Capítulo 17: Una conversación inminente

Raven

Salté sobre él, sus ojos se abrieron con sorpresa y sus manos se posaron en mis glúteos con rapidez para no dejarme caer. Su sonrisa traviesa prometía placer siempre lo prometía, en cuanto sus labios encontraron los míos y su lengua abrazo mi boca supe que esa promesa sería cumplida con especial dedicación. Caminó hacia la ducha conmigo en brazos, la encendió aún cargándome. El agua comenzó a caer sobre nosotros.

- Joder - Grité riendo cuando la primera gota helada me corto la piel. - Está helada - Dije temblando.

- Te haré entrar en calor - Dijo Jason dejándome en el suelo y haciéndome girar, juntando mi espalda con su pecho, me tomo del cabello con firmeza y me recargó contra la fría pared. Sentí el frío en mis senos y gemí en respuesta. - ¿Muy rudo para mi debut de reencuentro? - Preguntó con diversión recargando su cuerpo del mío, haciéndome consiente de su excitación.

- Que osadía preguntarle eso a la lujuria personalizada.- Respondí con soberbia. Él tiró de mi cabello nuevamente y mordisqueo mi cuello con picardía. Luego sus labios se deslizaron por mi espalda, lenta, tortuosa y placenteramente. Sus manos recorrían cada curva sin perder detalle. Desde mis hombros, pechos, cintura, caderas, hasta detenerse en mis muslos. Abrió mis piernas con lentitud y elevo un poco mi pelvis dejándome a su completa disposición. Podía sentir como iba a continuar y ni si quiera había comenzado.

No lo hizo esperar más y sentí la humedad de su lengua chocar con la humedad de mi intimidad. Mezclándose con el agua helada y el frío contacto de las lozas en la pared contra mi cuerpo. Era una sensación indescriptible y definitivamente orgásmica. Como para Jason nunca era suficiente le añadió un toque de infierno a su paraíso manoseando y apretando mis senos, cintura y glúteos alternando sus caricias. El éxtasis no tardó en llegar, estalló en gemidos, respiración entrecortada, ligeros temblores de piernas y una nueva fijación por el contacto con la fría pared de la ducha.

Jason volvió a subir de la misma manera en que bajo, con besos, mordisqueos y caricias. Una vez llego a mi cuello comenzó a besarlo y sus dedos se enredaron en mi cabello con deseo. Gemí y él sonrío. Me volteó de nuevo y mis ojos se encontraron con su sonrisa cínica.

- Espero que la personificación de lujuria esté lista para reponer tantos años perdidos- Dijo levantando mi pierna derecha, dejándome a su merced una vez más. Se introdujo en mí en una embestida concisa. Jason no estaba jugando como de costumbre, estaba regalándome placer, complaciéndome con desesperación y sin treguas, sin lugar a juegos sádicos, solo el placer, la lujuria, Jason, yo y la fría pared. - Ahora jugaremos tu juego favorito, eso por engañarme con el aprendiz - Dijo con sus ojos llenos de diversión y su sonrisa llena de maldad. Hablé demasiado pronto como de costumbre.

- No seas insolente - Le respondí, castigarme por engañarlo con él mismo era la excusa más estúpida de todas las que había utilizado alguna vez para este tipo de jueguitos.

- Añadiremos al castigo haberme llamado insolente. - Respondió y me embistió con más certeza y rapidez. No era difícil para mí alcanzar un orgasmo en estos momentos. Mi inspiración pasional es más amplia que el mismo infierno. Así que no tardé en comenzar a sentir ese característico cosquilleo en la parte baja de mi vientre. Mis ojos se cerraron con fuerza, mis uñas se aferraron a la espalda de Jason y justo cuando vería las estrellas por segunda vez, él se detuvo. Lo miré con ojos muy abiertos y una clara fatiga. - No me mires así, por algo se llama castigo. Si hiciéramos las cosas así de fácil no seríamos ¨RedRae¨. - Dijo enmarcando el apelativo en el aire como si se tratara de la hazaña de su vida. - Es lo que nos caracteriza.

- Tengo mucha práctica en la autosatisfacción.- Le dije y me llevé los dedos muy lentamente bajo su atenta mirada a mi intimidad. Su rostro era poesía erótica instándome a continuar con mi ritual de autosatisfacción. Pasaron varios minutos y su mirada totalmente arrolladora me subía la temperatura al nivel de un verano en el caribe. Cuando estaba a punto de florecer nuevamente sentí su mano detenerme. En un movimiento ágil y rápido atrapo mis muñecas en una pegajosa equis roja. - Pero de donde demonios...- Me beso con ferocidad evitando que continuara mi línea de pensamiento.

- Esa fue una escena encantadora de ver, pero prefiero que me dejes tener el placer de terminarlo por ti. - Susurró en mi oído, sentí el roce de sus dientes con cada palabra dicha. El agua helada de la ducha podría evaporarse sobre mi piel en este instante.

- Veamos que tan bueno eres - Lo rete con la mirada y lo bese con necesidad. Él soltó mis muñecas y me cargó hacia la habitación- No tardé en sentir mi espalda contra la suavidad de la acolchada cama, tampoco esperé mucho por su tonificado cuerpo sobre el mío. Tome un momento para detallar su rostro con algunos surcos finos que lo hacían lucir aún más imponente que antes. Su cabello con algunas casi imperceptibles canas, sus cejas enarcadas ante mi desnudez y su mirada tan devastadora como siempre lo sería. Esa mirada que me hacía sentir extasiada.

- Nunca dejaré de amarte. - Dijo antes de darle rienda suelta a toda la pasión que habíamos extrañado tanto. Mis muñecas pronto estuvieron libres, cortesía de mi magia. Mis manos se enredaron en su cabello algo largo, buscando su cercanía. Las suyas en mis muslos, su boca recorriendo la mía con el expertiz de quien práctica sin cansancio. Sudor, gemidos, arañazos, risas, promesas de amor eterno y placer fue solo un poco de lo que experimentamos para terminar en completo éxtasis, acurrucados con mi cabeza sobre su pecho y su mano acariciando mi cabello violáceo. - De esta manera será por siempre. Lo prometo. - Susurro en mi oído.

- Tomaré esa promesa y me aseguraré de que no la rompas. - Respondí entre bostezos y caí rendida en el sueño más placentero que había tenido hace años.

Jason

Luego de la mejor noche que tuve en mucho tiempo, me despedí de Raven, la deje durmiendo en la cama. Le dije que me encargaría de hacerlo todo. Era lo menos que podía hacer después de tantos años de ausencia y además tenía toda la disposición y ganas de hacerme cargo. Preparé desayuno, obviamente waffles, té y café. Ángela y Raven los devoraron con entusiasmo. Ángela dijo que eran los mejores que había probado y aseguró que al fin había alguien en la casa que podía cocinar además de ella misma. Raven le halo el cabello con su magia al escuchar su indirecta acusación. Ángela se quejo y luego comenzó a reír. Le informé a Raven que iría a la torre a tener esa conversación con Richard. Ella solo negó con la cabeza y me dijo que se quedaría meditando, también me advirtió que no estaba dispuesta a sanar costillas rotas.

Por otro lado Ángela estuvo vestida en menos de quince minutos y me aseguró que iría conmigo debido a que tenía una salida programada con un chico. Mi cara debió ser algo peculiar pues le sacó una carcajada a la dama de hielo. Quien me explicó con rapidez que se trataba del hijo de Flash y Jinx, me aseguró que era confiable. No me quedó otro remedio que suspirar profundamente, asentir y dirigirme con una Ángela vestida como la adolescente que era a la torre. Llegamos y el chico rosado la esperaba en frente con una rosa. Una rosa que predecible, hijo del payaso súper rápido tenía que ser.

- ¿Listo para las presentaciones incómodas y todo eso? - Preguntó Ángela.

- Quizás esté listo para eso en unos veinte años - Le di una mirada de advertencia.

- Bueno, peor para ti - Se encogió de hombros y bajó del coche. Estaba pagando mis pecados con esta niña, de eso estoy seguro. Se acercó al chico de una manera segura y algo coqueta, él estaba derritiéndose por ella. Acepto la estúpida rosa con emoción. Era como mi peor pesadilla, no estaba preparado para esto, definitivamente. - Papá él es Nicholas - Lo presentó.

- Al fin, es un gusto - Dijo el chico, levanté una ceja ante su osadía. - Tomaremos un helado, que ella pagará. - Aseguró. Mi ceja se levanto un poco más. Esa no era la actitud que esperaba de un chico que a primera vista parece tímido. Mucho menos de uno que quería salir con mi hija.

- Bien - Reconocí que saldría perdiendo en aquella situación. - ¿Ángela tienes dinero?

- Sí, lo hurté del bolso de mamá- Mis ojos se abrieron en sorpresa. - No es cierto, me lo dio voluntariamente está vez. - Dijo riéndose a mis costillas. Definitivamente las estaba pagando todas.

- Ya váyanse. - Sabía que en mi rostro había una mueca de completo fastidio. -Ah! y Nicholas ten muy presente que sé exactamente cual es la costilla que más dolor causa cuando se rompe - Le guiñe un ojo y vi su sonrisa ensancharse.

- Que bueno que soy más rápido entonces- respondió.

- Hay cosas para las que ser rápido no es una ventaja - Aclaró Ángela de forma sugestiva.

- Basta, ya lárguense. - Ambos comenzaron a reír, Ángela saltó sobre su espalda y desaparecieron de mi vista en menos de dos segundos. - Eres más rápido, pero no más astuto. - Dije mirando en mi celular el dispositivo de rastreo que le coloqué al chico sin que lo notara. Realmente se dirigían a un puesto de helado, suspiré en alivio.

Me adentré en la torre y me tope con la alíen. Me ofreció algo que acababa de preparar, era verde, gelatinoso y olía terrible. Lo rechacé con diplomacia y le pregunté por Richard. Me dijo que estaba en el salón de entrenamiento, así que me dirigí hacia allá con rapidez. Me interesaba terminar esta necesaria conversación para calmar mi ansiedad. Una vez puse un pie adentro una vara bo salió disparada hacia mí. La tomé con rapidez y Richard salió de la oscuridad con una camisa de mangas largas negra, un pantalón con varios bolsillos de igual color y unas pesadas botas.

- Vaya... - Dije escrutándolo y alargando la palabra en tono de burla. - ¿Te pusiste presentable para mí? Que romántico. - Dije evitando su primera patada.

- ¿Dónde está Ryan´d?- Lanzo la pregunta que esperaba sin anestesia. Se formo un nudo insoportable en mi estómago. Esa era la razón por la que había venido aquí. Le debo esto a Richard, él cuidó de mi hija todos estos años que estuve ausente. Yo intenté hacer lo mejor que pude con su hijo, aunque con las condiciones en que nos encontrábamos era bastante complicado.

- Tengo una idea de donde podría estar - Le dije con sinceridad, dirigiéndole un golpe que realmente no tenía intención de impactar en él. Estábamos entrenando realmente, siempre fluimos mejor de esta manera. - Pensé en ir y comprobar que se encontraba allí, pero me pareció que debías hacerlo tú.- Dije esquivando una patada con un salto. - Es un parque al que lo llevaba cuando niño y lográbamos escapar de... - Hice una pausa, su nombre aún era amargo en mi boca.- él. - Le expliqué como llegar al lugar. No le dije sobre el escondite que utilizaba Ryan´d para estar cuando quería un momento de paz. Sabía que Richard lo encontraría y si no lo hacía, me encargaría luego. Me dio un asentimiento y se dirigió hacia su motocicleta. Sabía que él no dejaría ir a Ryan´d así de fácil y eso era precisamente lo que Ryan´d necesitaba, que no lo dejarán solo. Necesitaba entender que hay más que sufrimiento continuo, que no todo está jodido, que hay esperanza para alguien como él, para alguien como yo, necesitaba a Richard, a su padre.

Luego de ese encuentro no tan deseado me dirigí a poner en orden algunas cuentas pendientes. Aclarar que estaba vivo con todas mis cuentas bancarias. Fue sorpresivo, por protocolo deberían haber llamado a la policía, pero tuve la suerte de que aceptaran mi generoso chantaje en cada lugar. Se hizo algo tarde mientras hice cada diligencia así que decidí pasar por Ángela, primero la llamé y le pregunté donde estaba y si deseaba que la recogiera. Aunque yo sabía muy bien donde estaban. Me dijo que sí y me responsabilizó de llevar a la pantera rosada a la torre antes de irnos a la casa. Me pareció estúpido, pues el podría llegar en segundos, pero le di una rápida afirmación. Una vez llegamos a la torre Nicholas bajo del coche y le aseguró a Ángela que la llamaría para tener otra salida. Ella asintió encantada y se despidió con un beso en la mejilla. Rodé los ojos, esta bienvenida como padre había sido ruda conmigo. Una vez la ventana del coche estuvo arriba y el niño rosa adentro, arranque con rapidez.

- ¿Podrías explicarme porque le pusiste un rastreador a Nicholas?- Me pregunto con una ceja levantada mostrándome el rastreador en su pequeña mano.

- Yo no lo hice - Fue mi torpe respuesta, estaba nervioso frente a mi perspicaz hija adolescente de dieciséis años. Era un hombre completamente patético. Me sentía muy idiota en este momento.

- Seguro que no - Dijo con ese sarcasmo tan de Raven. -Bueno, Nicholas nunca se percató, ni cuando tú lo pusiste, ni cuando yo lo quite de la suela de su zapato. - Alzo ambas cejas con incredulidad. - Di que me enseñaras hacer eso. - Solté una sonora carcajada. Creí que mi hija me odiaría, pero claramente me faltaban muchas de sus facetas por conocer.

- Te enseñaré si me dices como lo obtuviste. - Contraataque, mientras aparcaba el coche frente a nuestra casa.

- Lo bese y se lo quité - Dijo como si fuera lo más normal del mundo y es que lo era, pero me costaba procesar todo eso. - Ahora muéstrame como lo hiciste - Insistió con emoción. La miré con incredulidad y escuché suaves golpes en la ventana. Miré hacia el lado y la abrí.

- ¿Todo bien en casa? - Pregunto Raven entre extrañada y divertida. Asumo que mi rostro debía ser gracioso.

- Fuiste por pizza! - Gritó Ángela con emoción y bajó de prisa, yendo a por la pizza.

- Sí y por mí - Gritó una chica de tez oscura y grandes ojos aceituna saliendo de atrás de Raven.

- Victoria! - Gritó Ángela y comenzó a ser parlanchina con la que ahora recuerdo es la hija de Cyborg y Abeja sobre su cita con strawberry shortcake. Volví a rodar los ojos una vez más y baje del auto.

- Parece que has tenido un día interesante - Me dijo Raven con diversión en su mirada y depositó un suave beso en mis labios.

- Bastante interesante - Le respondí mirando el camino hacia la casa por el que desaparecieron Ángela y Victoria con la pizza. - Podemos hacerlo aún más interesante. - Le dije a Raven recostando su espalda del auto y presionándola con mi cuerpo.

- Podemos - Respondió y la bese.

- Si se quedan ahí nos terminaremos la pizza! - Gritó la ahora inconfundible voz de mi hija.

- Búsquense una habitación- Gritó Victoria y ahora fue Raven quien rodó los ojos. Yo comencé a reír, esas chicas estaban poseídas.

- Fui a ver como seguía Kori y Victoria me rogó quedarse a dormir, ya estoy arrepentida. - Suspiro y me dio un pequeño beso. - Lo de la pizza es cierto, son como dos osos, almacenan todo y luego invernan en la habitación de Ángela. - Agregó saliendo de mi agarre.

- No se lo permitiremos - Dije refiriéndome a la pizza y entramos a comer con los dos engendros del infierno.

Raven

Acurrucada en el suave mueble con Jason. Azarath dormida en nuestros pies luego de haber devorado una comida muy costosa que Jason le ordeno exclusivamente para ella. Hecha y probada por distintos chef de comida para gatos, todo para recuperar su confianza, como si ella lo entendiera. Decidí que quiero esto para siempre. Este lugar en donde estoy viendo un terrible programa de amas de casa, con Jason abrazándome, sabanas sobre ambos, Azarath durmiendo a nuestros pies y Ángela teniendo pijamadas con sus amigas es mi idea de felicidad. Es lo que esperé por tantos años que para mí fueron siglos, pero llegó este final, que más que ser un simple final feliz es el final que merecemos.

- Y si hago waffles para nosotros dos - Secreteo Jason soñoliento.

- Son las tres de la mañana, Jason - Respondí notando que nos habíamos quedado dormidos.

- Exacto - Dijo guiñándome un ojo y efectivamente hizo waffles muy silenciosos para los dos. Waffles que comimos en el mueble escondidos de las niñas, mientras hablábamos de cosas triviales como el puesto que ignore en el infierno y la pequeña isla que él estaba pensando comprar. Era lo más trivial que llegaríamos a ser en la vida y ya había hecho las paces con eso.

- Si va a ser así por siempre estoy a bordo - Me dijo y luego me beso con promesas de mucho placer, con deseo. Me beso de una forma que no me besaba hacía mucho, esa forma tan indescriptible, si hubiera una palabra que se acercara a su manera desgarradora y pasional de besarme, esa sería Lascivamente.

Fin

Hola bellezas fanfickers. Esta historia al fin tiene punto final. Estoy muy, muy sorprendida de que así sea créanme. Esta fue una historia de la que me enamoré por mucho tiempo, luego tuvimos nuestros asuntos internos que resolver ella y yo. Pero al final tuvo final. XD

Espero que está penúltima entrega sea de su agrado, sé que faltan algunas cositas, eso es porque nos falta el epílogo. Ya vendrá se los aseguro. Espero que no tarde tanto en llegar. Pero es que ando un poco contrariada con la inspiración. Les agradezco con el alma todo el apoyo que recibió este fanfic. Cuando empecé a escribirlo creí que la mayoría lo odiaría por completo. Pero años después aquí estamos y eso queridos lectores y lectoras es algo invaluable. Les aprecio muchísimo, se los digo desde el corazón.

Gracias por todo.

Besos, abrazos y poesía les deseo por siempre.

Cambio y fuera.

-Yaz