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Light abre el refrigerador y saca una manzana. Minutos más tarde vuelve por una leche chocolatada; su siguiente elección es una gelatina. Nunca ha sido de comer mucho, al menos que él recuerde, atribuye su apetito al estrés. Siente como si apenas ayer hubiera sido el inicio de Septiembre con Elle dándole la noticia que tendría la posibilidad de graduarse y hoy están a pocos días de terminar el mes, se supone que deberá rendir los exámenes la próxima semana. Lawliet ni siquiera lo cuestionó cuando al día siguiente volvió con una mochila llena de libros y algunas prendas, él tampoco sacó el tema. Fue hasta su casa por ellos para prepararse, siempre ha sido alguien que estudia aunque no estén en temporada de exámenes, cree que esa es la manera para realmente aprender y no solo memorizar las respuestas de una prueba. Sin embargo hay temas que ha tenido que aprender por sí solo, apoyándose con videos de internet o buscando más información en blogs, así que es normal que esté nervioso, y por ende es obvio que tenga hambre, o al menos eso cree.
Empuja la puerta de la cocina en busca de su víctima: el refrigerador. No obstante, antes de llegar al objetivo debe dar media vuelta y correr de regreso a la habitación cuando escucha su celular sonar. Usualmente lo trae encima, pero casi ninguno de los pants de Elle tiene bolsillos, por lo que lo había dejado en la cama, junto a los libros y cuadernos que tiene desperdigados sobre ella. Pone los ojos en blanco al ver el nombre de Lawliet en la pantalla, no es que no le emocione una llamada del pelinegro, de hecho le pasa todo lo contrario y cada día se vuelve peor al estar tan cerca de él. Es solo que pensó que se trataba de Near, además sabe por qué lo llama y es algo de lo que no quiere hablar.
—Hola... —Contesta con desgano, haciendo a un lado los cuadernos para dejarse caer de espalda sobre la cama.
—Qué ánimo... —Se burla Elle mientras se retira los lentes de lectura y se acomoda en la butaca. Leía unos informes, pero decidió tomarse unos minutos para llamarle al castaño al ver la hora— ¿Ya te bañaste?
Light se ve a sí mismo y arruga un poco la nariz al ver que aún anda en pijama.
—Algo así...
—Casi es mediodía —suspira—. Recuerda que tienes cita a las dos.
El silencio se hace presente, Elle sabe que Light no está de acuerdo con ver a un terapeuta. En un principio creyó que todo era cuestión de tiempo; si a un vaso repleto de agua turbia comienzas a llenarlo con agua limpia, en algún momento todo lo contaminado saldrá, dejando solo pureza. Sin embargo comenzó a interesarse en el tema del alcoholismo al ver que pasaban los días y Light seguía teniendo pesadillas por las noches. Además, hace una semana Light fue al centro de rehabilitación, lo citaron para hablar con él y el castaño aprovechó para llevarle un poco de ropa a su mamá que compró en una tienda sencilla con parte de su salario; sabe que iba con la esperanza de que lo dejaran verla, pero ocurrió todo lo contrario. Le explicaron que cada paciente es diferente, que si bien hay un avance en Sachiko, éste ha sido muy lento ya que le ha sido difícil adaptarse, por lo pronto no pueden programar una visita y le pidieron regresar en dos semanas. Desde entonces lo ha notado decaído, lo cual le parece normal, sin embargo han habido ocasiones en las que ha regresado tarde del trabajo y desde que comienza a oscurecer es una llamada tras otra por parte de Light preguntando dónde está y si le falta mucho, como si temiera estar solo... o quisiera controlarlo. Se dio cuenta que no importaba los detalles que tuviera con él, lo bien que lo tratara o lo atento que fuera, su amor no iba a ser suficiente por más romántico que suene. Se hacía una idea de que convivir con alguien alcohólico debía ser difícil, pero no se imaginaba el daño a la salud mental y la inestabilidad emocional que puede provocar a las llamadas "víctimas silenciosas" como le explicó un especialista. El problema es que con Light hasta lo más sencillo puede volverse complicado, entonces tuvo que persuadirlo. Le explicó que en el centro de rehabilitación velan por la salud del paciente, que si ellos consideran que alguna visita pueda perjudicar su avance, las pueden suspender para retomarlas más adelante. Así que si ellos saben que él también está recibiendo terapia, puede ser que le permitan visitarla antes de lo esperado. Sabe que el proceso es así porque pidió información al respecto, pero tal vez inventó algún que otro detalle para convencerlo.
—Pero tengo que estudiar... —Refunfuña Light luego de unos segundos, como si el mutismo del otro le confirmara que no tiene opción.
—No sé de qué te preocupas —responde Elle reclinándose en su asiento—, has estudiado todos los días.
En su opinión, hasta demasiado. Desde la suspensión empezó a trabajar en turnos completos y recientemente fue asignado a un horario más temprano, por lo que cuando vuelve de trabajar, Light ya está ahí o a lo mucho llega un poco después. Cenan juntos, lo cual ya no es tan incómodo como los primeros días y luego se pasa buena parte de la noche estudiando, así todos los días.
—¿Y en serio tengo que ir? —Pregunta con un puchero tan notorio que hasta Elle puede imaginarlo.
No ha leído ni una página completa del libro en toda la mañana, es como si las letras se dispersaran por el papel para impedirle continuar. La dichosa cita lo tiene nervioso, entiende que eso lo ayudará para tener un punto a favor ante los del centro de rehabilitación, pero no entiende por qué, él no necesita eso. ¿Por qué tendría que hablar con un extraño?
—No te puedo obligar si no quieres —responde, soltando un breve suspiro—. Si te decides a ir, la cita es a las dos.
—Está bien... —Murmura desilusionado, pasándose la mano por la cara con letargo.
Elle sonríe, tal vez sea un cursi sin remedio, pero escucharlo refunfuñar lo hace querer meterse por el teléfono y llegar hasta el castaño para envolverlo en un abrazo y apachurrarle los cachetes aunque el otro no quiera.
—¿Quieres que te pida algo para almorzar?
—Ammm, pensaba calentar un poco de la comida china de ayer... —no puede evitar fruncir el ceño confundido, Elle siempre le manda un mensaje o lo llama para preguntarle cómo está, si ya comió, si necesita algo... y todavía no está acostumbrado a eso.
Por una parte se siente bonito que alguien esté tan pendiente de él, pero por otro lado lo llena de inquietud porque queda en evidencia el desinterés en el que vivió por años, y no quiere traicionar a su mamá ni con el pensamiento, no quiere culparla de nada.
—Entonces, ¿comerás recalentado? —Elle carraspea la garganta, ya había hecho la pregunta, pero no recibió una respuesta.
—Uhm sí, ¿por qué no?
Recuerda que antes de la llamada del pelinegro, estaba a punto de atacar el refrigerador, por lo que si tiene que esperar por el servicio a domicilio de algún restaurante, va a morir de hambre. Además la cena de ayer estuvo demasiado rica como para no repetir.
—Solo preguntaba —se encoge de hombros y luego se levanta para estirar un poco la espalda y las piernas—. Bueno, yo debo seguir, aún tengo que terminar de revisar algo antes de ir a almorzar. Me llamas cuando salgas de la terapia.
—Está bien... —Murmura cada vez más resignado.
—Te quiero... —Dice Elle, debiendo reprimir la verdadera palabra que pugna por salir de sus labios.
Light se queda en silencio hasta que un «moi aussi» escapa de su boca entre susurros. Se muerde los labios al segundo siguiente, sintiendo el acelerado latir de su corazón y solo suelta un suspiro aliviado cuando escucha que la llamada se desconecta, ignorando que del otro lado, Elle tiene una sonrisa igual o más amplia que la suya.
Se pone de pie y tira el celular a la cama, luego sale de la habitación para continuar con lo que dejó pendiente. Sin embargo, tan pronto como baja los dos escalones, el teléfono de la casa suena.
—¿Y ahora qué? —Pone los ojos en blanco y regresa sus pasos para dirigirse hasta el buró, de donde toma el teléfono—. Diga.
—Buenas tardes, mi nombre es Katie de la compañía inmobiliaria Vie Luxueuse —saluda una chica de voz jovial—, ¿estoy hablando con Elle Lawliet?
—Uhm, nope. —Light frunce un poco el entrecejo, ¿qué hace una inmobiliaria llamándole a Elle?
—Oh, ¿tengo el número correcto? —Pregunta para actualizar los datos en el sistema y evitar molestarlo en el futuro. Usualmente siempre llaman primero al número de celular y lo hizo, pero la llamada fue derivada al buzón de voz.
—Sí, pero no se encuentra. —Se muerde los labios antes de que la curiosidad le gane y lo haga preguntar algo que no le corresponde.
La chica se despide dando su script y deseándole un buen día. Tan pronto como la llamada se desconecta, Light se lanza a la cama para tomar su celular, el hambre pasa a segundo plano. Busca entre sus contactos a Near, poco le importa que hayan acordado que River le llamaría cuando estuviera en casa, necesita hablar con él ahora.
—Hello, sunshine.
Near suele usar motes haciendo alusión a que su nombre significa "luz", así como lo hace Beyond al llamarle Lucecita. El problema es que ese apodo le suena a luciérnaga, y no le importaría si fuera Near quien lo usara, su mejor amigo puede decirle como quiera, ese ojeroso de ojos falsos no.
—¿Estás ocupado?
—Uhm, acabo de salir de la biblioteca —responde Near, frunciendo el ceño desconcertado ante el tono y la pregunta específica del otro— ¿ocurrió algo?
—No, nada. ¿Puedes hablar?
River se cuelga la mochila en un hombro y comienza a caminar por el campus, buscando la salida mientras le pide que continúe. La casa está cerca y le gusta regresar a pie así que pueden charlar mientras tanto.
—¿Elle está pensando mudarse? —Cuestiona Light sin hacer pausas, como si hubiera retenido esa pregunta por mucho tiempo.
—¿Mudarse?
—Llamaron de una inmobiliaria. —Añade Light, abrazando nervioso una almohada.
—Aaaah —Near ríe, cada día conoce más a su amigo y notó cierta preocupación en su voz, pero no es más que una confusión—. Debe ser por la casa que tiene en alquiler.
—¿Elle tiene otra casa? —Abre la boca, formando una pequeña o.
—Ajá... —Responde sin mucho interés mientras se detiene en una pequeña panadería—, se la pidió a Roger y Quillsh cuando se vino a estudiar a Italia.
—¿Entonces por qué vive en este apartamento?
—¿Recuerdas cuando me dijiste que ese apartamento era muy grande para una sola persona? —Pregunta, sosteniendo el celular con el hombro mientras busca dinero en sus bolsillos. Alex le pidió que comprara cannolis al regreso—. Pues esa casa es enorme si la comparas con el apartamento —añade a la vez que se despide con una sonrisa de la chica tras el mostrador, quien le entrega una bolsa con su pedido.
—¿Para qué necesitaba una casa tan grande?
—La idea de Elle era que todos viviéramos ahí. —Responde tras sacar un cannoli y pasarle la lengua por el relleno que cuelga en un extremo.
—¿Es fea? —Light hace un mohín con los labios a la vez que se incorpora en la cama al recordar que Elle también tiene dos autos, ¿qué más tendrá doble?
—Todo lo contrario, es hermosa —da un mordisco al cannoli y arruga la nariz cuando un poco del relleno se le escurre por la mano—. Tiene seis cuartos —añade, lamiéndose de la mano la ricota combinada con chips de chocolate—. En sí todas las habitaciones son de un tamaño considerable, nada exagerado, pero el terreno que rodea la casa está que te mueres y tiene una piscina con vista a la ciudad que...
—¿Y si es tan genial por qué no viven ahí? —Interrumpe cruzándose de brazos y frunciendo levemente el ceño.
—Pues yo sí quería, pero los otros no. —Confiesa mientras patea una pequeña roca—. Creo que cuando ellos salieron del orfanato sí vivieron ahí un tiempo, pero sólo hasta que consiguieron algo por su cuenta.
—¿Por qué? —Pregunta al instante, aunque no lo reconozca en voz alta, le interesa todo lo que tenga que ver con Elle.
—Al principio creí que por orgullosos —comienza—, no le cuentes a nadie, pero a veces llegué a pensar que quizá era envidia como tenían todos los demás —añade en voz baja mientras toma asiento en el pórtico de una casa abandonada, está a nada de llegar a la casa de Alex y no quisiera charlar de esto ahí—. Algunos chicos llegaron a odiar a Elle por ser el protegido de los fundadores del orfanato, tras su salida nosotros escuchábamos todo lo que hablaban ya que se corrió el rumor que Elle había pedido un auto como regalo, y no cualquier auto...
—¿El Lamborghini donde se siente el dueño del universo? —Interrumpe Light mientras va a la cocina por unas uvas.
«El mismo que te deslumbró la primera noche que lo conociste» piensa Near para sí mismo.
—Ajá —responde—. Elle no lo sabe, pero Beyond le presentó su puño a unos cuantos que hablaron mal de su hermano, lo cual lo metió en problemas muchas veces hasta que prefirió no seguir ahí. Luego nos dimos cuenta que le dieron una casa antes de asumir la presidencia, los rumores decían que era casi una mansión, para ese entonces yo era el único que seguía en la casa Wammy y no era tan valiente como para agarrarme a golpes así que solo escuchaba a niños que ni lo conocieron hablar mal de él...
—No pensé que Elle fuera tan vanidoso. —Comenta, metiéndose dos uvas en la boca y lanzándose a la cama. El apartamento deja en claro que quien lo habita es alguien acaudalado, pero desde que conoció al verdadero Elle y no al hijo de puta que era al principio, jamás lo ha considerado alguien jactancioso.
—Sé que para muchos solo era un muchacho caprichoso, pero yo estoy convencido que lo hacía para asegurarse su futuro y el nuestro.
—Pero ¿por qué... ammm Roger y Quillsh —pronuncia dudando, recuerda que Elle le mencionó los nombres, pero no está seguro. Sin embargo el otro responde sólo haciendo un sonido de afirmación— ¿por qué lo consentían tanto?
Near tarda un poco en contestar para pensar bien sus palabras. Si se ha detenido a relatar información que Light no le pidió es porque últimamente en cada llamada el castaño siempre le cuestiona algo sobre Elle, como si quisiera saber cada detalle de su vida, y él trata de no omitir nada.
—Supongo que un buen trato busca que ambas partes salgan ganando. —Responde encogiéndose de hombros.
—¿Trato... ? —Murmura más para sí mismo mientras frunce el entrecejo.
—Sí... bueno, es como yo lo veo. En algún punto Roger y Quillsh se dieron cuenta que ya no eran los jovencitos de hace veinte años y necesitaban un heredero, pero ninguno tuvo hijos —Near se sujeta la barbilla a la vez que le explica cómo sucedieron las cosas, o al menos como él cree que pasaron—. Quizá no confiaban lo suficiente en algún empleado que ya tuviera años en la empresa y prefirieron moldear a alguien como ellos quisieran desde que era un niño.
—Eso suena... —Light hace una pausa, luego se muerde los labios— feo...
—Los abuelos son buenos —aclara, los otros solo se refieren a ellos como "los viejos", pero él les guarda un tremendo cariño y respeto—. Sin embargo, es cierto que la infancia de Elle fue diferente a la nuestra —se pone de pie para seguir con su camino, no quiere que los cannolis se echen a perder—, mientras que nosotros andábamos en el patio jugando, él tenía que estar en la biblioteca estudiando mucho más que el resto. Por eso ninguno quiso vivir en esa casa —dice, regresando al meollo de toda la conversación—, nadie quería ser una carga. Si Elle sacrificó tanto para tener la vida que tiene, lo justo es que él la disfrute en vez de estarse preocupando por nosotros.
—Pero lo hizo por ustedes... —murmura convencido, como si lo hubiera vivido cuando todo lo que sabe acerca de Elle es gracias a su amigo. No lo admitiría porque le da vergüenza, pero es su tema favorito.
—Lo sé. En particular Matt, Mello y yo no tenemos problemas en pedirle ayuda cuando realmente necesitamos —sube los escalones que llevan a la entrada mientras busca en los bolsillos de su pantalón las llaves—, el único orgulloso es Beyond. La verdad a veces su actitud me desespera —confiesa poniendo los ojos en blanco, la confianza que tiene con Light no la tiene con nadie más—, con lo bueno que es tu novio no se merece que...
—¡No es mi novio! —Interrumpe, saltando fuera de la cama como si hubiera sido impulsado por un resorte.
Light siente las mejillas arder al momento que escucha a Near reír, lo único que lo detiene de soltar una queja es que escucha una desagradable voz del otro lado preguntando por unos tontos cannolis.
—¿Con quién hablas? —Cuestiona Alex apenas gesticulando los labios a la vez que extiende una mano llena de pintura para que le entregue la bolsa que ha estado esperando toda la tarde.
—Con Light.
—Dale saludos y dile que se cuide. —Dice con una sonrisa. Luego se dirige a las escaleras, necesita seguir trabajando en algo, había bajado por agua cuando Near llegó.
—Alex te manda saludos y dice que te cuides.
—Dile que me cae mal. —Responde cruzándose de brazos.
—Dice que gracias y que igualmente. —Logra expresar sin tartamudear pese a que los labios le tiemblan, odia mentir, pero no iba a decirle eso a Alex.
Ryuuzaga se detiene en uno de los escalones y voltea por sobre su hombro, luego sonríe y asiente, indicando que el mensaje fue bien recibido. No guarda ningún tipo de resentimiento por lo de la jarra, admite que se pasó un poco esa última vez que se vieron.
—Hoy tengo mucho trabajo así que si quieres pedimos algo para cenar.
—No te preocupes, yo prepararé algo. —Sonríe, demostrando que todavía le quedan energías. Ayudar en la biblioteca no es precisamente el trabajo más pesado y las clases de Alex no son tediosas, así que sería poco amable de su parte no ofrecerse a hacer la cena, tomando en cuenta que ni siquiera le está cobrando alquiler.
En cualquier otra ocasión Alex insistiría en que pidan algo, pero hoy prefiere asentir dándole el visto bueno a la idea. Está cansado y si quiere terminar antes de la medianoche, debe avanzar. Así que retoma su camino, sube dos escalones más, pero de pronto recuerda algo que lo hace detenerse de nuevo.
—Ah, Nate —el aludido frena sus pasos en medio del recibidor y voltea hacia las escaleras—. Llegó algo para ti, lo dejé en el comedor.
La habitación de Near está cruzando la cocina, es imposible pensar que el paquete recibido pasará inadvertido, pero prefiere asegurarse que no será así. Nate frunce el ceño, no recuerda haber encargado nada, le preguntaría a Alex si no fuera porque la insistente voz de Light le repiquetea en el oído exigiendo atención.
—Alex dijo que vino algo para mí... —Murmura para poner al tanto a su amigo mientras retoma su andar, esta vez cruzando el recibidor casi a zancadas.
—¿Y qué es? —Pregunta con curiosidad, dirigiéndose a la cocina de nuevo para ver qué más encuentra. Toda esta charla le da hambre.
—Una caja blanca... —Frunce el ceño al cruzar el umbral y verla justo al medio del comedor. Una simple caja blanca con un listón rojo formando un moño. Se acerca despacio, como si el objeto fuera a explotar en cualquier momento—. No le veo remitente... —añade al tomar la caja y revisar todos los lados.
—¡Pues ábrela! —Farfulla mientras toma unas botanas. No quiere ni pensar cuánto tiempo ha pasado y ni se ha bañado, Elle se va a molestar si pierde la cita con la terapeuta, pero no se puede quedar sin saber que hay dentro de la caja.
Near deshace el lazo con cuidado, los dedos le tiemblan un poco al hacerlo, el corazón le palpita más rápido. Por su mente pasa el nombre de una persona, sin embargo no quiere hacerse ilusiones. Al abrir la tapa suelta un chillido, provocando que Light se aleje el teléfono de la oreja.
—¡Son rosas! —Anuncia con un tono agudo. Son doce rosas azules en total, todas muy unidas dentro de la caja y la palabra "I miss you" escrita en la parte interna de la tapa— ¡Son hermosas!
Light pone los ojos en blanco. Los últimos días ha escuchado que ese tonto rubio va a "conquistar" a Near, y no puede creer que su amigo se la esté poniendo tan fácil. Está seguro que Mello le pidió ayuda a Alex y éste accedió. Otra razón más para odiar al ojos de iguana.
—Recuerda todo lo que te hizo —dice frunciendo el ceño. Ser el mejor amigo tiene ciertos privilegios, como conocer detalles de esa desastrosa relación que quizá nadie más conoce. La pregunta es cómo puede todavía quererlo luego de todo lo que se han hecho—. Ni se te ocurra caer de nuevo.
Near lo sabe, pero no puede controlar que su corazón palpite desbocado. La relación con Mihael ha estado mucho mejor de lo que alguna vez estuvo estando cerca. Son solo amigos, amigos que se gustan. Ahora puede decirlo en plural ya que en las últimas videollamadas que han hecho solo entre ellos, Mello siempre le dice que se ve lindo, que estuvo esperando todo el día para ese momento y que piensa en él a cada instante. Le da la sensación de inocencia, como cuando dos adolescentes se enamoran y no saben qué decir frente al otro. Lo de ellos empezó de una manera tan sexual que le encanta el simple coqueteo, la idea de cortejar y conquistar. Aunque también admite que son palabras que le hubiera gustado escuchar antes. Quizá la distancia lo ayuda a mantener los pies en la tierra en lugar de comenzar a volar sin rumbo. Aún así, no puede evitar colocar el celular entre su hombro y oreja para tomar con las dos manos una rosa y acercarla hasta su rostro y olerla.
—Me encantan... —Murmura más para sí mismo. Está tan embelesado que ignora el bufido que se oye del otro lado de la línea.
—¡No, no, no! —Se lanza a la cama y arranca una página del cuaderno para hacerla puño, necesitaba apretar algo—. Los rubios de ojos azules ya están pasados de moda, hay como mil de ellos en las películas. En las películas al menos tienen dinero.
—Ay, pero ninguno es como Mello... —Se muerde los labios, sintiendo las mejillas calientes. Su amigo tiene toda la razón, pero Mihael es su primer amor, el único y cada día se convence más de que lo va a amar por siempre, estén juntos o no.
—No sé ni qué le ves... —responde haciendo una mueca—. Hasta mi dedo pulgar es más bonito.
—Yo lo veo como lo más precioso del mundo —se encoge de hombros mientras camina hacia el mueble de la cocina en busca de un florero—. Como dicen, a veces el amor es ciego. Por ejemplo, yo no veo agraciado a Elle, lo quiero mucho y todo, pero míralo... Es todo alto y delgaducho, pálido como un papel, su cabello negro no tiene ni forma...
—¿Peeeeerdón? —Interrumpe Light, llevándose indignado una mano al pecho— ¿Lo has visto de cerca? Elle es guapo por donde lo veas, quizá estar tanto tiempo enamorado de esa barbie humana ya te afectó el gusto.
Near ríe suave. Por supuesto que no piensa nada de eso que dijo sobre su amigo, es solo que le gusta persuadir a Light para hacerlo decir cosas que usualmente no diría.
—Como sea, me comprometí a hacer la cena. —Dice mientras abre el grifo para echar agua dentro del florero que encontró— ¿Te parece si te llamo después?
—Está bien... —murmura haciendo un puchero. Aún no supera que su primer amigo verdadero haya decidido irse tan lejos—. ¡Ah, casi lo olvido! —añade, su último pensamiento acerca de Near estando en otro continente le hizo recordar por qué ha querido llamarlo desde temprano—. Le di a Elle un abono del dinero que me prestaste así como me lo pediste.
Light tiene claro ese dicho de "cuentas claras, amistades largas". Por más que Near le rogó que ocupara el dinero en el tratamiento de su mamá y que más adelante vieran lo de los pagos, él no iba a estar tranquilo si no lo hacía.
—Ok, gracias. Seguro al rato me escribe para darme algún número de clave o algo. —Responde sosteniendo el celular con el hombro mientras acomoda una a una las rosas.
Como no pudo convencer a Light de posponer el pago, le pidió que le entregara el dinero a Elle convenciéndolo de que él haría el envío. Él le prestó el dinero a Light asegurándole de que aún tenía suficiente para viajar a Italia cuando en realidad no era así, tuvo que pedirle a Elle sin que Light se enterara. Lo justo es que el pelinegro se quede con el dinero que Light le dé, eso es lo que le dijo, pero conociéndolo está seguro que no será así y que en cualquier momento recibirá algún mensaje con un número de clave para que retire alguna transferencia.
—Entonces te llamo tipo... ummm ¿cuatro? —Se pone de pie y se dirige al vestidor para comenzar al menos a elegir la ropa que usará. Supone que a esa hora ya tiene que estar de vuelta.
—Está bien, ¿irás a la cita que me contaste?
—Ay, sí. —Responde formando una mueca.
—Me cuentas cómo te va. —Sonríe pese a que sabe que Light no puede verlo. Está seguro que ir a terapia le hará bien y que el castaño haya aceptado es un gran paso.
Se despiden con la promesa de que se llamarán en unas horas. Light deja el celular sobre un mueble ya que la mayoría de los pants de Elle no tienen bolsillos.
Lo único horrible de este día es la dichosa terapia, sin embargo no puede evitar sonreír al descolgar una percha de un barral, sacando una camisa color musgo. Siente que por primera vez en mucho tiempo su vida está bien. Tiene la fortuna de que está sacando una cantidad considerable con las propinas, lo que le ha ayudado a poder pagar un centro de rehabilitación privado, no es el más costoso, pero sí mucho más decente. Al final que lo expulsaran resultó ser lo mejor; el único gasto es la rehabilitación y la renta de su casa, que no es mucho. Elle no le ha cobrado en ningún momento su estancia ahí y él tampoco se ha ofrecido a ayudarle porque su estadía es temporal, pronto regresará a su casa, o al menos eso es de lo que trata de convencerse. Aunque en realidad no quiere pensar mucho al respecto.
En conclusión: su vida nunca estuvo mejor. Tendrá la oportunidad de realizar los exámenes finales y graduarse, su mami al fin se va a sanar y vivirán felices, tiene un trabajo estable y es bueno en lo que hace, tiene el mejor amigo que podría haber deseado y... tiene a Elle. Se muerde los labios al pensar en el pelinegro. De pronto en su cabeza se reproduce parte de la conversación con Near y toda la sangre se le sube a la cara al recordar lo que dijo, ¡¿acaso admitió en voz alta que Lawliet es guapo?! Se cubre el rostro con las manos mientras ahoga un grito. Todos los días le asegura a Nate que ellos solo son amigos, ¿¡cómo carajo se le ocurre decir eso!?
Podría seguirse reprochando lo idiota que es si no fuera porque su teléfono suena, indicando que recibió un mensaje. Ver el nombre de Elle en la pantalla provoca que toda la sangre en su rostro baje hasta sus pies debido al susto, es como si lo hubiera invocado. Y el pánico solo empeora al leer el mensaje donde le dice que mandó un taxi para que pase por él y lo lleve a su cita.
—Mierda... —Murmura, él ni siquiera se ha bañado. Toma el primer pantalón que ve y sale apresurado del vestidor.
Deja las prendas sobre la cama y está dispuesto a dirigirse al baño cuando sus ojos se encuentran con Orejitas sobre el desorden de cuadernos y libros. No lo recuerda bien, pero parece ser que el día que Elle lo encontró ebrio en su casa estaba aferrado a él y no tuvo más remedio que llevarlo con el conejo rosado a cuestas.
Ese objeto afelpado es un obsequio de su padre, alguien a quien odia, o eso es lo que él cree, aún así nunca se ha atrevido a deshacerse de él. Light ignora que de alguna manera él guardó en ese peluche su niñez e inocencia cuando los problemas de los adultos dejaron de ser solo de los adultos. Orejitas representa su lado más frágil, el que ha intentado ocultar hasta de sí mismo, como un niño que guarda algo muy preciado para mantenerlo a salvo con la promesa de que volverá a buscarlo después. Ignora también, o más bien, prefiere no darse cuenta que el peluche es la única forma de sentir cerca a su papá.
Recorre la habitación con la mirada, preguntándose si hay algo en ella que Elle también guarde con recelo. No encuentra nada, todo es en tonalidades grisáceas, pulcro y ordenado. No hay nada que luzca infantil, salvo su peluche, el cual toma entre sus manos y sin pensarlo lo abraza. Tal vez no entiende por qué no puede deshacerse de él, pero Orejitas es el único que estuvo cuando no había nadie más, con él ha pasado miedos, tristezas y alegrías. Se pregunta si Elle también tuvo a alguien o si su infancia fue tan solitaria como se la imagina luego de lo que Near le contó.
Su teléfono vuelve a sonar y es sacado de su ensimismamiento. Prefiere no verlo, así si es un mensaje de Elle puede poner la excusa de que no se dio cuenta. Corre al baño, quitándose la ropa y dejándola por todas partes en el camino. De pronto el estómago le gruñe y le recuerda que no ha comido nada, se siente tentado de ir a la cocina por algo, sin embargo su teléfono suena de nuevo y no tiene más opción que meterse al baño de una buena vez. Le pedirá al taxista que pasen por algo rápido en alguna parte para no morir de hambre.
oOo
Beyond se para frente al espejo de cuerpo completo que compró y colocó en la habitación que solía usar Mihael. Se unta bastante gel en el cabello y lo lleva todo hacia atrás. Es eso o hacerse una coleta como usa Kheel, nada de pelos yendo hacia todas partes en el trabajo, es la regla. Al principio no le importaba mucho su aspecto, pero Mello no le deja pasar una desde que volvió a la vida, más específicamente luego de aquella videollamada con River. La única razón por la que sigue usando los lentes de contacto rojos es porque el rubio no encontró ninguna regla que fuera en contra de ello, y eso que se pasó una noche entera leyendo todo el reglamento.
Se pasa los dedos meñiques por las delgadas cejas para acomodarlas y luego se pellizca un poco las mejillas con la idea de darles un poco de color, al llevar todo el cabello hacia atrás queda más en evidencia su rostro paliducho. Procede a alisar con las manos la camisa del uniforme, a diferencia de Kheel, a él no le gusta andar cargando un bolso con ropa extra, a menos que tenga algún compromiso para antes o después de su turno. Con todo listo se dirige al armario en busca de sus zapatos, al verlos nota que necesita lustrarlos un poco.
Quisiera que todo fuera tan sencillo como parece a simple vista, tan solo un muchacho que se está preparando para ir a su trabajo, pero el hecho de que aún faltan dos horas para iniciar su turno es muestra de que algo no anda bien. Cualquiera que lo conozca, sabe que es de los que deja todo para último momento, y que si hasta hoy jamás ha llegado tarde al trabajo es porque Dios es grande... eso y que descubrió que Mello como encargado es una pesadilla, llegas tarde y te hace pagar cada segundo con hacerte quedar más tiempo luego de tu hora de salida.
La verdad es que su cabeza es un caos, puede parecer que nada más se desplaza parsimoniosamente por la habitación cuando en realidad su cerebro está trabajando con demasiada rapidez, intentando resolver un rompecabezas, y él nunca fue bueno para los rompecabezas.
Desde que estaba en la casa Wammy y sus amigos comenzaron a mostrarse atraídos por el mismo sexo, continuó con ellos porque no tenía otra opción. Sin embargo, siempre tuvo claras sus preferencias, incluso estuvo locamente enamorado de una chica con piel trigueña y cabello rizado, cuyo nombre no recuerda, pero recuerda que era hermosa. Entonces... ¿¡Por qué mierda no puede dejar de pensar en Matt!?
Jeevas y él siempre han tonteado, en muchas ocasiones no le ha tomado importancia porque para él ha sido eso: un tonteo entre amigos. El problema es que lo que sucedió hace unas semanas fue otro nivel, porque no le pareció que Matt lo dijera en broma. Un problema mayor es que ni siquiera le sorprende, sabe que el pelirrojo arrasa parejo. El verdadero problema es entonces que tuvo una maldita erección.
Lo peor es que no solo debe lidiar con ese recuerdo, sino que también debe lidiar con el hecho de que Matt actúa como si nada hubiera pasado. Todos los días lo saluda de lo más casual, se cruzan en la cocina y charlan de los temas más irrelevantes: que es un alivio que el invierno hubiera terminado, que si la vecina de abajo se puso botox, que si el arrendatario no está cada día más gordo.
Su poco sentido común le dice que él también debería restarle importancia a lo sucedido, pero simplemente no puede. Cada día le da más vueltas al tema y hoy está a punto de explotar. Ayer por la noche cuando volvió del trabajo, Matt estaba tumbado boca abajo en el sofá viendo una película, llevaba nada más un pantalón de pijama. Lo saludó como de costumbre y el otro solo contestó sacudiendo la mano, por lo desordenado del cabello o la expresión perezosa de su cara supuso que llevaba mucho en la misma posición o que incluso acababa de despertarse de una siesta. Hasta ahí todo bien, el problema es que al dirigirse al pasillo para ir a su habitación, vio de reojo un movimiento, algo insignificante en su campo de visión que lo hizo voltear: Matt se estaba rascando el trasero. Al pelirrojo se le notaba tanto la modorra que la acción duró apenas unos segundos. Lo que no duró pocos segundos fue su mirada puesta en ese culo... ¿¡Por qué mierda tuvo que quedarse como un imbécil viéndole el trasero!? Se niega a creer que se sienta atraído por los hombres, pero ahí entra el siguiente dilema: ¿por qué Matt? Ha prestado más atención a sus compañeros de trabajo para saber si es que acaso estar rodeado de tanto gay le está afectando, pero ninguno le atrae, entonces ¿por qué no puede sacarse a ese idiota de la cabeza?
Está convencido de que debe ponerle un fin a todo esto y cree tener la idea perfecta. Su atormentada mente no da para más, así que cualquier idea es buena. Sale de la habitación dando un portazo, como si así reafirmará que el momento ha llegado. Entra a la recamara de Matt sin ni siquiera tocar y se planta frente a la cama inflando el pecho. No obstante, en ese momento todo el aire que había retenido se le escapa hasta por los poros.
El pelirrojo aparta la mirada de su laptop y la dirige a su amigo quien, como si fuera posible, se ve más pálido.
—¿E-Estás ocupado? —Logra balbucear, quedándose rígido.
—Revisaba lo de las apps, ¿recuerdas? —Responde como si nada raro ocurriese, desde lo sucedido en casa de Elle, Beyond ha andado de lo más extraño, por lo que prefirió darle su espacio. A lo mejor se pasó con lo que hizo, pero él cree que todo lo que dijo es cierto y está seguro de que es mutuo, sin embargo no es un idiota que no sabe respetar.
—¿Y todo bien? —Le pregunta con el fin de aligerar el ambiente o encontrar valor. Le alegra que su amigo haya encontrado una forma de generar ingresos extras, pero en este momento no podría importarle menos.
—Estaba a punto de publicar una. —Dicho eso, vuelve la mirada a la laptop, la cual ha colocado sobre una almohada simulando ser un ha pasado buena parte de la mañana sentado en la cama trabajando en una nueva aplicación. Sin embargo debe levantar la vista de nuevo luego de unos segundos en silencio en los cuales se sintió observado— ¿Ocurre algo más?
—Necesito hablar contigo —dice al fin soltando el aire.
Matt también suspira y pone la laptop a un lado.
—Te piensas ir, ¿no es así? —Beyond frunce el ceño y el pelirrojo se pone de pie para acercarse a él—. Es lo que siempre haces cuando consigues trabajo estable. —Añade al verlo confundido.
—¿Y eso sería un problema? —No puede evitar morderse los labios cuando Matt le coloca una mano en el hombro a manera de apoyo. Detesta la tensión que se ha generado entre ellos y quiere romperla.
—Me harías mucha falta. —Confiesa. Es cierto que no es la persona más afectuosa que existe, pasa de todo el romanticismo, sin embargo no significa que sea alguien incapaz de expresar sus sentimientos y emociones—. Pero me parece que eso no es de lo que quieres hablar... —Agrega frunciendo el ceño ante el silencio del otro.
Beyond da un respingo y aparta la mirada mientras se rasca la coronilla.
—Es que... —se muerde los labios y cierra los ojos, sabiendo que no tiene escapatoria— ¡Que conste que solo lo hago para sacarme la duda! —Dice de un tirón y de forma nada delicada sujeta el rostro de Matt y con la misma rapidez junta sus labios con los del otro manteniendo los ojos cerrados con fuerza. El contacto dura un segundo y al separarse, ríe—. Nope, no sentí nada. —Concluye aliviado y con una amplia sonrisa.
Matt, quien se había quedado inerte, menea la cabeza y lo sujeta rápido del brazo antes de que el otro intente huir.
—Espera, espera... ¡ni siquiera estaba preparado! ¿¡Y a eso le llamas un beso!? —Reclama mientras lo hace voltear para que le dé la cara— ¡Tenía los labios cerrados! Déjame y te muestro cómo se hace...
Sin que Beyond pueda reaccionar, Matt lo sujeta de la cintura con una mano mientras con la otra lo toma de la barbilla. El aire se extingue de todo su cuerpo al momento que los labios del otro se juntan con los suyos. Sus ojos se abren de par en par, viendo muy de cerca ese rostro pecoso. El contacto no es un simple roce como él lo hizo minutos atrás, la intimidad es palpable hasta en la forma que esos dedos se hunden en su cabello. Matt le aprisiona el labio inferior entre los de él por unos segundos y luego procede a repetir la acción con el labio superior, como si quisiera persuadirlo de abrir la boca. Él está convencido de mantener su postura, sin embargo de pronto una sensación húmeda y tibia le baña los labios, haciendo que algo dentro de él se desconecte. Su cerebro se justifica al instante, convenciéndolo de que si llegó hasta ahí fue para sacarse la duda, y eso no sucederá si no coopera, así que cede. Cierra los ojos y permite que esa lengua entre para explorar cada recoveco de su boca, intentando a la vez imitar al otro aunque de forma más lenta y tímida. El beso dura poco a su parecer y cuando Matt se aleja despacio, le da la sensación que se lleva con él hasta su aliento.
—¿Y bien? —Pregunta suave, manteniendo sus frentes unidas, sin soltarle el rostro— ¿Te ayudo con tu duda? —Sonríe de lado, la cercanía le permite deleitarse con el color carmesí que colorea esas pálidas mejillas— ¡Ah! Parece que hoy si te quedó dura... ¡Digo, la duda! —Corrige "su error" al instante y luego se relame los labios de forma seductora.
Beyond da un abrupto paso hacia atrás, alejándose un poco, luego abre y cierra la boca mientras pasea la mirada por toda la habitación, como si en alguna pared fuera a encontrar qué decir.
—¡Se me hace tarde! —Farfulla completamente rígido y sonrojado.
Al verlo salir apresurado, Matt deja salir la risa que había retenido. Acto seguido vuelve a la cama y toma la laptop para seguir con lo suyo. Sin embargo se da cuenta que no le será tan fácil concentrarse luego de lo sucedido. Se relame los labios de nuevo, orgulloso de su logro y a la vez degustando el placentero cosquilleo que ese beso le dejó, ¿hace cuanto no obtenía una sensación similar?
Es cierto que él es alguien bastante sexual, y la única persona que no había caído ante sus encantos es Near por obvias razones, pero estaba comenzando a pensar que Beyond tampoco cedería. Tal parece que funcionó fingir que lo ocurrido hace semanas era irrelevante. Si es honesto, lo hizo para darle su espacio, porque llegó a creer que a lo mejor fue demasiado atrevido con sus comentarios y acciones, tampoco es un idiota que solo piensa con la verga, quiere a sus amigos y por eso siempre respetó a Near, y estaba dispuesto a también hacerlo con Beyond. Sin embargo, de haber sabido que fingir desinterés era lo que hacía falta para que pasara lo que acaba de pasar, hace meses lo hubiera puesto en práctica.
Ahora no sabe cómo proceder, pero el primer paso ya fue dado. Solo es cuestión de tiempo y paciencia para tener a Beyond en su cama, abierto de piernas y pidiendo más. No puede evitar morderse los labios ante la imagen mental, así como no puede evitar que su entrepierna se endurezca ansiosa.
oOo
Sachiko levanta un poco la mirada, encontrando frente a ella un enorme reloj redondo colgado en la pared, se relame los labios debido al nerviosismo que le provoca el repiqueteo de la aguja contando los segundos. Se acomoda en el asiento y se alisa la parte delantera del uniforme celeste del centro, luego recorre el lugar, buscando en qué enfocar su atención mientras espera.
La habitación es pequeña, pero está ambientada con la idea de generar tranquilidad: plantas artificiales de un verde refrescante, paredes color durazno pastel, mullidos asientos de tonalidades tenues y luz natural entrando a través de una amplia puerta de vidrio corrediza. Sin embargo, todos esos detalles están causando un efecto contrario en ella. La opresión en el pecho la agobia, por una parte quisiera terminar con todo esto de una vez y al mismo tiempo quisiera que esa puerta de madera que está a un costado no se abriera nunca. Es la tercera vez que debe sentarse a esperar en esa recepción, pero su pierna se mueve ansiosa como si fuera la primera vez.
Lo que tanto ha esperado y temido sucede, la puerta se abre tras un chirrido y una mujer de mediana edad con cabello recogido en un elegante moño aparece.
—Ya puedes pasar Sachiko. —Dice con una sonrisa mientras se acomoda un mechón de su cabello marrón atrás de la oreja.
Sachiko inspira hondo y se pone de pie, intenta devolverle la sonrisa al pasar al lado de la doctora, pero el contacto visual dura poco, desvía la mirada rápidamente y solo escucha la puerta cerrarse detrás de ella.
Diane observa como Sachiko entra de forma vacilante a la habitación, así que le da su tiempo para no ir detrás de ella como una sombra, en cambio espera a que la paciente tome asiento en el sillón. Luego ella hace lo mismo tras dirigirse al suyo, quedando a una distancia suficiente como para darle una sensación de espacio, pero a la vez para generar una burbuja acogedora alrededor de ellas
La terapeuta toma los anteojos y la libreta que dejó en una mesita que tiene al lado de su asiento. Acto seguido anota el nombre de la paciente en la parte superior de la página en blanco, la cual después va a transcribir al registro de ella. Luego de forma amable a fin de dar inicio, le pregunta cómo ha estado, llamándola por su nombre, algo que suele hacerse para intentar dar esa sensación de familiaridad y comodidad al paciente.
Sachiko da un respingo, intenta sonreír y verla a los ojos, pero de nuevo el contacto visual dura poco.
—Bien... —Murmura, mordiéndose después los labios.
—¿Cómo te has sentido con tu grupo? —Continúa, haciendo referencia a las terapias grupales que se llevan a cabo en las tardes de los domingos, martes y jueves.
—Bien... todos son muy amables.
—¿Y cómo te llevas con tu compañera de habitación?
Sachiko le dice más con su cuerpo que con sus palabras, la ve frotarse las manos, pasear la mirada por todas partes o morderse los labios antes de dar una respuesta.
—No hablamos mucho... —vacila al contestar de nuevo—, pero es una buena chica...
Se le nota insegura e incómoda, mas no cerrada. Es cierto que sus respuestas son escuetas, también ha notado que su participación en las sesiones grupales es mínima, pero puede percibir que ella está poniendo de su parte. Su progreso es lento, pero seguro.
—Supe que vino tu hijo... —Menciona. En la última terapia grupal, ella habló de él con un brillo en los ojos que nunca había visto, quiere saber si la reacción esta vez será la misma, y la respuesta llega al instante al verla levantar el rostro con una amplia sonrisa.
—Sí —asiente sin poder dejar de sonreír, en esta ocasión su vista está fija al frente y no en el suelo como hasta hace un momento—. Bueno, no pude verlo, pero me trajo algunas prendas y me compró este turbante. —Como una madre orgullosa que muestra los primeros dibujos de su hijo, agacha un poco la cabeza para mostrar el hermoso pañuelo colorido que le rodea la cabeza, dejando solo un pequeño flequillo enfrente mientras el resto de su corto cabello queda suelto atrás.
—Está muy bonito —admite con una leve sonrisa—. ¿Cómo se llama tu hijo? —Pregunta con la idea de mantener la charla encaminada hacia el hijo ya que el cambio en el semblante de ella es notorio.
—Mi niño se llama Light, cuando era chiquito le decía Gayami de cariño, porque es como él decía su apellido cuando estaba aprendiendo a hablar —suelta una risilla al recordar a su primogénito en la época de pañales, e inconscientemente se abraza a sí misma, como si estuviera arrullando a un bebé—. Un día cuando tenía ocho años, me prohibió que le dijera así porque según él iba a arruinar "su reputación" —forma las comillas en el aire, aún sonriendo. En esa ocasión Soichiro y ella tuvieron que morderse los labios para no reírse en la mesa porque eso también podría ser tomado como un atentado al prestigio del niño de ocho años que los acompañaba—. Pero en mi mente sigue siendo Light Gayami. —Concluye con una sonrisa radiante.
—¿Es tu único hijo? —Pregunta viéndola a los ojos, mostrando interés en la plática. Tiene algunos detalles que quiere anotar, pero no desea interrumpir la fluidez de la charla, así que lo hará en otro momento.
—¡Sí! —Responde al instante con la misma actitud—. Es mi único... —de pronto hace una pausa y cualquier rastro de felicidad desaparece de su rostro en ese momento, de nuevo vuelve a frotarse las manos—. No, no lo es...
Diane se acomoda los anteojos, sin embargo no dice nada pese al silencio que se forma. No quiere presionarla, prefiere darle tiempo.
—Tengo dos hijos... —murmura con un hilo de voz, como si formar la oración le hubiera costado horrores—. Era una niña... se llamaba Sa-Sayu... —inevitablemente una lágrima se desliza por su mejilla al pronunciar ese nombre, un nombre que había desterrado de su mente hace mucho tiempo.
—¿Sayu? Es un bonito nombre, nunca lo había escuchado. ¿Te gustaría contarme sobre ella? —Pregunta la terapeuta con el mismo semblante apacible.
Sachiko sostiene el aliento y menea la cabeza al instante mientras empuña las manos.
—Es que... no sé qué decir de ella... yo ya no soy su madre... —Se forma un silencio incómodo, o al menos así lo percibe ella. Levanta la mirada y ve que Diane la observa, le parece verla sonreír un poco, pero no está segura, de nuevo agacha la cabeza mientras juega con un hilo de su ropa—. Me refiero... no creo que ella me considere su madre... —la voz se le quebranta un poco al admitir en voz alta y frente a alguien uno de los tantos fantasmas que la atormentan—. Ni siquiera creo merecer que Light me considere su madre...
Y eso último la termina de quebrar, por lo que se lleva las manos a la boca para ahogar sus gimoteos. Light es su niño, su bebé, su luz y ahora que su cerebro no se encuentra adormecido, es capaz de vislumbrar todas esas cosas que antes prefería ahogar para que no la torturaran. Pero estas últimas semanas que ha estado viviendo en la cruda realidad y no en una realidad distorsionada, se da cuenta que ni ella podría llamarse madre luego de todo lo que les hizo.
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N/A:
Bueno, aquí es donde les pido disculpas por el retraso diciendo que ha sido un mes muy pesado, pero como aquí hay confianza... la verdad es que me la pasé soplando el mes entero, cuando me vine a dar cuenta ya estábamos en marzo... ke creisi jajaja. Si se fijan el capitulo ni es largo pero espero lo haya disfrutado.
En lo personal, me gusta mucho escribir sobre este Light, y más las interacciones con Near. Más de treinta capítulos y ahora que está lejos de su mamá siento que podemos ver un poco más del verdadero Light, o quizá una capa más porque lo orgulloso no se le quita jaja.
Uff, yo sé que todos quieren más de Beyond y Matt... me confieso, yo también 7u7 ... miren que Near de verdad está enamorado, eso es amor y no chingaderas, porque rechazar a semejante sensualidad andante como lo es Matt... no, no, quien sabe cómo hacía la pelusa...
La aparición de Sachiko fue corta, ¿pero recuerdan que el capítulo pasado les dije que había sido tranquilo? Este también lo siento tranquilo... ¿será la paz antes de la tormenta? Jajaja la verdad que no sé por qué todos creen que en cualquier momento todo se va alv :c ¡ténganme fe!
En fin, ¿cuál fue su parte favorita? ¿Comentarios? ¿Quejas? ¿Sugerencias? ¿Teorías sobre Sachiko?
¡Gracias por leer!
