Ni Marvel ni High School DxD son de mi propiedad, pertenecen a sus respectivos autores.

Yo hago esto sin ánimo de lucro, solo para pasar el rato.

Este fic contiene/contendrá violencia, palabrotas, posible lemon más o menos fuerte y demás cosas. Leedlo bajo vuestra responsabilidad, que yo ya lo he puesto en categoría M.

—comentarios.

—"pensamientos".

—*hablando por teléfono, comunicador, etc. *

(J.A.R.V.I.S.)

—+F.R.I.D.A.Y. +

—[Ddraig, Albion, etc.]

Capítulo 48:


LOS VENGADORES — PARTE 03


Alcanzar al quinjet fue sencillo. Lo complicado fue dar alcance a Tony, objetivo que no cumplió por petición de su propio padre.

—¿Algún plan? —preguntó a Tony.

—*Plan A: destruir el Cubo o la máquina con la que vayan a usarlo; Plan B, usar la nueva armadura y contener al ejército invasor hasta que podamos cerrar el portal. *

—Ojala funcione el primero.

—*Eso espero. *

—¿No me vas a esperar? —preguntó sarcástico.

—*Quizás tú deberías intentar atraparme. *

—Deja, mejor así. Para cuando yo llegue sabremos si el A no ha funcionado. Cruzo los dedos porque sí.

—*Tú y todos. *

Una vez llegó a Nueva York, siguiendo la estela de Iron Man, Issei observó por primera vez la Torre Stark casi terminada.

—Bueno, menos mal que compró este edificio cuando iba por la mitad. Al menos el diseño de la Torre Stark es más bonito que el original. Ya sabes, el MetLife Building.

—[No es que me interese mucho, la verdad]

—Anda que...

—+Señor, el señor Stark ha iniciado el plan B. +

—De acuerdo, pues toca patrullar.

Cuando llegó al edificio poco después, Issei ascendió hasta la terraza. Allí vio al doctor Selvig, quien se encontraba inconsciente. Observó cómo la maquinaria del Cubo.

—+Señor, el Teseracto se está preparando para abrir un portal. +

—¿No ha podido detenerlo?

—+Me temo que no, señor. J.A.R.V.I.S. informa que la barrera es pura energía, infranqueable. +

—Oh venga ya —gruñó—. No nos queda otra que enfrentar la invasión mientras encontramos una solución. ¿Es eso?

—+Eso parece. +

—Joder... F.R.I.D.A.Y., me da igual qué hora sea en Kuoh. Llama a Tom y dile que vea esto. Ah, y ya que estás…, haz sonar las trompetas del Día del Juicio.

—+A la orden, señor —Durante varios segundos la IA no dijo nada más—. Ya está en antena, señor. +

Cuando Issei se refirió a las trompetas del Día del Juicio se refería a piratear todos los canales de comunicación de la ciudad: televisiones, móviles, tabletas, etc.; e interrumpir las transmisiones para informar a la ciudadanía sobre la próxima invasión.

—Perfecto. Ciudadanos de Nueva York, al habla Issei Hyoudou-Stark. Vamos a sufrir una invasión alienígena en breve, así que hagan el favor de despejar las calles e irse a casa, a los sótanos, el subsuelo… Oooh mierda —maldijo al ver cómo la máquina disparaba un rayo de energía del Teseracto hacia el cielo—. Si queréis pruebas, mirad hacia el cielo en dirección a la Torre Stark.

A cientos de metros de altura se creó el portal, un agujero de gusano que permitió que los primeros chitauri llegaran a la Tierra. Cortando la conexión, Issei se propulsó a toda velocidad para encontrarse con el ejército invasor. Tony no tardó en ponerse a su misma altura.

—Ddraig, te encargo mi espalda.

—[Por supuesto]

Y la batalla dio comienzo con el primer disparo enemigo, pues fueron los chitauri los primeros en abrir fuego. Éstos volaban sobre una especie de vehículos, carros o naves voladoras, siendo uno el piloto y uno o dos los que se encargaban de disparar. Y por supuesto, Tony e Issei fueron los primeros en responder dicho ataque.

—*Se dispersan. Hay que alejarlos de las calles* —ordenó Tony.

—De acuerdo.

Pero los chitauri eran demasiados para ellos dos solos. A pesar de perseguirlos con insistencia y lograr derribarlos, éstos no dejaban de salir del portal. Thor acabó apareciendo pocos minutos después, pero él se enfrentó a Loki en la pasarela de la Torre Stark. Incluso el quinjet con los otros tres Vengadores apareció…, solo para ser derribado por un disparo certero de Loki con su cetro. La aeronave acabó estrellándose, pero sus tres ocupantes estaban vivos.

—*Ise, ¿hacemos un cruce? *

—Oooh, siii. ¡Vamos!

Yendo hacia el mismo lugar que Tony le dijo, ambos acabaron cruzándose, uno un metro por encima del otro, eliminando a los perseguidores del otro. Con un grito de júbilo volvieron a ascender, buscando más enemigos, pero claro, hubo uno que les llamó la atención más que cualquier otro.

—¡Oh, vamos, no fastidies! —exclamó Issei asombrado mientras observaba a aquella enorme bestia salir del portal.

Parecía ser una mezcla de buque de carga y nave de asalto, pues soldados de la infantería chitauri salían desde ambos lados de la criatura, la cual arrasaba con todo a su paso. Nada podía detenerla. Pero la pregunta que le rondaba a ambos Stark era ¿cómo podía flotar? ¿Cómo era posible que se sostuviera en el aire?

—*Stark, ¿veis eso? *

—Como para no verlo, Capi.

—*Lo veo. Aún me está costando creerlo. ¿Dónde está Banner? ¿Ha aparecido ya? *

—*¿Banner? *

—*Mantenme informado. *

—Papá, ¿has avisado a Rhodey?

—*Sí, pero ahora mismo está ocupado en Hong Kong, creo. En cuanto pueda vendrá. *

—Ya veo. Se está perdiendo una gran fiesta. Ahora ¿cómo demonios derrotamos a eso? ¿Thor?

—*Me parece que sigue con la terapia familiar. *

—Con lo bien que nos vendría un semidiós ahora…

—*Céntrate en los solitarios. *

—De acuerdo.

Virando en el aire, Issei volvió a recorrer los cielos, eliminando a todos los chitauri que se encontraba de por medio. Incluso comenzó una competición con Ddraig para ver quién lograba eliminar más de ellos cuando una nave en especial apareció en su rango de visión.

—Hijo de puta… ¡Loki está subido en una de esas naves, y no parece que tenga el cetro! —intentó acercarse para derribarle, pero más y más chitauri aparecían, impidiéndole acercarse—. ¡No me dejan acercarme!

—*¿Esperabas acaso que te hicieran un pasillo de honor? *

—Ja, ja. Mira como me rio.

—*Tú eres el que ha dicho una estupidez. *

—A callar.

Frustrado siguió insistiendo, pero al final el número de chitauri era tan alto que contraatacaron, por lo que le tocó alejarse de Loki e intentar quitárselos de encima

—*¿Cómo está la cosa ahí arriba? * —preguntó el Capi.

—*La energía que rodea el Cubo es impenetrable* —informó el asgardiano.

Se le notaba algo agitado. Incluso para él, intentar destruir el Cubo debía de haber sido un golpe fatal teniendo en cuenta que la barrera devolvía el ataque con la misma fuerza.

—*Thor tiene razón* —asintió Tony, pues él también lo había intentado.

—¿Ni siquiera tú, Thor?

—*Ni siquiera yo. *

—*Olvidémonos de eso por el momento —dijo Tony—. Hay que ocuparse de estos tipos. *

—*¿Cómo lo hacemos? *

—*Como un equipo. *

—*Yo tengo un asunto pendiente con Loki* —dijo Thor como recordatorio.

—Tú y todos.

—*Olvidaos —ordenó el Capi—. Es bueno que Loki se centre en nosotros, sin él estos seres podrían desbandarse. Tenemos a ambos Stark arriba, pero nos van a necesitar…*

Pero algo interrumpió al Capi. Dado que Issei aún estaba lejos no podía ver al cuarteto, pero dudaba que alguien les hubiera atacado, pues en ese caso habrían informado. No pudo preocuparse demasiado porque varios solitarios se le lanzaron encima.

—[Maniobras evasivas]

—¡Lo sé!

Haciendo un par de filigranas en pleno aire, Issei logró esquivar los disparos, respondiendo tanto con sus propulsores como con diferentes armas de la armadura. Que Ddraig se ocupara de la espalda permitía a Issei centrarse más en el vuelo y eliminación de los enemigos que estuvieran de frente o a ambos lados.

—*Stark, ha venido* —dijo de pronto el Capi con cierta alegría en su voz.

—*¿Banner? *

—*Tal y como dijiste. *

—*Pues que se transforme. Os voy a acercar la fiesta. ¿Ise, te apuntas? *

—Pooor supuesto.

Volando a gran velocidad mientras eliminaba a más chitauri, Issei contempló al leviatán, el cual estaba tras Tony, intentando darle alcance para comérselo, destrozando edificios a su paso. Bordeó a ambos, situándose justo encima del resto del equipo.

—No. No veo donde está la fiesta —dijo Natasha.

Tony fue descendiendo hasta ir raso, tanto que la panza de la colosal criatura destrozaba la carretera. Issei observó a Banner, el cual se alejó del resto.

—Doctor Banner…, ahora sería indicado que se pusiera furioso.

—Ese es mi secreto Capitán… —El leviatán estaba casi encima—, siempre estoy furioso.

Y en apenas un instante, el doctor Banner se transformó en el increíble Hulk. Tony ascendió para dejar que el gigante esmeralda se enfrentase al leviatán. Entonces, ante el asombro y la incredulidad no solo del grupo, sino de todos los que presenciaron la escena, el puño cerrado de Hulk golpeó la boca del leviatán, prácticamente frenándolo en el lugar, solo siendo arrastrado unos pocos metros. La enorme criatura dejó de estar en horizontal para quedar en vertical.

—¡Ahora! —indicó Tony a Issei.

Ambos apuntaron con sus antebrazos, disparando a la cola y centro del leviatán, a las zonas expuestas que no estaban protegidas por el blindaje. Unas granadas que explotaron, destrozando a la enorme bestia. Los que estaban abajo se cubrieron de la explosión. El cuerpo se partió en tres, cayendo la parte de la cabeza al nivel inferior.

Los chitauri gritaron de furia, grito que fue respondido con más poder por Hulk. Ambos Stark descendieron hasta posarse en el suelo, observando satisfechos y desafiantes a los chitauri que había en la zona. Entonces una nueva oleada llegó a través del portal. Más chitauri y leviatanes aparecieron.

—Chicos —avisó Natasha.

Todos voltearon para mirar al portal.

—Tú mandas, Capitán.

Al contrario de lo que era normal, esta vez Tony dejó que el Capitán Rogers diera las órdenes. Incluso Thor parecía prestar atención al súper soldado.

—Ahora escuchad: hasta que cerremos el portal la contención es prioritaria. Barton, te quiero en ese tejado —El Capi señaló uno de los edificios que tenían más cerca—, controla a los grupos y solitarios. Stark, defended el perímetro. Todo lo que se acerque hacerlo retroceder o hacerlo añicos.

—Eso está más que echo —asintió Issei con gran emoción.

—¿Me llevas? —preguntó Barton a Tony.

—Vale. Agárrate bien Legolas.

Tony agarró a Barton, alzándose en el suelo en dirección al edificio indicado por Steve.

—Seguro que el Capi no ha pillado esa referencia —bromeó Issei al tiempo que también se alzaba hacia el cielo.

—*Thor, tú obstaculiza ese portal. Ralentízalos. Lánzales los rayos que tu controlas. *

De reojo Issei observó al semidiós volando hacia el Edificio Chrysler.

—*Tú y yo nos quedaremos aquí, en tierra. Mantendremos la lucha —estaba claro que aquella orden era para Natasha—. Y Hulk…, aplasta. *

Issei parpadeó, sorprendido y un tanto asustado, si era sincero consigo mismo.

—Eeeh… ¿Acaba de decir «Hulk, aplasta»? —De repente el gigante verde pasa volando frente a él—. ¡Wow! ¡Eso me ha asustado! ¡Vaya, Hulk está on fire!

Casi al mismo tiempo, Thor voló hasta la cima del Edificio Chrysler, donde convocó una poderosa tormenta eléctrica. Usando el rascacielos como pararrayo, invocó los rayos de la tormenta, acumulándolos en el rascacielos. Luego apuntó hacia el portal y envió hacia el mismo toda la energía acumulada, golpeando directamente a un leviatán que intentó llegar a la Tierra sin éxito.

—Eso servirá. Ddraig, hay que hacer algo con esos leviatanes.

—[¿Leviatanes?]

—Bueno, me ha recordado a esas criaturas.

—[De acuerdo. Pero primero habrá que averiguar qué tan duras son sus corazas]

—Eso está hecho. ¡Yipi ka yei, zorras!

XXXXX

Mientras la primera oleada de las tropas chitauri atacaban una de las ciudades más importantes del mundo, en los territorios de los miembros de la Alianza, más precisamente en el instituto Grígori, Azazel se encontraba leyendo varios informes sobre sus investigaciones de Sacred Gear cuando Baraqiel irrumpió en su despacho.

—Hey, ¿qué pasa? Ando un tanto ocupado.

—Tienes que venir conmigo. Ya.

—¿Para qué? —preguntó con parsimonia—. A menos que la Brigada esté atacando…

—No es la Brigada, es peor. Ven ya.

Alzando una ceja con curiosidad, el ángel caído siguió a su compañero afuera de su despacho. Ambos fueron hasta la sala de reunión de los Cadres. En medio de dicha sala había una amplia mesa y varias sillas, casi todas ocupadas por los Cadres, con excepción de los dos que acababan de ingresar y Kokabiel, que estaba preso por traición. Lo que más llamó la atención de Azazel fue que toda la mesa estaba siendo ocupada por un círculo mágico donde se podía observar en tres dimensiones lo que parecía ser la ciudad de Nueva York.

—¿Qué es eso? ¿Nueva York?

—Se encuentra bajo ataque —informó Shemhazai—. Es una invasión.

—¿Cómo que una invasión? ¿Qué demonios me he perdido?

Armaros amplió una parte del mapa mágico tridimensional, mostrando primero la terraza de la Torre Stark y luego una nave voladora donde había una persona conocida.

—Ese es el Teseracto y este de aquí es Loki. Parece que él está comandando este ejército a través de un portal creado con el Cubo —explicó Armaros.

—¿Conocemos a ese ejército?

—Los chitauri —respondió Baraqiel—. Es uno de los ejércitos de Thanos.

—¿Thanos está invadiendo la Tierra?

Azazel estaba asombrado, impactado, incrédulo. Podía no conocer a los chitauri, pero sí que conocía a Thanos. Él era uno de los pocos seres en todo el Cosmos con el que no quería tener nada que ver.

—No estamos seguros. No se le ha visto a él ni a su Orden Negra. Únicamente los chitauri y Loki están atacando.

—Y parece que hay un grupo de respuesta —señaló Penemue moviendo el mapa varias veces para mostrar a los Vengadores.

—¿Thor? ¿Ese es Hulk? Un momento, ¿el Capitán América? —cuestionó Azazel observando atentamente el mapa.

—No sabemos si es el mismo que en los cuarenta. También están los dos Stark luchando contra los chitauri.

Azazel entrecerró los ojos, acariciándose la perilla. Lo que estaba viendo jamás había pasado por su mente. Un escenario como aquel iba a ser un punto de inflexión para no solo la historia humana, sino para la suya propia. Si los humanos veían a un ejército alienígena siendo comandado por un dios nórdico invadirles, varias preguntas sin respuesta para ellos se resolverían. Y claro, tener a otro dios protegiéndoles no ayudaría a arreglar todo ello. Después de que esa batalla finalizase, el mundo no sería como antes.

—¿Quién o quiénes están informando?

—Gadreel. Estaba en la ciudad antes de que el combate diera inicio. Ella y otros cuantos están mapeando la ciudad para mostrarnos esto.

—Bien. Que no intervengan hasta nueva orden. Baraqiel, convoca a todos los miembros de la Alianza. Abre un canal de comunicación cuanto antes. Esto es grave.

—Entendido.

XXXXX

Los minutos pasaban. Ya no sabía cuánto tiempo había pasado. Si era sincero consigo mismo, hubiera jurado que había pasado por lo menos un par de horas. Los chitauri y leviatanes no dejaban de salir y salir del portal y, por mucho que le costase admitirlo, era casi imposible retenerlos. Los leviatanes poseían una coraza muy dura, por lo que Issei tuvo que ser tragado por uno y luego hacerlo estallar desde el interior, sin coraza que pudiera protegerlo, pero no era ni fácil ni agradable. Luego estaban las naves voladoras. Éstas eran muy numerosas. Tony y él no eran suficientes para derribarlas todas, ni siquiera con Thor. Necesitaban un poco de apoyo aéreo.

—+Señor, miembros de la Facción de Héroes localizados en los siguientes vecindarios: desde Murray Hill hasta Hudson Yards. Su líder Cao Cao se encuentra frente al Empire State Building. +

—¡¿Qué?!

El despiste de Issei por aquella información tan importante y repentina le costó recibir varios impactos de chitauri voladores. Soltando varios improperios, volteó para eliminarlos sin miramientos, poniendo rápidamente rumbo al relevante edificio neoyorquino. mientras eliminaba más y más chitauri, y cuanto más se acercaba al suelo, Issei pudo ver a varios miembros de la Facción luchando contra los chitauri. Cao Cao destacaba por su enorme lanza, aunque había siete enormes orbes flotando a su alrededor, a veces moviéndose de un lado hacia otro. Cada uno de ellos parecía tener una habilidad distinta.

—¡Cao Cao! —exclamó Issei llamando al líder terrorista mientras se dirigía hacia él, aterrizando muy cerca, pero el otro humano no reaccionó de manera hostil a su llegada, sino que sonrió complacido—. ¡¿Qué demonios hacéis vosotros aquí?!

El «héroe» blandió su lanza, la cual se alargó varios metros, atravesando a un chitauri con la punta.

—Hola Dragón Rojo. Pues, como puedes ver, estamos ayudando en la contención y eliminación de estos invasores alienígenas —La mirada del terrorista se movió hacia el agujero de gusano—. Por si no lo has notado, vuestro equipo no puede contenerlos a todos, y las fuerzas del estado aún no han logrado unirse. Ni siquiera la Guardia Nacional está aún aquí, aunque hace tiempo que se está movilizando. No puedes negar que toda ayuda es poca, aunque sea nuestra, ¿verdad? Hay millones de vidas en juego.

Issei chasqueó la lengua, pero asintió.

—¿Os ocupáis de estos barrios? ¿Sois suficientes?

—Por supuesto.

—Bien. Suerte.

—Igualmente. Y a ver si encontráis una manera de cerrar ese portal.

—En eso estamos. ¿Tienes un móvil? —Cao Cao asintió, dándoselo a Issei. Este trasteó un poco y luego se lo devolvió—. Bien, ahora estamos en contacto. Hará falta mucha compenetración para esta guerra.

Aún molesto y furioso por la presencia de esos terroristas, Issei encendió sus propulsores, volviendo al cielo otra vez. Pero después de todo, Cao Cao tenía razón. Se estaban viendo superados y necesitaban toda la ayuda posible…, aunque aquel mismo desgraciado que le estaba ayudando ahora fuera el mismo que le atravesó con la maldita lanza.

—[Todo por un bien común]

—Hasta que ganemos esta batalla.

—[Pues vamos a necesitar mucho más]

—+Señor, leviatán a sus dos. +

—¡Vamos!

Virando con maestría, Issei se lanzó hacia el monstruo titánico, pero cuando estaba por alcanzarle pudo ver a un monstruo humanoide de un tamaño también descomunal aparecer de pronto en la calle. El leviatán rugió, abriendo la boca, pero el enorme monstruo aparecido de la nada, alzó los brazos, entrelazando sus manos para después golpear al leviatán con un golpe tan contundente que lo tiró al suelo. Luego saltó, cayendo sobre la cabeza del alienígena, destrozándola sin miramientos.

—… ¿Qué demonios…?

—+Señor, en lo alto del rascacielos a sus cuatro. +

Issei volteó, encontrándose con tres humanos. Uno de ellos, el más joven, que parecía estar en la adolescencia, alzó sus manos y el extraño monstruo desapareció. Respiró profundamente. Se le notaba algo cansado por aquella invocación. Los otros dos, armados con armas de HYDRA, disparaban a todos los chitauri que se encontraban.

—[Otra Sacred Gear. La Longinus Annihilation Maker si no me equivoco]

—… ¿También tienen a alguien así? —preguntó con preocupación por lo que acababa de ver.

El niño le miró, asintió con la cabeza y realizó otro movimiento con las manos. Varias criaturas humanoides surgieron del suelo. Éstas se lanzaron contra los chitauri mientras aquel joven observaba a su alrededor, buscando nuevos enemigos. Issei asintió, alejándose de aquella zona.

—[Los dos usaban el Balance Breaker, compañero]

—Estoy seguro de que todos en ese grupito pueden usarlo.

—[Posiblemente, pero por ahora es bueno]

—Ahí te doy la razón.

—*Oye Ise. *

—¿Papá?

—*¿Qué ha sido eso? Ese enorme monstruo que ha aparecido y desaparecido luego de jugar a la piñata con la cabeza del leviatán. *

—Te ha gustado cómo les he llamado, ¿eh? La Facción de Héroes está aquí.

—*¿Los mismos que destruyeron esa ciudad y te atravesaron con una lanza? *

—Los mismos.

—*¿Que hicieron qué? * —preguntó el Capitán sin comprender.

—A ver equipo, si veis a gente usando armas de HYDRA, haciendo magia o usando armas para enfrentar a los chitauri, por favor, absteneos de atacarles…, aunque algunos puedan volar o invoquen monstruos de cien metros.

—*¿Cómo que magia? *

—Cuando todo esto acabe te lo explico, ¿vale Capi? Por ahora son aliados, ¿de acuerdo?

Todos los miembros del equipo, a excepción de Hulk, asintieron.

—[Puede que ahora tengamos más oportunidades]

—Puede. F.R.I.D.A.Y.

—+Dos escuadrones se acercan al World Trade Center. +

XXXXX

Desde sus respectivos territorios, los líderes de la Alianza se habían reunido de emergencia para tratar todo el asunto de la batalla que se estaba disputando en Nueva York. En los tres bandos se había llevado a cabo un control de la información para evitar que los demás miembros de dichos bandos fueran conocedores de lo que estaba ocurriendo en la ciudad estadounidense. Incluso aquellos que vivían en el mundo humano, habían sido convocados a lugares especiales donde tenerlos bien controlados para evitar que actuasen por su cuenta.

Todos los presentes estaban muy preocupados porque compartían el mismo pensamiento que Azazel sobre lo que iba a ocurrir luego de la batalla, así como se cuestionaban qué demonios había hecho Asgard y por qué no lo habían impedido. Primero Puente Antiguo y ahora Nueva York. Sin duda los asgardianos se habían convertido en un enorme e insoportable grano en el culo. Azazel observaba en completo silencio el mapa de la ciudad mientras los hologramas mágicos del resto de líderes aparecían en torno a la mesa que presidía.

—*... ¿Deberíamos de hacer algo? *

—*No lo creo. Nuestras fuerzas están muy mermadas luego de los ataques que hemos estado sufriendo por la Brigada. Enviar tropas a Nueva York podría suponernos aún más bajas, por no mencionar que podrían tomarnos por enemigos y matar a nuestros soldados antes de que se aclare un posible malentendido. *

—*¿Y qué hacemos con los terroristas? Tenemos a toda la Facción de los Héroes en la ciudad. Es una oportunidad única para eliminarlos. *

—¿Acaso no estás viendo lo que sucede allí? Esos terroristas están ayudando a defender la ciudad. Incluso el propio Dragón Rojo está colaborando con ellos. Si intentamos eliminarlos definitivamente nos tomarían por enemigos.

—*Tiene razón. Hay que tener en cuenta que ahora toda la humanidad sabe que no están solos: un dios nórdico está comandando un ejército alienígena para atacar a la Tierra. *

—*Puede, pero también hay otro dios asgardiano ayudando en su defensa. *

—Sigue sin ser motivo suficiente para atacar a los terroristas que están defendiendo la ciudad.

—*¿Y qué hacemos pues? ¿Vamos a desaprovechar esta oportunidad? *

—Eso me temo. Lo mejor será no intervenir. Puede que nosotros enviásemos tropas para la defensa de Nueva York, pero esos terroristas podrían aprovechar para atacar por la espalda.

—*Bien visto. *

—*Azazel, ¿qué piensas? * —cuestionó Sirzechs al notar que el líder de Grígori no había abierto la boca.

Todos los demás líderes callaron al escuchar a Sirzechs. Decenas de ojos voltearon para mirarle fijamente. Azazel les miró a todos, luego al mapa. Con un largo suspiro se rascó la nuca.

—Es una decisión complicada, ciertamente. Los pros y los contras están muy igualados.

—*No esperaba esta respuesta de ti —admitió Sirzechs—. Sinceramente pensaba que estarías a favor de ayudarles. *

—Estoy muy tentado, Sirzechs, pero también tengo muy en cuenta todos los eventos que nos han acontecido en este último año. Como bien se ha expuesto, estamos muy debilitados, tanto nosotros como la Alianza. Pero el mayor temor que tenemos todos es hacia Thanos.

Los demás líderes se miraron de reojo, nerviosos. Azazel tenía razón. De todos los presentes, era posible que solo Sirzechs y Ajuka tuvieran el poder suficiente para enfrentar y derrotar a Thanos…, posiblemente, por lo que enviar tropas a Nueva York supondría que enfrentaban a Thanos, y no podían tomar tan a la ligera la idea de enemistarse con el Titán Loco.

—*Thanos… Ha arrasado demasiados mundos. Hasta ahora nadie ha podido pararle. Este ejército que está atacando actualmente Nueva York es solo una parte, una muy pequeña. Si pone sus ojos en cualquiera de nuestros territorios…*

—*Es posible que ni siquiera el Cielo, la supuesta fortaleza inexpugnable, resista un ataque directo suyo. *

La voz de Gabriel tembló al pensar en aquella posible y horrible realidad.

—Eso es más que probable.

—*¿Votamos? —Todos asintieron a la propuesta de Ajuka—. Bien: votos a favor de enviar ayuda a Nueva York. Perfecto. Ahora: votos a favor de no enviar ayuda —Luego de hacer el recuento, Ajuka asintió—. Entonces está decidido: por amplia mayoría, no intervendremos. *

La sentencia alivió un poco los corazones de los presentes, pero también un gran sentimiento de culpa les invadió, sobre todo a los ángeles. Se suponía que ellos eran los protectores de los humanos por orden de Yahvé, pero ahí estaban, abandonándolos por temor a Thanos. Solo esperaban no haber tomado la decisión errada.

Al mismo tiempo que la noticia de la Alianza era transmitida a sus subordinados, la información sobre la Batalla de Nueva York arrasaba como un tsunami los territorios de los miembros de la Alianza. A pesar del asombro por aquel ataque al mundo de los humanos, casi toda la población de los tres bandos se sintió aliviados por no involucrarse en algo semejante. Ya bastante tenían ellos con lo propio como para meterse ahora en una nueva guerra, y más en pleno mundo humano. Pero claro, como siempre suele suceder, no todos estaban de acuerdo con la decisión.

—¡Pero no podemos quedarnos sin hacer nada! —exclamó Irina con incredulidad y molestia.

Ella, como fiel seguidora y sierva de la Iglesia, de Jesucristo y Dios, no podía aceptar que sabiendo lo que estaba ocurriendo en aquel mismo momento en la ciudad estadounidense, sus líderes hubieran decidido no hacer nada, simplemente dejar que los humanos resolvieran aquel problema por cuenta propia.

—El Cielo y la Iglesia así lo han decidido. No nos moveremos de aquí —sentenció Griselda.

Todos los exorcistas y ángeles ascendidos se encontraban en un mismo lugar en suelo italiano, lugar donde podían ser vigilados para evitar que nadie se marchase en ayuda de los neoyorquinos.

Irina miró a Xenovia y Dulio suplicante. Su amiga asintió, demostrando que pensaba igual que ella. El Joker del Cielo cerró los ojos, abriéndolos para mirar nuevamente a la televisión. Todos los canales de noticias del mundo retransmitían en directo la batalla histórica. Imágenes de Los Vengadores, las fuerzas de seguridad de la ciudad, ciudadanos armados e incluso la Facción de los Héroes no dejaban de mostrarse, así como las diferentes partes de la ciudad, siendo los más castigados por la batalla: Manhattan, Brooklyn y Queens.

—Es nuestra misión proteger a la humanidad de cualquier amenaza —dijo Dulio—, y la actual es ese ejército.

—Dulio… —advirtió Griselda, pero el Joker negó con la cabeza.

—Irina tiene razón, hermana. No podemos simplemente quedarnos sin hacer nada, no cuando una ciudad entera, más de ocho millones de personas, están siendo atacados. El Dragón Rojo y su grupo no son suficientes para contenerlos —volteó para mirar al resto de ascendidos y exorcistas que se encontraban en aquella sala—. Xenovia, Irina y yo mismo iremos a defender Nueva York. Quienes quieran venir serán bien recibidos.

Varios gritos resonaron, todos aceptando ir para ayudar en la defensa de Nueva York.

—¡Dulio, ¿y esos terroristas?! —indicó Griselda al recordar a Cao Cao y compañía en un intento de hacerle recapacitar.

—Habrá que llegar a un acuerdo —restó importancia Dulio con una leve sonrisa.

—Pero hermano Dulio, ¿cómo saldremos de aquí?

—Es cierto, nos tienen vigilados. No podremos salir sin luchar.

Pero Dulio sonrió sin miedo, con aquella amabilidad tan característica en él.

—No os preocupéis por eso. Lo tengo todo pensado.

Irina y Xenovia se miraron sin entender. Griselda, por su parte, se acarició el puente de la nariz, suspirando derrotada. No le quedaba otra opción que desobedecer y unirse a ellos.

Rias Gremory y Sona Sitri miraban la mesa donde segundos antes se habían mostrado los rostros de los Maous y una retransmisión de lo que estaba ocurriendo en Nueva York. Ambas estaban molestas…, bueno no, estaban furiosas con la decisión tomada por la Alianza.

—No puedo creer que hayan prohibido todo acercamiento en un radio de cien kilómetros de la ciudad —dijo Rias chasqueando la lengua—. Y lo peor es que se considerará traición.

—Entiendo tu enfado, Rias, pero hay que intentar comprender también su punto de vista. Y no, no estoy de acuerdo —Se adelantó al ver que su más vieja amiga estaba por criticar—. Lo comprendo, pero no lo comparto.

—Tenemos que hacer algo —dijo Yuuto con el ceño fruncido—. No podemos quedarnos aquí parados mientras allí se lleva a cabo una matanza.

—¿Y qué sugieres? —cuestionó Momo—: ¿Rebelarnos contra una orden directa de los Maous?

—Más que los Maous, el castigo ha sido impuesto por el Consejo —explicó Shinra—. No culpemos a los Maous por esa decisión.

—El Consejo sabe que ellos serían demasiado blandos —razonó Yura—. Por eso se han asegurado de dejar bien claro lo que pasará con aquellos que se atrevan a desobedecer y ponerse en peligro.

—Yo tengo la sensación de que ese castigo va más para la nobleza —dijo Akeno—. Dudo que sean tan duros con alguien de Clase Baja que vaya por propia voluntad. Será castigado, por supuesto, pero el castigo será aún mayor si alguien de sangre noble va.

—Akeno tiene razón —asintió Sona, sorprendiendo a la mayoría—. Luego de la revolución y el ataque de los terroristas, el número de sangre pura ha decaído aún más, así que no pueden permitir que nos pongamos en peligro. En caso de ir a la batalla, sobrevivir y volver aquí, el castigo sería ejemplar. Nadie está a salvo del Consejo. Bueno, quizás los Maous, pero el resto no. Y dudo que nuestros hermanos puedan ayudarnos si desobedecemos.

Un silencio sepulcral se hizo amo y señor de aquella habitación. Las palabras de Sona había sido un puñetazo de pura realidad en cuanto a acción y consecuencia de su posible ida a Nueva York en aquel momento. Rias se levantó de su asiento, pensativa. Caminó hasta una de las ventanas. Observó a los cuerpos de seguridad que protegían la ciudad donde se encontraban. Allí todo era paz y tranquilidad, muy al contrario de cómo había sido cuando ocurrió la rebelión y el ataque de los terroristas.

Pero, aun así, recibieron una ayuda inesperada de Iron Man y el Dragón Rojo. Y ahora ellos necesitaban ayuda, toda Nueva York necesitaba ayuda. Tantas veces que Issei les había ayudado… ¿y ahora no podían devolverle aquel favor?

—Ara ara, parece que Rias ha tomado una decisión —dijo Akeno con una sonrisa.

Sona suspiró. Esperaba que sus palabras le hubieran quitado esa idea, pero no se había dado el caso.

—Rias…

—Yo lo haré —sentenció la Gremory mientras se daba la vuelta para mirar a todos los presentes—. Yo iré a Nueva York.

—Rias, no es solo ser considerada una traidora por el Consejo. ¿Te recuerdo que también están los terroristas allí?

—Colaborando con Issei, ¿cierto? Estaré bajo su protección.

—Él está volando por toda la ciudad, no podrá protegerte de ellos.

—Tú lo has visto, Sona. Hay respeto y admiración hacia Issei por parte de los terroristas. Y Cao Cao es un hombre de palabra. Si Issei intercede, estoy segura de que todo saldrá bien.

—Es una jugada tan arriesgada que resulta ser absurda, una estupidez. ¿Te dan igual los riesgos y las consecuencias?

—¿Cuántas veces nos ha ayudado él? ¿Cuántas?

—¿Por gusto propio?

—Eso da igual. Lo importante es que ha estado allí, ayudando. Además, piensa en la imagen que le daríamos a los humanos cuando ganemos.

Sona entrecerró los ojos. Bajó la cabeza al tiempo que se llevaba una mano a la barbilla. Si era sincero consigo misma, ella apoyaba totalmente a Rias, pero claro, la situación no era tan fácil. Aunque ahora, con las últimas palabras de su vieja amiga, le había dado el empujoncito necesario.

—Sí, eso podría beneficiar nuestra imagen. Después de todo, el mundo humano ya no es ignorante.

—¿Jefa? —dijo Ruruko con asombro al escuchar a su líder.

—Rias y yo vamos a Nueva York. Quienes quieran acompañarnos serán bien recibidos. Los que no podéis quedaros. No os recriminaremos ni castigaremos. Es vuestra decisión y la respetaremos. No os obligaremos a venir con nosotras y asumir el castigo.

Nuevamente Sona asombró a la mayoría de los presentes. Por muy amiga que fuera de Rias Gremory, nadie esperaba unas palabras como aquellas saliendo de su boca. Los demás se miraron y asintieron, algunos sonrientes, otros decepcionados y alguno un tanto indiferente.

En cierta parte de Japón, un grupo de seis personas observaban con asombro lo que estaba ocurriendo en Nueva York. Ellos, que habían enfrentado tantos peligros, no podían creer lo que sus ojos veían ni lo que sus oídos escuchaban.

—¡Tenemos que ir ya!

—Pero Azazel nos ha dicho…

—¡Que le den a Azazel y a la Alianza! ¡Yo no pienso quedarme aquí ni un segundo más!

—Espera Kouki. No puedes ir solo.

—¡Observa!

—¡Kouki, quieto!

—¿O qué, Natsume?

—No vas a ir solo, idiota —El hombre quedó asombrado. La mujer llamada Natsume sonrió con arrogancia—. Por supuesto que no vas a ir solo. El Equipo Slash/Dog irá, ¿verdad chicos?

Los otros cuatro presentes asintieron. Uno de ellos, que tenía un pequeño perro negro, se dirigió a una mujer rubia que tenía pues un sombrero que recordaba mucho a los de Harry Potter.

—Lavinia, ¿puedes llevarnos allí? Si es posible, cerca de donde está Cao Cao.

—Por supuesto —asintió la fémina—. Por favor, colocaos a mi alrededor.

Pero claro, el mundo sobrenatural no era el único que observaba con atención lo que las noticias y las redes sociales, así como otras páginas como YouTube, decían y mostraban sobre el ataque alienígena. Internet estaba en llamas debido sobre todo a los conspiranoicos, quienes se jactaban de haber tenido la razón todo aquel tiempo sobre la existencia de extraterrestres y ovnis. Ya nadie, o casi nadie, les tomaba por unos locos con serios problemas mentales.

En la mansión Hyoudou de Japón, Tom y Kuroka también estaban atentos a todas las noticias del ataque. Cuando el artista recibió el mensaje de F.R.I.D.A.Y. no entendió a qué se refería, hasta que las primeras noticias llegaron. Numerosas veces intentó ponerse en contacto con Issei o con Marilyn, pero ninguno de los dos respondía sus llamadas. Llamó incluso a Pepper, pero la CEO de Industrias Stark estaba tan desconcertada por los acontecimientos como él.

—¿Quieres parar de una vez? —exigió Kuroka molesta.

—¿Cómo quieres que lo esté? Estás viendo lo mismo que yo —reclamó Tom.

El artista no paraba de dar vueltas, de un lado para otro sin dejar de mirar la televisión de reojo. Eso, sumado a los sonidos que hacía, había exasperado a la nekomata más allá de sus límites.

—Sí, lo estoy viendo. Pero al contrario que tú, yo sé mantener la calma, aunque acabe de ver a esos desgraciados de Cao Cao y compañía.

—Oh, bueno, tú podrás estar acostumbrada a una vida muy «activa», pero yo no, y ver una maldita invasión alienígena como si fuera una de esas películas de Hollywood no ayuda.

—Pues entonces ven aquí y te calmo yo.

—¿Cómo? ¿Con senjutsu? ¿Vas a hacer como Qui-Gon Jinn?

—En verdad pensaba hacerlo a base de tortas, pero ese método también vale.

De pronto la puerta delantera se abrió de golpe, prácticamente partida en varios trozos que se esparcieron por toda la entrada y salón. Tom se levantó alzando los puños, preparado para empezar una pelea, pero Kuroka simplemente suspiró, volteando para mirar al intruso, apoyando un brazo en el respaldo del sofá.

—¡Kuroka! —llamó Bikou mientras buscaba a su compañera.

—Bikou. ¿Qué haces aquí? —exigió saber la fémina mientras miraba de mala manera a su compañero de equipo por romper la puerta. No hacía ninguna falta.

—He venido a por ti. Estoy reuniendo al grupo. Vamos a ir a por los «héroes».

—¿Estás chalado? —dijo con una mueca de disgusto—. Me parece que en estos meses te has vuelto aún más idiota. ¿Cómo quieres hacer eso? ¿Acaso no ves la tele? ¿Quieres tener a todo el mundo en tu contra?

—¡Mataron a Vali!

—¡Lo sé! ¡No tienes que recordármelo! Pero esto es aún más suicida que la última vez.

—¡Eso da igual! ¡Los tenemos ahí!

—¡A la vista de todo el mundo! ¡Y por si no te has dado cuenta, está colaborando con el Rojo!

—¡¿Y eso qué?!

—¡Pues que está ayudando a proteger la ciudad, imbécil! ¡Nos echaríamos a todo el mundo encima!

—¡Eso no importa con tal de vengar a Vali!

Ambos compañeros se miraron con rabia en completo silencio, intentando encontrar las palabras para convencer al otro, al menos hasta que Tom les trajo de vuelta.

—Eeeh, Kuroka, esto te conviene verlo —apremió Tom señalando la televisión.

Con el ceño fruncido la youkai volteó para mirar la pantalla. Bikou imitó a los otros dos. Sus ojos quedaron como platos. Lo que la pantalla les mostraba era a su hermana junto al resto de miembros Gremory y Sitri. Pero no solo ella, había también ángeles, los miembros del Equipo Slash/Dog y otros tantos, todos junto a Cao Cao.

—Pero... ¿qué...?

XXXXX

De vuelta a Nueva York, Issei sobrevolaba los cielos mientras eliminaba a los chitauri voladores. Desde que los terroristas se habían sumado a la defensa de la ciudad, las cosas se habían vuelto un poco más sencillas. Si bien la ayuda de la policía y los ciudadanos armados era de agradecer, nada como tener armas de HYDRA, Sacred Gears, hechiceros y Longinus en el campo de batalla. Los monstruos de la Longinus Annihilation Maker ayudaban sobre todo a la hora de derribar leviatanes, aunque hizo falta explicárselo a Hulk como se pudo, pues la primera vez que vio uno no dudó en atacar, acto que pareció afectar al usuario de la Longinus.

—+Señor, nueva información. +

—Sorpréndeme.

—+Localizados los grupos de las señoritas Rias Gremory y Sona Sitri. +

—… ¡¿Qué?!

—+Y también he localizado a la señorita Irina Shidou junto a otros sujetos que, según mis análisis, pertenecen a las diferentes iglesias cristianas. +

—¡¿Dónde?!

—+Frente al Empire State Building, donde está Cao Cao. +

—Cojonudo —gruñó pensando que habrían comenzado a luchar entre ellos, cosa totalmente entendible teniendo en cuenta su historial.

Cuando logró llevar a la zona indicada por la IA, Issei observó que todos se encontraban luchando mientras hablaban, o al menos los que parecían ser los líderes de ellos. Al menos lo hacían contra los chitauri, no entre ellos. Cuando aterrizó pudo escuchar mejor la animada charla.

—¡Tenéis a traidores en vuestras filas! —acusó Saji con furia refiriéndose a los reencarnados que se sublevaron y escaparon durante la «Revolución Reencarnada».

—¡A cuántos han reencarnado los demonios contra su voluntad, ¿eh?! —gritó Heracles mientras golpeaba a un chitauri.

—¡Vosotros sois unos traidores! —reclamó otro héroe a un grupo de seis personas.

—Tú a callar, maldito asesino terrorista —exclamó un miembro de ese grupo, uno que parecía tener una especie de lanza enrollada en un brazo.

Issei apretó los dientes, furioso. Las discusiones le resultaban tan estúpidas en aquel momento que acabó explotando, metafóricamente.

—¡A ver, os lo voy a dejar muy clarito —gritó con la voz amplificada por un amplificador en la armadura, llamando la atención de absolutamente todos—: tenemos una puta invasión alienígena justo encima, así que haced el puto favor de no dar más trabajo! ¡O bien ayudáis en vez de incordiar u os saco a patadas de este lugar! ¡¿Me habéis escuchado?!

Al no escuchar ningún reclamo, asintió satisfecho.

—A ver, ¿quienes mandan aquí?

—La pregunta ofende —dijo Rias mientras alzaba las manos, creando pequeñas esferas de poder demoníaco, las cuales envió como si fueran balas contra varios vehículos voladores chitauri.

—Ya, pero exceptuándoos a vosotras dos y a Cao Cao, no conozco al resto.

—Hola, yo soy Dulio Gesualdo, Joker del Cielo y líder de los ascendidos y exorcistas.

Issei paseó la mirada por los susodichos. En verdad era muy fácil diferenciarlos: o bien tenían alas de plumas blancas o vestían con ropas eclesiásticas. Pudo ver a Irina, quien tenía alas de ángel. Si bien aquello le sorprendió, pues eso significaba que su amiga de la infancia ahora era una ascendida, no tuvo tiempo de ir a felicitarla.

—Yo soy Tobio Ikuse, líder del Equipo Slash/Dog.

Los miembros de su equipo también saludaron.

—[Ese tipo también usa una Longinus, y la hechicera también]

—"Dos Longinus más… Eso es genial."

—Bien, pues ahora que nos hemos presentado, espero que todos estéis aquí para ayudar a enfrentar a los chitauri, no para luchar entre vosotros.

—Como líder de los ascendidos y exorcistas presentes, yo, Dulio Gesualdo, Joker del Cielo, doy mi palabra de que nos enfrentaremos únicamente a los chitauri.

Issei asintió, clavando su mirada en los demonios.

—Nosotras también damos nuestra palabra —dijo Sona, aunque se le notaba nada contenta de tener que colaborar con los terroristas.

Ahora fue el turno de Tobio.

—Mi grupo también da su palabra de luchar únicamente contra los invasores.

Por último, Issei miró a Cao Cao.

—Bueno, señorita Gremory, señorita Sitri y aliados de los ángeles: como el buen Dragón Rojo ha dicho, tenemos asuntos más importantes que matarnos entre nosotros. Yo, Cao Cao, líder de la Facción de los Héroes, doy también mi palabra de que nos enfrentaremos únicamente a los chitauri. Y en caso de que uno de mis subordinados ataque a alguno de vosotros, yo mismo me encargaré de él.

Ninguno de los altos cargos de los héroes pareció sorprenderse por las palabras de su líder, sino que asintieron.

—¿En serio podemos confiar en tu palabra? —cuestionó un exorcista.

—Tanto como nosotros en la vuestra. Pero teniendo en cuenta la situación, creo que no nos queda otra a ninguno.

—Tienes razón, Cao Cao —admitió Dulio con una leve sonrisa—. Nuestra prioridad es salvar todas estas vidas, pero no perdonaré ataques a traición.

—Soy un hombre de palabra, Dulio.

—¡Perfecto! —celebró con molestia Issei, apremiando al grupo—. Ahora escuchad las órdenes.

—¿Por qué deberíamos obedecer tus órdenes? —exigió saber Kouki Samejima.

—No son mías, son del Capitán América. Si tipos como Iron Man, Thor o Hulk cumplen sus órdenes, vosotros también

Nadie puso ninguna queja. Si un dios obedecía al Capi, ¿quiénes eran ellos para no hacerlo?

—¡Capi, aquí Issei! ¡Tengo un grupo que se está ocupando desde Kips Bay hasta Chelsea y también tengo otros tres disponibles!

—*¿Equipo? ¿Qué equipo? *

—Unos aliados, al menos en esta lucha.

—*¡Recibido! *

—*Los demonios, exorcistas y ángeles y ¿eso son los terroristas? * —preguntó Tony luego de sobrevolarlos veloz.

—*¿Cómo que terroristas? * —repitió el Capi asombrado.

—¡No hay tiempo para eso! ¡Están para ayudarnos! ¡Rápido Capi, órdenes!

—*¿Son numerosos? *

—Uno poco más de una docena, otros son seis y el último poco más de veinte.

—*¡Bien! ¡El más numeroso que se encargue de Hell 's Kitchen, otro a Turtle Bay y el último de en medio! *

—Entendido. Vosotros —señaló al equipo del Perro— ocuparos de Murray Hill; Cao Cao, ¿podéis ocuparos de los barrios donde estáis? —El líder de los terroristas asintió—, bien, perfecto; Rias, Sona, ocuparos de Turtle Bay y el centro; y vosotros —señaló al bando angelical— ir a Hell 's Kitchen —Dulio alzó el pulgar—. Y haced el favor de no atacaros o eso —señaló al portal, del cual seguían surgiendo más chitauri y leviatanes— será la menor de vuestras preocupaciones, ¿entendido? Usad mi número para mantenernos en contacto.

Y sin más que decir, Issei prendió los propulsores, alzándose veloz hacia el cielo de la ciudad.

—[Bien hecho, compañero. Demostrando quién manda]

—¿El Capitán?

—+Eso es más que obvio, señor. Usted sólo ha sido el mensajero. +

—Eh, yo no soy el mensajero de nadie. Yo soy el repartidor.

—+Referencias al Capitán, por favor. +

Mientras tanto...

—Buuu. Ni siquiera me ha dicho nada por mi ascenso —Se quejó Irina mientras se ponía en marcha junto a sus compañeros, eliminando a todos los chitauri que veían mientras iban hacia su zona designada.

XXXXX

—*Parece que tenemos muchos insubordinados* —declaró Azazel con una leve sonrisa.

—*Eso parece* —asintió Miguel con orgullo.

—*¿Cómo ha hecho el Joker para escapar de la vigilancia? Y encima no ha ido solo. Incluso ha logrado convencer a Griselda. *

—*Bueno, ya sabemos que Dulio es alguien especial, y no solo por su don. *

—*Eso es cierto. *

—*Azazel, pensaba que tenías más controlado al Perro. *

—*¿En serio? ¿Azazel controlando algo? ¡Ja! ¡Buen chiste! *

—*Oye —Se quejó el aludido—. Yo no soy su amo y señor como para que me obedezca todo el tiempo. Pero más importante, ¿no os preocupa que vuestras hermanas estén en Nueva York. *

Las miradas de todos se centraron en Sirzechs y Serafall. Ambos Maous observaban con gran preocupación a sus respectivas hermanas. Si bien no estaban a favor del castigo impuesto por el Consejo, tampoco aprobaban que ellas hubieran partido con sus respectivos séquitos a participar en aquella batalla. Si sobrevivían sufrirían el castigo por la traición, algo que ellos no podían evitar por muy Maou que fueran…, eso sí salían con vida. Solo el orgullo que les hacían sentir era lo suficiente como para mantenerles en sus lugares.

—Claro que estamos preocupados —admitió Serafall—, pero al menos han llegado a un acuerdo con los demás miembros de la Alianza, los terroristas y el Rojo. Son nuestro orgullo. Han desafiado al Consejo por hacer lo que creen correcto.

—Y han animado a Sairaorg Bael, Seekvaira Agares y Latia Astaroth a ir a la ciudad para ayudar en el combate. Tenemos unos jóvenes muy prometedores —dijo Sirzechs con una pequeña sonrisa.

—*Pero, si logran salir con vida… El Consejo…*

—Por ahora nos preocuparemos de que salgan con vida de este combate.

De repente las puertas se abrieron de golpe. Las madres de Rias y Sona habían ingresado como un huracán en el despacho de los Maous.

—¡Tenéis que traerlas de vuelta! —ordenó Venerana.

En aquel momento no pensaba que estuviese tratando con los Reyes Demonios, sino con su hijo mayor y la hermana mayor de la mejor amiga de su hija.

—¡Por favor! ¡Sois Maous! ¡Tenéis poder para hacerlo! —exclamó Lady Sitri fuera de sí.

Ambos Maous se miraron con tristeza y pena. Sus madres eran damas de alta cuna y nunca antes habían perdido los papeles como en aquel momento, pero era entendible. Sin importar su estatus, ahora mismo eran dos madres preocupadas por sus hijas, que se habían ido a la guerra para combatir. Pero lo que les hacía sentir peor a ambos en aquel momento era que nada podían hacer. No podían enviar a nadie para traerlas de vuelta. Ni siquiera ellos mismos podían ir.

—Madre, no podemos. Me gusta tan poco como a ti, pero Rias y Sona han hecho su elección.

—Tiene razón. Han desobedecido una orden no solo de los Maous, sino también del Consejo, y ya se dejó muy claro: aquellos que desobedezcan se verán solos, no se enviará ayuda.

Ambas madres temblaron violentamente al escuchar las palabras de sus respectivos hijos. Entendían perfectamente su papel como Reyes Demonio, pero no eran a los Maous a quienes pedían ayuda, sino a sus hijos mayores.

—Sirzechs, por favor.

Pero el Maou cerró los ojos, girando su cuello para mirar al frente, intentando ignorar las súplicas de su madre. Serafall se mordió el labio, bajando la cabeza. Ambas madres observaron con incredulidad y desilusión a sus hijos. Unos cuantos guardias entraron y sacaron con delicadeza a ambas mujeres, quienes no voltearon para mirar a sus retoños. Los sentimientos que transmitían en aquel momento eran claros.

Una vez fuera la sala quedó en completo silencio, hasta que Sirzechs y Serafall salieron de la misma por otra puerta. Ya en otra sala, ambos Reyes Demonios golpearon lo que más cerca tenían en un intento de controlar la furia que recorría sus cuerpos y mentes. En momentos como aquel odiaban ser Maous, pero no les quedaba otra. Con la situación que estaban pasando los demonios, no podían enviar a nadie ni ir ellos mismos.

—Por favor, cuidaos —murmuró Ajuka mientras veía la retransmisión que llegaba desde la ciudad humana.

XXXXX

Casi una hora después de comenzar la guerra, la Guardia Nacional de Nueva York fue desplegada, pero aún no era suficiente para enfrentar las numerosas tropas chitauri. También llegaron nuevos aliados por la parte sobrenatural. No solo los tres grupos demoníacos mencionados anteriormente por Sirzechs, sino más ascendidos y exorcistas y miembros de Grígori, así como algunos youkais enviados por la reina Kunou.

Issei observó con gran alegría a los refuerzos sobrenaturales, aunque se decepcionó enormemente al saber que todos los que estaban allí habían ido en contra de la orden de la Alianza. Incluso se enfureció al saber cómo consideraba el Consejo demoníaco a todos los demonios que estaban allí combatiendo contra el ejército alienígena invasor.

Pero a pesar de los refuerzos, el ejército chitauri no dejaba de invadirles. No entendían cómo era posible que su número no bajara hasta ser cero. Oleada tras oleada, el ejército invasor continuaba su ataque contra la ciudad, cada vez logrando extenderse más y más allá. Eran como el mar golpeando las rocas: poco a poco las iban desgastando y solo era cuestión de tiempo que las destruyeran.

Luego de poco más de dos horas de batalla, la situación en la ciudad era un caos. El Departamento de Policía de la ciudad de Nueva York, la Guardia Nacional de Nueva York, una parte de la 10ma División de Montaña, la milicia naval de Nueva York, elementos de respuesta rápida de la fuerza aérea, la Fuerza de Defensa del Estado de Nueva York, voluntarios armados y veteranos retirados, demonios, ángeles, humanos, youkais, Vengadores…, todos ellos luchando codo con codo para enfrentar a los chitauri.

Issei se sentía agotado. A pesar de que la armadura se veía en buen estado, aquello era solo una fachada. Al contrario que la armadura de su padre, la suya se iba reparando con el propio poder de la Boosted Gear. Ésta, junto con el reactor, podría durar mucho más, pero Issei seguía siendo humano y tenía su límite. Y no era el único. Prácticamente todos los que estaban combatiendo desde el principio estaban agotados, pero no por ello se habían retirado. Seguir luchando, seguir enfrentando al invasor era lo que se tenía que hacer gustase o no.

Issei observó a un leviatán que estaba por atravesar uno de los rascacielos, pero cuando estaba a punto de enfrentar a un nuevo leviatán vio a Hulk saltando desde el interior de un edificio en dirección al leviatán, logrando que este cambiara su curso de colisión contra el edificio.

—Que fuerza bruta la suya.

—[Ese te parte en dos sin problema]

—Lo sé.

No mucho después vio como entre Hulk y Thor lograban derribar al maldito leviatán, aunque éste acabó impactando de lleno contra el Grand Central Terminal. Issei pasó cerca de la Torre Stark, apuntando al portal para intentar contener una nueva oleada.

—¡Ddraig!

—[¡Vamos!]

En las hombreras se crearon dos cañones que acumularon mucha energía que luego enviaron contra el portal. Éstas arrasaron a los solitarios chitauri, impactando contra uno de los leviatanes que estaban por atravesarlo. Su mirada bajó hasta la máquina del Teseracto. Intentó pensar en algo para desactivarla, pero varios impactos de las armas chitauri le golpearon en la espalda, haciéndole perder el equilibrio.

—[Compañero, atento]

—¡Lo sé! —siseó molesto, volviendo a recorrer los cielos de la ciudad.

A lo lejos pudo ver como el agente Barton disparaba una flecha hacia Loki, pero este lograba atraparla casi sin mirar…, solo que unos segundos después explotó, destrozando la nave en la cual iba. Cayó sobre la pasarela de la Torre Stark.

—En el blanco. Buen tiro Barton —felicitó Issei con regocijo al ver como Hulk caía en la pasarela, golpeando a Loki.

—*Gracias. *

Acercándose con curiosidad observó como Loki parecía desafiar a Hulk…, solo para que el gigante verde le cogiera de una pierna y le hiciera besar el suelo varias veces. El asgardiano se quedó ahí, en el suelo, mudo, con los ojos como platos.

—Ufff, qué gustazo.

—[Te has mandado los pantalones] —bromeó Ddraig.

—Bueno, en este caso es comprensible.

—+Señor, parece que el Equipo Slash/Dog necesita una mano. +

—Voy.

Volando y volando, ayudando por allí y por allá, destruyendo naves, eliminando chitauri, Issei siguió combatiendo junto al resto de defensores de la ciudad. Desde la distancia pudo ver como uno de los rascacielos era atravesado por un leviatán, desmoronándose en el proceso.

—Por dios… Que no hubiera nadie dentro…

También vio a su padre junto al leviatán. De repente se vio rodeado por un escuadrón de chitauri, uno tan numeroso que no le dio tiempo a contraatacar y esquivar. Los numerosos impactos directos provocaron que chocara con una gruesa estructura metálica, parándole en seco. Aquello provocó que cayera al vacío. Varias veces intentó recuperar altura, pero aquel mismo escuadrón lo derribaba una y otra vez hasta que impactó con brusquedad contra el suelo. Los chitauri no pararon de dispararle, tanto que ni siquiera Ddraig podía responder al fuego.

No fue hasta que Rias y Sairaorg aparecieron y eliminaron a los alienígenas que Issei pudo respirar. El Bael extendió su mano, ayudándole a ponerse en pie. Issei observó a Rias, Sairaorg y Yuuto, que acababa de unírseles.

Los dos Gremory tenían numerosas heridas en el cuerpo. Rias incluso sangraba de una herida en el costado. Sairaorg, por su parte, parecía estar en mejores condiciones, aunque quizás fuera por su armadura, aunque eso no evitaba que tuviera varias heridas, hematomas y moratones, como le pasaba al propio Issei.

—Esto parece no tener fin —dijo Rias mientras se apoyaba en una farola, usando magia demoníaca curativa para frenar la hemorragia.

—¿No hay forma de cerrar el portal? —preguntó Sairaorg mirando hacia la cima de la Torre Stark.

—Por la fuerza no se puede —contestó Issei—. Mi padre y Thor ya lo han intentado.

—Si un dios no puede, entonces nosotros mucho menos —admitió el Bael con disgusto.

—Algo tiene que haber.

—Vienen más —informó Yuuto mientras creaba un par de espadas nuevas.

Los cuatro miraron hacia el frente. Una veintena de chitauri se acercaban hacia ellos a paso veloz. Entonces Issei escuchó la voz de Nick Fury.

—*Stark, ¿me oís? Hay un misil nuclear que va hacia la ciudad. *

—¡¿Cómo?! ¡¿Quién demonios…?!

Los tres demonios observaron a Issei, sorprendidos por aquel grito tan repentino.

—*¿Cuánto tardará? *

—*Tres minutos, como máximo. Arrasará la zona central. *

—*¡J.A.R.V.I.S., máxima potencia en propulsores! *

—*(Acabo de hacerlo) *

—¡Hijos de puta! —chilló furioso Issei—. ¡Os tengo que dejar!

Los tres demonios asintieron. Issei volvió a encender sus propulsores, alzándose veloz, mientras los demonios retomaban la lucha contra los alienígenas. Issei se elevó hasta la altura suficiente como para ver el misil nuclear y a su padre interceptándolo. Entrecerró los ojos, mirando ahora al portal. Una idea pasó por su mente, y estaba seguro de que su padre pensaba lo mismo.

—*¡Puedo cerrarlo! ¿Alguien me recibe? ¡Puedo cerrar el portal! * —informó Natasha con esfuerzo.

—*¡Hazlo! * —ordenó el Capi al instante.

—*No, espera. *

—*Stark, nos siguen invadiendo. *

—*Se acerca un misil nuclear, va a estallar en menos de un minuto. *

—*¿Cómo que un misil nuclear? *

—Eso ahora no importa. Papá, ¿qué piensas hacer con él?

—*Pues enviarlo a donde tengo pensado. *

—Lo que suponía —murmuró Issei.

El más joven de los Stark voló a toda velocidad hacia la cima de la Torre Stark, poniendo distancia entre Natasha y él.

—*Stark…, sabes que solo es un viaje de ida. *

—*Guarda el resto para el ascenso. *

—Despejemos el camino. Con todo Ddraig.

—[¡Vamos!]

Sacando a relucir todo el armamento que poseía la armadura, y con gran parte de la energía que aún podía aguantar, Issei abrió fuego contra el portal para limpiarlo de todo enemigo que pudiera meterse de por medio hasta que su padre le pasó veloz con el misil nuclear a la espalda. Entonces, y solo entonces, detuvo el ataque, viendo cómo se perdía en la distancia, confundiéndolo con el oscuro universo.

—Ddraig, ¿podemos…?

—[Lo siento socio, pero no estamos preparados para soportar el vacío del espacio]

Sin prestarle atención a nada más, Issei no apartó la mirada del portal. Sólo veinte segundos después vislumbró algo…, la explosión del arma nuclear. Lágrimas cayeron por sus ojos al ver la explosión. En tierra y en aire, los chitauri y los leviatanes cayeron muertos. Su nave nodriza había sido destruida y que la misma parecía ser la que les mantenía con vida. Pero ahora que estaba destruida, se los había llevado con ella.

—*Ciérralo* —ordenó con tristeza el Capitán luego de varios segundos y no ver a Tony aparecer.

Con pesar Natasha lo hizo, siguiendo las instrucciones del doctor Selvig, que se había recuperado del control mental. Issei bajó la mirada, apretando los labios. Sus sollozos eran escuchados por el resto de miembros de los Vengadores. Incluso en el Helicarrier pudieron escucharle.

—[¡Ise! ¡Mira!] —gritó Ddraig.

Alzando la mirada, Issei vio como el portal se cerró, no sin antes observar una armadura más que reconocible salir de él.

—¡Papá! —rápidamente voló hacia él, atrapándolo en el aire.

Con cuidado bajó hasta el techo, dejándolo en el suelo. Natasha y Erik Selvig se colocaron a ambos lados. Con cuidado quitó la visera. Tony parecía muerto.

—Papá… Papá...

La voz le tembló, pues Tony no reaccionaba. Natasha miró al japonés y luego a Tony. Colocó el dorso de su mano en el cuello de Tony…, y le dio una leve descarga eléctrica. El susodicho reaccionó con un grito, incorporándose de golpe. Selvig gritó, asustado por la reacción. Issei, aliviado al ver a su padre vivo, no dudó en abrazarlo mientras nuevas lágrimas caían.

—Está vivo. Tony está vivo —informó Natasha feliz.

—¿Pero qué demonios ha sido eso? —exigió saber Tony por aquel despertar tan brusco—. Siento como si me hubieran dado un calambrazo.

—Hemos ganado —le dijo Natasha poniéndose en pie.

Tony miró a Issei, dándole unas palmadas en la espalda.

—Creí que… Creí que…

Issei intentó decir algo, pero las palabras no lograban salir de su garganta. La emoción se la había cerrado a cal y canto.

—Ya, ya, tranquilo. Todo está bien —Tony suspiró, tumbándose en el suelo—. Buen trabajo a todos. Pero mañana no vayamos a trabajar. Descansemos un día. ¿Habéis probado el shawarma? Hay un local de shawarma a dos manzanas de aquí. No sé qué es, pero quiero probarlo.

—*Aún no hemos terminado* —dijo Thor recordándole a todos que, a pesar de haber derrotado a los chitauri, aún quedaba capturar al culpable de todo aquel desastre.

—… Y después un shawarma.

Entre risas todos se incorporaron. Natasha se subió a la espalda de Issei, teniendo especial cuidado con el cetro, mientras el doctor Selvig se quedaba allí, recuperándose. Tony fue a por Barton mientras Hulk, Thor y Steve aparecían también en el piso de la pasarela de la Torre.

Una vez todo el equipo estuvo reunido entraron por la pasarela y la zona con los cristales rotos, el grupo vio a Loki arrastrándose por el suelo. El asgardiano, al percatarse de su presencia, se dio la vuelta, tumbado en las escaleras. Tenía varias heridas en el rostro y en aquella sala parecía que hubiera habido una pelea. Alguien, y estaban seguros de quién había sido, le había golpeado muy fuerte. Barton sacó una flecha, apuntándole al entrecejo.

—Si no os importa…, aaah…, ahora acepto esa copa.


Buaaaaah, hacía tiempo que no publicaba dos capítulos en una misma semana ja, ja, ja. Bueno, inspiración, ganas y no tener trabajo (desgraciadamente) da esto como resultado, pero nada de acostumbrarse, pues estoy buscando trabajo como un poseso y espero encontrar algo.

Bueeeeeno ¿qué os ha parecido? ¿Os han agradado las sorpresas? ¿Os ha gustado la batalla? Estaba muy emocionado por escribir esta parte, pero la verdad es que he tenido complicaciones a la hora de describir la batalla. Me ha costado bastante. Aun así, creo que está bien.

En la película se ve sobre todo lo que es la zona central de Manhattan, pero en este caso he decidido ampliarlo un poco más, por eso he repartido el apoyo (terroristas, ángeles, demonios, etc.) por las zonas circundantes de la zona cero.

Ahora los comentarios:

Tenzalucard123

Me remito a mi respuesta anterior: ¡Avengers Assemble!

Goku SSJ DIOS SSJ3

Todo lo que no salga en el UCM es mentira, así que... Bueno, como que puedes verlo tú mismo en las pelis ja, ja, ja.

Se quedó en Asgard. Será su alumna, pero en casos como ese va el Equipo Thor.

Pues sí, tengo pensado que vaya a la Tierra. ¿Cuándo? Si quieres saber ya sabes: mensaje privado. Spoilers no hago por aquí ja, ja, ja.

CCSakuraforever

Issei estaba emocionado, solo que supo controlarse un poco y la situación no ameritaba ser como un niño en navidad. Loki es mucho Loki, eso lo sabemos todos. Me pregunto qué tanta sorpresa causé con lo de los youkais. Y bueno, espero que te haya gustado la batalla.

Pd: no me he olvidado de Kuroka y Bikou, aviso.

Sin más que decir, me despido.

¡Nos leemos!