Una sacerdotisa en Twisted Wonderland
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"A veces siento que hay demasiadas cosas que pesan en mi mente a la vez y, a veces, no puedo controlar mis pensamientos o incluso mi cuerpo."
- Vic fuentes
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Capítulo 49:
El estratega de las arenas calientes
El día se fue volando como en un abrir y cerrar de ojos, ahora ya era de mañana y las aves se posaban en las frías ramas de los árboles que ya no tenían sus brillantes hojas verdes debido al invierno para cantar. Toda la zona del dormitorio abandonado estaba cubierta de nieve blanca que parecía escarcha y dentro del dormitorio se encontraba Grim viendo a la ventana mostrando su asombro por la gran vista que tenía en frente.
- ¡Guau, Shiori mira toda esa nieve amontonada! – Exclamó sonriendo Grim.
- No me es de extrañar que se sintiera tanto frío. – Comentó Shiori en el mismo tono.
Ella ahora traía puesto una camisa blanca de mangas largas y anchas en las que su cuello tenía armando un lindo lazo rojo, la parte baja de la camisa estaba metida en la falda de color rojo vino que llegaba a un par de centímetros arriba de las rodillas, sus piernas estaban cubiertas de unos pantis blancos y traía puesta unas botas negras que llegaban hasta las rodillas.
A pesar de que el ambiente estaba un poco congelado no era tan fastidioso, hasta era un poco pasable para la joven sacerdotisa.
- Las hadas de fuego quizás también están temblando por el frío. – Dijo Grim pensando en las pobres hadas hambrientas. - ¡Hay que ir a ver si tienen leña!
- Está bien, echémosle un vistazo, pero primero hay que ir a abrigarnos. – Advirtió Shiori tomando un abrigo frock rojo de tela polar que casi tiene forma de un vestido lolita de invierno por la basta, pero lo más cálido de este traje era su cuello acolchado de piel sintética blanca.
- De paso ya que estamos allí hay que llevar algunas cosas para prepararnos algo. La lala~. – tarareo Grim entrando al saco para solo sacar su cabeza y acomodarse de la nube blanca que estaba en el cuello de Shiori. – Ah, el profesor Crewel realmente es un sabio de la ropa cómoda. - Suspiró
- No soy muy quisquillosa con la ropa, pero tienes razón al decir que es muy cómoda. – Dijo la albina colocándose los guantes rojos. – Aparte de eso ¿Qué te gustaría comer hoy?
- Hmmm siempre suelo pedir atún salteado, pero esta vez quiero variar un poco así que sorpréndeme. – Dijo Grim.
- Ara Ara~ por fin te atreviste. – Shiori caminó hacia las gavetas para ver qué podría preparar. – Muy bien, en esta ocasión te enseñaré a preparar uno de mis platillos favoritos que puedes comerlo tanto frío como caliente. – Dijo en un tono místico mientras sacaba dos canastas de bambú en forma de plato. – Te enseñaré a preparar Zaru soba.
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Cuando ambos llegaron al comedor rápidamente pudieron sentir como la temperatura del lugar empezaba a disminuir a tal punto que Shiori creyó que había un ente paranormal, pero la respuesta se resolvió al instante cuando vieron que la chimenea principal tenía tan solo unos pocos trozos de madera carbonizadas y a punto de acabarse.
- Si no hubiera estado en tu cuello mis patas se habrían congelado hasta volverse paletas allá afuera. – Dijo Grim hundiéndose más en el felpudo blanco para abrigarse.
- Sí, lo mejor será agregar un poco más de leña a la chimenea. – Dijo Shiori dejando la bolsa con las cosas que habían traído para preparar su alimento sobre una mesa.
Por suerte ella encontró una pila de madera cerca y toma un par para arrojarlas cerca del cenicero, pero al momento de colocar aquella madera unas pequeñas luces brillantes salieron rápidamente de las cenizas para sacudirse al compás de un tintineo y sacar todo el hollín de las cenizas que la rodeaba para revelar la imagen de unas hadas cuyos cabellos, trajes y zapatos estaban en llamas pero que no las lastimaban.
Estas maravillosas criaturas cuyas bellas alas tenían patrones como las llamas de fuego y se movían como las alas como las de un colibrí. Sus bellos ojos naranjas fuego se quedaron viendo con mucho asombro los ojos carmesíes de la sacerdotisa quien también se quedó embelesada por la belleza de aquellas criaturas, tanto así que ella se sacó su guante y extendió su mano derecha para que una de ellas se parase sobre su palma para examinaba el dibujo del tatuaje con mucha curiosidad al mismo tiempo que muchas de sus compañeras se acercaron a ver de igual manera.
- Oh, Así que ustedes son las hadas de fuego que viven aquí. – Grim salió del saco para ahora sentarse en el hombro de Shiori. – El solo estar a su lado me calienta hasta la médula.
- Si, es acogedor. – Dijo Shiori viendo como las hadas ahora se acercaron a la leña que ella les dejó para empezar a arrancar pedazos de la corteza y empezar a comer.
En eso muy cerca del comedor unos suaves sonidos de golpeteos de madera y de platos empezaron a sonar repentinamente logrando llamar la atención de los dos residentes del dormitorio abandonado.
- ¿Hmmm? ¿Qué es eso? Escucho un sonido como un cuchillo en una tabla de cortar y algo de carne jugosa siendo frita. - Dijo Grim alzando una oreja al mismo tiempo que su nariz olisqueaba el aire. - ¿Lo que huele mi nariz es algún tipo de aroma picante de un reino extranjero?
En eso el felino sale volando hacia donde su nariz lo estaba guiando.
- ¡Viene de la cocina! ¡Vamos a comprobarlo, Shiori! – Dijo Grim.
Shiori sólo soltando un suave suspiro de ironía solo tomó la bolsa con sus ingredientes y se encaminó a seguir a Grim, no sin antes despedirse de las hadas que movían sus pequeñas manitas de un lado a otro despidiéndose de la joven.
...
Al asomarse al umbral de la cocina, tanto Shiori como Grim, pudieron ver como toda una gran cantidad de estudiantes del dormitorio de Scarabia estaban cocinando diversos tipos de platillos. A simple vista todo pareciera como si estuvieran viendo al personal de un restaurante cocinando a una velocidad para entregar todos los pedidos a tiempo.
- Después de que las verduras hayan terminado de cocinar, agreguen la carne de la nevera y póngala a hervir. – Ordenó Jamil a dos de estudiantes que tenían al frente. – No olviden agregar las nueces una vez que el aceite se haya calentado.
El joven se encontraba con su clásico traje de dormitorio en el que tenía un chaleco sin mangas de color negro con rojo que tenía adornos de oro, junto con unos pantalones negros que eran holgados pero que tenían patrones de flamas rojas en sus bases y sus zapatos, en realidad eran unas sandalias de vestir negras que tenían un escarabajo dorado en la zona del empeine. Lo más atrayente de Jamil era que muy aparte de los accesorios dorados de su cuello y muñeca derecha, su brazo izquierdo tenía enrollado una serpiente dorada.
- ¡Sí, lo tengo! – Dijo un estudiante de Scarabia de cabello castaño.
- Vice-Líder de dormitorio, sobre la cantidad de especias ¿Es suficiente una cucharada? – Preguntó su acompañante de cabello morado.
- El líder de dormitorio prefiere algo con un poco más de sabor. Otra cucharadita más debería estar bien. – Dijo Jamil después de pensarlo bien.
Cerca de la puerta.
- ¿Qué demonios? ¿Por qué hay tantos estudiantes aquí a pesar de que son vacaciones de invierno? – Dijo Grim mirando como cada estudiante caminaba de un lado para otro.
Sin embargo, Jamil, al escuchar la esa voz dirigió su mirada hacia el punto en el que se produjo el ruido extra solo para toparse con la sacerdotisa quien tenía a Grim en su costado.
- ¿Hm? Ustedes son... - Dijo Jamil al reconocer la cabellera blanca y los ojos escarlatas.
Shiori, luego de mirar al joven detenidamente, pudo recordar el momento exacto en donde había visto su rostro.
- Ha pasado un tiempo desde la última vez que nos vimos... ¿Cómo has estado? – Saludó Shiori expresando una suave sonrisa.
- Ah, me he encontrado bien desde entonces. – Jamil levantó su mano para mostrar la total recuperación de ella. - Hemos hablado un poco cuando me lesioné durante la temporada del Torneo mágico y terminaste curándome. – Respondió Jamil. – Si mal lo recuerdo, eres... ¿La prefecta Shiori del dormitorio abandonado y Grim? Nunca pude tener la oportunidad de agradecerte formalmente por aquel detalle. En verdad estoy agradecido.
- No, no te preocupes por ello. Solo hice lo que era correcto – Dijo modestamente Shiori mientras se rascaba la mejilla.
- ¡Oh, tienes una muy buena memoria! – Alabó Grim. – ¿Y tú eras...?
- Jamil. Jamil Viper. Soy el vice-líder de Scarabia. – Respondió Jamil. – siempre he sido bueno recordando los nombres y las caras, pero desde su ceremonia de bienvenida eso dejó una gran impresión de ustedes, no creo que haya nadie que no sepa sus nombres en este momento.
- ¿Eh, enserio? Nyahaha – Grim Sonrió sorprendido de la reputación que ambos tenían. - ¡Nos hemos hecho famosos, Shiori!
- Por cierto... ¿Por qué están los dos aquí durante las vacaciones? – Preguntó Jamil.
- Porque ambos no tenemos una ciudad natal a la que volver. ¡Además el director nos confió mantener la chimenea encendida! - Explicó presumidamente Grim. - ¡Somos tan diligentes y confiables! ¡No es de extrañar que el director nos pidiera ayuda! Es más, casi pareciera que trata a Shiori como si fuera alguien cercano a ella.
- Es solo formalismo. – Añadió Shiori con una gota de sudor bajando de su mejilla.
Aunque esas palabras de Grim y viendo las actitudes de Shiori hicieron que Jamil se diera cuenta de un detalle extra, aunque por otro lado tan solo se quedó mirando un rato a la albina distraída.
- Oh... ¿Es así? ... El director, eh... – Tan solo Jamil se quedó pensando un poco. – No hay elección puede ser útil. – Susurró muy bajo Jamil.
Pero aquel susurro fue interrumpido con el sonido del salpicar de las sartenes empezando a freír las carnes.
- ¿Hm? ¿Qué? ¿Qué dijiste? – Preguntó Shiori llevando su mano a su oreja para escuchar mejor a Jamil.
Después de que Jamil lo pensara profundamente luego enseñó su sonrisa tranquila para continuar conversando con la sacerdotisa y el felino.
- Solo dije que ustedes deben de ser geniales para que el director los reconozca. – Comentó Jamil.
Ante tal comentario Shiori tan solo se sonrojó levemente mientras desviaba su mirada a otro lado en señal de ansiedad. La conversación podría haber continuado desde entonces, pero alguien había llegado a la zona de la plática.
- Disculpe la interrupción, Vice-Líder del dormitorio, pero hemos terminado de preparar las verduras... - Dijo el estudiante de Scarabia de cabello rojizo.
- Entiendo, estaré con ustedes pronto. – Comentó Jamil.
En eso Grim capta el aroma de las especias calentándose en la olla a fuego lento por las hornillas de la cocina. Era un sabor tan delicioso que hasta a uno le entraba el hambre al instante.
- Esta sopa se ve muy sabrosa, pero el olor es nuevo para mí. – Dijo Grim olfateando a una distancia prudencial de la hornilla. - ¿Es pimentón rojo?
- Casi, ese es un plato bastante tradicional de la tierra de las arenas calientes... - Explicó Jamil viendo los rostros de curiosidad de los presentes, en especial las de Shiori, quien parecía estar absolutamente encerrada en su mente tratando de adivinar con la vista cada ingrediente que tenía la olla a simple vista. Era una mirada muy encantadora. – ¿Te gustaría probar un poco? – Preguntó repentinamente.
- ¿Eh? - Shiori salió de su mente. – Ah bueno... ¿Esta bien con eso?
Jamil tan solo soltó una leve risa mientras tomaba un pequeño pocillo de degustación y sirvió un poco de la salsa para dársela a Shiori.
- Está un poco caliente así que ten cuidado. – Dijo él.
La sacerdotisa tan solo aceptando el pocillo le sonrió de vuelta y llevó suavemente el líquido tibio a sus labios para probar la mitad de aquella salsa. Entonces como si un golpe de sabores mezclados acarició su pequeña lengua ella no pudo evitar soltar un silencioso suspiro de satisfacción ¿Cuándo fue la última vez que ella probó otros platillos extranjeros? técnicamente la cantidad de condimentos estaba tan bien medido y bien controlado que tan solo una gota de su sabor te podría elevar al mismo nirvana y eso no lo estaba exagerando.
- Dios mío... Esto está increíble. – Alabó Shiori llevando su mano a su mejilla levemente coloreada mientras que sus ojos se destellaban en varios de brillos. – La cúrcuma mezclada con el tomate y además de eso... cielos nunca he probado algo delicioso en mi vida y eso que solo es la salsa. – Sus ojos escarlatas ahora se posaron en el vice-líder. - Jamil ¿Tu lo hiciste?
- ¿Eh? Sí, fui yo. – Asintió Jamil un poco asombrado por la repentina reacción de la joven.
- Shiori yo también quiero probar. – Pidió Grim echándose al hombro.
Shiori como buena compañera le pasó el pocillo a Grim para que probara la mitad de la salsa que estaba. El resultado fue que él al igual que Shiori tuvo la misma reacción solo que esta vez sus pupilas se dilataron y su cola se esponjó un poco. En resumen, lucía como si a un minino le hubieran dado hierba gatuna.
- Estoy en el cielo. – Fue lo que dijo Grim mientras extendía sus patas y empezaba a elevarse hasta el foco de la cocina. – Ya puedo irme contigo san pedro.
- Grim, te estas yendo al foco. - Comentó Shiori viendo al felino con una gota de sudor en su cabeza al igual que Jamil. – Pero enserio Jamil. No es por exagerar ni nada, pero tengo que admitir que realmente eres un genio de la cocina. Eres muy talentoso.
Si alguien o alguno de los estudiantes se hubiera detenido en cortar las verduras o de sazonar la carne habría notado la cara sorprendida y hasta levemente sonrojada de Jamil que podría hasta ser confundido por el calor de estar cerca de una olla.
- N-No es para tanto. – Respondió humildemente Jamil desviando su mirada a otro lado mientras acomodaba la capucha de su uniforme. – Hay gente mejor que yo que puede cocinar cosas mucho más sabrosas así que no tienes que ser modesta.
- Tal vez, pero hasta que no los pruebe seguiré diciendo que esto es una obra maestra. – Respondió divertidamente Shiori. – Se tenía que decir y se dijo.
- ¡Es verdad! – Afirmó Grim regresando a la tierra.
Dios Jamil realmente quería desviar el tema de conversación y no era por ser malo sino porque sentía como su cara se calentaba "por el calor de las hornillas". Entre pensar y pensar al final, Jamil, notó la bolsa que cargaba la albina así que usó eso como excusa para cambiar el tema.
- Veo que has traído ingredientes ¿Planeabas cocinar aquí? – Preguntó Jamil.
Muy bien, eso sonó un poco tonto teniendo en cuenta que era lo obvio por todo lo que ella trajo, pero al final era una buena estrategia ya que gracias a los magos del mundo Shiori aún no lo había notado por lo que le siguió la corriente.
- De hecho, sí. Quería enseñarle a Grim un platillo tradicional de mi mundo. – Dijo Shiori alzando la bolsa. – Aunque veo que están un poco ocupados.
- Por nosotros no te preocupes, justo hay dos hornillas libres para lo que necesites... - Dijo Jamil, aunque como si una idea se le hubiera llegado a la mente entonces nuevamente le sugirió a la sacerdotisa. - ...Oh, ya lo tengo. Debe de haber sido el destino lo que te trajo aquí ¿Les gustaría tener algunos platillos degustativos con nosotros también?
- ¡¿Qué...?! ¡¿Realmente podemos?! – Preguntó entusiasmado Grim.
-Sí, por su puesto. – Asintió Jamil. – La comida estará lista pronto, así que ustedes pueden ayudar en lo que calienta el agua para tu pasta.
Shiori abrió levemente los ojos ante lo dicho por Jamil.
- ¿Eh? Como lo... - Ella quería preguntar como Jamil sabía lo que ella iba a cocinar, pero el otro joven se adelantó.
- En tu bolsa tienes un paquete de fideos así que no es difícil deducirlo. – Rió Jamil.
- Ah ja ja. Eres un chico muy intuitivo. Pero de acuerdo, los ayudaremos en lo que se pueda. – Comentó Shiori llevando sus dedos a la altura de su mentón para hacer un rápido cálculo de tiempo. – Aunque quizás debería empezar con el Metsuyu para ganar tiempo. Eso suele estar listo en cinco minutos... ¡Muy bien!
Shiori cerró el puño con su mano para empezar a desabrochar los botones de su saco polar, sacárselo, colocarse un delantal y finalmente remangarse sus mangas.
– Grim, ve a lavarte las patas. – Dijo Shiori dejando su bolsa de ingredientes en el mostrador - Tus lecciones de cocina están a punto de comenzar.
...
- Wow nunca imagine que la salsa Metsuyu sería fácil de preparar. – Comentó Grim, en su delantal de cocina, girando una cuchara de madera sobre la olla. – Pero ¿Era necesario colocar el fideo ya hervidos en el agua fría?
- Ese el encanto del zaru soba. Es un platillo que a pesar de verse simple es una maravilla para climas tanto fríos como calurosos. Es totalmente adaptable para cualquier momento. – Dijo Shiori cortando algunas zanahorias y cebollas. – Ya lo verás cuando lo pruebes.
- Aunque es la primera vez que veo ese tipo de platillo extraño. ¿Quién te enseñó a cocinar? – Preguntó Jamil sazonando el arroz en lo que parecía ser una sartén wok.
- Fueron las sacerdotisas de mayor edad de nuestro templo. – Comentó Shiori recordando a cada una de sus hermanas espirituales. – Uno de nuestros deberes era preparar los almuerzos para todo el personal del templo por lo que desde siempre estuve en contacto con ellas.
- Vaya, tenía en cuenta de que debías ser algo con todas las habilidades que mostraste en el torneo, pero nunca me imaginé que fueras una sacerdotisa que técnicamente es la cabeza de su clan. – Dijo Jamil muy intrigado por los datos que la chica soltaba mientras dejaba un momento reposando el arroz.
- Como lo dije antes tener un título hereditario no significa que me absuelve de tener mis responsabilidades, tanto mi padre como yo hemos decidido que todos seriamos iguales sin importar de donde vengan o cual sea su estatus con el que nacieron, nadie es superior a nadie y nos apoyamos del uno hacia el otro si es lo que su voluntad dice.
- ¿Incluyendo sus sirvientes? –Jamil apretó levemente el mango de la sartén.
Shiori luego de pensarlo un poco ella respondió con seguridad:
- Ellos son más que sirvientes... son como mi familia y al igual que una también se los apoya y protege en lo que más se pueda para que salgan adelante, esa es nuestra filosofía.
Jamil relajó la mano y alzó su mirada sorprendida a los ojos de Shiori en búsqueda de alguna mentira, pero por como ella se expresaba y lo miraba a los ojos sin temor, le daban a entender que ella no estaba fingiendo.
- Además, todavía no soy la matriarca definitiva, aún estoy en mi etapa de decisión. - Comentó Shiori colocando la zanahoria junto con la cebolla y empezaba a condimentar tal y como Jamil le había explicado con anterioridad. – Por lo que por el momento soy una joven sacerdotisa libre al igual que mis hermanas y hermanos espirituales y también al igual que todos los del personal en el templo Nakamura. Somos una unidad.
- Entonces ellos son libres... – Murmuró casi pensativamente Jamil.
– Todas estas especias huelen increíble. – Interrumpió Grim olisqueando la olla con una sonrisa en su cara. - ¿Ya es hora de agregar este polvo marrón? – Levantó un salsero pequeño para verlo detenidamente.
- Todavía no. – Dijo Jamil bajando el fuego de la sartén para acercarse a la olla de Grim. – El Garam masala entra justo antes de quitarlo del fuego o se arruinaría el sabor. – Apagó la hornilla.
- ¡Ohhhhh! Ya entiendo. ¡Sabes mucho de especias! – Comentó Grim.
- Eso es porque llevo mucho tiempo cocinando. Por supuesto que tengo que estar informado. – Dijo Jamil. – Muy bien, sigamos con la cocción.
Los minutos pasaron rápidamente a medida que salteaban, hervían y condimentaban más ingredientes hasta que por fin, luego de varios agradables olores, finalmente todo el mundo pudo terminar con los todos platillos pendientes que ya estaban perfectamente ordenados en cuencos metálicos y varios platos de diversos tamaños.
- ¡Está bien, ya está hecho! – Dijo Grim finalizando la sopa con unos toques de orégano. – Hmm~ Un aroma lleno de especias~ ¡Ya estoy babeando!
- Probemos un poco. – Dijo Jamil sacando otro pocillo limpio para hacer la degustación del plato antes de salir junto con los demás. – Sí, sabe bien y se ve bien. – Luego se dirigió tanto a Shiori como a Grim y les dijo. - Gracias por su ayuda en la cocina.
- Fue divertido y además aprendí nuevas recetas para hacerlas en otros momentos. – Asintió Shiori con una sonrisa que fue respondida por el joven de tez morena.
Luego Jamil se dirigió hacia el resto de sus residentes.
- Hemos terminado por ahora. ¡Llevemos todo esto de vuelta al dormitorio! – Dijo Jamil.
- ¡Sí señor! – Asintieron todos los residentes empezando a cargar con magia todos los platillos en bandejas con mucho cuidado y precisión.
Así uno por uno fue abriendo camino hacia la puerta hasta dejar un poco menos poblado la cocina.
- Ahora que lo pienso ¿Por qué están atrapados aquí durante las vacaciones? – Preguntó Grim contando, al igual que Shiori, la gran cantidad de estudiantes metidos en la cocina.
Pero como si esas palabras hubieran tocado un tema delicado la gran mayoría de los que aún quedaban en la cocina soltaron un respingón inquieto mientras buscaban una manera de responder a esa pregunta con mucho cuidado.
Shiori observó como las auras de los presentes se tornaron lúgubres y hasta asustados. Eso no le dio buena espina.
- ...Eso es... - Dijo Jamil mostrando un rostro casi sereno. – Me temo que es una historia bastante larga.
- ¿Es algo grave? – Preguntó cautelosamente la albina.
- Todos en Scarabia son...Bueno, son órdenes del líder, así que... - balbuceó en forma de susurró un estudiante con cabello castaño.
- No podemos ir a casa, aunque queramos... - Añadió su compañero de cabello morado.
Antes de que ellos pudieran seguir hablando Jamil llevó su dedo a la altura de sus labios y emitió un ruido de silencio para callar a los jóvenes.
- Suficiente, los dos. En primer lugar, es culpa nuestra. – Dijo Jamil cambiando de tema para nuevamente mirar a Shiori y a Grim. – Vayamos al dormitorio de Scarabia. Allí el clima es caluroso a pesar de la temporada. Creo que también se sentirán como si estuvieran en las islas del sur.
El primero en festejarlo fue Grim ante esa buena noticia.
- ¡Yahoo! ¡Eso es básicamente el paraíso~! ¿Podemos ir Shiori? Porfis. Porfis. – Dijo el monstruo.
- Eh. De hecho, no sé si nuestra presencia será de mucha molestia. – Comentó vagamente Shiori.
Ella todavía se quedó muy pensativa con todo lo que le había pasado las primeras veces que conoció a los líderes antes de tener su amistad, aunque sí su memoria no le fallaba Kalim en realidad era un chico bastante despreocupado, pero amable. Se le hacía un poco extraño que alguien como él intentara retener todo un dormitorio completo y que ninguno de ellos le dijese algo por miedo a decir la verdad. Ella no quería llegar a ser paranoica y no quería prejuzgar a nadie, pero sentía una extraña sensación de rareza mezclada con un sentimiento familiar.
Podría haber estado más enterrada entre sus pensamientos, pero de manera sorpresiva Jamil tomó las dos manos de la sacerdotisa, sacándola de su mente, y la mira directamente a los ojos para decirle con toda confianza:
- Estoy muy seguro de que el líder del dormitorio estará feliz de tenerte, Shiori. – Dijo él.
Shiori iba a aceptar la propuesta de Jamil ya que si no había riesgo de interrumpir o de poner en problemas a alguien entonces podría ir. Pero algo raro sucedió al instante ya que ahora un sonido vibratorio empezó a resonar dentro de su cabeza al mismo tiempo que su cuerpo se quedó tieso y ahora ella se estaba hundiendo en las profundidades de un fondo oscuro lleno de agua.
- "¿Qué me pasa? No puedo moverme." – Pensó Shiori descendiendo en su subconsciente al compás del fuerte sonido de un palpitar en todo su cuerpo.
la imagen de Jamil se iba alejando junto con la cocina como si fuera tan solo una pantalla, pero muy a pesar de la lejanía ella pudo apenas escuchar la voz amortiguada de Jamil diciéndole.
- Vendrás ¿No?
Sin embargo, luego de aquellas palabras una voz en forma de eco empezó a resonar en toda esa oscuridad.
Acábalos...
- "¿Quién dijo eso?" – Preguntó Shiori todavía inmóvil. - ¿Hay alguien más junto a mí?
Destrúyelos...
- "¿A quién?" – Su voz se escuchaba como un frágil hilo a punto de romperse.
Extermínalos...
- Sí, pero ¿A quién? – repitió ella.
Púrgalos a todos...
- "¡Basta! ¡No digas eso!" - Entonces tanto los ojos y tatuajes de Shiori se iluminaron rápidamente en su luz lila - ¡Aléjate de mi!
Entonces todo se apagó en su mente mientras regresaba a la realidad, aunque lamentablemente poco a poco todas las últimas imágenes de este fondo negro automáticamente se empezaron a borrar de su mente.
Cuando volvió a la realidad sus ojos aún estaban opacos y sin brillo, pero ellos estaban mirando fijamente a la mirada de Jamil.
- Me honra aceptar su invitación. - Shiori movió involuntariamente sus pequeños labios rosados.
-... Estoy feliz de invitarte, Shiori. – Sonrió Jamil apunto de soltar sus manos, pero tuvo que detenerse.
El motivo de eso era que, bajo aquel flequillo recto de la albina, su mirada gris, captó una luz rojiza brillar brevemente; pero cuando quiso enfocarlo bien de repente una leve punzada golpea su frente provocando que él de manera sutil llevara su mano a su frente para preguntarse a sí mismo de donde vino ese repentino golpe.
Pero no fue el único ya que Shiori también levantó su mano a la altura de su cabeza.
- ¡Ffgna! ¿Qué pasó? – Preguntó confundido el gato.
Al instante Jamil dejó todo tren de pensamiento y volvió a mirar a la sacerdotisa, quien había recuperado el brillo de sus ojos.
- Ah... solo fue un palpitar en la frente Grim. – Respondió al instante la sacerdotisa con una sonrisa mientras rápidamente alzaba su cabeza ya no dolida. - Descuida ya estoy bien.
Sin embargo, tanto los ojos de Grim como los de Jamil se abrieron un poco al ver lo que ahora acababa de pasar en ese mismo instante, algo que aturdió un poco a Shiori.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué me miran así? – Preguntó Shiori viendo extrañada a los presentes.
- Tu nariz... - Dijo Jamil.
- ¿Eh? - Shiori levantando su mano la zona que el joven le designó observó cómo sus dedos se habían manchados de sangre, y no solo eso sin que ahora ella pudo sentir como el líquido rojo se estaba escurriendo empezando a manchar el delantal.
- Rayos... - Dijo Shiori inclinando su cabeza hacia adelante para evitar que el líquido machara su ropa. Era una suerte que tenía el delantal puesto, pero aun así tuvo que usar su otra mano bajo el mentón para evitar que el piso también se ensucie. – Moh... Esta es la segunda vez que me pasa en la semana.
- ¡Ffgna,., primero el libro en la cara y ahora esto! ¡Se nos está desangrando! ¡Mayday! ¡Mayday! ¡Ambulancia! ¡Emergencia! – Exclamó escandalosamente Grim.
- Tranquilo Grim, sólo una vena se rompió. – Dijo Shiori acercándose al caño para asomar su rostro y lavarse con el agua hasta menguar el sangrado. – Quizás es debido al cambio de temperatura, no hay nada de qué alarmarse.
- Entonces usa tu marca para curarte. – Replicó Grim.
- Grim, la herida no es grave. No es necesario usar la marca. Ya pasará. – Justificó ella. – Además ya te mencioné que no quiero depender siempre de la marca, hay veces en las que hay que dejar que algunas pequeñas heridas como esta sanen por sí mismas.
Jamil viendo toda esta situación, después de repasar lo sucedido, ocultó todo rastro de sorpresa y finalmente se acercó a la albina con un mantel limpio.
- Permíteme... - Dijo Jamil apoyando su mano en la espalda de Shiori para llamar su atención.
Shiori, al girar su cabeza a un lado, vio como Jamil apoyo la tela en su nariz e hizo una leve presión en ella para evitar que la sangre no se escapara.
- Espera unos minutos, el sangrado no debe durar mucho. – Advirtió Jamil estando al tanto de todos los síntomas que podrían pasar. – No sientes otra dolencia ¿Verdad?
El vice-líder de Scarabia levantó el flequillo de la joven esperando ver algo, pero para su mala suerte solo pudo ver la pulcra frente de la albina. No pasó unos pocos segundos quietos después para que luego él finalmente colocara su palma en la frente de la chica para comprobar si no había fiebre.
- Por suerte, no. El dolor de cabeza solo fue momentáneo. – Solo respondió Shiori ahora sosteniendo la tela.
- Ya veo... - Fue lo que comentó Jamil sintiendo por un momento fugaz el roce cálido de los dedos de Shiori contra las suyas antes de entregarle con totalidad aquel mantel.
La sacerdotisa de alguna manera al ver a Jamil casi de manera automática activó el Ajna para ver que su aura serena ahora se estaba mostrando tranquila y serena, pero lo que más le llamó su atención fue que también había pequeñas vibras de tristeza que parecían ser tan intangibles pero que allí estaban como si no quisieran mostrarse. Tal y como si fuera una luna... misteriosa pero brillante en la oscuridad.
– Sabes... en el dormitorio tengo algo que te ayudará a sentir mejor. – Dijo Jamil acomodando un poco el mechón recto de Shiori. – Sé que no es mucho, pero es muy efectiva.
- ¿Tiene algún hechizo curativo contra esto o algo similar? – Preguntó Grim sentándose en el hombro de la albina.
- De hecho, es algo mucho mejor. Vayamos a Scarabia. – Dijo Jamil extendiendo su mano con la palma hacia arriba a Shiori.
La albina se quedó unos pocos segundos mirando las grandes manos de Jamil y tuvo un rápido recuerdo. Una vez Koichi le dijo que muchas veces puedes conocer el tipo de persona con tan solo un simple apretón de manos ya que mediante la gesticulación mostramos nuestra confianza, puede que Shiori nunca pudo comprender mucho este tipo de lenguajes ya que estaba muy acostumbrada a leer las auras de su entorno, pero hasta ella debe de admitir que en esta ocasión no pudo evitar pensar en la calidez de aquellas manos a pesar de sus asperezas.
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Al ingresar al espejo de Scarabia, casi al instante, como si uno hubiera salido de un supermercado con aire acondicionado para recibir el clima caluroso de golpe, así se sintió llegar a este dormitorio. Las dunas de arenas estaban ubicadas como paisajes mientras que el exterior de los dormitorios tenía pinta de palacios árabes cubiertos de tonos rojos, dorados y azules que resaltan el mármol blanco de las paredes en forma de pilares altos.
- ¿Entonces esto es Scarabia? – Susurró asombrada Shiori aun con el trapo en la nariz.
- ¡Viejo, hace tanto calor como dijiste! – Añadió Grim mirando a la luz del sol emitiendo sus ondas de calor.
- A que es acogedor ¿no? Vamos, por aquí. – Indicó Jamil guiando a Shiori de la mano.
Caminando a unos pocos metros de a unas grandes puertas Jamil se detuvo para dirigirse a Shiori.
- A ver... déjame ver tu nariz. – Dijo Jamil quitando con cuidado el trapo de la cara de la sacerdotisa. Felizmente el sangrado se detuvo. – Bien, veo que ya está mejor.
- De verdad siento mucho lo ocurrido atrás y te agradezco mucho la invitación además de la preocupación, no debiste molestarte. - Comentó humildemente ella dando una leve inclinación de cabeza como era costumbre en su templo.
- No fue una molestia... - Fue lo que dijo Jamil antes de colocar sus manos en el portón de la entrada principal, no sin antes murmurar para sí mismo. – además, no deberías disculparte conmigo...
Entonces el vice-líder de Scarabia abrió las puertas de par en par para mostrar el grande y más amplia sala común del dormitorio, tenía una gran vista del desierto, el piso tenía todo tipo de cojines, alfombras y telas coloridas que adornaban de un lado a otro en todo el lugar dando un aire de estar verdaderamente dentro de un palacio árabe.
Tanto Shiori como Grim tenían las mandíbulas desencajadas y los ojos hechos unos puntos blancos ante el gran escenario, pero rápidamente cambiaron de caras cuando Jamil aplaudió dos veces para llamar la atención de los residentes.
- ¡Han llegado los invitados! ¡Denles la bienvenida con música! - Ordenó Jamil.
Ni bien esas palabras se produjeron a lo lejos del sitio el sonido de varios Oud, Laudes, Zurnas y Darbukas empezaron a sonar en sincronía dando inicio al almuerzo en Scarabia.
- ¡Nyahaha! ¿Nos hemos hecho lo suficientemente famosos para tener una fiesta de bienvenida? – Rio Grim entusiasmado por todo el ambiente en especial cuando vio todos los platos servidos sobre una larga mesa baja con telas coloridas que adornaban a todos los platillos que habían hecho.
- Tomen asiento, por favor. – Indicó Jamil respetuosamente a los cojines que estaban frente a ellos donde casualmente estaba el Zaru soba que Shiori junto con Grim habían preparado.
Tanto Shiori y Grim hicieron caso a la petición y se acomodaron en el suave cojín al mismo tiempo que Jamil se sentaba al lado de la sacerdotisa.
- Muy bien, disfruten de la comida tanto como quieran. – Aconsejó Jamil sirviéndose su porción en su plato.
- Gracias por la comida. – Agradecieron Shiori y Grim dando una leve oración antes de ingerir sus alimentos.
- ¡Esto está deliciosos! - Comentó Grim mostrando su felicidad a los cuatro vientos probando el primer bocado del platillo. – El aroma de las especias después de un bocado... y el regusto picante... Las nueces y las verduras son muy buenas ¡Y esta, la que parece bola de masa! ¡De la escala del uno al diez le doy un once!
- También tenemos carne y sopa. Hay mucho para todos, así que puedes probar las que te gusten. – Sonrió Jamil.
- Comer todo lo que pueda... ¡Realmente estoy en el paraíso! – Festejó Grim ahora viendo con tentación el platillo de Zaru soba junto a su pocillo de metsuyu. – Ahora vamos con este...
- Hmm, te enseño como. – Dijo Shiori explicando con su platillo como Grim debe comerlo para disfrutarlo. – Tomas una porción de los fideos soba y luego tienes que remojarlos bien en la salsa metsuyu para que absorban el líquido y finalmente te los llevas a la boca.
Grim, recordando los pasos, hizo cada punto y empezó a degustar los fideos.
- ¡Hmmm, muy ricos! La mezcla de la salsa dulce con el picante hace que haya una armonía en mi lengua y la cebolla le da ese toque ácido ideal. – Dijo Grim siguiendo comiendo de los fideos repitiendo el mismo proceso.
- Estoy realmente pensando que el título de crítico gastronómico te quedaría anillo al dedo Grim. – Comentó divertida Shiori.
- No puedo estar más de acuerdo con eso. – Dijo Jamil sirviendo en un vaso un líquido especial para Shiori. – Ten, es té de menta.
Shiori, ahora mirando de regreso a Jamil, le sonrió al joven a la vez que aceptaba la taza sin dudarlo.
- Muchas gracias, Jamil. – Agradeció Shiori probando calmadamente aquel líquido verde que recorría suavemente sobre su garganta como si fuera terciopelo. – Hmmm está delicioso.
- No es nada, recuerdo que cuando a mí hermana le sangraba la nariz mi madre me enseñó a preparar este tipo de té de menta para ayudarla a calmar los nervios a la vez que ayuda un poco a detener el sangrado en parte. – Respondió él.
- Sabía que la menta tenía sus propiedades antiinflamatorias, pero nunca pensé que también servía para esto. – Respondió Shiori.
- Si supieras la mayoría de los beneficios de tantas plantas que lucen simples a simple vista.
- ¿A sí? ¿Qué más sabes acerca de las plantas medicinales?
- ¿Estas segura que quieres escucharlas? Los datos son extensos. – Jamil levantó una ceja divertida.
- Aprendo rápido. – Sonrió ella.
Fue una entretenida simple conversación acerca de plantas medicinales a medida que los minutos avanzaban rápidamente para ambos jóvenes.
...
- Por cierto, y cambiando de tema, eso del Zaru soba ¿a qué se debe ese nombre? – Preguntó Jamil.
- Oh, eso es porque Zaru en mi país significa "cesto de bambú" y Soba significa "fideo de trigo alforfón" por lo que juntándose ambos caracteres serían Fideo de trigo sobre cesto de bambú. En casa solíamos comer esto cuando mi hermano y yo teníamos las vacaciones de invierno en donde siempre escuchábamos las historias de nuestro maestro. – Explicó Shiori para que luego de unos segundos lanzara una pequeña risa.
- ¿Qué es tan gracioso?
- Nada, es solo que recordé algo. Una vez mi maestro me dijo que en tiempos anteriores muchas personas del pueblo ingerían siempre este tipo de platillo porque creían que uno vivirá muchos más años de vida. Yo siempre creía todas las historias con tanta devoción que no dudaba de su palabra. – Dijo la sacerdotisa. – Pero a veces a él le gustaba alterar un poco la historia por lo que una vez en vez de "años de vida" lo cambió a "Mejorar el cabello", yo era una niña pequeña en aquel entonces así que ya te imaginaras lo que pasó después cuando varios de los visitantes con problemas capilares hablaron conmigo.
- Nooo... ¿No me digas que tú? – Sonrió Jamil tratando de aguantar la risa.
- En mi defensa yo era una niña que apenas sabía diferenciar entre el cilantro y perejil, ellos ya eran adultos ¿Por qué iban a hacer caso a una niña?
– Buen punto, a veces me pregunto lo mismo. – Suspiró él.
- Si, nota de vida cerciorarse investigar bien los datos antes de usarlo en una conversación. - Shiori terminó su anécdota tomando una porción de los fideos. – En fin, ¿te gustaría probar un poco?
- ¿Eh? – Dijo Jamil mirando a la albina.
Usualmente por costumbre él era muy precavido con las personas desconocidas y de lo que le daban. No se dejaba llevar fácilmente, pero esta vez fue extraño para Jamil ya que al ver esos ojos escarlatas pudo realmente sentir como si ellas eran una ventana abierta a todos los pensamientos de la joven que claramente no mostraba peligro o ningún signo del cual debería dudar, esa mirada era la de absoluta confianza.
- Claro ¿Por qué no? – Luego de pensarlo Jamil asintió su cabeza para luego buscar su tenedor para picar.
Sin embargo, al momento en que él regresó su vista, se topa que Shiori ya había sumergido los fideos de su utensilio y se lo estaba ofreciendo a Jamil con su clásica sonrisa dulce.
Eso no se lo esperaba...
Muchos de los residentes de Scarabia solo miraron pícaros y divertidos la escena como si fueran viejas chismosas por saber qué es lo que pasará después en aquella escena digna de telenovela mientras que otros lloraban internamente mientras gritaba adentro de sus cabezas:
- "¡No es justo! ¡¿Por qué no puedo ser tú?!"
Volviendo con Jamil, esto realmente lo tomó con la guardia baja ¿Cuántas veces había la oportunidad de que una flor del desierto te ofreciera comida del modo en que Shiori lo hacía? ¿Muy pocas? Tal vez, pero ya saben cómo decía el dicho: "A veces cuando la vida te da limones solo tienes que aprovechar y hacer la limonada". Y eso fue lo que él hizo, omitiendo todo el aire de celos a su alrededor y sin mucho drama, dirigió su boca al cubierto de la albina y de un bocado empezó a degustar calmadamente.
El gato tenía razón, esa salsa metsuyu si bien no era tan llamativa físicamente esa dulzura mezclada con el leve de picor del picante resultaba ser un verdadero sabor agradable en su boca...
... Al igual que ella.
- No está nada mal. – Opinó Jamil dando su veredicto final.
- Que bien~ - Dijo Shiori ahora concentrándose en su platillo mientras Jamil la veía comer con tranquilidad.
En lo que ellos estaban sumidos en su conversación no se percataron de la presencia de alguien más quien ahora había llegado a la sala común y se estaba dirigiendo al lugar en donde estaban Grim, Shiori y Jamil.
- ... ¿Por qué tanto alboroto? – Dijo aquella voz serena, frenando al instante la música y colocando tensos a todos los presentes.
Shiori, Grim y Jamil giraron sus cabezas hacia atrás y allí por fin vieron al líder de Scarabia mirándolos fijamente con su mirada rojiza.
- Kalim... - Dijo Jamil.
- ¿Qué significa todo esto, Jamil? ¡Nadie me informó que tendríamos invitados! – Respondió el líder.
. Hay una razón para esto, Kalim... - Jamil se paró para explicarle.
- ¿Qué pasa con este chico? – Susurró Grim cerca del oído de Shiori.
- No lo sé, es la primera vez que veo a Kalim así. – Respondió la sacerdotisa.
- ¡Te dije que siempre me avises de antemano si vamos a tener invitados! – Luego los serenos ojos de Kalim se posaron en Grim y Shiori. – Porque de lo contrario...
Muchos de los presentes empezaron a tragar grueso mientras empezaban a sudar balas.
- De lo contrario... - Entonces repentinamente todo el aire sereno se desinfló en un puchero infantil. - ¡Podríamos haber preparado más comida y mejor música~~!
- ¿Eh? – Dijeron Shiori y Grim con sus ojos hechos unos puntos y con un signo de interrogación sobre sus cabezas, aunque muchos de los residentes pudieron soltar un suspiro de alivio.
Rápidamente Kalim corrió velozmente hacia Shiori para tomar las manos de Shiori para sacudirlas de arriba abajo repetitivamente a la vez que mostraba una sonrisa aún más brillante que el mismo sol.
- ¡Bienvenida al dormitorio! ¡Me alegra mucho que hayan venido aquí Diamante en bruto! – Dijo Kalim. – Lo sentimos, de saber que vendrías aquí podríamos haber hecho un desfile para darte la bienvenida.
- No, no es necesario eso. Pero agradezco la intención. Es un gusto volverte a ver Kalim – Respondió Shiori, aunque sus pensamientos ella se dijo a sí misma. – "Sigue siendo el mismo"
- ¡La comida se ve deliciosa como siempre! – Dijo Kalim viendo de reojo a la mesa. - ¿Algún problema para hacerlo, Jamil?
- Solo lo de siempre. No hay nada peligroso en los platos, por lo que puedes estar seguro. – Informó Jamil detalladamente. – Además los probadores de veneno ya han hecho su trabajo.
- "¡¿Probadores de veneno?!" – Pensó sorprendida Shiori ante aquella mención. – "En épocas antiguas solo aquellos que necesitaban de estas personas eran..."
Ella no fue la única en reaccionar de ese modo ya que Grim también empezó a toser con su comida ante la palabra veneno.
- Jamil... no es por ser metiche, pero de casualidad ¿Kalim es el hijo de una persona importante? – Preguntó Shiori tratando de atar puntos.
- De hecho, sí. Kalim es el heredero de la familia Al-Asim que son extremadamente ricos en la tierra de las arenas calientes, por lo que no es improbable que haya personas que atente a su vida. – Explicó brevemente Jamil.
- "¿Su vida corre riesgos?" – Pensó Shiori.
- Siempre estás exagerando, Jamil. La última vez que hubo un intento de envenenamiento fue hace cuatro años, cuando estuve atrapado en coma durante dos semanas. Desde entonces no ha habido problemas. – Contó Kalim en un tono despreocupado ya que no quería que el ambiente del lugar se volviera tenso.
- Estás a salvo exactamente porque buscamos el veneno de tus comidas en los últimos cuatro años. – Jamil se masajeó la frente. – Siempre me aseguro de revisar toda tu comida en búsqueda del veneno antes de dejarte comer.
A estas alturas Shiori pudo deducir que si Kalim era un heredero entonces para que Jamil fuera el catador de venenos entonces era muy probable que él fuera un guardia o sirviente lo que aclararía porque la cantidad de comida que han preparado hoy y la actitud precavida que él siempre mostraba. La vida de Kalim estaba en constante peligro y por ende también la de Jamil.
- Ya veo... - Susurró Shiori, pero su tono sonó un poco bajo y casi afligido. – Así que a ti también te pasa casi lo mismo que a mi...
Ese tono no fue dejado de lado por Jamil ya que, dado a esa mirada de simpatía y la voz baja, pudo deducir rápido el motivo detrás de ese reaccionar y siendo honesto hasta se estaba preguntando qué tipo de amenazas le seguían a ella en su mundo.
- ¡Momento, entonces es por eso que estabas tratando de hacerme comer un montón de cosas! – Exclamó alarmado Grim volando ahora a su zona segura, el hombro de la albina, todo eso mientras los amenazaba con un mechón del cabello blanco - ¡Atrás, tengo una sacerdotisa con poderosos poderes espirituales y no temo en pedirle que me proteja!
- Ahahaha. No tienes nada de qué preocuparte. Todo lo que hace Jamil es seguro. – Rió Kalim. – Jamil nunca intentaría envenenarme.
- Hmph, No es necesario decir lo obvio. – Sonrió levemente Jamil.
- Estos tipos... ¡Se ven normales, pero son las personas más peligrosas que he conocido...! – Interrumpió Grim sin bajar la guardia en ningún momento.
- ¡Oh, por cierto Grim! ¿Has probado el queso azul elaborado con leche de oveja? – Preguntó Jamil mirando al gato. - ¡Es muy delicioso si lo combinas con unas galletas!
- ¿Hah? No hay forma de que coma algo como... - Antes de que él siguiera pudiera continuar rápidamente, Kalim, sacó la galleta con el queso y los metió en la boca de Grim. - ¡No me lo metas en la boca! ¡¿Hm~?!
- Ya veo, ya veo ~ ¡Está delicioso, eh! ¡Ten un más! ¡Ahahaha! – Sonrió inocentemente Kalim colocando más comida a la boca de Grim.
- ¡AAJKLDACLIAMAL! ¿¡NVE!? - Fue todo lo que pudo decir para ahora subirse a la cabeza de Shiori para alejarse de aquel joven albino.
- ¿Qué dices diamante en bruto? también te gustaría ... - Kalim iba a preguntar si quería probar un poco del aperitivo, pero cuando vio la mirada pensativa de la joven se detuvo.
Shiori todavía seguía pensativa en su mente muy ajena a todo lo que le pasaba en el exterior ya que el hecho de pensar que la vida de alguien sea amenazada de esta manera y que tiene estar siempre alerta a tu alrededor para vivir era algo que ella comprendía muy bien ya que estaba acostumbrada a ese tipo de entornos desde que nació, pero que hubiera personas que pasaron por lo mismo, puede que no de manera igual, pero casi con el mismo contexto por un lado la impresionaba y se sentía identificada, pero por otro lado no pudo evitar sentir nuevamente ese sentimiento de empatía por todo lo que quizás jóvenes como ellos tuvieron que haber pasado y a una edad quizás temprana..
- ¿Hm? ¿Qué pasa? – Preguntó Kalim un poco confundido al ver el repentino cambio de ánimo de la joven. - ¿He dicho algo que te incomodara, Diamante en bruto?
- No, no es nada, Kalim. – Shiori se apresuró a responder. – Es solo que me puse a pensar en todas las cosas que tú y en especial Jamil posiblemente hayan pasado desde muy pequeños... - En eso nuevamente sus pensamientos salieron de forma automática de su boca, aunque esta vez fue algo diferente. – Me imagino que no debió ser fácil para ustedes dado a los riesgos a los que uno es sometido por tener a alguien cercano con un título de gran calibre y de cómo eso afecta a los conocidos de tu entorno... buscando la manera de sobrevivir a todo tipo de amenazas... siempre atento a lo que puede pasar al día siguiente... Tratando de evitar sentirte atrapado.
Jamil miró de reojo a Shiori ante ese mensaje, aunque esta era la primera vez que escuchaba hablar de alguien más decir que también se preocupaba por él.
Todos pueden decir eso de dientes para afuera, muchos mienten a menudo para generar buenas impresiones y así no ganarse un enemigo, Jamil sabía cómo diferenciar a ese tipo de personas porque sabía leerlas fácilmente, pero hasta él debía admitir que había algo en Shiori que lo hacía parecer cambiar de parecer.
Quería que esa faceta de amabilidad fuera solo una fachada superficial para probar como siempre su punto, pero hasta ahora ella solo ha probado lo contrario y eso él lo estaba descubriendo poco a poco y cada vez más que hablaba con ella. Sus gestos, movimientos y su habla... todos esos puntos le revelaban una única verdad en la personalidad de esta joven llamada Shiori Nakamura.
Kalim por otro lado al instante abrió sus ojos ante esas palabras ya que de algún modo pudo entender en parte a lo que la joven quería decir, a él le apenaba mucho que la expresión de la sacerdotisa se reflejara de esa manera; así que pensando en algo rápido al fin tuvo una idea que pudiera ayudar a subir su ánimo.
- ¡Ya lo tengo! – Exclamó el albino a todos los presentes. - ¡Que sigan llegando la comida y las bebidas! ¡Asegúrense de que la música sea alegre e interminable! ¡Hoy vamos de fiesta!
Casi al instante todos los residentes de este dormitorio asintieron con sus cabezas y empezaron a cerciorarse de obedecer cada parte de la orden que les fue asignada.
- Ven conmigo, Diamante en bruto. – Sonrió Kalim tomando las manos de Shiori para llevarla a la mesa.
- ¿E-Eh? ¿K-Kalim, Qué haces? – Tartamudeó Shiori sonrojándose un poco por el contacto repentino.
- Haré que tu visita sea divertida, ya lo veras. Me aseguraré de que recibas un buen trato para que lo disfrutes más. – Sonrió radiantemente Kalim. – Ya verás que tu linda sonrisa regresará, déjamelo a mí.
Dice que una persona con cualidades positivas puede contagiar su alegría a todo su entorno a través de gestos y palabras; esa fue la sensación que sintió Shiori cuando vio, a través de su Ajna, el aura de Kalim. Pudo comprobar que su aura irradiaba una luz de esperanza que era tan hermosa de ver que podría hacer que todo fuera tan cálido como lo era el sol, tan brillante y tan deslumbrante. La sonrisa de un joven que a pesar de todo lo que ha vivido no permite que lo malo opaque su estado de ánimo. Esa clase de personas eran a las que Shiori realmente admiraba mucho... sus ojos escarlatas no le estaban mintiendo.
Así que sin más que decir Kalim guió a la sacerdotisa a sentarse a su lado, seguidos por Jamil que caminaba detrás de ellos soltando un suspiro ya que él sabía que esto llegaría a pasar. Aunque hubo un momento en el que una leve punzada lo incomodó un poco... y no era en la cabeza como siempre.
...
Con el pasar de los minutos ya muchos de los presentes terminaron sus almuerzos y estaban levantando sus platos para dejar limpio el entorno y sin ningún rastro de suciedad.
- No puedo comer otro bocado... Me va a estallar el estómago. - Dijo Grim tirado en la mesa bocarriba con sus ojos en forma de espiral y con migajas en su hocico. – Kalim seguía haciéndome comer esas galletas con queso azul. Sé que mi política es nunca desperdiciar un solo bocado, pero ya es demasiado...
- Si ya te sientes lleno no te fuerces a comer por obligación. Eso te hará más daño. – Shiori sobó con suavidad el vientre peludo de Grim.
Rápidamente Kalim se unió a los dos.
- Hola ¿Quieren probar algo dulce? Tenemos un poco de helado ¿O quieres algo de fruta en su lugar? – Preguntó él. – Incluso tenemos pistachos tostados y almendras. Puedo hacer que Jamil los traiga.
Automáticamente Grim se levantó de golpe para negar con su cabeza repetidamente.
- ¡Ffgna! No, gracias. ¡Realmente no puedo comer más! – Dijo el felino.
- Realmente agradecemos tu amabilidad Kalim, pero por hoy ha sido suficiente comida. – Comentó Shiori mirando al albino.
- Ya veo... - Susurró bajito Kalim. – Realmente quería que comieran algunos postres ya que estaban deliciosos...
Shiori, viendo esa pequeña mirada de desilusión en Kalim, provocó que recordará las veces que ella siempre le pedía a su padre que se quedara a su lado un poco más para seguir viendo películas juntos cuando él tenía que ir a trabajar. Él era un hombre con responsabilidades, pero también era de palabra así que para tranquilizarla él siempre tenía una frase y un gesto único.
Shiori levantó su mano a la altura de la cabeza de Kalim y la acarició suavemente mientras le decía con una pequeña sonrisa.
- En otra ocasión será, Kalim. Espera hasta entonces...
Kalim ante el contacto de la mano de la joven pudo sentir como un leve rubor adornaba sus mejillas al mismo tiempo que una sonrisa de esperanza se dibujaba en su cara.
- Sí, te estaré esperando. – Dijo Kalim. – Al fin y al cabo, estaremos aquí en el dormitorio durante las vacaciones, ¡Así que ven a visitarnos en cualquier momento! – Inclinó su cabeza para mirar al otro lado de la albina. - ¿Verdad, Jamil~?
- Sí, en cualquier momento. – Sonrió Jamil.
La sacerdotisa, luego de escuchar sobre el tema del dormitorio, nuevamente la pregunta del motivo por el que están aquí todos volvió a su mente.
- Es verdad, si no es mucho pedir y sin sonar grosera, pero tenía curiosidad acerca de esto ¿Por qué no pueden regresar a casa? – Preguntó Shiori.
- ¿Hm? Oh... Veras... ¿recuerdas el torneo de magift entre dormitorios y los exámenes finales? – Dijo Kalim.
- Si en parte lo recuerdo... – Shiori se tocó la nuca recordando el golpe que recibió por el disco mágico.
- Bueno en términos de puestos, Scarabia está en el último lugar. – Kalim cerró sus ojos al recordar los resultados finales de su dormitorio. – Así que armamos un programa especial de entrenamiento en momentos críticos para tratar de mejorar nuestra posición.
- El dormitorio abandonado ni siquiera podía jugar en un partido real durante el torneo, así que estoy muy celoso. – Grim bajo sus orejas.
- ¿A sí? Lamento escuchar eso. – Kalim los miró con simpatía.
- Estamos pensando en realizar sesiones de estudio y práctica de magia todos los días durante seis horas. – añadió Jamil.
- ¿Seis horas? Eso no es diferente del tiempo de clases en la escuela. – Grim se sorprendió. – Las vacaciones son para descansar. Puedes hacer tus tareas justo cuando terminen las vacaciones.
- ¿Acabas de imitar la frase de Leona? – Una gota de sudor cayó de la mejilla de Shiori.
- Ese tipo nunca cambia... - Suspiro Jamil.
Sin embargo, las palabras de Grim resonaron dentro de la cabeza de Kalim como si fuera un eco mientras llevaba sus manos a su mentón para seguir pensando con los ojos cerrados.
- Hmmm... sin embargo, él podría tener en parte razón... - Dijo Kalim. – Mi padre siempre decía: "Estudia cuando es hora de estudiar y juega cuando es hora de jugar..." Quizás ser un poco despreocupado como lo dice Leona sea una buena idea. – Abrió sus ojos rojos con una resolución que estaba dispuesto a seguir. - ¡Muy bien! ¡Ya lo he decidido! Jamil, tenemos que dejar que todos tengan un tiempo libre. Los enviaremos a casa mañana.
- Qué ¡¿qué?! – Los ojos de Jamil se abrieron repentinamente.
- Se los diré a todos esta noche durante la cena. – Kalim miró al joven azabache. – Jamil, asegúrate que todos estén reunidos hasta entonces.
Jamil parecía pensarlo mucho pero luego de unos segundos nuevamente habló, pero su tono de voz no se escuchaba seguro.
- Ah, está bien... Lo haré. – Asintió Jamil.
- Aparte de eso. – Kalim nuevamente se dirigió a Shiori. – Antes de finalizar te voy a mostrar los alrededores de Scarabia. Hay algunas cosas geniales que quiero mostrarte.
Kalim estaba listo para llevarse a Shiori, pero rápidamente fue interceptado por Jamil quien lo retuvo por el cuello de la camisa.
- ¡Kalim! ¿Planeas irte a descansar mientras todos los residentes están ocupados estudiando? – Jamil reprochó cruzándose los brazos mientras arqueaba una ceja.
- Pero si Shiori y Grim vinieron a visitarnos. Hay que dejarlo por esta vez. – Justificó Kalim a manera de súplica.
- ...Kalim. – Advirtió Jamil frunciendo el ceño y con una vena roja sobre su cabeza.
- Ugh. Bien, lo haré. No te enojes de todos modos. - Asintió brevemente asustado Kalim para luego mostrar su sonrisa de siempre. – haremos nuestro entrenamiento mágico defensivo.
En eso su mirada rojiza nuevamente se posó en Shiori mientras juntaba sus manos en forma de rezó mientras le suplicaba y retrocedía pasos hacia atrás:
- No te vayas aún, espérame unos momentos diamante en bruto. – Dijo Kalim dirigiéndose al grupo de sus residentes, claro que dando una vuelta más para agregar. - No tardaré mucho.
Shiori viendo que el joven albino estaba dispuesto a cumplir con lo que dijo entonces terminó aceptando la propuesta del joven, claro que siempre y cuando haya terminado con sus deberes como líder.
- Tengo paciencia, tú concéntrate en tu entrenamiento. – Respondió ella alzando su voz a la vez que le alzaba su pulgar.
Ya con esa afirmación Kalim lanzó una sonrisa embobada y finalmente se dirigió al grupo de sus residentes de dormitorio.
- Oigan ¿Alguien quiere ser mi compañero? – Pregunto Kalim.
Eso fue lo último que dijo Kalim acercándose al grupo de residentes que se levantaron de sus lugares para comenzar con el entrenamiento.
- Cielos... - Suspiró Jamil.
- Veo que es un chico muy alegre e hiperactivo. – Dijo Shiori mirando a Jamil.
- Demasiado para su propio bien. – Dijo él masajeando su frente.
Shiori claramente se percató del malestar del joven.
- ¿Te encuentras bien? – Preguntó ella.
Jamil, viendo lo que estaba haciendo, casi al instante baja su mano y muestra la cara normal en señal de que nada malo le pasaba.
- No es nada importante. Será mejor que ...
Pero antes de que Jamil continuará, la mano tatuada de Shiori se posó sobre su frente para ahora canalizar la Curación Divina con el fin de disminuir la dolencia.
- No digas eso, tú también eres importante. Has estado trabajando duro mejor que nadie junto con todos los demás. – Comentó Shiori lanzando una pequeña sonrisa. – Muchas gracias, por lo del té, nuestra charla y por lo de la nariz. Realmente eres increíble.
Allí estaba otra vez, aquella energía tranquila que sintió cuando ella le curó la mano. Había pasado tanto tiempo desde aquella vez del torneo, aunque ahora en la actualidad la situación era muy distinta a la de aquella vez ya que ahora sentía como aquella sensación que sintió en aquel momento se volviera mucho más fuerte al igual que cómoda.
Y era esa misma tranquilidad lo que nuevamente lo dejaba en un dilema...
Por otro lado, una vez finalizado con la curación Shiori cargó a Grim entre sus manos y empezó a caminar hacia el exterior para poder apreciar el entrenamiento de Scarabia para futuras referencias en el entrenamiento de Grim. Si bien había muchas diferencias con la magia y el aura espiritual no estaría mal quedarse un poco más en este lugar caluroso.
Si tan solo la sacerdotisa supiera lo que ahora en adelante sus vacaciones se transformaría en un abrir y cerrar de ojos.
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Continuará...
Próximo capítulo: Un mundo ideal en una prisión
