Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es Robsmyyummy Cabanaboy. Yo solo traduzco con su permiso.
Epílogo
Tres años después...
BPOV
Una vez que mi carrito de compras está completamente lleno, me dirijo hacia las cajas registradoras. Es un viernes al mediodía de un fin de semana largo, y la tienda está llena. Probablemente tenga que luchar contra los Marines que se encuentran almorzando aquí, tomando sándwiches, papas fritas y soda antes de tener que volver a trabajar hasta que el día termine a las mil seiscientas.
Estoy tan emocionada de escaparme por los próximos días. Edward y yo nos lo merecemos, y mis padres acaban de regresar de su crucero por la Riviera Mexicana, por lo que están más que listos para asumir sus puestos como Nana y Abu, necesitan su dosis de la tercera generación.
Oh, cielos. Me olvidé del jodido pan. Girando mi carrito, noto una cabeza rubia familiar doblando en la esquina de un pasillo. Rápidamente me muevo hacia el pasillo de comida para bebé y lo intercepto.
—¡Jasper!
Él se detiene en seco, echando un vistazo hacia atrás, una sonrisa en su rostro mientras envuelve su brazo alrededor de la espalda de su esposa y caminan hacia mí.
—Hola. —Me inclino y los abrazo—. ¿Cómo están? ¿Listos para la acción?
Ellos se ríen.
—Oh, sí, estamos listos para comenzar este show, por eso estamos corriendo por aquí. Nos dirigimos al PX luego —añade él, frotando la espalda de ella.
—¿Cuántos días han pasado de tu fecha de parto?
—Cuatro —se queja ella—. La doctora nos dio toda una lista de tareas. Vertí mucha salsa picante en mi burrito esta mañana que probablemente me causé quemaduras de primer grado.
—El día que tuve a Christopher, bebí dos tazas de té de frambuesa, comí un omelette occidental con jalapeños y salsa picante de desayuno y tuve una pedicura con un intenso masaje en los pies.
—Vaya, fuiste muy afortunada de que todo eso haya funcionado.
—Sí, pero si le preguntas a mi esposo, él te dirá que fue por todo el sexo que tuvimos —resoplo y arqueo una ceja—. Hablando de eso...
Maria se ríe, llevando por detrás de su hombro su hermoso cabello color caoba.
—¡Eso es lo que yo digo! —concuerda—. ¡Deberíamos estar haciéndolo todo el día, todos los días!
Levanto mis manos en rendición mientras que Jasper mira a un costado, sacudiendo su cabeza y sonrojándose.
—¿Las dos terminaron de avergonzarme?
Le doy unas palmadas en la espalda.
—Todos hemos estado allí, cariño. ¡Ahora termina aquí, ve a casa y saca a ese bebé de allí!
—Gracias, cariño —murmura él, volviéndome a abrazar mientras Maria echa su cabeza hacia atrás riéndose a carcajadas—. ¡Te mantendremos al tanto!
—Qué así sea —les digo, dirigiendo mi carrito hacia el pan—. ¡Edward y yo estaremos en Palm Springs todo el fin de semana, pero sabes mi número!
—¡Entendido! —Maria me saluda agitando su mano mientras se dirigen hacia la puerta.
Estoy tan emocionada de que Jasper haya encontrado su final feliz. De repente siento un poco de tristeza al recordar todo lo malo que ocurrió. Él intentó con todas sus fuerzas hacer que su matrimonio con Alice funcionara cuando volvió a Carolina del Norte después de viajar a Okinawa para nuestra boda. Desafortunadamente, terminó siendo un esfuerzo ineficaz. Alice siempre fue una loca del control, y las pequeñas cosas que Jasper dejó pasar con los años de repente se volvieron cosas enormes al punto que sus problemas parecían ser insalvables. Él una vez me confesó que el drama de ella conmigo era solo la punta del iceberg, a pesar de que se volvió un gran bloque. Aunque ella aclamaba estar "bien" con que yo haya encontrado el amor y haya seguido con mi vida, las acciones y las palabras de Alice aparentemente hacían que Jasper la cuestionara en todo momento.
De acuerdo con él, cuando volvió a casa después de mi boda —un tema que ella nunca abordó— él creía que eran felices por un par de semanas. La actitud de Alice parecía haber mejorado. Supuestamente, ella charlaba con una terapeuta e intentaba cambiar. Sin embargo, ni bien yo fui tema de conversación de nuevo, las cosas se salieron de control rápidamente.
Ellos recibieron el anuncio de la llegada de nuestro bebé a finales de enero. Nosotros elegimos un collage con una foto de nuestra boda besándonos en la playa de Okuma, una foto de un sombrero de Año Nuevo, una matraca y confeti, y una tercera foto de un bebé junto con unos bloques de madera que decía:
¡Feliz Año Nuevo!
¡Edward y Bella están felices, casados y con un bebé en camino!
Espero que su 2013 sea igual de maravilloso.
A Edward y a mí nos encantó cómo salieron, y todos los que lo recibieron nos halagaron. Pero no fue el caso con Alice. Recuerdo recibir un correo de Jasper diciendo que estaba emocionado de escuchar las noticias de nuestro bebé, pero jamás mencionó a Alice. En ese entonces, no pensé mucho en ello; seguía molesta de que ella ignorara mi boda, pero lo quité de mi cabeza. Una vez que llegó el bebé, recibimos un regalo de ellos, pero la etiqueta solo decía «Con Amor, tío Jasper». De nuevo, no se mencionó a Alice. Pero me aseguré de incluir su nombre en la nota de agradecimiento. Después de todo, la dirección de envío del regalo seguía siendo la casa que compartían en Morehead, Carolina del Norte. No tenía razones para creer que hubieran problemas.
A fin de año, Edward fue elegido por su coronel —voluntordenado mejor dicho— para ayudar a unos capitanes seleccionados para el próximo ascenso. Él estaría en SAT en Quántico, Virginia por cuatro a seis semanas comenzando a finales de enero. Él no podía estar lejos de Christopher y de mí por tanto tiempo, así que nos compró billetes de avión e hicimos el viaje con él. Mis padres estuvieron muy felices de escuchar que estaríamos tan cerca de ellos por tanto tiempo, y condujeron para vernos y se quedaron en un hotel local alrededor de diez días mientras estábamos en Crossroads Inn en la base.
Lamentablemente, mientras estábamos en Virginia, recibí un mensaje de Jasper que su madre había fallecido. Su papá había muerto cerca de seis meses atrás después de luchar contra la enfermedad de Hodgkin, y su madre había quedado deprimida. Jasper sabía que ella no sobreviviría por mucho después de su muerte. Ellos se habían amado desde la primaria. Aunque técnicamente fue un caso horrible de neumonía, Jasper cree firmemente que su madre murió de un corazón roto. Y aunque él estaba triste, sabía que ella estaba más feliz estando de vuelta con su padre, y eso le daba un poco de paz.
Ni pensé dos veces en estar allí para acompañar a Jasper, pero sabía que tendría que enfrentar a Alice. Afortunadamente, la misa y el entierro fueron un sábado, así que Edward fue capaz de viajar conmigo. No temía verla por mi cuenta, pero estoy orgullosa de mi marido y de mi hijo, y simplemente los quería conmigo así todos podíamos acompañar a nuestro amigo en su pérdida. Edward recordaba a Jasper como un hombre decente de cuando perdimos a Mike, pero cuando vino a nuestra boda, lo sorprendió. Él ha sido un gran fan de Jasper desde entonces.
Había hecho planes para encontrarme con Angela y su novia el domingo para desayunar, pero necesitaba sobrevivir al sábado primero. El servicio para la mamá de Jasper fue conmovedor, por supuesto. Jasper dio una sentida elegía, la misa fue acompañada por música preciosa y él estuvo rodeado por su familia y amigos, lo que hizo el día más tolerable. El banquete fue llevado a cabo en la casa de Jasper y Alice. Me sentí segura al llegar a su puerta, incluso aunque mi garganta estaba seca repentinamente. Habían pasado dieciocho meses desde la última vez que Alice y yo hablamos... gritamos, como sea. Fue horrible y nuestra amistad estaba destruida. Después de un largo distanciamiento, me preguntaba si había posibilidad de una reconciliación.
En la reunión, charlé con varios amigos de cuando trabajaba en Carolina del Norte. Ellos estaban emocionados de conocer a Edward y Christopher, todos recordaban mi tragedia anterior y estaban tan felices de que fuera capaz de seguir adelante y encontrar la felicidad. Logré pasar tiempo con Jasper, pero él estaba ocupado recibiendo a muchos de los otros invitados. Era obvio que Alice me estaba evitando, y me negaba a hacer una escena, así que lo dejé pasar. Después de una hora, Christopher comenzó a ponerse inquieto por lo que empezamos a despedirnos. Alice estaba junto a Jasper en ese momento, así que estuvo forzada a saludarme, le gustara o no.
—Tenemos que irnos. El pequeño ha tenido suficiente por el día. —Envolví mis brazos alrededor de los hombros de Jasper—. Estoy tan agradecida de poder estar aquí.
—Gracias a ti por viajar aquí. Significa mucho para mí, Bells. Y Christopher es adorable. Felicitaciones de nuevo, a los dos.
Edward reacomodó al bebé quejumbroso en sus brazos para estrechar la mano de Jasper.
—Gracias, Jasper. Lamento mucho lo de tu madre.
Me volví hacia Alice, que ha estado jugando con sus uñas.
—Lamento mucho tu pérdida, Al. Sé que siempre fuiste cercana a Gloria.
Ella dejó de jugar con sus cutículas el tiempo suficiente para echarme un vistazo.
—Gracias. —Apartó rápidamente su mirada, y caminó hacia un grupo de primos en el porche.
Con una sonrisa tensa, tragué fuerte y miré a Jasper, que se encontraba boquiabierto.
—Bueno, debemos irnos. Hablamos pronto. —Estreché su mano antes de irme, para nada sorprendida del gran rechazo de Alice.
Mucho más tarde, ya envuelta en los fuertes brazos de mi marido, me llegó un mensaje proveniente del teléfono de Jasper.
Necesito hablarte cara a cara antes de que te vayas de nuevo. Supuse que si usaba el teléfono de J, tendría más posibilidades de que me respondieras. ¿Es muy tarde para que te vea en tu hotel? ~Alice.
No dudé en invitarla al Hampton Inn, cuarto 212, donde estaba acurrucada con mi familia por la noche. Aunque estaba totalmente lista para enfrentar a Alice por mi cuenta, me negaba a hacerlo sin que ella saludara a mi marido. Él se lo merecía, y yo también. Un Edward dormido aceptó responder a la puerta cuando ella llamara, y luego me iría a otro lugar para hablar con ella.
—Alice, adelante. —Escuché a Edward saludarla y ella respondió con un corto «gracias».
Metí mis pies en mis zapatillas, colocando mi cabello en una coleta.
—Hola. Ya casi estoy lista.
Aunque sus ojos estaban mayormente fijos en el suelo, en la tenue luz del cuarto la noté mirar a Christopher durmiendo en su practicuna. Una muy pequeña sonrisa apareció en sus labios, pero era como si se negara a ceder ante sus instintos y emociones naturales. Me dejaba atónita. Simplemente no lo entendía. Esperaba que ella me ayudara a entender mientras hablábamos.
Después de darle un beso rápido a Edward, Alice y yo nos dirigimos hacia el vestidor del edificio.
—Gracias por recibirme. Tenía mucho que decir, y realmente la reunión conmemorativa de Gloria no era el lugar ni el momento.
—Entiendo —dije con un asentimiento—. Adelante.
—Sé que crees que es ridículo, pero no puedo superar la forma en que tú y Edward terminaron juntos —soltó ella—. Sé que ha pasado un año y medio desde que nos vimos por última vez, y sé que después de discutir, obviamente lo buscaste y trabajaron en lo que sea que los separó en primer lugar... pero aún así, creí que cometiste un gran error al viajar sola, y provocó el final de nuestra amistad. Sigo furiosa.
Fruncí el ceño. Tenía que interrumpir.
—¿Sigues furiosa con qué parte?
—Todo —dijo sin perder un segundo—. Te fuiste con él, jamás llamaste cuando estuviste allí, tuviste una actitud horrible conmigo la vez que sí hablamos... —Encogió sus hombros—. Hawái te cambió y nunca volví a ver a la verdadera Bella. Es por eso que me negué a asistir a tu boda o a reconocer a tu bebé cuando nació. No soy una hipócrita, y no voy a fingir que esto que pasó entre nosotras estuvo bien para mí.
Sacudí la cabeza con incredulidad, sin saber cómo reaccionar a esto.
—Entonces, ¿esencialmente culpas a las vacaciones que tomé y el destino mismo como los culpables del fin de nuestra amistad?
—Sí, así es —espetó sin dudar—. Y el hecho que saltaste a la cama y a una relación tan rápido. ¡No entiendo como crees que todo estuvo bien! ¿Y con el tipo que te dijo que tu marido estaba muerto? —Cruzándose de brazos, siguió—: Pensé que todo fue de mal gusto. Fuiste increíblemente egoísta e irrespetuosa con la memoria de Mike. Ni siquiera podía ver con claridad con mi furia. Aún no puedo.
—Alice...
—No, en serio, Bella. ¿Alguna vez te detuviste a pensar en lo espantoso e incluso conveniente que fue todo? Si no supiera bien...
—¡Suficiente! —la interrumpí, golpeando el reposabrazos con mis manos, lista para quitarle la estupidez a golpes a mi ex amiga—. Respondí tu mensaje y acepté verte porque creí que quizás tenías algo inteligente que decir. Que quizás habías pasado los últimos dieciocho meses reflexionando sobre tus palabras y tu comportamiento, notando que un ser humano no tiene derecho a decirle a otro ser humano cómo vivir o sentir, especialmente tras una tragedia... y eso es solo para los extraños. Éramos amigas, Alice. Pero te has ido a otro nivel de locura.
—Yo no...
—¡No, a la mierda con esto! —chillé—. ¿Acaso te escuchas? ¿Ensayaste lo que ibas a decir y realmente pensaste que tenía algo de sentido saliendo de tu boca? Como tu comentario comenzó con "espantoso y conveniente", asumo que podrías haber tratado de convencerme de que Edward planeó meticulosamente la muerte de Mike y nuestra reunión tres años después. ¿Realmente ibas a decir eso?
Alice estaba completamente calmada, su voz firme.
—Se ha visto pasar, Bella. Los psicópatas estudian a las personas. No tenías idea de quién era hasta que apareció en tu puerta.
Me puse de pie, sacudiendo la cabeza.
—Pero sé quién es ahora. Y me niego a seguir esta estúpida conversación contigo. Si pensara que lograríamos avanzar, me quedaría. Pero ni siquiera estás siendo racional ahora mismo. ¿ESTA es la teoría que por dieciocho meses te ha vuelto loca? —Tomé aire profundo, tratando de reorganizarme—. Alice, no tengo idea de lo que te pasó cuando murió Mike. Si esto son residuos de algo más que nunca me has compartido sobre el divorcio de tus padres, o quizás no puedes encontrar la forma de superar la muerte de Mike... lo que sea... no puedo ser parte de eso. Te he extrañado el último año y medio... pero honestamente, extrañé la amiga que solías ser, antes de la muerte de Mike. Una vez que él ya no estaba, te metiste en un modo de luto constante y te negaste a dejarme salir de él... por tres putos años. —Me encogí de hombros—. Estuve de luto, lloré y seguí adelante. Lamento que no lo apruebes, pero realmente no importa. No creo que haya algo que valga la pena hablar, hasta que te des cuenta de ese simple hecho.
—Sabía que hablar contigo no llevaría a alguna parte —bufó ella—. Solo necesitaba desahogarme.
Todo lo que pude hacer fue observarla y sentir lástima. Esta persona solía ser muy importante para mí... pero quizás fue solo por esos primeros tres años de felicidad, cuando Mike estaba vivo y me presentó a su amiga de la infancia. Una vez que perdimos a Mike, la perdí a ella también. La cáscara de Alice se quedó, sí, pero su mente se fue a lugares dañinos, y no tengo el poder para tratar de arreglarla.
—No sé qué más decir. Espero que puedas encontrar algo de felicidad en tu vida. Adiós, Alice.
Me di vuelta y me topé con Jasper. Él sostenía la mamadera de Christopher. Me había olvidado que la dejé en su refrigerador. Mi aliento se atasca por un instante mientras él camina a mi alrededor. La expresión lívida en su rostro revelaba que había escuchado cada palabra de nuestra conversación. A pesar que sabía que yo no era la razón de su expresión, me sentí muy mal.
—Lo siento mucho —susurré, ahogándome.
Él sacudió su cabeza, sus ojos en Alice.
—Yo también.
Una bocina que suena por detrás me aparta del recuerdo de cómo los tres nos despedimos esa noche. Jasper me contactó más tarde ese mes, diciendo que él estaba avergonzado de haber creído que Alice había intentado ser madura y cambiar. Él solicitó el divorcio unas semanas después, citando diferencias irreconciliables. No he escuchado de Alice desde entonces.
Jasper terminó solicitando una transferencia a California y fue ubicado en una de las escuelas en Pendleton el año anterior a que nos mudáramos allí. Maria es una profesora de inglés como segundo idioma que también trabajaba en la misma escuela. Se conocieron, se enamoraron y se casaron dentro de los seis meses y han estado felizmente casados desde entonces, esperando a su pequeño en cualquier momento ya.
~TotS~
Me detengo en la verja, luchando para tomar mi billetera para poder sacar mi identificación. Los Marines de guardia aquí son los más temibles de los que he visto en la entrada de una base. Sus M4s cuelgan alrededor de sus pechos, sus pistolas amarradas a sus muslos y cinturas, un arsenal a sus manos. Listos para todo. En Okinawa, era la fuerza de seguridad japonesa que se encontraba en la entrada de cada base, ¿pero aquí en California? ¿En la entrada de la segunda base más grande del Cuerpo de Marines? Sí, bien resguardada con los hombres y mujeres con apariencia más cruel que solo querrías de tu lado de la batalla cuando todo esté en juego.
Obtengo un asentimiento cuando el soldado toma la tarjeta de mi mano.
—Buenos días, señora. —Él observa la calcomanía en el parabrisas de mi coche, haciendo contacto visual conmigo, comparando mi rostro con el de mi identificación.
Satisfecho de que no sea una impostora, me la devuelve.
—Gracias, señora. —Entonces, él endereza su cuerpo, los talones de sus botas juntas, observando directamente sobre el capó de mi Honda Pilot. Su brazo derecho se dobla en paralelo al deck, como diría mi esposo, creando un ángulo perfecto de noventa grados. Sus cuatro dedos se unen en una línea derecha mientras que la yema de su pulgar se inclina y presiona contra el costado de su índice. Su mano está inclinada solo ligeramente hacia su rostro, apenas rozando el borde de su ceja. Todo el movimiento es nítido, instantáneo, tomando no más de un segundo en completarse.
Un saludo militar perfecto. Nadie sabe como saludar como un Marine. Es algo encantador... no voy a mentir.
—Gracias. —Asiento con una sonrisa y un "saludo de esposa", como mi marido me entrenó para que hiciera cuando soy saludada.
Saludada. Yo. Todavía me hace reír, para ser honesta. Solo soy Bella, pero estar casada con el Teniente Coronel Edward Masen viene con privilegios, ya sea que los requiera o no. Sí, cada esposa de oficial es saludada, o debe serlo, cuando entra y circula por la base. Mientras estés en tu coche, cada vez que te cruces con un Marine que ve la calcomanía en el parabrisas indicando que el dueño del coche es un oficial, sin importar quién conduce, se detienen y saludan. Me llena de orgullo saber que Edward se ha ganado ese respeto. Todos se lo han ganado. Por todos los sacrificios y la sangre derramada en el transcurso de la historia, cada hombre y mujer que viste el águila, la tierra y el ancla en su uniforme se merece un eterno agradecimiento y una reverencia.
Con la circulación de mis dedos a punto de detenerse, logro cargar las nueve bolsas de comestibles hacia la casa en el primer intento... Dios permita que deba hacer dos viajes. Dejándolas sobre la encimera, lanzo mis llaves a un lado de mi cartera y me río, escuchando los sonidos que provienen del monitor.
¡Oh, mi patito juguetón!
Das al baño diversión
Mi patito, te llevo en el corazón.
Voh, voh, vohi, oh...
Puedo imaginar exactamente lo que está pasando. Edward le canta a nuestros bebés en la bañera. Esa es nuestra canción común para lavar el cabello. Probablemente tenga las manos llenas de champú, mientras que el otro salpica y juega. Jodidamente adorables todos.
Me quitos las sandalias y subo las escaleras mientras mi marido sigue cantando. Haciendo una pausa en la entrada del baño, me inclino contra la jamba de la puerta, echando un vistazo pero esperando no ser descubierta aún. Me encanta estos momentos. Ver a Edward con nuestros pequeños. Él vive y respira por ellos, por todos nosotros. Nada me hace más feliz que ver a Edward enseñar, pasar tiempo, y abrazar a nuestros hijos.
—¡Papi, hazle a CeeCee una cresta de burbujas en el cabello! —Edward enjuaga la cabeza de Christopher mientras que la bebé chapotea en su asiento de bañera, mordisqueando su muñeco de Flynn Rider.
—¿Una cresta de burbujas, eh?
—¡Síp! Y sigue cantando... no terminaste.
Edward frota el champú en los rulos marrones de Cecilia.
—Oh, cierto... lo siento.
Ohh..
Al salir el sol, cuando voy a bañarme,
Me encanta como flota y viéndome enjabonarme
Sin preocuparme
Christopher se una a Edward para la estrofa final.
Mi patito de hule, eh
Buen amigo como ves
Mi patito siempre mi cariño tendrá
Se descubre mi presencia cuando me pica el tobillo y tengo que cambiar mi peso para rascarlo. Los ojos de mi pequeño se iluminan cuando me nota en el fondo.
—¡Mamiiiiiiiiiiii!
—¡Bueno, aquí está mi familia super limpia! —Muevo mis dedos por el cuello de Edward y él levanta su cabeza—. Hola, esposo —digo con un rápido beso en sus labios, antes de bajar la tapa del inodoro.
—Hola, cariño. —Sus ojos me siguen mientras maniobro, y me envía un guiño sexy en mi dirección, haciéndome derretir un poco. Estoy usando un solero que es un poco corto. Es uno de sus favoritos; él me dice que mis piernas lucen pecaminosas en este atuendo.
—Escuché sus encantadoras voces desde abajo cuando llegué a casa. ¡Tenía que unirme a la fiesta! —Me inclino sobre la bañera y planto un beso en la frente de Cecilia. Sus sonrisa con un diente es para morirse—. Hola, hermosa.
—Los disfraces de los niños llegaron hoy. Están sobre la tabla de planchar. —Edward sigue enjuagando a los bebés con la rociadora de la ducha, quitándoles las burbujas—. A tu hijo no le gustó.
Mis hombros caen al escuchar estas noticias.
—¿Por qué no? ¿No te gustó tu disfraz de la Bestia, pequeño?
Los ojos de Christopher se ensancharon y sus labios se curvaron... se encuentra al borde de las lágrimas. ¡Aborten! ¡Aborten!
—La máscara fue lo que fracasó —comienza a decir Edward, tomando a nuestro hijo y parándolo desnudo sobre la alfombra de baño. Le tiendo la toalla, y él empieza con su cabello, secándolo con largas caricias por su cuerpo y pies. Mi hombre perfecto es el papi perfecto—. Una vez que vio su reflejo en el espejo, fue un caos.
Mis labios se curvan hacia abajo mientras tomo en brazos a mi bebé seco, llevándolo a mi regazo mientras que Edward gira hacia su princesa.
—Así que creo que la Bestia irá sin la terrorífica máscara a buscar caramelos este año. Ahora, esta pequeña de aquí... —Edward saca a CeeCee del agua y envuelve su cuerpo en la toalla con orejas de conejo en la capucha—. Esta lucía demasiado adorable en su vestido amarillo. —Él se sienta al borde de la bañera con ella, secando su rostro, su barriga y sus piernas, dándole besos mitad pedorretas en el transcurso—. ¿Cierto, princesa? —Ella se ríe, obteniendo otro par de cosquillas de su papi—. ¿Cómo fue tu mañana con las damas?
—Glorioso —digo, moviendo los dedos de mis pies—. Pedicuras, manicuras y mimosas... oh, y un masaje de espalda y cuello durante la manicura... Asumo que es como la otra mitad vive.
Edward y yo nos ponemos de pie y llevamos a los niños a nuestro cuarto, donde se encuentran sus prendas sobre nuestra cama.
—¿Mimosas, eh? —Edward comienza a colocar loción Johnson a Cecilia. Nada huele tan bien como un bebé recién bañado y con loción—. ¿Intentas emborrachar a mi niña? —Se ríe.
Mientras ayudo a Christopher con sus calzoncillos del Rayo McQueen, resoplo.
—Puedo extraer y tirar, cariño. ¿Acaso no hay muchos biberones en el refrigerador?
—Sí.
—Bien, entonces ¿por qué no le das uno ahora? Hay suficiente leche materna en el congelador como para una semana, además ella comerá un poco de cereal y duraznos antes de dormir esta noche —explico, pasando la camiseta de Christopher por su cabeza—. Ella no tendrá hambre, lo prometo.
—Me parece bien. —Termina de colocar el pañal y arquea una ceja—. ¿Eso es lo que usarás en la ceremonia?
Pongo los ojos en blanco.
—¿En serio, cariño? Dame un poco de crédito. Sé cómo vestirme para estas ocasiones.
—Lo sé, lo sé. Simplemente no necesito que todo tipo de hombres miren los atributos de mi esposa.
Le doy un manotazo en el trasero a Edward cuando pasa al lado de Christopher y de mí. Él se da vuelta y me sonríe seductoramente, haciendo que me ría.
—Uh, papi. Mami te hizo pum en las pompas.
—Lo sé, pequeño. ¡Siempre me está haciendo pum!
Christopher jadea.
—¿Siempre?
Edward asiente con ojos bien abiertos.
—Síp. Creo que a ella le gusta.
—¡Eeeeestá bien, suficiente, papi! —Asesino con la mirada a Edward mientras él toma a la bebé, que ha estado mordisqueando sus pies durante nuestro diálogo—. La nana y el abu estarán aquí en veinte minutos.
~TotS~
Después que mis padres llegan, llenamos a nuestros bebés de besos y abrazos, abasteciéndolos para los próximos dos días y medio.
—Te extrañaré, cariño. Sé un buen ayudante de la nana y el abu, ¿entendido?
—Sí, mamá. Te amo. —Sus pequeños brazos rodean mi cuello y me derrito.
—Te amo más, tesoro.
—¡Ven aquí, hombrecito! —Edward intercambia conmigo, colocando a Cecilia en mis brazos. Él toma a Christopher, enterrando su rostro en el pequeño cuello de nuestro hijo y dando mordiscos. Las manos de Edward buscan todas las zonas vulnerables de Christopher: sus axilas, muslos, pies, costillas... haciendo cosquillas hasta que nuestro niño se ríe sin control, sin soltar un sonido. Estos son los mejores momentos de cosquillas.
—Deja que recupere el aliento, papi. No tengo tiempo para llevar a un niño hiperventilado al hospital.
Las cosquillas bajan la velocidad y Christopher suelta sus últimas carcajadas.
—Esa fue buena, papi.
—Lo fue, pequeño. ¡Hoy sabes bien! —Edward besa su frente una vez más—. Se mi buen niño mientras no estamos, ¿sí?
—¿Dónde van, papi? ¿Dejan la base del Muerpo de Carines?
Todos los adultos soltamos unas risitas al escuchar la mezcla adorable de Christopher. Él lo ha dicho varias veces antes y me niego a corregirlo. Es jodidamente tierno.
—Sí, amiguito. Mami y yo iremos a un evento especial en la base, y luego nos iremos lejos por unos días, pero volveremos el lunes.
—Bueno, papi.
Después de una ronda final de abrazos, besos y agradecimientos a mis padres, junto con últimas instrucciones que me vienen a la cabeza cuando salimos por la puerta, estamos en camino hacia un necesario tiempo de adultos.
~TotS~
Emmett y Rosalie llegaron de Miramar para el evento de hoy. Además, viajarán con nosotros a Palm Springs. El cumpleaños de su pequeña Erica fue el fin de semana pasado y los papás de Em vinieron a celebrar y se quedaron con ellos así podían cuidarla mientras Em y Rose disfrutaban de su luna de bebé antes de la llegada de su segundo el mes que viene. Todos acordamos que podríamos hacer uso parental un fin de semana, y Riley necesitaba un descanso de hermano mayor. Con quince años, Kalia está dándose cuenta que tener un hermano mayor no es genial a veces, y sus discusiones lo están volviendo loco. Los padres de su novia llevarán a su hija a Disneylandia por el fin de semana y Kalia fue invitada a ir. Ella rogó por el permiso de Riley y él aceptó... pero este descanso es igual para él. Ellos necesitaban pasar unos días separados. Edward y yo hacemos lo mejor para que Kalia venga a pasar tiempo con nosotros independiente de las "actividades familiares" con Riley, pero ahora que tenemos dos, no siempre es fácil hacer tiempo.
Nos detenemos en el estacionamiento, encontrando un lugar tan cerca de la salida como sea posible porque mi esposo es un demente y tiene que planear nuestra estrategia de salida. Logística. Siempre se trata de la maldita logística.
—¿Empacaste algo divertido para el fin de semana? —Edward ofrece su mano y enlaza sus dedos con los míos mientras cierra la puerta del coche detrás de mí.
—Muy poco. —Levanto mis cejas, y él me da la mayor sonrisa que puede esbozar.
—Buena chica. Sabes lo que le gusta a tu hombre.
Me río fuerte.
—¡A mi hombre le gusta NADA! Él sería feliz si solo empaco un cepillo de dientes y mi champú de aroma tropical.
—Endemoniadamente cierto. Qué bueno que estemos al tanto de eso. —Suspira profundamente—. Ya quiero salir de aquí. Una bebida en la fiesta esta tarde y nos vamos.
Chasqueo la lengua.
—¿Estás loco? ¡Es la gran noche de Riley! No podemos fugarnos después de un trago.
—Por favor, probablemente nos ruegue sacarlo de allí también. Ya lo verás.
De inmediato comienzo a sospechar.
—¿Qué sabes?
—Algo. —Abre la puerta del Club O para mí.
—Gracias... ¿y qué es ese algo?
—Es clasificado.
Pongo los ojos en blanco.
—Oh, aquí vamos. Es clasificado. Tú y tu jerga.
Caminamos hacia el salón del club y mis ojos de inmediato localizan lo que asumo que Edward se refería a clasificado. No puedo contener mi chillido.
—¡Ahh! ¡No puedo creer que estés aquí! —Envuelvo mis brazos alrededor de los hombros de Senna—. ¿Quién sabía de esto?
Ella sonríe.
—Solo tu esposito. —Lo abraza—. Era un día importante. Quería estar aquí.
—¿Cómo están Riley y Kalia?
—Casi tuvimos que resucitar a Kalia. —Senna se ríe—. Ella estuvo sorprendida. Riley también lo estuvo. Sigue mirándome. Creo que se asegura de que realmente esté aquí y que sea yo.
No puedo contener mi sonrisa.
—Esto es lo más. ¡Y vendrás a Palm Springs con todos nosotros esta noche!
—Ese es el plan —interrumpe Edward—. Ahora, ¿ves por qué sé que Riley ansiará irse de su propia mojada?
Veinte minutos después, Emmett lee la orden de promoción para Riley, justo antes que Kalia y Senna se acerquen a prenderle las hojas de roble color plata en su cuello.
Edward tiene el honor de leer el juramento, el cual Riley repite para él:
—Yo, Teniente Coronel Riley Biers, juro solemnemente que apoyaré y defenderé la Constitución de los Estados Unidos contra todos los enemigos, sean extranjeros o nacionales. Tendré completa fe y lealtad a la misma. Acepto esta obligación libremente y sin reserva mental o propósito de evasión. Cumpliré fiel y completamente con los deberes del cargo al que estoy a punto de entrar. O que Dios me ayude.
Y allí está el triplete. Emmett se convirtió en Teniente Coronel el pasado mayo y Edward en julio. Hojas de roble color plata por todos lados. No puedo evitar sentirme orgullosa de nuestra familia militar.
~TotS~
EPOV
Emmett, Riley, Kalia y yo estamos sentados alrededor de una mesa del club, charlando y dejando que la semana de trabajo se esfume. Bella tiene a Rosalie y Senna en la pista de baile, disfrutando el momento de chicas; ellas no han estado juntas las tres en más de un año. Senna se comprometió a dar clases de apoyo este verano pasado en Okinawa —donde ella sigue designada— y Riley y Kalia fueron a visitarla la última Navidad. Pero es bueno tenerla de vuelta en el grupo. Solo me pregunto cuándo comenzará la próxima fase.
Ella y Riley se tomaron su tiempo para conocerse. Toda su relación era en torno a Kalia y sus tareas escolares por casi un año, hasta que Senna finalmente invitó a salir a Riley, cansada de esperar a que él diera el primer paso. Él aceptó de inmediato, pero dieron cada paso muy lentamente. Ella ha conocido la familia de él aquí en California, y él ha conocido la suya en Houston, pero Riley fue insistente en que no deben apresurarse. Aparentemente, Kalia ha aceptado la relación, desde que Senna lo invitó a salir. Definitivamente ha sido Riley quien ha llevado las riendas.
Cuando él obtuvo sus órdenes para ir a Pendleton el año pasado, le pidió a Senna que fuera con él, pero ella no aceptó. Su trabajo es muy importante para ella, pero como él no daba ningún indicio de solidificar su futuro con un anillo de compromiso, ella no estaba preparada para abandonar su vida en Okinawa ante la posibilidad de que las cosas pudieran funcionar para los dos, bueno tres. Comprensible.
Definitivamente hirió a Riley, pero él lo superó muy rápido después de unas patadas en el trasero verbales conmigo y mi esposa. Estoy seguro que Em y Rosalie también hicieron lo suyo. Más que nada, fue su ego el que salió herido. Él sabía que necesitaba garantizarle a Senna que había un futuro para los tres, antes de que ella pudiera abandonar la vida que había creado para si misma en Japón. Y nunca fue porque él quisiera explorar otras opciones, él la amaba mucho antes de poder admitirlo y estaba seguro que Senna era la indicada... simplemente era tímido por Kalia e incluso su corazón que seguía sanando después de la pérdida de Nalani.
Después de todo por lo que he pasado, sé con certeza que solo te lastimas a ti mismo al desperdiciar tiempo. El miedo a lo desconocido te impide seguir adelante. Todos los días estoy agradecido de mi despertar, a pesar de lo doloroso que fue.
No puedo imaginar mi mundo sin Bella, Christopher y Cecilia. Son mi vida.
Cecilia Marie es mi princesa. Solo llora cuando tiene hambre o está cansada, es su sonrisa sin dientes lo que me derrite cada vez que cruzo la puerta, y ella tiene la risa más contagiosa cuando le hago cosquillas. Ella tiene mis ojos verdes y los rizos marrones de Bella. Llegando hace ocho meses, ella fue el resultado perfecto de mi "maratón de sexo a la vuelta de mi misión". Típicos hijos militares... un bebé de tifón y un bebé de misión. Estuve en Afganistán de octubre a abril, y Bella estuvo embarazada para comienzos de mayo. En algún lugar de mi mente, escucho a Larry the Cable Guy gritar: "¡Hazlo bien!"
Christopher es mi sombra y amo cada minuto de ello. En los últimos tres años, lo he imaginado caminando sobre Marte, encontrando la cura para el cáncer, ganando un Premio Nobel de la Paz, anotando el touchdown ganador del Superbowl y ganando la medalla de oro en cualquier deporte de invierno y verano en los juegos del 2034 y 2036, respectivamente. CeeCee obviamente será adorada por cualquier chico suficientemente estúpido para venir a buscarla a la puerta de su padre. Ella tendrá el espíritu independiente y libre de su madre y su búsqueda de aventura... y, por supuesto, ella ya ha demostrado ser naturalmente brillante. Aparte de decir «mamá» y «papá», ella dice «bezoz». Bella y yo hemos decidido que ella será una doctora innovadora algún día, al hablar de enfermedades y eso*.
Fuera de los sueños grandes para mis hijos, cuando mi esposa me trae de vuelta a la tierra —y gracias a Dios que lo hace— solo rezo por que mis hijos permanezcan a salvo, felices y saludables y vivos para llegar a los ciento dos años.
Y hablando de mi esposa, tengo que sonreír y carcajearme por dentro cuando la veo mover su trasero en la pista de baile. No sé cómo podré pagarle por esta vida increíble que me ha dado. ¿Dónde estaría? Soltero, seguramente aburrido y nostálgico, aún destruyendo familias con las peores noticias. No he tenido una misión de CACO desde que estuve estacionado en Hawái. Afortunadamente, con el rango que he obtenido, probablemente no vuelva a realizar una llamada así jamás.
No creo que alguna vez vaya a estar completamente libre de los demonios que esperan en las sombras, tratando de convencerme de que la muerte y la tristeza están cerca, pero ya no les permito que se adueñen de mí. Me niego a vivir mi vida asustado y temiendo lo peor. Tomo cada día como una bendición; incluso cuando los bebés nos dejan exhaustos o las responsabilidades laborales son agotadoras y frustrantes, la vida que tengo ahora es mil veces mejor que vivir en por si acaso.
La vida es para los vivos y planeo disfrutar de cada aliento que se me concede.
—Será mejor que aflojes, pequeña. Vas a congelarte el cerebro —le comento a Kalia, que está tragando su tercera piña colada virgen como si fuera a extinguirse.
—¡Demasiado tarde! —dice ella, haciendo una mueca, sus dedos vuelan hacia su sienes para calmar las punzadas.
La música cambia a una canción lenta y nuestras tres chicas se dirigen al bar en busca de bebidas.
Kalia choca su hombro con el de Riley.
—Esta es para ti, hermano.
Él la mira, su expresión confundida.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero deciiiiiiir —dice ella, poniendo los ojos en blanco—. Esta canción, Marry Me. La elegí para ti de la rocola. Es hora. Sabes que sí. Tienes el anillo, sé que lo tienes. Lo encontré.
Emmett y yo nos quedamos quietos mientras que Riley baja su mentón, sacudiendo la cabeza.
—¿Cómo lo encontraste?
—No estaba tan escondido, tonto. Cuando lavo la ropa, siempre guardo todo menos tus asquerosas cosas de chico. Estaba allí en tu cajón de medias.
Él resopla.
—¿Te gustó?
—Me encantó. Y a ella también le encantará. —Ella aparta su trago y gira así está de frente a él—. Hemos hablado de esto antes, Riley. Estamos listos... tú estás listo. Han pasado cuatro años y medio del accidente. Esto ya no es sobre mi hermana. Todos sabemos lo mucho que la amaste. —Aclarándose la garganta, continúa—. Poner en pausa tu vida solo para probar eso únicamente te lastima a ti y a Senna.
Riley mira hacia el bar donde Bella y Rose se están riendo con Senna. Una sonrisa reflexiva aparece en su boca, absorbiendo las palabras de Kalia y el semblante de su novia.
—De acuerdo —susurra.
—¿En serio? —Kalia lo abraza mientras chilla—. ¡Ella dirá que sí, lo sé! Solo quiero que seas feliz de nuevo. —Cuando se aparta, sus ojos brillan con lágrimas, Riley hace contacto visual con Emmett y conmigo.
—Todos lo queremos —añade Emmett—. Te mereces esto, Ri.
Los cuatro levantamos nuestros vasos por la ocasión. Todos hemos sido ascendidos. Todos estamos felizmente casados —o casi— nuestras familias se agrandan constantemente. Con todas sus caídas... la vida sigue.
—¿Quién está listo para el fin de semana? —Bella se ubica sobre mi regazo y se inclina para besarme—. No desperdiciemos el tiempo, Tenientes Coronel. —Se ríe, mirando alrededor por ayuda, y tengo que robar otro beso—. ¿O es Tenientes Coroneles?
—Tenientes Coroneles, cariño. —Pellizco su costado y ella se retuerce, riéndose.
—Hagámoslo —grita Emmett—. La esposa aquí necesita palmeras y aire fresco de desierto.
—Está bien, déjenme saludar a todos los que siguen aquí. Creo que mi cuenta se cerró hace una hora. —Riley se pone de pie y extiende su mano hacia Senna, quien la toma con una sonrisa.
Bella y yo nos ponemos de pie, saludando a algunas personas mientras nos dirigimos hacia la salida para esperar al resto del grupo. La brisa sigue cálida para una noche de octubre. Los aromas del restaurante que soplan alrededor del edificio solo me ponen más ansioso por la cocina cinco estrellas que nos espera en Palm Springs. Es raro estos días que podamos salir a algún lugar que no tenga nuggets de pollo y cajas de jugo en el menú. Pero, por el momento, logro ignorar las distracciones que nos rodean y me concentro en mi hermosa esposa.
—¿Lista para alejarte de todo... aunque sea solo por unos días? —pregunto, llevando un mechón suelto por detrás de la oreja de Bella.
Ella da un paso hacia adelante, hundiéndose en mi abrazo y tarareando contra mi pecho antes de levantar la mirada hacia mí.
—Hace casi cuatro años atrás, te dije que siempre querría vivir una aventura contigo... siempre estaré lista. Me enseñaste bien... la punta de la lanza, ¿cierto?
Me río a través de mi nariz y le doy otro beso.
—Primeros en la pelea, sí... y en este caso, primeros en la diversión. Y yo te dije hace mucho tiempo, que eres y siempre serás mi punta de la lanza perfecta. Hagámoslo.
PX: Post Exchange; una tienda militar ubicada en una base que contiene todo lo que puedes necesitar: apósitos, libros, zapatos, estéreos, trajes, equipamiento táctico. si lo quieres, seguramente PX lo tenga.
Club O: Club de Oficiales; usualmente un restaurante y bar, a veces también incluye una entrada con banquete elegante. Y sí, como dice el título, es restringido a los oficiales... o al menos debes ser invitado de uno.
Larry the Cable Guy: comediante de stand up.
*Cuando relaciona besos con enfermedades, es porque Cecilia dice mal besos. En vez de kisses, dice "dizziz" (es bebé) y es casi la misma pronunciación de enfermedades (diseases, /dɪˈziːz/), obviamente se pierde el chiste jajaja
Bueno, ¡tuvieron a su niña! Y agh, Alice se quedó sola por ser tan idiota, lo bueno es que Jasper pudo volver a ser feliz así como Riley *-*
Disculpen con la letra del Plaza Sésamo, como niña estuve buscando por todos lados la versión en español y tuve que transcribir del vídeo porque no encontré letra, por lo que pueden haber errores jajaja ¿Pero quién no se derritió con este Teniente Coronel de papi?
¡Ya nos quedan los dos outtakes! :O
¡Hasta el próximo!
