Todos los créditos a sus autoras Misuki e Igarashi.

CON TODA EL ALMA

CAPÍTULO 41

APOSTÁNDOLE AL AMOR

Apenas había cumplido tres meses de embarazo Candy cuando les llegó la noticia de que Annie y Archie se habían comprometido.

¡Albert! ¡Albert! – lo llamaba en voz alta con una exultante alegría… él salió del baño envuelto en una toalla escurriéndole agua por todo el cuerpo

Amor… ¿Qué pasa? – ella se lanzó a sus brazos rodeándole el cuello sin importarle que la mojara

Lee esto – pasándole un sobre, Albert sonrió al ver la ansiedad de Candy sacó la hoja con un poco de premura y comenzó a leer, Candy daba saltitos emocionada – ¿no es maravilloso?

Si mi amor…

¿vamos a ir? – sus preciosos ojos verdes brillaban mientras él acariciaba sus brazos.

Candy – mirando hacia la ventana evitando la mirada de ella.

Albert… no me digas que no.

Mi vida… tienes que cuidarte… el bebé.

¿Qué tiene que ver nuestro hijo con ésto? – alejándose de él – ¡es Annie y Archie!

Cariño – le dijo alcanzándola y abrazándola por la cintura – yo no dije que no iríamos – ella volteó con renovada alegría – pero…

Albert… te prometo que estaré pegada a ti… no haré nada que nos perjudique… haré lo que tu digas mi amor pero por favor – él la abrazó sonriendo pegando su cuerpo sintiendo las suaves curvas que se amoldaban a su musculoso cuerpo.

Porque no dejas que termine de bañarme – besándole las mejillas – tengo una mejor idea señora Andley – mientras la elevaba hasta su altura y besaba sus labios una vez más – tú y yo tenemos que negociar el viaje a América – ella lo miró sin poder evitar dar una carcajada y él permanecía serio.

Albert… – se sentía encandilada bajo los efectos de sus besos – mi amor… Anthony… – y se le nublaron los sentidos cuando Albert hizo que lo abrazara con las piernas mientras las acariciaba.

Dios mío Candy… es maravilloso estar contigo – la tomó del rostro acariciando con su mirada el rostro enrojecido de su esposa… la luz que se colaba por los vitrales le proferían un aire angelical – te amo tanto – mientras la colocaba sobre el tocador de roble desabrochando el húmedo y fino vestido de gasa de seda que era como una segunda piel – eres tan bella – liberando sus pechos bebiendo de ellos lo que había contenido por casi dos meses… desatando en ella la pasión y la lujuria… la desnudó tan lentamente que casi hacía que Candy le rogara por llegar a la cúspide de su liberación… y entre una acometida y otra la hizo suya enredando sus cuerpos hasta querer fundiese en uno solo – ¿te bañas conmigo? – ella asentía aún abrazada y conectada a él.

Te amo Albert… te amo tanto – el se apartó de ella mirándola a los ojos, aun la sentía temblar cuando dio un empuje más profundo haciendo que ella arquera la espalda terminando de liberarse en un prolongado gemido – te extrañé…

No pude contenerme mi amor… pero ha valido la pena ¿Cómo está el bebé?

Bien – besándole el vientre – te extrañé tanto…

Y yo a ti mi amor… todo tiene sentido cuando estoy contigo – ella acariciaba su cabello – sabiendo que tu amor y mi amor son uno solo – subió hasta sus labios besándolos con ternura sin dejar de acariciarla… en ese momento sintió como su bebé se movía - ¿lo sentiste? – le preguntó emocionado palmeando con suavidad cada patadita que daba el bebé – ¿te duele? – ella negó con la cabeza – es maravilloso saber que parte de mi está aquí – volviendo a besar el vientre

De ambos amor… es un bebé con mucha energía… Anthony era un poco más considerado con mi hígado – regalándole una amplia sonrisa – amor…

Mmm

¿Cuándo nos iremos?

¿A dónde?

Albert… – tomándole del rostro, él la miraba disfrutando su impaciencia

¿Qué te parece si vamos con el médico?

Amor… me siento bien.

Lo sé cariño… solo quiero asegurarme de que el viaje no será contraproducente para ti y nuestro bebé – se levantó y cargándola entre sus brazos la llevó a la bañera sentándola sobre sus piernas – dijiste que harías lo que yo pidiera.

Si amor… pero tampoco exageres – enjuagándole el cabello, él la acariciaba la cintura subiendo sus manos por la espalda… no dejaba de observar cada rasgo de ella, la acercaba a él hasta que sus cuerpos estuvieran pegados uno contra el otro.

Cariño…

Mmmm – sonriéndole.

¿lo prometes?

Si – sosteniéndole la mirada – extraño Lakewood ¿tú no? – él afirmó inclinando su cabeza.

Toda mi vida… lo mejor de mi vida están ahí – ella rodeó con sus brazos su cuello a la vez que le daba tiernos besos – hace unos días quería proponerte regresar – ella se separó de él frunciendo el seño.

¿y por qué no me dijiste?

Porque así como tú quiero disfrutar de nuestra familia… te prometí 5 años alejados de todo lo que se refiere a los negocios… amo estar aquí… te lo juro – ella acunaba su rostro entre sus manos besando sus labios – pero también deseo que nuestros hijos sean parte y construyan su propia historia en el lugar donde mi corazón quedó anclado en un par de hermosos ojos verdes – la volvió a acercar a él besándola con pasión.

Dios mío Albert… dices y haces cosas tan bellas que lo único que deseo es estar así contigo – él hizo que ella sintiera en su vientre su recién recargada erección, la tomó de las caderas elevándola para poder entrar en ella, Candy dio un prolongado gemido mientras bajaba y sentía que el pene de Albert la llenaba de dolor y pasión al mismo tiempo – Albert… ¡Dios! – aferrándose a su cuello haciendo que el choque de sus cuerpos elevaran cada vez más sus líbido – ¡te amo! – le repetía una y otra vez.

Dos semanas después y con una eterna sonrisa en sus labios Albert y toda la familia regresaban a Estados Unidos confiando una vez más en que la felicidad los acompañaría por siempre, cuando estuvieran todos instalados en sus camarotes Candy comenzó a sufrir los estragos de los mareos y los vómitos causados por el embarazo y otra parte por el vaivén del barco.

Toma esto hija… te caerá bien – le decía Margareth.

¿Cuándo parará esto? – le preguntaba llorando y negando con la cabeza.

Pruébalo – acercándole una cucharada a su boca… y tan solo al tener contacto con la fría sensación de la fresa con su lengua su estómago quiso un poco más.

Esto… esto está riquísimo Margareth.

Cuando la madre de Albert estaba en sus primeros meses era lo único que podía hacer que ella aguantara tener alimentos en su estómago… desafortunadamente su salud ya estaba trastocada y tú mi niña eres fuerte y sé que estarás bien… fui a la cocina… a riesgo de que me corrieran – le dijo sonriendo – y pedí que cada mañana te prepararan una copa de hielo triturado con fresas frescas… con la condición de que tomarás tus alimentos como se debe ¿de acuerdo? – Candy asentía mientras le quitaba la copa de las manos a Margareth.

Te lo prometo… no quiero que Albert lo tome como pretexto para hacer que el capitán vuelva a Londres – riendo ambas mujeres.

Cuando termines descansa.

¿más? – mirándola con un fingido fastidio – acabas de obrar un milagro y lo primero que se te ocurre ¿es que yo descanse?

Albert confía en que obedecerás – Candy abrió la boca y luego la cerró y pensó para si misma que ésta vez no podría salirse con la suya.

Cada mañana después del desayuno Albert y Candy salían a dar una caminata, era parte de la rutina que se crearon para evitar el cansancio y parte del aburrimiento que el reposo le estaba obligando a tomar.

Albert… ¿no crees que el viaje está tardando más de lo debido? – le dijo resoplando.

Amor… apenas llevamos 33 días en altamar… pero para tu tranquilidad llegaremos en unos 15 días – abrazándola por la cintura mientras miraban la puesta del sol.

Pronto cumpliré 6 meses… ¿Qué te gustaría que fuera? ¿niño o niña?

Niño o niña sería inmensamente feliz – se sentó en uno de los camastros ofreciéndole su mano para que se sentara junto a él – pienso en como me sentía cuando niño y deseaba poder tener hermanos con quien jugar… Rosemary siempre hizo lo posible por que yo no me sintiera solo… cuando nació Anthony vi la posibilidad de que mis días ya no serían tan solitarios porque estaba seguro de que ella se encargaría de hacerlo… ella soñaba con tener una gran familia pero inmediatamente después del parto su debilidad hizo que en varias ocasiones existiera la posibilidad de perderla y ya no lo volvieron a intentar hasta que un día la encontraron en el jardín de las rosas… Anthony estaba junto a ella tratando de despertarla y fue en ese momento que se me apartó de toda la familia… tía Elroy pensando en todas las pérdidas que habíamos sufrido hizo que mi prima le cediera la custodia total de Archie y Stear aliviando en gran parte que Anthony sufriera las consecuencias de haber perdido a su madre y por ende a su padre…

Pero el padre de Anthony regresó por él ¿no es así?

No amor… a Vincent el dolor de haber perdido a Rosemary lo alejó de su propio hijo… Anthony apenas tenía 5 años… y cuando regresó… tú sabes… lo hizo cuando él ya no estaba – cuando el volteó a verla Candy era un mar de llanto.

Lo siento amor – él la atrajo en un abrazo a su cuerpo.

Amor… él se fue feliz sabiendo que lo amábamos… que lo amabas… y por ese amor me prometí que algún día tendría lo que siempre soñé…

¿Qué cosa amor?

Una familia… una gran familia… ¿me preguntas que es lo que más me gustaría que fuera nuestro bebé? – la miró a los ojos y abrazándola con la mirada – lo que Dios esté dispuesto a darnos… pero jamás Candy… jamás – se le quebró la voz – jamás te expondré a esa ilusión – ella hizo un gesto de extrañeza… no era el Albert fuerte y decidido que hablaba en esos momentos.

Pero amor – Candy se quedó sin palabras.

No quiero perderte – acunando su rostro – tú… Anthony… y el bebé que viene en camino son mi vida Candy – ella le correspondió con un abrazo

Todo estará bien amor… ahora más que nunca me aferro a ese amor… tú Fé y tú seguridad son mi fortaleza… no la perdamos amor – él asintió y abrazados como estaban se entregaron a un beso..

UN MES DESPUES

Mamá estaba muy molesta…

Bueno… conociéndola como es ¿no crees que es muy apresurado?

¡por Dios Candy! ¿tú diciéndome eso? – Annie, Patty, Dorothy y Candy se rieron a carcajadas.

Tienes razón… creo que soy la menos indicada…

No lo creas mi querida hermana… estoy segura que no lo eres – volviendo a reír.

Ya para Annie… creo que tendré que ir otra vez al baño – levantándose de la cama y alzando su vestido..

Me siento tan nerviosa…

No tienes porque Annie… te casas con el hombre que amas – cuando dijo eso a Patty se le enrojecieron los ojos – eres muy afortunada Annie… al igual que ustedes – dirigiéndose a Dorothy y a Candy.

¿y que me cuentas tu mi querida Patricia O´Brien? – la pena que mostro un momento atrás dio paso a un sonrojo de sus mejillas – anda… cuenta.

Bueno… Terry está haciendo su esfuerzo – empezó a reír – nunca me imaginé verlo en esa faceta… es fascinante pero aún no me convence.

¡por Dios Patty! Dale una oportunidad – le dijo Candy

No es fácil chicas… he tratado… pero siento una opresión en el pecho que me impide hacerlo… es como si todo el amor que siento aún por Stear se negara a abandonarme… lo amé y hasta el día de hoy me arrepiento no haberle expresado mi sentimientos, cada día que pasa lo extraño más – su voz se cortó en un sollozo prolongado haciendo que sus gafas se empañaran a causa de sus lágrimas, Dorothy al estar más cerca de ella la estrechó entre sus brazos consolándola… se quitó sus anteojos y los limpió con su pañuelo – ¿ustedes creen que es justo que me abra a esa posibilidad de poder iniciar una relación… cuando sigo amando el recuerdo de Stear?... no chicas… no puedo…

¿haz platicado con él acerca de esto? – Patty asintió.

¿y saben que es lo que más me asusta?

¿Qué cosa Patty? – preguntó Candy tomándola de la mano.

Que Terry confíe en que algún día le corresponderé – Annie se unió a ellas confortando en un abrazo a su amiga llorando junto a ella – ¡ por Dios chicas! ¡basta de lágrimas! – se paró de repente - ¡mañana es tu boda Annie! Y me siento tan feliz por ti… que tú y Archie hallan decidido no prolongar el compromiso… uno nunca sabe cuando la vida puede arrebatarte esa posibilidad – y se abrazaron.

CATEDRAL DE SAN JORGE.

A cada paso que daba sentía que las miradas y los cuchicheos estaban dirigidos por ella ¿Por qué apresuraron la boda? ¿estará embarazada? Esas y muchas otras interrogantes tan descabelladas sentía que le llegaban claramente a sus oídos y muy a pesar de ellos caminó del brazo de su padre con una sonrisa radiante, con la felicidad de saber que estaba a unos pasos de estar con el primer y único hombre que ha amado en toda su vida… la marcha nupcial la impulsaba a seguir adelante por el largo corredor adornado con rosas y orquídeas blancas… cada rincón… cada detalle gritaban el buen gusto de los Andley… Klara caminaba con orgullo en la procesión atrás de Madame Elroy… cuando llegaron y su acompañante la encaminó a su lugar Annie llegó hasta ella para darle un abrazo y un beso cargado de agradecimiento y amor.

Gracias mamá – y se dio la vuelta para llegar de nueva cuenta hacia Archie y en ese lapso Klara vió a su pequeña Alexandra y su dicha fue inigualable… se sentía tan orgullosa de su Annie que saberla feliz le era tan imperativo como saberla cobijada entre una de las familias más influyentes y poderosas de Estados Unidos y Europa.

El párroco comenzó la ceremonia haciendo suspirar, reír y llorar a propios y extraños… por años y conociendo a los Andley fue testigo de la felicidad y tristeza que atravesaron la familia desde el nacimiento y bautizo de Rosemary, Albert, Stear, Archie y Anthony hasta servir en los actos fúnebres de William, Pauna, Rosemary y no hace tanto el de Anthony… alabó la entereza de Annie y Archie por romper las reglas para consolidar su relación con el matrimonio

"porque si es por amor… debe ser permitido" y el día de hoy veo a éstos jóvenes dispuestos a sumar al mundo un poco más de amor… Archivald Cornwall Andley ¿aceptas a Anne Marie Britter como tu amada esposa?

Si padre acepto – viéndola a los ojos y tomándola de las manos.

Anne Marie Britter ¿aceptas a Archivald Cornwall Andley como tu amado esposo?

Si padre acepto – regalándole solamente a él la respuesta.

¿prometen ambos ser fieles… amarse y respetarse, procurarse en la salud y la enfermedad, estar en las buenas y en las malas que conlleva una relación, estar dispuestos en la riqueza así como en la pobreza?

Si padre… aceptamos.

Los anillos por favor – Candy y Albert se acercaron a ellos depositando en sus manos las argollas – bendigo éstos anillos como alianza de perpetuidad

Anne Marie Britter te entrego éste anillo como símbolo de mi amor por ti – colocando la argolla en su dedo.

Archivald Cornwall... te entrego éste anillo comprometiéndome ante Dios y nuestras familias a amarte hasta el fin de nuestros días – posterior a eso Dorothy y George colocaban el lazo nupcial.

Mientras el párroco compartía el pan y el vino un coro de niños entonaba el Ave María… Annie volteó y fijando su mirada a la parte trasera y superior de la catedral se encontró con los ojos amorosos de la hermana María que dirigía el coro de los niños del hogar de Pony… y su felicidad estaba más que completa.

Señor Cornwall… puede usted besar a su esposa – y la iglesia prorrumpió en aplausos – Señoras y señores presento ante ustedes al Sr. y Sra. Cornwall.

Y cuando eso pasaba… en la entrada de la iglesia un joven con el corazón destrozado era testigo y daba Fé de que Annie Britter jamás sería de él… le pertenecía a Archivald Cornwall, se dio la vuelta – te amo Annie… sé feliz – fueron las únicas palabras que pronunció para si mismo y calándose el sombrero se retiró en silencio con la derrota más significativa que tendría en su vida, y ahora sabía que su existencia estaría destinada a honrar el buen nombre de la familia Rockefeller.

Hola chicas… les entrego un nuevo capítulo esperando les sea de su agrado… ya sé que dije que desde hace 3 capítulos el final ya estaría más cercano ¡pero que creen? Mi cabeza se niega a darle fin y mientras eso pasa espero que lo disfruten… MIL GRACIAS por sus mensajes y por hacer favorita ésta historia.

Krilu

Dinoris

elbroche

mía811

sayurI1707.

Carol Aragón

guets1