—Ella sabe algo.

Mirando por la ventana, no sintió la brisa fresca que movió su cabello con suavidad. Estaba concentrado en la niña que jugaba en el jardín trasero con total inocencia.

Con un suspiro cansado su esposo lo miro preocupado.

—Misaki, todos los teléfonos están intervenidos. Hanari no tiene celular y Shinobu esta constantemente con ella ¿Cómo podría saber el paradero de Nowaki?

El joven apretó las manos con una furiosa frustración y giro su rostro cansado hacia donde su esposo sentado le miraba.

—Ella es su hija, es su sangre. Nowaki le paso sus malos genes, es mañosa y taimada. —Misaki poso de nuevo su mirada en la niña que corría riendo alegremente. —Ni siquiera con todo lo que le mostré, con todo lo que le dije que ese malnacido le hizo a Hiroki. Ella esta tan tranquila y ríe y juega sin pensar que mi hermano esta de nuevo en las garras de ese monstruo que es su padre.

La sangre de Misaki hervía de furia, Hiroki llevaba ya dos meses desaparecido y ni toda la maquinaria que su dinero había podido movilizar lograba dar con su paradero.

Akihiko se puso de pie y camino hasta él. Su rostro estaba pétreo, frio, sus labios eran una fina línea. Detrás de toda aquella ira también había un profundo dolor y él lo sabía. Para Misaki no había nada mas importante en el mundo que Hiroki y si no lo encontraban pronto Misaki iba a enloquecer.

—Reforzaré la vigilancia sobre Hanari, incluso pondré cámaras en su habitación.

Pero Misaki ya se había adelantado a su esposo, sus sospechas de que su sobrina sabia el paradero de su padre lo habían llevado a vigilar hasta el ultimo de sus movimientos y esperaba muy pronto tener resultados.

Mientras tanto ajena a lo que su tío tramaba Hanari jugaba tranquila en el jardín en compañía de su niñero.

—No estas cansada cariño? Entremos a la casa para prepararte un refrigerio.

La niña rio contenta.

—No estoy cansada Shinobu, quiero jugar y correr y saltar.

El candor infantil de la chica hizo sonreír a Shinobu.

—Estas muy animada hoy. — le dijo sonriéndole.

Ella se encogió de hombros mirándolo inocentemente con una suave sonrisa.

—Al amo Hiroki le encantaría verte sonreír así. —murmuro Shinobu con una triste expresión.

Hanari lo miro pensativa, antes de decir con cierto desparpajo.

—Pronto los veré a el y a mi papi y estaremos juntos los tres como debe ser.

Shinobu sintió un estremecimiento al ver el rostro de la niña, con una expresión que se tornó de pronto fría. Al mirar hacia donde esta dirigía su mirada vio a través de las puertas de cristal que daban a la mansión como Shinoda impartía unas órdenes y entendió entonces el cambio de humor de la jovencita.

—No contaste a tu hermanito.

Ella lo miro confusa.

—Dijiste estaremos juntos los tres, olvidaste contar a tu hermano o hermana.

Shinobu solo intentaba aligerar el peso sobre los hombros de Hanari, sabia que para la niña toda aquella situación había sido muy dura. Su vida había dado un cambio radical en poco tiempo y había sido apartada del entorno que conocía, que amaba para abrirle los ojos a una situación que siendo una niña no supo manejar. Él sabía que Hanari amaba a Hiroki, pero también tenía muy claro que ese amor no era comparable con el que le tenia a Nowaki, su padre era la luz de sus ojos, era su vida.

Hanari lo miro de pronto con una tremenda tristeza.

—No vuelvas a decir que ese niño es mi hermano. Él se quedará con ese hombre y nosotros nos iremos muy lejos, mi papi me lo prometió que solo seriamos nosotros tres.

Shinobu la miro asombrado cuando esta corrió hacia el interior de la mansión pasando por un lado de los guardias y de un serio Shinoda.

—Eso es todo por favor informen a Miyagi cuando hayan recabado todos los datos que les pedí.

Shinoda despacho a sus hombres y se encamino al estudio donde Misaki y Akihiko le esperaban.

—Te lo dije. — espeto Misaki al verlo entrar

Shinobu lo miro con seriedad.

—Pudo habérselo dicho antes de desaparecer con Hiroki.

Misaki negó con la cabeza, frenéticamente.

—No, maldita sea, no. Ella sabe dónde están, ella se comunica con él. Estoy seguro.

Akihiko miro extrañado el intercambio entre su esposo y Shinoda.

—Puedo saber de qué hablan?

Misaki miro a su esposo con cierta hostilidad.

—Tu crees que tu sobrinita es una santa, pero ya te lo dije ella sabe donde esta mi hermano. Yo mandé a instalar cámaras en su habitación y también puse micrófonos en la ropa de Shinobu.

En ese justo momento entraba Miyagi a la biblioteca.

—Señor. — dijo un poco avergonzado.

Misaki suspiro con cansancio.

—Tu vida sexual no me importa Miyagi, cuantas veces te acuestas con el mocoso ese no es mi problema.

Akihiko se puso de pie para tratar de calmar a Misaki, que estaba cada vez más alterado.

Shinoda palmeo el hombro de Miyagi con camaradería.

—No escuchamos las grabaciones completas amigo, solo el horario en que Shinobu esta con Hanari.

Misaki sacudió las manos de su esposo que tomaban las suyas amorosamente y grito exasperado.

—Podemos tomarnos esto en serio maldita sea!

—Misaki…

—No. — interrumpió con violencia la súplica de su esposo. —Falta menos de un mes para que mi hermano de a luz no sabemos que puede hacer ese hombre con el o con el bebe. Hiroki no puede volver a pasar por eso, si ese hombre le quita a su hijo de nuevo mi hermano se va a volver loco y eso no lo voy a permitir.

Shinoda se sentó ocultando el rostro entre sus manos. Era también su hijo y él tampoco quería perderlo a ninguno de los dos.

Cuando Misaki lo miro entendió que él también estaba sufriendo e intento serenarse. Shinoda había demostrado una fortaleza increíble, recuperándose casi totalmente de sus lesiones, todo eso llevado por el amor que sentía por Hiroki, así que Misaki pensó que su dolor y su angustia podrían ser tan grandes como las que el mismo sentía.

—Tenemos que hacer algo ya. — murmuro sentándose al lado de Shinoda.

Este alzo su cabeza y lo miro serenamente.

—Ya puse a mis hombres en eso. Esta noche y por unos días la mansión quedará con el mínimo de guardias, se correrá el rumor de que estamos por encontrar el paradero de Hiroki.

—Shinobu ya sabe lo que tiene que hacer, el le dirá lo que acordamos. —Intervino Miyagi.

Shinoda asintió y tomo las manos de Misaki con resolución.

—Solo será cuestión de tiempo para que ella se sienta segura para llamarle y entonces lo atraparemos.

Misaki asintió solo habría que esperar y rogaba para que su plan funcionara.

Ajeno a todo lo que estaba por venir, Hiroki caminaba por el patio trasero de la pequeña cabaña que había sido su hogar en aquellos días.

Había renunciado a escapar desde que se perdiera intentándolo y tuvo que dar mil excusas cuando Nowaki finalmente lo encontró en medio del denso bosque casi deshidratado y en medio de la noche. No supo si sus mentiras dieron resultado, pero Nowaki no había cambiado su actitud con él, pareció creerse que se había perdido dando una caminata y no hubo ningún reproche. Aun así, seguía manteniéndolo alejado de su familia y de su hogar con la excusa de que necesitaban pasar tiempo solos para recuperar su relación. Ya habían pasado casi tres meses y ni siquiera había podido ver a su hija.

—No crees que ya ha sido suficiente ejercicio por hoy?

Hiroki sonrió suavemente mirando a Nowaki que venia hacia el con una brillante sonrisa. Un estremecimiento recorrió su cuerpo cuando este le abrazo. Hacia muchos días que estaba claro que no eran esos brazos los que deseaba y ya ni su sonrisa le causaba amor y eso que él lo había amado tanto.

—Me gusta estar afuera es bonito y fresco y el ejercicio es bueno para el bebe, leí alguna vez que facilitaba el parto.

Hiroki aprovecho entonces para tocar un tema que le había estado preocupando.

—Nowaki hablado de eso, yo… bueno estoy por salir de cuentas y creo que ya deberíamos regresar a la ciudad no quiero dar a la luz aquí en medio de la nada.

Nowaki beso sus labios y le sonrió confiado.

—Y porque no?

La respuesta de Nowaki lo hizo mirarlo con miedo y asombro.

—Como que porque no? —le grito asustado. —No puedo tener al bebe aquí en medio de la nada y si pasa algo? Si algo esta mal con el parto o con el bebe?

Nowaki lo abrazo tratando de infundirle confianza.

—Las personas han tenido bebes en casa desde hace siglos mi amor deja de preocuparte.

Beso los labios fríos y temblorosos de Hiroki y tomo su mano para conducirlo al interior de la casa.

—Yo hable con una partera que esta en el pueblito que tenemos cerca y ella vendrá cuando llegue el momento.

Hiroki se sintió de pronto muy asustado.

—De verdad estas planeando que dé a luz aquí?

La respuesta de Nowaki confirmo las peores sospechas que le habían asaltado en aquellos días.

—No quieres volver a ver a Allegra? Reunirnos con nuestra hija y ser felices de nuevo, los tres?

El tono de Nowaki tenia una velada amenaza y sus ojos siempre azules y brillantes se tornaron oscuros y siniestros. Hiroki asintió tragándose todo su temor, pues ya tenia la certeza de que aquello no eran unas vacaciones románticas, era un secuestro y Nowaki no tenia intenciones de dejarlo ir.

—No te preocupes. — le dijo besando sus labios, lo que a Hiroki le causo repulsión. —Todo va a salir bien y cuando esto termine nos iremos lejos para ser felices.

Un rato después Hiroki recostado en su cama, pensó que debía pensar de nuevo en como huir de aquel lugar.