Nota del autor: El titulo no tiene mucho que ver pero lo puse porque siempre habia querido usarlo...

Camilaski: Que seria de la vida sin drama?, de hecho, no suelo expresar mi dramatismo mas que en mis historias y mi mente y hace poco estuve viendo una serie, Anne with an E, y la protagonista me recuerda a mi, o al menos a lo que de verdad pienso, pero no me animo a expresar XD Debemos ser kindred spirits! Uffff quien no quisiera ser rico para poder viajar por todo el mundo sin cornavirus y sin tener que preocuparse por estudiar! Gracias por comentar, te amito :3

Nikolai: Gracias por comentar, hahahahaha, tarde en subir este capitulo a Fanfiction porque tuve que salir de viaje a otra ciudad para no morir de influenza, larga historia XD

Cristina: Estoy viva! es lo importante XD pta, con este capitulo te vas a dar vuelo imaginando en las posibilidades de estos dos y su vida sexual. Saludos y cuidate mucho, sobre todo de la influenza e.e

Mar Sant: Exacto, habra pequeños capitulos en donde se mostrara lo que ocurrió despues :3 Gracias por leer y comentar, lo aprecio mucho

Guest: Creo que solo respondí a un comentario respecto a lo que me dijiste, debi de haberlo aclarado despues, el Kristanna sera la ultima pareja en completarse, eso es seguro hahahahahahahaha, Anna necesita trabajar en ella misma y Kristoff ahora se encuentra muy ocupado. Pero ntp, habra un capitulo para resolver ese cabo suelto. Gracias por leer y comentar, abrazos!

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–Eso fue... agotador– Jack se dejó caer en la muñida cama del lindo y acogedor hotel parisino –Nunca creí que viajar en tren fuera así de agotador.

–Fue una noche pesada, eso es cierto– La rubia platinada se abrazó a si misma caminando hacia la gran ventana desde la cual se podía apreciar la torre Eiffel resplandeciendo con la luz matutina.

–Aunque– sintió al peliblanco respirarle en la nuca –No estoy lo suficientemente cansado como para no disfrutar la vista– le dijo dándole un par de besitos en el cuello.

–Jack...– ella se retorció incomoda –No ahora, ¿si?–

El muchacho frenó en seco –¿Qué ocurre?– preguntó preocupado al notar que ella actuaba y se veía diferente.

–Es solo que...– sus mejillas se inflaron tratando de contener el vómito.

Ella corrió al baño al no poder contener más las ganas terribles de devolver el desayuno que había tomado en el tren.

–Els, ¿estás bien?– Jack se arrodillo a su lado sujetándole el cabello.

–No puedo creer que me hayas visto hacer eso– ella bajo la tapa del inodoro sintiéndose avergonzada.

–Oh, vamos, cualquiera se enferma– soltó su cabello solo para ofrecerle una toalla –Estoy más preocupado por tu salud– le dijo frotándole la espalda.

–No me he sentido muy bien estos días– admitió con pena.

–Ven– él la tomó entre sus brazos para llevarla a la cama.

Ella rio –No es necesario, puedo caminar–

–Podemos ir a ver a un médico– sugirió haciendo caso omiso.

–Creo que es una medida muy drástica– ella se acurrucó en la cama.

–También podría ir a comprarte algo de medicina– le apartó el cabello del rostro –Creo que ví una farmacia no muy lejos de aquí–

Elsa asintió con preocupación –En realidad... también hay otra cosa que necesito que compres–

–Por supuesto, lo que necesites– tomó su mano.

Ella lo miró profundamente a los ojos comunicándole sus pensamientos con la mirada.

Él obviamente sabía lo que significaba esa mirada de mortificación, a pesar de que nunca antes la había visto, problemas. Comenzó a toser al ahogarse con su propia saliva –Perdón... Els... No puedes estar hablando en serio–

Ella se sentó sin dejar de mirarlo con aquella mirada –Es una posibilidad–

–Creí que nos habíamos estado cuidando bien, a excepción de nuestra primera vez, pero después compramos esa pastilla...–

Ella lo frenó –Los accidentes ocurren, además, es solo para descartarlo–

Jack suspiró incrédulo –Bien... eh, supongo que iré a buscar eso– soltó su mano para ponerse de pie, no sin antes besar su frente –Todo estará bien, ¿no?– dijo inseguro.

Elsa se preocupó al ver esa mirada de inseguridad, era raro verlo en incertidumbre, era su turno para consolarlo –Por supuesto que sí– fingió su mejor sonrisa tranquilizadora.

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Elsa caminaba de un lado a otro en la habitación esperando el regreso de Jack.

¿Un pequeño retraso de varios días acompañado de nauseas no significaba que estaba embarazada?... ¿verdad?, ¿Cuáles eran las posibilidades de que eso ocurriera?

–Rayos– maldijo ella dejándose caer en la silla forrada de rojo frente al espejo.

Su piel se veía más brillosa que antes...

–¡No!– se regañó a si misma –No puedes dejar que Jackson nos vea así, lo romperás– se señaló acusatoriamente.

Detuvo su castigo cuando escuchó la puerta abrirse. El amor de su vida había regresado con una rebosante bolsa de papel.

–Traje varias cosas–

–Eso veo– ella le ofreció una sonrisa divertida.

–Tengo líquidos– sacó de la bolsa varias botellas de agua y de jugo –frituras para pasar el rato– estaba más que claro que ninguno dejaría el hotel hasta que ella se sintiera mejor –Y compré dos pruebas diferentes... por si acaso–

–No es necesario que te quedes conmigo, estamos en Paris– ella tomó su mano.

–Exacto, ¿Qué sentido tiene disfrutar la ciudad más romántica del mundo cuando tu pareja está en una habitación de hotel sufriendo?– él apretó con suavidad su mano –Ya le dije a Hipo y a Astrid que no te sentías bien y que nos quedaríamos hoy aquí–

–Gracias–

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Afortunadamente ambos se habían quedado en el hotel porque un par de horas más tarde comenzó a caer un diluvio. La pareja acompañante de los peliblancos había tenido que correr todo el camino de regreso al hotel y llegaron empapados, los muchachos de tez pálida suplicaron porque ninguno de los dos se resfriara.

–¿Qué haces?– ella abrazó a Jack por la espalda, él había movido el sillón de la habitación para que quedara junto a la ventana.

–Solo trabajo un poco– un relámpago iluminó sus rostros, la noche ya había llegado y muy apeas se podía ver la ciudad en medio de esa torrencial lluvia.

–¿Puedo ver?– ella preguntó para después recibir en sus manos la libreta de dibujo.

Ella sonrió con ternura al ver el boceto de uno de los personajes del libro de Guardians of Childhood, Nigthligth.

–Es muy similar a las ilustraciones de tu padre, pero el estilo... creo que grita Jack Frost– dijo ella sentándose a su lado.

Él pasó un brazo alrededor de sus hombros –¿Sabías que en uno de los manuscritos que dejó mi padre aparece un nuevo personaje llamado Jack Frost?–

Ella rio –Bueno, no es muy difícil de ver que tu padre se inspiró en su familia para escribir los libros, eso es seguro– ella comenzó a hojear el cuaderno para ver más de las obras de arte de Jack.

–Sabes, he tenido muchos problemas con la escritura, no tengo un talento innato para eso, creo que me vendría bien tu opinión... ¿podrías darle una revisada?– dijo el alcanzando su computadora portátil y abriendo el manuscrito.

Elsa lo miró desconcertada –¿T-tú quieres que yo revise el manuscrito oficial del próximo libro de Guardians of Childhood... mi cuento favorito de la vida?–

–No se me ocurre nadie mejor– susurró –Eres increíble con las palabras–

Elsa tomó entre sus manos el ordenador y con las manos un poco sudorosas comenzó a leer mientras Jack continuaba trabajando en su boceto comiendo un par de frituras.

Después de un par de horas, cuando las calles de París eran iluminadas por las farolas, Elsa y Jack se encontraban realizando correcciones y mejoras al manuscrito. La habitación se había vuelto un campo de hojas con letras, Jack había logrado encontrar una impresora en la sala de juntas del hotel, y ambos trabajaban animadamente en perfeccionar la narrativa de la historia.

–Jack, tienes una increíble historia aquí... los niños amaran esto– ella resplandecía de emoción.

–En realidad...– tomó sus manos haciéndola sentarse en el borde de la cama –Elsa de Arendelle, tengo una gran idea. ¿Por qué no trabajamos juntos?–

–¿Qué?, ¿trabajar juntos en este libro?–

Él negó con la cabeza –Me refiero a este y todos los que vengan, hacemos un buen equipo, yo puedo tener la historia y dibujarla, pero tú tienes el talento para ser editora y escribir–

–¿Lo dices en serio?– ella sonrió sorprendida por la proposición –Son los libros de tu padre, ¿crees que él lo hubiera aprobado?–

–Él lo hubiera sugerido antes que yo– le dijo con seriedad –¿Qué opinas?–

Ella se encogió de hombros –Siempre he amado los libros... Y creo que, si hacemos un buen equipo, pero no lo sé... no quiero decepcionarte–

–Pase lo que pase siempre estaremos juntos, Elsa, tenemos la madurez para hacer funcionar esto... ¿Por qué no lo piensas?–

Ella asintió –Lo pensaré– besó su mejilla.

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A la mañana siguiente Elsa y Jack esperaban tomados de la mano el resultado de la prueba.

–Pase lo que pase estaremos juntos– le recordó él.

–Siempre– ella suspiró.

Jack tamborileó la pierna nervioso –Ahora que recuerdo, cuando estuvimos en Londres...–

Los ojos de ella se abrieron –Dijiste que creías que el condón se había roto–

–Y cuando fuimos a la farmacia estaba cerrada– él se mordió la uña del dedo índice.

–Y al día siguiente teníamos que tomar el Eurotunel muy temprano para viajar hasta Amsterdam o perderíamos nuestra reservación–

Jack gruñó con ira –Eso fue muy estúpido–

–Lo sé– ella gimió cubriéndose el rostro con ambas manos.

–Somos muy jóvenes– Jack se dejó caer en el colchón.

–Lo sé– ella se acomodó a su lado.

La alarma en el celular de Elsa comenzó a sonar.

–Hagámoslo juntos– le dijo él.

–Bien, podemos hacerlo– ambos se levantaron al mismo tiempo y caminaron hacia la mesa donde reposaban las pruebas de embarazo.

Ella reunió valor para tomar ambas pruebas en sus manos para revisarlas –La línea de control está ahí en las dos...–

–Pero no hay otra–

Ella negó con la cabeza.

–¿Qué significa eso?–

–Ambas son negativas– ella soltó un suspiro y lo abrazó.

Jack estaba son palabras, pero de igual forma correspondió al abrazo con mucha alegría.

Ella se separó del abrazo –Debemos de ser cuidadosos, no podemos ser imprudentes–

Él asintió –No volverá a pasar– entonces recordó algo –Pero debemos de ir a ver a un doctor, por favor–

Ella asintió –Esta bien–