más tarde. También hizo prometer que nunca, jamás, bajo ningún concepto (esto lo repitió hasta dos veces: nunca, jamás, bajo ningún concepto), me acercaría a la niebla oscura que vio en la Torre Negra. Pedí que me describiese la niebla para estar segura de a qué atenerme y resopló y puso los ojos en blanco. Es tan sumamente cabezota que no lo entiendo, no es como si le estuviera pidiendo algo fuera de lugar. La última promesa no me hizo ninguna gracia, sólo esperaba no tener que enfrentarme a la decisión de quebrantarla. Pretendía que yo huyese y lo dejase atrás si él me lo pedía. Se sintió tan incómodo como yo ante la perspectiva y no lo discutimos más.
Por lo demás, me hace feliz, feliz como nunca poder viajar y ser parte de algo. Es lo que siempre había querido, así que creo que Link jamás sabrá lo mucho que significa que me haya dejado ser un miembro más de la expedición. Y puede que él ponga todas esas pegas, puede que me haga prometerle cosas, pero creo que en el fondo se alegra de que viaje con él. Un poquito.
No quiso decirme cómo convenció a padre de todo esto. "No tuve que convencerle de nada", me soltó, con su desparpajo de bárbaro. Creí que esto le daría problemas a Link, o que padre me obligaría a viajar con una horda sheikah a nuestro alrededor, pero no fue así. Tal vez padre lo haya entendido al fin, que ya no soy una niña, puede que al fin acepte que estoy casada y que puedo viajar con mi esposo por Hyrule. No lo sé. No sé qué creer sobre mi familia, si no fuera por Gae, creo que es como si no los conociese de nada. Primero padre casándome con el primer desconocido que le pareció oportuno, y luego Kahen...
—¡Alto! —dijo Ardren. Cabalgaba delante de mí y repitió el alto que recibió de los soldados que iban en cabeza.
—¿Pasa algo?
—Vamos a llenar las cantimploras, sólo eso —sonrió Ardren.
Estábamos a los pies del gran Bosque de Kolog. Al atravesar el paso del bosque, sólo quedaría enfilar la ruta hacia el norte. Link me arrebató la cantimplora y se la bebió entera antes de que pudiera protestar.
—¿Es que no tienes cantimplora o qué? —gruñí.
—Sí. Pero prefiero esta —y después señaló con la cabeza hacia su cantimplora, llena con el agua fresca de la corriente que discurría a nuestro lado.
Resoplé y me levanté para beber agua de su cantimplora. Lo descubrí mirando con una sonrisa de satisfacción, seguramente sus hermanos pequeños tenían más madurez que él.
—Alteza, vamos a comprobar que la ruta norte es practicable para los caballos —me informó Dalen, uno de los soldados que nos acompañaba.
—¿Es que hay problemas en los pasos?
—No, mi señora, pero ha llovido mucho este invierno, incluso ha nevado bastante. Queremos comprobar que la calzada no se haya dañado ni que haya árboles caídos.
—Yo ir también con los goro-hermanos —dijo Tolnobo, el más joven de los dos goron.
—Está bien, pero volved si necesitáis más ayuda.
—Señora —Dalen hizo una reverencia y llevó consigo a Tolnobo y a los otros tres soldados de padre.
Ardren y Fridd se perdieron en el bosque, imagino para qué, y yo me quedé un rato sentada junto a la corriente. Link intentó imitarme, pero estaba intranquilo. Se levantaba y se volvía a sentar para volver a levantarse y husmear la entrada del bosque.
—¿Qué es ese bosque? —preguntó, olisqueando como un cervatillo.
—Es el Bosque de Kolog. Es el bosque más grande de todo Hyrule. Hay zonas de ese bosque que siguen inexploradas, ¿no es increíble? No existe ni un solo mapa trazando su interior. Mis tutores me explicaron que llega hasta el norte, hasta la garganta de Eldin, pero no hay nadie que lo haya cruzado al completo.
Parpadeó un par de veces y miró otra vez hacia la espesura, con el ceño fruncido.
—Hay algo ahí dentro —sentenció.
—Claro que hay algo. Hay un montón de cosas, es un bosque inmenso —carcajeé —No hay bosques así en el Oeste, te lo aseguro.
—No. Es otra cosa. No me refiero a animales ni nada de eso.
Me quedé mirando el bosque, a ver si descubría algo inusual. Era oscuro y espeso y aunque estábamos a las puertas de la primavera las ramas peladas de los árboles se enredaban como nidos y no dejaban desnudo el techo inmenso que lo cubría todo. Cuando me giré para mirar a Link lo descubrí de cuclillas frente a mí, mirándome fijamente. Sonrió y me besó en la boca, con suavidad.
A veces lo hacía, desde que dejamos el castillo. Aprovechaba que no había nadie mirando ni cerca para intentar besarme o hacer algún gesto de cariño. Nunca lo había hecho desde que estábamos casados. Sus caricias conseguían estremecerme tanto como los besos, fugaces y aun así perfectos, me llenaban por dentro, no sabría explicarlo mejor. Yo también necesitaba ese contacto cada vez más y le correspondía, necesitaba poder darle la mano a veces, acariciarle la espalda baja y cosas así.
Se incorporó de un salto cuando oyó las pisadas de Ardren y Fridd en la hojarasca del suelo. Poco después volvieron los soldados diciendo que el camino parecía seguro, y volvimos a los caballos para seguir nuestra ruta.
Conforme avanzamos, un viento helado comenzó a soplar montaña abajo, arrastrando consigo pequeños copos de nieve. Empecé a sentirme cansada, la verdad es que estaba demasiado acostumbrada a la comodidad de viajar en carro y poder echarme a descansar atrás siempre que lo necesitase. Ir a caballo todo el día era bastante cansado, y más aún si no hacía buen tiempo. Estaba oscureciendo, pero vimos las luces de un pequeño fuerte y puesto de avanzada. No era más que una empalizada de madera alrededor de algunas cabañas que humeaban por las chimeneas.
—Alteza, es mejor quedarnos aquí a pasar la noche —sugirió Dalen —es un puesto del ejército, estaremos a salvo y habrá comida caliente para todos.
Miré a Link y él asintió, también podía leer el cansancio en sus ojos.
Dalen saludó a los soldados que mantenían el puesto, todos ellos nos recibieron con cortesía, incluso a Link y sus amigos, los bárbaros a veces eran vistos con recelo, pero no fue así en este caso. Link insistió en montar nuestras tiendas, los soldados nos ofrecieron sus propias camas, y más aún a mí, "la princesa de Hyrule", pero de alguna manera conseguimos rechazarlos de un modo bastante diplomático. Me sentiría mal si esos pobres muchachos dejasen su cama para cedérmela a mí, no sería la primera vez, y cuando pasaba no lograba pegar ojo en toda la noche.
Cenamos la comida que prepararon dentro del fuerte, y terminamos de montar todo el campamento. La verdad es que me gustaba poder dormir en un sitio tan resguardado, no por mí, sino por Link y los chicos, ellos se turnaban para vigilar y no dormían toda la noche seguida, les haría bien poder descansar una noche entera, sin interrupciones.
Durante la cena se unieron a nosotros los soldados del puesto. Estuvimos haciéndoles preguntas de todo tipo para saber si habían visto algo inusual, si sabrían reconocer un espectro.
—Son difíciles de ver —les explicaba Ardren —se arrastran por el suelo, confundiéndose con las sombras de los árboles.
—Por el día viajan entre los bosques —añadió Fridd —así pasan desapercibidos, no salen a campo abierto. Por las noches aprovechan la oscuridad. Y también cavan túneles, lo hacen siempre que pueden para ir de un punto a otro sin ser vistos.
—No he visto nada de lo que decís —dijo el capitán del fuerte, un soldado veterano, con barba y bigote —ni nada que se les parezca. Sí hay más monstruos horadando los caminos, hemos tenido que redoblar las patrullas de vigilancia. Asustan a los viajeros, a veces incluso los atacan. Se hacen con el contenido de los carros y luego acumulan sus botines en cuevas y pequeños refugios que construyen en lugares poco accesibles.
—¿Sabe mi padre eso? —intervine.
—Sí, mi señora. Fue él quien nos pidió que levantáramos empalizadas a medio camino de los castillos y fortalezas, de esa manera nuestras patrullas de vigilancia pueden moverse con más rapidez.
—Es posible que los espectros no hayan llegado aún tan al norte —razonó Link, más para sí mismo que para los demás.
—El kandar de Rhoam ha durado días... seguro que habrían llegado hasta aquí —dijo Ardren, que recibió un puntapié de advertencia de Link, por su forma despreocupada de hablar de padre.
—Gracias por vuestra ayuda —dijo Link a los soldados —si vieseis algo como lo que hemos dicho, debéis mandar un mensaje al castillo, de inmediato.
—De nada, a vosotros por la advertencia —los soldados se pusieron en pie, para retirarse —mi señora, si necesitáis algo no tenéis más que pedirlo.
—Muchas gracias por todo —sonreí, y ellos hicieron una reverencia torpe y poco practicada, se notaba que no eran guardias del castillo. Aun así, siempre me honraba cualquier intento de protocolo, por pequeño que fuese.
—Capitán y dama del Nido —Ardren también se puso en pie —este humilde okenin se marcha a dormir, hay que aprovechar siempre que se pueda.
—¿Okenin? —pregunté, no sabía si era otro de los inventos de Ardren.
—Se llama así a los habitantes de Ocaso —aclaró Link.
Saqué mi libreta y lo anoté. No tenía ni idea de ninguno de los gentilicios del Oeste, y tampoco había leído nada al respecto en los libros que había en la biblioteca del Nido. Una vez saqué la libreta me puse a repasar algunas de mis notas, y también a añadir información sobre el viaje. Tal vez nos resultase de utilidad en un futuro, prefería dejar constancia de los hechos más relevantes. Cuando levanté la vista de mis anotaciones vi que el fuego no era más que una montaña de ascuas cálidas, y que sólo Link y yo quedábamos afuera. Los demás se habían retirado a dormir a sus tiendas o a las cabañas.
—Ya era hora de que dejases de trabajar —se burló, con una media sonrisa —¿quieres dormir ya?
—¿Tan tarde es? —cierto. La luna había cambiado de posición sustancialmente —Aún no tengo sueño.
—Yo tampoco.
—Lo siento, me he puesto a revisar las notas y no me he dado cuenta del tiempo —sonreí, encogiéndome de hombros. Era un maldito desastre con la gestión del tiempo, siempre me había pasado.
Se levantó para sentarse detrás de mí, sus piernas rodeándome a cada lado. Hizo una pequeña montaña con mantas y mochilas de viaje para apoyar la espalda, y después tiró de mí para que yo apoyase la mía en él.
—¿Qué anotabas que era tan importante? —susurró.
—No era tan importante, sólo información del viaje —yo también hablé en voz baja, no quería molestar al resto del campamento.
Atrapó mi mano entre las suyas y luego la estiró, mi palma contra la de él, viendo cómo mis dedos más cortos no llegaban a alcanzar la longitud ni el tamaño de los suyos.
—Tienes las manos tan ásperas...
—Lo siento.
—No, no es una crítica —volví a extender mi mano sobre la suya, acaricié sus cayos con las yemas de mis dedos —sólo es una observación.
—No recuerdo haberlas tenido blandas nunca —se inclinó y me besó la cara y después el hombro.
—¿Ni de bebé?
—Los bebés bárbaros nacen con las manos duras como piedras —dijo, haciéndome reír.
—Link, averigüé dónde está la espada, la del mapa que hallamos en la cueva. Con todo el lío en el castillo no hemos vuelto a hablar del tema.
—Diablos, es verdad. Lo había olvidado por completo.
—El mapa detalla un camino hacia el Monte Lanayru, ¿recuerdas? Te hablé de ese lugar hace tiempo. Allí está la Fuente de la Sabiduría.
—El Monte Lanayru... ¿es ese volcán enorme que hemos rodeado? Impone bastante respeto...
—No, esa es la Montaña de la Muerte. Es el lugar donde viven los goron, está en la región de Eldin, pero desde aquí es donde hay las mejores vistas de todo Hyrule.
—¿Los goron viven en un volcán?
Seguía apretujándose contra mí, hundiéndose en mi cuello para respirarme, así era imposible pensar o decir nada coherente. Deseé girarme para sentarme sobre su regazo y sentirle debajo. Sabía que eso le haría respirar fuerte, le haría sentir frustración porque por mucho que yo apegase mis caderas hacia él nunca sería suficiente, y aun así seguiría intentando sentirle cerca, y él a mí.
Me puse en pie con el corazón latiendo a toda velocidad, no podíamos seguir así.
—¿Estás bien? —me miró con sorpresa, tal vez preocupación.
—Sí, no es nada, deberíamos descansar nosotros también.
Miró al suelo, con el ceño un poco fruncido.
—Lo siento, es que cuando estoy contigo necesito... —intentó ponerle nombre, pero apretó los puños sin más —No creo que nadie nos haya visto ni oído.
—Tranquilo —le acaricié la cara —todo está bien. No hacías nada que hubiera que esconder, en absoluto.
Giró la cara para alcanzar la palma de mi mano con un beso, incluso alto tan tonto me hizo temblar otra vez. Entonces oímos un remover de mantas en la tienda de Fridd y Ardren, próxima a la nuestra.
—...¿qué es esto, una garra?
—No, pedazo de alcornoque, son mis pies.
—Por Or, podrías cortar árboles con esas uñas.
—Al infierno, Ardren...
—¿Crees que se habrá dormido ya el capitán o seguirá contando estrellas con su dama?
—No lo sé, pero-
—¡A dormir, idiotas! —dijo Link, metiendo la cabeza en la tienda de los chicos.
Tiraron de Link hacia dentro y estuvieron retozando y forcejeando, eso imaginé por cómo se tambaleaba la tienda.
—¡Me has mordido! ¡Traidor! —gritó Ardren.
—Voy a dormir ya —anuncié, mientras los oía gruñir y romper en carcajadas.
A la mañana siguiente despertamos pronto para ascender hasta el bastión de Akalla, al Este del sendero. Sé que padre había establecido allí un puesto importante de entrenamiento y vigilancia del ejército, pero no había mucho más. No creía que nuestros enemigos decidiesen ir a un sitio tan visible y estratégico, y sobre todo tan vigilado. Aun así, Link me dijo que padre le había pedido que visitase ese punto y unos cuantos más a lo largo de la región, lugares que había marcado con una equis en un mapa.
Link y el equipo pasaron la mañana hablando con las tropas, comprobando cómo estaban organizadas y transmitiendo instrucciones y consejos para localizar al enemigo. Yo recibí el primer mensaje de Impa. Era complicado recibir mensajes mientras viajaba, así que ella y yo también tuvimos que acordar que intentase comunicarse conmigo enviando información a los puntos en los que haríamos una parada obligatoria.
Su carta incluía mucha más información de la esperada, pero ambas decidimos emplear un método nuevo para proteger el contenido de los mensajes: usaríamos el idioma ancestral. Sólo había un puñado de personas en todo Hyrule capaces de leerlo, y todas ellas eran personas de confianza.
El príncipe ha establecido un campamento en el corazón del bosque de Farone, muy próximo a la Fuente del Valor. Lo he observado de cerca, sólo yo, tal y como acordamos. Teníais razón, hay algo inusual en su comportamiento. Se le ve ansioso e intranquilo. Suele desaparecer cada noche, no demasiado tiempo. He de seguirle para averiguar qué pretende en esas pequeñas escapadas, puede que se trate sólo de descansar o despejarse, pero mejor aclarar cualquier duda. Aún no podemos acusarle ni pensar nada malo de él. Se relaciona mucho con sus hombres de confianza y hay que mantener todas las opciones abiertas.
Por otro lado, envié una muestra de lo que me enseñasteis a mi hermana Prunia. Tiene un pequeño laboratorio en Kakariko, está intentando reunir medios para mudarse a un lugar más adecuado para sus experimentos. No quiere hacer uso de las instalaciones del Laboratorio Real, no me preguntéis por qué, siempre ha sido indisciplinada en ese sentido. Estoy a la espera que confirme que ese veneno es el mismo que vos recibisteis. Las comunicaciones son complejas, y su majestad nos pidió que las limitásemos al máximo posible. Sé que la región de Necluda está demasiado al sur, pero me gustaría sugerir que visitaseis la aldea sheikah lo antes posible. Podríamos encontrarnos allí en una semana y compartir averiguaciones. No me llegan buenas noticias de esa región, la aldea sheikah está bastante agitada. Los aldeanos de Hatelia han dejado de peregrinar al Monte Lanayru. ¿Será un posible escondite del enemigo? Algo no anda bien allí. Aún no sé si el patriarca sheikah enviará un grupo a la cima, pero sí me consta que han enviado ayuda a Hatelia. No hay noticias de la expedición que fue enviada a la región de Necluda, pero tampoco tenían instrucciones de visitar las montañas, se han adentrado sobre todo en la Ciudadela de Lanayru y el Dominio Zora, y es una vasta región. No quería agitaros con esto, es conveniente que no deis detalles al capitán Link, pues él tiene familiares allí y no queremos armar ruido que alerte a los enemigos. Simplemente, sugerid un cambio de estrategia una vez hayáis visitado los puntos previstos en Akalla. Y no os separéis del capitán Link en la medida que podáis, sé que él contribuye de forma positiva a frenar vuestra inconsciencia innata.
