Disclaimers: Los personajes de Harry Potter pertenecen a J.K. Rowling y a los que han comprado parte de los derechos de autor, lo cual NO es mi caso, y sólo los utilizo sin intención de lucro alguno, la trama me pertenece, al igual que algunos personajes.
James usó la red flu para aparecer en la casa de sus padres, observó a su alrededor, pero en la sala solo estaba Lily sentada, con una revista sobre las piernas, la niña levantó la mirada hasta su hermano.
—Tú –lo señaló sorprendida.
—Hola, Lily ¿qué ocurre?
—Tú sabías esto, y no me lo dijiste –se puso de pie, y le mostró el artículo.
—Vaya, de hecho, no, no lo sabía ¿de cuándo es este número?
—Un año atrás.
—Claro ¿y cómo es que lo sabes tú? –La observó, su hermana se sonrojó violentamente ante la cuestión de su hermano.
—Es que… una amiga lo vio en sus vacaciones, y, bueno, me dijo que si no era tu amigo, y le dije que sí.
—No sabía que a Alex le gustara modelar –sonrió alegre –no se ve tan mal ¿cierto?
—Y si crees que no se ve tan mal ¿por qué mejor no andas con él, y no con Scorpius?
—Porque a Alex le gustan las chicas –informó tranquilo –además, lo que hay entre él y yo, nunca ha sido de esa forma –admitió, devolviéndole la revista.
—Es un modelo, él puede presentarte chicos más guapos, y sin duda, mejores que el novio que tienes.
—Lily…
—Por favor, Jamie, déjalo, él no es para ti ¡No lo quiero como tu novio! –chilló su hermanita.
— ¡No voy a dejarlo! –Elevó la voz, como jamás lo había hecho, ni con ella, ni con nadie –lo lamento, Lily, pero no voy a dejar a Scorpius, lo amo, ahora eres muy joven para comprenderlo, pero sin duda algún día lo harás.
La niña se dejó abrazar por su hermano, que besó la parte superior de la cabeza, y se alejó rumbo a la oficina de su padre, tocó, como siempre y el hombre le dio paso un segundo después.
—No sé cómo le haces, yo estaría dormido y no podría despertarme hasta dos meses después –se burló Harry Potter.
—Supongo que es porque aun soy un poco joven, en comparación contigo.
—El hijo más considerado, mis polainas –respondió Harry, negando con una sonrisa divertida en el rostro.
—Bueno, me pediste que cuando supiera el nombre a lo que Scorpius me provoca, te lo dijera, así que… ahora te lo digo, papá, estoy enamorado de él.
—Me alegra escucharlo –avanzó hasta él, sujetándolo del hombro –quiero que seas el hombre más feliz, y si Malfoy te hace serlo, adelante, hijo.
—Gracias por comprenderlo y aceptarlo.
—Ah, tengo todavía mis dudas, pero no es por él, o porque me desagrade, en cierto punto, los padres tenemos ese instinto sobreprotector, en el que creemos que nadie es digno de nuestros pequeños –lo abrazó.
—Él es más digno de mí, de lo que yo puedo ser para él, ya lo verás –asintió –ahora, te dejo, iré a verlo.
—Está con Albus, si tienes que decirle esto, es mejor que charlen dentro de casa, tu hermano tiene de aquí a las próximas vacaciones, para aceptarlo o no te reprimiremos más.
—Bien.
James salió del lugar, estaba extrañamente tranquilo, observó a su madre que estaba en la cocina, así que fue hasta ella para saber si necesitaba ayuda.
—X—
Scorpius sonrió al ver a su novio, estaba a punto de salir de la casa de sus padres, pero en el último momento se arrepintió y se adentró de nuevo en el lugar, la sonrisa fanfarrona de su mejor amigo lo exasperó más de lo que normalmente lo haría.
James tenía que actuar diferente en ese día, solo para que él le pudiese demostrar a su amigo, que estaba equivocado al respecto de todo, que a pesar de que si Sirius había aceptado a salir con él por la presión que había ejercido, sus sentimientos lo habían alcanzado un poco, no podía ser solo su imaginación, por la forma en que últimamente lo besaba, o simplemente lo observaba, antes de que su mano acariciara su rostro.
Media hora después, James y su madre salieron al patio con un par de charolas y unos cuantos aperitivos, y por la forma en que el castaño comenzó a repartirlos, le tocó a la mujer ofrecerles un poco, escuchó a Albus fingir una tos con un "evitándote", camuflado.
Estaba de tan mal humor, que no pudo evitar seguir a su novio dentro de la casa, solo para toparse de nuevo con la tal Lena, observándolo de una forma que no le agradó.
—Por favor, ella quiere verte, hablar contigo.
—Lena, pero… tengo cosas que hacer todavía.
—Los dos sabemos que es complicado para ti, sobre todo después de lo que pasó en la madrugada, todo lo que sentiste y te provocó verla, comprendes mejor que nadie, porque pidió que fueras tú.
—Le dijiste que estoy ocupado y que no…
—Sí, le dije que ya no estabas trabajando, que no tienes como justificar que la veas y hables cara a cara.
—Lena…
—Alguien tiene que hacerle saber lo importante que es.
—Tienes razón –suspiró agotado, James –tengo que ir y decirle frente a frente que no voy a detenerme, que dedicaré todo mi tiempo y el resto de mi vida, si es necesario, para darle toda la paz que necesita y que nadie más que ella, merece.
—Gracias, iré a decirle que…
—No, iré de inmediato a verla.
—Eres un buen tipo –lo sujetó del brazo, acariciándolo.
—X—
James apareció en la casa que Lena le dijo, una mujer de quizás unos cincuenta años levantó la vista cuando escuchó el sonido de la aparición, sus ojos se llenaron de lágrimas, se puso de pie y avanzó hasta él.
—Soy James Sirius Potter –informó el chico –el auror que encontró el cuerpo de su hija.
—Su compañera me dijo que no estaba en servicio, que es su compañera de rondas y que le tocó informarle lo ocurrido.
—Así es –asintió.
—Ella me dijo, que… usted se arriesgó a sacar a mi hija de donde yacía muerta –las lágrimas se derramaron con más intensidad.
James se tensó por completo cuando la mujer fue hasta él, no supo cómo reaccionar o que hacer, así que permaneció inmóvil, mientras la señora lloraba desconsolada, su hija había desaparecido hacía siete meses, y cuando la encontró, llevaba al menos, dos meses muerta.
—No voy a descansar hasta encontrar al monstruo que le hizo esto a su hija, señora Phillips.
El resto de la tarde se le fue en ese patio, mientras la mujer lloraba en sus brazos, estaba sola en el mundo ahora, era madre soltera, y su única hija había muerto, había abandonado lo poco que tenía en Norteamérica, para buscar un nuevo futuro en Inglaterra, pero todo lo que encontró fue devastación.
Le preparó un té, y le dio una poción que le ayudó a conciliar el sueño, la dejó recostada sobre el sofá de la sala, y cuando se aseguró de que toda la casa estuviese bien, y no hubiese forma de entrar salvo la mujer, se marchó, más tranquilo de que al menos pudiese dormir un poco, pero bastante inquieto, su padre ya le había dicho que hacer ese tipo de cosas, estaba fuera de los límites del auror.
—M—
El silencio de la casa de los Potter era bastante, en comparación con toda la tarde, así que pudo escuchar el sonido de la aparición al otro lado del jardín, James Sirius estaba bastante relajado, tranquilo y como si nada, suponía que de lo que pudo haber sido un buen encuentro sexual, era normal que se viera así de feliz.
El castaño avanzó hasta él, aprovechando que estaban solos en el patio, se acercó de más, lo sujetó contra él, y se inclinó para besarlo, pero el olor al perfume de mujer, inundó sus sentidos, así que se alejó, y aunque en un momento, pensó en olvidarse de lo que Albus le dijo y de la charla que escuchó entre él y Lena, no pudo, ese olor, era la prueba de que había estado con otra mujer, porque a él no lo amaba.
Se alejó de él, dándole la espalda, tenía que tomar valor para hacer lo que su amigo le había planteado en una posibilidad que Scorpius vio muy lejana.
—Necesitamos hablar –murmuró, en tono funesto.
—Sí, eso mismo –contestó James, en tono alegre –hoy estuve hablando con…
—No –lo interrumpió –quiero hablar primero.
—Bien –aceptó, tranquilo.
El brillo intenso en sus ojos azules, provocó un enorme dolor en el pecho de Scorpius, pero aun así, después de un largo suspiro, dio un paso hasta él.
—Voy a dejarte –soltó, observándolo.
—A dejarme ¿en dónde? –preguntó James.
—Cuando te pedí que aceptaras salir conmigo, te dije que mi amor sería suficiente para los dos, y aunque… considero que realmente puedo amar lo suficiente por ti –musitó –creo que no es suficientemente justo para ti, te amo, James, como jamás voy a amar a nadie más en el mundo, pero creo que soy demasiado egoísta, al tenerte a mi lado, quitándote la oportunidad de que corras en dirección a tu felicidad, a tu libertad.
—Yo, no comprendo, Scorpius, anoche…
—Anoche solo fue mi cumpleaños –informó –y hoy es hoy, y antier fue antier, y habrá 364 días más que no serán mi cumpleaños, y que no tendrás que actuar porque no serán días especiales.
—Yo no sé actuar –le informó.
—No te quiero cerca, James, necesito tiempo.
—Aclárame las cosas –pidió, desconcertado –tú ¿me estás pidiendo tiempo o estás terminando conmigo?
—Te estoy pidiendo tiempo, para poder terminar contigo después.
—Yo… no quiero…
—Es una decisión que yo tomé, no importa cuánto te amo, no puedo estar contigo, James, y no es necesario que tú sigas pretendiendo que das todo de tu parte, no te preocupes, hablaré con Alex y le diré las cosas como son, supongo que es lo que te preocupa, la última vez que peleamos, me dijiste que te daba miedo de que él decidiera ya no ser tu amigo otra vez, así que no te preocupes por eso.
—Dices que estás haciendo todo esto por mí.
—Así es –aceptó el rubio.
—Pero yo no te estoy pidiendo que lo hagas, no quiero que lo hagas.
—Respeta mi decisión, eres bueno haciendo eso ¿no?
—Sí, pero…
Scorpius se zafó cuando James lo sujetó del brazo, entró corriendo a la casa y escapó rumbo a la mansión de su padre, ahora que no viviría con James, suponía que debía aceptar el apartamento de soltero que su padre le había ofrecido, y que a su vez, todo Malfoy tenía al cumplir los 17; hasta que fuese su turno de ocupar el lugar de la cabeza de familia.
—M—
El sonido de las manecillas del reloj le eran insoportables, así que se agachó un poco, respingó un poco, por el contraste de su frente caliente contra la madera fría de su escritorio, se cubrió la cabeza con los brazos y cerró los ojos un simple instante; uno pequeño.
James Sirius se incorporó rápidamente cuando alguien golpeó su escritorio, levantó la vista, la figura borrosa de su padre se movía de un lado a otro, le costó un momento, que dejara de bailar.
—Son las doce del día –le informó.
—Sí –respondió.
—Entonces ¿por qué estás dormido en el trabajo? Si anoche descansaste.
—Bueno, yo… no pude dormir muy bien.
—No sé si es el olor a alcohol o la miseria que despides, que ya lo había sospechado, James, tú no bebes.
—Me regalaste una botella de whiskey de fuego en mi cumpleaños ¿para qué me la regalaste sino era para beberla? –Preguntó.
—Mi oficina, ahora mismo –ordenó.
James avanzó lentamente hasta la oficina de su padre, principalmente porque avanzaba un paso, y retrocedía dos; así que al ver la dificultad, Harry lo hechizó.
—Ahora sí ¿vas a decirme que rayos pasó?
—Scorpius terminó conmigo anoche.
La información dejó a Harry bastante desconcertado, tan solo ayer su hijo le estaba diciendo que ya sabía que lo que sentía por el hijo de Malfoy, era amor, y que ese chico valía más la pena de lo que él pensaba, y… terminaba con él.
—Quédate aquí, es una orden, y no quiero que te bebas lo que hay aquí.
Harry avanzó apresuradamente hasta las chimeneas del ministerio, una vez ahí, fue rumbo a la oficina de Draco Malfoy, que estaba bastante tranquilo trabajando.
Sus ojos grises se quedaron directamente en los esmeraldas de Harry, que no se veía tan indiferente como normalmente se veía cuando se topaban en algún lugar, Draco suspiró, y pensar que su hijo había elegido al hijo de ese tipo, para hacerlo emparentar.
—Bien, Potter ¿qué haces aquí?
—Tu hijo, terminó con mi hijo –soltó enfadado, arrojando la silla a sus espaldas, para poder quedar más cerca del escritorio.
—Pues tu hijo debió hacer algo para que mi hijo lo dejara –soltó con indiferencia.
—Ah, no, no –negó Harry –mi hijo me informó tan solo ayer, que está enamorado de tu hijo, incluso me dijo que le pidió que vivieran juntos, así que…
—Bueno, mi hijo es apenas un adulto ¿qué no pensó que lo asustaría con algo tan repentino? Tomando en cuenta que no termina Hogwarts todavía –comentó, tan casual como podía.
—Yo sabía que tu hijo solo le causaría sufrimiento a mi hijo –lo acusó Harry –aun así, estúpidamente, acepté esa relación.
—Mi hijo debió tener una buena razón para dejarlo –soltó Draco, perdiendo la compostura.
—Sí, posiblemente se cansó de tener a un buen chico a su lado, después de todo, según Albus, a tu hijo no le gusta la idea de una relación estable.
—Posiblemente sea a tu hijo, a quien no le agrade tener a alguien quién sí lo ame ¿no es así? Scorpius ha estado enamorado de James Sirius por años, y no creo que se diera por vencido tan rápido, cuando ya logró conquistarlo, así que, el único que tiene la culpa de ese rompimiento, es tu hijo, no el mío.
—Sí, pues lo bueno, es que tu hijo ya es mayor de edad, dile que ande con cuidado –sonrió Harry.
—Te recuerdo que tu hijo, es mayor de edad desde hace un tiempo, y salía con un menor, así que… no me hagas hacer algo de ese estilo ¿lo comprendes? Mantente lejos de mi hijo, porque no voy a ser tan benevolente, Potter –soltó irritado, Draco.
—Nunca has podido ganarme ¿te lo recuerdo? –Se burló Harry.
—Te recuerdo, que las veces que nos enfrentamos, había tenido una buena razón para ganarte, Potter, si le haces algo a mi hijo, yo no voy a fallar en matarte ¿lo entiendes?
— ¿Me estás amenazando? –Gruñó Harry.
—Sí –aceptó Draco –te juro por mi esposa muerta, y mi hijo, que si le haces daño, voy a matarte.
—Bien, pero dile a tu hijo, que a partir de este momento, jamás será parte de mi familia.
—M—
Scorpius refunfuñó cuando alguien lo descobijó, se estiró un poco para recuperar las cobijas, pero no lo consiguió, así que de mala gana abrió los ojos.
—Ah, eres tú ¿qué haces?
—Dime ¿cómo es que terminaste con James? –Preguntó Alex.
—Pues así, le dije que ya no quería salir con él, y listo.
—Scorpius, tú…
—La verdad, es que me di cuenta que no es el único chico en el mundo, hay muchos otros, y con mejor miembro que él, aunque no podría compararlos, ya sabes, jamás pasó –se burló.
—Deja ese sarcasmo de lado –pidió Alex –tu padre y su padre, se acaban de pelear en la oficina de tu padre.
Scorpius se puso de pie rápidamente, ni siquiera le importó estar solamente en bóxer, fue hasta la chimenea y fue en dirección a la oficina de su padre.
El lugar estaba hecho un desastre, el rubio alto y de ojos grises tenía la túnica rasgada y tenía un pañuelo contra la abierta de la frente.
—Papá ¿qué rayos? –Gruñó.
—Bueno, Potter ya no puede seguir diciéndole al mundo que me gana.
—Pero ¿le ganaste? –Elevó una ceja, preocupado.
—No consideré que era su hijo por el que también peleaba –admitió –pero nos interrumpió tu amigo, Alexander.
—Pero ¿por qué te peleaste con él?
—Vino hasta aquí, a decirme que terminaste con su hijo, lo cierto es que pensé que por su edad, sería más maduro, y no iría llorando con su papi, a decirle que le rompiste el corazón.
—Él rompió el mío, no al revés –soltó Scorpius.
—Si me hubieses dicho, posiblemente, hubiese actuado diferente –informó.
—Si te hubiese dicho, la pelea de viejitos, la habrías iniciado tú –bufó Scorpius.
—Bueno ¿qué rayos haces en mi oficina en calzones?
—Se les llama ahora bóxer –informó el rubio –y en cuanto Alex me dijo, vine de inmediato.
—Me alegra saber, que te preocupas por tu viejito –soltó divertido.
—En serio, no puedes pelearte con el mundo por mí, papá.
— ¿Ah no? Solo que alguien se atreva a decir algo malo de ti, y lo verás –soltó frunciendo el cejo.
—Lo cierto, papá, es que no siempre soy una buena persona, cuando me enfado y encima, me pongo celoso, soy una muy mala persona, la única diferencia, es que Lily Potter tiene más pantalones que cualquier persona que conozca –suspiró.
—No comprendo.
—Ella, está enamorada de Alex, el amigo de su hermano, ayer, después de escuchar a mi novio diciendo que le diría a su ex, que daría todo de él para hacerla sentir en paz, bueno, la vi con una vieja revista donde sale Alex, y… digamos que… fui cruel con ella.
—Así que si la hermanita de tu novio le dice a su padre, él solo me hubiese lanzado la maldición asesina, en lugar de la mala charla.
—Sí –aceptó, apenado.
—Scorpius ¿qué le dijiste a la niña?
—Que por muy zorrita y promiscua que fuera, jamás tendría oportunidad con él, que mejor se diera por vencida, que a los chicos solo les interesa una cosa de las chicas, y que cuando ya no aprietan, bueno, buscan otra cosa.
—Scorpius –lo reprendió su padre.
—Sí, papá, lo siento, yo…
—Es una chica de 13 años ¿qué rayos pensabas? –Bufó.
—Bueno, ella también es mala conmigo –soltó irritado.
—Sabes que tu madre era una mujer ¿cierto? –Lo sujetó enfadado del hombro –no importa que tan enojado estés, lo peor que puedes hacer, es desquitarte con alguien que no provocó esa ira.
—Le estás dando mucha importancia.
—No, no me harás creer que una persona merece ser tratada así ¿ella te ha dicho cosas así?
—No, pero tengo que agradecer que me gustan los tipos, porque de no ser así, ella me hubiese dejado sin hijos –bufó.
—Bueno, si siempre te comportas así con ella, no puedo culparla.
—Ah, lo de ella está bien, pero lo mío, no, me voy cancelado.
—No está bien molestar a una persona, Scorpius, ni física, ni emocionalmente, no puedo creer que aun te preguntes porque no le caes bien a Lily Luna.
—Solo bromeo y juego con ella, me gusta molestarla, pero no es para tanto –gruñó.
—Pues si tu forma de jugar y molestarla son con esa clase de comentarios, sí, es para tanto ¿ella ha hecho burla o comentario despectivo de ti porque seas hombre o porque te gusten los chicos?
—No, pero puedo jurar que no le agrada mi relación con su hermano.
—Si vas comportándote por la vida de esa manera, Lily Luna no sería la única hermana creyendo que no eres la mejor opción para su hermano.
—Voy a disculparme con ella ¿bien? –Bufó.
—Pero no esperes que te perdone.
—Sí, como sea, de cualquier forma, gracias a Merlín, ya no voy a emparentar con esa familia.
—M—
James se puso de pie al ver a su padre llegar, estaba golpeado y de mal humor, normalmente le iba bien en las peleas, pero no se veía como que hubiese ganado esa vez, suponía que su contrincante quedó peor.
—Papá ¿qué pasó? –Preguntó.
—Fui a decirle a Draco Malfoy, que su hijo no era bien recibido en mi familia a partir de ahora.
—Papá –cerró los ojos James –pero ¿por qué hiciste eso?
—Eres mi hijo, no iba a dejar que ese chico…
—Te agradezco mucho lo que hiciste, pero no te conté mi ruptura para que fueras a buscarle pleito al padre del chico que amo.
—Pues ya hice las cosas –soltó restándole importancia.
—Quiero que sepas que, si no quieres a Scorpius en tu familia, yo tampoco puedo serlo en ese caso.
—James…
—Voy a respetar su tiempo, no sé cómo lo haré, pero…
—Si él decidió terminar contigo, fue por algo, no fuerces una relación, las cosas no funcionarán y terminarán peor las cosas.
—M—
El último año de Hogwarts no pintaba para nada bien, el primer mes, pensó que James regresaría arrastrándose ante él, suplicándole por volver, pero no lo hizo, así que se sintió frustrado, segundo, la pelirroja hermana de su mejor amigo, había estado ignorándolo, no le hablaba, ni le insultaba, ni lo golpeaba, simplemente, se marchaba del lugar donde lo viera, sí, eso incluía el gran comedor, y las lechuzas que le envió, bueno, suponía donde terminaban los pergaminos.
—Te llegó esto –murmuró Audrey, sonriendo.
Scorpius frunció el cejo, completamente disgustado, observó a su amiga, que parecía encantada, así que sujetó la tarjeta, la letra uniforme era de James, y solo tenía su nombre escrito.
—Creo que olvidé decirle que odio las flores –bufó, además… pudo mandar rosas, no estas cosas espantosas.
—Son violetas de Parma –informó Audrey, observándolas.
—Bien, te gustan, te las regalo, sino las quieres, aviéntalas a la chimenea.
Los días le siguieron y las flores continuaron llegando, irritando cada vez más a Scorpius, ese día, se quedó mirando con atención, pero no fue Audrey quién se quedó de pie junto a él, sino Albus.
—Vaya, alguien insiste mucho –se burló el moreno –pero ¿qué rayos es esto? Está más feo que un mocomurciélago.
—Es hiedra –dijo alguien a sus espaldas –pero no sé si venenosa o no –admitió la joven –deberías tirarlas.
—Sí, eso haré –admitió.
—Deberías contestarle –sugirió Albus.
—No, se calmará en unos días.
—Te ha estado enviando flores bastante feas, creo que está resentido, y eso dura mucho.
Scorpius estuvo tentado a escribirle y decirle que se vieran en Hogsmeade el fin de semana, pero tomó autocontrol, y arrojó las flores a la basura, y salió en dirección a su primera clase, hasta el hambre se le fue.
Después de todo, Albus tenía razón, y era el orgullo queriendo recuperarlo que otra cosa.
—No te ves nada bien ¿qué pasa? –Preguntó Audrey.
—James, y sus estúpidas flores feas –argumentó.
—No son feas –soltó la rubia.
—Bueno ¿qué pensarías si un chico te envía hiedra? –Se burló.
—Hiedra –repitió consternada.
—Así es –informó enfurruñado.
—Debes hablar con él –sugirió.
—Para nada, soy débil, y cuando vea sus hermosos ojos azules, sus pectorales y sus bíceps, se me olvidará, que se acostó con su ex.
—Vaya, no lo veo capaz de hacer algo así.
— ¿Ahora lo defiendes? –Se burló –fuiste primero mi amiga que de Lily Luna Potter.
—Otra que no la está pasando muy bien.
—Qué dices, si ya puede tener novio, no dudo que esté detrás de las estatuas, dejando que cualquier chico le meta mano.
—Bueno, a ella le gusta un chico, pero no ha querido decirnos quién.
—Le gusta tu exnovio, Alexander Takhon, supongo que cree que puede llegar a conquistarlo.
—Bueno, Lily es una niña bonita, démosle cinco años más, y Alex ya no sería un pedófilo por fijarse en ella –sonrió.
