Capítulo 36.- Epílogo (II)
«In a very real sense, we are all aliens on a strange planet.
We spend most of our lives reaching out and trying to communicate.
If during our whole lifetime, we could reach out and really communicate with just two people,
we are indeed very fortunate»
Gene Roddenberry
Los días pasaron sin que AIMAQCA o algún otro peligro dieran señales de vida.
Las Vegas seguía tan soleada y atrayente como siempre fuera de la suite presidencial del Caesar's Palace, aunque ni Twilight ni las demás disfrutaron mucho del exterior. Spike seguía con las piernas rotas atrapado en su silla de ruedas; Rainbow Dash, una pata y un ala rota, iba de un lado a otro con muletas y la pobre Pinkie, que sufría mareos de vez en cuando, aún no se había recuperado del todo de la teleportación de emergencia de Cadance.
Incluso Doctor Horse había recomendado para Twilight entablillar e inmovilizar su cuerno, así que por solidaridad, ni Rarity, ni Fluttershy, ni Applejack habían decidido usar ninguna de las atracciones que las convalecientes no pudieran disfrutar.
Eso y el interés de Twilight por saber dónde se había metido exactamente su hermano con aquel tema no resuelto de su adicción al anime, hizo que dedicaran gran parte del tiempo de sus vacaciones a ver juntas «una surtida selección de OVAS, animes y resúmenes de series».
Aunque Twilight encontró con desagrado muchas, y con directa y absoluta repugnancia las de adultos, existían interesantes propuestas entre el batiburrillo de angustia adolescente y la a veces incomprensible cultura humana japonesa. Lo malo que podía haber sido, tuvo que aceptar, no era tan malo; especialmente si con aquello Spike olvidaba la falta de deliciosas gemas que disfrutar en aquel mundo.
A todas les encantó, por ejemplo, volver a ver «El viaje de Chihiro». Fluttershy encontró de gran interés «La Princesa Mononoke». Rainbow Dash se mostró gran fan de otro largometraje muy desasosegante llamado «Death Note», aunque no tanto como de otra película muy bonita con gran cantidad de aviones y que se llamaba «Porco Rosso».
La propuesta de Spike, tras muchas dudas (¡cómo elegir entre tantas!), fue hacerles ver una selección de capítulos de una serie completa llamada «Los Caballeros del Zodiaco» (*1). Decía que le había llamado la atención porque tenía sorprendentes paralelismos con el mundo poni, lo cual era cierto en algunos detalles, aunque a Twilight le pareció innecesariamente violenta.
En el televisor plano de cuarenta pulgadas de la suite, por fin y tras mucha angustia, el caballero de Pegaso privado de sus cinco sentidos pudo levantar el escudo mágico para curar a Atenea, y Twilight aliviada por la pronta conclusión, decidió desde su hamaca volver a prestar atención al manga de Saint Young Men. (*2) Había esperado que fuese la versión en cómic del anime de los caballeros, pero había resultado algo muy diferente y mucho más interesante.
—Hay cosas que aún no entiendo —murmuró Rainbow Dash. Como las demás, estaba tumbada frente a la televisión disfrutando de una ciclópea fuente de Doritos y un surtido inacabable de bebidas azucaradas.
—¿Qué tienes que entender, tontita? —suspiró pacientemente Pinkie Pie—. ¡Son un montón de huérfanos japoneses sometidos a las más terribles penalidades y abusos en forma de entrenamiento físico y mental con el objeto de convertirlos en guardaespaldas de la encarnación de una diosa griega quien, a cambio de una esclavitud de facto, les otorga armaduras protectoras relacionadas con constelaciones estelares, siendo estas armaduras en combinación con su infernal entrenamiento lo que les hace capaces de prodigios sobrenaturales, resultado estos de un intenso sacrificio y un cuestionable estudio místico en los caminos de control de algo llamado Cosmos, que es como la magia, pero no lo es porque depende de la voluntad, de la amistad, del amor, de verter cantidades y cantidades inhumanas de sangre y lágrimas, así como de sufrir mucho, ¡mucho, mucho!, en formas que ni podría haber imaginado antes que podría ver sufrir a un dibujo animado!
—¿Guardaespaldas? Espero que estés de broma, querida —sonrió Rarity mientras Pinkie tomaba aire—. Dejan mucho que desear como guardaespaldas… ¡Dejaron que la pobre Saori se llevase una flecha sin siquiera intentar apartarla!
—Si bueno... No puedo discutir con eso —insistió Rainbow Dash—, pero yo no me refería a...
—A lo mejor se refería a la relación entre Hyoga y Shun —aventuró Applejack—. Yo también me sorprendí por cómo miraba el caballero de Andrómeda al de Cisne mientras le daba calor.
—No, yo tampoco me refería a... ESPERA, ¿QUÉÉÉÉÉ? ¡No, no, no! No me lo vais a volver a hacer otra vez. ¡Shun es la chica! (*3)
—Compañera, es un chico —discutió Applejack—. Es sólo que es muy gentil y dulce. Y guapo.
—¡Pero tiene tetas! —se desesperó Rainbow Dash—. ¡Su armadura tiene tetas! ¡Twilight me dijo que en las pelis humanas la chica era la que tenía las tetas!
Twilight levantó la vista del manga lista para contestar, pero Rarity se adelantó.
—Rainbow, querida —intervino—, efectivamente su armadura las tiene. Pero es porque su constelación, Andrómeda, es en referencia a una mujer. Es una interesante elección de diseño, si me permites decirlo. Mejoraría un poco el color, pero lo cierto es que nunca he trabajado con metal... Un poco radical para mi gusto, pero atrayente...
Spike intentó poner paz.
—Lo cierto es que Shun es un chico; es el hermano pequeño de Ikki, el Caballero del Fénix —recordó Spike—. Quizás tendría que haberos puesto más capítulos para explicaros todos los detalles, pero es que hubiésemos estado aquí meses en lugar de días. ¡Y tenemos que ver aún tantos animes! Respecto a si tiene una relación sentimental con Hyoga, la verdad es que no estoy seguro.
—Bueno Spike, compañero —respondió a eso Applejack—, yo sé lo que he visto y me gusta lo que he visto, así que no pienso cambiar de idea. Hacen muy buena pareja.
Rainbow Dash bufó y cojeó hasta la estantería en donde habían instalado la nueva y pequeña colección de animes y mangas de Spike. Se puso a buscar otra película sin dar su pata a torcer.
—Bueno, me da igual el asunto de las tetas, o de Shun, o de esa relación. Eso no es importante y no era lo que trataba de decir. A lo que me refería es que hay aún muchas cosas que no entiendo, pero no de los animes, sino de lo que nos pasó en Groom Lake. En el Área 51.
—Pues... No eres la única —musitó Fluttershy—. A pesar del informe de Celestia, hay muchas cosas de las que me gustaría hablar...
—¿A qué os referís exactamente? —preguntó Twilight levantando la vista del manga otra vez.
—Os referís a... ¿Cómo logramos salir con vida? —se interesó Pinkie Pie.
—¡No! ¡Dejad de interrumpirme! He estado repasando el informe que redactó Twilight y menciona que AIMAQCA no fue capaz de verme ANTES de que le robara el Núcleo —resumió Rainbow Dash, mientras buscaba otro DVD entre la colección—. Ella misma me lo dijo cuando me encerró en el túnel de ensayos aerodinámicos, pero en su momento no le di mucha importancia con el asunto de estar a punto de morir asfixiada.
—No todo tiene que tener una explicación —murmuró Twilight—. Hay cosas de AIMAQCA que nunca acabaremos de saber, supongo.
—¡Ya! ¡Pero es que a mí me parece muy importante! —suspiró Rainbow—. ¿Por qué además volvió a bombear oxígeno dentro del túnel? ¡No tiene sentido!
—Sí, bueno... Yo también quería decir... Excepto que el Núcleo sirvió a Jane para volver a su planeta —señaló Fluttershy—, tampoco veo qué utilidad podía tener para AIMAQCA y por qué se enfadó tanto con Rainbow Dash.
—¡Pero eso nos lo dijo! —exclamó Pinkie Pie—. Era una fuente de poder, como la magia. ¡Y quería mantenerla!
—A mi me sigue pareciendo muy poco lógico —musitó Fluttershy.
—Bueno… Esa psicópata tampoco era muy lógica. Además, ¿nos vamos a fiar de esa computadora poni loca de atar? —murmuró Rainbow. Luego se interrumpió y levantó sus brazos, triunfante, lo que le costó estar a punto de caerse de las muletas—. ¡Aquí está! ¡Esta será la siguiente que podemos ver! ¡El título parece muy terrorífico!
Twilight agradeció el cambio de tema. Aunque había creído poder dejar atrás todo lo que les había pasado en el Área 51 con unas vacaciones, había llegado a la conclusión de que les llevaría todavía un tiempo procesar todo aquello. No había podido hablar con Fluttershy y Rarity sobre la extraterrestre Jane, por ejemplo, y la pobre Fluttershy parecía un poco más nostálgica y alicaída que de costumbre.
—¿Más terror? —se asustó precisamente Fluttershy—. ¡Ya lo he pasado muy mal con los Caballeros del Zodiaco!
—Pero esa serie no es nada terrorífica —objetó Spike.
—Sí que lo es... ¡Hay muchos muertos! ¡Y sangre!
—Estoy con Spike en esto, Fluttershy —intervino Applejack—. Creo que es una serie muy emotiva. No he podido evitar emocionarme con el caballero del Cisne. Me siento muy identificada con él por el asunto de su madre.
—¡Y es rubio! —sonrió Rainbow Dash—. ¡Adjudicado! ¡Applejack es Hyoga! Yo, obviamente, sería Seiya: el caballero de Pegaso.
—¡Ni hablar! —protestó Spike—. ¡Yo me pido a Seiya! Es mi personaje favorito.
—¡No puede ser! ¡Tú eres un dragón y deberías ser obviamente el caballero del Dragón! —objetó Rainbow—. Es como Fluttershy... Ella debería ser... Shun.
—No —protestó Fluttershy con decisión—. A mi me gusta más... Ikki.
—¿El caballero del Fénix? ¡Venga ya! —se rió Rainbow.
—¡Supongo que entonces a mi me queda Shun! —se alegró Pinkie Pie—. Debo admitir que el color de su armadura me llama. ¿Y tú Rarity? ¿Cuál te gusta?
—He de decir que no soy muy admiradora de estas cosas tan violentas, querida —suspiró—. Creo que me va más Saori. Ese corpiño dorado es diviiino. Cuando vuelva a mi taller, pienso trabajar en algo parecido.
—¡No, no! ¡Esto no tiene ni pies ni cabeza! —volvió a protestar Rainbow Dash—. ¡En todo caso Twilight sería Saori!
—A mi me gusta Marin, la hermana-maestra de Seiya —admitió Twilight.
Luego guiñó un ojo a Spike y el dragoncito no pudo evitar sonreír.
—Un atrevido uso de mallas y calentadores —comentó Rarity—. No está mal.
—Lo siento, Dash. Creo que eso concluye que el caballero del dragón eres tú.
—Aghhh... Está bien —aceptó Dash—. Shiryu tampoco está mal... Lo puedo llegar a aceptar si... A cambio vemos la nueva peli que acabo de encontrar. ¡Tiene una pinta estupenda!
—¿Cómo se llama? —se interesó Twilight.
—¡Se llama «La tumba de las luciérnagas»! (*4) ¡Súper-terrorífica! ¿Quién está preparada para luciérnagas zombies?
—No sé, Rainbow —murmuró Spike—. La carátula no se parece mucho a la que tendría un anime de terror.
—¡No te dejes engañar por las apariencias! —insistió Rainbow, animosa—. ¡Seguro que lo vamos a pasar fatal viéndola!
Twilight observó en la pantalla de su tablet cómo las ponis grandotas comenzaban a ver el anime de los niños huérfanos y dio por bien acabada la experiencia.
Suspiró aliviada. ¡Por fin una línea temporal en la que las cosas no habían acabado demasiado mal! Giró su silla de oficina y estudió de nuevo el árbol de bifurcaciones que llenaba toda la pared del Sugar Cube Corner.
—¡Twilight! —la sacó de sus pensamientos Pinkie Pie—. ¡No vas a conseguir la máxima puntuación si sigues sin explotar tus globos!
—¿Todavía seguís con eso? —contestó Twilight—. ¡Es un juego para potrillos!
—¡Es demasiado adictivo! —protestó Rarity golpeando la pantalla de su tableta electrónica—. ¡Una vez te instalas la app ya no puedes parar! (*5)
Fluttershy levantó la vista de su propia tableta.
—No deberías juzgarnos tan duramente, Twilight. Tú aún sigues con ese otro juego de las ponis en el mundo de los humanos. Estás obsesionada.
Twilight decidió no contestar.
Desde haber descubierto la conexión con aquel extraño universo de megaponis perdidas en el mundo humano y haber presenciado el primer apocalipsis nuclear, seguido del bombardeo alienígena, había optado por soltar una pequeña mentirijilla a sus amigas: no estaba segura de cómo podrían superar un genocidio de ponis reales de otra manera, aunque fuese en otro universo. Para ellas seguía siendo un juego y prefería que siguiera siendo así.
Afortunadamente había encontrado la manera de prevenir al resto de bifurcaciones de aquel extraño conjunto de mundos imposibles: siempre que megaTwilight tratase de encontrar la parte buena de aquella computadora cuántica, el desastre podría evitarse.
Más o menos.
Se recordó, mirando a su alrededor en busca de Rainbow Dash y Applejack, que la próxima vez que Potion Nova les dejase más pociones tenía que preguntarle cómo era capaz de sintetizar magia de transporte multidimensional con sabor a limón y aquel adorable toque de vainilla.
—¿Dónde está Applejack? —preguntó.
—¡Lavándose los dientes! ¡Dice que tus besos saben a papel! —informó Pinkie Pie aún con el disfraz de gondolera.
—¿Y Rainbow Dash? Hablando del juego de las ponis grandotas, tengo que preguntarle acerca de cómo consiguió que la computadora enemiga dejara de ver a su otra yo durante un...
Rainbow Dash entró por la puerta del Sugar Cube Corner entonces, con una poderosa coz a la puerta. Se había teñido su crin arcoiris de negro, recogida en un moño atravesado por una afilada varilla, y vestía una especie de kimono gris, ajustado por una banda azul eléctrico a la cintura, con un exagerado maquillaje de inspiración oriental (*6). Todas levantaron la vista de sus pantallas para admirar el cambio de look con ojos emocionados, especialmente Rarity.
—¡Rainbow Dash! ¿Qué te ha ocurrido? ¡Ese vestido tradicional te queda diviiiino! —exclamó.
—Sí, Rainbow. ¿Por qué te has vestido así? —se extrañó Pinkie Pie—. Cuando te hablé de exportar muffins apelando al atractivo del mercado asiático, no esperaba que te lo tomases tan en serio.
—¡Silencio! —exclamó Rainbow Dash, solemne—. ¡Soy una hacker ahora! ¡Las hackers se visten así!
Twilight trató con todas sus fuerzas de no estallar en carcajadas.
No lo consiguió.
—¿Quieres decir que hackeaste a la computadora enemiga en el juego de las megaponies? —se rió—. ¡Rainbow Dash! ¡Eso es imposible!
Rainbow levantó el hocico muy dignamente.
—¿Por qué no? ¡Claro que la hackeé!
Twilight se levantó del suelo y se limpió las lágrimas de la risa.
—Bueno... Para empezar tendrías que aprender computación cuántica.
—Pues para que lo sepas, empollona, no sólo me he convertido en una experta en teoría de toberas y resonancias estructurales, sino que sé todo lo que hay que saber sobre computación cuántica —repuso Rainbow con suficiencia—. Qubits, esferas de Bloch, entrelazamiento, superposición de estados... Una vez que te haces con los conceptos básicos, es muy fácil.
—Rainbow —suspiró Twilight, fastidiada—... ¡Sólo te pedí que aprendieses a deshacer el comando que le quitaba el oxígeno a la megaRainbow!
—Pues hiciste mal, Twi —sonrió sin perder su orgullosa mueca—. Supuse que sería más fácil para megaRainbow robar el Núcleo de curvatura alienígena si la computadora no la veía, así que lo hice. He dominado el juego de las ponis grandotas entre otras cosas porque...
—Porque eres alucinante, bla, bla, bla —la interrumpió Applejack al salir del aseo. Luego se volvió hacia Twilight—. En serio Twi, azucarillo... ¡La próxima vez toma un chicle de menta o algo! Pasas demasiado tiempo leyendo pergaminos y pasando las hojas de libros polvorientos.
Twilight fue a protestar, pero Pinkie Pie le entregó su tableta electrónica.
—¡Vamos Twi! ¡Tienes aún que hacer explotar esos globos!
Twilight explotó el primero en la pantalla, obteniendo inmediatamente una agradable recompensa de puntos.
—Vaya... Tenéis razón... Es... Bastante adictivo...
Entonces empezó a explotar globos olvidándose de todo lo demás
—¡Rainbow Dash tenía razón! ¡No lo he pasado tan mal con una película jamás! —exclamó Pinkie Pie—. ¡Pero por los motivos equivocados! ¡Pobres huérfanos!
Pinkie Pie se alegró, porque su aparición había hecho sonreír un poco a Fluttershy. Era de noche ya y, en un descanso antes de ver la saga completa de «Evangelion», habían decidido hacer un descanso para tomar el aire. Fluttershy había subido a la azotea del hotel y, desde allí, miraba las estrellas taciturnamente. Más taciturnamente que de costumbre, al menos. Pinkie no pudo ver muchas estrellas: supuso que la contaminación lumínica del strip de Las Vegas no contribuía mucho a una buena observación astronómica.
—Siento lo de tu amigo el robot —murmuró Fluttershy entonces—. ¿De verdad era un nazi?
—Un poco, supongo —admitió Pinkie Pie—. Aunque no me alegra que el pobre haya muerto. Creo que hubiese llegado a ser un gran comediante. ¡Incluso dudo que hubiese sido un nazi mucho tiempo! En el mundo de los humanos no había muchos comediantes nazis, ¿lo sabías? Bueno, si exceptuamos a Tran y Helle, y por supuesto al humano Ricky Gervais. (*7)
—Umhhh... Ya veo.
Pinkie se sentó a su lado.
—¿Y tú? ¿La echas de menos? ¿A Jane?
Fluttershy escondió la mirada bajo su melena rosa.
—¿Tanto se me nota? —sonrió. Luego asintió—. Sí, un poco sí. Jane parecía una criatura única y excepcional. Lamento mucho no haber podido estar con ella más tiempo —añadió. Luego señaló con el casco a un grupo de tres estrellas que apenas eran visibles—. Me dijo que venía de allí, de una de esas tres estrellas, aunque en realidad eran varias más. Me pregunto si alguna vez volverá de allí.
—¿Crees que sus padres le levantarán el castigo?
—Espero que sí.
—¡No sabes cuánto te envidio! —sonrió Pinkie para animarla—. ¡Esperaba encontrar un alien en el Área 51 y la encontraste tú!
—Lo importante es que la encontramos entre todas —sonrió Fluttershy de vuelta—. ¿Podemos quedarnos un poco más aquí? Esa película de los huérfanos japoneses me ha afectado un poco. ¡Era muy triste!
—¡Claro, tontita! ¡Lo que haga falta!
Se quedaron un rato en silencio, y Pinkie se sintió muy a gusto por primera vez en mucho tiempo.
—¿Has decidido qué película de Spike vas a querer que veamos? —dijo finalmente Fluttershy.
Pinkie se encogió de hombros.
—¡Cadance me recomendó hace un par de días el OVA de «Girls und panzer», pero la verdad es que no me convence y no tengo ni idea de cuáles son animes de comedia y cuáles no! —se sinceró Pinkie Pie—. ¡Hay una serie de un perro detective que parece muy interesante! ¡Y creo que salen aviones antiguos! Seguro que a Rainbow Dash le gusta. (*8)
Aún era de noche y a Twilight, por un momento, le pareció que todo lo que había pasado en el Área 51 había sido sólo una horrible pesadilla. Agradeció el fresco del desierto golpeándole la cara después del maratón de animación japonesa.
—¿Te apetece volver ya? Deben estar a punto de ponerse con «Evangelion»
—Nah —sonrió Applejack—... Prefiero que sigan viendo algún anime mientras tanto y se cansen. La verdad es que tengo la cabeza un poco saturada. Es divertido pasar tiempo con vosotras comiendo porquerías y bebiendo refrescos, pero también es saludable que nos dé un poco el aire de vez en cuando.
Twilight sonrió también, porque le pareció que Applejack tenía razón. Agradecía el paseo con ella fuera de la habitación del Caesar's Palace y aunque Las Vegas seguía iluminada y casi vacía a excepción de algún poni de turismo, como todo en aquel mundo daba una impresión de abandono y nostalgia. Una cansada tristeza.
Casi sin darse cuenta llegaron trotando hasta el casino «Paris Las Vegas». Allí, una enorme reproducción de la Torre Eiffel las miraba desde lo alto y por la noche, con todas las luces del strip encendidas, era en verdad un espectáculo.
—¡Vaya! —exclamó Applejack—. ¡Es altísima!
—La de verdad dicen que es más alta —suspiró Twilight—. Como el doble.
—Bueno... No digo que los humanos quisieran compensar algo pero...
Ambas rieron un poco. Twilight encontró agradable poder volver a pasar un rato con Applejack sin una muerte cierta rondándolas, al menos.
—¿De verdad no recuerdas nada, azucarillo? De tu otra vida.
Twilight negó.
—Recuerdo haberos hablado de cosas —se encogió de hombros Twilight—. Como ser una alicornio. Pero ni siquiera recuerdo haberlo recordado. Es muy extraño.
—Rainbow Dash dice que ese montón de chatarra te robó los recuerdos. ¿Crees que es por eso?
—Creo que lo hizo, pero Spike me ha dicho que a él le pasa algo similar —contestó Twilight—. Él al menos recuerda haberlo recordado. Ese Núcleo alienígena tuvo efectos sobre nosotros, pero no sé por qué.
—Lo importante es que todo ha acabado bien —suspiró Applejack—. Es decir, mientras no detectemos picos de radiación o cosas raras. Espera un momento... ¿Es ese Doctor Hooves?
Twilight no pudo evitar sonreír al ver dónde señalaba Applejack.
Doctor Hooves tiraba de un carro en el que, todavía llena de vendajes, Derpy estaba recostada aún con un gotero de hospital. Desde allí y animadamente, las saludó al pasar. Twilight creyó ver que se dirigían al hotel «Venetian» y un sonrojo de importancia debió subirle a las mejillas cuando recordó lo que había visto en el ciberespacio con las miniponis en la góndola.
—Creo que... Han arreglado su relación —murmuró Twilight—. Doctor no llevaba muy bien que Derpy volara tan a menudo. Vino con Luna a Las Vegas y se ha quedado con ella.
—Debe ser bonito estar tan enamorada —pensó Applejack en voz alta.
Se dio entonces la vuelta y se la quedó mirando, bajo las luces, y las fuentes, y la torre Eiffel que era muy alta, pero que no era de verdad. Applejack entonces la tomó por los cascos y se acercó un poco.
—Azucarillo… He tratado de evitar hablarte de esto, porque tú no eras tú —dijo entonces Applejack—. Y... Esto se ha acabado ya... Y me voy a ir a Texas, a la granja que encontré, y tú me has dicho que quieres quedarte en la costa Este y...
Twilight le puso un casco en la boca, suavemente, pidiendo silencio.
Luego la besó.
Sabía a manzana. Y un poco a Doritos y a bebidas azucaradas, pero a Twilight no le importó, porque la abrazó y Applejack la abrazó de vuelta, y cuando dejaron de besarse se quedaron mirando un rato, en silencio.
—Cuando te conocí —recordó Twilight—, sentía que la cabeza me iba a explotar cuando me presentaste a toda tu familia.
—Cuando te conocí —recordó Applejack—, pensé: «ya ha llegado al pueblo otra señoritinga de Canterlot más estirada que el tablón de una verja».
Se rieron, tomadas de los cascos, y luego volvieron con las demás a seguir viendo películas de anime.
El sol estaba casi en lo alto para el número de los novatos y Rainbow Dash aleteó a toda velocidad y se lanzó al grupo para abrazar a sus amigas por última vez.
—¡Habéis venido! —dijo sintiendo el achuchón colectivo de todas y cada una de ellas.
—¡Pues claro que hemos venido, tontita!
—¡No nos los perderíamos por nada del mundo, cariño!
—¿Verte meter la pata en tu primer día, compañera? ¡He traído una cámara para grabarlo todo!
—No hagas caso a Applejack —sonrió Fluttershy—... Estoy segura de que lo harás muy bien.
Twilight sonrió.
—¡Pues claro que sí! ¡Ya casi es una Wonderbolt!
Rainbow Dash aguantó un poco la sensiblería dentro de los ojos y no hizo caso de las airadas órdenes de Spitfire, a lo lejos, que le pedían que volviera a la formación.
—¡Gracias por venir! ¡Os voy a echar tanto de menos!
Y era verdad.
Por un lado Rainbow Dash se sentía por fin alegre y a gusto en un lugar. Tras ver sus vuelos durante la aventura del Área 51, Spitfire la había aceptado por fin en los Wonderbolts; pero también se sentía un poco triste. Sus amigas, después de unas semanas juntas en Las Vegas, retomaban sus actividades: cada una en una parte diferente del país. Alejadas. Pero prometiendo verse de vez en cuando para no perder el contacto.
Todas le dijeron adiós con el casco y Rainbow Dash volvió al aire, deprisa, para verlas desde arriba a todas juntas una vez más antes de irse, volando, hacia la actuación y lo que sería a partir de aquel momento su nueva vida.
Y algo le dijo que todo iría bien.
Y que siempre podría contar con sus amigas como ellas podrían contar con ella, sin importar qué, cuando se necesitasen.
Quizás, pensó recordando cómo empezaba su primera acrobacia, aquel mundo mereciera después de todo la pena.
AHORA SÍ. FIN
(*1) NdA: En España, (y algún otro lugar), a Saint Seiya, se le llamó «Los Caballeros del Zodiaco».
(*2) NdA: Saint Young Men (Saint Onii-san), no es yaoi malpensados; habla de las peripecias de Buda y Jesucristo como compañeros de piso en el Japón actual. Al menos hasta el número 8 fue publicado en Japón antes de la desaparición de los humanos.
(*3) NdA: Rainbow se refiere a la confusión que tuvo en «SR-71», al creer que Tom Cruise de «Top Gun», era una chica. Efectivamente en «Los Caballeros del Zodiaco», (Saint Seiya), Shun es un muchacho aunque le hayan hecho un gender swap en la nueva versión de la serie de Netflix, la cual no tiene muy buena pinta.
Afrontemos en cualquier caso que pasada la saga de la armadura dorada, y especialmente después de la saga del Santuario, tampoco es que la serie fuese una obra maestra. Me lío. Volviendo a la relación de Shun y Hyoga, he oído de todo. Primero que el autor del manga fue de los primeros autores en conseguir que el yaoi fuera algo más mainstream, hasta que realmente fue el anime quien creó de la nada el shipeo. No sé qué creer, pero siempre me pareció una serie que presentaba muchos personajes de sexualidad ambigua o abiertamente gay, así que todo puede ser.
(*4) NdA: No. La tumba de las luciérnagas no es un anime de terror. Es mucho más horrible que eso.
(*5) NdA: Por algún motivo en Pony Life las ponis hacen cantidad de cosas que realmente no les pegan nada si las comparamos con la serie original. No sé si es mal fanfiction o un intento de lograr cosas inesperadas.
(*6) NdA: Es el último vestido que lleva la humana Angelina Jolie en "Hackers"
(*7) NdA: «Tran und Helle» hacían cortos de «comedia» durante el regimen nazi. Ricky Gervais sólo hace chistes (ocasionalmente) sobre el Holocausto. Eso significa que si haces chistes sobre el Holocausto puede que seas un nazi y puede que no.
(*8) NdA: Sherlock Holmes (o Hound), coproducción de la Shinsei y la RAI italiana. Seis capítulos los dirigió Hayao Miyazaki.
Edit: Correcciones menores y erratillas. Gracias cmdr. Maya Fey!
