Por el Chasquido de una Varita
Habían pasado varios días desde su pequeña charla con Petunia y ella había sido significativamente más amable con él desde entonces. Aunque dudaba de que alguna vez tuviera una buena amistad con Petunia, considerando su pasado, apreciaba el hecho de que ella ya no estuviera tan resentida con él.
Hoy era la víspera de año nuevo y Severus estaba temiendo los fuegos artificiales que iban a dispararse en su vecindario. Cuanto más lo aceptaba, más comprendía que sus ataques de pánico estaban relacionados con la guerra en la que combatió. Como las multitudes, los fuegos artificiales eran algo sobre lo que no tenía control, pero al menos tenía su varita para protegerse en caso de ser absolutamente necesario. Algo que no podía hacer en una multitud llena de muggles.
Antes de ir a ver a Lily, pasó la mayor parte de la tarde con su madre. Tobías se había marchado al pub, Severus sólo podía esperar que no estuviera malgastando todo el dinero que tenían del subsidio del que estaban viviendo.
'Mamá, ¿estás segura de que no quieres venir conmigo esta noche?' le preguntó Severus mientras comían su cena temprana.
'No,' signó ella. 'Tengo que quedarme en caso de que tu padre vuelva a casa.'
'¡Por qué!' espetó Severus mientras golpeaba la mesa con el puño. '¿Por qué todavía te preocupas por ese hombre? ¿Qué tiene este hombre que aportar a nuestras vidas aparte de miseria, inseguridad, y miedo a ser golpeados?'
Eileen comenzó a ponerse tensa tras el exabrupto de Severus. 'Me casé con él para poder hacerme cargo de ti.'
'No tienes que hacerte cargo de mí, mamá.'
'Soy tu madre, Severus. Eres mi responsabilidad hasta que estés preparado para marcharte de casa.'
'He estado preparado para marcharme de este lugar durante mucho tiempo,' dijo mientras la miraba enojado.
'¡Entonces vete!' dijo ella con un rápido movimiento del brazo. 'Si no quieres estar aquí, márchate.'
'¡Madre, no me voy a ninguna parte hasta que sepa que estás a salvo!'
Eileen comenzó a tener lágrimas en los ojos. 'No tengo ningún sitio adónde ir, Severus,' signó. 'Ésta es la única familia que me queda.'
Severus no supo cómo responder a eso. En su vida anterior, tampoco había sido capaz de convencerla de separarse. Ella sentía una obligación hacia Tobías que Severus nunca pudo comprender del todo.
'Tengo miedo de estar sola.'
Fue lo último que ella dijo antes de que Severus oyera abrirse la puerta delantera y se girara para ver entrar a su padre, mucho más temprano de lo esperado. Tobías tenía la misma mirada extraña en los ojos que Severus había visto unos días antes.
'¿Estás borracho?' preguntó Severus audazmente.
'¿Qué te importa, chico?' escupió Tobías en respuesta.
'Así que lo estás. No hay nada más que decir, entonces.'
En un santiamén, Severus se sintió siendo arrastrado fuera de la silla por el cuello y tuvo la espalda empujada contra la pared.
Eileen miraba horrorizada el despliegue, sin saber lo que Severus le había dicho a su padre para enojarlo tanto.
'Y te atreves a llamarte hombre,' escupió Severus furioso a su padre mientras intentaba apartarlo.
'Siempre seré el doble de hombre que tú. Eres débil. ¡Llevas el pelo largo como un jodido marica!'
Severus había logrado deslizarse lejos del agarre de su padre. 'Al menos siempre tendré la magia.' Echó la mano a su varita en su bolsillo trasero, pero como si hubiera entrado en agua helada, sintió que sus bolsillos estaban vacíos.
'¿Buscas esto?' preguntó su padre burlón, levantando la varita de Severus en el puño. 'Crees que puedes amenazarme con esto, ¿eh?'
Tobías se dio la vuelta y encaró a Eileen. '¡Dame tu maldita varita!' le ladró.
Ella no necesitaba oír para saber lo que buscaba y sacudió la cabeza con virulencia. 'Nunca,' signó, pero Tobías no se conformaría con eso.
Bruscamente la arrastró fuera de su silla y comenzó a registrarla en busca de su varita.
'¡Para!' gritó Severus, y se tiró al cuello de Tobías, pero ya era demasiado tarde. Él había encontrado la varita de ella, ahora sosteniendo las dos en sus puños cerrados con fuerza.
De inmediato, Severus lo dejó ir y saltó entre sus padres con los brazos extendidos para proteger a su madre, que ahora estaba gimiendo en el suelo. '¡No la toques!' gritó con una rabia que no había sentido en mucho tiempo.
'Es mi mujer, haré cualquier mierda que quiera con ella.'
'¡Y es mi madre y te juro que si la tocas, mi cara será lo último que veas!'
Sin su varita, Severus nunca se había sentido tan inútil. Podía ser fuerte mental y mágicamente, pero físicamente nunca había sido capaz de defenderse.
'¡Devuélveme mi varita!' amenazó.
Tobías sacudió la cabeza de una manera que parecía demasiado tranquila para la situación en que se encontraban.
'No creo que lo haga,' dijo en voz baja. 'He terminado con la magia.' Sin previo aviso, rompió la varita de Eileen por la mitad. Un soplo de humo salió de la varita, como si fuera su último aliento.
'Y he terminado contigo.' Con un poco más de dificultad, Tobías rompió la varita de Severus no en uno, sino en tres pedazos, como para asegurarse de que nunca podría volver a usarse contra él.
Tobías arrojó los pedazos a un rincón de la cocina.
Severus cerró los ojos, sabiendo lo que estaba a punto de pasar. Estaba, una vez más, completamente impotente contra su padre y se rindió cuando sintió un puño golpearlo directamente en el estómago.
. . . . . . . . .
Se despertó a una luz brillante y el sonido de pitidos. Tenía que ser el hospital, hasta ahí sabía, y también que no era San Mungo.
Su ojo izquierdo estaba fuertemente cerrado, pero logró abrir el derecho y vio un lío de cabello rojo cubriéndolo. Lily estaba acostada con el rostro apoyado en el colchón mientras le tomaba la mano.
Él estrechó la de ella suavemente para comprobar si estaba despierta. 'Hola, pequeña dama,' dijo en voz baja. Con una sacudida, ella se enderezó, su rostro todavía rojo de las lágrimas que debía haber derramado.
'Oh, Sev,' dijo ella con voz tímida, mientras las lágrimas comenzaban a fluir libremente de sus ojos de nuevo. '¿Cómo te sientes?'
'Bien,' dijo él con sequedad. 'Más que bien en realidad.' Se sorprendió de su propia declaración.
'Eso es probablemente porque estás medicado,' dijo Lily con una sonrisa a través de sus lágrimas. 'Estás hecho un desastre.'
'¿Cómo está mamá? ¿Está bien?'
La pequeña sonrisa de Lily se borró de inmediato de su rostro. 'No lo sé, Sev, los médicos todavía están con ella.'
'¿Cómo llegué aquí? Esto no es San Mungo.'
'Habría optado por que tú y Eileen fuerais allí si supiera dónde estaba, pero esto fue lo siguiente mejor que pudimos hacer.'
Severus notó que su mano izquierda, su mano dominante, estaba vendada y enyesada. 'No puedo sentir una condenada cosa.'
'Es sólo la morfina. Te están administrando un montón de eso.'
Una enfermera acababa de entrar para revisarlo. '¿Se despertó?' preguntó con una dulce voz.
'Sí,' dijo Lily, 'y está hablando, así que supongo que no ha perdido la cabeza.'
La enfermera lo rodeó para comprobar sus constantes vitales. 'Considerando la condición en que está, Señor Snape, está poniéndose bien. Intente descansar lo máximo posible si puede.'
'¿Cómo llegué aquí?' repitió él.
Lily esperó a que la enfermera se marchara y comenzó a ponerse llorosa de nuevo. 'Llegabas tarde, así que me acerqué para ver si lo habías olvidado o algo así. Entonces os vi a ti y a Eileen por la ventana de la cocina y-'
El recuerdo de encontrar Severus y su madre noqueados en el suelo de la cocina todavía estaba demasiado fresco en su mente. '-Entré a la fuerza, os revisé a ambos y llamé a emergencias. La policía encontró a tu padre en alguna parte en la ciudad, todo confuso, no mucho después.'
'¿Dónde está tu familia?' dijo él mientras le estrechaba la mano para tranquilizarla.
'Papá sigue abajo hablando con la policía. Creo que mamá y Petunia están paseando por el edificio para mantenerse ocupadas.'
Lentamente, Severus comenzó a comprender que su situación en Spinner's End nunca volvería a ser la misma. '¿Qué va a ocurrirme?'
Lily se encogió de hombros. 'No estoy segura, pero no creo que puedas regresar a casa después de lo que ha ocurrido.
'¿Cuánto tiempo he estado aquí?'
'Estás haciendo un montón de preguntas, Sev.'
'Odio no tener el control. Necesito saber lo que está pasando.'
'Sólo has estado aquí unas pocas horas. Es casi año nuevo.'
'Siento como si hubiera estado aquí durante semanas.'
Casi silenciosamente, Erwin había entrado en la habitación y se sentó al otro lado de la cama. Su rostro parecía como si estuviera demasiado cansado para estar horrorizado. 'Veo que estás despierto,' dijo Erwin mientras se inclinaba sobre la cama. 'Me alegro tanto de que estés despierto.'
Erwin, que siempre parecía tan reservado, no pudo evitar derramar algunas lágrimas. 'Hablé con la policía, y van a querer hablar contigo mañana.'
'¿Tengo que hacerlo?'
'Me temo que no tienes mucha opción en el asunto, Severus. Tienes que declarar sobre tu padre.'
Árnica y Petunia entraron, con un aspecto tan exhausto como Lily y Erwin. Cogieron otras dos sillas y se sentaron a los pies de la cama.
'Me alegro de verte despierto, Severus,' dijo Árnica, los ojos llorosos. Petunia parecía haberse quedado sin palabras sobre toda la situación y sólo miraba hacia delante sin expresión.
Por un momento, ninguna palabra se intercambió hasta que un hombre de mediana edad que llevaba bata entró en la habitación.
'¿Son la familia de Eileen Snape?'
'Sí, lo somos,' dijo Lily enseguida antes de que algún miembro de su familia pudiera decir que no lo eran.
'Entonces, con mi más sincero pesar, debo informarles a todos de que Eileen falleció debido a sus heridas,' dijo con gravedad. 'Hicimos todo lo que pudimos.'
El silencio que cayó después de que el doctor se marchara era más afilado que un cuchillo. Eileen estaba muerta. Nada podría hacerla regresar de entre los muertos.
Los cuatro Evans miraron a Severus como si estuvieran esperando que se derrumbara.
En su vida anterior, Eileen había muerto al final del verano antes de su sexto año. Se había puesto un cuchillo en las muñecas y dejado que la sangre se escurriera fuera de ella, como si hubiera tratado de librarse de la magia que había fluido por sus venas.
No se suponía que moriría antes. No se suponía que moriría en absoluto.
Severus apartó su mano derecha del apretón de Lily y agarró la almohada de debajo de su cabeza. Ocultó el rostro debajo de ella, rodeándose de oscuridad.
Deseaba haber muerto en lugar de ella.
