02:45

Confesiones de madrugada.

01:45 a.m.

Luna:

¿Cuántas estrellas puedo contar?

Una, dos, tres...

Treinta, treinta y uno, treinta y dos...

Pansy estaba comprando una bebida. Luna estaba a su lado, mirando con curiosidad los movimientos que hacía el hombre de la barra. Ella consideró que, si un día él quería dejar de vender alcohol, bien podría pertenecer a un circo. ¡Tenía verdadero talento para el malabarismo y hacer un espectáculo llamativo!

—¿Segura que no quieres otra cosa? —preguntó Pansy, cerciorándose.

—Sí, solo agua está bien —dijo Luna.

—¿Te das cuenta que te saldrá más cara el agua que otras cosas, no?

—Sí, pero quiero eso. ¿Por qué pediría otra cosa que no quiero?

Pansy puso una mueca resignada mientras se acercaba a un chico de Slytherin que conocía y que tenía un amigo que era mayor de edad, por lo que podía comprarle algo con alcohol, además del vaso de agua. No es que a Luna no le gustaran las bebidas (ella tenía varios tragos dulces favoritos, ya que no se podía decidir por uno solo), pero ahora mismo tenía sed, no ganas de beber.

Miró a su alrededor, ella amaba las decoraciones del lugar. ¡Las luces eran tan bonitas! Le hubiera gustado poder sacar alguna fotografía.

—¿Te diviertes, no? —le habló Pansy.

—Sí, por supuesto —contestó, sonriendo al ver que una de las luces del fondo giraba en espirales—. ¿Y tú?

Pansy miró hacia un lado, intentando descubrir qué miraba Luna, mientras respondía:

—Yo también, Isa fue... —se detuvo, enarcando una ceja por ver cómo Luna inclinaba su cuerpo hacia un lado, para intentar ver mejor el grandioso espectáculo de luces que un par de chicas le estaban tapando—. Eh... Lo hizo genial. En la última canción en especial, porque... porque... —bufó—. ¿Qué rayos estás mirando?

—El show de luces.

—¿Eh? ¿Cuál show de...?

El muchacho al que Pansy pidió ayuda llegó, interrumpiendo la conversación. Ella pareció olvidar su indignación y le dio las gracias mientras recogía las bebidas que él traía. Luna le ofreció una sonrisa amable para agradecerle también. Él pareció sorprendido al verla, y no despegó los ojos de ella.

—Ella es... ¿Es Lovegood?

Sí, es mi amiga, Luna. Y él es Cameron, uno de mis compañeros de clases —los presentó Pansy.

—Un placer conocerte —dijo él, con una gran sonrisa.

Pansy sonrió, mientras se llevaba la bebida a la boca. Luna no estaba segura de por qué su amiga reaccionó así. ¿Qué le resultaba tan divertido? Recordó entonces su vaso de agua, y extendió su mano a Pansy para pedírselo. Ella reaccionó, dándole su bebida.

—¿Solo agua? —dijo Cameron—. Déjame comprarte algo más, yo invito.

—No, estoy bien —respondió Luna con un tono dulce.

—¿Está bien si los dejo solos? Tengo que ir a burlar a Sophie y el idiota por estar bailando juntos —dijo Pansy, que entonces se giró, enfocándose en el rostro de su amiga—. ¿Te parece bien? ¿Quieres quedarte con Cameron? ¿O quieres venir conmigo?

—No tengo un interés particular por molestar a Sophie y Ron... —murmuró Luna con honestidad.

Pansy apoyó una de sus manos sobre su cadera, soltando un suspiro.

—Como ella me diga una queja... —amenazó, apuntando con su dedo a Cameron—. ¡Sé amable!

Cameron rió entre dientes, mientras Pansy se alejaba.

—¿Por qué serías desagradable? —preguntó Luna.

—No lo seré, lo prometo. ¿Segura que solo quieres agua?

—Sí.

Él parecía sorprendido, pero no insistió más. Movió su cabeza, señalando hacia la masa de gente que bailaba.

—¿Quieres?

—¿Bailar o ir al baño?

—¿Qué? —él parecía azorado por su pregunta. Luna no lo entendió, ¿qué tenía de malo ir al baño?

—Está allí la puerta, no sé si señalaste eso o la zona de baile —explicó.

—Ah... ¡Ah! —rió—. Bailar. Me gustaría bailar contigo.

—Claro, está bien.

Cameron sonrió mientras le ofrecía su mano. La tomó y pronto fue guiada hacia la gente. Se sintió feliz, le encantaba estar rodeada de personas que se divertían. ¡Algunos hacían movimientos realmente geniales! Su pareja de baile se detuvo, y ella lo imitó. Él se giró para quedar enfrentado a ella y puso su mano izquierda en su cintura. A Luna le agradaba Cameron, era un chico gentil y sin torposoplos cerca, por lo que parecía ser alguien bastante positivo en cuanto a pensamientos. Pansy por otro lado, solía tener más rondando. Incluso Hermione, en especial en épocas de exámenes. Hasta Ron tenía varios, más que nada durante su cuarto año... Se sobresaltó al notar que Cameron se acercó más a ella, comenzando a bailar. ¿Se había distraído por demasiado tiempo? Le sonrió, queriendo prestarle atención, y él la imitó.

—Estás muy hermosa hoy.

—¡Gracias! Esta ropa me la prestaron, no suele ser mi estilo, pero Aurora insistió y me gusta mucho el color naranja, así que...

—Eres divertida —dijo, riendo.

Luna ladeó la cabeza. ¿Era su imaginación o Cameron estaba más cerca? Al ver cómo él bajó un poco la vista, ella levantó un poco sus cejas. "¡Oh! Creí que solo quería bailar" pensó. Giró un poco el rostro hacia un lado, para intentar aclarar su confusión sin ser grosera y decirle a la cara que ella no quería besarlo.

Una nueva canción inició y el rostro de Luna se iluminó. ¡Ella amaba esta nueva música! Cameron se descolocó al ver que Luna se alejó un paso de él para comenzar a bailar. Dio pequeños saltos, comenzando a girar sobre sí misma.

—Eh... —balbuceó—. ¿Luna?

—¿Si? —preguntó, mientras hacía una ola con sus brazos.

—¿Qué estás haciendo?

—Bailar, esta canción es muy divertida.

Él miró a su alrededor, encogiéndose un poco de hombros.

—Yo... eh... esto... —señaló con el pulgar tras su espalda mientras hablaba—. ¿Te importa? Acabo de recordar algo que tengo que decirle a un amigo.

—No, por supuesto. Adelante.

Él dio un paso vacilante hacia atrás, antes de girar sobre sus talones y alejarse. Luna paró de bailar, porque era un poco ridículo hacerlo sola. ¡Esta canción era para bailar acompañados!

Observó su alrededor. ¿Cameron tardaría mucho? Miró hacia su derecha, buscando a Pansy, estaba segura de que por esa zona la había visto por última vez. La encontró pronto, ella estaba con Hermione, diciéndole algo al oído. Luna sonrió al verlas. Siempre pensó que hacían linda pareja y eran adorables juntas, ya que percibía que el aura de Pansy era de un color azul oscuro y apagado, mientras que la de Hermione un rosa coral. ¡Cualquiera podía ver a simple vista que se complementaban! Caminó hacia ellas, pero se detuvo al notar que Pansy tenía una mirada particular. Luna se preguntaba si sería ella la única que se daba cuenta de eso entre sus amigos, de cuánto Pansy buscaba a Hermione, como si ella fuera el fuego para alguien que temblaba de frío. Su amiga miraba a Hermione como si preguntara todo el tiempo qué siente por ella, si la quieren de igual manera, si de verdad la estaban viendo... Luna sonrió con empatía, Pansy no estaba acostumbrada a ser la primera opción de nadie, pero por suerte ya no era así. Dudó entonces, sobre si debía intentar acercarse a ellas. Sin embargo, la respuesta llegó a Luna al ver que Pansy agarró la mano de Hermione para guiarla a la salida; no estaba bien interrumpir los momentos íntimos.

Se volteó, buscando al resto de sus amigos. Esbozó una sonrisa cuando captó la cabellera pelirroja de Ginny. Ella estaba apoyada en una columna, charlando con Neville y Zuri, por lo que corrió hacia ellos.

—¡Hola a todos! —saludó Luna, al mismo tiempo que alisaba su vestido que había ondeado un poco por moverse muy rápido.

—¿Pansy te abandonó? —bromeó Ginny.

—Sí, ella parecía querer un momento íntimo con Hermione. Se acaban de ir.

—¿In... íntimo? —repitió Neville con los ojos bien abiertos y sus mejillas rojas.

—¿Se fueron a los baños? —preguntó Zuri.

—¿Hermione está teniendo sexo en el baño? —reformuló Ginny, con la boca abierta.

—No, salieron afuera —aclaró Luna.

—¡¿Están teniendo sexo en la playa?! —gritó Ginny.

Neville hizo un ruido estrangulado, parecía querer hundir su cabeza bajo tierra.

—Luna, por Merlín —la llamó Ginny, sujetando su hombro—. ¿Cómo sabes que Pansy y Hermione están teniendo sexo? ¿Estaban manoseándose mientras bailaban? Creo que podría vomitar de solo imaginarlo...

—Yo nunca dije eso —dijo Luna.

—¿No te referías a tensión sexual cuando dijiste intimidad? —se extrañó Zuri.

Luna negó con la cabeza. ¿Por qué diría íntimo para referirse al sexo? Le resultaban dos cosas bastante diferentes. Veía, por ejemplo, mucho más íntimo un beso o un abrazo.

—Oh, Cameron —recordó Luna.

—¿Quién? —preguntó Neville.

—Mi pareja de baile —respondió, girándose para mirar a la gente que bailaba en el centro del cuarto.

—¿Estabas bailando con un chico? —dijo Ginny, enarcando una de sus cejas—. Se supone que estabas con Pansy.

—¿Tanto te sorprende? —rió Zuri—. Luna se ve hermosa. Todos ustedes en realidad —ella miró con una sonrisa burlona a Neville antes de continuar—: No lo escuchaste de mí, pero Hannah... ¿Sabes quién es, no? De Hufflepuff. Ella te ha estado mirando toda la noche, ¡estoy segura de que quiere bailar contigo!

—¿Con...conmigo? —empalideció Neville.

—¡Te encanta bailar! Sería una gran idea que vayas con ella. Te ayudaré a buscarla —dijo Luna.

—No creo que ella quiera, yo no...

—Te ves muy guapo Neville —lo cortó Luna—. Es lógico que Hannah se haya fijado en ti esta noche. Además, a veces trabajan juntos en clase, se agradan, así que seguro se divierten.

—Uy, uy, uy —canturreó Zuri—. ¿Se hablan en clases? ¿Estoy escuchando la canción de un futuro romance? Tal parece que esta noche debo trabajar de Cupido.

Zuri no perdió el tiempo: abrazó el brazo de Neville por la parte del codo y tiró de él, arrastrándolo con ella. Soltó un "¡Nos vemos!" entusiasta mientras se alejaba para buscar a Hannah. Luna levantó su mano y la agitó, despidiéndolos.

—¿Quién es Cameron? —preguntó Ginny.

—Mi compañero de baile.

—Lo sé, lo sé. Pero me refiero, ¿de dónde lo sacaste? ¿Son amigos? Nunca me hablaste de él.

—Lo conocí esta noche. Y creo que quería besarme, así que no estoy segura de que él quiera mi amistad... ¡Una lástima! Parecía amable.

Ginny rió mientras negaba con la cabeza.

—¡Andas conquistando chicos! Quién lo diría —dijo, dándole un golpe suave con el codo a Luna en su brazo.

—No estaba intentando conquistarlo. Creo que le gustó mi vestido.

—¡Cómo no! Zuri tiene razón, por cierto. Estás hermosa.

—Gracias, tú también Ginny.

En el fondo, ella no estaba del todo de acuerdo con su afirmación. Sí, Ginny era hermosa, pero Luna siempre prefirió verla con sus ropas normales. ¡O incluso su uniforme de quidditch! Ella siempre se veía muy feliz y radiante cuando jugaba ese deporte. Hoy, Ginny está usando maquillaje, cuando generalmente suele tener un estilo más natural. Su cabello está atado con un peinado bastante elaborado, diferente a todos los otros días, que lo tiene suelto y lacio. Estaba vistiendo de rojo al menos, cosa que suele asociar a Ginny, ya que ella tiene muchas camisetas rojas o rosas... pero no suelen ser así, como hoy. Ella normalmente viste de manera que se puede considerar femenina, sin embargo, siempre elige cosas cómodas porque le gusta correr o de repente sentarse en el suelo; así que suelen ser holgadas, pero de telas bonitas, con algún bordado decorando o algún corte en la tela atractivo. Esta noche su ropa estaba mucho más ajustada. A Luna le gustaba mil veces más la Ginny que veía día a día que la que intenta llamar la atención en una fiesta.

Sin embargo, no lo diría. Quizá prefería ver a Ginny de otra manera, pero ella siempre se veía bien. ¡Ginny siempre es bonita! Y no podría soportar verla desanimada solo por un tema tan trivial como la ropa.

Luna no dijo nada malo. Entonces... ¿Por qué de repente Ginny tenía torposoplos?

—¿Qué estás pensando? —preguntó Luna, ladeando su cabeza, intentando encontrar el ángulo correcto para poder ver mejor los ojos de Ginny.

—¿Eh? Nada —rió—. ¿Por qué lo dices?

—Estás desanimada.

—No lo estoy. ¿Cómo podría estarlo en este lugar?

Luna no despegó sus ojos de los de Ginny. Sabía que ella estaba ocultando algo, pero no insistió, nunca era buena idea revolver los secretos ajenos. Miró el resto del rostro de Ginny, sintiéndose preocupada. Notó entonces que varias de las pecas de Ginny estaban cubiertas con maquillaje.

—¿Por qué tú sí pareces molesta?

Volvió a enfocar sus ojos en los de Ginny, sorprendida por la pregunta.

—Me estabas mirando raro. ¡Tú nunca frunces así el ceño!

—Oh, no me di cuenta —dijo, mientras volvía a poner su cabeza en una posición normal—. Es que no me gustan las noches nubladas.

—Eh... ¿Eh?

Luna miró a su alrededor entonces, preguntándose de nuevo por Cameron. ¡Ella de verdad no quería ser descortés!

—Hoy no está nublado —dijo Ginny, todavía confundida.

—¿Eso piensas?

—¡No está nublado! —exclamó con una sonrisa. Mira, podemos ir a ver.

Antes de darse cuenta, Luna sintió la mano de Ginny sujetar la suya mientras la guiaba hacia las escaleras que llevaban a la salida del bar. Intentó recordar por qué no debería salir, pero en realidad... no le importaba. Ella siempre iba a preferir pasar su tiempo con Ginny.

02:05 a.m.

Ginny:

¡Qué bonita está Luna!

No.

La Luna.

¡Qué bonita está la Luna!

No Luna.

¿Quién es Cameron?

El fondo de su estómago se sentía pesado y ácido, y le sorprendía demasiado que fuera así. Y aún más importante, ¡no quería sentirse así!

Al salir del bar miró hacia arriba. Tal como supuso, la noche estaba despejada. ¿Por qué a Luna le importaba esto? No tenía idea. Pero ahora agradecía haber salido. Un poco de aire fresco para relajar su estómago fue bueno.

Luna estaba a su espalda. Todavía sujetaba su mano. La sentía delgada y suave al tacto, mucho más que las suyas propias. ¿Debía soltarla? ¿A Luna le molestaba?

—¿Lo ves? Te lo dije —se jactó Ginny, girándose para sonreírle.

—¿De qué hablas?

—Pues... del cielo. Dijiste que estaba nublado.

Una sonrisa perezosa se extendió por el rostro de Luna, y luego soltó su mano, cruzándolas tras su espalda. Ginny entonces cruzó sus brazos sobre su pecho. Se sentía extraña, perdida. Luna comenzó a caminar, y aunque dudó, Ginny la siguió, luego de soltar un suspiro pesado.

Ella estaba bien antes. ¡De verdad se estaba divirtiendo! Esta era una de las mejores salidas de su vida. ¡Escuchó a una banda condenadamente genial tocar en vivo, y amó cada maldito segundo! ¡Hasta le ganó a Pansy bailando! ¡¿Y un tal Cameron se la estaba arruinando de golpe?! No tenía sentido. Miró de reojo a Luna, que tenía la cabeza apuntando hacia el cielo sin mirar dónde pisaba, mientras tarareaba algo; pero lo hacía tan suave que no podría intentar imitarla. ¿Cuál canción sería esa?

—¿Querías besarlo? A ese tal Cameron —dijo Ginny, cayendo ante la curiosidad. Ella solo no podía dejar de pensar en eso.

—No.

—¿Por qué no?

—¿Por qué sí querría?

Ginny bufó, divertida. Su estómago se sintió más ligero. Luna no quería besarlo. Quería decir que su alivio se debía a la caminata y el aire fresco. ¿Pero podía fingir que era solo eso?

—Tú sí besaste a muchos chicos —dijo Luna—. Y a un par de chicas. Pero nunca me pregunté porqué.

Ginny arrugó la nariz, pensando. Eso era... cierto. ¿Eso no la hacía hipócrita? ¿Por no querer que su amiga besara a un chico, cuando ella este año había estado interesada en varias personas?

Ginny prefiere hacer cosas, no le gusta pensar tanto tiempo sobre algo, ya que, no siempre le gusta lo que encuentra. Ahora estaba pensando, y no le estaba gustando lo que había en su mente: se sentía celosa, porque no quería que otro bese a Luna. ¿Pero ella sí lo quería? ¿Ginny quería besar a una de sus mejores amigas?

"Los sentimientos son malditamente complicados" pensó con odio, levantando la cabeza para mirar también al cielo. Pero no duró mucho, de nuevo bajó la vista para seguir viendo a Luna. Ella lucía... tan feliz. Si había algo de amargor en su estómago, ya no estaba. Porque si tuviera que destacar algo que le gustaba de Luna, era eso, esas vibras cálidas y amables que parecía transmitir todo el tiempo, su calma y su facilidad para compartirla con otros. Nunca había conocido a alguien como ella, una persona que disfrute de todo tan profundamente y sin consumirlo hasta destruirlo.

Ginny a veces pensaba que lo amaba todo: el quidditch, su familia, la comida, dormir, la tierra cuando caía sobre ella y dolía, o se embarraba hasta las rodillas, el Sol y su calor, o hasta el agua tan fría que la hacía temblar. Y se tiraba de cabeza a todo eso y más, haciéndolo hasta hastiarse. Ella no estaba segura de qué es el amor, pero casi todo el tiempo se sentía extasiada, de todo y de nada. Amaba eso, lo amaba todo. ¿Pero qué amaba más? ¿Qué quería de verdad, si todo le encantaba?

Amó por primera vez a Harry Potter. Él era tan famoso y parecía tan amable... Su cabello despeinado lo hacía verse genial, ¡y hasta tenía una cicatriz! Fue como un flechazo a primera vista, ella solo supo que quería llamar la atención del niño que vivió, conocerlo, saber qué le gustaba, cómo fue su vida. Y luego, cuando ingresó a Hogwarts, lo adoró más, porque él la salvó. No solo era lindo y famoso, también era su héroe. Él, con solo 12 años, luchó contra un basilisco, una hazaña impresionante. Harry salvó su vida y nunca podría estar lo suficientemente agradecida, nunca podría superar su admiración por él y su valentía. Y entonces... quizá... ¿eso no era amor?

¿Por qué eran los sentimientos tan complicados? Ginny miró al suelo, mientras comenzaba a caminar de manera más brusca, arrastrando más la suela de sus sandalias en la acera. Le gustaba ese ruido, áspero, veloz. Algunas piedritas salían disparadas por su acción, a veces se escuchaba también el crujido de granitos de arena cuando los pisaba.

También sintió celos de Harry. No le gustaba Cho, ella era muy popular también, probablemente una de las más guapas de Ravenclaw. Encima de eso, jugaba quidditch, y lo hacía muy bien. ¡Ella tenía todo lo que deseaba! Se sentía casi como un arrebato. Ginny era muy pequeña para entrar al equipo todavía, y quién sabe si lo conseguiría al fin cuando iniciara su quinto año. ¿Pero este año, durante su cuarto año? Se tuvo que tragar además ese ácido que atravesaba su garganta y caía pesado contra su estómago, porque a Harry le gusta Cho. El chico que le gustaba, babeaba todo el día por otra. ¿O... no le gusta? ¿Y es solo admiración, no amor?

Hermione nunca fue de gran ayuda. Es muy inteligente, pero muy práctica y centrada, demasiado para hundirse en emociones complicadas. Cuando le hablaba sobre estas cosas, sobre sus sentimientos confusos, sabía que algunas cosas se le escapaban a su mejor amiga, que no entendía por qué no solo podía elegir la opción más lógica. Ella no podía entender del todo cómo Ginny se obsesionaba por Harry y al mismo tiempo se sentía muy feliz con Dean Thomas. Sabía, que ella entendía que lo besaba a él para ignorar sus sentimientos por Harry. Pero no era así, ella sentía un cosquilleo profundo en la boca de su estómago cuando besaba a Dean, pero también sentía eso mismo cuando Harry hacía algo genial, como verlo ganar un partido de quidditch. Su tiempo a solas con Harry en la biblioteca o con Dean en Las Tres Escobas los sentía muy especiales, la hacían sentir como si caminara sobre un colchón relleno de plumas... ¿No es así el amor? ¿A quién se supone que amaba en realidad? ¿Qué sentía? ¿Qué quería? ¿Quizá... le gustaba Luna? ¿O le gustaba Harry? ¿O Dean? ¿O Zuri?

¿Cómo ignorar eso? Zuri era como... ¡Buff! Sí, eso era: buff. Si Harry le parecía genial, no tenía idea de lo que le parecía Zuri. Ella y su instrumento, la batería, quedaban muy bien juntos, solo ruido, ritmo, un golpe, latidos acelerados. Esa chica le resultaba magnética, como si la incitara a hacer lo que quisiera. Ella era mayor que Ginny, y se veía tan radiante y segura de sí misma... Ginny sabía que tenía un serio flechazo por ella, ya que la obsesionaba.

Admiración, obsesión, el cosquilleo... ¿Cuál era el correcto?

Cuando estaba hablando con Zuri, junto con Neville, ella solo podía verla y pensar: "Estoy hablando con una de las chicas más asombrosas que vi en mi vida" o "¿Qué pensará de mí? Por Merlín, quiero gustarle". Pero de golpe llegó Luna y todo ese fuego interno, esa energía acumulada, se relajó. Dejó de ver el Sol que la consumía viva, para verla a ella. Con Luna se sentía relajada, libre. Su amiga podía verlo todo, pero de forma única, y Ginny no era la excepción, ella se sentía única bajo sus ojos. ¿Entonces por qué Cameron apareció? No le gustaba eso. Así como cuando Pansy la alejaba mucho tiempo seguido de Luna, odiaba que Cameron intentara tocarla.

Puede que fuera por ser la menor de muchos hermanos que adoraba llamar la atención, o puede que solo fuera su forma de ser. A veces sentía que se podría volver adicta a la adrenalina, al odio intenso o al amor que desborda del corazón. Le gustaba sentir, y no puede evitar caer en buscar más.

—¿Por qué besas a la gente? —preguntó Luna.

Ginny levantó sus cejas, sorprendida. Boqueó, sin estar segura.

—Me gusta la sensación —consiguió responder.

—Cuando yo quiero besar a alguien, es porque me hace feliz, porque me gusta estar cerca.

—¿Tú... quisiste besar a alguien?

—Claro.

—Pensé que no te interesaban esas cosas.

Esa era otra inquietud, que la hacía sentir tonta por solo cuestionarse la posibilidad de que le guste Luna. Ella es asexual, y solo pensarlo le daba vértigo y la confundía. Tan opuesta a Ginny... ¿Por qué Luna era tan diferente a ella? ¿Podrían realmente congeniar? Ahora lo hacían... a lo mejor...

—No creo que me interesen de la misma manera que a ti, más bien.

—No lo entiendo.

—¿Qué sientes cuando quieres besar a alguien? A Zuri, por ejemplo.

—¿Qué? —¿Luna sabía que le gustaba Zuri? Ginny enrojeció ante la atenta mirada de Luna—. No lo sé. Es como un tirón.

—Bueno, yo no siento ese tirón.

—¿Entonces cómo puedes querer besar a alguien?

—¿Qué sientes cuando me abrazas? ¿Por qué lo haces?

—Uhm... ¿Un tirón? —balbuceó, confundida. Ella no sabía por qué hacía las cosas, solo las sentía.

—Me gusta cuando me abrazas. Se siente bien, me gusta que tú lo hagas porque te quiero mucho.

—Genial —dijo, y luego tomó una gran bocanada de aire. Sentía su corazón demasiado inquieto. Su rostro ardía, y el viento fresco que golpeaba sus mejillas se lo recordaba.

—No me habría gustado que Cameron me bese. Me recordaba un poco a ti... pero...

—¿Pero? —repitió, mirando a los ojos de Luna con atención. ¿Acaso ella...? ¿Quería decir que él no era Ginny, así que no sería lo mismo? ¿A quién quiere besar Luna? No. No debería ilusionarse, creerse el centro de todo.

Luna se giró entonces, comenzando a correr para cruzar la calle. Ginny miró a ambos lados, aliviada de que no hubiera autos y fue tras Luna. ¿Por qué se estaba escapando? ¿No debería seguirla? Pero daba igual lo que pensara, quería correr tras ella. Sus pies solo reaccionaron y se movieron.

Al llegar a las barandas que separaban la calle de la playa, pasaron por debajo de ellas. Bajaron con poca gracia las rocas y dunas de arena, tropezando un poco por el calzado que tenían, hasta conseguir llegar a la parte plana. Aún así no se detuvieron, Luna aceleró hacia el océano, pateando la arena a su paso con poca gracia, y recién cuando sus rodillas se sumergieron bajo el agua se detuvo. Ginny se paró a su lado. Ambas jadeaban por aire.

—¿Por qué corrimos? —dijo Ginny, todavía sin recuperar el aliento, estremeciéndose por el agua fría en sus pies y por las pequeñas olas que mojaban sus piernas.

—El océano me llamó. Tenía que hacerlo.

Se quedaron en silencio por unos segundos, hasta que una suave risa se escapó de la boca de Ginny, la cual fue aumentando hasta volverse carcajadas casi histéricas.

—¿Solo sentiste que querías correr al océano y lo hiciste? ¿No crees que es un poco extraño? —preguntó entre risas.

—¿Lo es? Yo siempre hago lo que siento. Es bueno estar en sintonía con mis emociones, sería tonto ignorarlas.

Ginny se inclinó, ahuecando sus manos para agarrar algo de agua y se la tiró directo en la cabeza y el rostro. Luna la miró con curiosidad, pero no la detuvo, sino que se agachó también para llenar sus manos con agua.

—¿Necesitas ayuda? —se ofreció.

Ginny se encogió de hombros y luego asintió con la cabeza. "¿Por qué no?" pensó. Luna le tiró el agua a la cara con poca gracia y bastante fuerza, directo al rostro. Se quedó pasmada, porque se sintió como si una bludger hubiera aparecido de la nada para golpearla en la cara.

—¿Mejor? —dijo Luna con una sonrisa amable.

De nuevo, Ginny volvió a reír con fuerza. El cosquilleo que sintió tanto con Dean, con Harry y con Zuri estaba ahí. Pero también se extendía mucho más arriba, en el centro de su pecho.

—Oh, quizá a Aurora no le haga gracia que estemos en el agua con su ropa —dijo Luna.

Ginny buscó su mano, para tirar de su amiga hasta que ambas salieron del agua. Luna se sentó de golpe en la arena, mirando el océano. Aunque eso probablemente tampoco era bueno para la ropa, Ginny la imitó y se sentó a su lado.

—¿Estás mejor? —reiteró Luna.

No estaba del todo segura de qué responder. Porque sí, lo estaba, ¡con Luna se sentía feliz de una manera tan cálida y tan única! Era como comer algodón de azúcar: suave, dulce, y cuando lo mordías, era tan ligero como el aire, derritiéndose en la lengua tan rápido como pasa un segundo.

Pero... ¿Por qué era? ¿Era amor? ¿No lo era? Ella no estaba sintiendo en este momento ningún tirón que la impulsara hacia la boca de Luna, pero al mismo tiempo, no podía dejar de mirarla, porque tenía la sonrisa más amable y los ojos más brillantes, y su cabello rubio era un desastre enredado, junto a su vestido también hecho un lío, mojado en el borde y manchado de arena. Podría pasarse la noche entera mirando esto y sin pensar en tocarlo, sin que un tirón la obligara a consumirla. Como si fuera literalmente la Luna en lo alto, tan lejana y deslumbrante.

—Ginny —la llamó—, no tienes por qué buscar una palabra para lo que sientes.

—¿De qué hablas? —preguntó.

Quizá debería inquietarle la sensibilidad de Luna, en especial su facilidad para saber cosas que no debería, para encontrar lo oculto, aquellos detalles que la mayoría ignoran... pero Luna es Luna, ya se había acostumbrado a esto. Y en realidad, le gustaba. Con Hermione nunca pudo explicarse, porque no entendía siquiera qué quería decirle. ¿Pero con Luna? Con ella solo debía ser quien era, y ella podría verla tal cual es sin problemas.

—Ni siquiera sé lo que siento. Tengo que intentar encontrar palabras —dijo Ginny, frustrada.

—Hmm —murmuró Luna mientras se llevaba un dedo a los labios para pensar.

—Soy yo la que debe pensar, no tú —rió.

Luna se encogió de hombros, antes de acostarse completamente sobre la arena. Ginny apretó sus labios para no reír más. Aurora iba a terminar odiando a los Lovegood por completo.

—Sentí celos, de Cameron —confesó sin pensar.

Esto probablemente fuera una mala idea, pero lo escupió desde el fondo de su estómago de todas formas. ¿Podría arriesgar su amistad con su declaración? ¿Arruinar la mejor relación que tenía con alguien? Sí. Y se sintió demasiado bien. Después de todo... es Luna a quien le dijo esto. Quizá si hubiera sido otra persona, nunca habría dicho nada, pero... con Luna siempre era fácil solo ser honesta. Hasta era posible que ella ya supiera la verdad.

—Oh. Lo lamento. No quise causarte celos.

—Lo sé... Es decir... No. No te disculpes por eso, no hiciste nada malo. Yo... —suspiró, encogiéndose un poco sobre sí misma, abrazando sus propias piernas—, pensé toda la noche que me gustaría besar a Zuri. Lo pensé toda la noche. Mucho. ¿Y luego yo me molesto por Cameron? Es tonto.

—Bueno, pero te gusto... tiene sentido.

—Yo no dije...

—Creo que también me gustas. Aunque nunca me gustó nadie. Me gustaría poder contrastarlo para estar segura.

—¿Te gusto? —preguntó, tensándose y abriendo mucho los ojos.

Luna ladeó la cabeza, pensando, y luego de unos segundos asintió.

—Pero yo... yo no... No sé que estoy haciendo o sintiendo la mitad del tiempo. Y tú me importas mucho. No sé quién me gusta, no sé qué quiero. Y ahora te dije todo esto... ¿Qué clase de amiga soy? ¿Estoy arruinando nuestra amistad con esta tontería, verdad? Quizá debí solo callarme. No quiero que las cosas se pongan raras. No me gusta pensar en estas cosas.

Luna apoyó su mano en su brazo, acariciándolo para intentar calmarla.

—Lo sabrás cuando sea el momento.

—¿Eh? Pero... Tú... ¡Yo te gusto!

—Lo sé.

—¿Y te parece bien que yo no sepa nada?

—Sí.

Ginny negó con la cabeza sin creérselo. A veces era difícil seguirle el ritmo a Luna. ¿Aunque podía quejarse? Al menos Luna era lo suficientemente inteligente como para saber qué sentía.

—Hay problemas más importantes que este. Como nuestros exámenes TIMOS del próximo año... ¡O que consigas entrar en el equipo de quidditch de Gryffindor! —dijo Luna.

—¿Hablas en serio?

—Sí. ¿Por qué no lo haría?

Los hombros de Ginny se estremecieron hasta que la risa se le escapó. Bajó la vista a su brazo, donde la mano de Luna la seguía acariciando con suavidad y calma.

—¿Y nosotras? —preguntó Ginny.

—¿Nosotras qué?

—¿Qué somos?

Luna volvió a mirar hacia arriba, soltando un "hmn" muy bajito.

—Sigo pensando que no es necesaria una palabra. Solo somos nosotras. ¿Qué más debemos pensar?

—¡Pero Luna! Tú sientes algo por mí. No podemos ser solo amigas.

—¿No? ¿Por qué?

—Agh... me duele la cabeza.

Una risita se le escapó a Luna. Los labios de Ginny se curvaron hacia arriba en respuesta, aun cuando no quería hacerlo.

—No tengo prisa, si eso es lo que te preocupa. Me gusta lo que somos, sea lo que sea esto. Si más adelante cambia, que cambie. Y sino, que no lo haga.

—¿Y qué somos?

—No sé si hay alguna palabra para describir algo tan único como la relación de dos personas.

—Eh... ¿Y la palabra novia? ¿O pareja, relación amorosa...?

Luna negó con la cabeza con seriedad.

—Yo estoy bien con lo que somos —insistió.

—¡No entiendo qué somos!

—Tú y yo, Ginny —rió—. Solo somos nosotras estando juntas. No siento que necesite nada más.

—¿Y si siento celos de nuevo?

—Bueno... me lo dices. ¿No? —resolvió—. Si sientes algo, dilo. Y si no, también.

—¿Y ya? ¿Tan simple?

—Sí.

Ginny resopló, ahogando una risa.

—¿Y tú me dirás siempre lo que sientas?

—Claro —dijo, y de golpe se sentó en la arena, para pararse.

Ginny se desconcertó un poco, mientras veía cómo Luna sacudía la tela de su vestido para quitar la arena pegada.

—¿Vienes? —preguntó Luna.

Ginny se levantó de un salto en respuesta. Se dio media vuelta para fijarse dónde estarían las escaleras para subir, pero Luna sujetó su hombro, llamando su atención. Se sorprendió al verla bastante cerca de su rostro, mientras lo repasaba con lentitud con su mirada. Para finalizar, Luna subió para encontrar sus ojos, esbozando una gran sonrisa rebosante de felicidad.

—Ya no está nublado.

La cara de confusión de Ginny debió ser graciosa de ver, pero Luna no se inmutó, solo dio un paso hacia atrás para no seguir invadiendo tanto el espacio personal de la otra.

—¿Puedo darte un beso?

Ginny se quedó helada. "Luna no bromeaba sobre la honestidad" pensó, intentando recordar cómo usar su boca para hablar.

—Sí —dijo como pudo Ginny, sintiendo seca su garganta.

Luna se acercó entonces, rompiendo por segunda vez la distancia, apoyando una de sus manos en la mejilla de Ginny y la otra en su hombro. Se paró de puntitas y le dio un beso en su mejilla libre. Fue un beso tonto, uno que podría haberle dado cualquier amiga. Pero fue Luna la que lo hizo, no cualquiera. Sus mejillas enrojecieron, porque ella había imaginado otra cosa, pero esto tampoco la decepcionó. Sea lo que fuera lo que tenían, le gustaba. Porque eran Luna y ella, y eso la hacía feliz.

—¡¿GINNY?! —gritó un tercero.

La nombrada se volteó, pero no vio a nadie.

—¡AQUÍ ARRIBA, CEREBRO DE TROLL! —gritó otra voz.

Al mirar hacia arriba, divisó a Pansy y Hermione, que estaban inclinadas sobre la barandilla. Si no fuera por las lámparas de la calle, quizá no las habría reconocido.

—¡¿QUÉ HACEN ALLÍ ABAJO?! —dijo Hermione.

—¿Subimos? —preguntó Luna, mientras comenzaba a caminar hacia la salida de la playa. Ginny no tuvo más opción que seguirla.

Hermione y Pansy las estaban esperando al final de la escalera, y todas juntas cruzaron la calle.

—¿Y qué hacen ustedes aquí afuera? —devolvió Ginny una vez llegaron a la entrada del bar.

—Hablar —respondió Hermione.

Ginny entrecerró los ojos con sospecha, mirando la ropa de Hermione para ver si tenía rastros de arena. ¿Habrá tenido sexo en la playa de verdad?

—¿Qué estás haciendo Ginny? —preguntó Hermione con una ceja arqueada.

—Que mire todo lo que quiera, es lo único que podrá conseguir —se burló Pansy, sacando su lengua de forma infantil.

Entonces Ginny la fulminó con la mirada. ¡Vaya idiota! Ella sabía que no había ningún gesto lascivo en su escrutinio. ¡Ella solo estaba asegurándose de cuidar la virtud de su mejor amiga! (O bueno... intentar descubrir algo para burlarse de ella, solo que eso no sonaba tan noble).

—No sientas celos Pansy —la calmó Luna—. A Ginny le gusta mucha gente, pero no Hermione.

—¿Qué...? Yo... Luna, no digas esas cosas —masculló, muerta de vergüenza.

Pansy rió con fuerza, mientras comenzaba a caminar a la puerta del bar para volver a entrar.

—Eres una idiota —dijo Hermione con un tono de regaño, que contradecía con su media sonrisa.

Pansy en respuesta rodeó los hombros de Hermione con su brazo mientras decía: "¡Oh por favor, soy maravillosa!".

"Por Merlín", pensó Ginny mientras ponía sus ojos en blanco al ver que Hermione comenzaba a sonrojarse y evitaba la mirada de Pansy. Su mejor amiga estaba tan atontada por esa serpiente que daba pena verlo.

—Son tan bonitas —suspiró Luna, siguiéndolas.

Ginny negó con la cabeza, exasperada. Solo rogaba nunca verse tan patética como ese par estando enamorada. Caminó también, para reunirse con todas.

—¿Quieres bailar conmigo Ginny? —preguntó Luna mientras bajaban las escaleras.

—¿Te refieres a tus saltos raros? —la molestó y cuando Luna asintió con la cabeza, agregó—: Por supuesto.

La risita de Pansy resonó, mientras murmuraba algo sobre la desgracia que era no tener una cámara para fotografiar a los Weasley haciendo el ridículo. Ginny no se arrepintió, ni aunque Hermione le hubiera gritado que era una bruta, cuando empujó a Pansy haciendo que casi caiga por las escaleras.

—¡Podrías haberme matado! —se quejó Pansy, sujetando la barandilla. Casi parecía un gato alterado: erizado, clavando sus uñas en busca de estabilidad.

—Uy, qué desgracia. ¡Y yo sin tener un reloj cerca para saber la hora de tu muerte, uno de los mejores momentos de mi vida! —respondió Ginny con sorna.

—Son las tres menos cuarto de la madrugada —dijo Luna—. Siempre llevo un reloj encima.

—Las agujas de ese reloj no se mueven —murmuró Hermione, que parecía estar esforzándose por mantener la calma.

—¡Y aun así siempre llego a tiempo a todos lados! —se alegró Luna.


Notas de autora:

¿ESTE ES EL ÚLTIMO CAPÍTULO? ¡Ah! Paren. ¡Que este es el cap "02:45", pero es el 46 el último! Ahora todo tiene sentido, por supuesto.

Jejeje cayeron todosssss. 3 Para los que me siguen en Twitter o Wattpad, ahora saben cuál era "mi idea malvada". Hacerlos pensar que hoy era el último capítulo.

Resulta que cuando terminé de escribir el fic, Linny (y este cap) nunca sucedió, pero un día estaba tomando un café pensando "bua qué lástima que no se me dio la oportunidad, si son re lindas juntas y varios de los lectores las shippean" y de repente, BOOM, mi cerebro se iluminó y me di cuenta que sí había una forma. Queridos lectores, fueron afortunados. No tengo dudas de que algún ser divino se encargó de darme esta idea.

Quizá no es este el Linny que esperaron, pero es mi visión de ellas. En especial porque las chicas tienen, no me acuerdo ¿14? ¿15 como mucho? Es normal que "surja el amor con el tiempo" y que todavía no sepan bien qué quieren.

En fin... ¡Los adoro a todos! Gracias por leer y comentar.