He venido aquí a traerles este último capítulo de mi primer fic. Me tardé muchos años en terminarla y para mí ha sido muy gratificante que existan personas a las que les haya gustado.


Pov Sakura.

Bajé los dos pisos y vi a su hermoso Impala estacionado junto a la camioneta de Sasuke, tuve el presentimiento de que hacia frio, así que había tomado prestado un abrigo de mi novio «novio» el pensamiento me llenaba de felicidad.

—¿Por qué la urgencia? —dije una vez dentro.

Tayuya no me miró, solo puso en reversa el vehículo y emprendió el camino.

—Aún no me quiero ir ¿Qué sucede?

—Te llevaré a desayunar, después regresaras a los brazos de tu amante.

Era temprano, alrededor de las 8:30 de la mañana. Me sentía un poco melancólica, ¿Cuántas veces había estado en este auto viendo la llegada de un nuevo día en mi ciudad? Cada que salía con Tayuya regresaba al día siguiente a mi casa, a veces drogada y otras, muy ebria. Ahora no había nada de eso.

—¿La pasaste bien? —preguntó la pelirroja.

—Sí.

—Mira esa sonrisa boba. Sí, eso es lo que te hacía falta. Antes de venir por ti, investigué algunos lugares para comer.

—Ya dime que sucede. —volví a preguntar.

Tayuya no contestó, se limitó a seguir manejando. El aire friolento de la mañana me hizo cobijarme aún más con el abrigo de Sasuke, olía a él.

Pronto llegamos a una pequeña cafetería, Tayuya estacionó y bajó del vehículo; yo me quedé dentro del auto preguntándome diez mil cosas «¿Qué habrá sucedido para que se comporte de esta manera?»

—Quiero un panqueque de nuez y un americano, ¿tú que quieres? —preguntó mientras aún miraba el menú.

—Lo mismo —me estaba impacientando—. ¿Ya me vas a decir?

—¿Tanto deseas regresar con el cara de niña ¿Qué ya no tienes tiempo para mí?

—No es eso. Tú haciendo esta clase de cosas no es normal, ¿ocurrió algo? Mírame, ¿Por qué escondes tu cara? —dije un tanto alterada.

La pelirroja puso el menú en la mesa, y pude darme cuenta que sus ojos estaban en suma hinchados y muy rojos.

—¿Qué demonios?

—Lo siento, creo que fumé demasiado.

—No seas idiota, eso no pasa aunque fumes decenas de cigarrillos verdes —me incliné sobre la mesa y toqué su rostro. —¿Por qué lloraste?

La chica que atendía el pequeño local puso los panecillos y ambos cafés sobre la mesa. Tayuya odiaba el café.

—Todo está bien. ¿Sabes?, he sido una idiota durante mucho tiempo; se me han brindado oportunidades realmente buenas, y algunas las he aceptado, otras simplemente me aterran y mejor volteo hacia otro lado.

—¿Qué quieres decir?

—Yo nunca estoy más de un año seguido en esta ciudad. Me he empeñado en hacer música excepcional, y gracias a eso me han reconocido en muchos lugares; todo estaba bien si solo éramos yo y la música —Tayuya parecía triste—. No contaba con que él reaparecería en mi vida, lo dejé hace un año y medio por temor; pero, cuando fuimos a esa fiesta en casa de Deidara sabía que había una oportunidad de verlo.

—¿Estás hablando de Hidan? ¡Ja, lo sabía! —Me reacomodé en el asiento y le di una mordida a mi pan.

—Es un idiota, siempre lo ha sido. Pero, por alguna razón cuando estoy con él me siento bien, como cuando toco mi flauta —Tayuya suspiró—. El chiste es que mientras estabas en el hospital me llegaron muchas invitaciones de becas, "Por favor únete a nuestra orquesta... Eres excelente, esperamos tenerte entre nuestros músicos", ya sabes la basura usual. Lo cierto es que, hace unas semanas recibí una invitación de una orquesta sinfónica de Francia, es una beca completa por un año. ¡Maldición es Francia!

Abrí un poco los ojos al ver hacia donde iba dirigida la conversación.

—No te dije nada porque estabas en recuperación. Hidan no lo tomó muy bien que digamos, todo se estaba yendo a la mierda de nuevo; dejamos de hablar por unos días y confieso que me sentí tremendamente mal, no lograba dormir —desvió la mirada— Me había acostumbrado a dormir con él.

El sabor del café amargo me molestaba un poco ¿por qué demonios había pedido eso? Tayuya parecía estar tranquila, suponía que las cosas estaban bien y que solo deseaba contarme su historia.

—Creo que soy una cobarde cuando se habla de amor y esas mierdas. Y tú, siendo más joven que yo te entregabas por completo al sentimiento, a veces te envidié. Porque sí, puede que hayas sufrido, pero de ahí obtuviste un montón de aprendizaje; yo no... Yo solo seguí siendo la misma chica que fumaba hierba todo el día y que odiaba depender "amorosamente" de alguien —Tayuya se mordió el labio inferior— Maldita sea... lo quiero tanto.

—Woe... eso es algo que nunca me imaginé escuchar, ¿Qué demonios esperas para arreglar las cosas con él? Lárgate de aquí y llévatelo. —Yo estaba sumamente emocionada.

—Bueno —ella sonrió—... ya hemos hablado. Ayer era cierto cuando Sasuke dijo que estaba en el bar, lo encontré y hablamos sobre todo esto. Él me ama, me ama a mí... creo que soy una perdedora con suerte.

—¿Entonces se irá contigo? Eso es genial ¿Cuándo se irán?

—Ese es el tema. Sí él se irá conmigo, va a tomarse un año en la universidad y nos iremos juntos. He hablado con él, tendremos que trabajar porque obviamente la beca no me permite llevar a mi novio en la maleta. ¡Esto es una locura! Oh pequeña niña rosa, perdóname por no habértelo dicho antes.

—No te preocupes, supongo que te ayudaré a empacar y todo eso.

—Ya lo hice, lo vengo haciendo desde la semana pasada. Mi vuelo sale mañana.

Al escuchar su confesión puse las palmas de las manos sobre la mesa y la miré desconcertada.

—¡¿Qué demonios, esperabas decírmelo cuando estuvieras en el avión?! —Estaba realmente sorprendida.

—Lo siento, supongo que todo esto me consumió. —Se recargó sobre el asiento y me miró un par de segundos. No había bebido, ni comido nada.

—No te disculpes, es solo que estoy un poco ofuscada. Eres la única persona que conozco con la que puedo ser yo misma, sin embargo estoy orgullosa de ti y quiero que vayas a perseguir tu sueño.

—Sabía que dirías algo como eso... No dejaré que te deshagas de mí tan fácilmente —Tayuya llevó una de sus manos a sus bolsillos. Sacó una pequeña libreta de pasta dura y las llaves de su auto —Esta es una moleskine, Hidan la compró para ti; dijo que un artista siempre debe llevar papel y lápiz para plasmar cualquier idea que llegue a su cabeza. Y estas son las llaves de mi bebé, no podré llevarlo a donde voy ¿podrías cuidar de él?

Estaba atónita ante su petición, tenía la pequeña libreta en mis manos cuando ella me soltó tremenda bomba.

—Pero yo... —No sabía que decir.

—Vamos, sé que lo cuidaras bien y sé que Sasuke se muere por manejarlo. —Tayuya volvió a sonreír mientras yo recordaba las palabras que Sasuke me había dicho alguna vez "sería un sueño manejarlo pero, no se lo digas a Tayuya, no dejaría de molestar".

—¿Estás segura? Creo que esto es demasiado.

—Míralo así. En mi casa no tengo estacionamiento, mi bebé se quedaría al aire libre y expuesto; ¿sabes cuánto cuestan sus rines? Además es una auto clásico, si no se usa con frecuencia su maquinaria puede oxidarse y es muy probable que no se pueda usar más.

Estaba sorprendida no sabía que decir, el celular de Tayuya comenzó a sonar y ella contestó con un breve "estamos listas". Yo aún estaba ensimismada en mis pensamientos, en tan poco tiempo todo estaba cambiando muy rápido.

—Srta. puede ponerme este panque para llevar, también deseo otro café y la cuenta —Tayuya se puso de pie y me observó con ternura. Después se sentó a mi lado— Vamos no me hagas sentir mal, si no confiara en ti no estaría haciendo esto.

—De acuerdo. Te prometo que lo cuidaré como si fuera mío. —la abracé fuerte.

El claxon de un auto interrumpió el abrazo, me fijé por la ventana y pude ver a Hidan en una camioneta en la que yo ya me había subido anteriormente, mi cuerpo tembló ante el recuerdo.

—Oh él ya está aquí, vayamos.

Después de pagar salimos del establecimiento y Tayuya, quien llevaba en las manos el panque y el café se apresuró hacia la camioneta, le entregó al peli plata el desayuno y le dio un fugaz beso. Después se dirigió al Impala, ella se había quedado con las llaves del modelo. Por mi parte me acerqué a Hidan, el cual lucia muy risueño.

—Hola niña rosa ¿Cómo estás? Feliz cumpleaños atrasado. —dijo al darle un mordisco al esponjoso pan.

—Gracias por la moleskine, la usaré sabiamente —crucé los brazos en mi pecho — Y entonces, ¿te iras con ella?

—Así es... Estoy emocionado, creo que por fin he comprendido de qué va la vida.

—Eres rarito. No quiero crear problemas así que solo lo diré una vez —me acerqué un poco más a la ventana del auto— Si me llego a enterar de que le hiciste algo, iré a Francia y te arrancaré las pelotas.

Hidan alzó ceja, su rostro denotaba sorpresa. Después explotó en una risa tan histérica que inclusive Tayuya salió del modelo haciéndome señas, le contesté de igual forma con señas.

—Oye Sakura, ven acércate —El chico parecía feliz— Ves a esa mujer de ahí, supongo que sí. Bueno ella es lo mejor que me ha pasado en la vida, me ha hecho hacer muchas locuras y cuando la conocí nunca pensé que acabaría totalmente enamorado de ella. Tú sabes de amor y esas cosas ¿no? Entonces comprendes que para que las cosas salgan bien, a veces pasa mucho tiempo...

Hidan guardó silencio, yo volví la mirada hacia Tayuya, ella sacaba algunas cosas del auto, me imaginé que eran cosas personales. Nos vio a ambos y después de fruncir el ceño nos sacó la lengua.

—... No le haré daño, no puedo. —culminó aún con la mirada puesta en ella y con una gran sonrisa en su rostro.

Estaba emocionada por ellos, en el tiempo que tenía de conocerla nunca había visto esa faceta suya. Al terminar de acarrear todas las cosas a la camioneta de su ahora novio, me volvió a abrazar.

—Te quiero tonta, no dudes que puedes marcarme en cualquier momento. Luego le marco al Uchiha para hacerle entender que aunque este lejos vendré a golpearlo si te llegase hacer algo —Sonreí porque era lo mismo que yo le había dicho a Hidan.

Me limpié unas cuantas lágrimas que tenía en el rostro y terminé el abrazo, Tayuya se subió a la camioneta después de cederme las llaves del lowrider y ambos partieron; me sentí extrañamente contenta por ella, la nostalgia se instaló en mi pecho.

—Idiota —Me dije en voz alta mientras me dirigía al auto.

La música de Gavlyn sonó de nuevo, fue así como me di cuenta que había olvidado el celular en uno de los asientos; pude ver que era Sasuke y que me había llamado varias veces.

—Bueno.

—¿Por qué te fuiste? ¿Acaso hice algo malo? No creo que yéndote solucionemos las cosas. —La voz de Sasuke sonaba rota. Me enterneció.

—¿Puedes bajar y esperarme en el estacionamiento? —pregunté.

—De acuerdo. Sakura ¿Qué paso? Pensé que después de lo de ayer todo estaba bien con nosotros.

—Te veo en un momento —No dije nada solo colgué.

Sonreí porque me gustaba escucharlo tan indefenso por mí. Estaba por encender el modelo cuando pensé en comprarle el desayuno, así que entré de nuevo al pequeño comedor y pedí lo mismo que Tayuya había pedido.

Después de tener todo listo dentro del bebé lo encendí, enseguida me ronroneó como solo él sabía hacerlo.

Pov Sasuke

Después de que Sakura me hubo colgado me sentí nervioso. Me entró el pánico al no verla dormida junto a mí, luego el pavor de no encontrar sus pertenencias me hizo querer ahorcarme. ¿Qué mierda estaba pasando? según mis conjeturas las cosas se habían solucionado, todo estaba bien o ¿no?

Aún estaba completamente desnudo y dando vueltas por toda la pieza, fui a mi habitación para ponerme ropa cómoda y bajé hasta el estacionamiento. «¿Qué debo decirle? ¿Qué está pasando?» La ansiedad me estaba carcomiendo, me llevé las manos a la nuca y sentí como mi estómago estaba revuelto.

Trataba de recapitular todo lo vivido los últimos días. Ella había aceptado formalizar conmigo, todo parecía ir bien, entonces ¿Por qué demonios se había largado sin decir nada? Me acuclillé aún con las manos detrás de mi nuca, estaba impaciente.

Unos cinco minutos después pude ver el auto de Tayuya acercarse, me erguí y entorné los ojos para poder ver bien a su conductor; Sakura manejaba, alcé una ceja mientras ella se estacionaba. Cuando se bajó del vehículo y la vi luciendo una de mis gabardinas me tranquilicé un poco «Ella no pensó en irse» resoplé y me acerqué a ella.

—¿Qué sucedió? —Quería abrazarla pero, le temía al rechazo.

—Bueno. Disculpa por haberme ido sin avisarte, Tayuya me marcó y sonaba de vida o muerte así que...

Cuando dijo eso ya nada importó, deshice el espacio que estaba entre los dos y la estreché entre mis brazos, besé su cabellera y aspiré la fragancia del shampoo que yo usaba.

—¿Te bañaste?

—Por supuesto, no iba ir toda pegajosa.

Después de verla con ternura observé el auto de Tayuya una vez más.

—¿Por qué tienes tú el auto de esa loca?

—Es largo de contar, vayamos dentro. —Me obsequió un beso mientras rodeaba el vehículo para sacar una bolsa de papel craft.

—¿Desayuno? —preguntó mientras caminaba de nuevo a mí.

[...]

—Wow... Entonces ahora tenemos un hijo de ocho cilindros. ¡Maldición! Será bastante caro mantenerlo.

Sakura reía mientras le daba pequeñas mordidas a mi pan.

—Trabajaremos arduamente para poder otorgarle una buena vida a nuestro bebé —Respondió con la boca un poco llena.

—Oye... ¿tú recuerdas lo que te propuse en el hospital? —dije mientras me llevaba el vaso de café a los labios.

—Dijiste muchas cosas. Como que morías por conducir el auto de Tayuya, tu sueño se ha hecho realidad.

—No, acerca de realizar un viaje. Te confesare que la verdadera razón por la cual me apuré en mis asignaturas era porque deseaba irme lejos contigo, aunque sea unas semanas; pero, ahora todo parece acomodarse, podríamos viajar en el impala y tu podrías ir a mi lado —Comencé a divagar —... Sería perfecto.

Sakura empezó a reír al ver mis expresiones, estaba muy emocionado.

—¿Iras conmigo? —Tomé su mano y la besé innumerables veces.

—Claro que iré contigo. Creo que ya te había dicho que iría contigo a cualquier lugar.

La abracé nuevamente.

Después de eso estuvimos un par de semanas planeando el viaje. Temíamos la reacción de su padre al saber nuestra propuesta, para mí asombro y el de ella, su padre aceptó fácilmente; no sin antes culminar las terapias con Obito, el cual dio el visto bueno después de algunas sesiones más con él y con su médico de cabecera.

Al dar por finalizado mi semestre me reuní una vez más con mis amigos. Naruto estaba perdidamente enamorado de la chica del cabello azulado a tal punto de irse a vivir con ella, Shikamaru seguía bajo el yugo de la rubia con cara de pocos amigos; todo parecía ir realmente bien. Algunos siguieron consumiendo hierba, yo me contaba entre ellos; solo que ahora lo hacíamos por motivos más personales y hasta un tanto espirituales.

Por otro lado no había sabido nada de Itachi, supe por Deidara que se fue unas semanas después de titularse junto con Kisame y Azuka, esperaba que Azuka se encontrara bien y que el imbécil de mi hermano no volviera a jugar con ella. Itachi y yo no habíamos hablado desde el momento que dejó la casa que compartimos desde niños, sin embargo, no me sentía miserable, como tiempo atrás.

Una noche de al parecer mucho tiempo atrás me sentí solo, me encontraba en una relación con una mujer que no amaba; mis padres habían muerto y mi hermano estaba desaparecido, mi alma se refugiaba en drogas duras y en el licor. Ahora era un nuevo tiempo, la chica junto a mí me hacía sentir emoción por la vida.

—¿Estás lista?

Ella asintió mientras me obsequiaba una gran sonrisa, su cabello aún era un poco corto, no le llegaba más allá de los hombros; terminé de guardar las maletas y todo lo necesario en la cajuela, estaba listo para emprender este viaje.

La tomé de la cintura y besé una de sus mejillas, después la ayudé a subirse al auto. Todo... absolutamente todo tenía sentido. El tiempo como lo había dicho alguna vez Tayuya era efímero, no sabía cuándo se terminaría para mí... para nosotros, solo me quedaba aferrarme al día a día y disfrutar de todo lo que se cruzara en nuestros caminos.

Diez meses después.

La carretera era una larga línea la cual me gustaba mirar todo el tiempo, jamás me cansaba de Sasuke y sus grupos de rock progresivo a todo volumen.

Habíamos viajado por todo el país, me sorprendía la manera tan natural en como todo se iba dando; Sasuke era un hombre muy intenso, todo el tiempo estaba en busca de mi cuerpo y mis besos, me gustaba lo que me hacía sentir.

—Vamos bebé... canta conmigo —dijo mientras el modelo iba a 180 km/h.

Yo reía porque con él no había otra cosa que se pudiera hacer.

Cuando encontrábamos una ciudad que nos parecía interesante, nos quedábamos una o dos semanas en ella. Indagábamos y jugueteábamos entre nosotros, y también entre otras personas; ambos, habíamos conocido bastante gente interesante.

Me había vuelto adicta a su rostro, mi pequeña moleskine era un recordatorio incesante de cuanto lo amaba, la mayoría de mis bosquejos eran de sus facciones; me parecía un ser humano perfecto.

—¿Quieres? —preguntó mientras fumaba un cigarrillo de marihuana.

Negué con la cabeza y seguí dibujándolo, realmente me gustaba pasar el tiempo con él.

Eran pocas las veces que discutíamos y todas ellas eran por cuestiones más bien banales; dormir con él era una locura, todo el tiempo encima de mí... ahora vivía todo el tiempo cansada y con dolor de espalda.

—Sakura...

Levanté un poco la cabeza para darle a entender que lo estaba escuchando. Era un bello atardecer, me recordaba un poco al valle que había visitado con Alucard en mi subconsciente.

—¿Quieres que lo hagamos en el auto?

Alcé la vista para observarlo, el miraba el atardecer. Nos habíamos detenido en una colina desolada.

—Te has vuelto muy audaz —dije al tiempo en que cerraba mi pequeña libreta y me deslizaba al asiento trasero.

El auto de Tayuya era enorme, había muchas veces en los que pasábamos las noche en él, no había necesidad de ir a algún hostal y gastar dinero.

—Ven.

Sasuke Salió del asiento de conductor y entró nuevamente en el auto, pero esta vez por la parte trasera. Nos miramos un par de minutos sin decir nada, después el estiró su brazo y encendió el estéreo.

—¿Por qué tienes tanta suerte? —pregunté mientras me deshacía de mi blusa.

Su canción favorita sonaba por todo lo alto.

—Guarda silencio que deseo escuchar el solo de guitarra mientras te hago mía.

Enseguida me sonrojé. No supimos más y nos dejamos llevar, siempre que estaba con Sasuke un intenso mareo se fusionaba con todo mi cuerpo.

—Ah... como te amo —mencionó en mi oído cuando ambos habíamos acabado.

Yo me escondía en él cuando los días no eran sumamente buenos para mí, sabía que la ansiedad no se iría de la noche a la mañana pero, gracias a él todo parecía tener un impacto diferente. Sasuke era una persona sumamente introspectiva, pasaba mucho tiempo divagando y al igual que yo dibujando; todo el tiempo hablaba de como la arquitectura tuvo su época de oro en el Renacimiento, y cómo fue que él se enamoró de ella.

Hablaba con mi padre varias veces por semana y le contaba de todo lo que había conocido. Tayuya siempre estaba para mí, aunque era sumamente difícil sincronizarnos en los horarios; ella y Hidan vivían en un pequeño departamento al Sur de París. Todo estaba tomando su propio curso.

[...]

—¿Qué es eso? —cuestioné cuando hube entrado al vehículo.

Sasuke respingó ante mi presencia, después me ofreció el manojo de fotografía en su mano. Se le notaba un poco tenso.

—¿A dónde vas?

—Haré una llamada —Salió del vehículo dejándome sola con las imágenes.

Comencé a ojearlas una por una. Eran de Itachi, mi corazón sintió una leve rasgadura pero, intenté no prestarle demasiada atención; en todas las fotos se le podía ver tranquilo y feliz, en la mayoría salía con Kisame y Azuka, en otras se apreciaba a dos chicos los cuales no conocía pero, que parecían profesarse un gran amor.

Volví mi mirada hacía Sasuke el cual hablaba por su celular, supose que era con él; tenía algunos meses que su comunicación se restauraba de poco a poco. Me daba gusto ver como la tranquilidad en el alma de mi novio se iba fortaleciendo cada vez más; nosotros nunca hablábamos de Itachi y entendía a la perfección las razones. Seguí observando las fotografías, Itachi parecía realmente dichoso, por las fotos que tenía en mis manos supe que en ese momento estaba en China, después en Tailandia, Corea del Sur... Yo tenía envidia, esperaba hacer ese tipo de viajes algún día.

—¿Qué sucede? —Sasuke preguntó una vez dentro del automóvil.

Yo había vuelto a guardar las fotos en su sobre; cada dos meses Itachi y él se ponían de acuerdo para mandar las fotografías y algunas postales de las ciudades que visitaba, creían que era mejor a solo enviárselas digitalmente, así que dependiendo de nuestra ubicación Itachi las mandaba por correo.

—Nada ¿A dónde iremos ahora? —Sonreí.

—Bueno, supe que abrieron la convocatoria en la escuela de arte de esa ciudad que te gustó la vez pasada, deseaba llevarte ahí para que conocieras más acerca de ello ¿te apetece?

—¡Maldición sí! —grité mientras lo tomaba de su ropa y lo jalaba hacia mí— ¡¿Cuándo pensabas decírmelo?!

Sasuke lucía sorprendido por mi arrebato, él me abrazó muy fuerte y después me ofreció sus labios.

Era una fina tarde de verano, el cielo color violeta y rosáceo me daba tranquilidad; Sasuke manejaba y se le veía apacible, todo estaba bien entre nosotros y eso nos confería paz interna.

—Sakura —Me llamó.

—¿Qué sucede?

—Te haré la misma pregunta que tú me hiciste hace más de un año.

Yo alcé una ceja porque no sabía a qué pregunta se refería.

—Sakura... Amor ¿eres feliz? —desvió un par de segundos la mirada de la pista y me observó tiernamente.

Traté de enfocar mis pensamientos tratando de buscar en mis memorias esa pregunta, no la encontré.

—¿Cuándo te hice esa pregunta y qué me contéstate en aquél entonces?

—La noche que te conocí y te dije que no era feliz. En aquel momento era imposible ser feliz.

Aún nada... no recordaba la mayor parte de esa noche, había bebido demasiado y mis neuronas se incineraban a causa del LSD. A diferencia de los autos actuales, el Imapala de Tayuya tenía solo un asiento largo en la parte delantera, así que me acerqué más a Sasuke, el seguía manejando y esperando mi respuesta.

—Yo soy feliz, soy feliz gracias a muchos factores; gracias a que pude encontrarme a mí entre tanta desidia, feliz porque pude encontrarte a ti entre tanta cenizas y una vasta oscuridad. No sé cuánto tiempo seamos felices, siempre he pensado que la felicidad es engañosa y que uno la sobrevalora demasiado; sin embargo te puedo decir que contigo me es muy fácil ver el mundo desde una perspectiva ligera, no debo ni quiero cuestionarme absolutamente nada. Creo que estoy aprendiendo a vivir nuevamente.

El rostro de Sasuke se contrajo un poco, su ceño fruncido me llenaba de ternura; deseaba desde lo profundo de mi alma parar el vehículo y hacerle el amor en ese preciso instante, unirme con él en cuerpo y alma.

—Te amo —dijo una vez repuesto—. Te amo y no me veo en ningún otro lugar.

—Yo también te amo.

Recosté mi cabeza en su hombro, él siguió conduciendo; la noche estaba llegando, y el cielo ahora era de un azul Prusia, sabía que si estábamos juntos podríamos llegar a cualquier lugar.

≫ ──── ≪•◦ FIN ◦•≫ ──── ≪


Según Word Tocando el abismo tuvo un total de 111,685 palabras y 313 páginas, estoy muy sorprendida con estas cifras.

Recuerden que pueden encontrar más de mis historias en Wattpad. Estoy como AmevicBarcarba.