HISTORIAS DE HOGWARTS 2.0
Por Cris Snape
Disclaimer: El Potterverso es de Rowling.
Bertha Jorkins
Bruja. Empleada del Ministerio de Magia, fue asesina por Voldemort.
Un viejo conocido
"¡Qué tipo más feo!"
Bertha observa al hombre con los ojos entornados. Es bajito y rechoncho y tiene cara de rata. Le resulta extraordinariamente familiar. ¿Dónde lo ha visto antes? Duda mucho que sea algún funcionario extranjero. Por normal general, suelen tener mejor pinta. Tal vez se lo haya encontrado en alguno de sus viajes por Europa central. Parece un campesino o un pastor de ovejas. A lo mejor le ha preguntado por alguna dirección o se ha hospedado en su granja. O a lo mejor lo conoció en su juventud. Un momento. Esos dientecillos puntiagudos y ese cabello tan horroroso.
"¡No puede ser!"
Bertha da un respingo y está a punto de tirar su jarra de cerveza. Consigue llamar la atención de varias personas, incluida la de ese tipo. Ahora él la está mirando también y a Bertha ya no le cabe ninguna duda. Es Peter Pettigrew, aquel niñato que la llamaba boba en Hogwarts y que en realidad ya está muerto. Lo asesinó uno de sus mejores amigos, el que está en Azkaban por traicionar a los Potter y, curiosamente, provocar la caída de Quien-No-Debe-Ser-Nombrado.
"Huye, Bertha. Ahora"
Bertha supone que lo más razonable es seguir el consejo que acaba de darle su mente, pero tiene el culo pegado al asiento del taburete. No puede quitarle los ojos de encima y ve cómo Pettigrew se levanta y se acerca rápidamente a ella. Debería desaparecerse y regresar a Inglaterra de inmediato. Puede que ese tipejo no resulte intimidante en absoluto, pero su instinto le dice que no debe hablar con él. Algo no está bien. Y era tan desagradable en su juventud. Además, ¿por qué está vivo?
—Hola.
¡Demonios! Acaba de hablarle. Bertha no mueve un músculo. Le mira fijamente y se dice a sí misma que debe disimular. Así pues, procura sonreír y recordar dónde guardó la varita. Debajo de la manga, en una funda especialmente diseñada para ella. Le costó un ojo de la cara y resulta realmente útil.
—Hola.
La voz suena más firme de lo que cabría esperar. Pettigrew sonríe y se le acerca un poco más.
—¿Nos conocemos?
—No lo creo.
—Sí que nos conocemos. Trabajas en el Ministerio de Magia.
—Estás equivocado.
Bertha siente algo punzante en el costado y sabe perfectamente de qué se trata. Cuando agacha la mirada, ve la varita de Pettigrew clavada en su piel. Él le habla prácticamente en el oído.
—No hagas ninguna tontería. Nos vamos a dar un paseo por el bosque. Ahora.
—No quiero.
—No importa. Vámonos.
A Bertha Jorkins no le queda más remedio que obedecerle. Se pone en pie muy despacio y no tiene el valor necesario para pedir ayuda. Cuando abandonan la posada, sabe que debió hacer caso de su instinto porque, aunque nunca fue la mujer más inteligente del mundo, siempre tuvo buen ojo para reconocer el peligro. Lástima que en esa ocasión no le haya servido para nada.
Hola, holita.
Dicen que Pettigrew convenció a Bertha para que lo acompañara a bosque. Yo creo que fue realmente persuasivo.
Besetes y hasta la próxima.
