CAPITULO 45
Criaturas de piel verde, enanas y larga nariz plagaban un sendero, una enorme roca en las proximidades ocultaba una madriguera subterránea en donde estas viles criaturas hacían de su morada, estos seres son conocidos como goblin y eran de los monstruos más habituales en Gaia. Siete de ellos en total desnudez, algunos con armas de bronce gastadas y arcos de madera a mano, custodiaban el camino como una banda de maleantes.
Sus últimas víctimas habían sido una carreta de un comerciante perro que transportaba madera, aquel Sapien viajaba en compañía de su esposa una zorra fénec. El perruno esposo había sido herido gravemente con dos flechas en el pecho, y rematado con una espada en el cuello.
Entonces la esposa fue acorralada por las criaturas, se sentían tentados por la fénec, su pequeña estatura de 110 centímetros excitaba a aquellos goblin cuya altura no llegaba ni al metro. Arrancaron la ropa de la Sapien y manosearon su desnudo pelaje, sus senos y vagina eran ultrajados por manos sucias y apestosas.
Sin piedad la tiraron contra el suelo, agarraron sus brazos y piernas para que todo intento de forcejeo para liberarse fuera en vano, entonces procedieron a la barbaridad carnal. El primer goblin metió su pene en su feminidad, golpeado su interior con un rostro babeante lascivo, con sus manos apretando los pechos de la indefensa zorra.
La fénec solo podía llorar con terror y gemidos, mientras veía entre lágrimas el cadáver sin vida de su esposo, sintiendo el falo carnoso de ese repulsivo monstruo violarle, el goblin chilla con satisfacción expulsando su semen. Tan pronto la criatura sacio su hambre sexual, se pone de pie para que otro tome su lugar y prosiga a continuar el tormento de la Sapien.
De pronto una veloz espada de una hoja teñida de rojo decapita a la criatura que saciaba su vulgaridad ante la indefensa Sapien, aquella espada prosigue su ataque, su portador apuñala el cuello de un segundo. Los demás goblin reaccionan y toman distancia del agresor, le miraban tanto con odio como con miedo.
—No perdonare tales actos perversos.
Aquella brava declaración fue interpretado, no por un Sapien, sino un ser de túnica blanca que carecía de pelaje, de un corto pelo negro, ojos avellana, un cuerpo en forma y una estatura de 180, la mujer zorra vio a quien confrontaba a los monstruos, reconociendo a aquel ser.
—(Es esa criatura del que tanto los rumores mencionan, aquel que vive entre Sapien en la ciudad de Arquion… un ser humano).
El humano apunta con su espada a los goblin, para proclamar su desafío.
—¡Yo, Issac Alkano!, ¡luchare contra ustedes!, ¡monstruos descarados!.
Los goblin responden con gruñidos, y uno de ellos sosteniendo una espada corta, procede a correr apuntando con la hoja de su arma al corazón del humano. Pero fácilmente es rechazado por este, y de un contrataque rápido, su tráquea es abierta de un corte.
—Demasiado lento.
Las palabras del humano fueron comprendidas por los viles monstruos piel verde, de los dos goblin que poseían arcos, uno de ellos había sido asesinado, el único tirador que quedaba tensa su arco. Dispara su flecha apuntando a una de los brazos de Isaac, con la esperanza de herirle y conseguir dejarle indefenso o entorpecer su capacidad de lucha.
—Lo vi venir también.
El humano muestra reflejos y fuerzas que excedían los limites normales de su raza, fue capaz de interceptar la flecha y rechazarlo con el abanicar de su arma justo cuando tenia el proyectil a escasos centímetros suyo. Luego procede a correr y brincar sobrehumanamente, aterrizando sobre el arquero a quien aplasta su cabeza oyéndose el crujir de su cráneo partirse en pedazos.
Un goblin le ataca por la espalda con una lanza, pero su ataque es interrumpido por un proyectil de agua que le golpea desde el torso en la zona de las costillas y le derriba en el acto. Un segundo hace acto de presencia, un Sapien lince de cabellera marrón y pelaje pardo con manchas negras, llevaba vestido una toga y sandalias de madera como el humano.
—Justo en el preciso momento, muy bien Kailo -Isaac felicita a su compañero.
—Ayudare en lo posible, Isaac -El lince responde acompañado de una sonrisa.
El humano apuñala el pecho del goblin derribado por Kailo, luego procede a combatir contra el siguiente goblin más cercano, observa como este empuñaba además de una espada corta, también un pequeño escudo de cobre. El humano hace un sonido de resoplido en sus labios burlándose de la criatura, y de un espadazo cargado de fuerza sobrehumana, consigue arrebatarle su pieza defensiva.
—Es tu fin.
El humano atraviesa su cráneo en un golpe directo, de los siete goblin del principio, ya solo restaba uno, aquel solitario monstruo que sostenía una espada corta en sus manos, tiembla de terror al ver como todos los suyos habían sido eliminados por aquel guerrero sin pelaje.
Cuando los ojos de Isaac se ciernen sobre el goblin, el miedo de la criatura se intensifico, soltó su arma y empezó a correr lo más rápido que podía hacia su madriguera, al ver que el humano no se movía, pensó que lograría escapar con vida, hasta que un proyectil de agua golpea en una de sus piernas.
La fuerza de aquel proyectil mágico le hizo caer y rodar violentamente en el suelo, aunque el impacto de aquel ataque de magia a distancia no le hizo una herida seria, el daño contundente que recibió de este, le dejo con una dolencia lo suficiente para hacer que tardara en ponerse de pie, y tuviera problemas para correr, pero siquiera tuvo la chance continuar su huida cuando logro levantarse.
Cuando la criatura se paro y con vista al frente, el humano estaba allí mismo, mirándole cara a cara, el terror que el goblin sentía hizo que tiritase su cuerpo como si un frio extremo le alcanzara. El miedo le paralizo, literalmente no podía hacer otra cosa que no fuera temblar, como si ambos pies estuviesen pegados a la tierra, por más que su instinto le gritara que huyera, aquel miedo se lo impedía, entonces el humano se preparo para darle el golpe de gracia.
—No, no voy a malgastar mi espada en esta ocasión.
El humano guardo su arma en una funda que cargaba en su cintura con la ayuda de un cinturón de cuero de notoria calidad, hizo sonar sus puños, crujían deseosos de ser probados. Entonces preparo su derecha, ejerciendo su gran fuerza propina un puñetazo en la quijada del goblin, escucha el cuello del monstruo romperse, mientras su cuerpo s eleva en el aire y cae al suelo desde una altura de varios metros. Si el romperse de su cuello no bastaba para matarlo, la fractura del cráneo con tal caída lo haría entonces.
—Genial, puedo boxear como una bestia -El humano se asombro y tiro unos cuantos golpes al aire como si practicase.
—¡Increíble Isaac!, la manera en que te encargaste de ese ultimo goblin, es la primera vez que veo que eliminas a un monstruo con solo los puños -Kailo le felicito.
—Gracias a ti, y tu investigación sobre "la bendición Hercúlea", empiezo a comprender mejor este poder.
La séptima magia, una magia rara que se dice solo unos pocos en Gaia pueden utilizarla, a diferencia del resto, aquella magia no manipula un elemento, sino que dotaba a su usuario de capacidades físicas extraordinaria. Su primer portador, un legendario Sapien llamado Hercúleo, es conocido por realizar una serie de hazañas mortales usando aquella magia.
—(Aunque aún tengo un largo camino para dominarlo mejor, eso quedo claro cuando luche contra ese tigre bandido, Khenya).
El dúo volvió a centrarse en lo que estaban haciendo allí en primer lugar, con los goblin muertos, se les corto una de las orejas, aquel que había muerto con el cráneo aplastado, solo pudo rescatársele un trozo de este. Los aventureros recogen trozos de los cuerpos como muestra de prueba de la muerte de estas criaturas, pero dado a que había un sobreviviente del ataque de estas viles bestia, su testimonio serviría mejor para testificar el buen trabajo de los dos, o al menos eso pensaría la mayoría de los aventureros.
—No podemos pedirle que testifique por nosotros, ella… ya ha pasado por demasiado, como para hacer que cuente los horrores que experimento -Fue la justificación del humano.
La Sapien zorra se encontraba en posición fetal, sollozando en silencio, su mirada desbordaba una angustia intensa, la muerte de su pareja y la profanación a su cuerpo, le dejo una cicatriz psicológica que podría tardar en recuperarse o quizás, nunca lo haría.
—Llevaremos las orejas como prueba al gremio, en cuanto a ella, debemos escoltarla, también llevaremos el cuerpo del Sapien asesinado, es evidente que fue alguien importante para ella.
Utilizarían la carreta por la cual era conducido por el mercader, para fortuna, el caballo aún seguía en ella, estaba algo asustado, pero fue tranquilizado enseguida por Kailo. Como el humano no tenia experiencia en conducir la carreta, por suerte el lince conocía muy bien el concepto de como llevar las riendas de una.
Cubrieron a la desnuda fénec con una manta gruesa de tela que había en la carreta, hallaron dos allí, quizás utilizados por aquella pareja cuando en el camino el clima era fresco. Subieron con cuidado a la Sapien a la carreta, y procedieron a dirigirse hacia la ciudad de Arquion.
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Las autoridades de Arquion se encargaron de atender a la fénec, la leña que transportaba la carreta tenía como destino esa misma ciudad, por orden del mismo Semiur, la Sapien zorra seria renumerada, tanto por traer aquel cargamento como también un extra por su difunto esposo, quien, por el mismo gobernante ordeno además que le dieran un entierro en el cementerio.
En cuanto al gremio de aventureros, Isaac y Kailo entregarían las orejas de los goblin eliminados, pero incluso sin tales pruebas, el mostrador que era atendido por el atractivo gato y la hermosa coneja, habían llegado a sus oídos sobre noticia de la Sapien vulpina rescatada, sabían que ese humano y su fiel amigo lince, habían cumplido el encargo de eliminar aquellos pequeños viles monstruos con total éxito.
El dúo cobro la recompensa y luego fueron hacia "la Trufa de bronce", para comprar algo para comer después de un buen día de trabajo, en medio de su comida, el humano se lamento no haber llegado a tiempo para salvar la pareja de esa Sapien fénec.
—No es tu culpa Isaac, no podemos evitar todas las tragedias de Gaia -Su amigo Kailo le consoló.
Isaac era consciente de que, aunque tuviera tal poder mágico a su disposición, era incapaz de impedir las muertes en el mundo, las desgracias seguirían ocurriendo, y lo mejor que podía hacer, era eliminar a aquellos que causaran el mal. Es por eso que precisaba hacerse más fuerte, y luego resalto otro tema.
—Kailo, además de tu magia y la daga que llevas, ¿con que otra armas puedes defenderte?.
—Por desgracia esas son mis únicas armas, antes de conocerte, yo solo hacia encargos centrados en eliminar monstruos pequeños, como esos conejos cuernudos, no ganaba mucho, pero me bastaba para comer y pagar el alquiler.
El lince intento practicar arquería, pero no tenía destreza alguna como tirador, entreno en lo posible su magia de agua para fortalecer sus ataques a distancia, pero no lo suficiente para lidiar contra oponentes numerosos o mucho menos contra algunos goblin. Incluso era incapaz de utilizar correctamente una honda, o aplicar incorrectamente la fuerza necesaria, arrojándola en direcciones erradas o lanzándolas con un impulso débil.
—(Kailo no tiene la suficiente habilidad con armas cuerpo a cuerpo, por lo que utilizar armas a distancia es lo recomendado para él) -Fueron los pensamientos del humano.
Entonces una idea llego a su mente, una solución para fortalecer a su compañero, pensó lo tonto que era al no habérselo ocurrido antes, la respuesta a la problemática estaba en un arma a distancia y ese humano, conoció a la perfección una que encajaría para ser manipulado por las manos del lince.
—¡Eso es!, Kailo, después de comer, iremos a la herrería de Torke Almaforga.
—¿A la herrería?, ¿qué asuntos tenemos allí?, tu espada mágica aún está bien.
—No, no es por mi espada mágica -Aclaro Isaac —Iremos allí para otra cosa, ¡vamos a hacerte un arma a distancia!.
—¿Un arma a distancia?, Isaac, no soy bueno con los arcos, y tampoco domino lo suficiente una honda.
—Jejeje… no será necesario, el arma que tengo en mente es otra, no es compleja de utilizar y le hará una buena competencia a los arcos y hondas.
El humano piensa en algo interesante, una nueva arma, ¿qué clase de instrumento de combate a distancia es lo que se creara para su fiel compañero lince?.
Continuara…
