El ambiente en el Palacio era de muchas formas, menos tranquilo. Pues claramente podían verse un sin fin de Guardias, sirvientes y Doncellas moviéndose de un lado a otro. Cada uno realizando con empeño su deber. Concentrados solo en cumplir las ordenes de su señor.
Los ciudadanos que podían ver esto, solo comenzaban a emocionarse. Susurrando teorías del por qué tanta agitación por el siguiente anuncio. Ya que para nadie fue desapercibido aquel ser de piel contraria a la suya. Así como de sus intenciones, pues los guardias que se encargaron de escoltarlo de ida y de regreso a quien sabe donde, fue que comenzaron los rumores.
Un Varian había llegado. Uno que exclamaba paz y levantaba la bandera blanca a manera de no hostilidad. Los más atrevidos Astralianos, pensantes y científicos vieron aquello como un presagio. Uno que era realmente variante. Pues no es que fuese malo, pero también no era exactamente bueno. Había demasiadas cosas implicadas en ello. Entre las cuales destacaban sus propias creencias. Su cultura, su lengua, su economía y su política.
Así que, manteniéndose expectantes fue que cada uno debatió sus puntos. A favor y en contra. Mientras los ciudadanos más comunes hablaban de ello durante sus actividades diarias. Había tantas opiniones tan distantes y variadas que era imposible llegar a un punto medio. Los más viejos fueron los que hablaron con calma y en diferentes puntos de reunión. Los jóvenes y adultos hablaban casi sin parar. Esperanzados a que sus Monarcas acabara con tanta incertidumbre. Y los niños solo jugaban cerca de los nuevos comunicadores recién colocados. Ájenos a todo lo que pasaba a su alrededor, manteniéndose felices sin saber el exactamente por qué.
Un joven de ropa sencilla y una carga pesada, apenas y se detenía a ver de lejos todo aquello, mientras se encaminaba directamente al Palacio. Sus servicios como vendedor habían sido llamados y requeridos. Así que sin demora siguió su camino. Expectante ante todo lo que ocurría.
Sus pensamientos iban de un tema a otro. Apenas y tomando algo de los rumores recién dichos. Pues para él, como ciudadano, su perspectiva se mantenía en un punto neutro. Nada era bueno, ni nada era malo. Solo había acciones. Acciones que quizá podían o no repercutir en su trabajo. Así que su opinión siempre iba a favor de una vida tranquila y feliz. Una donde el se veía así mismo con su bella novia. Lya. Una linda sirvienta de Palacio, y una bastante enérgica.
Así de simple. Así de sencillo. Jamás imaginó que su decisión estaba a punto de cambiar. Pues al ver a lo lejos la entrada del Palacio. Pudo notar de inmediato quién le estaba esperando con paciencia. Su Cabello blanco azulado, sus ropas finas y hechas a la medida. Joyas incrustadas en su cuerpo. Y esa postura elegante que siempre le caracterizaba. No debía ser un excelente conocedor como para saber de quién se trataba. El mismísimo Rey Astral se mostraba ante él. El cual al verlo a lo lejos, no dudo en saludarle agitando un poco su mano. Un poco muy feliz.
¿Por qué sentía que estaba a punto de involucrarse en algo realmente grande?
-.-.-.-
Yuma y III se mantenían a un lado del otro. Cada uno mirándose al espejo de la habitación del Embarazado. Distintas expresiones se mantenían en sus rostros.
El pelirosa mantenía su mirada llena de emoción. Mientras delineaba los finos detalles de aquel bello traje blanco con plata. Un par de túnicas le cubrían casi en su totalidad. Sus mangas alargadas y holgadas le daban un aire de ser de la Realeza de alguna antigua dinastía. Joyas a juego con el color de su cabello y sus ojos le adornaban tenuemente. Haciendo resaltar su belleza y posición. Un par de aretes pequeños con el símbolo de la luna colgaban de sus oídos. Y apenas un leve rubor adornaba sus mejillas.
Aquella imagen que se proyectaba de sí mismo era realmente la de un embajador. Pues en las orillas de sus túnicas se mostraban los símbolos propios del Mundo Astral. Al igual que un broche de plata imitando la apariencia de la Llave del Emperador.
Dio un giro sobre su propio eje, y mirándose otra vez en el espejo, fue que volvió a sonreír. Plenamente emocionado. ¡Sus hermanos no le iban a creer todo esto!
Y mientras III se mantenía en un mundo de fantasía, Yuma estaba lejos de ello. Pues al ver su propia imagen fue que pudo notar un bello vestido blanco a juego con el de su prometido. Sus hombros descubiertos y aquellos holanes que hacían ver más largo la prenda que portaba. Detalles en oro y plata podían verse con claridad. Así como joyas y accesorios que le adornaban discretamente. Haciendo resaltar su belleza. La cual era aumentada con un pequeño bulto en su vientre. Terminando con una linda corona que le recordaba su posición y su papel en todo esto.
Un sonrojo era lo que cubría su rostro. Pues una vez más y por tradición fue que se le obligo a usar un vestido. Y no solo eso. Si no que también tenía unos tacones blancos no tan altos. Los cuales se mantenían ocultos debajo de aquel vestido.
Un suspiro seguido de un quejido fue lo que llamo la atención de su amigo. El cual sonriente le miro con cierta admiración.
-¡Yuma te ves bellísimo! ¿Quién diría que un vestido te caería muy bien?- El mencionado solo rodo los ojos, avergonzado. Su hombría siendo afectada con creces.
-III por favor...
-¡Pero es la verdad! ¡Ahora entiendo por que Astral se enamoro de ti! ¡Eres adorable! Y no me hagas mencionar el pequeño que ya se hace notar amigo mío...-Menciono el pelirosa, apuntando con su mano discretamente al vientre de Yuma. El cual de inmediato poso una de sus manos en el. Dando leves caricias mientras una sonrisa orgullosa se apoderaban de sus labios. Era cierto. Él no podía negar eso a su amigo. Al menos no respecto a su bebé. Pues su imagen le seguía pareciendo vergonzosa.
-¿Ves? Yo siempre tengo razón...-Dijo con cierta arrogancia el pelirosa. Mientras volvía a ver su propia imagen.
-Ajá... Como sea-Murmuro Yuma, haciendo un pequeño ademan con su mano, restándole importancia en las palabras de su amigo. Mientras observaba de nuevo su reflejo en el espejo.
¿Cuanto ya había pasado desde que todo comenzó? ¿Un mes? ¿Dos meses? Quizá más, quizá menos. Pero ahora viéndose detenidamente fue que dejo por un momento su vergüenza. Perdiéndose en sus propios pensamientos.
Astral y él ya habían pasado por muchas cosas. Tantas que ahora no lograba darle un orden cronológico. Ni mucho menos fecha, pero siendo sinceros. Eso no importaba realmente, pues en su corazón y sus recuerdos, se mantenían vigentes, en su propio tiempo. En su propio mundo, ajeno al real. Una sonrisa tranquila nació de sus labios. ¿Cuanto no había cambiado su vida desde que conoció a Astral en aquel duelo con su rival? ¿Cuánto no conoció gracias a él?
Tantas buenas y lindas experiencias se arremolinaron en su psique. Así como sensaciones. Todo siempre relacionado a su amado. A su luz. A su lindo y hermoso Astral. Ese ser que podía hacer de todo si se lo proponía. Ese ser que incluso podía llegar a los confines más apartados del universo con tal de cumplir sus sueños y metas. Y de hacerlo feliz a él. Quien ahora portaba un cachito de su amado en su vientre, combinado con el suyo, el cual crecía. Poco a poco y sin inconveniente. ¿Cómo será cuando crezca? ¿Qué dirá primero? ¿Papá o Mamá? ¿Será acaso que heredara el color de sus ojos o el de su prometido? ¿Será fuerte? ¿Será sensible? ¿Será bueno en la escuela o será todo un caso como él? No estaba seguro. Pero pensar en ello le hacía tan feliz. Tan pleno y tan... Libre. Esa libertad que tenía de amar a ese lindo ser de cabello blanco y piel azul. Ajeno a todo lo que conoció. Pero que ahora era una de sus más grandes fortalezas y debilidades.
Sin notar como un sonrojo tenue subía a su rostro, y que su amigo le miraba de manera extraña fue que suspiró. Realmente enamorado. De verdad que jamás se arrepentiría de nada de esto.
III miraba de reojo a su amigo. Pensando en como abordar el tema que hace no tanto pensó. Uno que de hecho, le agradaba a partes iguales. Uno que le brindaba la libertad y la autoridad para comenzar su propia vida. Su propio sendero.
Él era un alma libre. Soñadora y un poco extrema. Siempre soñó con hacer algo importante. Y el que sus amigos le hayan dado un papel fundamental, solo lo hizo afirmar sus propios pasos a dar. Él era un hombre hecho y derecho. Sabía en lo que se estaba metiendo. Sus deseos de ayudar solo le recordaba el por qué estaba ahí. Y eso era para encontrarse a sí mismo (eso y un par de tours por aquel extravagante mundo). Y ahora gracias a la oportunidad que le brindaron sus amigos. Fue entonces que tomo las riendas de su vida. Listo para lanzar aquella bomba que no sabía a ciencia cierta si funcionaria o no.
Entonces, jugando nerviosamente con sus manos. Y asintiendo un par de veces, tomando un par de respiraciones, fue que volvió a hablar a su amigo. El cual fue sacado de su ensoñación.
-Yuma...-Llamo suavemente. Un sonrojo se posaba en su rostro. El nombrado le miro con curiosidad.
-¿Sí?
-Bueno, veras... Yo...-Menciono en apenas un susurro audible. Confundiendo un poco al embarazado.
-¿Pasa algo malo III?-Cuestiono, acercandose a su amigo. El cual de inmediato negó con rapidez. Moviendo sus manos y cabeza a manera de negación.
-No. No. Solo...-Un nuevo suspiro escapo de sus labios, y tomando las manos de Yuma, fue que le miro a los ojos. Mostrándole una determinación inquebrantable.
-¿III?
-Yuma se que esto es repentino. Mucho. Pero quiero que sepas que prometo llevar a cabo mi labor como se debe... Yo...-Desvió un momento su mirada, para después volver a observar a su amigo. Su sonrojo apenas disminuyendo- Estoy dispuesto a realizar cualquier cosa que les ayude. No... Lo correcto ahora es decir... Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa que nos ayude. A nosotros. Y eso incluye proteger a Astral en su visita al Mundo Varian...
-...-Yuma le miro levemente sorprendido, más negando, fue que respondió- III... No tienes por qué hacerlo. Con tu presencia nos basta y sobra... No tienes por qué-
-Sí. Sí tengo...-Interrumpió- Debo decir que... Esto lo hago por ustedes. Por que han pasado todo un calvario para llegar a esto. Por que ustedes han salvado millones de vidas a lo largo de sus aventuras. Y eso incluye a mi familia... Cumpliste tu promesa Yuma... Y yo quiero cumplir con la mía. Protegerlos y ayudarlos hasta donde pueda llegar mi vida y voluntad. Es por eso que... Quiero ayudarlos. Como su amigo. Y como su Embajador... Porque es lo que quiero hacer y lo que deseo para mí... Ustedes me han incluido en su Mundo. El cual me ha recibido con los brazos abiertos. Y yo... Yo quiero hacer lo mismo... Se que suena extraño. Y debo admitir que lo es en cierta medida. Pero ustedes me han dado un propósito. Una meta. La cual se...-Murmuro bajando un poco la mirada, la cual era soñadora- No voy a cruzar solo...
-III... No... Michael-Menciono Yuma. Mirando con alegría a su amigo. Una infinita paz invadiéndole al saberse apoyado con devoción y gentileza- Tranquilo... Esta bien. Entiendo lo que tratas de decirme... Y por ello es que también te agradezco en todo lo que nos has ayudado. Ofreciéndote mi ayuda y la del Mundo Astral...
-Yuma...-Dijo III levantando un poco su cabeza. Y entonces un nuevo sonrojo se apodero de su rostro- ¡Gracias! Y quiero que sepas. Que tengo una idea sobre como hacer oficial nuestro pacto de paz entre los mundos...- El embarazado le miro confundido, pero también emocionado.
-¿De verdad? ¿Cómo?
-...-III sonrió. Un poco muy feliz. Y entonces tomando la decisión más importante de su vida, fue que hablo. Mostrando una preciosa sonrisa de oreja a oreja. Su mirada brillante y enamorada- ¡Casándome con Vector!
Yuma entonces miro a su amigo. Como quien mira a un extraño. Y soltando lo primero que se le vino a la mente fue que grito realmente sorprendido.
-¡¿QUÉ?!
-¡Lo sé, lo sé!- Hablo rápidamente el pelirosa- Es repentino y muy adelantado. Digo ni siquiera él y yo somos novios. Pero... ¡Piénsalo! ¡Una boda entre un Varian y un habitante del Mundo Astral son perfectos para sellar el tratado!
El embarazado no sabía exactamente que pensar. ¿Una boda para sellar un tratado? Era consciente de que a veces eso era necesario para dos Reinos que querían realmente un seguro para sus alianzas y tratados. Pero. El ver a su amigo ofrecerse en bandeja de plata a otro Reino. Eso fue de cierta manera chocante. Y tremendamente loco... ¡Ha! Quizá ahora sabía por qué al pelirosa le gustaba Vector. Y por otro lado. ¿El Varian querrá? Ellos no iban a obligarlos a nada. Mucho menos a cargar con un paquete de esa magnitud.
-III... No lo sé... Es... Uff un poco. Bueno...-Titubeo.
-¡Por favor! ¡Considérenlo!- Rogo el pelirosa, mientras se acercaba mucho más a su amigo, invadiendo su espacio personal- Es la manera en la que puedo ayudarles mucho más rápido. La alianza entre mundos puede ser posible gracias a esa boda... Yo... Lo he pensado también. Y no creas que no se a lo que estoy entrando. Soy consciente de las consecuencias. Y... Estoy dispuesto a aceptarlas. ¡Por favor Yuma! ¡Jamás he estado tan seguro de hacer algo en toda mi vida hasta ahora! No arrojes mis esfuerzos a la basura...
-...-Yuma miro entonces a su amigo. El cual casi se le subía encima. Y dando un suspiro cansado fue que hablo- Esta bien. Esta bien...-Accedió- Pero eso debo discutirlo con Astral y con Ryoga... Lo que propones no es nada fácil III...
-Jajaja Gracias Yuma-Menciono el pelirosa abrazando a su amigo. El cual dudando fue que le correspondió. Estaba preocupado por III. Quizá deba llevarlo a un psicólogo.
Un llamado a la puerta apenas hizo que se movieran. Y volteando a la misma fue que vieron a dos rostros conocidos por ellos.
-Veo que todo esta bien por aquí... III te ves muy bien. Sin duda ahora pareces todo un Embajador-Saludo Astral. Mientras se recargaba en el marco de la puerta. Sonriendo con tranquilidad.
-¡Gracias Astral!-Agradeció el pelirosa.
-Una buena elección de trajes...-Hablo aquel cazador mirando al par de menores en la habilitación. Comparándose apenas con ellos, pues él tenía un traje más sencillo. La elegancia manteniéndose en él. Aunque con su porte, solo le daba más autoridad que la que ya mantenía. Haruto apenas asomándose detrás de sus piernas. Vestido con un lindo traje blanco con detalles plateados. Pequeñas joyas apenas adornándolo.
-Bueno. Sí ya han terminado... Es hora de ir a dar el anuncio... Será una noche agitada-Menciono Astral, estirando una de sus manos a su amado. El cual después de separarse de su amigo pelirosa, fue en su dirección. Tomándola con delicadeza.
-Vamos...-Dijo Kaito saliendo de la habitación, dejándose guiar por los guardias y sirvientes que les custodiarían. Tomando de la mano a su hermano. El cual daba pequeños saltos feliz de estar presente en una situación importante.
III por otro lado, paso a un lado de Yuma, y guiñándole un ojo fue que se adelanto junto al cazador. El cual inicio una amena charla con él. Astral vio esto y no dudo en preguntar claramente interesado.
-¿Paso algo?
-...-Yuma rio, negando con su cabeza-Una locura fue lo que pasó...
-¿A que te refieres?-Cuestiono el mayor ligeramente confundido.
-Pues... Te contaré en el camino. Vamos cariño-Menciono Yuma. Tomando el brazo de su amado. Ambos apenas dirigiéndose a donde caminaban sus amigos. El peliblanco mirándole con interés. ¿Qué era tan poderoso para que su amado mencionara aquello como una locura?
-.-.-.-
Astral quiso gritar. Más siendo detenido por Yuma fue que no lo hizo. Y apenas tratando de calmarse para no llamar la atención a sus amigos que iban delante de ellos. Pregunto levemente alterado por medio de su corazón a su prometido.
-¿¡Esta bromeando!? Eso es... Lo más loco que he escuchado. Y no digo que no sea beneficioso para nosotros. Pero...
-Lo sé Cariño. Lo sé... También se lo dije pero... No quiso escucharme... ¿Qué opinas?
-... Que ya entiendo porqué es que le gusta Vector y viceversa. ¡Ambos están locos!
-...-Yuma rio levemente. Más siguiendo su camino junto a su amado fue que volvió a hablarle- Lo sé cariño. Pero... No se que hacer al respecto. Le dije que hablaría contigo y con Ryoga en su momento. Pero. No estoy seguro...
-Es lógico. III se esta entregando en bandeja de plata a otro mundo... ¡Por nosotros!...
-Sí... Creo que es lo que me hace sentir culpable. ¿No estaremos cargándolo de trabajo?
-Ja, no lo creo. Pero... Pensándolo con detenimiento. Podría ser nuestra carta del triunfo para sellar para siempre la paz entre ambos mundos...
-...-Yuma miro a su amado con leve indecisión. Más sabiendo lo mismo que él, fue que hablo - Estoy al tanto de ello... Pero no lo sé...
-Creo que eso ya no es tanto una decisión de nosotros. III mismo fue quien lo propuso... Solo falta que los demás accedan... ¿Que dices tú Yuma? Te ves incómodo con esto...
-¡Por supuesto que estoy incómodo! Vamos a usar a nuestro amigo como moneda de cambio...
-Mmm... No creo que él lo sienta así... Digo... Míralo- Menciono Astral señalando discretamente al pelirosa. El cual parecía estar cumpliendo uno de sus sueños.
- Eso lo hace peor...- Dijo Yuma con preocupación.
El mayor entonces rio con tranquilidad. Todo esto era nuevo. Para ambos de hecho. Pero. Lo que le alegraba era tener junto a ellos a esos amigos que, con valentía se involucraban con ellos. Alegres de ayudar e inundarse de un mundo ajeno al suyo. Donde miles de aventuras les esperaban. En donde eran recibidos sin inconveniente y con los brazos abiertos.
-...- Yuma suspiró, más dándose por vencido, fue entonces que volvió a hablar- Esta bien... En ese caso. ¿Aceptaremos su oferta?
-¿Tú que crees?
El menor entonces negó. Y riendo levemente fue que retomó su postura. Pues aquellas puertas volvían a mostrarse ante él. Astral le miro y asintiendo fue que aquél reto comenzó. El Mundo Astral volvía a verlos después del último anuncio.
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Gritos se escuchaban. Alegres y rebosantes. Yuma y Astral tomaron sus posiciones en el centro del balcón. Mientras Kaito y Haruto pasaron a estar unos pasos atrás de ellos. III por otro lado, se poso a un lado del balcón donde era percibido por los ciudadanos. Quienes le reconocieron no dudaron en levantar sus manos a manera de saludo. Siendo respondidos con elegancia por parte del pelirosa. Una sonrisa adornando sus labios.
Entonces. El peliblanco levantando una de sus manos. Fue que los ciudadanos callaron. Listos para escuchar aquel anunció que tanto bullicio había causado en tan solo unas cuantas horas.
-Me complace ver que todos han estado trabajando arduamente. Siempre apoyándonos los unos con los otros. Mostrándose dispuestos a escuchar a este humilde servidor que tiene un deber y una responsabilidad con ustedes... Por ello, el día de hoy me complace anunciar no uno, si no varias acciones y decisiones que se han visto en tela de juicio para que ustedes mismos lo escuchen. Lo analicen, lo vean... Se que nuestra historia ha dado mucho de que hablar. Interminables batallas que solo nos han dejado secuelas de una herida que apenas comenzó a sanar. Sin embargo, creo, como todos que es momento de avanzar. De seguir adelante en nuestras metas sin perder de vista nuestro objetivo. La paz siendo lo más importante, para que nuestros hijos y las futuras generaciones logren vivir en un mundo que nosotros soñamos. Que anhelamos alcanzar con el tiempo...
Kaito mirando expectante. Fue que comenzó a escuchar el discurso de apertura. Asombrándose por tan habilidosa manera de expresarse de su amigo. El cual, sin duda seguía envolviendo con sus palabras a su pueblo.
-Por eso, este es un día que ha de quedar para siempre en nuestras mentes y corazones. Pues el día de hoy. No solo daré a conocer el resultado de la visita que ya todos han notado. Sino que, también será el momento perfecto para anunciar a un nuevo integrante en nuestras filas- Menciono señalando con elegancia al pelirosa. Quien se acercó un poco a los monarcas, saludando con un leve vergüenza- Él es Michael Arclight. Un hombre que ha puesto su corazón y servicios a nuestra causa. Un hombre valiente que se ha atrevido a soñar en grande, y quien se ha puesto a superar los muchos retos que hoy día aquejan a nuestra vida. Así que por favor. Deseo que se le reciba con los brazos abiertos. Con amor y compasión. Pues él es de ahora en adelante, ¡Nuestro Embajador!
Los ciudadanos que ya conocían de antemano al pelirosa, fue que comenzaron a aplaudir con alegría, siendo inmediatamente seguidos por los demás ciudadanos. Gritos de gozo se escuchaban claramente, mientras palabras de apoyo salían a relucir. Astral se vio complacido por esto. Y decidiendo seguir con los anuncios fue que paso al siguiente punto. Alzando una de sus manos fue de nuevo que su pueblo callo poco a poco. Claramente interesados por lo que venía.
-Me alegra que reciban con bien a nuestro Embajador... Así como han recibido a su Reina-Menciono mirando con amor a su amado, el cual le sonrió con un bello sonrojo, hecho que no paso desapercibido por su pueblo. Los cuales atinaron a emocionarse. El futuro siendo más brillante cada vez más- Y como tal. Es que nos hemos atrevido a soñar. A creer que las metas a largo plazo pueden ser alcanzadas dando el primer paso...-Los ciudadanos ya comenzaban a murmurar. El peliblanco dejando que expresaran sus dudas y opiniones fue que les dejo unos minutos, antes de hablar de nuevo- Por ello, me complace decir que hemos puesto en debate la propuesta de paz que ha enviado el Reino vecino...
El pueblo entonces callo. Muchas personas se miraron entre sí. Murmurando todo aquello. Minutos pasando de esa manera. Pues para nadie era sorpresa que el Reino Varian había enviado a uno de sus subordinados a hablar con su Rey. Quien ahora por sus palabras, gustaba de escuchar su opinión. Así que debatiendo aquello entre desconocidos fue que pudieron encontrar una respuesta. Apostando a lo que su Rey esperaba de ellos.
-¡Salve el Rey Astral!
-¡Salve el Reina Yuma!
-¡Salve el Embajador!
Gritos parecidos comenzaron a escucharse de pronto. Siendo el primero un ciudadano de ropas sencillas y una carreta vacía. Aquel vendedor que fue llamado antes al Palacio.
Astral entonces sonrió ante la aprobación de esa decisión. Y entonces siguiendo con su horario y protocolo. Fue que hablo de nuevo, una vez su pueblo se vio calmado.
-Les agradezco de corazón que hayan aceptado lo que este Rey ha movido para ustedes. Y por ello, es que daré la bienvenida a antiguos héroes de nuestro Mundo. Héroes de Guerra que esperan gloriosos su regreso. Guerreros de la Paz y el Amor que están y siguen dispuestos a luchas para defendernos. ¡Por favor, den la bienvenida a Los Guerreros de la Esperanza!
Y con ello la Llave del Emperador brillo. Dejando ver unos momentos después a los mencionados. Los cuales se asombraron ante tal cambio de su Mundo. Pues ahora era de un bello color azul celeste. Más la calidez de su pueblo seguía ahí. Latente y constante. El bullicio estallando de nuevo. Palabras calurosas y regocijos podían escucharse a lo lejos, mientras aplausos no dejaban de sonar. Aquellos Guerreros, observando el panorama. Sonrieron. Felices y alegres. Por fin estaban en casa. Y haciendo una señal, fue que dieron unas palabras a sus ciudadanos. Erí dando un paso al frente fue quien decidió hablar.
-Debo decir... Que he estado mucho tiempo fuera de casa. Alejado de todo lo que me representa y de todo lo que amo. Y después de tantos años en la oscuridad. Nada nos ha hecho más felices que volver a nuestro hogar. A nuestros deberes y a nuestras raíces. Jurando protegerlos hasta que nuestra vida sea arrancada de nuestros pechos. De nuestra voluntad y de nuestros corazones. Es un honor volver a servirles. A protegerles. ¡Los Guerreros de la Esperanza han renacido!
Después de aquellas palabras fue que los Guerreros levantaron sus armas al cielo. Grabando a fuego el momento en sus memorias. Alegres de ver la aceptación de sus ciudadanos. Los cuales volvían a emocionarse ante lo escuchado.
Astral entonces supo que era hora de seguir con el otro punto. Punto que no era del conocimiento de Yuma, ni de ninguno de sus amigos.
-Gracias por tal recibimiento a nuestros Guerreros. Nada me ha hecho más feliz que servirles y serles de utilidad-Menciono dando una reverencia a su pueblo. El cual complacido, se emociono. Pues Guardias y doncellas comenzaban a repartir un sin fin de rosas. Símbolo de una nueva celebración que para ellos no era desconocida en lo absoluto. Y dirigiéndose hasta su amado, fue que le tomo suavemente de la mano. Ayudándolo a dar unos pasos al frente junto a él, deteniéndose cerca de la orilla de aquel balcón- Sin embargo. Tomare estos minutos de más para anunciar oficialmente mi boda entre el Reina Yuma y Yo... La cual será llevada a cabo dentro de seis meses más. Así que por favor. No duden en asistir hasta entonces. Nada nos haría más felices que recibirlos ese día.
El embarazado al escuchar aquello se sonrojo de sobre manera. Su rostro totalmente rojo le hacia ver la vergüenza de ser atrapado en el momento, mientras Kaito y III miraban sorprendidos a su amigo peliblanco. El cual sonreía y reía como un niño haciendo una travesura. Mientras los ciudadanos. Grandes y pequeños lanzaron aquellas rosas de distintos y bellos colores al aire, impregnándolas de su energía. Dejándolas flotar, así como diversos pétalos que alcanzaron el balcón en donde la pareja se encontraba.
Yuma miro entonces a su amado pidiendo una explicación del por qué no le aviso. Más deteniéndose fue que noto como su amado tomaba entre su mano una linda caja de terciopelo azul cielo. Sacando un par de anillos de bello diseño. Y entonces ignorando momentáneamente a su pueblo, fue que se dirigió a él.
-Yuma...-Susurro-Se que nuestro inicio no fue uno de los mejores. De hecho fue uno catastrófico, lleno de malentendidos y demás desacuerdos, sin embargo a pesar de ello. Desde que te conocí he aprendido tanto de ti que siento que jamás lograre pagar mi deuda contigo. Tu sonrisa y tu mirada se volvieron mi razón a seguir, mi mundo entero... Eres mi sol y mi luna en las oscuras noches de mi corazón... Siempre me has apoyado y guiado para que pueda seguir con valentía hacia el futuro. Por eso. El día de hoy, quiero decirte que deseo y anhelo unir mi vida a la tuya. Ser tu soporte cuando sientas que no puedes más. Ser tu espada en el momento en que lo necesites. Y ser tu abrazo en las noches frías de invierno... Así que, Yuma Tsukumo. ¿Aceptas ser mi esposo?
El pueblo que alcanzo a escuchar tal declaración solo callaron esperando el momento tan deseado. Y notando como Yuma dejaba salir un par de lágrimas para después lanzarse a los brazos de su amado prometido. Ahora futuro esposo. Fue que gritos de gozo estallaron en los ciudadanos. Quienes observaban con buenos ojos aquella reacción. Imaginándose lo mejor para ambos y para el futuro.
El embarazado. Después de asentir una y otra vez, apenas y separándose un poco, dejo que su amado colocara aquel anillo en su dedo anular. Opacando con su belleza al anterior. Más no a su significado. Esa promesa que hace tiempo realizaron en un íntimo momento. Y dejando la vergüenza de lado, fue que beso al mayor. Con el sonido de aplausos de fondo. Incluyendo a sus amigos que les veían sonrientes y felices. Alegres por tal movimiento.
Sellando así aquel día en el que el Mundo Astral se permitió reír, gozar, y soñar. El futuro viéndose brillante y anhelado.
Una esperanza creciendo en los corazones de los presentes.
