Ramón continuaba con su trabajo de agente del FBI, los criminales debían ser capturados y por aquello mismo ponía todo su esfuerzo posible para cumplir.

- Aquí. – Señaló el castaño mientras el resto de sus compañeros iban hacia donde señalaba. – Por aquí se encuentra el objetivo.

- Gracias. – Dicho eso, se pusieron en movimiento, la trata de drogas en el bajo mundo era común, para su fortuna contaban con buena información recabada por parte del departamento de investigación por lo que lograron llegar al objetivo, ahora los estaban rodeando sin ningún problema y capturaron.

- Buen trabajo. – Comentó uno de sus compañeros al mexicano, este asintió.

- Eso sería todo por hoy ¿no?

- No tenemos más casos por ahora.

- Menos mal, tengo asuntos por hacer ahora. – Dicho eso, se retiró, antes pasó por las oficinas una vez más para otorgar sus informes y luego poder retirarse. – Ey Vanessa.

- Ramón. – la rubia sonrió, su estomago ya estaba más grande debido al avance de su embarazo, habían pasados unos tres meses desde aquello, a pesar de que podría haber tenido vacaciones por su condición, decidió seguir trabajando lo más que pueda. – Puedes dejar el informe a un lado, luego lo revisaré.

- Entendido, ya en mi hogar me está esperando.

- Es cierto, hoy acordaron tener una cita. – Sonrió de lado la rubia. – Disfruta mientras puedas, pero sabes que solo podrás casarte con una según nuestras leyes.

- Eso lo sé, las amo a las cuatro y estoy muy al pendiente de aquello, incluso lo hemos discutido los cinco en múltiples ocasiones, no importa con cual me case, seguiremos teniendo la misma relación, por ahora solo debo decidirme con quien…

- Pues será mejor, a decir verdad me gustaría ver cómo serán tus hijos.

- Oye, quizás tenga necesidades pero por ahora quiero llevarla tranquilo con ellas, por ahora mi mayor preocupación será el matrimonio y a quien escogeré para ello.

- Pues espero lo pienses bien, ya que será con quien pases el resto de tu vida, aunque igual todas estarán ahí, ella será quien comparta muchos momentos contigo.

- Eso lo sé, bueno, ya es momento de irme, ella me espera.

- Claro, buena suerte. – Soltó un guiño. El castaño salió de la oficina para irse, ya necesitaba pensar seriamente sobre con quien casarse, las cuatro eran realmente buenas opciones pero solo una es posible y necesitaba pensarlo realmente bien. En aquel momento regresó a su hogar, era una casa normal de los suburbios con dos pisos, una cochera a un costado y un jardín pequeño pero abundante, al abrir la puerta en ese momento, pasó por la cocina.

- Ya estoy aquí.

- Bienvenido. – Una mujer de largo cabello rosado palido, ojos azules, vestida con una blusa color amarillo palido y jeans ajustados, estaba preparando algo.

- Sayori, ya regresé. – El castaño fue a abrazarla. - ¿Estás cocinando ahora?

- Si. – Respondió esta. – Natsuki y Yuri fueron de compras y Monika está ocupada con sus estudios para volverse agente. – Respondió ella. – Por ahora solo estoy yo.

- Ok, ya pronto nos iremos igual. – Respondió esta. – Después de todo es nuestra esperada cita.

- Cierto. – Sonrió el castaño. – Solo necesitas acabar y nos iremos.

- Claro, no tardaré mucho, puedes esperar. – Así se sentó en el comedor mientras observaba a la pelirrosa continuar cocinando. Nunca pensó que la vería en el mundo real, además de que tenía un cuerpo saludable de 27 años como él, cuando las vio aquel día no se lo creyó pero era verdad, ellas ahora eran humanas de carne de hueso, podían crecer junto con él, vivir, envejecer y pasar el resto de sus días, no había mayor felicidad para él.

Al cabo de media hora, Sayori terminó de cocinar, ya entonces fue a cambiarse de ropa para salir, ahora iba con una blusa de color blanco palido casi transparente con holanes y una falda color rosada.

- Ya estoy lista. – Respondió. Así entonces ambos salieron, yendo por la camioneta del mexicano, su destino era ver distintas cosas que Sayori siempre quiso hacer junto a él ahora que estaban en el mundo real. Ese camino los llevó al centro comercial. - ¡Si, de compras!

- Jeje, puedes ver lo que quieras, a decir verdad mi cuenta bancaria está totalmente llena que no sé en qué aprovecharla.

- Deberías tener aunque algo que comprar, no puede ser que tengas casi 30 millones almacenados.

- Solamente he ocupado una parte en enviar a mi familia para necesidades pero realmente no sabía en que usar tanto dinero.

- Entonces supongo que no hay necesidad de retenerme. – Sonrió esta de lado de forma traviesa. – Quizás podría comprar lencería sexy para una noche solos~

- Jeje, a decir verdad no me molestaría, aunque de por sí ya eres bastante linda.

- Jeje~ entonces vamos. – Así los dos se pusieron en movimiento. Como era obvio, su primera parada era una librería, Sayori no iba a abandonar el hecho de que alguna vez fue la vicepresidenta del club de literatura así que deseaba seguir en contacto con la literatura incluso años después. – Hay muchos libros.

- Ya ves, hay tantas obras literarias que quizás nunca has conocido, así que debe haber algo que llame tu atención.

- Es verdad, ya incluso estoy segura que Natsuki y Yuri pasaron por aquí antes. – El proceso para que ambas pudieran estar en paz no llevó mucho. Vanessa hizo los movimientos para que las cuatro chicas obtuvieran nacionalidad estadounidense y también una identidad para ser reconocidas en el mundo, dejaron de ser personajes para volverse personas reales, una familia que lo superaría todo junto al mexicano. – Ya agarré lo necesario.

Dicho eso, fueron a pagar por los libros y ahora se fueron a su siguiente destino, Sayori tenía bastante que ver y también deseaba ver algunos productos para su propia cuenta, más tenía algo en mente.

- ¿Regalos? – Preguntó Ramón.

- Si, pensé que no estaría mal regalar algo a las demás, así que me gustaría si podrías ayudarme a ver que podrían tener.

- Claro, aunque yo lo termine comprando todo, diremos que es de tu parte. – Soltó un guiño. Así se movieron, ya había pensado en Yuri que quizás querría un libro pero durante esos tres meses la pelimorada se había estado moviendo de librería en librería y su colección ha crecido bastante, ocupando casi una habitación completa, así que no había realmente uno que ella no tuviera, necesitaban ver algo más.

- Esa tienda parece ser curiosa. – Señaló la pelirrosa. Fueron a una de estas observando todo lo que había dentro. – Hay muchas cosas interesantes.

- Es cierto, no pensé que hubiera tiendas así. – Todo lo que se encontraba en las estanterías eran artículos varios, desde juguetes hasta pinturas y demás.

- ¿No crees que esto podría gustarle a Natsuki? – Señaló a un peluche de gato gigante. – Ya sabes que su habitación siempre tuvo bastantes peluches.

- Quizás demasiados, tanto que inundaban su habitación. – Recordó el castaño. – Si podría ser un regalo adecuado para Natsuki… y eso para Yuri. – Señaló un juego de cuchillos. – Aunque era parte de su personalidad retorcida, realmente le gustan.

- Podríamos dárselos… - Sayori dudó un poco al respecto. – Para Monika… a decir verdad, no sé que le gusta a ella…

- No puedo culparte, conocían muy poco de ella, realmente tiene gustos muy variados al respecto por lo que cualquier cosa que le des seguro le gustará.

- Entonces… ¿crees que eso podría gustarle? – Señaló un colgante con una piedra preciosa, el castaño asintió.

- Es perfecto, seguro le encantará.

- Entonces eso sería todo. – Dicho eso, tomaron todo para pagarlo y salir. Un tiempo después fueron a la zona de restaurantes, más bien a una heladería la cual Sayori quería visitar. Ella pidió una combinación de choco menta con fresa, Ramón tomó un cono con vainilla y amaranto.

- ¡Está delicioso! – Expresó Sayori con brillo en los ojos. – Realmente me gusta la choco menta.

- No pensé que te gustara ese sabor.

- ¿Qué tiene de malo? A algunos les encanta.

- Ok, no voy a juzgarte. – Soltó una pequeña risa. Estaban sentados en un banco en aquel momento mientras seguían degustando de sus helados.

- Ramón… - la pelirrosa comenzó a hablar en ese momento. – Respecto a lo que hemos estado hablando… ya sabes, del matrimonio.

- Es verdad, eso…

- Bueno… a decir verdad, me gustaría que me escogieras a mí, pudo haber sido cosa del juego pero en esencia soy tu amiga de la infancia, normalmente tengo prioridad ¿no?

- Podrías decirlo así.

- No estoy metiendo presión o algo por el estilo, no me quejaré si terminas escogiendo a alguna de las otras tres pero… realmente me gustaría llevar un vestido blanco y estar en altar junto a ti… ese se ha vuelto mi sueño.

- Sayori… realmente ahora no tengo una decisión concreta, pero realmente quiero hacerlas felices a las cuatro, ahora que finalmente están conmigo, podremos vivir durante el resto de nuestras vidas, prometo que nunca las abandonaré, sin importar que pase.

- Eso lo sé. – La pelirrosa sonrió. – Después de todo cumpliste tu promesa siete años después, así que estoy totalmente segura de que nunca estaremos solas, ya nuestro amor es bastante grande, es solo que… temo que empiece a sentir envidia o celos cuando llegue el momento…

- No te creí posesiva, quizás te estés volviendo una segunda Monika.

- ¡E-Eso no es verdad! – Negó rápidamente, el castaño empezó a reír a lo que ella hizo un puchero. – Joo, eres malo.

- Lo siento, pero bueno… es una decisión muy importante ya que decidirá no solo mi futuro, el de todas también, digamos que ante la ley, solo una será reconocida como mi esposa.

- A decir verdad… me gustaría que pudiéramos salir más, si fuera tu esposa, eso sería una realidad y no mal visto.

- Eso es cierto, pero no hay mucho por lo cual hacer… por eso quiero tener un poco más de tiempo, para pensarlo con seriedad.

- Ok, aunque ya sabes, estoy esperando y si soy escogida, sabes que te daré todo mi amor~

- Eso lo sé. – Ambos se dieron un beso. – Sabes a choco menta, que fresco.

- Jeje, y tú a vainilla~

Terminaron sus helados para irse, ya tenían todo lo que Sayori quería por lo que volvieron a la casa, ahí al estacionar en la cochera la camioneta, entraron.

- Estamos de regreso.

- Bienvenidos. – Monika estaba ahí, ella llevaba su largo cabello castaño suelto, portando anteojos así como una playera holgada y un pantalón de gimnasia.

- Monika ¿ya terminaste de estudiar? – Preguntó Ramón.

- Me estoy dando un descanso y vi que la comida ya está lista así que decidí bajar, pero creo que no comeremos sino hasta que estemos todas.

- Claro, recibí mensaje de Natsuki, pronto estarán de regreso, prepararé todo por mientras. – Dicho eso, la pelirrosa fue a acomodar la mesa, Ramón sostenía todas las compras.

- Seguro Sayori te arrastró a todos lados.

- ¿Qué decir de ello? Realmente esperó por este día… por ahora llevaré todo a la sala.

- ¿Quieres que te ayude?

- No, estaré bien. – Respondió, no podía permitir que viera los regalos. Así fue que los llevó a la sala mientras Sayori preparaba la mesa, unos minutos después la puerta se abrió.

- ¡Volvimos! – Se escuchó la voz de Natsuki. Ella entró, a pesar de ser adulta igual que el resto, su estatura era menor que las demás, llevando una boina sobre su cabeza, un suéter de cuadros amarillos y negros y un pantalón de mezclilla, Yuri era la más alta, su cuerpo igual estaba muy desarrollado sobre todo en la parte del pecho el cual era mayor que antes, su ropa se conformaba de una camisa de mangas largas color café con una falda larga color azul y zapatillas. – Eso huele bien ¿Ya cocinaste Sayori?

- Claro, pronto todo estará listo. – Informó desde la cocina.

- Menos mal que tengo hambre, Yuri realmente se emocionó mucho con los libros que tiene en esta ocasión.

- Eran ediciones raras, no podía desperdiciarlo. – Comentó esta. – Lo llevaré todo a mi biblioteca.

- Ok, déjame te ayudo. – Ambas chicas comenzaron a subir las escaleras. Un tiempo después la comida ya estaba lista por lo que bajaron para comer, ya sentados en la mesa.

- Espero les guste, encontré esta receta de chuletas de cerdo con salsa agridulce en internet por lo que quise probarlo.

- Entonces seremos tus jueces. – Sonrió Ramón. Todos cortaron un pedazo para comer, degustando el sabor.

- ¿Qué tal? – Preguntó Sayori con algo de temor.

- … ¡Delicioso! – Respondió Natsuki, Yuri asintió.

- Lo hiciste bien Sayori, pensé que lo lograrías. – Sonrió la pelimorada, debido a ello, Sayori pudo relajarse.

- ¿De que dudan? Sayori es buena cocinera, se nota que lo hace con amor. – Sonrió Monika de forma traviesa.

- ¿Y ya sabemos en quien piensa al hacerlo? – Miraron de reojo a Ramón.

- ¿Qué puedo decir? Si por mi ella se esfuerza, comeré todos los días lo que ella prepare. – Sayori se sonrojó pero igual sonrió por debajo.

- jeje… me alegra escuchar eso… - hizo su gesto con sus dedos.

- ¿Seguiremos hablando o qué? Comamos. – Con lo dicho por Natsuki, siguieron comiendo, realmente disfrutaron de la comida hasta gastarla. – Estoy llena…

- Natsuki, modales. – Regañó Yuri puesto que la pequeña pelirrosa estaba recostada en su asiento y sujetando su estómago.

- Eso estuvo delicioso, ya debería volver para seguir estudiando.

- Espera un momento. – Sayori interrumpió a la castaña. – Antes de ello, hay algo que quiero darles. – Las tres se vieron confundidas por un momento, ella fue a la sala para buscar las bolsas y entonces dárselas. – Son regalos.

- Sayori… no tenía que hacerlo…

- Vamos, acepten. – Respondió con una sonrisa. Así las tres revisaron sus contenidos, Natsuki el peluche, Yuri el juego de cuchillos y Monika con el colgante, las tres se asombraron.

- Es hermoso… - Sonrió Monika al ver el colgante. – Gracias Sayori.

- Igualmente, este juego de cuchillos podría servirme… ¡No para lo que creen, ya no me corto! – Informó Yuri por lo que los demás rieron.

- Bueno Sayori… igual aprecio el peluche… gracias… - Agradeció Natsuki por debajo, la pelirrosa sonrió agradecida.

- Me alegra que les gustara.

- Funcionó Sayori. – Comentó Ramón.

- Pero igual tengo algo para ti. – Respondió ella, sorprendiendo al castaño.

- ¿En serio? ¿En que momento que no te vi entrar a una tienda? – La pelirrosa soltó una pequeña risa.

- Fue cuando no viste, pero compré esto. – Le pasó una caja, así es que la abrió, encontrando justamente un retrato con una foto de los cinco. – Esto lo mandé a hacer hace tres días, justamente hoy debía recogerlo así que fui cuando no veías.

- … Sayori, me la jugaste. – Sonrió, abrazando a la pelirrosa. – Aprecio el regalo.

- Me alegra. – Los dos siguieron así un rato hasta que Natsuki carraspeó su garganta.

- ¿Seguirán pegados como sanguijuelas todo el día? – Expresó ella con molestia, los dos soltaron una risa.

- No estés tan celosa Natsuki, prometo que te abrazaré ahora. – Respondió el castaño.

- ¡No lo decía por eso! – gritó, los demás comenzaron a reír. Sus días continuaban de forma normal, Ramón tenía una decisión que escoger, con cual de ellas se casaría, era algo que necesitaba pensar, ya se tomaría su tiempo para tomar su decisión.


El Redentor 777: Ramón ya hizo todo lo que pudo y es momento para que así descanse, al menos ya pasará momentos felices junto a las chicas por el futuro.

Phantom: Justo tenía planeado hacer algo así, para darles un poco más de tiempo en pantalla a las chicas que en realidad aparecieron muy poco en esta historia a decir verdad.

Bueno, aquí damos inicio a las ovas, la trama será que Ramón debe decidir con quien casarse, ya sabemos que solo será una de ellas y es una decisión complicada, obviamente el amor a las cuatro no desaparecerá pero tener el aval legal de su pareja es algo que añoran, esta primera ova fue para Sayori, en el siguiente iremos con Natsuki, ya verán qué se dará con ella, hasta el próximo cap. Saludos.