Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es Robsmyyummy Cabanaboy. Yo solo traduzco con su permiso.


N/T: Esto sucede antes del epílogo, poco más de un año después del nacimiento de Christopher.


~Outtake~

Agosto

El cuerpo de Christopher se estremece justo antes de girar la cabeza hacia el otro lado. Con catorce meses, él duerme toda la noche, pero sigue gimoteando y llorando cada cierto tiempo. El chillido que emite ahora me hace sonreír de oreja a oreja, pero bloqueo mi momento de mal padre. De hecho, espero que abra sus ojos. No me atreveré a alterarlo físicamente, pero sé muy bien que estar parado frente a su cuna es una forma segura de despertar a mi hijo o a cualquier bebé dormido de hecho. Cada noche que Bella y yo lo observamos antes de irnos a dormir, hacemos una pausa con temor cuando el suelo cruje y él se remueve, incluso aunque dure solo un segundo o dos.

Pero esta noche es diferente. Es la última noche que podré estar aquí. En la calma, en el silencio, con la paz de nuestra pequeña familia y la calidez de nuestro hogar rodeándome y llenando el dolor que inevitablemente tomará lugar milisegundos después de alejarme de ellos. ¿A quién diablos quiero mentir? Ya siento el dolor. El cumpleaños número treinta de Bella, Halloween, Acción de Gracias, Navidad, San Valentín... diablos, esto es una mierda. Cuando estaba soltero y solo tenía que pensar en mi mamá y mi hermana, estando muy lejos o en una misión durante las fiestas u ocasiones especiales no me afectaba demasiado, ¿pero ahora? Las palabras no pueden describir la miseria que corre por mi mente al saber lo que me voy a perder.

Me agacho frente a los listones de la cuna.

—Hola, hombrecito. —Mi voz es apenas un susurro—. Mi estómago se revuelve de pensar en dejarte a ti y tu mamá por los próximos ocho meses. No puedo creer que no podré besarte de buenas noches o morder esas piernas de pavo que tienes. —Se forma un nudo en mi garganta y mi mandíbula se tensa, porque si no aplasto la necesidad de largar estas lágrimas que se están formando, probablemente no sea capaz de detenerlas una vez que comiencen—. Hazme el favor e intenta no crecer demasiado, ¿sí? Y dale a mamá muchos abrazos y besos cuando los necesite. Sabes lo mucho que a ella le encanta cuando te acurrucas en sus brazos. Ella estará...

—¿Cielo?

Me doy vuelta para ver la silueta de Bella de pie en la entrada al cuarto del bebé. Ella cambia su peso, ladeando su sexy cadera. Estoy muy seguro que la morderé más tarde. Me pongo de pie y froto mi rostro con mis manos, buscándola a ella. Sus dedos encuentran los míos y la llevo hacia mi cuerpo. Descansando su cabeza contra mi pecho, observamos en silencio a nuestro niño perfecto.

—Solo quería verlo dormir una vez más.

Ella frota una mano sobre mi estómago.

—Si alguna vez tenemos la posibilidad de hablar por Skype, me meteré a su cuarto así no sentirás que te pierdes de algo.

Mis labios sienten el calor cuando beso su sien.

—Gracias —logro decir, pero me aclaro la garganta por si acaso. Ponerme a llorar no mejorará nada. Sabemos lo que está por pasar. No me han llamado desde antes de encontrarnos en Hawái. Una vez que cambias de base y te encuentras bajo el mando de alguien más, todo puede pasar. Todos tienen que ir eventualmente. La guerra del terror espera.

—Vamos —me convence—. Te ayudaré a juntar el resto de tus suministros.

Cerrando la puerta detrás de mí, la sigo a nuestro de invitados donde todo mi equipamiento militar se encuentra sobre la cama y el suelo. Decenas de tildes rojas en mi lista demuestran lo que ya he preparado; solo faltan algunos elementos básicos. Paso los próximos quince minutos cargando mi mochila, talega y bolso táctico mientras que mi esposa observa en silencio desde nuestro escritorio, pasando las páginas del Poder Notarial que le di ayer.

Me pongo de pie para estirarme, sabiendo que los últimos artículos son de aseo personal que necesitaré cuando tome una ducha en la mañana; así que mi trabajo aquí básicamente está hecho.

Bella y yo nos miramos fijamente; con una sonrisa nostálgica, se acerca a mí. Sus dedos se enlazan con los míos mientras apaga la luz y me saca del cuarto de invitados.

La única luz en nuestro cuarto proviene del monitor de Christopher. Sin palabras, ella suelta mi mano y se quita el camisón de raso, revelando su glorioso cuerpo desnudo. La he visto así todos los días durante dos años seguidos, pero juro que levanto un puño en mi mente cada vez, sabiendo que soy un bastardo con suerte al tener a esta mujer —que es perfecta para mí por dentro y por fuera— y me haya elegido... por dentro y por fuera.

Doy un paso y recorro una mano por su cabello, jalando la bandita elástica que lo contiene. Nuestros rostros se encuentran a milímetros de distancia; incluso en la oscuridad, puedo ver las lágrimas en los ojos de Bella.

—Abrázame —susurra, acurrucándose contra mi cuerpo.

Es la única invitación que necesito. Nos perdemos en nuestro abrazo, el peso de mi partida se intensifica en el cuarto y en nuestros corazones. Después de un par de minutos, la desesperación por besarla me abruma, y suavemente rozo mis labios contra su boca. Eventualmente, mi lengua acaricia la suya y ella gime, enterrando sus uñas en mis hombros. Momento de recostar a mi esposa en la cama y adorarla como merece.

Trazando mis dedos a lo largo de cada curva seductora, me tomo mi tiempo con ella, el deseo de hacer que esta noche dure tanto como sea posible está al frente de mi mente. Memorizo su piel, su sabor, sus gemidos y sus suspiros. Es lo único que me mantendrá cuerdo hasta el próximo abril, mientras me encuentre muy lejos de los amores de mi vida.

Movimientos suaves y gentiles se transforman en lo que parece ser una sed insaciable. No podemos obtener lo suficiente; ¿cómo haremos que esta noche sea suficiente? Ella me ruega para que lo haga más fuerte y lo hago... le daría lo que sea que desee. Trago sus gritos de placer, nuestros besos nunca cesan. Cuando ella se tensa al borde de su orgasmo, presionando su cabeza contra la almohada, me apresuro y entierro mi rostro en su cuello, buscando mi éxtasis.

Envuelvo mi cuerpo alrededor del suyo mientras ella se queda dormida. Mis párpados se cierran cada tanto, pero estoy mayormente despierto, observando el monitor del bebé y la parte superior del cuerpo de Bella mientras sube y baja con cada respiración. Hacemos el amor de nuevo cuando se despierta a las primeras horas de la mañana. No pronunciamos alguna palabra; ella simplemente besa mis labios hasta que ambos nos encontramos hambrientos de placer y se sube sobre mí, llevándonos al cielo.

Cuando mi alarma suena un par de horas después, Bella gira y presiona su cuerpo contra el mío, buscando mi mano con sus dedos. Ella desliza una delgada pierna entre las mías mientras yo aparto el cabello de su rostro, notando a una lágrima rodar por el puente de su nariz.

—De nuevo, Edward... por favor, solo una vez más.

~TotS~

Como es una obligación individual y no una misión de escuadrón, volaré desde el aeropuerto Naha en vez de la Base Aérea Kadena. Insisto en que Emmett nos lleve porque la idea de dejar a Bella y el bebé llorando en un aeropuerto lleno de personas tuerce el cuchillo en mis entrañas aún más. Después de registrar mis bolsos y arma en el mostrador de boletería, nos dirigimos a las escaleras mecánicas para bajar hacia las tiendas japonesas y seguridad.

—Ven aquí, pequeño. —Tomo a un Christopher inquieto en mis brazos, colocando sus palmas sobre mis mejillas. Esto es algo que hacemos. A él le encanta frotar mi rostro cuando acabo de afeitarme, y se ríe ante la diferencia cuando mi barba crece y se siente "pintozo", como él dice. Miro a Bella, que se ha dado vuelta abruptamente, secando una lágrima con una mano probablemente esperando que no la haya visto—. Papi va a extrañarte demasiado —mascullo contra su hombro de aroma dulce—. Se bueno con mami.

Él comienza a retorcerse de nuevo, queriendo dar vueltas, así que beso sus pequeños rizos marrones y lo bajo. Cuando él comienza a caminar alrededor, Emmett lo sigue.

—Yo lo tengo. Ustedes tómense su tiempo.

Jalo a Bella hacia mi cuerpo, y su frente descansa contra mi pecho. Ella suspira pesadamente, aferrando sus brazos alrededor de mi cintura. El mundo parece pasar a nuestro alrededor, sin prestar atención a nuestros cuerpos unidos.

Ella se sorbe la nariz una vez más y levanta la mirada hacia mí con sus ojos color chocolate.

—Tienes un trabajo allí, Comandante.

Arqueo una ceja.

—¿Oficial de suministros?

—De acuerdo, dos trabajos —dice ella, poniendo los ojos en blanco—. Oficial de suministros, sí... pero lo más importante... vuelves a casa en una pieza, ¿entendido? El equipo Masen no funciona a menos que seamos un trío. Así que ese es tu trabajo. Te mantienes a salvo, y haces lo que sea para volver a nosotros.

—Copiado, señora. ¿Alguna otra orden?

—Dame un último beso.

Presiono mis labios contra los de mi esposa y me quedo allí por varios segundos antes de terminarlo con unos besos rápidos más.

—Te llamaré ni bien pueda. Hazme un favor y no mires las noticias, ¿de acuerdo?

Ella asiente minuciosamente.

—Miro Los Backyardigans y Plaza Sésamo. No hay posibilidad de ver algo más en el televisor. —Ella sonríe con un guiño aguado.

—Bien. —Capturo sus labios una vez más—. Te amo, cariño.

—Te amo.

Me doy la vuelta, tomando mis bolso en el movimiento. Afortunadamente, la fila para seguridad es muy corta, o estaría tentado a seguir mirando atrás. Una vez que atravieso el arco y recolecto mis cosas, echo un vistazo para encontrar a Emmett abrazando a Bella, y él asiente su cabeza en mi dirección, la cual le regreso. Estamos aquí para ellos, hermano. Lo escucho en mi mente. Solo concéntrate en mantenerte con vida.

Me repito una y otra vez mientras me dirijo hacia las puertas de embarque. Ella estará bien. Ellos estarán bien. Tienen que estarlo... y yo también. Hay demasiado por lo que vivir.

~TotS~

Septiembre

Después de pasar tres días en el CentCom en Tampa, abordo el pájaro que me lleva a Londres, luego a la Base Aérea Ramstein en Alemania y finalmente me deja en la Base Aérea Bagram en el este de Afganistán. Fui capaz de hablar con Bella por teléfono varias veces mientras me encontraba en Florida, pero le dije que pasaría un tiempo antes de que me vuelva a escuchar, una vez que comience mi viaje al arenero.

He estado aquí en Bagram varias veces durante mi otro tour, así que no siento la necesidad de apresurarme a explorar y termino comprando una costosa pizza personal en Pizza Hut, aunque estoy seguro que Bella apreciaría la ironía.

¿Ves, cariño? No es tan peligroso... incluso en una zona de guerra tenemos Pizza Hut y Dairy Queen.

Es algo tarde en la noche cuando me asignan mi lugar de alojamiento, el cual casi podría pasar como una choza de madera. Así que sí, mucha protección en uno de estos. Afortunadamente, solo estaré aquí por un día o dos antes de abordar el convoy que me llevará a Kabul, dónde pasaré la mayor parte de los próximos ocho meses.

Me aseo un poco y me preparo para la cama, vistiendo mi camiseta verde estándar y shorts de seda verde. No pasan ni diez minutos desde que me acuesto que comienza a sonar la sirena, indicando que hay un ataque con morteros entrante. Me levanto como un hombre poseído y de inmediato me coloco mi chaqueta flak, chaleco antibalas, casco, y la funda de mi pistola alrededor de mi cintura. Todo este equipamiento y aún vistiendo mis seudo-pijamas sin mencionar las chancletas en mis pies. Estoy seguro que parezco un demente, pero me importa un carajo. ¿Primera noche en el teatro y hay un jodido ataque? ¡Mierda que no!

Salgo de la choza y hacia la oscura e inquietante noche. Mi arma está en posición de alerta, señalando al cielo, y miro alrededor en busca de alguien, quien sea.

—Señor, ¿se encuentra bien? —Un sargento de la armada de la seguridad de la base se me acerca, probablemente pensando que soy un jodido demente por como luzco, pero al menos no dice nada. Tener mayor rango que otros tiene sus privilegios a veces; él sabe bien que no debe cuestionar mi atuendo—. ¡Será mejor que cubra en ese búnker con los otros huéspedes temporales, señor!

Quiero decirle a este niño que estoy preparado para luchar. Muéstrame a quién buscar y lo haré. Mi adrenalina me tiene ansioso, pero la contengo y corro hacia el búnker de cemento. Entro y me agacho junto con todas las personas medio dormidas. Claramente, a ellos no le llegó la nota sobre el ataque; todos actúan indiferentes sin equipo de protección. Insat.

Yo no. Mi esposa me dio una jodida orden, y la voy a seguir.

Veinte minutos y mucho silencio incómodo después, nos dan el visto bueno de que la amenaza ha sido neutralizada, y estamos seguros para volver a nuestras chozas por la noche. Basta decir, a pesar de lo exhausto que me encuentro debido al viaje, no sé cómo me calmaré luego de esta primera noche de acción.

Si esto es una indicación de lo que serán los próximos ocho meses, creo que estoy en aprietos.

~TotS~

Octubre

—¿Cómo está, Sargento de Estado Mayor?

—Estoy bien, señor. Qué bueno que es viernes, ¿no? —Ambos nos reímos de su chiste malo, sabiendo muy bien que no existe el fin de semana en una zona de guerra. Estamos de guardia veinticuatro horas al día. A excepción del descanso de cuatro días que podemos tomarnos en Qatar durante nuestra misión, todos los días es día de trabajo—. Feliz de estar de vuelta en la base para abastecer. Oh, y tengo otro requerimiento para ti. —Me tiende unos papeles. Lo escaneo y lo miro con una expresión de "tienes que estar bromeando".

—¿Treinta camas literas nuevas? ¡Acabo de enviarte treinta el mes pasado cuando comencé! ¿Cómo es posible que necesites otras treinta? —Dejo los papeles a un lado, riéndome.

—Lo necesitamos, señor. Quiero decir, ellos.

Me reclino en mi silla y entierro mis palmas en mis ojos. No he dormido bien desde la última vez que hablé con Bella. Christopher tiene doble infección de oído y está gritando a toda hora. Al menos lo estaba hace cuarenta y ocho horas atrás. Me sentí mal por no poder estar allí para ayudarlos.

—Tienes que darme algo más, Kendall. Sé que tu trabajo es suministrar al Ejército Nacional Afgano, pero ¿qué mierda? ¿Acaso están comiéndose las camas?

El Sargento de Estado Mayor Kendall luce adolorido al mascullar:

—No son muy firmes, aparentemente.

Sacudo mi cabeza, aún no satisfecho con su explicación.

—Por favor, señor. Le ruego que no me obligue a decírselo.

Bajo mi mentón y le dedico una mirada para que sepa que no debe jugar conmigo. No estamos hechos de dinero como el ENA quiere creer.

Él cierra sus ojos, tomando aire profundo.

—Ayer por la noche, cuando los entrenadores y yo estábamos recogiendo todo, nos detuvimos en una de las tiendas de los afganos, y allí habían varios hombres, ciudadanos y soldados afganos, jugando a las cartas... —Se aclara la garganta—. Y, eh... habían unos soldados afganos en el rincón de la tienda... sobre las camas. —Me mira y espera.

Siento mis cejas alzarse, esperando el punto. Pasan varios segundos de silencio.

—Suéltelo, Sargento de Estado Mayor.

—Fue Jueves de Man-Love, señor.

—¿Disculpa?

Él resopla.

—Jueves de Man-Love. Ya sabe. Los afganos, eh... tienen lo suyo los jueves porque el viernes es un feriado religioso para ellos en Islam, y pueden arrepentirse.

Me encuentro quieto en mi asiento.

—Entonces... ¿dices que son gay?

—No, señor. La mayoría de los hombres afganos están casados con mujeres. Ellos solo... —comenta, sacudiendo la cabeza—. Solo lo hacen para correrse, solo los jueves. No se trata de amor aparentemente. Señor, yo...

—¡No digas más! —Agito mis manos, para nada interesado en invocar las imágenes—. Treinta camas más en camino. No cuestiono la cultura de alguien más, pero puedo decirte ahora mismo que ordenaré con estructura de metal para reforzarlas. No puedo seguir ordenando camas todos los viernes.

Sacudo mi cabeza mientras Kendall contrae su rostro.

—Gracias, señor. Y, eh... lamento lo de... ya sabe.

—No los juzgo, Kendall. Solo necesito saber hacia dónde va mi dinero. —Me río, firmando la petición.

~TotS~

Noviembre

—Buena suerte en Kandahar, señor.

—Gracias, Fardeen. Y supongo que disfrutarás del día sin mi vigilancia por una vez. —Cierro mi computadora mientras que mi intérprete afgano se ríe de mi chiste. Con toda la locura a nuestro alrededor, sé que está feliz de descansar por un día.

—Sí, señor. Estoy seguro que tendrá mucho que decir cuando regrese.

Arqueo mi ceja en su dirección, acompañándolo hacia la puerta.

—¿Sabes algo que yo no?

—No, señor. —Aparta su mirada tímida con una sonrisa—. Va a una ceremonia de apertura, ¿no?

Asiento.

—¿Puedo sugerirle que lleve su cámara?

Sacudo mi cabeza y me río.

—Oh, Dios. ¿Otra historia para mi esposa?

—Estoy seguro que a su esposa le divertirá más su experiencia que a usted.

—Muchas gracias, Fardeen —gruño mientras enderezo mi gorra—. Me aseguraré de tomar nota y reportarlo.

—Eso espero, Comandante Masen.

Al día siguiente, un par de otro oficiales y no comisionados abordan el avión conmigo, y volamos hacia Kandahar, luego tomamos un convoy para asistir a la ceremonia de apertura. El Ejército Nacional Afgano aún está estableciéndose para poder sublevarse contra el Talibán. Ellos han abierto una nueva instalación de reclutamiento para sus fuerzas y han invitado a miembros militares de los Estados Unidos, quienes siguen apoyando sus esfuerzos.

—Comeremos afuera esta noche, señor. ¿Trajo su Dramamine? —me pregunta Dawson mientras salimos de nuestro Humvee.

Asiento, tanteando mi bolsillo en busca de mi otra pastilla de respaldo.

—Me pregunto si será carne pequeña o carne grande esta noche.

—¿Qué diablos es carne pequeña o carne grande? —intercede Wagner. Él acaba de llegar hace dos días y este es su primer tour. El joven teniente definitivamente no tiene experiencia.

—Aw, mierda, este niño... —bromea Dawson, sacudiendo su cabeza—. Carne grande es vaca. Carne pequeña es otra cosa. Acostúmbrate, Perro Malvado. Estás por aprenderlo por las malas.

Algo capta mi mirada, y noto a una cabra amarrada con una soga corta a un caballete. Mientras la muchedumbre comienza a juntarse frente al edificio, un par de Marines y yo bromeamos entre nosotros.

—Uno supondría que la cabra sabe que puede escaparse, y ese miserable caballete no podría detenerlo.

—Tienes que salir de aquí, cabra. Tengo el presentimiento que estás a punto de unirte a la celebración. —Contraigo el rostro al escuchar los comentarios de Crofton. ¿Sacrificio animal? Pongo los ojos en blanco y me recuerdo que sus costumbres no son las nuestras. Logré escaparme de presenciar algo así en mi anterior tour, pero supongo que tendré que soportarlo esta vez.

Cuando los miembros nacionales y militares se quedan en silencio, la ceremonia comienza. Los otros Marines, soldados y yo nos paramos firmes mientras que muchos oficiales afganos dan su discursos. Qué mal que no trajimos a nuestros intérpretes. Solo sé unas pocas palabras en pastún. Ahora mismo me vendría bien que estuviera Fardeen aquí.

Cuando el himno nacional afgano comienza a sonar, un par de hombres toman la cabra y la llevan hacia el frente del edificio. Uno se sienta en el lomo de la cabra, toma lo que parece ser un cuchillo para mantequilla y le abre el cuello de oreja a oreja en honor a la sangre derramada por los soldados y ciudadanos en lucha por su libertad. Me revuelve el estómago, pero es lo que es. Un par de los hombres con los que estoy toman fotos, fascinados por la cultura subyacente. Yo simplemente me quedo parado allí hasta que nos dirigen a nuestro próximo sitio.

Una hora después, estamos todos sentados en el banquete de inauguración mientras las bandejas de comida son pasadas. Tenemos que ser educados como invitados del ENA, razón por la cual tomamos nuestra pastilla para la náusea, sin saber qué tendremos que comer. Algo de carne con un glaseado naranja es ubicado en nuestra mesa. Dawson es nuestro conejillo de indias y lo prueba primero.

—Definitivamente carne pequeña esta noche. —Suspira y rápidamente toma su agua—. Pobre cabra.

Pongo los ojos en blanco ante de cerrarlos y hacer lo que tengo que hacer. Gracias a Dios por una buena paga. Extraño el manicotti de mi esposa.

~TotS~

Diciembre

Te extraño. —Bella suspira—. Los bebés fueron muy adorables hoy. Erica finalmente comenzó a caminar. Es adorable cuando persigue a Christopher.

—Apuesto a que Em y Rose tienen barras de seguridad para bebés por todas partes.

Oh, Dios... deberías ver su casa —Se ríe—. Es como una prisión. Los pobres Max y Jake quieren saber que pasó con sus mundos. Todos estos bebés dando vueltas y ellos no pueden rondar la casa como costumbre.

Suelto una risita.

—Pobres cachorros. ¿Cómo está Maxxy?

Es increíble. Siempre protegiéndonos. Oh, nos llegó el DVD por correo. Los ojos de Christopher se iluminaron cuando te vio en la pantalla. Hemos leído Leonardo el Monstruo Terrible casi una docena de veces en los últimos días desde que llegó. —La escucho sorberse la nariz cuando su voz se quiebra al final—. Él no sabía qué quería hacer más: mirarte leerlo en la pantalla o leer el libro que estaba frente a él. Fue el mejor regalo de Navidad, papi.

Trago el nudo que inmediatamente se forma en mi garganta.

—¿Están listos para sus grandes vacaciones?

Síp. Compré nuestros billetes la semana pasada. Partimos el veintidós. Estaré con tu familia la primera semana y con mis padres la segunda.

—Dios ayude a los pobres inocentes en ese vuelo internacional. Christopher y Erica en un vuelo de trece horas. Al menos son tú, Em y Rose viajando juntos. Entre los tres, con suerte pueden entretener a los niños. —Me río—. Fue bueno de parte de tus padres ir a Cali en vez de que viajes hasta Nueva York.

Oh, sí. Ellos no me querían hacer eso sabiendo que estaba sola. Será bueno. Pero te extrañaremos como lo hacemos a cada minuto del día. —Su voz se quiebra nuevamente.

Asiento, sabiendo que no hay nada que pueda decir para aliviar el dolor. Sabía que la Navidad iba a ser una mierda sin ellos.

—Quiero que pases un buen rato, y celebraremos cuando vuelva a casa, ¿de acuerdo?

Me parece perfecto. ¿Crees que podrás llamar en Navidad?

—Prometo intentarlo, cariño. Ten un buen viaje. Abraza a mi pequeño de mi parte.

Sabes que lo haré. Te amo, Edward.

—Te amo, cariño. Buenas noches.

~TotS~

Enero

El tráfico me pone nervioso. Me muevo lentamente por detrás del otro Land Rover e intento mantenerme concentrado, mientras mi sargento vocifera sobre los DVD de contrabando que consiguió anoche. Como parte de nuestro acuerdo con el ENA, contactamos a proveedores nacionales para que consigan muchos de nuestros suministros, y hoy necesitábamos hacer un viaje a la ciudad. Todos están en alerta máxima, sabiendo lo activo que el Talibán ha estado en esta zona. Además, un convoy fue atacado hace dos semanas en Ambush Alley. Todo lo que veo ahora son calles llenas de personas y ojos sospechosos. Es una mala vibra.

Ni bien hago contacto visual con unos civiles por fuera de mi ventana, el coche detrás nuestro choca con nuestro Rover con gran fuerza, precipitándonos hacia adelante con un gran estruendo. Estamos completamente rodeados y cada puto seminario de entrenamiento sobre bombas en la ruta en medio de zonas muy pobladas pasa por mi mente. Me detengo y abro la puerta, mi presión sanguínea por el cielo. Salgo del vehículo con mi arma preparada, mi sargento siguiéndome en el asiento del pasajero. El hombre dentro del coche luce aterrado mientras me observa. Levanta sus manos al aire, asintiendo, antes de abrir su puerta.

—Espere, espere, Comandante Masen... relájese. —El Teniente Coronel de la Armada que viajaba en el vehículo frente al nuestro se une a la escena.

—No, señor. Este coche nos embistió, y la multitud está acumulándose. Necesitamos salir de aquí.

—Espere —me dice. Volviéndose hacia el conductor del coche detrás nuestro, comienza—: ¿Está herido? —El hombre afgano sacude su cabeza, pero puedo ver a dos mujeres llorando en el asiento trasero. Qué desastre—. Aquí está nuestra tarjeta. Tómela, y llámenos si tiene alguna herida.

No digo nada pero sigo con mi arma en alerta. Mis ojos escanean el público, la que sigue juntando espectadores, poniéndome más tenso. Necesitamos irnos de aquí de inmediato. Estas personas en el coche pueden ser inocentes, pero eso no quiere decir que los miembros de esta multitud piensen lo mismo. Los civiles son usados como señuelos, escudos humanos o bombas todo el puto tiempo.

—De acuerdo, Comandante Masen... en marcha.

Sin darle las espalda al público, me dirijo hacia la puerta del Land Rover y me subo. Afortunadamente, el tráfico no está tan congestionado como hace diez minutos, así que somos capaces de irnos hacia nuestra base.

Suspiro en alivio e intento descifrar si esta experiencia irá a la columna de Contarle a Bella o No Contarle a Bella. Es debatible en estos momentos.

Una semana después, me llama un capitán de la oficina de los abogados en base, que dice que la familia del coche que chocó contra el mío asegura que tienen algún tipo de herida y buscan compensación. Todos sabemos que es mentira. Nadie fue herido en ese accidente. Los afganos saben que los militares tienen dinero que los respalda, así que simplemente intentan aprovecharse de la situación. Esta no es la primera vez, y todos sabemos que no será la última.

Escuche, Comandante Masen. Estamos tratando de reducir la hostilidad con los ciudadanos, y nos hemos enterado que usted y su sargento enfundaron sus armas en la escena. Solo queremos recordarle que es importante que trate a los civiles con el respeto que se merecen. No necesitamos empeorar la tensión.

Tengo que contener mi risa, sabiendo lo que sé... lo que todos sabemos.

—De acuerdo entonces. Solo hazme saber quién es el malo aquí, y me aseguraré de apuntar mi arma en su dirección.

Obtengo silencio del otro lado del teléfono. Él sabe que tengo razón. Nos estamos aquí luchando contra guerreros identificables. No hay Tropas de Asalto u Orcos avanzando hacia nosotros con armas enfundadas. Mujeres, niños, animales... todo es y ha sido usado cuando estos extremistas intentan dejar un mensaje.

Copiados, señor.

Eso es lo que pensé. He dicho.

~TotS~

Febrero

¿Edward? —Mi nombre sale de la boca de mi esposa como un jadeo tembloroso.

—Hola, cariño. Feliz San Valentín.

No obtengo respuesta verbal, pero puedo escuchar unos gimoteos entre resoplidos.

—¿Tienes IDEA de por lo que he estado pasando?

Bueno, diablos. Esa no era la respuesta que esperaba.

—Eh...

¿No lo sabes? ¿Acaso les llegan las noticias allí?

—Bella, no tengo idea de lo que hablas.

¡Tú y tu viaje en helicóptero! —espeta—. Me dices hace cinco días que tienes que hacer un viaje, y que será en un helicóptero. Está bien. Es lo que es. Has estado en el aire antes. Paseas por calles llamadas Ambush Alley, así que sí, me he acostumbrado a las constantes náuseas. Pero no tengo contacto contigo durante cinco días en el momento exacto en que todas las noticias informan que un Chinook se estrelló en el este de Afganistán, ¡matando a todos los trece Marines a bordo!

Me mantengo en silencio porque sí, esta es mi cagada. Hay cosas que puedo contarle y cosas que no. Definitivamente no puedo darle detalles de dónde me encuentro y lo que estoy haciendo todos los días aquí. Siempre estoy en modo seguridad de operaciones. Tengo que operar en todo momento como si el enemigo pueda escuchar cada palabra que digo. Fue una mala coincidencia que una aeronave cayera al mismo tiempo que ceso comunicación con ella.

—Lo siento, cariño. Yo... pensé que no iba a estar en las noticias.

Ella chasquea su lengua.

¡Edward! ¡Vivo en una base del Cuerpo de Marines, por Dios santo! ¡Incluso aunque no estuviera viendo las noticias en AFN o en línea, está en la portada del Marine Times todos los días, y la veo en la entrada de cada edificio al que entro, sin mencionar las filas para la caja registradora!

No hay nada más que silencio de nuevo hasta que escucho a Christopher reír de fondo, y tengo que sonreír. Escucho una respiración temblorosa y decido correr el riesgo.

—¿Cariño?

No respondí la puerta cuando sonó el timbre —Ella sigue—. La escuché el martes y me escondí en el cuarto de Christopher. Él estaba durmiendo, y yo en el suelo, inclinada contra su cuna. Supuse que si eran malas noticias, el teléfono comenzaría a sonar también, y el golpeteo no paraba... pero eventualmente lo hizo.

Cierro los ojos fuertemente, tratando de no concentrarme en la imagen de Bella respondiendo la puerta todos esos años atrás cuando fui a decirle que Mike estaba muerto.

Como sea, eran un par de Girl Scouts del vecindario. Y ahora no tendrás tus Samoas o Thin Mints porque me llevaste al borde de la locura esta semana.

Sonrío, sabiendo que está dejando atrás su furia.

—Puedo aceptar eso. Siento mucho haberte preocupado. Jamás evitaría hablar contigo a propósito.

Lo sé —Suspira—. Estás perdonado. Y sí, Feliz San Valentín para ti también. Estúpido cabeza hueca.

~TotS~

Marzo

Me quedan tres semanas aquí en Shangri-La y esperaba que todo saliera bien, pero hoy no parecía ser mi día.

Desde que llegué, mi trabajo ha sido suministrar al ENA con todo el equipamiento que necesiten. Frijoles, balas, banditas y todo entremedio. Hemos estado esperando un cargamento desde Pakistán, pero por alguna razón, está retrasado. Los comerciantes locales que lidian con Pakistán están esperando que les paguemos, pero hasta que no tenga mi camión de cargadores para las AK 47 que usa el ENA, no le pagaré a nadie.

—¿Dónde está mi munición, Sr. Hassan?

El hombre afgano de mediana edad tímidamente se acerca a mi escritorio.

—Hemos sido notificados que el camión, su conductor y todos los pasajeros están detenidos por una patrulla fronteriza —explica—. Comandante Masen, quizás usted pueda hablar con ellos. Necesito mi paga.

—Y yo necesito mis cargadores —digo con calma—. Cuando obtenga los suministros que le ordené a usted, tendrá mi dinero.

Mi oficina escribe una carta, la cual enviamos a la policía afgana a cargo del control fronterizo. Explicamos que estos detenidos trabajan con militares estadounidenses, y que nuestro cargamento y los hombres han sido tomados por error.

Ellos siguen dando vueltas mientras hablamos con estos idiotas todo el día, pero siguen sin soltar nuestro cargamento. Sé que es hora de actuar significativamente aquí. Mi intérprete, Fardeen, sabe que están deteniéndolos ilegalmente, que quieren sobornos antes de entregarlos a los militares.

Notifico a mi general, que me concede un miembro de su equipo de seguridad especial como el poder que necesito para atacar y recuperar. Cuando te digo que este chico luce como un jodido GI Joe, no exagero ni un poco. Este E4 tiene granadas, extra munición y bengalas en su cintura. Le echo un vistazo y sé que estoy observando a la reencarnación de Rambo, pero sin el pañuelo alrededor de su cabeza.

Mientras nos acercamos al Ministerio del Interior, en busca del comisario general de policía, me preparo para el inminente drama.

—Cabo Gordon. Vamos a entrar allí y necesito que haga suceder algo por mí.

—Sí, señor.

—Nadie entra a este cuarto —ordeno, señalando detrás de mí—, o sale... hasta que yo lo diga.

—Copiado, señor. —Él asiente, intensificando su agarre en la M4 que tiene contra su pecho.

Me anuncio, pidiendo hablar con el comisario general de la policía. Uno de sus subordinados me dice que no está, pero que el subcomisario está disponible. Está bien, les sigo la corriente, a pesar que sé que están mintiendo.

El Cabo Gordon mantiene su lugar detrás de mí, enfrentando a la puerta mientras comienzo a hablar con el subcomisario.

—Necesito que suelte el vehículo y las personas que detuvieron —ordeno, mi tono "no te metas conmigo" completamente activo.

—Lo siento, señor, no puedo hacerlo. Los hombres en cuestión estaban tratando de sacar armas afuera del país, y ellos deben permanecer en nuestra custodia.

—Eso no es verdad —discuto—. Las armas fueron hechas en Pakistán, y esos hombres que tu patrulla tomó fueron contratados para recogerlas y entregarlas a nosotros.

Damos más vueltas un par de veces, y la situación se vuelve cada vez más tensa.

—¿Entiende que no me iré de aquí hasta que tenga mis armas y mis hombres? —espeto, viendo que varias personas se han reunido afuera de la oficina.

En algún momento de nuestra intensa conversación, una cortina que separa una sección diferente de la oficina del subcomisario se abre y entra un hombre. El Cabo Gordon se vuelve loco, lanzando órdenes al hombre para que se aparte y se vaya. Me toma unos segundos descifrar la escena frente a mí. El hombre que entró al cuarto es un sirviente, cargando una bandeja con té y galletas en preparación a una reunión que está por comenzar, y probablemente no sepa ni una pizca de inglés. No sé cómo el tipo no está meándose los pantalones con la forma que Gordon se el aventó, pero sí está temblando como una hoja, toda la bandeja de tazas y cucharas repiquetean.

Le digo a Gordon que se detenga y le permita al hombre entregar su bandeja, antes de volverme hacia el subcomisario.

—Si quieres que esta reunión ocurra sin accidentes, necesitas devolverme mi vehículo y mis armas.

Su sirviente —bueno, todos nosotros en realidad— probablemente envejecimos unos años de vida. GI Joe solo estaba haciendo lo que le ordené.

—Quizás podríamos ir en busca del comisario —dice el subcomisario, actuando como si se le acabara de encender la lamparita en su cabeza.

—Bien. Qué bueno que de repente ve las cosas a mi manera. —No puedo contener mi tono detestable.

Milagrosamente, el comisario aparece minutos después y nos hace bajar las escaleras hacia el cuarto de detención. El olor a muerte en el aire es sofocante. Cuando llegamos a la celda donde nuestros conductores están siendo detenidos, los hombres se ponen de pie y comienzan a abrazarnos a Gordon y a mí. Hago todo lo posible para no salir corriendo de allí. Entiendo que estén felices de salir de sus jaulas, pero estos hombres apestan como a un jodido camión de basura en el ecuador.

Nos dirigimos hacia el depósito y encuentro nuestro camión. Afortunadamente, todos los cargadores se encuentran allí, y podemos volver a la base.

Al día siguiente, el comerciante que contratamos aparece con regalos para nosotros en agradecimiento por recuperar el cargamento. Los rechazamos educadamente porque no se nos permite aceptar regalos de los ciudadanos. Simplemente asiento mi cabeza y agradezco a Dios de poder ver otro día. Solo necesito permanecer con vida por veinte días más.

~TotS~

Abril

Hago todo lo posible para mantenerme calmado mientras la pareja de ancianos frente a mí se levanta de sus asientos, juntando sus pertenencias a la velocidad de un caracol. El hombre sale hacia la isla y mira hacia los compartimientos superiores. Tengo que ayudar a estar personas si quiero ver a Bella y Christopher en los próximos minutos.

—¿Este es tuyo? —pregunto. El viejo asiente, sonriendo y bajando la cabeza.

—Arigato gozaimasu.

—No hay problema. —Jalo sus dos bolsos, y el par cautelosamente comienza a retirarse del avión.

Paso por su lado y corro como si mi vida dependiera de ello, lo que para ser completamente honesto, no es muy diferente a la realidad. Paso por seguridad y tomo mis bolsos, escaneando frenéticamente la multitud en busca de mi familia.

Y de repente, allí aparecen.

El cabello de Christopher ha crecido, más rizos que nunca. Él tiene una camiseta que dice "Mi oficial está en Afganistán", un corazón camuflado a un lado y estrellas y franjas del otro. Los ojos de mi esposa brillan con lágrimas sin derramar mientras me acerco.

—¡Aquí está papi, pequeño! —La voz de Bella es temblorosa pero feliz, y lo tomo de sus brazos, besándola lo suficientemente apropiado para el aeropuerto de Naha. Aferro a mi hijo contra mi pecho, simplemente respirándolo. Mi otro brazo está alrededor de la espalda de Bella mientras disfrutamos de nuestro abrazo en grupo. Christopher se aparta de mi pecho y lleva sus palmas a mis mejillas.

—Papi. —Apenas puedo contener mis lágrimas al escuchar su voz ahora que se encuentra de vuelta en mis brazos—. Hola, papi.

—Hola, hombrecito. —Mi voz tiembla y lo vuelvo a acercar, sintiendo los hombros de Bella sacudirse mientras caen sus lágrimas.

Mi corazón sigue martillando contra mi pecho cuando exhalo en alivio. Parece como si hubiera estado conteniendo mi respiración durante los casi ocho meses que estuve lejos. Pero los días largos y las noches aún más largas finalmente acabaron. Estoy aquí. Lo logré. Ellos están a salvo. Estamos junto de nuevo.

Envío mi millonésima plegaria silenciosa en agradecimiento a los cielos. Hora de ir a casa con mi familia.

~TotS~

Observo a Bella, la veo retorcerse mientras gimotea. El agua caliente de la ducha cae sobre la baldosa alrededor de mis rodillas, su dulce coño tiembla con mis lamidas y succiones. El rasgueo de sus uñas largas provoca escalofríos en mi columna cuando susurra mi nombre.

—Dios, te he extrañado demasiado, Edward. —Mis dedos se deslizan entre sus labios húmedos mientras que mi lengua gira y empuja.

Muevo mi otra mano desde su cadera, buscando con mis dedos sus pezones para tironear de ellos de la forma que sé que la hará enloquecer. Su muslo que se encuentra sobre mi hombro izquierdo se contrae y estremece al mismo momento que una nueva ola de sus jugos encuentra mi lengua. Ella está volando y tomo esa mi señal para bajar el ritmo.

Cuando el movimiento de su pecho se detiene, me pongo de pie, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura. El vapor nos rodea mientras nos besamos, turnándonos para estar bajo el agua caliente. Bella estira una mano para acariciar mi polla, la cual ha estado dura en todo este encuentro. La camino hacia atrás, y ella suelta un jadeo cuando su espalda toca el azulejo. Levanto su cuerpo y embisto mi polla dentro de ella, meciendo y arremetiendo, compensando por todo nuestro tiempo perdido.

—Esta sesión no será tan impresionante como me gustaría —gruño, la sensación de estar dentro de ella abruma mis sentidos.

Ella se ríe con un jadeo.

—Entonces tendremos que hacerlo de nuevo.

Mis labios se deslizan a lo largo de su clavícula antes de levantar mi mirada para encontrar la suya. Nos miramos fijamente y acelero mientras que sus paredes se contraen a mi alrededor.

—Sí, Bella. —Mi boca reclama la suya mientras nuestras lenguas entran y salen de la boca del otro—. Te amo demasiado, cariño. —Mi voz se quiebra al final cuando llego a mi orgasmo, desacelerando.

—Te amo —susurra ella, besando mi cuello antes de que baje sus pies al suelo y salga de su calor. Nos quedamos allí por otro minuto, envueltos en el otro, recuperando la respiración al mismo tiempo que el agua caliente comienza a enfriarse. El aroma a coco y naranja de su champú huele a casa y me da una sensación de paz, como si no supiera que estaba a salvo y rodeado de su amor ya. Ella levanta su cabeza, descansando su barbilla en mi pecho y sonríe—. Bienvenido a casa, esposo.

~TotS~

Mayo

—Bueno, eso no tardó mucho. —Bella se deja caer a mi lado en la cama mientras yo cierro el chat en Facebook con mi hermana.

—¿Qué cosa? ¿Laur y Ben fijando fecha?

Ella sonríe de oreja a oreja, igual de feliz por ellos como yo.

—No, pero eso es algo que celebrar.

—Bueno entonces, ¿qué no tardó mucho? —Dejo mi laptop en el suelo y envuelvo un brazo alrededor de su hombro cuando se acurruca a mi lado. Su cabeza toma su debido lugar contra mi cuello.

—Esto. —Me pasa una prueba que reconocería en cualquier parte. Dos líneas paralelas rosas me observan—. ¿Listo para el segundo, papi?

Me río, abrazándola fuerte, una ola de mariposas invadiendo mi estómago.

—Oh, estoy listo. Tengo esto de ser papi perfeccionado —miento, pero disfruto lo gracioso del momento—. Puedes traerme todas las pequeñas líneas rosas que quieras.

Compartimos otro beso, sonriendo estúpidamente y disfrutando de este emocionante acontecimiento.

Ella gira hacia mi pecho antes de que yo me incline para susurra en su oído.

—Qué la aventura continúe, Clementine. Vamos Equipo Masen.


CentCom: Mando Central de los Estados Unidos. Se ubica en la Base Aérea MacDill, Tampa, Florida. Es un comando unificado de seguridad responsable de los intereses de Estados Unidos en 27 naciones que se extienden desde el Cuerno de África a través de la región del Golfo Pérsico, en Asia Central.

ENA: Ejército Nacional Afgano.

Insat: jerga militar para insatisfactorio.

Dramamine: fármaco que previene y alivia el mareo, náusea y vomito asociados al movimiento.

Humvee: vehículo militar 4x4

Ambush Alley: callejón de la Emboscada.

Chinook: Boeing CH-47 Chinook es un helicóptero de transporte de carga pesada.

E4: en la lista de los Marines alistados. En este caso, el grado E4 es Cabo.


Todo lo que sucede en este capítulo es historia del marido de la autora :)

¡Ya nos queda un último capítulo! :(

¡Hasta el próximo!