Capítulo 32: Problemas.

Nada más abrir sus ojos, una imagen ocupó la mente adormilada de la morena, asaltando su buen despertar. Frustrada consigo misma, sacudió la cabeza en un bufido, quitándosela de encima, y, con movimientos muy toscos, recostó su cuerpo hacia otro lado de la cama, tapándose la cabeza con un extremo de la almohada, gruñendo como un perro enrabietado mientras pateaba infantilmente. Estúpido alcohol. Y estúpido Levi.

Necesitaba distraerse. No podía quedarse ella sola consigo misma por mucho tiempo, porque entonces su mente aprovecharía esa tranquilidad para atacarla con tonterías sin sentido, cosa que pretendía evitar. Por ello, con otro bufido irritado, dio un salto de la cama, se vistió con prisas y salió al pasillo del tercer piso, parándose en medio de este. Sin poder resistirse, giró su cuello en dirección a la puerta cerrada que había a la derecha, frente a la otra pared, dándose cuenta, con gran alivio, de que eso significaba que el capitán todavía no se había levantado. Situación que aprovecharía para largarse del lugar antes de enfrentarse cara a cara con él. No es porque la charla de Hange le hubiera liado demasiado (que claramente no tenía nada que ver con esta situación), sino por lo que había dicho y hecho mientras estaba en un estado no muy decente frente a su superior. SU SUPERIOR. Era completamente bochornoso, y afectaba tremendamente a su orgullo, pues no le hacía ninguna gracia que hubiera visto ese lado de ella. Así que, caminando de puntillas, se dirigió hacia las escaleras, evitando a toda costa pisar en los tablones que chirriaban con un leve contacto. Causando que diera pequeños saltitos de manera muy ridícula. Llegando al principio de estas, alzó lentamente un pie para alcanzar el segundo escalón, seguro de molestos sonidos.

-¿Qué cojones estás haciendo?-Una voz se escuchó tras ella, demasiado cerca para su gusto.

En un pequeño grito de sorpresa, se inclinó de golpe hacia delante, pisando mal en el proceso y causando que su cuerpo se precipitara hacia el vacío. El primer golpe fue contra su hombro; el siguiente, contra su espalda;y por último, en su trasero, quedandose tumbada boca arriba en las escaleras, con un gesto facial de dolor. Gruñendo, cerró los ojos, sintiendo en cada parte golpeada con dureza. Adolorida, se incorporó un poco el cuerpo, frotandose con su mano izquierda la zona de su espalda golpeada en un intento de calmar las palpitaciones, y, entonces, abrió los ojos, encontrándose la mirada de circunstancia del moreno, que la observaba desde arriba. Los ojos gris azulado parecían que en aquellos momentos la juzgaban tremendamente. Dándose cuenta del ridículo que acababa de hacer, toda la sangre de su cuerpo subió paulatinamente hasta teñir de un intenso rojo todo su rostro "¡Maldita sea!"

Ante aquella imagen, Levi dejó ir un suspiro cansado.

-Apártate de una buena vez, mocosa salvaje. Que no dejas pasar- Le gruñó el hombre empujándole un poco con la bota hacia un lado. Al dejar suficiente espacio, este pasó por su lado, sin ni siquiera girarse a mirarla- Tsk.

El hombre bajó las escaleras tranquilamente, siendo seguido por la mirada estupefacta y abochornada de la morena, todavía tumbada en los escalones. De pronto, comprendiendo que le había apartado como si de un objeto se tratara, una rabia repentina recorrió su cuerpo entero y, dejándose influir por aquella, se sacó la bota y la lanzó en un grito hacia abajo, golpeando la pared de enfrente, cuyas escaleras descendían hacia la derecha. "¿¡UN BUEN HOMBRE!?¡JÁ!¡ERES UNA MALDITA ESTÚPIDA!" gritó lloriqueando internamente.

-Por la muralla María, ¿cómo puede estar esto tan…?- Escupió con asco el castaño de pronto, ganándose una mirada de pánico de Armin, situado frente a él.

Una vena palpitó con furia en la frente de una morena que desayunaba tranquilamente en un extremo de la mesa.

-Eren, no…- Tartamudeó mirando de reojo hacia un lado.

De pronto, un sonido seco interrumpió el principio de la advertencia del rubio hacia su amigo. Ambos dirigieron sus ojos hacia la procedencia del ruido, encontrándose con la mirada afilada y amenazante de _, armada con un cuchillo el cual previamente había sido clavado con dureza en la superficie de madera. Si hubiera sido un animal, ahora mismo tendría todo el lomo erizado.

Armin tragó duro, temiendo por su vida.

-¿Tienes algún problema con mis huevos revueltos, Eren?- Siseó con una tensa sonrisa la morena, sin cambiar ni por un momento su mirada.

-Sí- Soltó el chico sin ningún miedo. Armin palideció ante la insensatez que acababa de cometer su amigo. El rubio se había dado cuenta al instante del tempestuoso humor de la morena nada más entrar en la habitación y encontrarla pinchando con demasiada dureza en su alimento, seguramente descargando su ira. Por eso, se había sentado a una silla de distancia de ella para mantenerse fuera del rango de peligro, sin hacer ninguna pregunta ni dirigir sus ojos hacia ese lugar en particular. No obstante, Eren, siendo tan ciego como era para reconocer las emociones, se había tirado directo a una muerte casi segura- Si comiera tierra, estaría más decente que esta mierda. Menudo desperdicio de huevos.

Una sombra cubrió el rostro de _, producto de la oleada de rabia que recorrió su cuerpo. Oh... ¿Con qué esas tenía? Veríamos a ver si su puño en su cara era más comestible que su comida. Con ese pensamiento violento, _ se levantó de la silla, arrastrandola por el suelo, y, poco a poco, sin apartar ni por un momento la vista del chico, se empezó a arremangar las mangas de su enorme camisa blanca, dispuesta a iniciar una pelea. No estaba de humor para aguantar las quejas de un niño. Viendo las intenciones de la morena, Eren que no podía negarse ante ninguna invitación de enfrentamiento y se levantó también. Nerviosamente, Armin dirigió sus ojos de uno a otro, preocupado de cómo acabará la cosa si nadie detenía a esos dos locos.

Por suerte, ninguno de ellos se había dado cuenta de la presencia de una cuarta persona.

-¡Pero qué dices, Eren!-Exclamó una voz tras ambos, ajena completamente al ambiente tan violento que había en la mesa. Tomados por sorpresa, los tres que se previamente encontraban sentados giraron sus rostros hacia la encimera de la cocina, encontrándose a una Sasha comiendo con una cuchara sopera la enorme fuente de huevos revueltos que había cocinado _. Las mejillas de la castaña estaban repletas de comida- ¡Esto está buenísimo!

Ante aquellas palabras halagadoras, _ relajó su postura y se cruzó de brazos, apoyando todo su peso en una de sus caderas mientras cambiaba su mirada a una que irradiaba orgullo. Eren, frente a ella, gruñó por lo bajo

-¿Ves?-Señaló a la chica tras de ella, dirigiéndose al chico de pelo castaño con un poco de soberbia en sus palabras. Mostrando evidentemente que se había ofendido con el comentario de este dirigido a la calidad de su comida- Alguien que tiene criterio. No como otros.

La boca de Eren se abrió totalmente indignado por lo que estaba oyendo.

-¿Ah?¿Sasha?¿De verdad estás diciéndome que ella tiene más criterio?-La señaló con el dedo índice, en un ademán acusador. Por otro lado, la chica sin importarle ni un ápice la conversación, siguió comiendo tranquilamente- ¡Si por ella fuera, se comería hasta la comida de la basura!

-¡Por supuesto, es una tontería tirarla cuando todavía no está podrida!- Exclamó con la boca llena de alimento, uniéndose de nuevo a la conversación, señalando con el cucharón.

-Sasha, cariño, continúa comiendo-Le ordenó _ casi al instante que la castaña abrió la boca, frunciendo el ceño.

-Sip.

-¡Ves!-Dirigió su dedo esta vez a la morena-¡Hasta tú sabes que lo que digo es cierto!

-Entonces,- El tono de _ cambió a uno más sombrío y oscuro. Apoyando ambas manos en la mesa, se inclinó hacia delante, mirando amenazadoramente al chico-¿estás diciendo que mi comida es como las sobras de la basura?

Durante unos segundos, ambos mantuvieron la mirada del otro, con la tensión del ambiente siendo tan elevada que podría cortarse con un cuchillo de mantequilla. Entonces, Eren, ante la pregunta, empezó a abrir la boca, dispuesto totalmente a contestar. El ceño de _ se empezó a fruncir. Por suerte, antes de que ocurriera un desastre, Armin fue mucho más rápido y, casi precipitándose sobre la mesa, se inclinó hacia delante, tapándosela con la mano. El castaño, al sentirse amordazado de repente, abrió los ojos con sorpresa.

-¡Eren, por las murallas, no digas nada más!-Exclamó casi rogando por su silencio, con la frente repleta de sudor.

-No, Armin, déjale hablar, parece que tenía algo importante que decirme- Gruñó por lo bajo la morena acercándose al rubio. Entonces, con su mirada oscureciendo por momentos, se aproximó a muy poca distancia del rostro de Armin-¿O es que sabes perfectamente lo que va a responder porque tú lo piensas igual?

La cara de Armin, perlada por un sudor muy frío, palideció ante aquella pregunta trampa.

Unos golpes interrumpieron esa tensa situación de una manera muy oportuna. Salvados por la campana, o, más bien, por Mikasa, la cual observaba la escena desde el umbral de la cocina, con su usual inexpresividad. Distrayéndose la morena con la repentina aparición de la chica, el rubio aprovechó esta oportunidad para separarse un poco de esta y lanzarle, de paso, una mirada de advertencia a Eren.

-Chicos, el capitán quiere que nos reunamos en el comedor- Les informó la morena de menor edad con su voz sin emociones- Al parecer ya han llegado Hange y su escuadrón.

Extrañada, _ bajó una ceja. Le resultaba raro que se reunieran en aquel lugar ya que normalmente primero iban al lugar escogido para las pruebas y después explicaban lo que harían (por impaciencia de la castaña) , aunque supuso que sería para realizar una sesión informativa acerca de los experimentos que realizarían y los objetivos que buscaban dado que pretendían evitar que hubiera mayor probabilidad de que alguien pudiera ser testigo de lo que estaba sucediendo allí. Por ello, asintió sin decir nada y puso rumbo hacia el comedor, seguida de los cuatro chicos. Allí se encontró con casi todo el Escuadrón de Levi sentados en la enorme mesa, con el capitán presidiendola, y, de pie, a su lado, Hange con una carpeta en la mano y un rostro muy serio. A juzgar por el ambiente tan tenso, parecía que previamente habían estado teniendo una conversación un poco incómoda y, por la dirección de los ojos de esta, esta había sido con Historia, sentada al lado derecho del moreno, la cual mantenía la mirada pegada a la mesa, sin expresión alguna.

Justo cuando entraron los miembros restantes, los presentes en la sala trasladaron su atención a los recién llegados. Mientras los chicos se apresuraron a sentarse en el extremo de la mesa, _ caminó hasta la silla libre que había al otro lado del capitán de su escuadrón, observándolos con aire curioso.

-Oh, perfecto,_ estás aquí-La saludó Hange con una diminuta sonrisa en los labios. Entonces, cuando la morena se hubo sentado, le colocó frente a ella la carpeta que portaba en las manos- Ten.

-¿Qué está pasando?-Preguntó dirigiendo sus ojos de Levi a Hange mientras abría el contenido del documento que le había tendido. Al descender su mirada, se dio cuenta de que simplemente eran hojas vacías, sin ninguna palabra escrita en ellas. Con extrañeza, volvió a dirigir sus ojos grises a la castaña- Está vacío.

-Sí. Erwin me ha pedido que hagamos un informe acerca de todo lo que podamos averiguar sobre los Reiss y ese secreto prohibido- Los ojos de Hange se desviaron hacia Historia, la cual seguía sin levantar la mirada- Pero…

-Pero la mocosa parece ser reacia a colaborar- Concluyó Levi con sus fríos ojos clavados en la chica de pelo rubio.

_, ante esa respuesta, dirigió su vista hacia Historia. Frente a ella, la rubia se encontraba sentada, las manos en el regazo y los ojos pegados a la mesa, con el cuerpo encogido. Ahora más que nunca, se le asemejaba a una pobre niña de 15 años. Un sentimiento de pena surgió dentro de _ irremediablemente.

-No es que no quiera colaborar…-Murmuró la chica seriamente, apretando los labios al hacer una breve pausa-Es que no hay nada llamativo que resaltar a parte de que soy la hija ilegítima de Rod Reiss.

-Eso lo decidiremos nosotros, mocosa- Golpeó la mesa suavemente con los nudillos Levi, inclinándose un poco hacia ella.

Delante de ambos, _ observó como la chica volvió a cerrar los labios ante la insistencia de su superior, un poco reacia y,... temerosa. A simple vista, no se apreciaba, pero, si uno se fijaba, se podía distinguir un leve temblor en la boca de Historia. Algo le decía a la morena que la falta de datos importantes en su infancia era una mera excusa, y que , tras aquella negativa, se escondía algo más. Un mal presentimiento recorrió el cuerpo de _.

-Historia-La llamó suavemente mirándola con ojos comprensivos. Por primera vez, la rubia alzó sus ojos celestes y los conectó con los grises de la morena- No sé cuál fue el motivo por el que tuviste que ocultar tu nombre, pero me imagino que no fue uno bueno. Ninguno lo es, al fin y al cabo. Seguramente, en estos momentos, te estamos obligando a recordar cosas de tu pasado que continúan doliendo dentro de ti. Pero, de verdad, es necesario conocer lo máximo de tu origen y, sobre todo, en lo referido a tu padre, puesto que muchas vidas dependen de ello. Así que, por favor, te lo ruego, sé tan valiente como cuando nos revelaste tu verdadera identidad. Da el paso.

Por unos segundos, ambas chicas mantuvieron la vista conectada una respecto a la otra. El silencio de la habitación las rodeó completamente hasta que, de pronto, de los labios de Historia surgió un lento suspiro, indicando su rendición a pesar de su renuencia. Viendo ese cambio de parecer, sin mencionar nada, Hange, al lado de _, dejó junto a las hojas vacías un bolígrafo. Y, cuando la morena tuvo este entre sus dedos, Historia empezó a relatar su infancia, con un rostro serio y casi carente de emociones, seguramente una máscara que ocultaba su interior tempestuoso.

Historia nació en una pequeña granja al norte del muro Rose, situada en las tierras de los Reiss, una familia de nobles del lugar, en donde empezó a trabajar nada más dar sus primeros pasos. En aquel lugar, vivían los trabajadores, su madre y ella. La relación de ambas fue casi inexistente, pues la mujer se limitaba a leer libros y a ignorar completamente a su hija. Sin embargo, siempre, en las noches, esta se vestía elegantemente y un carruaje se la llevaba a la ciudad, sin saber muy bien Historia a qué iba.

Un día, después de aprender a leer, la niña empezó a devorar libros, en donde se narraba las maravillosas relaciones entre madre e hija, lo cual despertó en ella una curiosidad que pronto deseó saciar pues nunca había experimentado ese amor maternal. Por ello, cuando se armó de valor, intentó darle un abrazo a su madre, siendo recibida entre golpes y con las palabras: "Si al menos hubiera tenido… el valor de matarte.." . A pesar de ello, la niña fue muy feliz, ya que era la primera interacción de esta con ella. Como consecuencia de ello, su madre se marchó de casa para irse a vivir a otro lugar, dejando sola a la niña por 5 años. Tiempo después, tras la caída de la Muralla María, apareció ante la puerta, con el rostro encogido de miedo, junto a un hombre. Se presentó ante ella como su padre, Rod Reiss, anunciando que iría a vivir junto a él. Sin embargo, el destino de Historia fue completamente diferente porque antes de que se marcharan de la granja donde había vivido toda su vida, un grupo de hombres, liderados por uno muy alto con sombrero, se interpusieron en su partida. Sin que la niña se lo esperase y sin que entendiera la conversación que intercambiaron aquel hombre con su padre, este mató a su madre degollándole frente a ella. Siendo las últimas palabras de su madre: " Ojalá… Nunca hubieras nacido…". Entrando en estado de shock, la niña no pudo notar como la próxima sería ella. Por suerte, Rod Reiss, antes de que Historia corriera el mismo destino que su madre, detuvo al hombre y le hizo una propuesta: que viviera en un lugar lejano bajo un nuevo nombre, Christa Renz.

...

-¿En qué estás pensando, pequeñaja?-Preguntó Hange a _, la cual llevaba bastante tiempo demasiado pensativa y callada para ser ella, con el ceño profundamente fruncido.

Desde la colina, ambas mujeres tenían una vista perfecta de lo que sucedía abajo. Eren, transformado en titán y rodeado de ambos escuadrones, intentaba por todos los medios completar el ejercicio de habilidad que le había encargado la castaña. Alterando a los soldados que lo protegían tanto al resto como a él mismo, el enorme ser gruñía y gritaba frustrado por no poder realizarlo a la primera. Siendo este el primero de muchos más que seguirían.

Antes de contestar, _ apretó por unos segundos los labios.

-Es extraño.

-¿El qué?

-Todo lo que ha contado Historia- Le contestó todavía muy sumergida en sus pensamientos, alzando la mano para cogerse la barbilla. Había algo que le chirriaba- Respecto a su padre, me refiero ¿Por qué razón los Reiss, siendo una familia noble únicamente, sabrían el secreto que incluso la Iglesia de las Murallas, una entidad tan poderosa, le está prohibido saber? ¿Por qué después de tantos años, fue Rod Reiss e intentó llevarse a Historia? ¿Y por qué motivo mató ese hombre a su madre y tuvo intenciones de acabar con ella? Puede que fuera una relación fuera del matrimonio, pero me parece que son demasiadas molestias.

-Si...A mi también me ha parecido muy sospechoso…-Coincidió la castaña- Hay algo entorno a esa familia que, no sé por qué, pero me da muy mala espina…

-Espero que el comandante Erwin pueda averiguar algo del informe de los orígenes de Historia- Suspiró pesadamente la morena mientras que a su lado Hange asentía, estando de acuerdo con ella.

Tras aquel día, el Escuadrón de Operaciones Especiales junto al de Hange, se dedicaron en cuerpo y alma a los experimentos relacionados con Eren, mientras que, en Trost, Erwin dirigía a sus soldados en busca de nueva información acerca de los Reiss. Lamentablemente, ninguno de los dos grupos consiguió tener éxito, fracasando estrepitosamente en sus objetivos. Ni los primeros consiguieron que Eren se endureciera ni los segundos obtuvieron algo que ya no supieran acerca de esa familia de nobles. Casi parecía que el Cuerpo de Exploración hubiera llegado a un callejón sin salida.

En el último experimento que se realizó, Eren ya casi ni se podía transformar correctamente, quedando partes de su cuerpo fuera de la carne del titán. Y parecía que la cosa iba a peor, ya que conforme pasaban los días, más _ se daba cuenta de la enorme carga que era la realización de tantas pruebas seguidas. Los apuntes que tomaba durante y los análisis de la salud física del chico después del experimento eran una prueba irrefutable de ello. Por ello, justo cuando consiguieron sacar al castaño del cuerpo sin vida de aquel ser y subirlo al carromato, _ cogió por el brazo a Hange, antes de que esta se fuera, y le rogó que le dejara un día de descanso puesto que al final Eren llegaría a sucumbir del todo.

La castaña suspiró pesadamente, un poco desanimada. La morena no era la única que se había dado cuenta de que si no le daban una tregua a Eren, aquello no iría a ninguna parte.

-No te preocupes, pequeñaja. Hoy debo partir hacia Trost para informar a Erwin de lo sucedido-Asintió rascándose la nuca con un poco de tensión. La falta de resultados estaba afectando al estado moral de los escuadrones- Durante nuestra ausencia, intenta que Eren recupere las fuerzas para cuando vuelva.

-Iré contigo, cuatro ojos- Le dijo Levi con su tono usualmente indiferente, uniéndose de repente a la conversación de ambas mujeres. Tanto _ y Hange giraron sus rostros hacia el hombre, que caminaba ya sin cojear hasta ellas. Sus ojos gris azulado se dirigieron hacia _ - Mocosa, eso significa que te quedas al mando. Espero que cuando vuelva gran parte del escuadrón continúe respirando.

Viendo, desde el umbral de la entrada de la casa, como se marchaban a lo lejos el escuadrón de Hange junto a Levi, _ sintió como alguien se situaba junto a ella.

-¿Cómo está Eren?-Preguntó la morena con los brazos cruzados y con un lado del cuerpo apoyado en el marco de madera.

-Se podría decir que está bien. En estos momentos, Mikasa está cuidando de él- Murmuró Armin con un poco de preocupación. _ asintió levemente complacida pues estaba segura que la otra morena velaría fervientemente por el bienestar del castaño- Aunque diría que va a estar durmiendo por un buen rato.

-Mejor. Que descanse todo lo que pueda y recupere las fuerzas- Asintió la morena con seriedad. La regeneración del chico se había visto visiblemente ralentizada, cosa que no le había hecho ninguna gracia, pues cuando Hange junto a Mikasa lo habían sacado del cuerpo, el rostro de Eren estaba completamente falto de carne-A decir verdad, me preocupa un poco el estado de salud de Eren. Me temo que a este paso puede llegar a ser muy perjudicial para él si no conseguimos nada. Tsk. Todo sería más fácil si supiéramos cómo demonios podía endurecerse Annie…

-Sí, cuando lo propuse, temía que hubieran pocas posibilidades de conseguirlo pero no pensé que fuera a ser así...- Murmuró Armin bajando la cabeza-...Debería haber recapacitado bien antes de decir nada...

Dirigiendo de reojo su mirada hacia el chico debido al tono empleado por este, vio un gesto de aflicción reflejado en su rostro. Internamente se maldijo a si misma, pues, en vez de compartir sus preocupaciones, solo había conseguido que el chico se culpara por ello. Alzando la mano, dejó caer esta sobre el cabello rubio de este, revolviéndoselo en una caricia cálida. Armin, sorprendido, alzó la cabeza y descendió la mirada para observar una pequeña sonrisa en el rostro de _.

-Venga, venga, no te fustigues- Le animó todavía revolviendole el cabello- Es muy buena idea, Armin, de verdad. Lo que pasa es que no tenemos suficiente información, pero estoy segura que al final todo resultará. Tarde o temprano, lo hará. Además, no te preocupes por Eren. Estoy yo para cubrirle las espaldas frente a la loca de los titanes obsesionada con los experimentos. Y si por alguna casualidad improbable, fallo en el intento, tras de mí está Mikasa. A ver quien le dice o hace algo a ella- Entonces, la morena empezó a carcajearse haciendo mucho escándalo, divertida con su broma no tan broma.

Ante la actitud tan positiva de _, el rostro de Armin se fue relajando, provocando que esbozara poco a poco una pequeña sonrisa tensa. Un poco más animado, soltó una pequeña risita por debajo, aliviando un poco a la morena. No obstante, aquel ambiente con esa atmósfera tan tranquila que se había formado por unos segundos fue interrumpido por varios gritos procedentes del interior de la casa. Sorprendidos por el ruido, ambos dieron un pequeño respingo, acallando sus risas de golpe. Sin poder evitarlo, aquel sonido hizo que el corazón de la morena se parara por unos microsegundos. Con urgencia giró el rostro hacia el comedor, esbozando un gesto creciente de pánico. " . "

-Ay, no, no me jodáis- Casi tartamudeo con nervios, adentrándose al lugar para empezar a buscar por todos los sitios posibles la procedencia del sonido, siendo seguida por un preocupado Armin ¡Sólo! ¡Sólo les había dejado por unos malditos segundos solos tras la marcha de Levi y ya estaban liándosela! Pasando junto a la puerta, cogió uno de los rifles que habían apoyados en la pared y avanzó internándose más en la casa con el arma en mano. Rezaba porque no fuera ningún individuo con ganas de matar a Eren sin importarle a cuantas personas se llevara por delante- ¡Maldita sea, cómo les pase algo, el capitán me mata!- Exclamó desesperada para sí misma arrancando a correr, sintiendo un sudor muy frío emanar de cada poro de su piel-¡Chicos, ¿qué cojones está pasando?! ¿Dónde estáis? ¡Cómo estéis muertos, os juro que os mato!

Tras de ella, Armin bajó una ceja, mirándola extrañado.

-Mmmm, _, cuando alguien está muerto no…-Empezó a rectificarle muy inocentemente; sin embargo, sus palabras murieron en su boca cuando de golpe, _ se giró hacia él, encarándole con sus ojos enfurecidos. No estaba para tonterías.

El chico de cabellos rubios con otra arma en la mano se tensó en el sitio ante aquella mirada.

-¡Escúchame bien, Armin!- La morena le señaló con el dedo índice de manera muy brusca-¡Si tienes tiempo para hablar, tienes tiempo para buscar!- Le ordenó con voz grave, dirigiendo su índice hacia el pasillo que había al lado de ellos-¡Así que no me hagas perderlo a mí y ve!

-S-sí, _-Asintió Armin atropelladamente, abriendo los ojos impresionado por la firmeza de aquella orden. Entonces, sin poder decir nada más, se desvió y desapareció a la carrera por el lugar señalado por la morena.

Cuando vio la sombra del chico perderse, decidida, _ se volvió sobre sí misma y continuó avanzando hacia delante, muy nerviosa.

El ruido no se había escuchado muy lejano, por lo que la planta tercera quedaba descartada. En la segunda estaba Mikasa, que siendo como era, podía proteger perfectamente a Eren sin necesidad de un arma, así que los que le preocupaban era el resto de la tropa. Dependiendo del número y si iban armados, los chicos podrían defenderse perfectamente. Ella lo sabía. Sin embargo, ese "depende" era algo que _ no estaba dispuesta a dejar correr.

Otro repentino sonido procedente de una habitación situada a unos metros más adelante de su posición causó que plantara sus pies en el suelo y alzara el arma, apuntando hacia el lugar. Aun con el corazón nerviosamente acelerado, _ dejó ir una exhalación, intentando ralentizar y a la vez calmar su respiración. Con tensión y despacio, dio un paso hacia delante, seguido de unos cuantos hasta quedar junto al marco de la puerta cerrada. Un ruido metálico se escuchó tras la superficie de madera, como si alguien hubiera tocado un objeto de metal. Entonces, ante los ojos de _, el pomo de la puerta descendió lentamente. Y conforme fue bajando, ella alzó el arma hasta colocarla al nivel de sus ojos mientras colocaba su dedo índice en el gatillo, preparada para accionarlo si fuera preciso.

Como si el tiempo le costara, la puerta se abrió lentamente, emitiendo un chirrido oxidado mientras describía el arco, y, dando un paso hacia fuera, de su interior surgió una persona de casi la misma altura que _, la cual se sacudía las manos como si estuvieran mojadas. En el momento en que cruzaron miradas, detuvieron completamente sus movimientos. Ambas quedaron sorprendidas por unos instantes con la repentina presencia de la otra. Saliendo un poco de la impresión inicial, Historia, con los ojos un poco abiertos, los dirigió fugazmente al arma que la apuntaba. Captando el mensaje que le indicaba con sus irises de color celeste, _ se relajó un poco, retirando el índice del gatillo. Con gran alivio, había localizado a uno de los del escuadrón.

-¿Dónde están el resto?-Preguntó la morena a la vez que bajaba el arma.

-En la cocina- Le respondió con seriedad y con las cejas fruncidas por la curiosidad. _ encogió la mirada, eso estaba relativamente cerca. No obstante había algo que le descuadraba ¿Cómo es que Historia estaba tan tranquila? ¿No había escuchado los gritos? Al descender su mirada hasta las manos húmedas de la chica lo comprendió. El agua del grifo del baño de la primera planta salía con demasiada presión, lo cual explicaba perfectamente el desconocimiento de la rubia por lo que estaba sucediendo- ¿Qué…?

No obstante, la morena no le dejó terminar ya que, acto seguido, alzó su dedo índice situándoselo sobre su propia boca, dirigiendo un gesto de silencio hacía Historia. La chica rubia cerró la boca suavemente, todavía manteniendo esa mirada intrigada.

-No hay tiempo para explicaciones. Simplemente ven tras de mí- Le cortó en seco _ empezando a caminar con prisa, pasando de largo frente a Historia. Debían llegar a ellos cuanto antes, por si acaso.

Juntas, recorrieron el pasillo hasta llegar al final, donde cruzaron una habitación contigua para adentrarse en otro maldito pasillo. Al final aquella casa estaba siendo demasiado molesta por su magnitud. Tras abrir una puerta con un chasquido molesto, a unos pocos metros, se encontraron de pie a Armin y a Mikasa, observando la entrada de la cocina, cerrada a cal y canto. Frunciendo el ceño, avanzó hacia ellos. Ante el ruido de las botas de ambas contra el suelo de madera, los dos giraron el rostro en su dirección, dejando entre ver, lo que estaba frente a la puerta del lugar. El rostro de la morena fue todo un poema, debido al gesto de confusión que se le quedó impreso en la cara al reconocer a Sasha agazapada en la puerta, abrazándose las piernas y golpeando la superficie de madera con la cabeza una y otra vez.

Cuando, ingenuamente, _ fue a abrir la boca para preguntar qué demonios estaba sucediendo, Sasha contestó por ella.

-¡JEAN, CONNIE, DEJADME ENTRAR, QUIERO AYUDAROS!-Gritó desesperadamente, alzando el rostro hacia arriba.

-¡NO, TÚ LO ÚNICO QUE QUIERES ES PICOTEAR MIENTRAS NOSOTROS COCINAMOS!-Desde el interior de la cocina, se escuchó la voz iracunda de Jean, amortiguada por la puerta que los separaba.

De manera paulatina, una vena en la frente de _ empezó a palpitar de manera notoria contra su piel conforme la ira tomaba control de su cuerpo. No se lo malditamente podía creer. Dejándose llevar por la ola de aquella emoción tan negativa, su rostro se tiñó de un rojo muy oscuro a la vez que sus manos empezaron a temblar agarradas al rifle. ¿¡HABÍA PASADO TODO ESE MAL RATO PORQUE SASHA QUERÍA PICAR ALGO Y JEAN Y CONNIE NO LE DEJABAN!? Un cortocircuito desconectó la parte razonable de su cerebro y la furia capitaneó sus movimientos. Sorprendiendo a todos y cada uno de los presentes en el lugar, _ alzó con velocidad el arma y apuntó con ella la cabeza de Sasha. La castaña, desde el suelo, abrió la boca y los ojos como platos, entrando en pánico al ser encañonada.

Los ojos de la morena se encontraban completamente sumergidos en una tiniebla oscura y sugerentemente homicida.

-Aparta.

Justo en el instante en que la castaña se arrastraba a prisas y corriendo a un lado, _ pateó la puerta de madera con violencia, rompiendo en el proceso la cerradura. Con un golpe seco y ruidoso, está describió bruscamente el arco marcado por las bisagras y, como consecuencia de ello, golpeó contra la pared de al lado, espantando a los dos jóvenes soldados que tranquilamente habían estado preparando la cena durante todo ese tiempo. Los utensilios y la comida que agarraban con sus manos cayeron irremediablemente cuando se giraron con los rostros descuadrados y observaron con terror a la morena entrar con el rifle apuntándolos con una completa expresión de furia.

-Oye, mocosa-Le llamó Levi con su voz indiferente de siempre- ¿Qué cojones está pasando aquí?

Adormilada, _ alzó su mano y se retiró su libreta inseparable que había dejado sobre su cara para evitar que los rayos del sol incidieran con tanta intensidad, emitiendo un pequeño gruñido perezoso al estirarse sobre la silla de madera que había estado sentada por tantas horas. Con los parpados todavía un poco pesados de la siesta mañanera que se había echado, alzó los ojos en la dirección de la voz, viendo como el moreno la miraba con desaprobación parado junto a ella desde su caballo negro. Tomándose todo el tiempo del mundo, cogió una cantimplora que había colgada sobre el reposabrazos de este, esquivando el rifle apoyado contra esta, y bebió de ella. El café le sentó como si hubiera bebido el mismísimo elixir de los dioses.

Cuando ya el líquido hubo pasado por su garganta, _ se dignó a contestarle.

-¿A qué te refieres, capitán?-Preguntó tranquilamente, volviendo a dejar en su sitio el recipiente. Con un movimiento cruzó una pierna sobre la otra.

Ganándose un chasquido molesto, la morena observó como Levi bajaba del caballo y se situaba junto a ella.

-¿Qué a qué me refiero? Muy bien. Te lo diré- Gruñó con el ceño muy fruncido- Te dije que a mi regreso quería ver a mi escuadrón todavía respirando. Y eso- Señaló con el dedo pulgar hacia atrás, en concreto hacia un pequeño grupito que avanzaba lentamente alrededor de la casa. Jean, Connie y Sasha llevaban corriendo desde la mañana, como consecuencia del castigo recibido por la morena. Sin embargo en aquellos momentos, casi parecía que se arrastraban, con espuma en la boca- dista mucho de lo que te pedí.

Esbozando una sonrisa, _ se levantó de la silla y se aproximó al capitán Levi, quedando a unos centímetros de él.

-En realidad, fue gran parte, no todos- Le susurró con malicia, devolviéndole la misma jugada que le hizo a ella cuando la castigó hace más de un mes. Sin quedarse a ver la rabia en los ojos inexpresivos del moreno, pasó de largo y se paró en la entrada del recinto de la casa. Ahuecando las manos, las colocó a ambos lados de su boca- ¡Ya está bien, podéis volver!

Minutos después, los tres individuos se dejaron caer boca abajo a los pies de la morena, con los brazos y piernas extendidos, cubiertos por todos su cuerpo de una húmeda capa de sudor. Con los brazos cruzados, _ los observó con tranquilidad desde arriba mientras intentaban recuperar el aliento. Un poco más atrás, Levi era testigo de la escena con un rostro encogido de molestia.

-¿Y bien?

-¡LO SENTIMOS, _, NO VOLVEREMOS A ASUSTARTE DE ESA MANERA!-Gritaron los tres completamente desesperados.

-Bien- Esbozando una sonrisa de satisfacción, se giró y se encaminó hasta la entrada de la casa, a un paso tranquilo, casi de buen humor; no sin antes detenerse junto al capitán- Ahí los tienes. Bien cuidados y todavía respirando.

Horas después de que regresara Levi de Trost, una sorpresa inesperada ocurrió. Mientras Sasha hacía guardia en la atalaya, en el horizonte se pudo divisar como un par de individuos se acercaban a la casa a toda prisa, alarmando a todos los habitantes de la casa, puesto que no esperaban a nadie. Cuando estuvieron un poco más cerca, pudieron ser identificables: era el escuadrón de Hange. Aquello causó confusión entre todos ¿Por qué motivo volverían tan pronto? Con expectación, todos los miembros del Escuadrón de Operaciones Especiales se reunieron en el comedor del lugar a la espera de que entraran, incluido el propio Eren, ya más recuperado en cuanto a salud. Justo cuando la puerta se abrió y se asomaron los recién llegados, todos lo supieron. En el rostro de Hange y su grupo, tras internarse en la casa, se podía claramente que aquello que le había traído a aquel lugar no se debía a muy buenas noticias.

Y que tan cierto era aquello. Por la mañana, en las dependencias de Trost, habían encontrado al pastor Nick muerto con claros signos de tortura en cada porción de su cuerpo. Al parecer había sido agredido por un par de miembros del primer escuadrón de la policía militar central, siendo la prueba de ello las manos en carne viva de ambos. Sin embargo, ellos lo tachaban de un intento de robo.

Tras relatar aquel terrible suceso, Hange dejó escapar un suspiro de pesar de sus labios. Sentada en un sillón, observaba con el rostro apagado sus manos, casi incapaz de alzar la mirada. El resto de individuos se habían sentado en las sillas que rodeaban la mesa, excepto los de su propio escuadrón, que la acompañaban en los sillones y sofás del lugar.

La mujer se sentía culpable por dicha muerte pues, a su parecer, había pecado de ingenua al pensar que ocultando su identidad y refugiándolo en las dependencias, podría protegerlo de amenazas exteriores, y menos aún siendo el ejército. No obstante, que estuviera involucrada hasta ese nivel la Policía Militar Central era algo muy serio, puesto que aquello significaba que el secreto debía ser bastante importante.

Considerando eso, Levi giró su rostro hacia Hange, completamente inexpresivo a pesar del ambiente tan deprimente que se había formado en el lugar.

-¿Y bien?¿Cuántas uñas le arrancaron a Nick?-Preguntó sin ningún titubeo. _, de pie y apoyada en la pared, tragó duro. No le caía bien Nick, pero nunca le habría deseado que eso le ocurriera. Morir torturado… Hange, ante la cuestión, se incorporó sorprendida- Lo viste ¿no?¿Cuántas?

-Solo lo vi un segundo, pero, de las que vi, yo diría que todas- Recordó la castaña con el rostro todavía encogido.

-Los que cantan, cantan con la primera. A los que no dicen nada da igual cuántas les arranques- Habló Levi asintiendo, sopesando la información- Creo que el pastor Nick era un idiota, pero parece que fue fiel a sus principios hasta el final. Es decir... Que tal vez aún no sepan que estamos investigando a la familia Reiss, pero está claro que en la capital hay alguien interesado en vigilarnos- Entonces, la puerta del comedor se abrió de golpe interrumpiendo el discurso y sobresaltando a todos los presentes.

De ella, surgió una chica de pelo corto y pelirrojo y una mirada muy seria, que avanzó en dirección hacia el capitán Levi. _ se tensó en el sitio, pues en teoría aquella base era completamente obstante, al ver que ninguno de los veteranos se alteró al verla de primeras en aquel lugar, supuso que se trataba de otro miembro del Cuerpo de Exploración.

La pelirroja, al aproximarse, se paró junto al capitán.

-Traigo un mensaje del comandante Erwin- Informó al moreno, sacando de su capa un sobre cerrado y entregándosela- Le he informado de la muerte del pastor Nick y él me ha entregado eso.

Extendiendo su mano, el hombre la cogió. En silencio, Levi procedió a abrir la carta y, entonces, leyó con seriedad su contenido. Después de unos segundos, los ojos del hombre se encogieron y, frunciendo el ceño, alzó el rostro hacia los presentes.

-Evacuamos esta base. De inmediato- Ordenó con firmeza, poniéndose en pie de golpe- No dejéis ningún rastro.

Un sonido de sorpresa surgió de la boca de los presentes. Sin embargo, al observar que en los ojos del moreno no admitían ninguna queja o réplica, sin más, acataron la orden y se levantaron con urgencia de las sillas para dirigirse a sus habitaciones, sin necesidad de recibir más información o de preguntar. Dándose prisa, todos y cada uno de los habitantes de aquel lugar metieron todas sus pertenencias en la enorme mochila que habían portado y, procurando no dejar nada tras de sí, salieron al exterior. Cuando todos estuvieron listos para partir, el sol ya se empezaba a poner por el horizonte, bañando el lugar con una luz rojiza. Así que con el atardecer pisándoles los talones, ambos escuadrones montaron en sus respectivos caballos y se marcharon, internándose en el bosque. Cabalgaron durante un tiempo hasta alcanzar la cima de una colina desde donde se podía ver perfectamente la casa en la distancia. Con sorpresa, observaron cómo, de pronto, apareció un grupo de individuos en el lugar donde previamente habían estado. Este, con mucha violencia, asaltó su antigua residencia y, a la luz de las antorchas, empezaron a registrarla de arriba a bajo.

Con tensión en el rostro, _, mientras observaba la escena al borde de la colina con el arma en la mano, escuchó la conversación que había tras su espalda.

-Pero ¿cómo sabía el comandante que vendrían?-Preguntó Armin aquello que a la morena y, seguramente, al resto de individuos les rondaba en la cabeza.

-La central ha dado una orden: todas las expediciones extramuros del Cuerpo de Exploración quedan suspendidas- Los rostros de todos se tiñeron de un gesto de sorpresa. Sin embargo, eso no era todo, pues entonces, el moreno continuó hablando con su usual expresión fría- Y debemos entregarles a Eren e Historia

De nuevo, de la boca de todos los soldados surgió un sonido de sorpresa "¿Para qué querrían a Eren e Historia ahora?" pensó con un poco de temor, descendiendo el rostro de nuevo hacia la casa. Desde un principio, la Policía Militar no le había dado buena espina, no desde que quisieron diseccionar a Eren; por ello, no se fiaba ni un pelo de ella. Y ahora ese sentimiento había incrementado después del destino que había corrido el pastor Nick.

-Además, justo después de que me entregara ese mensaje, la Policía Militar fue a buscar al comandante- Informó la chica de pelo rojo.

Sin poder aguantarse más, _ se giró hacia esta.

-¿Por qué razón irían a por él?-Preguntó sin entenderlo mientras fruncía el ceño- No hemos hecho nada que merezca este trato.

-¡Exacto!¡Nos están tratando como a delincuentes!-Exclamó Hange estando de acuerdo con la morena.

En aquellos momentos, la Policía Militar ya no se limitaba a actuar desde las sombras como previamente había hecho, sino que mostraba sus dientes afilados en público, sin ningún pudor y reserva. Restringían los movimientos del Cuerpo de Exploración a través de la cancelación de las misiones y convirtiendo el rehén al comandante todo con tal de obtener a Eren e Historia.

Entre los murmullos desconcertados de los soldados, Levi puso orden.

-Nos trasladaremos a Eren e Historia a Trost- Dictó con firmeza, ganándose varias miradas de incomprensión de algunos.

-¿Por qué a Trost? Acaban de matar a Nick allí- Le preguntó Moblit intrigado.

-Llevarlos al distrito central sería una locura. En Trost todavía no están organizados y será más fácil infiltrarnos. Además, una vez en la ciudad… podremos usar esto - Agarrando el borde de la capa, la retiró parcialmente, mostrando el EMT que previamente se habían instalado todos- Además, si esperamos a que ellos ataquen estamos en desventaja. Necesitamos saber quién es nuestro enemigo.