Hola hermosas, muy buenas días, antes de iniciar a leer este capítulo les recuerdo que esta historia al igual que todas mis historias son para mayores de edad (21+) y para las personas que no se sienten incómodas con los temas de contenido adulto y con amplio criterio, esta escrita sin ánimo de ofender, es solo con fines de entretenimiento, así que recuerdo una vez más que es clasificación M, te pido de la manera más atenta y educada posible que si no tienes la edad suficiente para leer por favor retírate, de lo contrario eres bienvenida. Gracias por tu comprensión.
ENTRE CARTAS Y MENTIRAS
ENCANTO O CONVICCIÓN
CAPÍTULO 38
En la vida no hay plazo que no se cumpla, fecha que no se llegue o deuda que no se pague, y cada una de las frases de este dicho se iba cumpliendo finalmente para la pareja de enamorados que Anthony y Candy habían llegado a formar, faltaba menos para por fin contraer matrimonio y todos los preparativos se estaban llevando a cabo en Florida, ahí había sido el lugar que habían elegido los rubios para culminar por fin con aquel sueño que siempre habían tenido en sus corazones.
Albert estaba a punto de llegar a una semana de la boda, únicamente para estar presente y así regresar nuevamente a su preparación ya que había decidido quedarse dos años, sin embargo aquel viaje lo retrasaría un poco más.
-¿Ya están listos? – Preguntó Anthony a los Cornwell quienes lo acompañarían a la estación de tren para recibir al patriarca.
-Listo. – Dijo Archie quien fue el primero que había bajado.
-Yo también estoy listo. – Dijo Stear quien llegó con el rostro totalmente descolocado anunciando que no había tenido una buena noche de sueño en su rostro.
-¿Sucede algo Stear? – Preguntó Archie a su hermano al ver las grandes bolsas negras que a pesar de ser disimuladas con sus anteojos aún sobresalían bajo el armazón que necesitaba para ver.
-Nada, solo que Patty no me dejó dormir mucho. – Dijo tallando sus ojos, sin embargo a pesar del cansancio reflejado la sonrisa que se reflejaba en el rostro del inventor era de felicidad pura.
-¿Qué sucedió? – Preguntó Anthony curioso al ver el cansancio poco inusual en el inventor.
-Antojos. – Dijo Stear simplemente con una sonrisa llena de ilusión. – Resulta que a mi amada mujercita le dan los antojos a media noche. – Dijo entre feliz y a la vez frustrado. Los otros dos chicos no pudieron evitar reír con aquella ocurrencia de su prima y cuñada.
-Eso te pasa por haber dado en el blanco. – Le dijo Archie a su hermano, mientras arrancaba la risa de los otros dos.
-Lo sé hermano, pero la verdad estoy muy ilusionado por tener a este bebé. – Decía con su sonrisa feliz, mientras se colocaba al volante de su auto, su desgano les daba a entender que no se sentía capaz de conducir en ese preciso momento.
-Creo que será mejor que yo conduzca. – Dijo Archie seguro de que sería lo mejor dado el cansancio de su hermano, extendiendo la mano para que el inventor le entregara el juego de llaves que tenía en su mano.
-Sí, esta vez no me negaré. – Dijo entregando las llaves a su hermano, sin quejarse ni un segundo. Sabía que era mejor que su hermano los llevara por esta vez.
-Stear yo creo que a pesar del cansancio debe de ser maravilloso esperar un hijo de la mujer que amas. – Decía Anthony feliz e ilusionado solamente al pensar que Candy fuera la que le diera esa maravillosa noticia, una que había evitado desde aquella advertencia que le había hecho la tía abuela, algo que había sido muy difícil pero que finalmente pudieron contenerse.
-No tienes una idea Anthony. – Decía Stear mientras Archie los escuchaba con atención sin dejar de ver el camino a la estación.
Patty y Stear tenían un poco más de seis meses que habían contraído matrimonio y Patty estaba cerca de cumplir tres meses de embarazo, aún no se le notaba, sin embargo los antojos y los malestares le indicaban que realmente esperaba a un pequeño o pequeña inventor en su vientre, ambos estaban más que ilusionados con aquella noticia y Stear hacía lo que fuera por tal de que su esposa estuviera a gusto y contenta, la cuidaba más que a su vida, así como él había visto más de una ocasión que su padre cuidaba de su madre.
Llegaron a la estación de trenes y con flojera y paso lento se bajó Stear del auto, siendo apresurado por los otros dos quienes tenían la energía completamente al tope, sobre todo Anthony quien estaba de lo más emocionado porque sería el próximo en casarse. Archie por su lado aún tenía que pasar un poco más de tiempo a prueba con su suegra a pesar de que tenían fecha para el matrimonio, la señora Britter seguía manteniendo sus reservas con el chico, sin embargo tenía todo el apoyo y la confianza del señor Britter quien en más de una ocasión había confiado en él para el manejo de las finanzas.
El tren aún no hacía su parada, habían llegado puntuales, sin embargo el tren tenía un poco de retraso. Mientras esperaban los tres se enfrascaron en una cerrada plática referente a sus vidas futuras, emocionados porque a pesar del tiempo transcurrido seguían igual de unidos que cuando eran niños, una promesa que habían hecho y mantenido cuando comenzaron a vivir juntos, una promesa que se reafirmó cuando Anthony perdió a su madre y ellos decidieron no apartarse de su lado y a pesar de su corta edad sus deseos fueron respetados por sus padres, una promesa que se había visto interrumpida por aquella acción cometida por Archie, aquella que ya había quedado en el pasado.
El tren por fin se estacionó en el andén y pronto el aviso de llegada se escuchaba por los altavoces de la estación, obligando a los tres Andrew a dirigirse hacia el lugar donde descendería su tío. Albert se había mantenido casi incomunicado aquel año que se había alejado, siendo George el único intermediario entre ellos, así lo habían acordado para que el patriarca del Clan se dedicara de lleno a lo que debía aprender.
-Allá viene Albert. – Dijo Anthony al ver a lo lejos a su tío quien venía acompañado por una joven alta y esbelta que venía de la mano de él. – Pero creo que no viene solo. – Dijo con una sonrisa de medio lado, advirtiendo el cuidado que el rubio mostraba por la compañera que caminaba junto a él.
-Veo que el tío no perdió el tiempo. – Dijo Archie con una sonrisa también pícara al igual que Anthony. Observando lo mismo que había visto el rubio.
-A decir verdad nunca nos dijo que era para lo que se iba a preparar. – Dijo Stear comenzando a reír junto con sus primos quienes no perdían de vista al rubio mayor que venía directamente hacía ellos. Stear también los veía con cierta picardía en su mirada.
Albert pudo percatarse de la mirada que los tres chicos le dirigían, mientras con una mirada disimulada les advertía que se comportaran como los caballeros que Elroy había formado. Los tres entendieron aquella petición que les hacía el patriarca en silencio, sin embargo la sonrisa pícara que mostraban los tres sería un poco más difícil de ocultar. Sabían bien que su tío siempre los había apoyado y era el tiempo de ellos de demostrar su apoyo hacía él.
-Bienvenido tío. – Anthony fue el primero que habló extendiendo su mano al mismo tiempo para recibir a su tío, mientras los otros dos chicos sonreían hacía él esperando que los presentara con aquella dama.
-Muchas gracias muchachos. – Les sonrió con travesura, sabía lo que estaban esperando, conocía muy bien las actitudes que mostraban cada uno de ellos, no en vano los conocía desde que eran unos pequeños.
-Quiero presentarles a la señorita Kristen Campbell. – Dijo Albert introduciendo con elegancia a aquella joven que iba con él. – Mi prometida. – Dijo para dejar a los tres sin mucho que decir, todos sorprendidos por aquellas palabras que les anunciaba y que estaban seguros de que nadie más en la mansión sabía.
-Mucho gusto señorita Campbell. – Dijo reaccionando primero Anthony, seguido de Stear y Archie, los tres igual de sorprendidos ante la mirada traviesa de ambos jóvenes quienes los veían esperando alguna reacción, sin embargo por los buenos modales de los tres ninguno pudo hacer una pregunta o un comentario al respecto.
-El gusto es mío. – Sonrió la chica con simpatía. Kristen era una chica muy alta, esbelta, con el cabello castaño y lacio, ojos color miel y el rostro bastante pecoso, su tez era demasiado blanca, era una chica muy distinguida, pero muy sencilla y sobre todo parecía ser una chica agradable. – Tienes razón Albert, los tres son unos caballeros. – Observó la joven a cada uno de los chicos que estaban frente a ella. Albert sonrió con lo dicho por su prometida y volteó a ver a sus sobrinos para aclarar la duda que se veía tenían en sus ojos.
-Kristen estaba un poco inquieta por lo que pudieran pensar al haber viajado sola conmigo. – Dijo Albert señalando el motivo de aquel comentario. – Así que por supuesto yo le advertí que los tres eran unos caballeros. – Dijo a modo de broma, provocando que los tres sonrieran, sin embargo aquella joven no se había percatado de las miradas que ellos habían utilizado momentos antes para comunicarse.
-Disculpe señorita Campbell. – Anthony habló. – Lo que sucede es que Albert no nos mencionó nada al respecto. – Dijo disculpándose por la manera en la que habían reaccionado, sabía bien que no era común que una joven de buena familia viajar sola con un hombre, sin embargo cuando eran prometidos era un poco más común.
-No te preocupes Anthony, comprendo su reacción. – Respondió Kristen segura, había identificado a cada uno de ellos gracias a las señas que le había dicho Albert. Anthony sonrió complacido. - ¿Así que ustedes serán mis nuevos sobrinos? – Preguntó con confianza, le parecía que conocía a la perfección a los tres jóvenes los cuales se convertirían en sus sobrinos. Los tres asintieron, si ella era la prometida de su tío Albert entonces eso era así, ella sería su tía en cuanto se casaran.
-Vamos. – Dijo Albert un tanto apurado por salir de la estación. – La verdad es que estamos exhaustos por el viaje. – Dijo de nuevo encaminándose a la salida de la estación.
Kristen iban delante junto a Albert, mientras los tres chicos los escoltaban y daban instrucciones a los maleteros de que enviaran el equipaje directamente a la mansión Andrew. Los tres se colocaron al frente del auto mientras Albert y su prometida viajaban en la parte posterior.
Llegaron a la mansión rápidamente y Albert lucía un tanto intranquilo, no porque se había atrevido a llevar compañía, sino porque no sabía qué esperar de Elroy al haberse ido un año atrás y llegar de regreso comprometido, todo se había dado demasiado rápido y a pesar de ello él no se sentía para nada incómodo con su decisión, al contrario estaba feliz de que pronto contraería matrimonio.
Anthony y los Cornwell se quedaron un rato afuera de la mansión mientras Albert y Kristen entraban por las altas puertas que los llevarían al salón principal.
-Veo que a los Andrew le gustan las pecas. – Dijo Anthony un tanto divertido. Había incluido a sus primos porque ellos también habían caído presa de los encantos de su pecosa.
-Corrección. – Dijo Stear. – A mí me gustaba la chica de las pecas, no las pecas de la chica. – Dijo a manera de broma. Anthony lo miró de lado empujándolo también a manera de broma, divertido por la manera de hablar de su primo.
-Pues yo no tengo preferencias. – Dijo Archie con una sonrisa al indicar que no le habían disgustado mucho las pecas en Candy, ni tampoco le molestaba que Annie no las tuviera. – Annie no necesita pecas para verse hermosa. – Dijo con una sonrisa enamorada al recordar a su ojiazul sonriendo complacida con aquel comentario que él hacía.
-Pues yo tengo que reconocer que aunque las pecas de Candy me parecen adorables. – Dijo Anthony con una sonrisa enamorado. – Si no las tuviera la amaría con la misma fuerza con la que la amo. – Dijo de nuevo con su sonrisa soñadora, ganándose varios empujones de broma por parte de sus primos quienes reían con él haciéndole un poco de burla por sus palabras.
Anthony reía con ellos porque sabía que era verdad, él adoraba ver esas pequeñas pecas que adornaban su rostro, sin embargo si no las tuviera él siguiera amando su rostro por igual, sobre todo ese sonrojo que se formaba en ella cuando sentía pena o cuando estaba en la intimidad en sus brazos.
Albert entraba con paso confiado a la mansión al lado de Kristen, mientras la chica tomada de su mano admiraba los alrededores de aquel hermoso lugar, admirando la elegancia a la que estaba acostumbrada desde su nacimiento, más sin embargo le gustaba admirar la decoración con la que estaban ambientados los lugares. Albert la observaba detenidamente, viendo las expresiones de su rostro al observar atenta el lugar.
-¿Te gusta? – Preguntó el rubio mayor al ver que ella sonreía maravillada.
-Es hermosa. – Decía sincera, la arquitectura de América era diferente a la de Europa, sin embargo los detalles en la elegancia y hasta cierto punto la ostentosidad eran la misma. – Me gustan los detalles que combinaron con los pisos y la decoración. – Decía Kristen sin dejar pasar de lado la decoración, no en vano había estudiado por años los libros de arquitectura y decoración que tenía en la mansión de su padre, y se había titulado en arquitectura a pesar de la negación de su familia.
-Buenas tardes. – Dijo Candy quien llegaba a recibir a Albert y a unirse a su prometido, había visto desde su habitación que los tres chicos estaban jugueteando a las afueras de la mansión y le había extrañado no ver a su amigo y protector con ellos.
-¡Candy! – Dijo Albert emocionado al ver a su protegida, mientras soltaba a su prometida para ir directamente hacia ella para abrazarla. La rubia sonreía con travesura al ver que su "padre" había llegado de la mano de una joven.
-¡Albert! – Dijo Candy feliz, pero un tanto reprimida por aquella presencia.
Anthony y los Cornwell iban entrando al mismo tiempo que Candy y Albert se encontraban, justo para poder ver la presentación de ambas pecosas.
-Quiero presentarte a la señorita Kristen Campbell. – Dijo Albert extendiendo su mano hacia su prometida. – Mi prometida. – Dijo nuevamente orgulloso de ello. Candy se sorprendió ante lo mencionado, sin embargo una sonrisa de felicidad apareció en su rostro volteando a ver de esa manera a la chica que le presentaban.
-¿¡Prometida!? – Preguntó sin dejar de sonreír, mientras Albert sonreía ilusionado, asintiendo a la pregunta de sorpresa que hacía su protegida.
-Mucho gusto Candy. – Dijo la joven extendiendo su mano para saludar a la rubia de la cual le habían hablado tanto igual que de los otros tres. – Tienes razón Albert. – Dijo la chica volteando a ver a su prometido con una sonrisa de lado. – Pasará muy bien por nuestra hija. – Dijo ante el asombro de Candy y la risa de los presentes. Candy se sonrojó por aquel comentario.
-El único problema será que son casi de la misma edad. – Dijo Albert, riendo por la ocurrencia de su novia.
-Buenas tardes. – Dijo una voz fría y un tanto seca detrás de ellos. Elroy había escuchado todo desde que Candy llegó al salón principal, había estado esperando a Albert, sin embargo nunca se imaginó que llegara acompañado y mucho menos que anunciara a aquella joven como su prometida.
-¡Tía Elroy! – Dijo Albert feliz de ver a su tía, dirigiéndose a ella con cariño para darle un fuerte abrazo en señal del gusto que le daba volver a verla. Elroy correspondió a su abrazo con sinceridad, sin embargo en su mirada seguía aquella incógnita que se había formado en su cabeza al escuchar que aquella joven era su prometida sin ella haber tenido notificación del hecho.
-Mucho gusto señora Andrew. – Kristen fue la primera que se atrevió a saludar a la fría Elroy, quien la miraba como si la estuviera estudiando y así era, Elroy buscaba en ella lo necesario para ser la matriarca de la familia.
-Mucho gusto señorita Campbell. – Respondió Elroy con su rostro frío e inquisitivo. Conocía de la existencia de aquella joven, sabía del interés de su sobrino en ella, sin embargo lo que no sabía y no le agradaba mucho era enterarse de esa manera del compromiso que su sobrino había adquirido con ella sin su consentimiento. – Espero su estancia en América sea agradable. – Dijo únicamente, mientras Albert la observaba adivinando lo que su cabeza pensaba en ese momento. Kristen vio a Albert a los ojos y este le sonrió tranquilo ya que ella esperaba aquella reacción de la matriarca.
-Amor ¿Qué te parece si vas a descansar un momento? – Dijo el patriarca para así poder hablar con su tía sin que ella estuviera presente. Kristen sonrió tranquila, ella sabía perfectamente lo que estaba pasando, no en vano habían hecho su compromiso de una manera acelerada.
-De acuerdo. – Respondió no muy convencida de apartarse de esa manera, temía que pensaran que era una mal educada, sin embargo comprendía lo que Albert quería hacer.
Anthony ordenó que una de las mucamas acompañara a Kristen a uno de los cuartos de huéspedes que como siempre tenían listos para recibir a alguien, mientras los miembros de la familia quedaban en el salón principal para que Albert explicara el motivo que había tenido para comprometerse de esa manera un tanto repentina.
-Sé lo que están pensando. – Dijo en cuanto Kristen salió de su visión y se perdió entre los pasillos de las habitaciones. – Que es repentino para un compromiso… que no les había anunciado nada… - Comenzó a dar explicaciones antes de que le hubiesen preguntado algo.
-La verdad no es algo que nos pueda afectar. – Dijo Anthony con una sonrisa sincera, él había visto en los ojos de ambos amor y eso era lo que importaba para él, el amor que se tenían uno a otro, así como el amor que Candy y él se tenían. Anthony pensaba que era maravilloso que su tío encontrara por fin a alguien con quien compartir su vida y si Kristen había sido la elegida por su corazón él lo apoyaría de la misma manera que él siempre lo había apoyado. – Nos alegra de verdad el verte feliz. – Dijo atreviéndose a hablar por todos, mientras Patty se acercaba a su esposo para entender de qué se trataba aquella reunión.
-Es verdad Albert. – Dijo Candy apoyando a su novio. – Se ve que Kristen te ama de verdad. – Dijo de nuevo diciendo lo que había advertido en ella.
-¡Pero por qué no decirme nada! – Por fin hablo la matriarca al escuchar lo que habían dicho su nieto y nieta, sin embargo a pesar de que Anthony era el "patriarca interino" del Clan ella seguía siendo la matriarca, la encargada de los compromisos de la familia.
-Todo fue muy repentino tía abuela. – Habló Albert, sabía bien cuál era el disgusto de la anciana, intentando explicarle los motivos que lo habían llevado a hacer aquella propuesta sin avisarles siquiera.
-¿Tanto así como para no enviar un telegrama? – Decía reclamando su falta de atención. Albert sonrió apenado reconociendo que eso si hubiera podido hacer, sin embargo no le pasó por la cabeza llevarlo a cabo. - ¿Qué sucede contigo Albert? ¡Estás actuando como un chiquillo! - Decía reclamando la actitud de su sobrino mayor, sorprendida porque de todos ella creyó que él pondría el ejemplo para los otros tres.
-Tía abuela está enamorado. – Dijo Stear para disculpar el descuido de su tío, él mismo lo comprendía porque siempre había sido un despistado y más cuando estaba perdido en los ojos de Patricia.
-¡Esa no es excusa para avisar a tu familia algo tan importante como eso! – Dijo de nuevo la matriarca, moviéndose de un lado para otro en señal de que estaba muy ofendida por la omisión que había cometido Albert.
-Tía abuela. – Habló ahora Candy con timidez, entendía hasta cierto punto el disgusto de la matriarca, pero disculpaba a Albert por la cara de enamorado que tenía en él. - ¿Por qué no le damos la oportunidad de explicar qué fue lo que realmente sucedió? – Dijo con cariño dirigiéndose a la matriarca para que se tranquilizara. Anthony le sonrió de la misma manera apoyando lo que decía su novia.
-Candy tiene razón tía abuela. – Dijo el rubio menor apoyando a su prometida. – De seguro Albert tiene una explicación para haber actuado como lo hizo. – Dijo de nuevo dando el beneficio de la duda a su tío.
-La verdad es que fue un impulso. – Dijo Albert no ayudándose mucho con aquel comentario.
-¿Un impulso? ¡Un matrimonio no puede ser un impulso! – Dijo de nuevo la matriarca levantando otra vez la voz a manera de desespero.
-Tranquila tía abuela. – Dijo Anthony un poco más serio para que la anciana dejara de levantar la voz y que Kristen se diera cuenta de lo que sucedía. – Tío podrías ser más claro por favor. – Dijo dirigiéndose a tu tío para que continuara con lo que estaba explicando.
-Conocí a Kristen al poco tiempo de llegar a Inglaterra. Ella tiene el título en arquitectura y nos conocimos en los recorridos que tenía que hacer por los edificios antiguos, ella era una de las personas encargadas de explicar con detalle la arquitectura y las líneas de las construcciones. – Decía tranquilamente. – Los paseos se fueron extendiendo por toda la ciudad y prácticamente nos veíamos todos los días todo el día, poco a poco surgió algo entre nosotros. – Decía mientras todos atendían a su plática. – Descubrí que tenemos más en común que un simple apellido de abolengo, a Kristen como su nombre lo indica le gusta la naturaleza, es bondadosa con los animales y sobre todo le gusta vivir libre y relajada. – Decía dejando al descubierto el parecido que tenía con él mismo. – El amor llegó de pronto y cuando recibí el telegrama de Anthony diciéndome que Candy aceptaba ser su esposa a pesar de que me alegró la noticia, también me preocupaba el tener que volver y dejarla de ver, es por ello que te pedí que esperaran estos meses para poder iniciar una relación con ella, sin embargo al anunciarle a su padre que vendría a América y que pedía el permiso para que Kristen me acompañara, me pareció que sería más fácil hacerlo si estábamos comprometidos, así que me decidí y pedí su mano, es por eso que estamos aquí los dos. – Dijo terminando de relatar rápidamente lo que había sucedido en todo ese año que había vivido separado de ellos.
-¡Eso es muy romántico! – Dijo Patty emocionada por el relato que había contado Albert. Candy estuvo de acuerdo con ello ya que le también le pareció romántico que su amigo se hubiese enamorado y se hubiese atrevido a entablar una relación más seria y formal guiándose por lo que sentía su corazón.
-Vamos tía abuela. – Dijo Archie ahora defendiendo a su tío. – Se ve que la señorita Campbell es una joven culta, elegante, distinguida y sobre todo muy hermosa. – Decía enumerando las cualidades que había podido observar en la prometida de su tío.
-Además es una mujer dispuesta a casarse con el tío. – Dijo Stear con broma, como si no hubiera nadie capaz de casarse con su tío. - Y hasta ahora no había habido alguna valiente. - Dijo según él bajando la voz para que no lo escuchara el patriarca.
-¡Oye! – Dijo Albert con fingida ofensa, provocando la risa de todos.
-Además tía abuela, se nota que la señorita Campbell realmente ama a Albert. – Dijo Anthony abrazando a la anciana por los hombros para hablarle con cariño y calmar un poco su enojo. – Eso es lo que realmente importa, alguien que lo ame y que lo respete por ser quien es como persona y no por el título que porta en una familia. – Le dijo con una sonrisa tan hermosa y convincente que la tía abuela no pudo evitar sonreír con ternura por aquellos ojos y aquel rostro que la miraba con tanto cariño. Albert sonrió de lado al saber lo que su sobrino estaba haciendo. Anthony utilizaba una vez más sus encantos para convencer a la tía abuela y poder tranquilizarla para que estuviera a su favor.
-Tienes razón hijo. – Habló por fin la matriarca. – Pero de todas formas no evitarás que hable con ella jovencito. – Le dijo a Albert como advertencia de que hablaría con su prometida para poder conocerla mejor. Albert sonrió ante lo dicho por la anciana y miró con complicidad a su sobrino mientras la abrazaba por el lado contrario para mantenerla ambos rubios abrazada a ellos y besarle la sien cada uno por el lado que le correspondía, la matriarca no le quedó de otra más que ceder al cariño que le brindaban los dos rubios, quienes sabían muy bien cómo convencer a aquella dama cuando estaban perdidos en algo que habían hecho. Candy observaba con travesura a su amado sin perder detalle a lo que había hecho.
Cuando Anthony y Candy quedaron solos, iban caminando de la mano por los jardines de la mansión, recorriendo por última vez en tal vez mucho tiempo aquel lugar que había sido más de una vez testigo de su amor, aquel lugar que había sido el privilegiado en ser elegido para proponer matrimonio a su pecosa, a pesar de que tenía ensayado aquella petición en Lakewood.
-Veo que tienes muy bien estudiada a la tía Elroy. – Dijo Candy con una sonrisa de lado, haciéndole ver al rubio que sabía bien lo que había hecho con sus encantos a la tía abuela.
-No entiendo de lo que me hablas. – Decía Anthony con una sonrisa bribona que lo delataba realmente de que sabía perfectamente de lo que Candy le hablaba. Candy lo miró con los ojos entrecerrados como retándolo con su mirada.
-Te advierto que conmigo no será igual de fácil. – Dijo Candy para advertirle a su novio que cuando ella estuviera molesta no sería tan fácil dejarse llevar por su linda sonrisa o por su mirada tan dulce y tierna que despedía cuando la miraba.
-Te aseguro que no sé a lo que te refieres. – Volvió a decirle mientras se detenía para ponerla de frente a él y comenzaba a abrazarla por la cintura. Candy lo veía un tanto molesta porque sabía bien que él estaba al tanto de lo que pasaba, sin embargo se estaba haciendo el que no comprendía a lo que se refería. Anthony la observaba divertido porque veía que el rostro de su pecosa estaba un tanto inconforme porque él no aceptaba que conocía perfectamente la debilidad que siempre había mostrado la tía abuela ante él y al parecer ante Albert también. – Vamos amor. – Le dijo acercándose meloso a su rostro. - ¿Acaso crees que yo me atrevería a aprovecharme del amor que sientes por mí para inclinar la balanza a mi favor? – Preguntó mientras la miraba con una sonrisa tierna y un brillo tan dulce en sus ojos, los cuales la miraban como queriendo penetrar en lo más profundo de sus pensamientos.
-Estoy segura que si lo harías, aprovechando que te amo tanto… - Decía Candy sin dejar de verlo a los ojos perdida en su mirada que poco a poco logró aquel efecto calmante que producía en ella cuando se perdía en el brillo de su mirada y en aquella sonrisa dulce y tierna que tenía en sus labios, aquella sonrisa que la tenía completamente cautivada. Poco a poco fue tranquilizándose a su defensa y se fue dejando llevar por las sensaciones que Anthony causaba en ella.
-Y yo te amo a ti preciosa. – Le dijo inclinándose de lado para atrapar sus labios en un dulce beso. Candy no se dio cuenta de momento que aquella molestia que había sentido por un segundo al ver cómo Anthony se hacía el que no sabía de qué hablaba se iba esfumando simplemente con verlo sonreír, con sentirlo cerca de ella y ver la manera en la que le expresaba su amor. Cuando se dio cuenta que había sucedido exactamente lo que había sucedido dentro con la tía abuela ya era demasiado tarde, los encantos de Anthony ya habían hecho efecto en ella y ahora era incapaz de reclamarle algo, mucho menos cuando la tenía acariciando sus labios con aquel amor que él le profesaba. Definitivamente Candy White Andrew estaba perdida por completo por su amor Anthony Brower Andrew.
Anthony continuaba con aquel beso tierno y profundo que le regalaba a su amada Candy, mientras sonreía en su interior al ver que también él podía convencer de una manera que le resultaba muy fácil a su pecosa, no solo era Candy la que podía convencerlo a él con una sonrisa, con una mirada o con una palabra tierna, sino que él también tenía el poder de tranquilizarla con aquel encanto con el que había sido dotado al nacer. Se concentró en sus labios, dejando de lado la pequeña travesura que había hecho con su prometida, disfrutando del beso que hacía cada vez más intenso, apropiándose por completo de su boca y buscando con su lengua profundizar más y más dentro de ella mientras el calor de sus cuerpos comenzaba a encenderse y su manos recorrían sus cintura con avidez de más y más caricias. Definitivamente Anthony Brower estaba perdido entre los brazos de Candy White.
Continuará…
Hola hermosas dirán que las he engañado, pero la verdad no recuerdo cuanto falta para la boda jajajaja hace rato que escribí el capítulo que no recuerdo hace cuantos les dije que faltaban 10 capítulos para la boda, no se si en el 30 o después, lo único que sé es que como dije al principio "No hay plazo que no se venza ni fecha que no se cumpla" así que ya falta menos para la boda y espero que les guste como quedó.
Julie-Andley-00, Hola hermosa, ¿Cómo vez con esta Patricio? Se encaprichó con Candy al tratarla más ya que desde la presentación del patriarca se había mostrado interesado en ella, sin embargo confieso que se me había pasado por completo este punto que había tratado, tenía pensado incluirlo pero lo fui dejando de lado al haberlo olvidado, pero tenía que darle fin a ese interés que había mostrado este chico pelirrojo, pero como ya leíste a Candy no le gustó mucho su interés y a nuestro rubio favorito menos. Muchas gracias por leer hermosa y sobre todo por dejar tu comentario a esas horas. Ojalá que este también haya sido de tu agrado. Saludos y bendiciones.
Decidí publicar doble, espero que no les moleste.
Muchas gracias a las demás lectoras que siempre dejan su comentario y que están al pendiente de la historia, les mando un fuerte abrazo y ya sabes mis mejores deseos para cada una de ustedes.
GeoMtzR.
