Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.
Capítulo cuarenta
― No quiero que te vayas.
Mi esposa… ¿mi esposa? Se escucha bien, más que bien nombrarla como lo que es. Isabella siendo tan dulce y tierna se abraza con fuerza a mi torso, enterrando su rostro en mi pecho, solo pude rodear su cuerpo con mis brazos. Tampoco quiero irme, me niego a dejarla.
― Vendré este fin de semana, amor ―cierro mis párpados y beso su frente con tanto cariño dejando mis labios por más tiempo en su suave piel― cuídate.
― Quédate… quédate conmigo, mi amor ―pide, negándose a soltarme.
― Amor, esto será por unos meses, pasará pronto.
― No. ―Niega con un hermoso puchero.
Reuniendo toda la fuerza necesaria camino hacia atrás con ella pegada a mí. Si esta es nuestra primera despedida y está siendo dolorosa no quiero pensar en las demás que vendrán, sobre todo, cuando su vientre haya crecido, no tendré valor de dejarla. No podré.
― Isabella… ―sostengo con mis dedos su mentón dándome cuenta que sus ojos están llorosos. No me gusta que llore― tengo una reunión en unas horas y voy atrasado para llegar al aeropuerto, no llegaré, cariño.
Me inclino buscando su boca para besarla con todo mi amor, en segundos se entrega al beso poniéndose de puntillas para aferrarse a mis hombros mientras nuestros labios se mueven en perfecta sincronía.
― Es tiempo de irnos ―susurro sobre sus labios― no olvides que te amo.
Ella suspira de forma entrecortada soltando mi cuerpo; se cruza de brazos y simula una leve sonrisa quedándose de pie a media estancia. Recorro su cuerpo: vestida con un hermoso vestido color azul grabo su imagen en mi retina.
Levanto mi palma agitando levemente en un adiós que significa un vuelvo pronto.
Pat se acerca abrazándola mientras Esme se echa a mis brazos.
― Cuídala mucho, mamá ―es lo único que puedo pedir antes de dejar un beso en su frente―. No importa la hora. Si Isabella se siente mal o cualquier sea el motivo, háblame, por favor.
― Ve tranquilo, Edward. Tu esposa estará bien.
Arrastro la maleta mirando que mi hijo me imita haciendo lo propio con la suya.
― Edward, Pat ―pronuncia débilmente Isabella― los queremos ―eso último lo dice frotando su vientre.
Sonrío.
.
Las primeras semanas fueron las más complicadas, tanto en la oficina por las distintas reuniones llenas de estrés, como en casa porque estaba durmiendo fatal, no importaba las veces que hiciera videollamada con mi mujer, las despedidas nos dolían a ambos por igual la quería conmigo y me estaba costando tenerla lejos, sin dejar de mencionar que mis malestares seguían y no parecían quererse detener, ni siquiera funcionaba todos los remedios que Carmen hiciera porque nada mejoraba mi acidez y náuseas.
Pero cuando Isabella cumplió cuatro meses de embarazo y su vientre se hizo evidente ya estaba prendado de su hermosa barriga y de mi hijo.
― ¿A qué hora vendrás a la cama?
Isabella lleva horas concentrada, inclusive tiene sus labios muy apretados a la vez que manipula y corta el material sobre el que trabaja.
Se irgue dejando su espalda recta; está empezando a ordenar su mesa de trabajo. Con una gran sonrisa voltea a mirarme y baja muy sutilmente su corto camisón que había quedado a medio muslo.
Suspiro admirando su hermosa figura premamá.
― ¿Cómo va la página de Internet? ―indago― ¿la has terminado?
Isabella llevaba un par de meses planeando lanzar en Internet una colección para hombres donde sus diseños son mayormente en plata.
― Ya casi está lista ―sonríe orgullosa subiéndose a la cama, se queda de rodillas sobre las sábanas― mis modelos traerán la suerte.
Pongo los ojos en blanco. Es imposible no reír al recordar la sesión de fotos que Pat, Jacob, Mike y el mismísimo Jenks y yo tuvimos que hacer para ayudar a promover su nueva línea de joyería exclusiva para hombre, a la que llamó "Salvaje".
― No es suerte ―contradigo―; eres muy talentosa, sé cuánto te apasiona diseñar y crear.
Alargo mi mano acariciando su vientre redondeado donde nuestro hijo habita. Estoy más que ansioso porque pasen las dos semanas necesarias para conocer si es niña o niño.
— Te he notado ansioso —entrelaza nuestros dedos sobre su vientre— ¿qué pasa?
Dejo escapar una exhalación exagerada y ruidosa apoyando mi cabeza en el respaldar de la cama.
— Hay muchos problemas en el consorcio y estoy realmente harto de ello. No logramos tener un poco de paz en lo que respecta a los hoteles nuevos, el desfalco que generó Carlisle afectó en gran proporción el sistema interno de la empresa. Tal vez nos toque vender acciones para poder recuperarnos, esto tiene realmente mal a Billy, a ese viejo le costó una gran parte de esfuerzo y dinero edificar lo que ahora existe.
— Lo siento, Edward —se echa a mis brazos aferrándose a mi cuello— quisiera ayudarte y no sé cómo hacerlo.
— Estoy tan avergonzado con Billy. Ese viejo debería estar pasando tranquilo su vejez, ya lo había planeado y por culpa de… —me niego a nombrarlo de nuevo— tuvo que volver antes de que el barco se hundiera.
— Tú no tienes la culpa de nada, Edward —sostiene mi rostro mirándome con gran preocupación— ¿entiendes? Lo que Carlisle hizo es culpa de él, no tuya.
— Estoy a cargo de la parte financiera. Era mi responsabilidad y no fui capaz de descubrir lo que hacía, robó descaradamente y solo él sabe lo que hizo con todo el desfalco.
— No te atormentes más —pide mientras se acurruca en mi cuerpo haciéndome protegerla entre mis brazos. La he extrañado tanto que me veo obligado a inspirar su delicioso aroma de su cabello—. No me has dicho por qué no vino Pat contigo.
— Tenía campamento en su escuela —empiezo a llenar su rostro de cortos besos haciéndola reír— me dejó dicho que te llenara de besos por él. Te amo, Isabella —me quedo serio cuando estoy sobre ella, siempre teniendo cuidado de no aplastar su hermoso vientre— quiero hacerte el amor.
Ella abre sus piernas acunando mis caderas entre sus muslos en una tentativa invitación que no pienso desaprovechar.
.
Sin importar nada lanzo por los aires todo lo que había sobre el escritorio cayendo al suelo y haciéndose pedazos mi computador portátil. Me vuelvo con Alec enfrentándole al mismo momento que él decide apartarse de mí con sus palmas en alto.
― ¡No finjas inocencia! ―rebato― le has informado todo nuestros movimientos a Aro, ¡maldito!
― Edward ―interviene Jacob sujetándome del torso antes de que me vaya sobre Alec―. Déjalo que nos explique. Debemos pensar con cabeza fría, calmate.
Tan solo lo miro con el mismo desprecio que a su amigo. ¿En serio? ¿Está pidiéndome que me tranquilice? Cuando Alec nos ha dicho que informaba de cada paso que sucedía con nosotros a ese perro de Aro.
Me safo con brusquedad. No quiero que nadie me toque porque ahora mismo no respondo de mis actos.
― Si yo fuese cómplice no estuviera aquí diciendo lo que ocurrió ―se defiende Alec―. Mi padre y mi tío Caius iniciaron una investigación debido a la alza de quejas sobre las becas en la Universidad. Tenía tiempo que sospechaban de Aro, mas nunca creímos que era más turbio de lo que pudimos imaginar. Es escalofriante lo que hicieron.
― Es aberrante ―verbaliza Billy palmeando mi hombro― serenate, hijo.
― No puedo ―articulo con el estómago revuelto― Isabella estuvo a punto de ser una de sus víctimas ―resoplo― Carlisle es un enfermo.
― Ahora es tu esposa ―corrige Billy al tiempo que su brazo rodea mis hombros, me doy cuenta que está tratando de tranquilizarme― y ella está bien, hijo. Estás demasiado exaltado por esto mismo te pido que vayas a Nueva York para que puedas tener paz, lo mejor es que estés con Bella y Esme, no las dejes solas.
― Quisiera hacerlo, sin embargo no puedo. Pat está en clases, además, no puedo dejarlos a ustedes solos, es injusto.
— ¿Cómo se enteraron de las fechorías de Aro? —cuestiona Jacob con voz apacible y serena.
Alec inspira llevando sus manos a sus bolsillos recargándose en la pared con su cabeza hacia arriba.
— Una chica lo denunció, tengo entendido que era alumna de la Universidad, se llama Lauren Mallory. No sé bien, lo único que sí sé es cómo llegaron los detectives a detener a Aro. Mi tío ya confesó todo —Alec me está mirando fijo— él mencionó a tu padre, asegura que es cómplice.
— Eso quiere decir —murmura Jacob, también mirándome— qué es doblemente buscado.
— Y eso no es todo —vuelve a tomar la palabra Alec esta vez acercándose a mí—. Aro dijo que Carlisle está en Nueva York.
Mi estómago da un vuelco y las náuseas han surgido de golpe en mi garganta.
— ¿En Nueva York? —repite Billy con voz trémula, se aclara la garganta al verme e intenta poner gesto implacable—. No te preocupes, hijo, todo está bien. Lo atraparán tarde o temprano.
Empiezo a caminar de un lado a otro alrededor de mi escritorio.
— Calmate, Edward —dice Jacob.
— ¿Calmarme? —rio sombríamente—. No puedes pedirme calma cuando el loco de mi padre está obsesionado con mi mujer —salgo de la oficina, me dirijo al escritorio de Angela y ésta esconde lo que esté comiendo en el momento—. Necesito un vuelo a Nueva York, el más pronto que esté disponible.
Solo asiente con su boca fuertemente cerrada.
— Me iré —le digo a Billy cuando llega a mi lado, palmea mi hombro y mueve su cabeza.
— Hermano, cualquier cosa no dudes en llamar —dice Jacob también palmeando mi espalda—. Si quieres puedes dejar a Pat con Tanya, ella te ayudará con él mientras estás lejos.
— ¡Cullen!
Todos volteamos a ver quien grita en la entrada. Mi sangre se hela al ver a McCarty, se aproxima a zancadas a nosotros con un semblante precavido.
— Necesito hablar contigo…
Ni siquiera lo dejo hablar y ya estoy sosteniendo sus solapas con tanta fuerza.
— ¿Qué mierda quieres de mí?
Logro sacudir su cuerpo sin ningún esfuerzo. El tipo es grande pero no tiene la fuerza ni la agilidad que yo tengo.
— Estoy en son de paz —levanta sus manos— solo he venido porque sé lo que ha hecho tu padre, estoy aquí a tus órdenes. Para los que dispongan las autoridades.
— No te creo —sacudo su cuerpo con violencia—. Si estás aquí para que retire la demanda que hice contra tu despacho, no lo haré —sentencio.
— Carlisle nombró a tu esposa como heredera universal —revela— tengo pruebas de todos los mal fondos que hizo con el dinero del consorcio, sé que hay varias cuentas a nombre de Bella porque él me lo pidió. Ese hombre se ha vuelto loco y fue gracias a tu mujer.
Sin digerir lo que ha dicho estrello mi puño en su rostro, no sé precisamente en qué parte pero es notable la sangre que sale de su nariz aunque ahora mismo se esté cubriendo con su mano sin dejar de mirarme con tanta rabia.
— Maldita sea, Edward —Jacob me sostiene al igual que Alec—. Déjalo que hable, puede ser de gran ayuda.
Sin embargo no quiero escuchar a McCarty. La maldita burla en su voz no la tolero. No dejaré nunca que alguien se atreva a culpar a mi esposa y salga ileso, eso jamás lo permitiré.
— Sé dónde está y lo que planea —murmura McCarty con su mano cubriendo la nariz.
— ¿Lo que planea? —inquiere el viejo Billy— ¿A qué te refieres, McCarty?
— Voy a hablar solo si Edward retira la demanda contra mí.
Me vuelvo a ir sobre él siendo de nuevo detenido por Alec y Jake que parece no querer soltarme.
— Él lo hará —responde Billy mirándome con su palma en alto— te doy mi palabra.
Estoy por protestar y el viejo Billy levanta su dedo índice.
McCarty acomoda su saco luego que Angela le ha dado unos pañuelos desechables. El tipo cubre su nariz sin dejar de mirarme retadoramenteme, resopla.
— Voy a confiar en tu palabra, Black. Además no tengo porqué cargar con culpas, no he hecho nada fuera de lo legal, en mi despacho está escrito y firmado el testamento que mandó redactar tu padre dónde deja como única heredera a Isabella —se dirige a mí tomando una bocanada de aire— Carlisle está en Nueva York porque pretende casarse con la muchacha, la madre de ella le ha estado ayudando a planear todo para sacarla del país.
Doy media vuelta sacando mi móvil y marcando el contacto de mi esposa.
— Responde... —rezo en voz baja después del cuarto timbre.
Por primera vez siento el miedo golpearme como una bola de demolición adentrando en mi sistema.
¡Hola! Como leyeron, Edward lo sabe todo y esta intentando comunicarse con Bella para que no se acerque a Renee, ¿creen que Carlisle logre su cometido? Espero leer sus impresiones acerca del capítulo.
*Nos leemos el miércoles con la continuación. En el grupo de Élite hay adelanto mañana, si gustan estoy en Facebook en mi grupo: Historias por Lau
A quienes comentaron todo mi agradecimiento especial: Patty: por poco y ya no alcanzo a agradecer tu comentario. (Guest): haha. GLORIACULLEN: ahora ya saben lo que buscaba Emmett, saludos. Jade HSos: te aseguro que lo harán, gracias por leer. Lizdayanna: sí, ellos se merecen su propio lugar lejos de todos, gracias por leer. Iza: así lo quiere Bella. Alex: muchísimas gracias por la oportunidad que le dan, gracias por comentar y leer. Adriana Molina: muchísimas gracias por cada uno de tus comentarios, Saludos.PaolaValencia: lo haré en el siguiente. joabruno: Edward tiene su plan trazado de familia, gracias por comentar. ALBANIDIA: haha, reclama a Edward que no se aguanta nunca. marieisahale: muchas gracias por comentar. Lili Cullen-Swan: así debe ser, ella lo ama así como lo conoció. Leah De Call: muchas gracias por comentar. NaNYs SANZ: muchísimas gracias por la oportunidad. Sanveronica: esperemos que se le hagan sus tres hijos, gracias por comentar. ClaryFlynn98: así es, espero les den una oportunidad. Flor Mcarty: así es. Diannita Robles: haha, me divertí con esa parte. Moni: muchas gracias por su apoyo. Dulce Carolina: gracias por comentar. EmilyChase: muchas gracias por la oportunidad que le das a la historia, saludos. solecitonublado: ya pronto leerás ese capítulo, gracias. Lore562: iba en busca de que Edward quitara la demanda a cambio de decir lo que sabía, saludos. melucha76: gracias a ti por leer. Andrea: gracias a ti por comentar, saludos. Claudia: gracias. Jessy Amador: y aparece Carlisle el el siguiente capítulo, gracias por comentar. cocoa blizzard: gracias. Lily: gracias. Vivi19: Edward ya tiene todo planeado, gracias espero le den una oportunidad a mis nuevas historias, saludos. Lidia: ellos se quedaron muy satisfechos. Jane Bells: como bien dices son tal para cual, gracias. Antonella Masen: así es, así, o quiere. Wenday 14: muchas gracias por comentar. Vero Morales: a ti por leer, por tu apoyo. Pameva: igual me gustó, ya los quiero lejos de todo, gracias por leer. mrs puff: a ti por leer. Pepita GY: oh, lo siento querida consciencia. Adriu: ahora saben a qué iba Emmett, saludos hasta Ecuador. Ximena: vendrán nuevas, no te preocupes. (Guest): a ti por leer. Bell Cullen Hall: ella se deja querer por su esposo aunque después la haga enojar, saludos. rociolujan: vendrán nuevas historias, espero les des una oportunidad. Isis Janet: porque ya vienen nuevas historias, es necesario descansar de ésta, saludos. (Guest): gracias por comentar. Ana: lo siento, tiene que terminar para dar espacio a otras nuevas. Maris Portena: a mí se me ha hecho muy largo, ya llevamos cuatro meses, saludos.
¡Gracias totales por leer!
