Todos los créditos a sus autoras y creadoras del los personajes del mundo Candy Candy Misuki e Igarashi.

CON TODA EL ALMA.

Capítulo 44

CON EL FRUTO DE NUESTRO AMOR.

Desde que regresaron de Escocia todo cambió en ella, se encontraba en esa duplicidad de lo que es y quería ser… analizaba y estaba consiente de que todos sus actos la habían hecho enfrentar y sufrir las consecuencias… quería reacomodar todo… cambiarlo todo… porque a sus apenas 22 años pensaba que a esas alturas ella estaría en otro lugar y en otras circunstancias, sentir el apoyo de James fue lo mejor que le pudo haber pasado la curaba y la consolaba y por un momento se preguntó ¿Por qué fui a visitar mamá? Verla en esas condiciones le removió el corazón como nunca lo había sentido con nadie, había tenido que vivir todo aquello para añorar lo único que tuvo y no tuvo al mismo tiempo… una familia… apenas hace unos meses supo de la muerte de su padre dentro de la prisión, vió y vivió las condiciones en las que Sarah Leegan se encontraba en ese hospital y estaba muy consiente de ello, ya no quería justificar sus actos ni los de nadie, quería responsabilizarse de su parte, necesitaba hacerlo… intentó comunicarse con Neal y comprendía que él no quisiera hablar siquiera con ella, fue tanto el daño que hizo que imaginarse completamente sola la llenaba de temor, todo se juntó en ese viaje… el rechazo de su madre… el rechazo de los padres de James al saber quien era ella le dolía y aún así acepto que era parte de todo lo que tenía que pagar… el chirriar de las ruedas del tren la alejaban un poco más de todo lo que por un momento sería su futuro, sus lágrimas se hacían camino atravesando sus mejillas y destrozándole el corazón.

PASADO… ESCOCIA.

¿Cómo te fue? – le preguntó nada más salir del castillo Andley, ella le regaló una débil sonrisa y le contó todo.

Supongo que no puedo aspirar a más después de todo lo que hice… pero aún así el tío William y Candy me han perdonaron.

Todo será diferente Elizabeth ya lo verás – le dijo abrazándola de los hombros – de ahora en adelante seremos tú y yo – ella lo miró confiando en esa promesa, él le correspondió con un beso en la mano sobre la argolla matrimonial.

Estuvieron unos días más en la pequeña villa, paseaban y comían juntos… desde que llegaron James buscaba el momento para decirle a Eliza sobre sus planes y ese día había llegado… pidió a la pequeña recepción del hotel que le prepararan una canasta, deseaba poder prolongar el tiempo para estar a solas con ella… quería compartirle sus sueños… ilusionaba y construía su futuro junto a ella con todo su corazón.

Cuando llegaron y vieron los vastos paisajes verdes James no dejaba de sorprenderse por la maravilla que sus ojos se regalaban, por 8 años de ausencia el paisaje no había cambiado, pero la guerra estaba provocando estragos en esa tierra que tanto amaba, habían más personas buscando refugio, los asentamientos se veían por doquier y sintió en su corazón la causa y razón por la que huyó de su país… de su familia … tanto tiempo fuera de casa no amilanaron su amor por esa tierra, sentía el palpitar de su corazón golpeando su pecho, por momentos deseaba fundirse para no irse jamás y su conciencia lo libraba de culpas sabiendo que todo lo hizo por amor y bienestar de su familia, y tener conocimiento de que ya les habían restituido las propiedades a sus padres tenía la firme convicción de que llegaría a ellos con la humildad de reconocer que su decisión no fue en su momento la más apropiada, al llegar a la entrada del castillo McArthur anunciaron a Lord James la presencia de su hijo y por un momento su corazón brincó de alegría pero el recordar los 8 años largos que su único hijo estuvo fuera sin noticia alguna lo llenaron de enojo… Evelyn McArthur llegó corriendo hasta donde se encontraba su esposo.

James – con la voz exultante de alegría – mi hijo… nuestro hijo ha regresado – ver así a su mujer conmovió a su corazón pero también tenía que enfrentar a James… a la presunta irresponsabilidad de haberlos abandonado.

Evelyn – la llamó con la voz inusualmente ronca tendiéndole la mano – no puedo recibirlo como si hubiera hecho una gran hazaña cuando lo único que se le ocurrió fue abandonarnos cuando lo perdimos todo ¿no te das cuenta? Ha regresado porque sabe que lo hemos recuperado y no fue gracias a él…

Pero James…

Hemos pasado por muchas situaciones difíciles junto a nuestra hija y no voy a permitir que venga queriendo conquistar lo que no se ha ganado… dime Evelyn ¿es justo que lo hagamos? – ella agachó la cabeza negando – cariño – se levantó del asiento – fueron 8 años ¡8 años! Dame un poco de razón y quita esa cara – Evelyn se dirigió a la puerta saliendo sin decir nada, James se quedó solo sintiendo que su corazón se desgarraba, no quería ser duro pues durante ese tiempo extrañó la ausencia de su único hijo… era la primera vez que actuaba de esa manera convenciéndose cada día que cuando llegara el momento estaba haciendo lo correcto y aún así en ese preciso instante dudaba… el amor por su hijo lo estaba sobrepasando, y en esos instantes tocaron a la puerta.

Adelante.

Mi Lord… el joven James pide que lo reciba.

Hazlo pasar John.

Por su puesto mi Lord – un joven James más maduro llenó de su presencia la biblioteca que su padre ocupaba en sus ratos de ocio – gracias John… retírate – vió como aquel joven avanzaba hacia él… ahora más alto, más fuerte… pero había algo en su rostro que no podía esconder… era la angustia… sus ojos tan azules como los de su madre tenían ese rasgo de hablar por si solos y todo su enojo cayó en picada, era algo con lo que él no podía luchar su mirada llena de arrepentimiento, miedo y dolor pero aún así se mantuvo estoico.

Padre… – se mantuvo a una distancia prudente sabiendo que no debía de invadir más espacio si él no se lo permitía, su padre caminó delante de él dirigiéndose al amplio escritorio tomó asiento y le señaló a su hijo donde debía sentarse… un mueble los separaba y ese era suficiente para saber lo mucho que había perdido… nunca en su vida se había interpuesto algo entre los dos, nunca había experimentado esa separación y por un instante recordó lo unidos que eran… que fueron.

¿y bien? - alzando sus manos para colocarlas sobre el escritorio – supongo que tienes algo que decir – James aflojó un poco el nudo de su corbata y se aclaró la garganta… y todo salió a borbotones… se rompió el dique que silenciaba todo el dolor de esos ocho años.

padre… no merezco siquiera que me perdones… yo no debí abandonarlos.

¿Por qué no me dijiste? ¿Por qué no confiaste en mi?... lo habríamos enfrentado juntos… creí que estabas muerto… y una parte de mi se fue contigo.

Padre… hace unos meses decidí que debía de venir… yo no sabía nada sobre la restitución de tu herencia hasta que el Sr. Johnson me puso al tanto…

¿hablaste con George Johnson?

Trabajé para ellos padre… para los Andley… pero ellos no sabían nada de mi hasta el día que decidí visitarlo en el corporativo… todos éstos años he vivido atormentado por la culpa de haberlos abandonado… yo no quería que les pasase nada a ustedes… aún existía la posibilidad de que aquella amenaza los alcanzara y a pesar de no haber hecho lo correcto… en ese momento pensé que lo era… lo siento padre – en ese instante se dieron cuenta que ya nada los separaba… no había un escritorio, estaban sentados uno frente al otro… nunca podría permitirse apartar a su hijo de su lado… ahora comprendía todo… comprendía cuán difícil ha de haber sido tomar esa decisión, ambos se levantaron y se dieron un abrazo palmeando sus espaldas con fuerza… eran padre e hijo reencontrándose… conectándose como antaño… lloraron y rieron al mismo tiempo y parecía que ese abrazo no tenía fin – padre… – se separó de él – han habido muchos cambios en mi vida… me he enamorado… y ella está aquí.

Pero muchacho… ¿Cómo haz permitido que esa joven espere tanto tiempo fuera? – palmeando su hombro – debe de sentir lo mismo por ti como para esperar ¿Dónde está? Yo mismo iré a traerla.

Pero papá – y sus palabras murieron ahí porque supo que ya no lo escuchaba, la espalda ancha de su padre desapareció… Lord McArthur salió de la biblioteca esperando encontrarla en el salón pero estaba en silencio… no había nadie… unas voces le llamaron le atención fue hacia la ventana y a través de ella las vió… eran Caroline y otra jovencita y supuso que era la acompañante de su hijo.

MOMENTOS ANTES.

¿Así que eres tú quien se ha robado el corazón de mi hermano? – la joven se volteó y quedó frente a Caroline haciendo que se sorprendiera – pero… ¿¡pero que broma es ésta!? ¿¡Qué haces aquí Eliza Leegan!? ¿¡Cómo te atreves!? – la tomó del brazo sacándola del jardín – ¡en éste preciso momento me vas a hacer el favor de largarte! – en ese instante se apareció Lord McArthur.

¡Caroline! ¿Qué sucede? No son modos de sacar a la invitada de tu hermano – ambas jóvenes dejaron de caminar.

¿no? Entonces dime padre ¿de que otra manera se puede sacar de ésta propiedad a los Leegan? – su padre enmudeció.

¿Cómo?... explícate en éste momento.

Ésta padre – señalándola – es hija de Sarah y Raymond Leegan… los mismos que te robaron todo – se paró frente a ella mirándola con desdén y orgullo - ¡que pequeño es el mundo! Y solo de imaginarte con mi hermano me repugna la existencia.

¡Caroline! ¡no son las formas! – la reprendió duramente.

Papá – había incredulidad, sorpresa y enojo, no podía creer que su padre fuera quien le diera la espalda… al menos en esa ocasión.

Srita Leegan acompáñeme por favor – la llevó al interior del castillo guiándola hasta donde se encontraba su hijo, y cuando llegaron James vió en el rostro de Eliza y le hizo comprender que algo no iba bien – tomen asiento por favor – James tomó la mano de Eliza y ella hizo el intento de apartarla pero él no se lo permitió, rodeó el escritorio de roble y se sentó pesadamente colocando su cabeza entre sus manos – ¿en que estabas pensando James? Tengo un informe de todo lo que ésta familia ha causado en otros… en nosotros – Eliza se levantó haciendo que James hiciera lo mismo.

Eliza… por favor.

Es mejor así James – salió de la propiedad sabiendo que lo que estaba sucediendo tarde o temprano habría de pasar ya sea con los padres de James o con quien fuera, tomó el mismo carruaje que la llevó a la casa de la que ella alguna vez pensó que serían sus suegros, y durante el viaje de regreso al hotel no paró de llorar… lloró por su amor fallido… lloró por sus errores cometidos… lloró por todo lo que fue y ya no será y cuando llegó guardó solo lo necesario se recostó en la cama y cayó en un sueño profundo, horas después se despertó y con una valija en la mano abrió la puerta y al otro lado se encontró con James.

Eliza – la abrazó por la cintura y la volvió a meter a la habitación, la alzó separándola del suelo y la besó profundamente… besó sus labios con ternura, con pasión y a partir de ahí todo el deseo se desató… ella se entregó a ese abrazo… a esos labios… la cordura de ambos se perdió y se despojaron de todo… del miedo, de la vergüenza, de lo indebido y en ese momento solo eran dos personas que se estaban entregando a ese amor que se aferraba a no perderse… a no extraviarse – te amo Eliza sé mía – la llevó a la cama y así desnudos como estaban se entregaron en sus miradas, en sus cuerpos y no hubo nadie que pudiera detenerlos… por primera vez Eliza experimentaba el deseo de entregarse libre y voluntariamente al hombre que conquistó su corazón, se entregó sin miedo y en cada envestida sentía como él le entregaba todo su amor, sintió las lágrimas que él derramó sobre su pecho y las bebía succionando los pezones de sus senos y de la misma manera ella se aferró a él en un abrazó besando sus labios con pasión, el dolor que sentía en esa entrega no fue nada porque en ella había amor… le estaba compartiendo todo sus ilusiones, sus deseos y todo su amor… posterior a la entrega ella se levantó sin hacer ruido, se cambió y salió de la habitación volviéndose por última vez miró el cuerpo del hombre a quien había entregado absolutamente todo…su cuerpo y su amor.

Te amo James McArthur… te amaré por siempre – cerrando la puerta cuidando de no hacer el menor de los ruidos. Bajó a la recepción siendo aún de madrugada y dejó una nota y pidió un carruaje que la sacar de ese lugar… pero antes tenía que ir a un lugar.

DOS AÑOS 6 MESES DESPUÉS

Nada lo podía consolar de su abandono y cuán lejos sentía ese día cuando despertó y no la encontró a su lado y desde que llegó al hogar de sus padres se entregó a la tarea de administrar los negocios y trabajar en los campos que poseían, cerca del ocaso su padre lo veía llegar con la espalda encorvada y por un momento deseo no haber intervenido en las decisiones de su hijo, tenerlo bajo su techo le aseguraba protección para ellos y su hermana… pero él estaba maltrecho… ausente… muerto en vida y era algo que Evelyn no podía soportar.

Por favor James ¡haz algo! ¡estamos perdiendo a nuestro hijo! – le decía desesperada.

¿y que puedo hacer mujer? – le contestó con angustia.

Prefiero saberlo lejos de aquí pero no infeliz ¿no te das cuenta? – En esos dos años James triplicó la fortuna de sus padres… quería recuperar el tiempo que no estuvo con ellos, quería honrarlos entregándose a lo que él estaba destinado a hacer… velar por los intereses económicos de su familia, pero nada le alcanzaba para mitigar el dolor que sentía en su pecho, la mujer salió de la biblioteca dando un portazo dirigiéndose a la cocina – por favor Fiona prepara la cena de mi hijo… yo se la llevaré.

Como ordene madame… permita que otra persona se lo lleve.

Está bien… la espero en su recámara – cuando llegó a la planta superior abrió el anexo que conecta a la recámara y esperó a que él se arreglara, desde el día en que regresó a ellos apenas comía y daba largas caminatas por los alrededores de la propiedad… ella sabía que era por esa mujer, lo vió salir de la recámara dispuesto a marcharse y la voz de su madre lo detuvo – James… por favor hijo… te tienes que alimentar – su intención por salir quedó vedada ante la súplica de su voz.

Estoy bien madre – volteó a verla regalándole una sonrisa triste.

No hijo… nada está bien desde el día en que regresaste… no eres tú ¿Por qué te lastimas así hijo? ¿haz sabido algo de ella? – él negó con la cabeza.

No mamá… ella desapareció – sus lágrimas se escondieron entre su barba crecida – mamá… yo la amo… y una parte de mi ya no quiere vivir sin ella.

¡no James! ¡no digas eso! – abrazando el cuerpo de su hijo.

¿Cómo le hago para sobrevivir a éste dolor? ¿Qué debo hacer para encontrar un poco de consuelo?

No tengo una respuesta y una solución a eso hijo… pero estoy segura que el destino hará que se reencuentren… solo quiero verte feliz James y si ella es la mujer que haz elegido la aceptaré… pero por favor hijo ¡búscala!

Ya lo hice madre – la separó de su cuerpo y se sentó en un sillón.

Come hijo… y ésta vez no aceptaré tu negativa – él suspiró resignado sentándose frente a ella.

DOS AÑOS SEIS MESES ANTES

Con dolor James y Evelyn recordaron el día que su hijo llegó al castillo… tres días habían pasado desde que ella lo abandonó y por algún momento pensó que las altas temperaturas que tenía se los arrebataría por siempre, Caroline se entregó a la tarea de velar su sueño… se sentía culpable y a los pies de la cama doblaba rodillas pidiendo por la vida de su hermano… una mañana é despertó y desde ese día desgastó cada gramo de energía para no sentirse vacío pero cuando amanecía todo volvía a ser igual… ella estaba anclada a su corazón y en cada uno de sus recuerdos y para él ese era el tesoro que guardaba celosamente en su memoria.

CHICAGO.

Amor ¿tú crees que sea correcto que le des a saber donde se encuentra ella?

No lo sería si fueran en otras circunstancias… pero no en ésta ocasión... él debe saber…

Pero Albert… ella confió en nosotros – le decía un tanto preocupada.

Amor… si yo estuviera en su lugar y en las condiciones en las que me cuenta su padre que está… estoy seguro que no es justo para él ni para Eliza… y más sabiendo que ella no regresó sola de Escocia.

Bien – le dijo resignada – supongo que tienes razón pero por favor – tomándolo del cuello de la camisa y besando sus labios – se prudente… no es algo que nos corresponda arreglar.

No te preocupes amor, lo sabré manejar con tacto después de todo él es un buen hombre y no creo que vaya a hacer algo en contra de Eliza.

Muy largo le pareció el regreso a América deseaba con todo su corazón poder llegar y encontrarse con ella… perderse en el ámbar de sus ojos amielados, la ansiedad que sentía la desgastaba en el austero gimnasio de la embarcación… se repetía una y otra vez "por fin estaremos juntos mi amor" cuando por fin llegaron al puerto de Nueva York ni siquiera esperó turno para bajar… se abrió camino entre la multitud de personas que deseaban abandonar el barco, le entregaron la pequeña valija que cargaba y se dirigió a la estación de trenes que lo llevarían a Florida.

Cuando llegó a su destino esperaba encontrarla pero le dijeron que ella no se encontraba en ese domicilio, todas las fuerzas que guardaba para no sucumbir a la desesperación se revelaron en su contra, sus hermoso ojos azules derramaron lagrimas de frustración y salió a la acera del hotel cuando una figura alta le cerró el pasó levantó la mirada y era Albert.

¡James! – le dijo con sorpresa – no te esperaba hoy.

Por favor… ¿Dónde está?

James… tienes que saber algo – mirándole a los ojos.

¡QUIERO VERLA! – Sus ojeras daban cuenta del cansancio y el deseo estar con ella.

Bien… te llevaré con ella… pero antes por favor – señalándole el rostro – arréglate y ponte presentable.

Momentos después y con la premura de tenerla entre sus brazos fue a la recepción del hotel viendo que Albert esperaba por él.

¿Dónde…? – su voz apenas quería liberarse de su garganta.

Ella suele salir a caminar en la playa antes de la puesta del sol… te acompaño – cuando llegaron la carretera terminó para abrirse ante ellos las playas privadas que circundaban a los hoteles – te dejo aquí… ella está más adelante.

La dificultad de correr sobre la arena se sumaba al esfuerzo de redoblar la carrera que emprendió para estar junto a ella… Eliza estaba parada frente al mar el delicado vestido que llevaba ondeaba gracias al viento que la golpeaba con suavidad… la mirada de ella estaba clavada en el astro sol que se negaba a quedarse suspendido y se escondía en la línea donde sus ojos se perdían en la inmensidad del mar… a unos tres metros cerca de ella sentía que su perfume lo llenaba hasta sentir como lo abrazaba cuando una voz infantil llegó a ella para aferrarse a sus piernas, lo alzó en brazos estrechándolo a su cuerpo.

Hola mi amor…

Papi… – abrazándola por el cuello y señalando en dirección a él

Si mi amor… papi te amará como te amo yo – ajena a la presencia de James.

Hola chicas… GRACIAS por sus mensajes tan lindos, GRACIAS por sumar ideas a ésta historia… espero en verdad que lo disfruten.

Carol Aragón.

Guets1

bea03

saryfan

Mía8111

elbroche

salgaby

Hellen Alvarado

Guets2

Lili.

MIL GRACIAS.