Querida Candy,
No soy el Terry que quisieras conocer estos días y a decir verdad no tengo ni la más mínima idea de porque me seguiste hasta América, sin duda debí sonar muy convincente en ese entonces.
Ahora creo que solo soy una de esas cosas malas que le pasan a la gente…
El muchacho no extraña personas, no, en estos últimos días lo único que Terry extraña es la bebida. Le encanta cómo le hace sentir y sobre todo le encanta cómo le hace sentir acerca de las cosas, le gusta tomar una copa cuando esta con Karen mientras danzan con la canción de Alexander's Ragtime Band y mueven un poco las piernas, a veces también Charlie los acompaña a algún club y los tres se van de juerga, pero sabe que necesita mucho más que eso. Es muy difícil para él estar realmente feliz. Algunas noches cuando está solo en su piso le dan ganas de saltar por la ventana o entrar en la bañera, sumergirse y…
Pero no lo hace.
Y cuando eso no sucede se deprime, después se fuma un cigarro y se promete no volver a pensar de esa manera, pero cada noche es lo mismo.
Cada día está más intranquilo, Peter Tilby le ha sugerido otro tipo de sustancias, algo más fuertes y de uso médico, pero Terry ya tiene demasiados problemas como para querer más.
Sin rendirse, Tilby, le cuenta también de esos lugares: de los fumaderos de opio en Chinatown donde gente de todos los estratos socio económicos acude sin poder resistirse porque al igual que él, sus problemas les abruman tanto que ya nada les ayuda a evadir más su realidad que dicho narcótico.
Terry frunce el entrecejo y declina la propuesta, si buscara arruinarse lentamente esa sería una buena forma, pero Terry ya ha estado arruinándose involuntariamente desde hace ya bastante tiempo y sabe que no va a ser por el opio.
Cuando cae la tarde el muchacho va directamente a su departamento, su muy humilde piso es apenas lo que había soñado cuando llegara a América, en esta época del año la humedad es lo peor, aunque después de pensar en todo lo ocurrido no puede más que mofarse de sí mismo, cuando se es joven se es muy iluso, sus condiciones precarias palidecen contra todo lo que le ha acontecido en los últimos tiempos, al final un viejo zorro tiene todas las de ganar contra un muchacho altanero. El debería saberlo mejor que nadie.
Automáticamente mete sus manos en los bolsillos de su abrigo, el viento ha comenzado a arreciar, justo comienza a acercarse a su edificio y ve una silueta femenina en la lejanía, el viento ondea la falda de su vestido y si no se cuida le volara también el sombrero, la silueta algo difusa es alta, rubia y esta parada junto a la puerta principal del edificio donde él vive. Y la única manera de entrar es por dicha puerta.
Es eso o rodear la parte de atrás y subir por la escalera contra incendios.
Terry quiere volver sobre sus pasos para no tener que verle nunca, Eleanor es la última persona a la que desearía ver, no, corrección, a la última persona que desearía ver ya la ve todos los días, y desde entonces Terry ha tratado de hacerse crecer una piel más gruesa y un alma más fuerte, una memoria olvidadiza y se ha guardado todos los gestos y gesticulaciones para su trabajo: en el teatro.
Pero cuando se para frente a Eleanor, su madre le mira avergonzada y Terry no tiene la saña de exigirle que se marche. Se dice así mismo que si puede con Oliver también puede con Eleanor. No puede decir que verle es una sorpresa por que ya muy pocas cosas le sorprenden. Por otro lado, ya le ha visto más que suficiente, bueno, solo le ha escuchado gemir aquella noche afuera de la oficina de Robert, pero si eso no es demasiado entonces Terry no sabe que lo es.
No necesita más Eleanor Baker en su vida.
Lo más sano para ambos seria olvidarse de su mutua existencia, porqué una relación como la que comparten está destinada a mucha desdicha, Terry es conciente que aún es un crío y que en sus circunstancias actuales solo tiene palabras hirientes para su progenitora mientras le bulle la sangre, lo más sensato sería ignorarle…
—¿Quieres pasar? — Se escucha a sí mismo preguntarle a su exitosa madre, quien asiente de inmediato y borra la mirada aterrada de estar parada en un barrio peligroso por quien sabe cuánto tiempo.
Ciertamente no le importan los pormenores.
Se dirigen al ascensor caminando juntos, pero sin decir palabra, hay pocas personas por el corredor, pero quien les ve los observa con interés, Eleanor es muy famosa y alguien debe conocerle, y aunque su presencia puede acarrearle algún rumor indeseable en el futuro, a Terry ya no le importa.
No le importa.
No le importa.
Si le importa.
Pero va a pretender que no es así, de otra manera ella creerá que le afecta, su madre le observa en silencio, aprieta los labios y coge fuertemente su bolsa mientras recarga su espalda contra las puertas de fierro oxidado del ascensor, la expresión del muchacho es indescifrable pero también le está mirando; el hijo de Eleanor Baker es un paria, un renegado y un cínico.
La bella mujer de cabellos dorados le mira con sus ojos azules, los mimos ojos que le ha heredado a Terry, y frunce la boca de la misma manera que Terry cuando el muchacho está indeciso, son esos pequeños gestos, esas semejanzas las que los acercan y los alejan al mismo tiempo.
Y es una lástima porque Eleanor no es una persona tan terrible, simplemente es una terrible madre, pero si se tratase de una amistad, entonces todo sería distinto.
Cuando entran a su departamento Eleanor trata de ocultar su horror por el espacio tan pequeño, su hogar con paredes desnudas y el tapiz pelándose poco a poco, la mesa con dos sillas carcomidas por las polillas, no muy lejos la cama con los resortes salidos es cubierta por unas sábanas que, aunque limpias, no es el lino y la seda a la que la actriz está acostumbrada, su cocineta esta inmaculada, y la puerta del cuarto de baño está cerrada, a su lado hay una cómoda con alguna ropa perfectamente doblada, lo último que mira son las colillas de cigarro que descansan sobre el alféizar.
— Puedes sentarte si quieres. — le ha invitado mientras apunta una de las sillas con el dedo. — Tengo algo de té y café.
— Gracias. Café está bien.
Terry asiente y al poco tiempo que se pone a preparar el café se da cuenta que el bote de metal donde lo guardaba estaba vacío, maldiciendo entre dientes busca en las gavetas de la alacena y apenas encuentra unas hierbas para te, recuerda que Eleanor le ha pedido café y se decide por darle un vaso de agua que pone sobre la mesa.
— Se me ha terminado el café, pero el agua del grifo es más saludable.
La mujer le presta la menor importancia. — Gracias, siento venir a incomodarte de esta manera. — dice Eleanor mientras estudia con interés la escasa decoración de su piso, sin ninguna señal de Candy, claro. Está convencida que su hijo está viviendo solo.
Eleanor está segura que Candy le ha dejado, y a pesar de ser Terry hijo suyo, puede comprender a la muchacha perfectamente, aunque por otro lado le hubiese gustado que Richard le diera más información y no tener que deducir todo por ella misma, con los años Richard se ha vuelto un viejo insufrible, solo le ha faltado que la mire con repulsión mientras la tacha de vulgar americana, en esa mirada dura no queda nada del viejo Richard, el hombre idealista que había caído flechado con sus encantos. Y a Eleanor no le han dado ganas de insistirle más, desafortunadamente o afortunadamente les une algo en común o claramente ella no tendría porque estar sentada en una silla cual cojín parece estar cubierto con moho.
— No es necesario que te disculpes, has hecho cosas peores. — contesto el muchacho sentado frente a ella mirándole sin perder detalle.
Las mejillas de Eleanor ardieron por un breve momento, no esperaba recibir sus ofensas tan pronto, pero decide dejar pasar la grosería de Terry, después de todo ella sabía a qué se atenía cuando le ha buscado. La pobre se ve tan afligida que por un momento Terry cree sentir algo de lastima, pero después recuerda que Eleanor es una gran actriz.
Aun así, es su madre y jamás dejara de serlo por más que lo desee. — Lo siento, no quiero ser descortés contigo, pero ¿A qué has venido?
Solo quería saber cómo estabas. — respondió con una sonrisa ingenua.
Por alguna razón le encuentra falsa, como si estuviera protagonizando alguna de sus obras de teatro con él y eso le exaspera porque esta es la vida real y Terry no quiere actuar con su madre, y es como si últimamente cada cierto tiempo Eleanor Baker se acordara que tiene un hijo y a consecuencia hace todo para figurar en su vida de una forma que solo él lo note (porque dios no quiera que los demás se enteren), aunque esto lo irrite.
Esta vez su madre fue muy lejos con sus intentos de soborno a Robert Hathaway, le da escalofríos su proceder y le disgusta que actué a su nombre.
Le asquea pensar en ello.
El muchacho piensa su respuesta desviando la mirada hacia la ventana y aunque quisiera refrenar su escarnio, no puede, nuevamente sus emociones le ganan al control que trata de tener. — Puedes ver que estoy muy bien, pero eso te lo pudo haber dicho alguna de tus amistades.
— Por favor, Terry, no quiero que peleemos más. — contesta su madre tratando de fumar la pipa de la paz. — Créeme que me importas mucho. Tú y yo fuimos víctimas de las circunstancias, no hay día que no piense en como todo esto se pudo evitar si las cosas hubiesen sido diferentes…
Terry enciende un cigarro y la mira con ojos entrecerrados llenos de escepticismo. — Sí, creo que te hubiese gustado ser la esposa de un duque, algunas personas opinarían que es mucho más glamoroso a tener que estar pagando favores a viejos amigos en el diván de un sucio teatro.
La rubia actriz abre los ojos desmesuradamente, su boca hace la forma de una o y las palabras mueren en ese instante, pero su mano derecha se alza con altivez y resuena contra la mejilla del muchacho dejándole la mitad de la cara con una dolorosa sombra rojiza.
Terry le mira estupefacto mientras trata de sobarse la mejilla, sus ojos, del mismo color que los de su madre, sus ojos se ponen vidriosos, pero no dice nada, de repente se siente muy cansado a sus dieciocho años.
Lo siento, lo siento… — Eleanor se ve más sorprendida que el mismo Terry y después comienza a llorar, claro que, no es un llanto muy largo. — Por favor perdóname, si hay algo que yo pueda hacer…
Eleanor recuerda la bufanda sobre el suelo y el olor familiar del posible dueño, no ha dormido pensando en ello, pensando que pudo ser el quien les escuchara y en efecto ha sido Terry, entonces solo le queda ponerse pálida. Sin pensar le ha abofeteado tan fuerte que incluso su mano le ha dolido, otra cosa más en la lista interminable de lo que Terry jamás le va a perdonar.
¡No quiero que hagas nada! — exclamo su hijo apretando los parpados con fuerza, tampoco puede controlar el veneno en sus palabras. — No quiero saber de ti, no me interesan tus amantes, y quisiera que me dejaras fuera de ello, si fuese posible no verte en mucho tiempo te estaría eternamente agradecido.
Eleanor asintió de inmediato. — Yo solo… discúlpame por favor, oh dios ¿Qué estoy haciendo? Tienes que creerme, no ha sido mi intención lastimarte. — confeso con frustración. — Me preocupo por ti, mucho y a veces no sé cómo ser tu ma…
—¿Yo te preocupo mucho? — la interrumpe el muchacho mirándola con incredulidad seguido por una risotada que retumbo por las delgadas paredes de su hogar, mientras el rostro de Eleanor es el vivo retrato de la mortificación. — ¿O el que dirán?
Me duele que pienses así de mí, supongo que no importa ya, pero por lo menos hubieras dejado que Candy te ayudara…
— ¿Ayudarme en qué? — pregunto irritado con la mano en la mejilla dolorida. — No la metas en esto, no tienes ningún derecho.
— Esa chica te adoraba, ella era la única a la que le hacías caso. — Eleanor suspiro compungida —¿Sabes? hace tiempo vino a buscarme porque estaba angustiada por ti, me pidió que viniera a verte porque te notaba muy mal, yo le prometí que lo haría… pero soy una cobarde, así que solo le di dinero pero jamás les visite, ya no tuve noticias de ustedes por lo que creí que todo había mejorado con ustedes, pero ya veo que me volví a equivocar.
— Cállate…
— Supe que ambos se escaparon del colegio porque la habían expulsado y tu dejaste el San Pablo con ella…
— Si ya sabes todo ¿entonces a que vienes aquí? — pregunto cada vez más exasperado — ¿porque no me dices sin rodeos el motivo de tu visita?
—Tu eres el motivo, tú… — Eleanor bebió del vaso de agua que descansaba sobre la mesa, después saco un pañuelo y seco las escasas lagrimas que habían caído de sus mejillas y siguió al descubrir que no recibía ningún comentario al respecto. — Tengo años en este medio, el teatro, se cómo funciona y conozco a medio mundo, mucha de esa gente no vale la pena, te saludan un día y tan pronto como te volteas ya te están inventando rumores, te tienes que cuidar la espalda día y noche o estas acabado, es como una gran bola de mierda que va rodando llevándose a quien se deja y si no corres, si no te alejas, pronto te aplasta y ruedas con ella. Cualquier amistad que puedas tener dentro es pura fantasía. Créeme.
Oliver era la bola de mierda.
—Me gusta el concepto de la bola de mierda, pero estas describiendo cualquier trabajo. — la increpo el muchacho nada impresionado con su intento de perorata. — La razón, ya dime porque estás aquí… y sin golpes. — bromeo el joven quien comenzaba a sentir un terrible dolor de cabeza con la presencia de Eleanor.
— Lo mejor sería que dejaras el teatro, tu padre está aquí en la ciudad, ha venido para llevarte con el— revelo Eleanor de lo más incómoda, ambos estaban incomodos. — el me pidió que lo ayudara a disuadirte de seguir con todo esto.
— Es imposible. — contesto el chico con tranquilidad, sus ojos se veían tristes, si, triste era la palabra para calificar esos grandes ojos azules.
— No. Querido, es la verdad— solo en ese momento su madre se aventuró a tocar su mano con la suya y advirtiendo su disgusto la alejo de inmediato. — Tu padre te quiere y por eso está aquí.
— ¿El duque? — inquirió el joven alzando una ceja. — ¿Me quiere tanto que no puede acercarse el mismo y tiene que acudir a ti primero?
— El pensó que era lo más prudente.
— Él me quiere…— repitió el muchacho, como si la sola idea fuera tan descabellada que debía ser una mentira.
Si el duque estaba en la ciudad eso significaba que tal vez se había puesto en contacto con más personas, tal vez había hablado con el mismo Albert, aquella última noche en Lakewood siempre le pareció que Albert quiso decirle algo…
Pero seguro era solo el hecho que la guerra había estallado, probablemente solo se había refugiado en América para proteger a su real familia por dichos inconvenientes bélicos y estando Terry en el continente le había resultado su obligación paternal el saber que estaba haciendo su hijo de su vida.
— Si, él te quiere a su manera. — agrego Eleanor cuando le vio demasiado pensativo. — y yo también te quiero…
El muchacho se viro hacia ella. — Si, supongo que tú también me quieres "a tu manera", pero a veces ese amor no es muy conveniente, ¿verdad, Eleanor?
—Siempre me has tratado de una manera muy injusta. — le acuso en voz baja mientras jugaba con los bordes de su sombrero que descansaba sobre sus piernas. — Sé que no he sido la mejor madre, pero, aunque parezca difícil de creer, me importas, y por eso no quisiera que siguieras mis pasos.
—Quieren que deje el teatro, los dos. — dijo pensativo —Si te preocupa que diga que eres mi madre para poder avanzar más rápido puedes estar tranquila, no me interesa, si bien no recuerdo tú le dijiste a Robert de nuestro parentesco, no yo.
Eleanor asintió con docilidad— Te fui a ver hace poco a los ensayos de la compañía Stratford.
Terry le escucho en silencio.
—Eres muy bueno, mejor que la mayoría, diría yo. — confeso su madre con una sonrisa triste de un orgullo que no se podía atrever a demostrar, al menos no por Terry. — Pero no está bien lo que haces, Oliver Winthrop no te ayudara así como así, yo le conozco…
Las cejas de Terry se alzaron en confusión y sus ojos le escudriñaron esperando lo que venía.
—¡No sabes en donde te estas metiendo! yo sé lo que él hace con otros chicos y todo termina muy mal. — confeso la rubia con una mirada de horror y asco — no es algo natural… y por lo otro, no deberías juzgarme tan deliberadamente, no sé qué escuchaste aquella noche, pero sin importar que haya sido, mi relación con Robert es diferente, él es un hombre y yo soy una mujer, lo que empezó como una simple amistad después nos llevó a algo diferente...— Eleanor le miro turbada.— No es lo mismo que tu estas intentando hacer, lo que sea que te haya dicho Oliver es una vil mentira, solo harás tu vida más difícil, el tipo de personas como el nunca son felices, cariño, no pueden porque no son normales, ¿entiendes? la gente está comenzando a hablar de ustedes, y por eso estoy aquí, para ayudarte…
Su madre no ha tenido que decir las palabras para ponerle iracundo y decepcionado de Eleanor Baker, la mera sugerencia le ha enfermado en demasía, cree poder olvidar su bofetada, pero no sus palabras, la parte cuerda de él, la que generalmente dirige el barco, le dice que pare su loco trote y que no pierda la cordura por las elucubraciones de una mujer superflua y casi desconocida.
Pero la otra parte, en ese rincón oscuro donde aún se esconde el pequeño Terry que añora por su madre, esa madre que lo toma en brazos y lo llena de besos y caricias, esa parte se rompe en cientos de pedazos.
— ¿Crees estoy haciendo lo mismo que tú? —Terry pregunta, mirándola, y suena más como un desafío que como una pregunta, el tono de la cuestión está cargado de sorna, como si ella hubiera dicho algo increíblemente estúpido y de inmediato así es como se siente. — ¿Crees que me estoy acostando con el…?
Los ojos de Terry la miran divertido, pero en segundos se nublan con desdén, en otra ocasión le gustaría mentirle y hacerle creer los asquerosos chismes que se dicen de él, pero en este momento solo le lastima saber que lo más próximos que estuvieron el uno del otro fue esa tarde en Escocia donde juntos se sentaron frente a la chimenea sin decir nada.
Solo aquel día fueron realmente madre e hijo.
El joven esta disgustado consigo mismo, asqueado por sus propias acciones, sus propias palabras y eso se nota en su rostro, al parecer, porque Eleanor lo mira y trata de deducir la verdad de la mentira, algo tan innecesario como su visita.
Cualquiera podría ver que la rubia actriz no se hubiera molestado de no tratarse de su hijo. Ella no le conoce y tanto como no le conoce le cree capaz de todo en su disparatada imaginación. Si tan solo supiera.
Tal fuera como si hubiese tenido la intención de venir a destruirle, y lo hizo. Sus ojos se endurecen y su boca se aplana en una línea despiadada, mira a su alrededor, está en casa, el único lugar donde debería estar seguro. ¿Por qué estaban teniendo esta conversación? esto era exactamente lo que había temido cuando le vio parada junto a la puerta de su edificio, lo más parecido a una pesadilla.
Eleanor lo sabía…
¿Era por eso que había venido, para juzgarle?
Como si hubiese leído sus pensamientos, Eleanor ya no dice nada, no tendría sentido, toma sus cosas y se marcha en silencio, lo único que Terry escucha es la puerta rechinar a su paso antes de cerrarse.
Terry se queda mirando la puerta por unos instantes, en un universo paralelo las circunstancias son diferentes, en ese lugar y ese tiempo Eleanor nunca se dio por vencida con él.
Esta será la última vez que su madre le busca y es un recuerdo que con el pasar de los años los perseguirá a ambos.
Con pasos largos y casi torpes, Charlie sube las escaleras hasta el piso de Terry, trata de esquivar las rayas de los mosaicos por aquello de la mala suerte y por estar tan despistado casi derriba a una persona, una rubia tambaleante le mira con irritación, pero no le reclama solo sigue su camino, después se tropieza ella misma a pocos metros de él y Charlie corre a asistirle.
Cuando Charlie se percata de quien es, hace un esfuerzo sobre humano por guardar la compostura.
Eleanor Baker es lo bastante hermosa y grácil para robarle el aliento a cualquier hombre, ahora finge no saber quién es para no incomodarla, cuando la ayuda a levantarse nota aflicción en su rostro, se le ve algo perdida, la vulnerabilidad impresa en su rostro cambia rápidamente a una mirada fría, Eleanor Baker le da las gracias y desaparece lo más rápido que puede.
Charlie no puede evitar suspirar por la hermosura de la actriz, no hay duda de porque Eleanor Baker sigue recibiendo papeles estelares, aunque ya no sea una chiquilla, ese rostro turbado es el de un ángel, y el sube y baja de su pecho es casi hipnotizante, su talle fino y su andar es el de una mujer como pocas.
Si el tuviera una mujer con esa belleza trabajaría día y noche sin descanso para que jamás pisara los escenarios donde cientos de hombres le pueden contemplar a su antojo, aunque, ya trabaja como esclavo y aun así no le alcanza ni para una Susana.
Pero mujeres así no están buscando a un hombre como él. Claro que no, mujeres así se mueven en otras esferas y si por casualidad se las llegara a topar solamente será algo como el paño de lágrimas o el mejor amigo, el novio pasajero que les ayuda mientras consiguen aquello que tanto quieren, pero nunca el gran hombre con el que ellas sueñan.
Después del ligero aturdimiento por la madre de Terry (se siente algo apenado de pensar de esa manera en la madre de Terry) y del ligero calor por aquella fantasía pasajera que ha sufrido hace unos momentos, Charlie se compone primero y después abre la puerta sin tocar, (estos últimos tiempos cuando Terry enfermo le han hecho olvidar de tocar la puerta antes).
Y lo que encuentra es a un Terry recostado sobre su cama mientras mira al techo, ni siquiera se ha molestado en notar su presencia, toda su concentración se la lleva un punto en específico de la habitación, es casi como si no estuviera ahí o pretende que él no esté ahí, no habla no lo mira solo se cubre la cara con las manos y cambia de posición.
—Terry. — le llamó suavemente, pero el muchacho no levantó la vista. Temblando levemente, el castaño jaló sus rodillas contra su pecho, envolviendo sus brazos alrededor de ellas en una posición casi fetal, dejando que su cabeza cayera hacia abajo para que su largo cabello ocultara su rostro.
—¿Terry? ¿Estás bien?
— el muchacho le escucha pronunciar su nombre de nuevo y casi siente ganas de vomitar, porque en serio, ¿siempre tiene que ser él, el que se ve tonto, indefenso e incapaz de recuperarse?
—¿Terry? - Charlie vuelve a intentarlo tentativamente.
Terry parece volver en sí y asiente automáticamente, no le preguntara que ha pasado, aunque ya tiene una ligera sospecha, el castaño tan poco da explicaciones, después de un momento se para junto al cristal de la ventana en la pared hay un pequeño espejo, aprovecha y Observa su reflejo, el espejo aunque está ligeramente roto, le permite observarse a la perfección, pero no tarda mucho en notar que algo no está bien, no se puede reconocer, le cuesta encontrar familiar su propio reflejo y le quiere decir a Charlie que la persona del espejo no es el, que la persona frente a él es un impostor. Charlie ya le mira con bastante reserva, por lo que va a pasar de ello y más tarde, cuando este solo, revisara de nuevo esperando que el extraño que le mira fijamente se haya marchado por fin.
El muchacho se vira y con algo de molestia le interroga. — ¿Viniste a espiarme?
Charlie sacude su cabeza y en un tono bastante amable le responde. — No, venia para saber si querías ir conmigo a comer con Karen. Ella nos ha invitado a su casa…
Terry se acerca al alfeizar, donde ha dejado su caja de cigarros y el encendedor, enciende su cigarrillo con demasiada indiferencia, como si no hubiera pasado nada. Él da una calada, luego le mira y esboza una de esas sonrisas divertidas que le dicen a su amigo que no se preocupe por él.
El humo florece en sus pulmones como raíces de una planta; comienza a sentirse un poco más vivo. El muchacho frunce los labios. — Preferiría que no…
Entiendo.
Terry pone los ojos en blanco. — Es decir, quisiera, pero realmente no tengo ganas de verle, ¿Por qué no me acompañas a tomar un trago?
Charlie no parece muy convencido, nunca ha visto a Terry tomar una sola gota de alcohol y en la única ocasión que le ofreció, el muchacho parecía casi turbado con la invitación.
El joven le suplica un poco y le dice que el pagara la cuenta, de pronto parece tan inquieto por marcharse, Charlie por fin accede y Terry es todo sonrisas a partir de ese momento.
Cuando se está sobrio, todo es mucho más claro, mucho más monocromático y la vida es mucho menos deseable. Al menos el alcohol siempre tiene sus maneras de relajarle.
A excepción del físico, hay muy poco de Billy en Terry.
Naturalmente no habría razón para que fuera de otra forma, los ojos de Billy brillaban risueños, la mirada de Terry en cambio siempre fue opaca, tan apagada que misteriosamente solo tiende a brillar cuando actúa.
Cuando no es el mismo.
Le ha conocido más estas últimas semanas en comidas con Richard Grandchester, que todo el tiempo que llevan de amigos.
Ahora se sientan el uno al lado del otro sobre el taburete y recargan los codos sobre la barra del bar, por mientras Terry pide una botella de Whisky para los dos, Charlie le cuenta de su última pelea con Susana y Terry le escucha mientras fuma un cigarro, claro que nunca se atreve a opinar.
Su tabaquismo constante es algo nervioso, casi una garrapata en la naturaleza, a Charlie comienza a irritarle, simplemente no le gusta. Le mira fijamente, su rostro se transforma en disgusto, lástima y, en última instancia, suavidad.
Están siendo observados discretamente, todo podría ser tan simple como que Charlie hablara con Terry y le dijera que su padre ha venido por él.
Probablemente se enfade, porque ¿No es ya un hombre? Si ha huido desde muy lejos debe ser por algo, y Charlie respeta eso.
Charlie le mira a los ojos, Dios, está cansado. Es el único sobrio de los dos, ya que despistadamente ha estado rebajando su bebida con agua sin que Terry se dé cuenta. ¿Y si cree que le ha vendido? empieza a preguntarse si valió la pena ser un soplón. Está cansado, estás cansado de tomar decisiones.
Pero ¿Y si hace algo estúpido?
Ha estado trabajando mucho estos últimos días y se ha permitido contarle al duque del ambicioso proyecto que tiene con Terry. Richard Grandchester le ha ayudado con algo de dinero, ¿Y si Terry cree que le han comprado?
Cuando esta tan borracho para empezar a arrastrar las palabras, Charlie le sugiere que se marchen, pero Terry no parece importarle, solo se encoge de hombros y pide otro trago, le dice que es lo suficientemente mayor y que se meta en sus propios asuntos.
Algo exasperado, Charlie le avisa que ira al sanitario.
Pero ya no vuelve.
Algo desorientado, Terry saca su billetera y paga la cuenta, cuando momentos después de buscar a Charlie por todas partes, un caballero muy amable se ofrece en ayudarle, incluso le contrata un taxi para llevarle a casa en vista que su amigo se ha echado a la fuga.
Es lo último que el muchacho puede recordar.
El viaje es diferente a la dirección de casa, es casi como si recorrieran toda la ciudad en una sola noche y Terry puede sentir el aire golpeando su cara mientras saca la cabeza por una ventana de la calesa.
Después cae en un profundo sueño, hace tiempo que no bebía. Mañana tendrá los labios secos y un terrible dolor de cabeza.
En casa alguien le ayuda a despojarse de sus zapatos y le cobija, su cama jamás se ha sentida tan suave.
¡Gracias por leer!
Una disculpa, no edito nada y apenas termino lo subo así (siempre hago eso).
No me iba a tardar tanto en publicar esta vez, pero la computadora se descompuso y odio escribir en el celular, etc., (Uds. me entienden).
Un saludo muy especial a las chicas que me comentan y para las lectoras fantasma solo les mando un saludo: p
Penúltima Guest:
Dices que tus amigas y tu dicen que soy la única autora que hago sufrir a terry, ¡nunca he leído eso! XD no padre que se pongan a platicar de fics, donde puedo leerlas?
, tengo ya muchos años en ff y la verdad que no se me dan los fics padres de esos que les gustan a todo el fandom, una disculpa : ( gracias por comentar.
Candy Nochipa:
No te puedo decir mucho porque te arruino la historia, gracias por comentar. Que estes bien : )
Only D:
Mi queridísima Dayana, no creo que Karen tenga nada con Terry, solo son amigos, me tentaba ponerlo con Charlie pero me cortan la cabeza Xd (es broma) quedo atenda a tu opinión sobre Eleanor :D Espero que te encuentres muy bien.
Aydil fg:
Amiga, yo no deje la historia pendiente en youtube porque ni estaba al tanto de ello, cambiando de tema, que bueno que te guste el fic.
Blanca G:
Eleanor lo intenta pero como que no le sale, a ver que pasa, sígueme acompañando en estos capítulos, cuídate!
MeryRoss
Que barbara Mery, leerte esto en 2 dias! Te lo agradezco mucho y que bueno que te esta gustando, cuídate!
Sandy Sanchez:
Señorita Sandy, que crees que le depare a nuestro angel en el próximo capitulo? Por favor comparteme tu punto de vista. Espero que estes super bien tu y tu familia. La Candy anda viviendo su vida :P
Saludo a todas y a las guests, uds son las mejores lectoras que hay :b
