Este fic participa en el minirreto de febrero para La Copa de la Casa 20/21 del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black


Frase sorteada: Las enemistades ocultas y silenciosas, son peores que las abiertas y declaradas (Cicerón)

Mil gracias a Nea Poulain por el beteo.


La planta

Narcissa tiene una planta que siempre se olvida de regar. Se la regaló Andromeda por su último cumpleaños y parece resistirse a morir. Se acuerda de ella cada dos semanas y va corriendo a echarle agua y se promete a sí misma que no se volverá a olvidar; recordará regarla al menos cada dos días. Pero nunca pasa. Aun así, la planta sigue creciendo cada día y siempre hay ramas nuevas. A veces Narcissa se enfada; podría morirse de una vez y sería una carga menos, no tendría que sentirse mal cada vez que se olvida de ella. Por otro lado, parece ser la única que la escucha en su casa últimamente.

Cada día es una batalla campal. Andrómeda se levanta con la trinchera montada, preparada para defenderse del comentario más inocente y Bellatrix coloca sus armas una a una cada vez que se sienta a la mesa. Pelean sin pensar en quien puede salir herido y Narcissa siente que ella es la primera caída de la batalla.

Al principio pensó que nunca se acostumbraría. Corría a su cuarto poniendo la cabeza bajo la almohada tratando de ahogar el sonido de las bombas y miraba a su planta preguntándole cómo era capaz de soportar todo aquello. Terminó aprendiendo de ella. Ya casi ni escucha, aunque tampoco habla; de hecho, hace pocas cosas. Lo guarda todo en su interior: las ganas de chillar ella también, de hechizar a sus dos hermanas y de llorar. Lo apila, bien ordenado y sigue mirando al frente. Como si no le hirviese la sangre cada vez que Bellatrix alza el tono o que Andrómeda entra al trapo, como si fuese normal.

Cuanto más perfecciona esa técnica, más siente la mirada aprobadora de su madre, el orgullo por su comportamiento, por ser la hija perfecta, la digna heredera del apellido Black. Callada, comedida, pero firme en sus ideales. Bellatrix es demasiado ruidosa e impredecible. Andromeda no está cortada con el mismo patrón que el resto de la familia y Druella siempre se queja de que es demasiado sensible. Narcissa también quiere gritar por eso, porque ella no ha pedido esa atención y no es justo que ese peso recaiga solo sobre sus hombros. Quiere que su madre esté orgullosa de ella, pero Narcissa ve las expectativas en los ojos de Druella y le hacen sentirse incómoda en su propia piel.

Eso también se lo calla, deja que el resentimiento crezca en su interior, que la envuelva y la haga alzar la barbilla cuando camina al lado de Andrómeda, sin querer escuchar su última escapada. Tampoco le importa lo que Bellatrix le cuenta y ni siquiera se esfuerza por darle la razón. Nadie nota la diferencia, nadie se preocupa por regarla, pero ella se resiste a morir. Se queda allí, como su planta, en silencio, mirando al frente como si nada de eso fuera con ella, dejando que el rencor la coma por dentro hasta que no quede nada más.


Nota de autora: al principio no sabía muy bien cómo interpretar la frase, pero se me ocurrió comparar los dos conflictos que menciona la frase. Por un lado está la enemistad declarada que es la de Bellatrix y Andromeda y una más oculta que es la de Narcissa hacia sus hermanas por el ambiente que terminan creando en la casa y por no pensar en ella nunca.

Y bueno, voy a ser sincera. ¿Sabéis cuando tenéis una idea que creéis que es buena y os gustaría ser lo suficientemente buenos como para ejecutarla bien? Pues eso es lo que me ha pasado y no me ha salido del todo bien, pero no tenía más tiempo y de verdad que me ha gustado muchísimo escribir sobre el personaje de Narcissa y espero hacerlo mejor la próxima vez. Y mil gracias a Milenrrama por revisármelo cuando era aún más desastre.

¡Mil gracias por leer!