53. Una pieza más

Horas más tarde, en la Comisaría de Policía

Camus estaba plantado ante el gran cristal que protegía la zona de investigación de la científica. No se había movido de allí desde que la gran colección de pruebas incautadas en el presunto antro de Hypnos habían llegado a sus dominios. Deseaba apreciar con detalle todo el trabajo que estaba desarrollando el equipo de expertos, aunque albergaba pocas esperanzas de obtener resultados claramente inculpatorios. Un nuevo movimiento le llamó la atención hacia el lado izquierdo de su presencia, y su escrutadora mirada se fijó en la peluca que enseguida iba a ser examinada, sintiendo que la agradable soledad de la que estaba disfrutando estaba a punto de extinguirse. El eco de unos pasos rompió el silencio que reinaba en ese solitario pasillo, y por la cadencia marcada supo enseguida a quien pertenecían.

- Buenas tardes, Fiscal.- La mirada del francés viró lo suficiente para caer sobre el reflejo que acababa de aparecer en la amplia ventana acristalada que tenía en frente.

- Inspector...- Dijo Saga, a modo de saludo mientras se personaba a su lado y también dirigía la mirada hacia la gran oferta de objetos recién llegados.- Permíteme que os felicite por el gran trabajo llevado a cabo. Ha sido una operación magistral.

- Supongo que DeathMask te ha llevado a echar un vistazo al sótano.

- En efecto.

- Pues deberías darle las gracias a él.- Camus se giró levemente para mirar a Saga cara a cara, descruzando los brazos para acomodarse la cintura del pantalón, echarse los costados de la americana hacia atrás y guardarse las manos en los bolsillos de sus jeans.- Reconozco que fue obra suya la obtención de los datos necesarios para llegar hasta allí. Durante estas dos semanas no ha habido forma de sacar información al sujeto apodado Aiacos, y DM la consiguió en menos que canta un gallo.

- DeathMask puede ser muy resolutivo cuando quiere.- Admitió Saga.

- Te seré sincero...- Camus regresó la mirada hacia el trabajo desempeñado tras el cristal - No soy partidario de las malas artes policiales. No las ordeno jamás y no me gusta que se den a mis espaldas.

Saga apretó la mandíbula y evitó responder demasiado rápido. Aún no sabía muy bien cómo tratar con Camus, pero lo que sí sabía desde hacía muchísimos años era que a DM no se le caían los anillos a la hora de recurrir a prácticas turbias y poco legales para conseguir sus objetivos.

- DeathMask es un gran policía.- Dijo al fin, tratando de no posicionarse en exceso.- A veces tiene un temperamento poco reflexivo, pero generalmente su instinto no le falla. Al fin consigue lo que necesita, aunque sus impulsos sean discutibles.

- ¿Por qué dices esto, Saga? - La pregunta tomó al Fiscal por sorpresa, tanto como la inquisidora mirada que Camus le envió a través de su reflejo en el cristal.

- Por nada en especial.- Saga mostró el aplomo que solía lucir ante los tribunales, ocultando a la perfección cualquier atisbo de desconcierto.- Sólo que DeathMask y yo nos conocemos desde hace muchos años, y sé que en ocasiones la sangre italiana le hierve dentro.

- Si insinúas que tiene tendencia a actuar digamos que, "por su cuenta", no puedo decir que yo mismo haya sido testigo de dichas prácticas de decisión autónoma y unilateral.

Camus esbozó una media sonrisa que descolocó aún más a Saga, que no sabía si el francés estaba con resaca de sueño, o por alguna casualidad esa era su forma de mostrar algún tipo de sentido del humor.

- No es mi intención insinuar nada, Camus. No soy conocedor al detalle de cómo procede DeathMask con las prácticas puramente policiales.- Mintió el Fiscal.

- Qué casualidad, Saga. Yo tampoco.- El reflejo de Camus guiñó un ojo y Saga dejó que sus labios dibujaran esa pícara media sonrisa tan inherente a los gemelos.

- Estupendo. Celebro que así sea.

Un curioso silencio se tejió entre los dos, paréntesis que aprovecharon para dirigir sus miradas al frente y fingir observar las labores de análisis del equipo de científica. Había quedado claro que ambos eran conocedores de las arriesgadas y alegales prácticas de las que el italiano hacía uso. Y había quedado patente también que ese era un tema que necesitaba zanjarse con absoluta discreción. Al fin y al cabo, Camus era amante del buen proceder, pero sabía que toda institución policial necesita tener alguna oveja negra que de vez en cuando campe a sus anchas.

Pasados esos instantes de cómplice mutismo fue Saga el que optó por tomar la palabra.- Me retiro, Camus. Es necesario que comience a preparar el que espero sea el juicio definitivo. Queda a la espera que me pases el resultado de todos estos análisis.

- Descuida, lo haré tan pronto los tenga.- Convino Camus, mostrando la intención de seguir los pasos de Saga.- Aunque por mi experiencia y siéndote sincero, creo que poco vamos a hallar. Alguien con la mente tan retorcida como Hypnos cuida los detalles, y si deja alguno es porque sabe que no puede incriminarle al 100%. Huellas no encontraremos, ya verás.

Saga comenzó a andar con pausa, comprobando que, en efecto, Camus había decidido abandonar esa zona restringida para acompañarlo a la salida.

- Imagino que no habrá evidencias tan claras como lo serían un buen guiso de huellas...

- ¿Tienes prisa, Saga? - Inquirió de repente el francés, mirándose al fiscal directamente a los ojos mientras detenía su avance asiéndole levemente del brazo.

La pregunta extrañó a Saga, por lo que hizo uso de un recurso del que no era muy amante: responder con otra pregunta.

- ¿Ha sucedido algo más que deba saber?

- Correcto, ha sucedido algo. Y sí, creo que lo debes saber aunque ignoro todavía cómo encajarlo en todo este caso.

- Me estás intrigando, Camus...- Dijo Saga, frunciendo las cejas e intensificando más su mirada.

- Acompáñame a mi despacho, por favor. Allí estaremos más cómodos.

Los dos hombres se dirigieron a la oficina del Inspector Jefe, y una vez dentro, Camus cerró la puerta para resguardarse de todas las miradas curiosas revoloteando alrededor.

- Toma asiento, por favor.- Dijo, ofreciendo la silla apostada delante de su repleta mesa.

El Fiscal obedeció en silencio, expectante ante el cariz de la información que iba a obtener.

- ¿Recuerdas que hace días que el sub-inspector Milo no está por aquí? - Camus iba apilando dosieres para hacer algo de espacio en la mesa, sin mirar a Saga mientras le iba poniendo en situación.

- Sí, sé que le enviaste a realizar una investigación de la que no compartimos más información.

- Pues le envié a seguir la pista del muchacho que se hacía llamar "Minos", de nombre real Ioannis Pappas.- Dicho esto, agarró el dosier que había quedado arriba del todo del montón único en el que los había apilado. Extrajo una fotografía y la plantó sobre la mesa, acercándola hacia la posición de Saga, quien se vio obligado a abandonar la incomodidad de la silla ofrecida para tomar la imagen entre su manos e inspeccionarla mejor.- Milo hace semanas que ha estado trabajando en ello, y apenas unos siete días atrás dio con una pista que lo condujo hacia el norte, más concretamente hacia Igumenitsa.

- Igumenitsa...- Saga reflexionó sobre ese nombre de ciudad, buscando en sus registros mentales algo que justificara ese destino.- Si no recuerdo mal...Igumenitsa tiene uno de los puertos más activos de Grecia...- Se explicó, alzando la vista para fijarse en la atención que le dedicaba Camus, aún de pie.

- Exacto. Cada día zarpan de su puerto ferris que se dirigen hacia Patras y Corfú, pero también hay una intensa circulación naval hacia Italia.

- Lo que hace de esta ubicación un buen lugar para huir.

- Veo que me sigues.- Se sonrió Camus.- Milo partió hacia Igumenitsa para proceder a la detención del muchacho. Lo tenía todo controlado, sólo esperaba el momento oportuno para llevarlo a cabo; alguna acción sospechosa, algún movimiento dubitativo, alguna llamada temerosa. Cualquier indicativo de alguien que se siente amenazado o que está a punto de huir...

- Pero...- Dijo Saga, sospechando que el repentino corte de Camus en sus explicaciones escondía algo más.

- Alguien se le adelantó.

- ¿Quién? - Inquirió Saga, cada vez más extrañado.

- Esto es lo más curioso...- Finalmente el inspector decidió sentarse en su silla, pero en vez de responder a la pregunta de Saga siguió con su explicación de los hechos.- Milo había descubierto que Minos, vamos a seguir llamándole así, había adquirido un pasaje para Venecia. El barco con dicho destino zarpaba a las ocho de esta misma mañana, y Minos no se presentó. Milo decidió acudir a la posada donde se había estado alojando el joven y en recepción le informaron que esa noche había recibido la visita de otro joven que dijo ser amigo suyo. Lo delirante es que cuando Milo entró en la habitación halló el cuerpo sin vida de Minos tendido en el suelo, y un joven sentado en la cama, declarándose culpable.

- Y este joven es...- Dijo Saga, acercándose a la mesa de Camus para poder prestar atención a lo que supuso que el inspector buscaba en su ordenador.

- Pues este joven es...- Camus presionó la tecla "Enter" y giró la pantalla para que Saga pudiera ver la imagen que aparecería en ella.- Kagaho Bennu.

- No me jodas...- Saga sacó la funda de las gafas del interior de su americana y se apresuró a colocárselas para poder leer mejor todo lo que aparecía en la pantalla que le mostraba Camus.

- Sí, señor, el chaval fugado del hospital, Kagaho Bennu.

- ¿Y no se ha opuesto a la detención?

- No. Es más, la estaba esperando. Asume el homicidio, no quiere a ningún abogado y ahora mismo está siendo trasladado hacia aquí, ya que la jurisprudencia indica que debe ingresar en prisión en Atenas.

- En Korydallos...- Reflexionó el Fiscal.

- Donde acaba de ingresar Hypnos.

- ¿Crees que es casualidad?

- Nunca he creído en las casualidades, Saga. Mi instinto me dice que este muchacho quiere estar ahí donde va a dormir esta misma noche.

Saga se echó hacia atrás, buscando el respaldo de la silla mientras se quitaba las gafas y reflexionaba sobre toda esa inesperada información.- ¿Le estabais siguiendo la pista también?

- Si te soy del todo sincero, la búsqueda de Bennu se había relegado a un segundo plano por la falta total y absoluta de pistas a seguir.

- ¿Y cómo ha sobrevivido durante estas semanas de desaparición? - La mente de Saga estaba trabajando a mil por hora, detalle que no sorprendía al inspector.- Debe haber necesitado dinero, algún registro de uso de tarjetas, alojamiento, compras en farmacias...no podemos olvidar que no estaba en buenas condiciones físicas cuando se fugó. Aunque fuesen analgésicos o medicamento para paliar el dolor, algo debió comprar...

- Sobrevivir, en efectivo. Alojarse, con nombres falsos. Sabes tan bien como yo que hay posadas y hospedajes que si ven dinero no piden nada más.

- De acuerdo, sobrevivir en efectivo, pero...si las pertenencias que tenía en el hospital eran básicamente harapos sucios de sangre, ¿de dónde sacó el dinero sin dejar rastro alguno?

Camus se medio encogió de hombros al tiempo que se cruzaba de piernas y entrelazaba las manos alrededor de la rodilla alzada.- ¿Está tu hermano por aquí? - Preguntó de repente, otra vez descolocando a Saga.

- Sí, ha venido conmigo y con DM. Supongo que deben estar fuera fumando o tomándose algún café.- Respondió.- ¿Me estás diciendo que necesitas que Kanon te ayude en algo?

- Exactamente. Sé que él ha llegado a tener buena relación con Thane Sifakis, del mismo modo que Thane Sifakis la tenía con este joven muchacho. Siento que Thane, directa o indirectamente, puede haber sido la fuente de ayuda de Bennu.

- No creo que este hombre, con todo lo que ha sufrido, sea cómplice de este crimen.- Acotó Saga, hablando de corazón.- Sólo es alguien que desea vivir tranquilo de una vez por todas.

- Por eso digo, directa o indirectamente. Y por eso necesito a Kanon ahora. Quiero que vaya a hacerle una visita y averigüe todo lo que pueda sobre la relación de Thane y Bennu. Hasta donde yo llego, sé que se aman y protegen como padre e hijo. Ponle en antecedentes tú mismo, yo ahora debo preparar el papeleo de la detención de Bennu y de la llegada del cuerpo sin vida de Minos.

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Hacia el anochecer, frente a la casa de Thane

Saga se había quedado esperando en el coche. Sabía que ciertamente Kanon era el más adecuado para ir a visitar a Thane. Durante todo ese tiempo se había tejido una relación de confianza entre ellos dos, y no era descabellado que el que había intentado ser su abogado defensor se presentara en su domicilio un par de días después de su puesta en libertad sin cargos. El pretexto, saber cómo se sentía siendo por fin un hombre libre, mostrar un sincero interés por su bienestar. La realidad, saber si podía tener algo a ver con los acontecimientos que habían propiciado la detención de Kagaho Bennu.

Kanon salió al cabo de un buen rato. Bajó al trote los tres escalones que elevaban la entrada de la acera y no tardó ni un segundo en prenderse el enésimo cigarrillo del día. Ya estaba anocheciendo, y el frío del invierno se hacía notar con más intensidad, por lo que Saga tenía la ventanilla cerrada y su atención vertida sobre el whatsapp del móvil. Kanon golpeó el cristal para hacerse presente y sujetó el cigarrillo entre sus labios para ponerse las manos a resguardo dentro los bolsillos de sus jeans.

- ¿Qué has podido descubrir? - Inquirió Saga, dejando de lado el móvil y bajando un trecho la ventanilla.

- ¿En serio que no puedo entrar? - Se quejó Kanon, en vez de responder.

- No mientras fumes. Sabes que no es negociable.

- Joder Saga, se me están congelando los huevos...- Masculló Kanon, víctima de divertidos bailecitos que pretendían ayudarle a mantenerse tibio.

- Pues no fumes, así de sencillo.

- Hay que joderse...

Kanon achicó los ojos por la molestia que le ocasionaba el humo que ascendía del cigarrillo entre sus labios, viéndose obligado a sacar una mano de los bolsillos, tomar el cigarrillo, perpetrar dos caladas largas y rápidas y lanzar la colilla a medio consumir justo en mitad de la calle. Con apuro rodeó el coche de Saga y se dejó caer en el asiento derecho, procurando expulsar todo el humo antes de cerrar la puerta.

- ¿Y? - Insistió Saga.

- Pues se ve que Kagaho tenía un juego de llaves de casa de Thane, dadas por él mismo, y después de revisar sus pertenencias puede afirmar que le falta dinero.

- Entonces Camus tenía razón...- Dijo Saga.

- Pero Thane no le ofreció dinero. Asegura no haberle dado nunca dinero, pero no puede negar que el muchacho supiera donde acostumbraba a guardar un respaldo de unos 2.000 en metálico, de los cuales sólo ha encontrado 300.- Kanon miró directamente a Saga, que hizo lo mismo, llegando ambos a la misma conclusión.

- Bennu aprovechó que Thane estaba en prisión para entrar con sus llaves y procurarse dinero en efectivo, evitando así dejar rastro alguno.- Dedujo Saga.

- Es así. Thane no tiene nada que ver. No dejes que le jodan más.

- Tranquilo, esto no pasará. Lo que me preocupa es el "por qué" de Bennu. Todo lo que ha hecho durante su desaparición responde a un plan. Incluso el homicidio de Minos responde a un plan...Un plan cuyo destino final es Korydallos.

- El mismo hotel en el que está Hyppolitos...- Añadió Kanon.

- Culpable de las desgracias de Thane...

- A quien Kagaho ama como a un padre...

#Continuará#


Pido mil disculpas por la demora en la publicación de los capítulos.

¡Gracias Monse y Krista por seguir aquí!

Recuerdo que en la parte superior de mi perfil hallaréis una encuesta sobre los personajes de este fic. Os invito a participar en ella.

¡Gracias a todos los que seguís con nosotros pese a los largos paréntesis sin publicación!