InoKana
*AU Escolar
.
Eran las primeras horas de la mañana en la academia Kimetsu, muchos alumnos iban camino a sus aulas, entre ellos un trío de amigos que no pasaban desapercibidos
Los profesores se quejaban del ruido tan temprano en la mañana, el chico de aretes lo había notado y trataba de calmar a sus amigos que eran los autores del escándalo; en especial el azabache de puntas azules
—¡¿Cuándo piensas callarte!? —Le exigió —¡Estás molestando a todos con tus gritos!
—¡¿Y eso qué me importa!? ¡Tú también estás gritando Gompamchiro! —Le señaló, preparando sus puños para una pelea.
Uno de los maestros suspiró; debía involucrarse otra vez.
Mientras los jóvenes trataban de arreglárselas con el docente, una chica a la distancia se ocultaba tras un pilar, mirando al suelo, decepcionada de sí misma.
Cuando se había decidido por ir hacia el grupo de varones el profesor le cortó su valentía.
Kanao dio una mirada fugaz antes de regresar a su aula, enfocándose en el chico que no dejaba de gritar, y por eso ahora le habían dado con un libro en la cabeza.
Ese fue el fin del teatro de Inosuke.
Ella suspiró, la azabache tenía fama de ser tranquila y aplicada, incapaz de mostrar sus emociones, mismo motivo por el que se había ganado el apodo de "rara" o "robot"
Pero ella nunca le dio importancia, más bien consideraba que la definía, y es que simplemente…
No sentía nada.
Su vida era muy rutinaria, pero estaba lejos de molestarle, no fue hasta el día del festival deportivo cuando todo eso cambió.
El día que conoció al ruidoso Inosuke.
Aquello marcó un antes y un después en la confundida chica que había pasado meses experimentado una serie de cambios imposibles de describir
Agradecida por tener a Kanae como su hermana comprensiva que la ayudó a aclarar sus sentimientos
Y que la animó a declararse.
El sobre estaba arrugado, el mismo que había metido en el bolsillo de su falda para evitar mirones.
La azabache se sentó y por primera vez en su vida no tomó apuntes de la clase. Estaba encerrada en su propio mundo.
Pensando en por qué le era tan difícil hacer algo tan simple como entregar una carta, se escuchaba tan sencillo cuando su hermana lo dijo.
Las otras chicas no tardaron en agruparse cuando el profesor se retiró, el ambiente estaba más alegre de lo normal, y como no serlo cuando llega San Valentín.
Ahora Kanao pertenecía a ese porcentaje de jovencitas en busca del momento adecuado para declararse.
Pero ella estaba sola y acobardada, llena de inseguridades, aprovechó la hora libre para seguir al mismo grupo a la distancia, ocultándose cuando extrañamente el chico de aretes se volteaba de vez en cuando justo hacia donde ella estaba.
Duró así todo el día, desperdició tiempo y energías y aún mantenía su carta en su bolsillo, soltó un agrio suspiro en señal de la decepción que sentía.
Una lágrima bajó por su mejilla mientras se sentaba en un banco a las afueras del instituto.
Había fallado en su misión, y eso le dolía, más aún cuando sostenía el sobre entre sus manos, el mismo que ahora volvía pedacitos en un arranque de ira.
Las lágrimas se combinaban con los pedazos de papel, el llanto de una enamorada en un agrio San Valentín
Perdonen que este especial se extendió pero por cuestiones de salud la inspiración no me visitaba :'v en fin, espero que les haya gustado este depresivo final e.e
¡No olviden dejar su voto y rw diciendo qué les pareció :'3
Sin más, declaro el final del especial de San Valentín, gracias a todos por leer uwu
