"Este fic participa en el minirreto de marzo para La Copa de la Casa 20/21 del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black".
Beta: Nea Poulain
He usado el extra de 100 palabras
Objeto mágico: Rosa, La Bella y la Bestia
Se oye una canción
—Cornamenta, ¿quieres dejar esa tontería de libro, «Recopilación de cuentos clásicos franceses»? Entre eso y las gafas cada vez pareces más pringado.
—Me lo ha prestado Lily; para algo suyo que tengo quiero aprovecharlo al máximo.
—Se lo ha prestado a Remus, tú se lo has cogido de la mesilla. Evans no te da a ti ni las gracias.
—Pues ha escrito que su favorito es uno genial que se llama La Bella y la Bestia. En esa historia una horrible bestia intenta conquistar a una hermosa chica, hay una rosa, un espejo mágico y un castillo encantado. Y escucha esto, al final consigue a la chica y se transforma en un príncipe. Está claro que tengo que seguir insistiéndole.
—Ya verás tú el chasco cuando no transformes en un príncipe.
—Tú ríete, pero me voy a casar con ella, Canuto.
James se mete en la ducha y deja el libro en la cama. Sirius espera a que se cierre la puerta y coge el libro. Hay una esquina doblada por una página, Remus siempre hace eso con los libros. Está en la parte en la que el padre coge una rosa para llevársela a su hija. El amor se expresa de muchas formas, ha escrito en lápiz en el margen, para comentarlo con Lily seguramente. Vuelve a dejar el libro donde estaba y se pone a mirar una revista cuando oye las pisadas de Remus y Peter.
Lunático lleva la mirada triste y enfadada; sigue algo cabreado por la broma a Quejicus. Sirius no pretendía hacerle daño, simplemente actuó sin pensar. Le destroza el corazón ver a Remus así, ni siquiera le ha gritado. Lo perdonó cuando se disculpó, pero las cosas parecen ser distintas. Lo peor de todo es saber que Remus se culpa de lo ocurrido, que se piensa que es la Bestia cuando Sirius sabe que el verdadero monstruo es él.
Remus es el primero en despertarse, siempre ha sido así. Sirius, en cambio, es de noches en vela. Así que cuando abre los ojos y ve algo, sabe quién lo puso ahí. Una rosa roja, perfecta, flotando a los pies de su cama. Tiene una pequeña nota que pone Lo siento.
Aunque ya lo sospechaba, cuando reconoce la letra el corazón se le para un segundo. Cuando coge la rosa con la mano temblorosa nota que tiene magia; lo siente, sabe que esa flor no marchitará. Se le llenan los ojos de lagrimas y se muerde el labio.
Sirius no hace gestos pequeños. Sirius grita lo que piensa, actúa sin pensar y siempre dice lo que siente a la cara. No se avergüenza cuando les dice que los quiere o los abraza; le pidió perdón llorando sintiéndolo con el corazón. Sirius es así, un pergamino lleno de mayúsculas y palabras malsonantes. Sin embargo, ha hecho eso; ha cogido algo íntimo y se lo ha dejado solo a él. Remus sabía que lo perdonaría, pero en ese momento descubre que nunca llegó a estar enfadado. Que quiere despertarle y abrazarle, besarle y decirle que le quiere más que en toda su vida.
Sin embargo, coge la rosa y va hasta la Casa de los Gritos, en la sala donde se suele convertir en lobo. Transforma un trozo de cristal en un pequeño jarrón y la deja en una esquina. En esa esquina que siempre mira antes de perder y recuperar la consciencia. Quiere que sea lo primero y último que vea.
Quiere recordarse que hay alguien que le quiere más allá de la Bestia.
Nota: Aunque la película no existía en esa época, el cuento francés sí. Así que me tomé la libertad de inventarme ese libro y coger la parte en la que el padre coge la rosa para su hija. Porque en la historia original en realidad la rosa no estaba encantada.
Gracias por leer.
Pd: Me ha encantado escribir esta historia porque Bella y Bestia es una de mis películas favoritas de Disney.
