Wizdad

Sumario: Harry Potter no tenía nada resuelto en su vida. Si James no causaba un problema, entonces Albus estaba de mal humor. Si Albus no parecía un grumpy, Lily tenía una rabieta. Cuando creía que podría tener un descanso, debía ir al Departamento de Aurores. La mayor parte del tiempo no tenía idea de qué estaba haciendo, o qué tan bien lo hacía. Agregar a Draco Malfoy y unos mellizos sólo lo haría más divertido.

Género: Romance/Family/Humor.

Claves: Drarry EWE. Fluff, familias Potter-Weasley y Malfoy-Greengrass. Shipps variados.

Disclaimer: Si HP fuese mío, esto sería canon. Ya que no lo es, saben lo que significa.


Extra: Igual a papá (2)

2007

—¡James! ¡James! ¡Ven aquí, James! ¡James! Auh- Albus, no- auh, Al- Al, no lastimes a pa- ¡por ahí no, James!

Su hijo de tres años montaba una escoba de juguete que sólo se elevaba un metro, riéndose de él, con su cabeza teñida de un intenso verde por el envase de pintura mágica en que se metió. Iba en dirección a la ventana del segundo piso. Albus, de un año, permanecía en los brazos de Harry, tirando de cuánto cabello tenía a disposición de sus deditos. Era sorprendente lo fuerte que podía jalar un bebé.

—Auh, auh, auh- ¡James, no, ven aquí! Es hora del ba- auh, Al- Al, cariño, ¿puedes…? ¡James, por la ventana no!

Harry iba a llorar.

Se Apareció frente a la ventana para bloquearla, pero James giró en la escoba y bajó por encima del barandal de las escaleras. Demasiado alto. ¿Por qué la escoba se elevaba tanto? Comprobó sus hechizos tres veces.

Cuando estaba por Aparecerse abajo para interceptar a James, notó que Albus emitió ese sonidito extraño del momento previo a vomitar. Todavía no había aprendido su lección sobre no Aparecerse con uno de los niños hasta que tuviese, al menos, dos años. Aparentemente, su Aparición no era la más "controlada".

Alzó a Albus frente a su rostro para comprobar su estado y se topó con una enfurruñada carita cubierta de verde. Después de meterse en la pintura mágica, a James se le ocurrió meter a Albus también. Sólo que Albus, al ser más pequeño, entró por completo. No habría sido un problema si fuese una pintura común, en lugar de una especial para las casas de magos.

Necesitaba bañarlos, y para esto, tenía que capturar a James primero.

Tras asegurarse de que Albus estaba bien, bajó con calma, y lo colocó en la alfombra.

—No te muevas, ¿sí? Espera a papá aquí- no te vayas a mover, no te muevas- quédate ahí- voy por-

El sonido de objetos cayendo le avisó que James y su escoba voladora entraron a la cocina. Harry sacó la varita y corrió hacia allí, dispuesto a rescatar a su hijo mayor de debajo de un estante, o del horno. Tampoco sería la primera vez que se metía ahí.

James sí estaba en el horno. Harry lo sacó, tomó su escoba miniatura con la otra mano, y regresó a la sala.

Miró alrededor.

¿Por qué Albus no podía quedarse donde le dijo que lo hiciese? Nunca se movía, nunca se preocupaba por irse, a menos que Harry quisiese que se quedase ahí. Entonces, por arte de magia, desaparecía.

—Al- Albus…

Mantuvo a James en uno de sus brazos y utilizó un hechizo para buscar a su segundo hijo. Esperaba haberles quitado la pintura verde a ambos, antes de que Ginny volviese.

No tenía idea de por qué armaban tanto alboroto por algo tan simple como un baño.

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1981

—¡Harry! ¡Harry! ¡Ven aquí, Harry! ¡Hay que bañarte antes de que mami vuelva!

Un desesperado James Potter no paraba de Aparecerse cada pocos metros en su propia casa, en vano. El Harry de un año y algunos meses montaba sobre la espalda de un gran perro negro, que saltaba, se deslizaba y esquivaba al mago con facilidad. El niño se aferraba a su pelaje, envuelto en unos encantamientos de seguridad que su padrino le puso antes, y se carcajeaba.

—¡Harry!

James Apareció ante ellos. Padfoot se agazapó, agitó la cola, y ladró. Luego se escabulló entre sus piernas y siguió corriendo por la casa, evitando los hechizos que intentaron paralizarlo o quitarle a Harry.

—¡Harry!

—¡No! —Harry vio hacia atrás y se rio más fuerte al notar la expresión que su padre ponía al oírlo.

Fueron "vencidos" sólo porque James los acorraló hasta que padfoot no tuvo más opción que meterse al baño. Saltó dentro de la tina y se transformó en humano, cargando a un Harry feliz que agitaba las extremidades, sin entender que su juego había acabado.

Cuando Lily llegó, encontró a James parado detrás de Sirius, peinando su cabello húmedo de mala gana, y a este muy contento en una silla, peinando al pequeño Harry en su regazo, también recién bañado.

—…se parece más a mí —insistía Sirius, sonriendo.

—Es mi hijo —replicó James, dándole un jalón al Black—, no se parece a ti.

—Es nuestro hijo —Sirius acunó la carita de Harry y lo giró hacia el espejo—, y se parece más a . Mira, tiene mi…encanto natural.

—¡No se parece a ti!

—¡Pues tampoco se parece a ti! Ni siquiera tiene tus ojos, ¿ves?

—Tiene mi cabello.

Sirius bufó.

—Es obvio que ese es el cabello de un Black, el mío tampoco podía peinarse de pequeño. Sólo hay que cuidarlo bien y después…

Lily siempre tenía la sensación de que sus conversaciones (y su amistad, en general) eran muy extrañas.

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2007

—Harry, no vas a creer lo que encontramos- ¡zapatitos de bebé con forma de coronas! Son lo más adorable que he visto, necesito comprarle unos al nuevo bebé- ¿crees que sea niña? No es como si las coronas fuesen de uso exclusivo, bah, se los compraré igual, tú sólo…oye, ¿dónde están? ¿Harry?

Cuando Ginny se detuvo frente a la puerta del baño abierta, se encontró a un Harry Potter y un Ron Weasley completamente vestidos, dentro de la bañera. Uno sostenía a Albus e intentaba quitarle el color verde de la cabeza, mientras el otro evitaba que James se ahogase a sí mismo por fingir ser una sirena. Ambos magos estaban cubiertos de restos de pintura verde.

—¿Tengo que preguntar? —Ginny arqueó las cejas.

—No queríamos interrumpir tu día de compras con Mione —aclaró Harry, intentando sonreír bajo tanta pintura verde—. La buena noticia es que…James tiene magia muy fuerte, incluso accidental.

—La mala —Ron acunó a Albus contra su pecho y se recargó en el borde de la bañera, exhausto— es que decidió compartir su "verdosidad" con nosotros.

Harry no podía encontrar una explicación lógica y razonable para lo que sucedía en su casa desde que tenía hijos. Y todavía no llegaba el tercero.