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Título: Miradas
Fandom: Harry Potter
Ship: H/H, La pareja del Fénix
Palabras: 1326
Resumen: En el tercer año de su estancia en Hogwarts, Harry, Ron y Hermione se encuentran haciendo los deberes en la sala común de Gryffindor. Atormentados por todo el trabajo que tienen que hacer hay algo más que los inquieta. ¿Lograrán llegar al fondo del asunto?
Hermione leía su libro de encantamientos detenidamente. Al menos, fingía que lo leía. Sentía su mirada sobre su cuerpo, atravesando su túnica, dejándola a merced de sus ojos esmeralda en plena desnudez. Su respiración estaba agitada. Un rubor tenue enmarcaba sus mejillas, producto del latir acelerado de su corazón. No podía avanzar en la lectura. Llevaba demasiado tiempo leyendo la misma frase sin comprender nada. ¿Desde cuando ella, precisamente ella, tenía problemas de lectura? Era sencillamente frustrante que algo tan sutil como un par de ojos puestos en ella no la dejaran concentrarse. Pero es que ya era el colmo. Llevaban horas con aquello. Estaba segura.
Llevaban toda la tarde en la sala común haciendo los deberes, Snape les había dejado kilométricos trabajos de pociones, McGonagall quería que practicaran un complicado hechizo de transformaciones, para el cual debían primero investigar y escribir el paso a paso sobre cada uno de los procesos de la transformación; de encantamientos tenían que leer todo un capítulo del libro, de historia de la magia había que hacer una línea del tiempo de los últimos dos mil años sobre las guerras mágicas que habían tenido lugar en Inglaterra en las distintas facciones. El único que les había dado tregua era Lupin. Esa semana no les había pedido deberes.
De hecho, algo raro estaba pasando con él, le parecía que se veía enfermo, más pálido de lo normal. Se preguntaba que sería. En fin, no era asunto suyo. Sería mejor que volviera a la lectura. Estaba cogiendo el ritmo de las palabras de nuevo cuando sintió ese peso peculiar sobre su cuerpo. Al instante sintió como cada músculo se le tensaba. La respiración se le volvió a agitar perceptiblemente y al no poderse contener, levantó la mirada en dirección al lugar donde sabía que la observaban.
Harry regresó los ojos de golpe a su pergamino. Ron rio por lo bajo disimuladamente y siguió intentando entender cómo diablos se tenía que hacer la transformación de un conejo en un bolso. Tenía rato observando como Harry miraba sin disimulo a Hermione y cuando ella se daba cuenta, lo encaraba. Al instante, Harry volteaba a ver a otro lado apresuradamente. ¿Por cuánto tiempo duraría aquello? Era más que obvio que algo pasaba ahí. No por nada Hermione se sonrojaba, ¿no? No había que ser adivino para saberlo. Hasta él lo sabía.
Agobiado de su trabajo de transformaciones miró a Harry. Tenía la nariz recta, de forma graciosa, las mejillas angulosas, los ojos brillantes y ese pelo indomable. Suponía que incluso él, si fuera una chica, caería por Harry. Aún si no fuera el niño que vivió, lo tenía todo para destacar entre las mujeres. Lo único que no le pegaba era esa actitud tímida que tenía en relación a las cosas de chicas. Aún recordaba como se había puesto el año pasado con las cartas tontas de San Valentín que andaban circulando por ahí con los elfos domésticos y la que le había tocado a él.
Ron miró de soslayó a Hermione: no quería que ella se diera cuenta que también él la observaba o estallaría. Una cosa era que Harry la mirara, pero con él la cosa cambiaba. Entonces creería que traían algo entre manos y los interrogaría hasta el cansancio. Se imaginó que para Harry debía ser bonita de algún modo, con su pelo alborotado y sus grandes dientes frontales. Para él, la verdad se parecía a cualquier otra chica de su edad, sin que resaltase por algo en particular. La veía como si fuera Ginny, una hermana más.
En ese instante vio que Hermione levantaba los ojos hacia Harry, quien curiosamente se dedicaba a tomar notas en su pergamino. Ron volvió a lo suyo para evitar ser atrapado. Hermione frunció el ceño, miró hacia el pelirrojo que también estaba escribiendo. Juraría que había sentido una mirada sobre sí misma. Volvió a ver a Harry. Escribía lentamente, aletargado. Se preguntaba qué pasaba por su cabeza. Quería saber, con todas sus fuerzas qué ideas había detrás de esa mata de cabello negro.
Harry levantó la mirada y se cruzó con la de Hermione. Por unos segundos electrizantes sus ojos entrechocaron, fusionando el esmeralda y el avellana en un fuego intenso, hechizados por las pupilas del otro. Al mismo tiempo los dos apartaron la mirada. Hermione estaba completamente roja. Si antes le era difícil concentrarse en su lectura de encantamientos, ahora le era imposible. La había descubierto observándolo detenidamente y no tenía excusa para ello. Como había apartado la mirada, no sabía que él lo había hecho también.
Harry, por su parte, estaba azorado. ¿Por qué Hermione lo estaba viendo? Fue una sensación extraña ser contemplado y, peor aún, encontrarse con los preciosos ojos de ella. El estómago le dio un vuelco indescriptible que no pudo controlar. Sentía los efectos de ese salto aún, como si fueran pequeñas oleadas de desesperación. Se preguntó si ella sentiría lo mismo cada vez que él la miraba. Si así fuera, aquello habría representado una agonía para ella. Pero no podía resistirse. Se veía tan bella, con su mirada concentrada en el libro mientras leía y sus rizos cayendo desordenadamente alrededor de su cara. Además de ese rubor que lo estaba volviendo loco, ¿cuándo se había maquillado? Se veía tan natural…
De pronto desvió la mirada y observó que Ron miraba de soslayo a Hermione. ¿A caso el también había notado lo hermosa que se veía aquel día? Un ligero remolino de inquietud le atravesó el corazón. Trató de descifrar en la cara de su amigo qué pasaba por su mente. Tenía el rostro relajado, respiraba tranquilo, no había señas de ansiedad. No, él no sentía nada por Granger. No como él. Conocía muy bien los síntomas de la desesperación amorosa y no se veía nada en él. Si fuera así, ya lo sabría ¿no?
Estaba mirándolo fijamente cuando Ron volteó a verlo y la hizo una seña con los ojos, señalándole a Hermione, dándole a entender que él ya sabía que le gustaba. Harry se limitó a levantar los hombros. Hermione los estaba observando sin decir nada. Ron hacía caras expresivas, abriendo cada vez más los ojos y Harry estaba de piedra.
–¡Ya está bien! –estalló Hermione y unas cuantas cabezas en la sala común giraron hacia ellos. Ron y Harry se quedaron inmóviles–. ¿Qué tanto se secretean?
–Bueno, yo… no, más bien. Harry, sí. Harry tiene algo que decirte –sentenció Ron con una sonrisa de oreja a oreja mientras Harry se ponía lívido.
–¿Y bien Harry? –preguntó Hermione tras un largo silencio.
–Bu… bueno… Ron y yo… tenemos que… –Ron lo miraba ceñudo–. Es que… vamos a la biblioteca.
Y sin decir más se levantó y tomó a Ron del brazo, dejando a la chica perpleja.
–¡¿Estás loco?! –le iba diciendo Harry mientras avanzaba a trompicones.
Ron lo detuvo en una escalera antes de que esta se moviera.
–A ver, te gusta Hermione ¿sí o no? –la mirada de Ron era penetrante y traspasaba en los huidizos ojos verdes de Harry que no encontraban hacia dónde enfocar.
–Sí…
–Pues dilo como hombre, para empezar.
–¡Sí, me gusta! –gritó Harry. Su voz retumbó en las paredes del castillo y los personajes de los cuadros comenzaron a cuchichear entre ellos, armando alboroto, pero a Harry no le importó.
–Pues bien, ¿por qué no se lo dices?
–No sé… cómo hacerlo.
–Buscaremos la forma, porque con solo mirarla no vas a lograr nada. Vamos, le dijiste que íbamos a la biblioteca, no tardará en llegar allá.
Harry se puso nervioso al instante. Comenzaron a caminar rápidamente en dirección a la biblioteca mientras hablaban de las posibilidades que tenía Harry. Mientras, Hermione permaneció escondida en el marco de una de las puertas falsas que había en el castillo, desde donde había escuchado todo. No cabía de felicidad. No podía ir a la biblioteca, estaba tan nerviosa que no podría mirarlo. Pero ahora por lo menos sabía que era correspondida.
Años sin pasarme por aquí. De nuevo. Tal vez en algún punto de mi vida cumpla con este reto. Ojalá. Nunca dejaré la escritura, eso es verdad, pero con la cotidianidad es complicado. Espero disfruten este nuevo texto, saludos.
o0osherlino0o
