Han sido días horribles de frio, odio esto :c

Nikolai: Me gustan tus teorias, aunque todavia no se que haré con el final. Gracias por tu comentario, lo aprecio.

Camilaski: Rapunzel solo queria una graduacion tranquila, ademas ella creia que seria algo horrible. Ntp, el mal no triunfará en esta historia :3 Gracias por comentar tkm

Cristina: Muchas gracias por leer! Tu miedo esta justificado creeme... Elsa es una loquilla, creo que al final pensó "Ya me he portado muy bien en estos años, por que no hacer esto?". Muero por leer tu reaccion a este capitulo!

PDV de Jack

Abrí mis ojos con pesadez al escuchar la alarma de mi teléfono celular, lo tomé entre mis manos para mirar la pantalla.

7:30 am

Maldije en mi mente, estaba comenzando a arrepentirme de haberme convertido en adulto.

Bostecé y me estiré para finalmente sentarme y poner mis pies en mis pantuflas grises. Me llevé una mano al lagrimal de mi ojo izquierdo para frotarlo tratando de aliviar la picazón.

Y sin muchos ánimos comencé a andar arrastrando mis pies hasta la ducha, no sin antes tomar un par de jeans, una camiseta de manga corta, un par de calcetines y por supuesto… los calzoncillos de la suerte; eran un par de boxers azul marino con un estampado de patitos amarillos que solía usar en ocasiones que requerían de cierta ayuda extra… los usé la primera vez que salí con Elsa y todo salió de maravilla. Ahora los usaría para buscar empleo.

–Buenos días– al bajar me encontré con Emma sentada en la barra de la cocina con su cabeza apoyada sobre su mano, se veía sumamente aburrida.

–Hola Jack– respondió sin ánimos.

–¿Qué sucede?– le pregunté ya un poco preocupado por su actitud.

Ella me extendió con su pequeña mano una nota.

La señora Rivera llamó, están buscando a alguien que trabaje con ellos.

Volveré cuando pueda.

Hay comida en el microondas para más tarde, preparen algo de desayunar. Los amo.

Suspiré, tal vez debí de haberle dicho a mi madre que saldría hoy a buscar trabajo, ¿ahora quien cuidaría de Emma?.

–Oh, vamos, no estés desanimada– me senté a su lado –Mamá se está esforzando por nosotros y debemos hacer lo mismo, ¿si?– le di un golpecito juguetón en el hombro.

Ella sonrió levemente asintiendo –Jack– me miró con preocupación –Tengo hambre–

–Yo también– respondí poniéndome de pie para abrir la alacena.

Bingo.

–Hey, Emma, mira lo que tenemos aquí– canturreé agitando la caja azul.

Su rostro se iluminó instantáneamente –Los macarrones especiales de Jack– brincó de la silla alta para correr a mi lado.

–Sí, con extra queso– tomé el delantal rojo con bordes de encaje blanco y me lo até –Bien, para hacerlos necesitare una olla grande, ¿puedes ayudarme a buscarla?– le pregunté tomando el cucharon de madera.

Ella asintió –Lo haré, Jack– corrió por la cocina comenzando a buscar lo que le había pedido mientras me dirigía al refrigerador a buscar los ingredientes faltantes.

–¡Lo encontré!– cargó el utensilio de metal reluciente.

–Excelente– la felicité –Ahora hay que llenarlo hasta aquí con agua– señalé un punto casi al borde de objeto.

–¡Yo lo llenaré, Jack!– corrió a colocarlo sobre la estufa.

–Bien, pero hay que tener cuidado de no tirar el agua– revolví su cabello para después buscar otra sartén para freír el tocino.

Presté atención a como Emma llenaba con cuidado el sartén mientras yo revolvía el tocino sobre el aceite de cocina haciendo que el característico olor se llenara en toda la cocina.

–El ingrediente secreto de los macarrones especiales es el tocino, hay que freírlo bien para que quede crujiente y después se lo agregaremos a los macarrones– le expliqué antes de apagar el quemador que estaba usando y encender el otro para calentar el agua.

–Una vez que veamos burbujear el agua de esta manera hay que agregar con cuidado la pasta– abrí la caja y la bolsa plástica para derramar el contenido en el agua burbujeante.

Mientras Emma vigilaba la olla preparé un par de vasos con jugo de naranja y los dejé en la mesa, al volver agregué la leche y el queso que venía dentro de la caja.

–También es importante esto– puse frente a ella el queso parmesano –Para que quede extra quesoso hay que usar esto– su boca formó una pequeña O de sorpresa.

–¿Puedo agregarlo yo?– preguntó.

–Seguro– deje en su poder el bote de parmesano y deje que colocara la cantidad que ella deseaba mientras le daba vueltas a la pasta ya casi lista.

–Finalmente agregamos el tocino y revolvemos– usé el cucharon de madera para transferir el contenido de la sartén a la olla y revolví.

–Y tenemos los macarrones especiales de Jack– le sonreí mientras ella aplaudía.

–¿Podemos guardar un poco para Jamie y Sophie?– preguntó con inocencia.

–Descuida, guardaremos un poco para todos– comencé a servir la comida.

–Sabes, podrías llevarle un poco de estos a Elsa– me dijo con malicia.

Arrugue la nariz mirándola acusatoriamente –Se lo que planeas y no, no, no haré eso– le di un suave toque juguetón en la nariz para después tomar el par de platos y llevarlos a la mesa.

–Oh, vamos, Jack, sabes que es una buena idea– me dijo siguiéndome como un cachorrito –¿Qué no la extrañas?–

Intenté no borrar la sonrisa de mi rostro al escuchar esto –Sé que para ti suena como una buena idea, pero cuando crezcas comprenderás que no puedes ir a la casa de tu exnovia que vive en dirección contraria a ti con la excusa de darle macarrones con queso– reí –Créeme, ¡suena como una terrible idea!–

–¿Por qué?– preguntó cruzándose de brazos.

–Creerá que estoy desesperado– me arrodillé a su nivel.

–Pues… es la verdad– rodé los ojos y decidí sentarme a comer.

–Tengo que ir a buscar trabajo y no puedo dejarte sola, tendrás que venir conmigo– la señalé con el tenedor atiborrado de macarrones.

Ella pareció estar bien con aquello –¡Me encantan estos macarrones!– exclamó con las mejillas llenas –¡Seguro que a Elsa le encantarían!– insistió con el tema.

Una idea vino a mí –¿Así que de verdad quieres que Elsa los pruebe?– pregunté con un tono victorioso.

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PDV de Elsa

–Elsa, ¿has visto mi bloqueador solar?– Anna abrió la puerta repentinamente asustándome.

–Dios, Anna– la regañé –Sabes que no me gusta que hagas eso– le dije mientras acomodaba la prenda en la maleta celeste.

–Ups– se encogió de hombros.

–Y no, no he visto tu bloqueador solar, ¿ya le preguntaste a Rapunzel?– sugerí.

Sus ojos se abrieron –Es verdad, ella me lo pidió hace unas semanas, ¡gracias!– la vi correr hacia la habitación de Punzie –¡Perdón, Gerda!– la escuché a lo lejos.

Me acerqué suspirando con fastidio al ver que se había ido sin cerrar la puerta.

–Señorita Elsa– Gerda me detuvo.

–Oh, Gerda, lo siento, ¿sucede algo?– pregunté.

–La están buscando abajo– respondió con una sonrisa, siempre que ella me sonreía así solo podía significar una cosa.

–¿Ah sí?, ¿Quién es?– sabia la respuesta, pero quería confirmaciones.

–Es el joven Jack– otra vez esa sonrisa.

–En seguida bajo– ella se alejó asintiendo y yo me dirigí a mi espejo para mirarme, arreglé mi trenza francesa lo mejor que pude y me alisé la ropa que llevaba puesta, un par de jeans y una blusa de rayas blanco y negro.

Puedes hacer esto. Me dije a mi misma antes de bajar las escaleras de forma apresurada.

–¿Jack?– arqueé una ceja al verlo en el recibidor, para mi sorpresa no estaba solo –¡Emma!– me alegré de verla.

–¡Elsa!– ella se veía aún más feliz.

–Wow, te ves más alta que la última vez que te vi– me incliné a su nivel.

–¡Sí!, crecí medio centímetro, ahora soy más alta que Jamie– se rio –También se me cayó un diente– me mostró el hueco vacío al fondo de su boca.

–El hada de los dientes me trajo cinco dólares– ella dijo con orgullo.

–Eso suena genial– me di cuenta del recipiente de vidrio que tenía en sus manos –¿Y eso que es?– le pregunté con curiosidad.

–Jack me enseñó a hacer sus macarrones especiales y quisimos traerte un poco– respondió levantando el contenedor.

Lo tomé entre mis manos con cuidado sintiendo que la comida todavía estaba caliente.

–Le dije que no era prudente molestarte, pero ella insistió– vi como Emma le dio una mirada asesina –Creo que solo te extrañaba un poco–

–Más bien…– Emma quiso decir algo, pero Jack la tomó por detrás cubriéndole la boca.

–Solo veníamos a hacer eso, será mejor que nos vayamos– tomó a su hermana por las axilas obligándola a girarse.

–No tienen que irse tan pronto– me apresuré a decirles –Podrían quedarse un rato– me encogí de hombros.

–Jack está buscando empleo– Emma logró zafarse de su fuerte agarre.

–¿Oh, en serio?– esto me sorprendió.

–¿Jack?– unos pasos rápidos se escucharon bajar por la escalera, eran Rapunzel y Anna.

–Hola chicas– él las saludó.

–¿Por qué no avisaste que vendrías?, hubieras venido a almorzar– dijo Rapunzel.

Él negó con la cabeza –Solo estaba de paso–

–¡Hola Emma!– las dos terminaron de bajar las escaleras para saludar a la pequeña niña –Hace mucho que no te veíamos, ¿has estado bien?– preguntó Anna.

–Sí, aunque tengo mucha tardea de verano– hizo una mueca.

–Owww– Rapunzel la abrazó –Te comprendo– la consoló acariciando su cabeza.

–¿Y a donde irán?– preguntó Anna.

–Jack está buscando un empleo– respondí.

–¿Con tu hermanita?– preguntó Rapunzel sin comprender, honestamente, yo tampoco lo entendía, ¿Por qué llevar a una pequeña niña a una ardua tarea como buscar un empleo?.

–Sí, ¿y qué pasó con lo de niñero?–

Él sonrió –Sigo siéndolo, solo que necesito otro empleo–

Anna y Rapunzel se miraron sin comprender.

–Pero no había quien me cuidara así que me trajo con él– respondió la niña de cabello castaño.

–¡No, de ninguna manera!– Rapunzel la abrazó aún más –¡No vas a llevar a una pequeña niña a una búsqueda por toda la ciudad!–

–¡Nosotras la cuidaremos!– exclamó Anna.

–¿En serio?– preguntó Emma emocionada.

–No, no, no, no es necesario– él negó con la cabeza –Ustedes están ocupadas, ¿mañana se van, no es así?–

–No es problema alguno– me encogí de hombros –Será una forma de agradecerte por los macarrones con queso– señalé el recipiente en mis manos.

–¡Macarrones con queso!– Anna me arrebató el objeto –¡No tienen ni idea de lo mucho que me encantan los macarrones con queso!–

–¡A mi también!– exclamó Emma.

–Puedes irte– Anna le hizo una seña con la mano a Jack –Emma estará bien aquí con nosotros, ¡Siempre quise una hermanita menor!– la tomó de la mano y la guio hacia las escaleras.

–Confía en nosotras, puedes venir por ella en la tarde… ¡Incluso podrías quedarte a cenar!–

–Uh, no lo sé…–

–A mis padres no les molestará, te lo aseguro– ella puso una mano sobre su boca haciéndolo callar –Nos vemos en la noche, Jack– se despidió antes de volver a subir por las escaleras.

–Gracias por los macarrones, a mi también me gustan mucho– aparté un mechón de mi rostro –Y descuida, me encargaré de que Anna no se sobrepase con Emma– reí con nerviosismo.

–Gracias, Els–

Ambos torpemente nos despedimos con un beso en la mejilla y nos dimos la media vuelta, mi rostro estaba rojo como un tomate y mi corazón latía desenfrenado, me preguntaba si él también había sentido lo mismo.

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PDV de Jack
Emma tenía tanta razón, no sé por qué no le había hecho caso antes, fue una increíble idea venir aquí.

Toqué con la punta de mis dedos el punto donde Elsa me había besado.

¿Por qué seguíamos haciendo esto?... oh, sí, todavía teníamos problemas emocionales que arruinaban nuestra relación… pero, al parecer, ya habíamos superado algunos, ¿Por qué no darnos otra oportunidad ahora que las cosas están mejor?

Diablos, quisiera una especie de señal para saber que debería hacer.

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PDV de Elsa

Esa tarde nosotras tres, Emma y Gerda nos encontrábamos en la cocina de la casa horneando un pastel de queso con fresas y crema batida, habíamos decidido que por ser nuestra última noche en Burgess, antes de irnos de vacaciones por dos semanas a Alemania, debía ser especial y juntas prepararíamos un postre delicioso para cenar, por supuesto haríamos esto bajo la supervisión de alguien que si supiera cocinar.

–Voy a extrañar nuestra casa– comentó Rapunzel mientras preparaba la corteza del pastel con galletas trituradas y mantequilla.

–¿A dónde irán?– pregunto Emma mientras me ayudaba a preparar la mezcla del pastel.

–Bueno, primero iremos de vacaciones a Alemania, a mi ciudad natal, después Elsa y yo nos iremos a la universidad– respondió mi prima con pesar.

Vi el rostro de culpabilidad de Emma por haber preguntado –¿Y cómo es Alemania?– preguntó tratando de distraerla.

Rapunzel se quedó pensativa –Las ciudades son muy diferentes allá, la cultura también y los dulces son mucho más dulces–

–¿En serio?– preguntó ella asombrada.

–Alemania suena como un lugar perfecto para mí–

Todas reímos –Créeme, es perfecto para nosotras también– dijo Anna, quien partía unas fresas.

–Creo que Jack mencionó que haría una parada en una ciudad de Alemania, Colonia– recordó ella –Aunque dijo que no podía ir con él– hizo una mueca de fastidio.

–Owww– Rapunzel exclamó con ternura –No te preocupes cuando Eugene y yo nos casemos te llevaremos con nosotros para que seas nuestra niña de las flores–

–Te recuerdo que para ese entonces Emma no será una niña– le dije.

–Oh, cierto, igual, podrías venir– reafirmó.

–¿Y cuándo te casaras?– preguntó.

–No estoy segura, pero será cuando los dos tengamos un buen trabajo–

–¿Y qué hay de ti Anna?, ¿cuándo te casaras?– Anna hizo una mueca.

–Mi situación es un poco más complicada, todavía debo buscar lo más importante… el novio– bromeó.

–¿Y tú, Elsa?– me miró con sus ojos muy abiertos.

Me encogí de hombros apenada sin saber que responder.

–No te preocupes linda, ella y Jack se casarán algún día– Anna se cubrió una risa.

–¿Es verdad?, ¿te vas a casar con Jack?– preguntó aún más emocionada.

–N-no lo sé– mi rostro seguro estaba rojo –Es muy pronto para saberlo–

–Él te extraña– me gire a verla al escuchar esto.

–¡Lo sabia!– Anna me sacudió por los hombros.

–Siempre que hablamos de ti sonríe como un bobo–

–¡Elsa también lo extraña!– Anna saltó.

–¡Anna!– la regañé entre dientes.

–¡Deben volver a estar juntos, ya!– Emma brincó de la emoción.

–Esta pequeña niña es muy inteligente– Rapunzel puntualizó usando su dedo –Vamos, Elsa, ambos se extrañan, ¿Por qué no arreglar las cosas de una vez?–

–Y-yo…– quería decirles que no lo sabía, tal vez si estaba cometiendo un error grave al seguir negándolo, extrañaba a Jack y quería estar de nuevo con él.

–Elsa– Emma tiró de mi blusa –Al menos considéralo, sé que Jack puede ser obstinado, pero creo que se nota que ustedes dos quieren estar juntos–

Le sonreí y me coloqué en cuclillas –Sí, de verdad extraño demasiado a Jack… pero a veces el que dos personas se quieran no significa que estén listos para estar juntos–

Todos se quedaron en silencio.

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PDV de Jack

Suspiré mientras esperaba que el semáforo se tornara verde, hoy había sido un día cansado, primero no había encontrado absolutamente nada y después un sujeto distraído chocó conmigo y derramó su café en mí; tenía que ir por Emma, ya era hora de cenar, pero primero pasaría a mi casa a cambiarme y avisarle a mi madre que cenaríamos con los Corona. Detuve mi auto en la acera ya que no planeaba tardarme mucho y corrí al interior de mi casa.

–¿Mamá?– la casa estaba a oscuras y no había seguro en la puerta.

Sentí una vibra extraña al pisar el interior –Soy yo, Jack– di algunos pasos con cautela.

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PDV de Elsa

–¿Elsa?, ¿en serio no vas a cenar?– preguntó Anna entrando a mi habitación sin tocar.

–En un momento iré– respondí sin apartar mi celular de mi oreja.

–¿Todavía no contesta?– ella hizo una mueca.

–No– me limité a responder.

–¿Intentaste llamar a su casa?–

Asentí –Tampoco contestan–

–No quiero que Emma comience a preocuparse, le diré que de seguro a Jack le surgió algo– se fue.

–Vamos, Jack– me aferré a mi celular nerviosa, no paraba de sentir una opresión en mi pecho. Entonces se me ocurrió algo…

–¿Hipo?–

–Hola, Els, ¿sucede algo?– afortunadamente había tomado el teléfono a la primera.

–¿Has hablado con Jack hoy?– esperé su contestación.

–Uh, no desde la mañana, me dijo que estaría buscando empleo así que estaría ocupado–-

–Sí, lo sé, vino esta mañana y dejó a Emma aquí, prometió quedarse a cenar, pero no responde el teléfono y en su casa tampoco contesta nadie– mordí mis uñas con nerviosismo.

Hipo rio un tanto nervioso –Bueno, eso seguro que no sucede muy seguido, pero no te preocupes– me tranquilizó –¡Su auto!, ¡Sí!, seguramente lo dejó tirado en algún barrio de la ciudad y tal vez se quedó sin batería–

Pensé en aquella teoría que no terminaba de convencerme a pesar de sonar como lo más lógico.

–Te diré que… de todas formas iba a buscarlo hoy para devolverle unas cosas. Iré a su casa, me queda más cerca a mí que a ti, cuando lo encuentre te llamo, ¿si?–

–Gracias Hip– me despedí antes de colgar y bajar a intentar cenar algo.

Transcurrieron los minutos de la cena en los que intenté actuar con normalidad por el bien de Emma, pero podía ver en su rostro que ella estaba igual de preocupada por su familia.

Mi teléfono sonó y al ver el nombre de Hipo en la pantalla no dudé en retirarme de la mesa para contestar.

–¿Hipo?–

Hubo silencio desde el otro lado de la línea.

–¿Hola?– volví a llamar.

–Elsa– escuché la respiración agitada de Hipo del otro lado de la línea.

–Hipo, ¿estás ahí?–

–Elsa, soy yo– ahora era Astrid quien hablaba –Necesito decirte algo… Jack… estamos en el hospital, Elsa, intentaron secuestrar a su madre y él llegó a tiempo para detenerlo, pero…– ella no podía hablar por los sollozos –Estamos intentando localizar a su familia, Elsa, necesita entrar al quirófano y necesitan que alguien firmé los documentos en caso de que… no puedo creerlo, ¿Cómo sucedió esto?– ella lloraba inconsolable.

Sentí como mis piernas temblaban –Astrid, ¿en qué hospital están?– fue lo único que pude preguntar antes de colgar y correr a buscar a Rapunzel. La tomé del brazo y la arrastre fuera del comedor dejando a todos confundidos.

–¿Elsa?, ¿Qué pasa?– me preguntó sin entender.

–Tienes que llevarme– jadeé buscando aire desesperadamente –Hospital Lehigh Valley, vamos– lloré jalándola.

–¿Q-que sucede, Elsa?– ella intentó frenarme.

–Jack, se está muriendo, debes llevarme con él– le supliqué.

Ella se obligó a salir del shock para ponerse en acción –¡Anna!– lloró –¡Cuida de Emma!– lo último que vimos fueron las cabezas de Anna, Emma y nuestros tíos asomándose sin comprender lo que sucedía.