Estar en el Séptimo Piso de La Gran Tumba Subterránea de Nazarick era literalmente como estar en el infierno. Lava, rocas fundidas, magma, monstruos y demonios estaban presenten a donde fueras.
No obstante, para diversos seres que conocían de este lugar o al menos sabían de su existencia porque todavía no lo habían visitado, estaban casi familiarizados y por lo tanto no fue un impacto aterrador estar allí.
Por los tantos años jugando y verificando todo desde el inicio de la creación del Piso, Momonga al aparecer en el punto de entrada miró ligeramente a su alrededor antes de lanzarse a si mismo el hechizo de [Vuelo] para facilitar su recorrido.
En el camino, los diversos monstruos y demonios que servían como guardias o simplemente estaban de paso para cumplir sus deberes se detuvieron al sentir el aura del Supremo Uno. Ellos acomodaron o limpiaron sus ropas e inclinaron para recibir al Líder Máximo de Nazarick.
—Todos, levanten la cabeza y sigan con sus trabajos.
La voz autoritaria y grave del Overlord que se escuchó fácilmente en toda el área causó un escalofrío agradable en sus corazones, sonrieron un poco y tal como lo dijo Ainz siguieron con sus trabajos.
Los habitantes del Séptimo Piso deberían de tener como Amo un solo ser y Joven Amo a su hijo o creación, tal y como otros Pisos pertenecientes de Nazarick... O al menos así lo pensaban los Demonios menores que no salían mucho.
Sin embargo, no eran solo el Supremo Ulbert Alain Odle y el Guardián Demiurge a quienes servían fervientemente. El Supremo Ainz Ooal Gown, aquel que domina la vida y la muerte, que tiene una sabiduría infinita y profunda, que en el pasado ostentaba el nombre de Momonga estaba a la par que el Amo.
Eran demonios, sí, eran monstruos, también. Pero eso no era un impedimento para servir con admiración y lealtad al ser que cuidó y veló por ellos cuando el Amo Ulbert Alain Odle no estaba. Ainz Ooal Gown, el Ser Supremo que unió, pacificó y gobernó junto a los otros 40 Supremos se había ganado un pedestal tan alto en la jerarquía demoníaca.
Así que cuando 3 de los Señores del Mal lo vieron acercándose al Templo en Ruinas que era el domicilio del Guardián del Piso se arrodillaron en una pierna y colocaron su mano derecha en sus corazones para recibirlo con respeto.
—... Generales, pueden levantarse. ¿Saben si Ulbert se encuentra aquí visitando a Demiurge?
—Sí Ainz-sama, el Supremo Ulbert Alain Odle-sama llegó hace unos minutos recién. —Sin olvidarse de su misión principal, Avaricia preguntó— ¿Desea ingresar y verlo usted mismo?
—No hace falta, solo vine para comprobar su llegada. Dejen que creador y creación pasen tiempo juntos, se lo merecen luego de tantos años sin que se vean.
—Lo entendemos, Demiurge-sama ha demostrado ser más feliz desde que la mitad de los Seres Supremos, especialmente Ulbert Alain Odle-sama llegaron a Nazarick; en realidad todos nosotros estamos felices. Y todo es gracias a usted mi señor, su infinita bondad nos permitió esta nueva alegría de servir a más Supremos. —Alabó Avaricia sin querer, su compañero Ira prosiguió sus palabras.
—No queremos sonar insistentes o ser una molestia con esto pero, puede pasar a verificar si lo desea, realmente nos gustaría darle una bienvenida apropiada al Séptimo Piso mi señor.
—Comprendo su devoción y les agradezco, no obstante me tengo que negar de nuevo, como dije, solo quería comprobar que Ulbert esté aquí. Antes de irme al siguiente Piso me gustaría saber: ¿qué hacen aquí? ¿tienen algún deber o simplemente rondaban el Templo?
—Servimos como guardias en estos momentos Ainz-sama. Aunque no es necesario... —Susurró apenada lo último Envidia, la hermosa y bien proporcionada Señora del Mal. Sus compañeros le vieron por un momento, quizás preguntándose cómo es que tuvo el valor de decir algo así frente al Supremo.
—Tienes razón, nadie puede llegar hasta el Séptimo Piso sin un anillo de Ainz Ooal Gown, e incluso si intentaran llegar tendría que pasar antes por los seis pisos. —Dijo Ainz en comprensión dejando de ser cauteloso por ese momento, luego con una idea surgiendo en su mente se dirigió a los tres— Descansen y vayan al bar o los otros lugares del Noveno Piso, si alguien les pregunta porqué abandonaron sus puestos díganles que yo les di permiso.
—Sí, muchas gracias por su misericordia Ainz-sama. —Como uno solo contestaron inclinando la cabeza.
—Umu. —Y con eso el Supremo desapareció yendo ahora al Octavo Piso para visitar a Aureole Omega y la durmiente pero mega-rota Rubedo.
—... ¿Quién va a informar? —Preguntó a sus compañeros el Señor de la Ira, su postura orgullosa desapareció y en cambio estaba un poco encogido.
—Los tres iremos pero yo lo diré —Contestó Avaricia mientras soltaba un suspiro nervioso— ¿Creen que Ulbert Alain Odle-sama se molestará mucho porque no salió como esperaba?
—No creo que se moleste... en exceso. —Intentó relajar Envidia, fallando en el proceso— Ainz-sama hizo su decisión y nosotros no tenemos ningún derecho a refutar sus palabras.
—Mm, tienes razón. Vamos.
Los 3 ingresaron sin perder un segundo más, fueron hasta la oficina del Guardián Demiurge y contaron al pie de letra lo que pasó. Ellos esperaron pacientes el veredicto que les daría el Supremo de la Catástrofe; Demiurge, el Guardián y creación, los miraba con una expresión en blanco. Ciertamente daba mucho miedo y el hecho de recibir doble castigo -del Supremo y su creación- no era para nada alentador.
—Mierda... —Exclamó por fin el Desastre Mundial, no se escuchaba molesto ni preocupado. Estaba eufórico, como en una competición de grandes apuestas sin temor a perder— El pájaro tomó ventaja con su vuelo nocturno.
¿Era una metáfora? Parecía una metáfora, una complicada de entender sin el contexto pero adecuada para el léxico de los Supremos. Si se les permitía el uso, con mucho gusto lo usarían una vez comprendieran el significado.
—Hmpf, no importa, ya buscaré otra manera de sobrepasarlo. —Dejando de hablar para él mismo, Ulbert miró a los 3 Señores del Mal que aguardaban sus nuevas órdenes— Ya que Momonga les dio un tiempo libre pueden irse, después de todo, nadie puede contradecir sus palabras a menos que sean una decisión entre todos los Supremos.
—Es como dice, muchas gracias Ulbert Alain Odle-sama. —Internamente agradecieron al todopoderoso Ainz-sama por salvarlos de un posible castigo.
—Basta, se lo he dicho a Demiurge antes y ahora se los diré a ustedes con el fin de que lo difundan a todos: Mi nombre completo está destinado para los seres indignos fuera de Nazarick. Llamarme Ulbert está bien.
—Sí eso le complace lo haremos Ulbert-sama.
Con intenciones de irse, los Señores del Mal haciendo su reverencia adecuada giraron sobre sus talones y caminaron hasta la puerta de la oficina para salir en silencio.
—Un momento Ira, ven aquí, tengo que informarte sobre la nueva misión que tendrás. —Una sonrisa depredadora se extendió por su boca que alarmó todo el cuerpo del General Demonio musculoso— Los dos pueden ir adelantándose, su compañero no tardará en alcanzarlos.
No pudiendo desobedecer una orden del Supremo, Avaricia y Envidia dejaron la oficina no sin antes darle una corta mirada a su compañero. No sabían si era por su karma o alguna intención negativa pero algo les decía que esta nueva misión terminaría con la vida de su compañero.
Por supuesto, morir en una misión por los Supremos era una demostración de la alta lealtad que tenías. Saber que uno de los habitantes de Nazarick se sacrificaría voluntariamente sería una noticia que circularía por un par de días a la par que recibiría admiración una vez sea convocado o revivido de nuevo.
—Ainz-sama, sea bienvenido al Santuario de las Flores de Cerezo, la residencia que mis creadores* decidieron darme para cumplir mis sagrados deberes.
(Ya que aún no se ha mencionado quién fue el creador de Aureole Omega, aquí habrá una 'modificación'*)
—Ha pasado tiempo desde que te vi Aureole. —Si recordaba bien, la última vez que mantuvo contacto o vio por breves instantes fue después de la pelea con Jaldabaoth en el Reino Santo, cuando fingió su muerte— ¿Cómo te encuentras?
Aureole Omega era una hermosa joven adulta en traje de miko, su expresión calmada le daba un aire maternal que bien podría tranquilizar al más fiero animal salvaje con su voz suave.
—Muy feliz mi señor. —Una sonrisa más amplia se mostró sin perder su calidez— Tanto el Supremo Nearata como el Supremo Nuuboo* vinieron a visitarme hace media hora, conversamos un poco, paseamos y tomamos té.
(Vuelvo a repetir, esto no es canon. Ya que no podía dejarla sin su creador, tuve que improvisar*)
—Me complace escucharlo. Por casualidad ¿alguien más viene a visitarte?
—Sí Ainz-sama, mi hermana Solution en sus tiempos libres se contacta conmigo ya que por la orden que decretó no tiene permitido venir al Octavo Piso.
—Oh, bien... —"Ella se la pasa encerrada aquí con solo sus sirvientes... No quiero que experimente la soledad como yo" Pensó Ainz mientras daba una sonrisa débil que nunca se vería en su forma de Overlord— Hmph, puedo darles un permiso especial a Solution y tus otras hermanas para visitarte pero con la condición de que les abras un portal a esta ubicación y no a la entrada original que está fuertemente custodiada por monstruos de alto nivel.
—S-sí, muchísimas gracias Ainz-sama. —Uniendo sus manos e inclinando su torso hacia adelante agradeció la bondad del Supremo— Prometo cumplir con su condición y además de avisarle sobre cada visita que reciba a partir de ahora.
—Umu. Aprovechando el momento que estoy aquí, me gustaría escuchar un breve informe del estado de tu Área.
—Todo se encuentra en orden mi señor, las trampas, los monstruos, mis detecciones y sirvientes trabajamos día a día para mantener mi Área y el Piso en perfecto estado. En conclusión, desde que llegamos a este Mundo no hubo ninguna anomalía.
Las flores de cerezo caían por doquier, generando el antiguo ambiente típico de Japón en una de sus estaciones del año. Era hermoso.
—Ya veo, buen trabajo Aureole.
Ella rió de manera tierna agradecida por sus palabras. Los NPC con buen karma o que no discriminaban a los seres vivos fuera de Nazarick se podían contar con una sola mano, Aureole Omega era una de ellos.
—Ya que todo se encuentra bien iré donde Rubedo, activaré su consciencia y llamaré a Tabula para que pase tiempo con ella también.
Hubo un sonido parecido a un grito ahogado, Ainz preocupado buscó con su mirada al causante, descubriendo así a Aureole sosteniendo su boca con ambas manos.
—P-Perdone mi atrevida petición pero permítame acompañarlo. —Dijo luego de unos segundos— Me gustaría servir como un escudo si la despierta y no llega a estar estable. Además, me gustaría informar que Tabula Smaragdina-sama acaba de ir al Quinto Piso, más específicamente a la habitación de Nigredo.
En Nazarick era tabú mencionar aquél nombre, que se encontraba prohibido para todos excepto los Guardianes de Área, Piso y Seres Supremos. Los rumores del NPC que logró matar a muchos Dioses con ayuda de la habilidad especial de Victim y algunos monstruos de nivel 90 causaban escalofríos a cualquiera.
—... Entiendo el miedo que le tienes. —Comenzó Ainz, tocando el hombro de la Guardiana asustada— Puede que ella no haya sido creada como los otros habitantes de Nazarick pero sigue siendo la creación de uno de mis compañeros. De todas maneras, espero no hayas suponido que podría atacarme. Soy el Líder Absoluto de Nazarick y como tal tengo todo el control de la creación más fuerte del Gremio. Vamos Aureole, no me dejarás ir solo después de tu petición... ¿o sí?
A pesar de sus alentadoras palabras, Aureole no dejaba de parecer temerosa, su mirada divagaba por todos lados pero sobre todo en la amplia espalda Supremo que sin miedo la guiaba... Bueno, tal vez no lo admitiría jamás frente a un subordinado pero Ainz también estaba un poco asustado.
Su amigo Tabula le había dado con anticipación la frase clave para detener por completo al arma más potente de Nazarick si resultaba descontrolada en su activación, y era esa posibilidad la que generaba temor en cualquiera.
"Tal vez debería de llamar a los otros y no activar a Rubedo yo solo... Bueno, no, ya le dije a Aureole que nada malo pasará... De todas maneras ¿por qué la clave para calmar a Rubedo está en Alemán? ¿es acaso una especie de broma Tabula-san?" —Pensó Ainz.
En los siguientes minutos de caminata lo único que se escuchaba eran los pasos de ambos, la caída de flores y el suave viento. Fue muy relajante para la mente del Supremo que ordenó sus palabras y contactó a Tabula para que se teletrasporte a su posición una vez termine de hablar con Nigredo.
Al llegar a su destino que era una habitación un poco alejada de la residencia de Aureole pero también cerca de la residencia de Victim, Sephiroth. Dentro, estaba vacío, con grandes runas decorativas en el suelo y techo con forma de cúpula.
Para activar al NPC más poderoso de Nazarick existían 3 maneras. La primera, que el Gremio se encontrara bajo ataque y que el enemigo llegara hasta el Octavo Piso, activando a Rubedo de manera instantánea; la segunda, mediante la orden directa del creador o del GuildMaster utilizando el Arma del Gremio, esta opción en el juego fue la más utilizada, pero aquí resultaba ser un peligro ya que en un posible descuido o falla en su personalidad termine atacando y por lo consiguiente destruyendo todo a su alrededor incluyendo el Arma del Gremio.
El tercer modo era igual de simple que el segundo, la activación se realizaba manualmente activando un mecanismo y tardaba cerca de diez minutos en liberar por completo el cuerpo. Para Ainz cinco minutos sería suficiente, lo único que necesitaba de Rubedo era la consciencia.
El Supremo Overlord caminó con seguridad hasta el centro de la habitación dejando atrás a Aureole, levantó ambas manos hasta la altura de su Ítem Mundial y dijo:
—Activación: Rubedo. Liberar barreras modo manual.
Un panel dorado partido por la mitad apareció luego de un zumbido. Cinco caracteres japoneses distrocinados conformaban un círculo en la zona izquierda, mientras que en la derecha estaba una descripción breve sobre Rubedo al más puro estilo Tabula Smaragdina.
Unos cuantos click sirvieron para elegir que partes del NPC encender y otras bloquear, luego de eso, en la parte final del proceso apareció un teclado. Ainz tuvo que escribir su nombre y título a la par que con su mano izquierda tocaba el círculo.
Hubo un temblor que duró varios segundos, sonidos de cadenas pesadas moviéndose y engranajes girando con lentitud. El techo se abrió como si estuviera degarrándose, bajó colgando una esfera plateada bien pulida del tamaño de una puerta y flotó cuando estuvo a la altura de una mesa.
Frío, Aureole sintió frío cuando la esfera se abrió por la mitad revelando un cuerpo pequeño con ropa ligera de dormir estaba recostado de lado que mantenía los ojos cerrados y la respiración tranquila sin saber nada de lo que estaba pasando.
—... Despierta Rubedo.
No queriendo deshonrar el puesto que le fue otorgado por sus creadores y los demás Supremos Aureole con toda su fuerza mental logró apaciguar sus expresiones y respiración. Todavía asustada pero curiosa, miró a la pequeña niña que poco a poco abría los ojos y se sentaba en su lugar.
—¿Sabes quién soy, Rubedo? —Le preguntó Ainz mirándola a detalle y atento si tenía un brusco cambio de personalidad— No habías despertado desde que sucedió aquella invasión hace años.
—... Eres Momonga-sama, ¿correcto? —Acorde con su apariencia la voz que produjo era igual al de una niña de diez a doce años.
—Correcto. Y tú eres Rubedo, me da gusto saber que puedes hablar sin problemas.
La pequeña terminó de limpiarse el rostro con sus dos manos y tratando de salir de su prisión esférica gateó hasta la abertura pero un campo de energía la detuvo con facilidad.
—No puedo salir... ¿Por qué no puedo salir Momonga-sama? ¿no hay malos que matar?
—Perdóname pero es por tu seguridad y la nuestra, no estamos bajo ataque Rubedo. Te he despertado con la finalidad de que tengas una charla con tu creador.
—¿Tabula Smaragdina-sama? —Ignorando todo lo demás, Rubedo se sentó correctamente y mostrando una sonrisa sincera de felicidad absoluta preguntó con ganas— ¿está aquí? ¿dónde? Quiero verlo.
—Paciencia, vendrá en unos minutos. Él está visitando a tu hermana mayor Nigredo en el Quinto Piso, una vez termine con ella estará aquí para ti.
—¿Con onee-sama? Ya veo... —Su expresión cayó por unos segundos ante la mención de su hermana pero se recuperó y preguntó mirando a la Guardiana de Área— ¿Ella es Aureole-dono? ¡Hola!
—... H-hola Rubedo, es un gusto y honor poder conocerte en persona y sin ataques enemigos. Ainz-sama me permitió observarlo cuando te activó de nuevo.
—¿Ainz-sama? —Su confusión era obvia, miró de Aureole a Momonga y repitió la acción todavía sin entender. Apiadándose de ella, Ainz contestó.
—He cambiado mi nombre, ahora soy Ainz Ooal Gown, pero al igual que los demás puedes llamarme Ainz.
