Disclaimers: Los personajes de Harry Potter pertenecen a J.K. Rowling y a los que han comprado parte de los derechos de autor, lo cual NO es mi caso, y sólo los utilizo sin intención de lucro alguno, la trama me pertenece, al igual que algunos personajes.


James observó bastante sorprendido a su abuelo, al parecer, nadie de su familia, salvo su padre y Albus, quienes habían sido informados por él y Scorpius, sabían de su rompimiento con el rubio, así que sonrió incómodo cuando su abuelo le dijo que se le había hecho raro que no pasaran las fechas de Navidad o Año Viejo juntos, para su agradecimiento, su padre salió a ayudarlo.

El trabajo lo había consumido por completo, así que cuando recibió la contestación a sus insistentes mensajes, el último año de Scorpius estaba por terminar.

Se quedó observando las flores que estaban sobre la mesa, donde normalmente se ponía a trabajar, su mejor amigo se quedó junto a él, mientras se llevaba frituras a la boca, y mascaba con la boca abierta, para frustrarlo más de lo que ya estaba.

—Vaya, te contesto, justo cuando falta un mes, para que termine el colegio, casi un año sin hablarse –soltó sorprendido.

—Creo que debería dejar de molestarlo.

—Le dijiste a Draco Malfoy que lucharías por su hijo, no creo que sea de los hombres que aceptan promesas rotas, además, hiciste que tu padre le pidiera perdón por los golpes.

—Mamá me ayudó con eso –informó.

—Pues sí, pero… no vas a dejar de insistir por eso ¿o sí? –señaló las flores.

—No comprendes –dijo desconsolado.

—Pues no, soy un chico normal ¿qué debería comprender?

—Las flores –las señaló –que no ves ¡Es un ciclamen! –Soltó, como si fuese el fin del mundo.

—Estás exagerando –lo golpeó en el hombro –tú no le has estado regalando rosas exactamente, y no son tan feas.

—Yo no le regalaría rosas jamás.

—Ya, ves –se burló –si no le regalas las flores más bonitas, no te enfades cuando te conteste con otras… más decentes –solo, vuelve a enviarle flores, pero unas más bonitas, o mándale una varita de regaliz, con un mensaje que diga: podrías tener la mía, pero te freseas.

—Eso es bastante vulgar –soltó irritado.

—Pues sí, pero si te dejó, es porque nunca se la diste, ni siquiera para, ya sabes –se burló, llevándose una fritura a la boca, divertido.

—No voy a seguir consejos amorosos de ti, que no sales con nadie, y te quejas de Ted, por su miedo al compromiso.

—Yo no tengo miedo al compromiso como tu primo político, Ted, es solo que la persona que me gusta, no está disponible, y jamás lo estará, bueno, a menos que se divorcie –se encogió de hombros.

James siguió el consejo de Alex, volvió a enviarle otras flores a Scorpius, la respuesta llegó una semana después, se quedó toda la tarde observando el tulipán amarillo, en todo su esplendor, suspiró agobiado, y volvió a contestar con otras flores.

Scorpius hizo lo mismo, su mirto fue contestado con una anémona, el fin de año llegó, y como Albus le escribió para decirle que no era bienvenido en su graduación, se abstuvo de asistir, Scorpius tampoco lo quería ahí.

Como obsequio, le envió un arreglo enorme, con crisantemos violetas, una anémona silvestre fue la respuesta de Scorpius, y con eso, James decidió que era momento de dejar de buscarlo e insistirle.

—M—

Scorpius despertó bastante incómodo, el chico a su lado roncaba más de lo que le gustaría, por fortuna, estaba en el apartamento Malfoy, ahora que era mayor de edad, y más que nada, soltero, no había mucho que lo detuviera de tener aquella clase de vida.

Quizás era un poco para vengarse de su padre, que movió sus cosas a aquel apartamento sin consultarle, y lo envió tan pronto como pisó el suelo de King's Cross, a este apartamento.

Dos semanas desde que terminó el colegio, había aplicado para ingresar a la Academia de Sanadores, aunque pensándolo mejor en ese momento, no comprendía porqué, bueno, sí, sabía que James seguía ocultando gran parte de sus golpes y sus dolores, así que quería ser Sanador, para ayudarlo con eso, pero… ya no eran nada, dudaba que volvieran a estar juntos.

Se levantó lleno de monotonía, se vistió un poco y salió rumbo a la cocina para prepararse algo, el reloj marcaba las nueve de la mañana de un sábado, que aburrido, y pensó que terminando el colegio, podría dormir hasta muy tarde.

—Vaya, desayuno –soltó una voz a sus espaldas, haciendo que él pusiera los ojos en blanco.

—Sí, sé mi invitado –señaló el tocino y las tostadas.

—Genial, ya tenía hambre –sujetó un trozo de tocino y lo comió un poco apresurado –aunque bueno, que siempre hay otras formas de comenzar el día ¿no? –Sonrió.

El chico, que para colmo, Scorpius no recordaba el nombre, lo acorraló contra la isla, pero se dejó besar de forma pasional y no dijo nada cuando su mano limpia, la introdujo en su bóxer, se quejó en aprobación, sin duda se sentía bastante bien, después de tanto tiempo en celibato.

Scorpius ignoró todo a su alrededor, una vez que pudo con el olor a tocino quemado se hizo fácil todo lo demás.

—Eres un chico bastante hermoso ¿lo sabes? –Admitió el desconocido.

—Prefiero el termino atractivo –se burló –pero gracias.

—Todo lo que quiero a partir de ahora, es que seas solo mío –informó, antes de volver a besarlo.

El calor del cuerpo del chico de cabellos oscuros era agradable, había sido un buen sexo los últimos siete días, pero había comenzado a aburrirse de él, como siempre le pasaba con la mayoría de los chicos, y no comprendía la razón.

—Ya son unos adultos, solucionen las cosas –escuchó Scorpius a lo lejos.

Gimió un poco cuando fue estimulado, pero el golpe en la silla hizo que el chico que lo besaba, se alejara de él, así que fue libre de observar a su amigo, Alex, que estaba de pie junto a James.

Un fuerte escalofrío recorrió el cuerpo del rubio, iba a explicarse, pero no era como que lo encontraran en mitad de una infidelidad, ya era soltero, y estaba en su propio apartamento.

—Buenos días –la voz de James sonó tan sensual.

Scorpius había literalmente olvidado como era su voz en tan poco tiempo, que volver a escucharlo era un orgasmo auditivo, lo observó atento, estaba controlado, como siempre, pero una fina línea se dibujaba en su mandíbula.

—Ah ¿no vas a presentarnos? –Preguntó el chico a su lado, abrazándolo.

—Alex, mi amigo –señaló al chico –y él es… James, el amigo de mi amigo –se encogió de hombros.

Guardaron silencio, Scorpius observó de su amigo al chico a su lado, que parecía que tenían una charla de miradas, que no comprendió, James suspiró, como si fuese su plan seducirlo tanto, que iría hasta él y simplemente lo besaría tan violentamente como pudiese.

—Soy Michael –informó el chico a su lado –su novio.

—Su novio ¿desde cuándo? –Preguntó Alex.

—Estamos juntos desde hace una semana –informó Michael.

—Una semana –respondió James –claro ¿y sexualmente cuánto?

—Desde que nos conocimos –informó Michael.

—Y no te interesa mi vida sexual ¿te queda claro? –Completó Scorpius.

—Te dije que era una pérdida de tiempo, esa anémona silvestre lo dijo todo –comentó James.

—Tus flores horrendas, lo dijeron todo –soltó Scorpius –por cierto, detesto las flores –informó –agradece que respondí algo.

—Dijiste que te gustaba que te diera flores –comentó James.

—Sí, bueno, bienvenido al mundo, mentí –soltó enfadado.

—Espera ¿ustedes salieron? –Preguntó Michael.

—Según yo, aun seguíamos juntos –informó James.

La mirada azul del castaño se posó en Scorpius, que se sujetó de la isla ¿en serio? ¿Después de tanto tiempo, aun pensaba que estaban juntos? ¿Cómo tendría que tomar esa información?

—Te pedí un tiempo, es obvio que terminamos –informó burlándose Scorpius.

—De acuerdo, ahora sé qué contestarle a mi abuelo cuando me pregunte por ti –asintió –con permiso, perdón la interrupción.

—Sí, no vuelvas –gritó Scorpius cuando salió de la cocina.

—Esto es todo un maldito desastre –suspiró Alex y siguió a James.

—X—

James ignoró a todos cuando comenzaron a preguntar por Scorpius y porque no había llegado con él, no tenía ánimo de responder nada, así que dejó a Alex, para que les explicara lo sucedido, pero lo siguió tan rápido, que no creyó que respondiera.

—Tranquilízate un poco –pidió Alex –te dije que no le enviaras flores y en su defecto, que le pidieras hablar, para aclarar las cosas.

—Te cité en cada una de las notas que le envíe –informó –eres mejor que yo con las palabras, así que supuse que me diría que Hogsmeade sería una buena idea, pero nunca fue así, y cuando me tocaba patrullar allá, lo buscaba, pero nunca lo veía –informó.

A mitad del día, Scorpius apareció en La Madriguera, con su nuevo novio, James supuso que lo había invitado Albus, pero… como su hermano estaba ocupado mudándose, le sorprendía que no lo supiera.

—Vaya, sí que se volvió un cínico –soltó Alex.

—Él no tiene la culpa –informó James, recostándose sobre el pasto –es guapo, agradable ¿qué chico no querría estar con él?

—Dime ¿tú quieres estar con él? –Alex observó a su mejor amigo sobre el hombro.

—Scorpius es la primera persona, con la que he diseñado mi futuro.

—Ah, vamos, con Violet…

—No, ella era diferente, una cosa es pensar en casarte, y el nombre de los hijos que podrían tener, y otra muy diferente, es realmente desear un futuro con esa persona.

—Cierto, Violet te dejó y la dejaste en paz, sin embargo, acosaste a Scorpius todo el tiempo que te pidió espacio –sonrió.

—Cuando Violet me pidió que dejara de ser tu amigo, para demostrarle que la amaba, me negué a hacerlo.

—Bueno, me hiciste un drama en Navidad ¿recuerdas?

—Sólo digo, que si Scorpius me lo pidiera en este momento… -se cubrió el rostro con las manos y su respiración se agitó –no comprendo lo que me pasa –explicó –siento que estoy a punto de ser lanzado a la estratósfera sin ningún miramiento previo –admitió –verlo con ese chico, tengo tantas ganas de ir hasta él, y alejarlo de Scorpius, de maldecirlo por estar con él, en mi lugar, pero en cambio, tengo que aceptar que es su decisión, es él, y no yo.

—Estás celoso, es normal, bueno, supongo que para ti, no tanto –se burló –pero puedes intentarlo, él hizo cosas peores por celos.

—No importa cuánto me queme por dentro la sangre –informó –no soy capaz de hacer algo para lastimarlo.

—Ah, sigues siendo un niño dulce, pero lo que él necesita, es un hombre, dispuesto a dejar a su mejor amigo en soledad, por él –sonrió animándolo.

Alex creyó que le costaría al menos una semana convencerlo, pero le sorprendió tanto cuando su mejor amigo se puso de pie en un fluido movimiento, y avanzó con un paso ligero y apresurado hasta su exnovio.

Scorpius dejó de reír y puso los ojos en blanco cuando James se detuvo frente a él, no le dio tiempo de decir absolutamente nada, lo sujetó del cuello y pegó sus labios con tanta vehemencia que por un momento, casi se desmalla por su comportamiento.

Los labios de James siempre eran maravillosos, sin importar lo poco hidratados que estuvieran, siempre eran fuertes y firmes contra los suyos, la forma en que sus dedos se introdujeron entre sus cabellos, su pecho firme contra sus manos.

—Él no va a tenerte tan fácil –declaró contra sus labios –me encargaré de eso, aunque no sé cómo –informó.

—Pierdes tu tiempo, James –informó Scorpius.

—Si eso piensas ¿Por qué sigues aferrado a mí?

Volvieron a besarse, como si de eso dependiera la realidad y la mera existencia del universo, el chico a su lado, lo sujetó del brazo, alejándolo de James.

La mirada asesina del castaño fue hasta el moreno, que no se amedrentó ni un poco, apretó la mano más en el brazo del rubio, así que el primogénito Potter, sujetó la muñeca de Michael, con tanta fuerza, que se escuchó un pequeño crujido.

—James –la voz de Alex sacó a Scorpius de su ensoñación, el dolor del brazo había desaparecido por completo –suéltalo –ordenó.

—No se te vuelva a ocurrir, lastimarlo de nuevo ¿te queda claro? –La amenaza saltó a simple vista.

—Donde ¿dónde está Albus? –Preguntó Scorpius, aclarándose la garganta.

—Terminando de mudar sus cosas a su apartamento nuevo –informó Alex.

—Claro, con razón me dijo más tarde –se burló Scorpius –yo…

—No te vayas, hablemos antes –pidió James.

—Jamás va a pasar, chico –soltó Michael –deja de arrastrarte, Scorpius es mío ahora –sonrió.

—Él es solo suyo ¿comprendes eso?

—No –se burló –él es todo mío, lo dejaste ir, es una lástima para ti, pero ahora, él es todo mío, solo lo hubieses escuchado anoche, o después de que se marcharon, y lo tendrías claro, supéralo, te quedaste con las ganas de tenerlo para ti ¿comprendes?

—El que necesita comprenderlo, eres tú, Scorpius compartió su cuerpo contigo, pero eso no lo hace tu propiedad, él se pertenece a sí mismo, y a nadie más, es una lástima que no lo comprendas, cuando amas a una persona –observó al rubio –la amas siendo libre, no la atas a ti, le quieres independiente, valiente, y te sientes afortunado porque cada día, decida amarte a ti.

—James –pidió Scorpius.

—Lo elegiste a él, está bien, no me agrada la idea, pero está bien –suspiró –pero… solo quiero que sepas, que dejarme solo fue tu decisión, no la mía.

—Claro, lo dice el que se la pasaba evitándome, negándose a que su familia nos viera juntos, o que viera muestras de afecto ¿crees que no sé de las apuestas? –Se burló –eres la persona más hipócrita que existe, si tanto me quieres libre, que tu camino no choque con el mío, nunca más.

Scorpius se apareció en la casa de los Potter, que mejor manera de distraerse que ayudar a su mejor amigo a mudarse, así, cada vez que se vieran, no tendría que toparse de nuevo con James Sirius Potter.

—Me sorprende verte por aquí, Scor –sonrió Ginevra Potter.

—Buenas tardes, señora Potter, estoy aquí por Albus.

—Está llevando unas cosas a su nuevo apartamento, supongo que te envió por otras.

—Sí, sí, claror –sonrió divertido –iré por las cajas.

Scorpius subió a la habitación de su mejor amigo, las cajas estaban arregladas, al contrario de James, que no se llevó nada a su apartamento, Albus al parecer, se llevaría todo.

Frunció el cejo cuando notó unas cuantas notas, todas con la letra de James, así que le pareció curioso que Albus guardara algo como aquello.

Supongo que debes estar muy enojado conmigo, como para no contestarme, incluso sabiéndolo, sigo divagando en las notas, porque sé que te gusta, pero el obsequio dice más de lo que puedo decir con palabras, no soy muy bueno.

Yo no tengo problemas con suplicar, si es lo que quieres que haga, lo haré, solo dime ¿podrás perdonarme al final?

Scorpius contó las notas, era la misma cantidad que flores que le había enviado, al reverso, venían una tipo clave, que no comprendió, su corazón se agitó, su mejor amigo había estado interceptando la mitad de las cosas que James le había estado enviando, y no conforme con eso, le había lavado el cerebro al respecto, iba a irse, pero se giró a tomar el libro que había al lado de las notas, lo guardó en túnica y bajó hasta la chimenea, yendo directo a la mansión, en ese momento, necesitaba el consejo y guía de su padre.

Draco levantó la vista cuando su hijo se dejó caer en la silla frente a su escritorio, no dijo nada, se limitó a entrecerrar los ojos, esperando una explicación.

—No sé qué hacer –informó, desesperado.

—No me sorprende, pero ¿ahora respecto a qué? –Preguntó.

—James estuvo mandándome cosas todo este tiempo a Hogwarts.

—Lo sé, él me lo dijo.

—Pero ¿cómo te lo dijo?

—Bueno, terminaste con él, pero hizo que su padre viniera aquí y se disculpara conmigo por su comportamiento, principalmente, porque no estaba en sus planes terminar su relación contigo, iba a hacer algo al respecto, no sabía qué, pero iba a recuperar tu amor por él.

—Ah, eso nunca se fue –soltó en un tono apesumbrado.

—Pero él no lo sabía y yo no iba a echarte por la borda –soltó –así que bien ¿qué quieres que te diga al respecto?

—Me envió flores, y con las flores iban estas notas –se las extendió a su padre.

—Sí que no es bueno con las palabras –comentó, con una sonrisa divertida en el rostro –pero lo intentó, yo lo perdonaría.

—Tú ya lo perdonaste, viejo traidor, al volver a verlo.

—Bueno, le he ayudado con un caso de su trabajo –informó Draco –así que he tenido que verlo muchas veces.

—Las notas –habló Scorpius –las tenía Albus.

—Albus ¿por qué?

—Al parecer, interceptó todo mi correo –sonrió –porque solo llegaron las flores, y él, me lavaba el cerebro, respecto a que su hermano estaba resentido, y eran señal de su odio.

—Bueno, ¿recuerdas lo que te dije al respecto?

—No –admitió.

—Me citaré "No olvides, que todas las personas, hablamos en la lengua que más entendemos"

—Sí, pero James no habla ninguna lengua bien, salvo la de besos –informó.

—Ven –le hizo una señal.

Scorpius avanzó junto a su padre hasta la habitación que le había dedicado a su madre, no como un altar siniestro, pero era la habitación más aluzada y en la que Astoria Malfoy, solía pasar mayor parte de su tiempo en sus últimos días, así que colocó un retrato de su mujer, y lo llenaba con flores todo el tiempo, los dos podían sentir aun la presencia de la mujer en aquel sitio.

El joven se quedó quieto, cuando vio todas las flores que James le había dado desde que empezaron a salir.

—Dime ¿cuáles fueron las primeras flores que te dio? –Preguntó Draco.

—Unas hortensias, pero no salíamos todavía.

—Hortensias ¿por qué te dio hortensias? –Preguntó curioso.

—Dijo que leyó que significaban ¿agradecimiento? No lo recuerdo muy bien –admitió.

—Tengo un hijo idiota –admitió Draco –aun diciéndote eso, no sospechaste nada, cuando comenzó a darte flores ¿cierto?

—No me gustan las flores –informó –es como cuando regalas peluches, también los detesto –informó.

—Cada una de estas notas, contiene al reverso un número de página.

—Página ¿de qué? –Preguntó, y observó el libro que su padre señaló.

—El Lenguaje de las Flores, supongo que sabe que tú desconoces sus significados, él no se expresa con palabras, se expresa con flores, y sus significados, hortensias, por agradecimiento.

Scorpius se detuvo frente a las flores que le dio en su cita en el parque.

—Pensamiento blanco, y rosa de los Alpes –le señaló Draco –el pensamiento blanco, significa "Amor que comienza", y la rosa de los Alpes significa "quiero ser digno de ti".

—No creo que…

—Aquí está el libro, puedes buscarlo, vienen ilustraciones también, para que no se te complique leer.

Scorpius se sentó en el sofá, a los pies de su madre y buscó desesperadamente las páginas que marcaban las notas.

Lirios amarillos: Amarte me hace feliz.

Violeta de Parma: Déjame amarte.

Platycodon: Amor incondicional.

Peonía blanca: Soy afortunado de tenerte.

Hiedra: Fidelidad.

Mirto: Verdadero Amor.

Girasol: Adoración.

Dalia Violeta: Mi amor por ti es fuerte, y crece cada día.

Dalia roja: Te querré siempre.

Scorpius se detuvo ante el enorme arreglo que le había enviado por su graduación, tuvo que buscarla por la imagen, porque no sabía qué clase de flor era.

Crisantemo violeta: Insoportable dolor ante la idea de perder a la persona amada.

Vagó un poco más, recordando las flores que le dio en el andén, después de informar su relación, según Audrey, eran unas peonías y lilas.

Peonía Rosas: Te quiero, pero soy demasiado tímido para decírtelo.

Lilas Lila: Primer amor.

Buscó las flores que él le mandó, si todas tenían un significado, quería saber el mensaje que él había mandado.

Tulipán amarillo: Amor sin esperanza.

Ciclamen: Desconfianza.

Anémona: Abandono.

Anémona Silvestre: Hastío.

Scorpius se enfureció, todas las flores que él regresó, habían sido ideadas por Albus, de alguna manera, su mejor amigo sabía lo que estaba haciendo, respondiendo con esas flores.

Su padre no le dejó marcharse de la mansión al verlo así de enfadado, prácticamente, lo encerró para que se calmara, pero mientras más lo pensaba, más quería matar a su mejor amigo.

¿Tanto era su odio por James? ¿Tanto detestaba la idea de que ellos estuvieran juntos?

Había sido un idiota al dejarse manipular de aquella manera tan obvia por su amigo, si es que podía seguir siendo su amigo.

—M—

Scorpius usó la red flu para llegar hasta la casa de los señores Potter, su mejor amigo no le había dicho donde era su apartamento, así que no le quedaba otra más que ir y pedir información.

Para su fortuna, estaba en un camastro, tomando el sol, las notas de las flores, el hecho que fuese él quien comenzara la apuesta sobre si era una farsa su relación que había llegado hasta los 100 galeones en el primer mes de su relación con James.

Todo el veneno que le había inyectado solo para que detestara al hombre que amaba ¿realmente eso era de amigos? Lo dudaba.

—Ah, hola, Scor, me quedé esperándote ayer, ya me enteré de tu nuevo novio –sonrió.

—Eres la peor clase de basura y de amigo –le arrojó las notas de James al estómago y después el libro que el profesor Longbottom le había regalado, una copia de "El Lenguaje de las Flores", con una dedicatoria "Espero que este volumen reciente te ayude, le regalé el mío a James, ojalá te sirva tanto como a tu hermano".

—Ah, Scor…

—No sé cuál es tu maldito problema, Albus, se supone que eres mi mejor amigo ¿Por qué hiciste todo eso? Me hiciste desconfiar de tu hermano.

—Bueno, no todo lo que dije…

—No me interesa ¿sabes? Te consideraba el mejor de los amigos, y fuiste capaz de hacer algo así, en serio, no sé cuál es tu problema, Albus, pero mejor pide ayuda, porque no es normal lo que hiciste, no voy a seguir siendo tu amigo, si no buscas ayuda.

El rubio se alejó de Albus Potter, dejando a los invitados de Lily, y la misma chica, confundidos por lo que le había gritado a Albus.

Usó la red flu hasta el apartamento de James, rogaba a Merlín por que estuviera ahí, y no en el trabajo ocupado, para su fortuna, estaba en su mesa de trabajo, revisando un archivo que cerró cuando lo escuchó la chimenea, levantó la vista, sorprendiéndose al verlo.

—Soy la persona más estúpida, lo sé –informó el chico –pero te amo, y las flores que te mandé, bueno, yo no las elegí.

Scorpius fue hasta James, lo sujetó del cuello y lo atrajo hasta su cuerpo, el beso al inicio fue intenso, pero fue perdiendo su intensidad, volviéndose suave y cariñoso, un momento después, terminó sentado sobre la mesa, con el castaño entre sus piernas, le sonrió feliz, aceptando la pregunta silenciosa, de estar con él.