Capítulo 37: La reina de las Murallas

La mirada maliciosa de Hange estaba poniendo demasiado nerviosa a _, la cual intentaba por todos los medios hacer contacto visual con esta mientras atendía correctamente su herida. Sabía lo que quería decirle con esos ojos. Y… Ya no sabía qué pensar.

Claramente, no era respeto lo que sentía por el moreno que cabalgaba junto al carromato donde estaban tanto Hange, Eren, Armin, Historia y _, como si no hubiera pasado nada. Con una tranquilidad que enrabietaba a la morena, pues a ella le faltaba poco para ponerse a gritar. De nuevo, claramente no era respeto. "Un comportamiento que te es adorable" Las palabras de Hange asaltaron su mente seguidas de una respuesta involuntaria "El sonrojo de Levi ante un halago"; "un defecto, puede que te encante" "Su aprensión ante escenas sucias o su poca paciencia con los chicos"; "un olor, exquisito" "El aliento mentolado y el aroma de su capa"; y "empezarás a buscar por su compañía, aunque simplemente no haya un motivo" "Los instantes a solas".

Sí. Claramente no era respeto lo que sentía por Levi. Con un creciente sonrojo, se cogió la boca sin poder evitarlo, dejando ir un jadeo, impresionada al haberse dado cuenta.

Se había enamorado.

Y, seguramente, se habría percatado muchísimo más tarde.

Una risa interrumpió su monólogo interno. Con espanto y vergüenza, _ observó como frente a ella, Hange se descojonaba como si no hubiera un mañana, al entender que la morena había comprendido lo que le pasaba en aquellos instantes y desde hacía tiempo. Guiados por el escándalo, todos los individuos de su alrededor giraron sus rostros para mirar a la castaña, con un leve deje de sorpresa.

-¡Simplemente la coexistencia en un mismo espacio y tiempo, eh!-Exclamó entre risas mezcladas con jadeos de dolor, mofándose de la morena-¡Tenía razón!

-¿Se puede saber de qué cojones estás hablando?¿O es que el desangrarte te está volviendo más loca, cuatro ojos?-Se metió Levi con ella, para horror de _ y para satisfacción de Hange.

-Nada, Levi, nada. Solo estaba hablando de lo curioso que es el respeto-Rio aún con la mirada asesina de _ sobre ella.

-¿Ah?

Justo cuando la morena se planteaba agarrar ese cuello y estrujarlo hasta que se quedara el rostro de la castaña completamente azul, el sonido de unos cascos resonando contra el suelo llamaron la atención del pequeño grupo, salvando a Hange de morir a manos de _y de _ de tirarse del carromato. A lo lejos se pudo ver una multitud de exploradores y, a la cabeza de todos ellos, sobre su elegante caballo blanco, Erwin Smith. Ante un gesto de Levi, el grupo se detuvo en medio del camino dejando que el escuadrón se acercara a ellos. Cuando estuvieron uno al lado del otro, tanto Erwin como Levi se acercaron al carromato.

-¿Estáis todos bien?-Fue lo primero que dijo el rubio, asomándose desde su montura hacia la parte trasera del vehículo.

-Sólo Hange y _ están heridas- Le contestó Levi con su usual tono sin emociones, sorprendiendo a Erwin, Hange y la propia morena, que lo miraron con un leve deje de sorpresa. Si lo captó o lo ignoró, eso solo sabría el moreno.

-Parece que no es nada grave-Continuó la conversación el Comandante del Cuerpo de Exploración con un poco de asombro en el tono, tras echar una ojeada a ambas- Habéis hecho un buen trabajo.

Tras informarle de que el titán que se arrastraba tras su espalda era el mismísimo Rod Reiss, Erwin les ordenó regresar a la muralla Shina, hasta el Distrito de Orvud; seguramente con una idea en la mente. Ante las órdenes del comandante, ninguno puso ninguna objeción y se pusieron rumbo hasta aquella ciudad. Durante el largo trayecto, cabalgando a la sombra ardiente del titán, tanto Historia como Eren, narraron lo descubierto y revelado tanto por Rod Reiss como por los mismísimos recuerdos del propio castaño. El poder del titán de Eren, al parecer, se llamaba el Titán Fundador; no obstante, este solamente podía ser activado por un pariente consanguíneo de Rod, es decir, un Reiss. Y, aunque un individuo que portaba esa sangre lo obtuviera, quedaría sometido a los deseos del primer rey, impidiendo así liberar a la humanidad.

Para horror de Armin, Mikasa y _, Eren, después del relato, propuso que Rod Reiss le devorara; para así convertirlo en humano y este pudiera recuperar el poder. Obteniéndolo, podrían obligarlo a revertir el lavado de cerebro que había hecho a la población y descubrir la manera de salvar a la humanidad.

Sin embargo, cuando el ambiente se volvió completamente pesado ante esa terrible posibilidad, Historia surgió con otra opción y expuso los problemas de la anterior: el capturar a Rod no aseguraba que pudieran someterlo, además, cabía la posibilidad de que les alterara los recuerdos. Por ello, la propuesta de Historia fue seguir el camino que le dejó Grisha a Eren: encontrar el sótano de su casa.

Pero, como consecuencia de tomar esa decisión, no se podría permitir dejar suelto al titán Rod Reiss. Debía ser eliminado. Y, para asombro de cualquier individuo, Historia aceptó, mostrando una fortaleza que enorgulleció a _. Cuánto había crecido en tan poco tiempo.

Minutos más tarde, las tropas del Cuerpo de Exploración, pasaban por debajo de la puerta del distrito Orvud y, acto seguido, se encaminaron hacia las dependencias militares que le eran propias, donde detuvieron los carromatos en medio del patio.

Bajándose del vehículo, en el momento en el que sus pies pisaron el suelo, _ se sintió un poco mal. A decir verdad, durante el trayecto, se había mareado bastantes veces, tachando eso del traqueteo del viaje; pero ahora que tenía ya estaba en piso firme, no entendía de dónde venía aquel malestar. No obstante, aquello se le olvidó cuando de pronto escuchó a Levi decir:

-Cuando acabe esta batalla,-Habló el hombre seriamente a Historia mientras todos los del Escuadrón de Operaciones Especiales se reagrupaban a su alrededor- ascenderás al trono como reina y legítima heredera de la corona.

La reacción en cadena del resto de los presentes fue similar: completamente descuadrados.

-El golpe de estado ha sido un éxito, pero el pueblo no seguirá al ejército- Procedió a explicar con su rostro inexpresivo el porqué de la decisión de Erwin- Necesitamos un discurso según el cual la legítima heredera al trono recupera la corona de las manos del falso monarca.

Si se paraba a pensar, las palabras de Levi tenían sentido. Si bien era cierto que habían echado a los nobles corruptos y el rey falso, eso no significaba que el pueblo siguiera a ciegas a cualquier persona a partir de ahora. Debían tener algo a lo que aferrarse. Un ideal. Una heroína. Y esa podría ser Historia, pero… _ apretó los labios, un poco impotente. Recién la pobre chica se había liberado de las caderas de su apellido y familia. Si ahora aceptaba ser la monarca, no sería distinto a seguir igual de presa oculta bajo una máscara.

No obstante, a pesar de que sus compañeros saltaron casi al instante en su defensa, solamente Historia tendría la última palabra de su destino.

-Está bien. Mi próxima misión es ser la reina ¿no?-Preguntó retóricamente- Entendido. Gracias por preocuparos por mí. Pero, aunque interprete un papel, esta vez la decisión es mía- Les dijo a todos los que la miraba con un leve deje de preocupación, incluida _.

Un mareo más fuerte le impidió seguir atenta a la conversación. Agarrándose la cabeza con una mano, _ empezó a ver doble. Su cuerpo se sintió un poco frío y las fuerzas se le fueron yendo. Sin poder tenerse en pie, inclinó su cuerpo hacia el vehículo, apoyando su brazo izquierdo en el borde, llamando la atención de todos los presentes, que se asustaron al verla así.

-¡_!-Exclamó Sasha, la más cercana de ella, cogiéndola por el brazo libre-¿Qué te pasa?¿Te encuentras bien?

-No...No lo sé- Murmuró cerrando los ojos con fuerza, le estaba faltando la respiración.

-Por todas las murallas, _ estás muy blanca-Exclamó Connie junto a la castaña, mirándola con preocupación.

-Chicos, tranqui-tranquilizaos, no pasa nada-Les intentó calmar al verse de pronto rodeada de los chicos. Seguramente sería una bajada de azúcar o de tensión debido a las emociones vividas-Solo necesito tomar aire y comer un poco.

Cuando se inclinó hacia delante y apoyó la mano en su muslo, sintió bajo su tacto una sustancia viscosa y caliente. Curiosa, frunció el ceño. Lentamente, con un leve gesto de sorpresa, giró su muñeca, mostrando la palma a todos los presentes. Completamente llena de sangre.

-¡Estás sangrando!-Gritó Armin frente a ella, con una expresión preocupación-¡Seguramente se te haya abierto la herida al correr!

Si eso era cierto...Llevaba bastante tiempo sangrando...Un vértigo todavía más potente que los anteriores la dejó casi noqueada. Sin poder aguantar su propio peso contra el carro, la morena perdió incluso las fuerzas de agarrarse, deslizándose por el lateral de este, siendo retenida casi al instante por Sasha, la cual evitó que se golpeara contra el suelo. Un jadeo preocupado se escuchó entre los presentes.

-¡Sasha, deja de perder el tiempo y llévala a la enfermería!-Le ordenó Levi por encima de las voces de todos los presentes-¡R-

La morena no pudo escuchar lo siguiente que dijo el capitán ya que perdió el conocimiento irremediablemente debido a la pérdida de sangre, el estrés y la falta de descanso.

Bastantes horas después.

Con gusto, la morena esbozó una pequeña sonrisa, acurrucándose donde quiera que estuviera. A su alrededor todo se sentía suave y calentito, como el abrazo de una madre o dormir sobre una nube de algodón. Era tan placentero y pacífico que casi estaba por echarse a ronronear como un gato.

Sin embargo, aquella paz le duraría poco.

-¡Te lo juro, lo hizo sin anestesia y sin nada!-Una voz chillona interrumpió su nirvana causando que la ceja negra de _ temblara con molestia-¡Estaba yo delante, y no podía creérmelo, pero es cierto!

-¡Ya, Sasha, deja de una maldita vez de gritar que estás molestando a los pacientes!-Otra voz se escuchó, también con un volumen considerablemente alto. Sí, ese era Jean. Reconocería esa voz aun en una multitud gritando.

-Tranquilos, ya me habéis despertado, imbéciles-Gruñó con irritación, chasqueando la lengua.

Abriendo los ojos la morena se encontró con un techo blanco, probablemente la enfermería de las dependencias militares o el hospital. Seguramente, después de que se desmayara, le habrían llevado a aquel lugar para que le atendieran. Y, a juzgar por la luminosidad que se colaba por la ventana, debía haber pasado en cama bastantes horas. Por lo cual podría concluir que había pasado casi medio día en cama y que el asunto de Rod Reiss estaría más que resuelto. "Maldita pierna" pensó con molestia. Entonces, con un gruñido de pereza, se incorporó poco a poco, encontrándose con los cadetes de la 104, excepto Historia. Mientras que Jean, Connie y Sasha se habían situado a ambos lados de la cama; Mikasa, Armin y Eren estaban sentados en tres sillas frente a _.

-¡_!-Exclamaron los dos gritones, con sorpresa.

El chico titán, desde la silla, bufó con ironía.

-No se de que os sorprendéis, si lo que no entiendo es como no se ha despertado antes- Comentó con sorna Eren, mirándoles con los ojos entrecerrados.

-¿Qué has dicho, gilipollas?-Se giró de golpe Jean hacia el castaño, con una vena palpitando en la frente.

Ese gesto fue suficiente para que Eren entrara a saco y se levantara de golpe, lanzándole una mirada enfurecida a Jean. Ambos se aproximaron al otro y se agarraron por la camisas, empezando a zarandearse y a insultarse.

Rodando los ojos, desvió su atención de aquella panda de críos y dirigió su mirada hacia Armin y Mikasa, los más cuerdos y maduros de aquel grupo.

-Y decidme...¿Qué ha pasado durante mi ausencia?-Preguntó queriendo saber que se había perdido. Si estaban ahí tan tranquilos, es porque habían solucionado el "pequeño problema".

-Pues...conseguimos derrotar a Rod Reiss, apostándolo todo a una corazonada que tenía el Comandante Erwin- Le explicó el rubio, de vez en cuando desviando la mirada hacia la pelea. De pronto, pareció dudar en comentar una cosa, pero después tomó valor y lo dijo- Quién lo mató definitivamente fue Historia.

Los ojos grises de _ se abrieron con impresión, dejando ir de sus labios una exhalación. Vaya...Eso no lo había esperado... Historia había...había matado a su propio padre. Bueno, puede que nunca ejerciera como tal pero...Lo había hecho...Apretando los labios, sintió un poco de preocupación por la rubia.

-¿Y...cómo está?-Preguntó un poco dubitativa.

-Bien. Se está preparando para su coronación-Le contestó esta vez Mikasa, con su voz sería usual-Hemos venido a visitarte antes de asistir.

-¿¡Qué!?-Exclamó con sorpresa. Sin quererlo, su voz había sonado demasiado alta para el lugar en el que estaba. Escuchando un chiste a lo lejos, _ agachó la cabeza y bajó el volumen, un poco avergonzada por su reacción-¿Cómo es posible que sea tan pronto?

-La gente fue testigo de la derrota del titán. La voz se corrió en cuestión de horas por todas las murallas y, al final, se aceptó la propuesta por unanimidad de hacerla la nueva reina de las Murallas- Le contó la morena de menor edad.

Ante la noticia, _ no supo cómo sentirse. Como ya había dicho, Historia por fin se había liberado del yugo de su familia, pero ahora, volvía a cargar con un peso muy muy agotador. Sabía que había elegido por su propia cuenta pero… ¿a qué precio?¿a costa de su libertad y felicidad? La morena tenía que verla cara a cara para saber si realmente estaba segura de lo que había escogido.

-¡Hola, señora enfermera!-La voz alegre de Sasha interrumpió las cavilaciones de la morena- Al final ya se ha despertado ¿Puede examinarle a ver si está bien para asistir a la coronación de una amiga?-Le preguntó causalmente, como si no fuera gran cosa.

Una hora después, _ salió con una pequeña cojera de la habitación que le habían cedido en las dependencias militares de Orvud, con el pelo levemente húmedo y el uniforme de gala. Nada más poner un pie fuera, se encaminó rumbo a su próximo destino.

Por lo que le había dicho la enfermera después de examinarle y darle el alta, tuvieron que ponerle un gotero debido a la sangre que había perdido y volverle a poner los puntos que se le habían soltado, que al parecer no fueron todos. Pero, por lo demás, la herida, en aquellos momentos, se encontraba perfectamente, incluso mejor que días antes, debido a los cuidados más profesionales recibidos. Si, la atendía correctamente y no hacía ninguna locura, al cabo de unos días podría volver a entrenar. No veía la hora de ponerse a correr correctamente o a utilizar el EMT.

E ir a las ruinas de la iglesia de los Reiss. Con todo el alboroto del titán y de su pequeño problema, por poco se olvidaba de aquello. Con seguridad, la Primera División de la Policía Militar había sucumbido en las entrañas de aquella cueva, según habían contado los miembros del Escuadrón de Operaciones Especiales durante el trayecto hacia Orvud. El saber aquella noticia había supuesto que la morena sintiera como si una jarra de agua fría cayera encima. No podía quedarse sin saber la verdad. Debía ir y encontrar a cualquier persona que hubiera sobrevivido, por pequeña que fuera la posibilidad. Por eso, había pensado mientras se aseaba y vestía en buscar a su capitán y pedirle permiso para hacer una búsqueda por el lugar.

Pero no antes de ver a la que próximamente sería la reina de las Murallas.

Cuando estuvo delante de la habitación donde había escuchado que se encontraba preparándose para la coronación; dos soldados, parados en la puerta, alzaron sus armas y no dudaron en apuntarle a la cabeza en cuanto ella se acercó.

-Alto. Esta es una zona restringida-Le avisó uno de los hombres, con el ceño fruncido y un tono muy duro-, está prohibido el paso.

Sintiendo un pequeño deja vú, _ se quedó quieta en el mismo sitio y, chasqueando la lengua, se cruzó de brazos, esbozando un gesto de fastidio, pero sin acobardarse. Que le apuntaran con un arma ya empezaba a ser costumbre.

-Me llamo _ Morgan, soy conocida de Historia Reiss. Estábamos, literalmente ayer justo, en el mismo escuadrón-Le informó aún sabiendo que aquello no serviría de nada. Entonces, suspirando con pesadez, señaló con la mano a la puerta tras de ellos-Puedes preguntarle si quieres, ella te dirá la verdad.

Moviendo el arma en el proceso, causando que un sonido metálico se escuchara, el mismo soldado dio un paso hacia delante.

-No pienso moverme de mi puesto ni por un maldito segundo-Siseó empezando a perder la paciencia por la insistencia y falta de acatamiento de aquella morena-No lo repetiré más: márchate.

-Ni yo tampoco: soy amiga de Historia, no soy ninguna extraña- Como respuesta, el hombre dio otro paso más, colocando el cañón pegado a la frente de la morena-Además tengo que hablar con ella.

Una vena palpitó en la frente del hombre mientras encogía el gesto con enfado. Desde el lateral del arma, _ observó cómo el dedo índice del soldado se desplazó hacia el gatillo del arma. Justo en ese momento, la puerta tras los hombres y frente a la morena se abrió. Dando un paso con el gesto serio, surgió de su interior, Historia, la cual a duras penas era reconocible para _. Llevaba el pelo en un elegante peinado, portaba un sutil maquillaje que escondía a la perfección sus rasgos juveniles dándole un aspecto maduro y, además, se había enfundado en un exquisito vestido blanco con detalles dorados. Abriendo los ojos y la boca con un gesto de asombro, se dio cuenta de que verdaderamente ante ella estaba una reina.

-Deteneros-Ordenó sin ningún tipo de titubeo. Al parecer estaba enterada de lo que estaba sucediendo en aquellos momentos, seguramente por haberlo escuchado tras la puerta-Lo que dice es cierto; es una conocida mía.

Al instante, los soldados descendieron las armas con rapidez y se tensaron en el sitio, esbozando una expresión de sorpresa.

-Pero, majestad, nos han ordenado que…-Tartamudeó el mismo hombre que previamente había encañonado a la morena.

-Y yo digo que no importa. Dejadla pasar-Le cortó alzando sus firmes ojos celestes dejando completamente pasmada a _.

Bajando la cabeza, los soldados asintieron y, acto seguido, se echaron hacia un lado, permitiendo el paso a la morena sin expresar ninguna queja más. Sin poder evitar esbozar una sonrisa de orgullo y de satisfacción por lo que acababa de ocurrir, _ pasó por en medio, lanzándole antes de entrar una mirada significativa al hombre. Antes de que este pudiera reaccionar a ello, la puerta se cerró tras la morena.

Historia caminó por la lujosa habitación hasta un tocador y, entonces, recogiéndose con cuidado el vestido, se sentó con cuidado de no arrugarlo para continuar maquillándose con tranquilidad. Con los ojos pegados al reflejo de la rubia, _ se acercó con una leve cojera.

-Recién vuelves de la enfermería y ya estás deseando regresar-Comentó con un leve deje de burla Historia- No tienes remedio. Aunque me alegro de que ya estés con tantas energías.

-Nada que no esté acostumbrada-La morena le siguió el juego, encogiendo los ojos con una pequeña sonrisa un poco forzada. Sin embargo, las bromas se quedaron ahí cuando _ esbozó un gesto de seriedad y preocupación. Tenía que preguntárselo-Historia... ¿estás segura?

-¿De qué eres una masoquista?-Continuó, fingiendo no darse cuenta a lo que se refería. Pero al ver los ojos serios de _ reflejados en el espejo, sin ninguna intención de seguir bromeando, Historia suspiró-Sí, estoy segura.

_ apretó los labios. Quería asegurarse de que comprendiera bien los costes de su decisión para que en un futuro no se arrepintiera.

-Sabes que...Si continuas con esto, ya no podrás conseguir la libertad que buscabas ¿Lo sabes, verdad?

Con el rostro sin ninguna expresión llamativa, Historia dejó sobre el tocador la esponja con la cual se estaba maquillando y, entonces, para sorpresa de la morena, sus labios pintados se estiraron, en una pequeña sonrisa. Manteniendo el gesto, la chica se dio en la vuelta en la propia silla para estar frente a frente de la morena.

-Puede. Pero ten por seguro que, al cabo de un tiempo, este papel lo habré convertido en totalmente mío. Y solamente mío.-Le aseguró con una firmeza que hizo que los vellos de _ se pusieran de punta. Parecía completamente decidida- No dudaré en hacer las cosas a mi manera. Conseguiré ser la deseada reina de las tres murallas, sin perderme a mí misma ni a mi libertad.

Durante unos segundos, ambas mantuvieron el contacto visual, analizando a la otra; buscando cualquier tipo de titubeo o duda. Pero no hallaron nada. Ni un mísero atisbo. Satisfecha con lo encontrado en los ojos celestes de Historia y, sin importarlo por su pierna, _, sorprendiendo a la rubia, hincó la rodilla izquierda en la alfombra que cubría el suelo de madera de la habitación y, acto seguido, agachó el cuerpo hacia delante, inclinando la cabeza. Postrándose ante ella, _ hizo una profunda reverencia.

-Y así será, majestad.

-¿En serio estás llorando, _?-Preguntó Hange con cierto tono de diversión sobre el bullicio de gente que aplaudía y gritaba de emoción, con el brazo envuelto en una tela para impedir que se moviera del sitio correcto.

Con unas evidentes lágrimas en los ojos, la morena le miró a través de ella con odio desde su altura e inútilmente, negó con la cabeza, apelando con todas sus fuerzas a su orgullo. Aquello causó que la castaña se riera escandalosamente por la terquedad de la chica.

-¿Se puede saber de qué estás hablando, Hange?-Disimuló con el tono roto de la emoción. Ella no lloraba nunca. Jamás.

-¿De verdad estás intentando convencernos de que no te das cuenta?-Preguntó Jean al otro lado de la morena, descendiendo la mirada hacia esta.

Ignorándolo totalmente aposta y fingiendo que no lo había escuchado, _ desvió los ojos y ascendió su mirada hacia la tarima que tenían delante a unos cuantos metros. Sobre aquella estructura elevada, Historia caminó con decisión hasta el borde y, con la corona sobre la cabeza, realizó el saludo militar, causando que la muchedumbre se emocionara puesto que su nueva reina los saludaba. Todos alzaron sus puños y gritaron una vez más por la felicidad y la prosperidad de la reina Historia.

Minutos más tarde, cuando hubo concluido la ceremonia y el atardecer empezaba a teñir de naranja el lugar; el escuadrón de Operaciones Especiales se reunió con la que ahora sería la que los gobernaría en la sala principal de las dependencias militares, la cual se encontraba repleta de multitud de sirvientes que se esperaban por dejarlo todo listo para la noche. Dentro de unas horas, en aquel mismo lugar, el Ejército de las Murallas al completo se reuniría para celebrar con una elegante fiesta la coronación de la nueva reina y festejar el éxito de sus planes.

-¡Estás preciosa, His- digo, Majestad!-Exclamó con una emoción atropellada Sasha nada más acercarse a la rubia.

_ a su lado emitió una risa divertida.

-Muchas gracias, Sasha, y, tranquila, vosotros podéis continuar llamándome por mi nombre-Les dio permiso con una pequeña sonrisa en los labios. La corona había desaparecido de su cabeza; pero, sin embargo, continuaba portando las ropas reales y el pelo dorado suelto.

Un gesto de alivio general apareció en los miembros. La verdad es que la idea de llamar a Historia de la noche a la mañana majestad sería un poco chocante, debido a los años de convivencia juntos en igualdad de rango.

-Bueno, tenemos que celebrarlo ¿no? ¿Qué será lo primero que hagas siendo la reina de las tres murallas, Historia?-Preguntó _ por pura curiosidad. Aunque sabía que era por pura maldad, si ella fuera la soberana de un pueblo, lo primero que haría sería obligar a Jean y a Eren a darse unos abrazos por unos segundos. El imaginarse la escena era simplemente sublime.

Sintiendo como si hubiera desatado algo, la morena contempló como tanto el rostro de Mikasa como Historia esbozaban de pronto una sonrisa que no supo identificar la razón y se lanzaban a la vez una mirada cómplice. El gesto facial del resto de individuos cambió a uno de total confusión. Estaba pasando algo y nadie sabía el qué.

-Vas a hacerlo ¿cierto?-Le preguntó para asegurarse la morena más pequeña- Si lo haces, recuerda de decirle a ver si se atreve a devolvértela.

-Ni lo dudes, Mikasa-Asintió con un pequeño tono de malicia. Los ojos de Historia se dirigieron hacia _- Oye ¿sabes dónde se encuentra el capitán Levi?

La pregunta la dejó descuadrada ¿Levi?¿Qué tenía que ver Levi con todo aquello?

-No, no tengo ni idea...Según Hange, pidió permiso este mediodía para marcharse a un lugar-Le contó la morena con el ceño fruncido. Antes de la coronación, _ se había pasado por lo menos una hora buscando al moreno hasta que por suerte se encontró con la castaña y le informó de su ausencia. _ se sintió un poco decepcionada y no supo porqué-Pero seguramente estará al caer, ya que, al parecer, Erwin se lo concedió con la condición de que asistiera a la fiesta de esta noche- En su mente, apareció el recuerdo de Hange muriéndose de la risa al contarle aquello, totalmente emocionada por la presencia del huraño Levi en una fiesta. Lo nunca visto.

-Vamos a buscarlo, entonces-Propuso Historia con una extraña decisión. Y, tras recibir un asentimiento de Mikasa, se marchó junto a esta, dejando completamente confusos al resto.

Movidos todos por seductora curiosidad, no tuvieron más remedio que acelerar el paso para seguir la marcha de ambas, las cuales caminaron hacia la salida de la sala principal. Abriendo los sirvientes la puerta al ver a la reina entre el grupo, permitieron que estos avanzaran por el pasillo continuo sin detenerse.

-¿Se puede saber qué está pasando?-Preguntó Eren de manera insistente acelerando el paso para colocarse junto a Mikasa e Historia, mirándolas con el ceño fruncido- ¡Oye!¿Por qué preguntas por el capitán?

-Historia va a golpearlo-Confesó Mikasa como si no fuera nada.

El asombro dejó de piedra al resto de individuos excepto a las dos chicas mientras avanzaban ¿Golpear a Levi?¿Quién, en su sano juicio, querría hacerlo?

-Un momento ¿Estamos hablando del mismo Levi? ¿Acaso estás loca , Historia?-Exclamó _ todavía sorprendida por aquella descabellada idea, un poco más atrás que el resto.

-No. Y pienso hacerlo aun si intentas detenerme- Le dijo con firmeza, girando el rostro tras su espalda.

-No. No. Si no pienso detenerte. Solo quería ofrecer mi ayuda- La malicia interior de _ salió a relucir, sin poder evitarlo ¿Y si Levi se comía su orgullo y agachaba la cabeza ante su antigua subordinada? Esa una imagen que no estaba, bajo ningún concepto, dispuesta a perderse. Previos rencores, se podría decir.

-¡_, no la incites!-La regañó Eren con los ojos abiertos y el rostro tenso. Siendo contestado por la morena con una exhibición de su lengua, se dirigió hacia la rubia- ¿En serio vas a hacerlo, Historia?¡Pero Mikasa lo decía en broma! Díselo, Mikasa- Mientras que Eren intentaba detenerla, el resto de los miembros caminaban con una expresión de completa maldad y satisfacción ¿El único cuerdo era Eren? Podía ser- Si no tienes nada contra él, déjalo estar.

-Si no lo hago, no podré actuar como su reina-Le contradijo Historia, con el ceño fruncido.

-Así me gusta, Historia. Esa es la actitud-Estuvo de acuerdo Jean, también movido por las ganas de ver el mundo arder.

-¡Si, señor, respeto absoluto por la reina!-Le siguió el juego _.

Unos pasos se escucharon frente al grupo interrumpiendo aquella amena charla. Entre la luz del atardecer, salió tras una columna hasta quedarse en medio del pasillo Levi, con las manos metidas en los bolsillos del traje de gala del Cuerpo de Exploración. Mientras todos esperaban ansiosos lo que fuera a suceder, Historia se acercó al hombre, con el rostro encogido de miedo y la decisión. De pronto, la rubia esbozó una mirada de puro terror y tembló como una hoja entre jadeos ansiosos. Justo cuando todos pensaban que se iba a rendir, emitió un grito desesperado de guerra, alzando las manos en el aire, y, entonces, arrancó a correr a su dirección. Cuando estuvo cara a cara, alzó con decisión el puño y lo impactó contra el brazo del hombre, retirándose rápidamente del alcance de este. En avalancha, los gritos de sorpresa del Escuadrón de Operaciones Especiales se escucharon por todo el pasillo, totalmente emocionados porque Historia lo había conseguido. Había golpeado al mismísimo Levi.

Con una risa nerviosa, la rubia se fue retirando hacia el grupo.

-¿Y ahora qué?-Totalmente orgullosa de su acción, alzó los puños-¡Soy la reina!¡Si tienes algún problema…!

Y, contra todo pronóstico, contra toda probabilidad o siquiera en la imaginación de los presentes, un sonido completamente inesperado surgió de Levi, causando que todos se quedaran petrificados. Se había reído. El jodido Levi se había reído. Había soltado un sonido de risa por sus labios. Pero no acaba ahí la cosa, porque, después al alzar la mirada hacia todos los presentes, su gesto facial, usualmente fruncido o serio, se suavizó y sus labios, siempre en línea recta, se curvaron hacia arriba.

Mientras que el resto de miembros dejaban salir el aire de sus pulmones, _ no pudo evitar recordar una situación similar, aquel día en que, bajo los efectos de una fiebre muy alta, aquel mismo hombre había reído y sonreído, pero aquella vez, solo para ella. Y, sin poder evitarlo, deseo que poder verle más seguido de esa manera, provocando que, al darse cuenta de ello, un sonrojo arramblara con su color blanquecino de piel y ocultara bajo su color las pecas del rostro de _.

-Gracias por todo, chicos-Pero, al fijarse bien, tanto en el tono como la mirada del hombre, algo le decía que había algo mal en él.

Después de felicitar a Historia por su ascenso al trono, los chicos se fueron marchando, tras despedirse del hombre, para prepararse para la ceremonia que tendría lugar en unas pocas horas, excepto los dos morenos, que se quedaron quietos. Ya fuera de pensamientos vergonzosos y más calmada, _ dio un paso hacia él.

-Capitán, antes de irme, quería hablar contigo sobre una cosa-Le dijo con seriedad- Me gustaría ir a las ruinas de la iglesia de Ro-

-No ha sobrevivido nadie-Le cortó bruscamente, sin mirarle a los ojos con su usual voz indiferente. Pero _ seguía notando algo raro. Sin embargo, la nueva información otorgada hizo que ese detalle por el momento se le pasara por alto, provocando que le mirara bajando la ceja-Acabo de volver de allí y, después de haber pateado todo el maldito lugar, lo único que he encontrado han sido sus cadáveres asquerosos.

Con impotencia, apretó los labios, mordiéndose la carne de su boca con suavidad, y bajó la mirada. Aquellas no eran buenas noticias. Que hubiera muerto su única fuente de información, le dificultaba la tarea de descubrir la verdad tras la muerte de su madre. Sin querer hundirse, su mente empezó a trabajar a toda velocidad sobre las distintas opciones que tenía: podría ir, ahora que estaban bajo el control de la Tropa de Guarnición y el Cuerpo de Exploración, al Cuartel General de la Policía Militar a ver si encontraba algo relacionado con las prácticas de la Primera División. Eso sí habían documentado siquiera algo.

Antes de que pudiera proponerle aquella opción; _ alzó los ojos hacia Levi pero no pudo hablar ya que, sin que ella se lo esperara, la mano de este se había posado en su cabeza, revolviéndole el pelo con suavidad. Cualquier palabra que fuera a decir murió en aquel momento. Y, sin tampoco darle tiempo a reaccionar, el hombre pasó de largo de la chica y caminó por el pasillo, alejándose con la cabeza agachada y las manos volviendo a los bolsillos del uniforme de gala.

Dejando completamente estupefacta y paralizada a la morena que esperaba que no le estuviera dando un ataque al corazón en ese momento.

Los ojos de la morena brillaron como diamantes mientras observaba asombrada la transformación de la sala principal, sin poder evitar soltar un jadeo de impresión. Casi parecía un sitio totalmente distinto al que había estado hace apenas unas pocas horas.

Las mesas, antes colocadas por filas, las habían acercado a las paredes y cubierto con manteles blancos con detalles dorados, y sobre estas, se podía ver una multitud de distintos tipos de comidas y bebidas que _ jamás pensó ver o probar. El haber apartado los muebles había supuesto dejar un enorme espacio en medio de la sala donde los invitados aprovechaban para salir a bailar al son de la música de la banda que habían contratado. Además, para poder ver correctamente donde colocaban los pies, se había colgado del techo una enorme lámpara, repleta de miles de velas que ardían con efusividad, iluminando el lugar al completo.

Como decoración y la guinda del pastel, por todas las paredes y rincones se podían ver las banderas de los tres cuerpos del Ejército de las Murallas y la de la Realeza, salpicado por flores blancas con detalles dorados.

Todo estaba precioso.

-Te van a entrar moscas si continuas con la boca abierta-Bromeó una voz a su lado.

-Es que ha quedado espectacular, es normal que esté tan impactada-Exclamó la morena girando el rostro hacia Hange, la cual al igual que _, continuaba con el uniforme de gala- Casi no parece el mismo sitio.

-Veo que no te has puesto el vestido que te he dejado expresamente en la puerta de tu habitación-Murmuró, fingiendo molestia mientras señalaba con la cabeza las ropas de _-Que feo por tu parte rechazar mi gesto de amistad.

-¡Ay, Hange, entiéndeme!-Exclamó haciendo un puchero con los labios-Tengo la pierna todavía un poco floja todavía y no me gustaría acabar con la cara besando el suelo a mitad de noche mientras bailo.

-Oh...Con que vas a bailar ¿eh?-Murmuró con malicia, agarrando por el brazo bueno a la morena, acercándose a ella-¿Y a quién le vas a pedir una pieza? Espera...Ya sé...Se llama L-La mano de _ detuvo las siguientes tres letras, cogiéndole sin ninguna delicadeza de la boca.

Forzando a la castaña a inclinarse hasta su altura, _ acercó a Hange a su rostro sonrojado.

-Hange…-Le susurró con la voz tensa y amenazante, mostrando una sonrisa muy forzada la cual distaba con sus ojos que le aseguraban que si continuaba hablando, aquello no acabaría bien-Te juro...Que si algún día llego a tener tu mismo rango, me las pagaras muy caro como continúes hablando.

-Vale, vale-Dijo Hange con la voz bloqueada por la extremidad de _ mientras alzaba la mano en señal de paz- No diré nada más.

Suspirando con pesadez, la morena dejó ir a la castaña, negando con la cabeza. Y, lanzándole una mirada, se cruzó de brazos. No le hacía ninguna gracia que se riera de ello, ya que ni ella misma se comprendía a sí misma. Hacía poco que había descubierto sus sentimientos, siendo esta la primera vez que era consciente. Por ello, andaba perdida sin saber cómo manejarlo.

-Venga, venga, pequeñaja, no te enfades. No me burlo de ti-Le aseguró Hange acariciándole el cabello-Es sólo que me parece adorable tu reacción. Ven, te invito a una copa, como compensación.