Acercándose el peligro viene ya…

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El Redentor 777. Aunque los tritones fueran fuertes, no eran rivales para Rafael el cual defendió a su amada y me disculpo por esos errores, es que siempre se me olvidan jeje. El arco iremos desarrollándolo, no te preocupes.

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RinMakoto. Rafael ayudó a Yumi, como un novio que lucha por su princesa y bueno, se llevó un buen premio jaja, sí, algo de pena por Kurashiki, pero lo superará y ahora, se vienen las peleas.

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Sin más, comencemos…

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Los demás no habían llegado a la Academia cuando los chicos estaban aún, siendo avisados por Akira el cual había visto algo que realmente llamó su atención y fue en eso que se reunieron.

- ¿Has visto algo extraño?

- Una presencia que no conocía estuvo observando los alrededores de la Academia, no sé quién era, pero de igual forma siento que es extraño.

- Las demás Saintias están aquí, por lo que si ellas están calmadas no hay nada que temer – dijo Souta al lado de Shinzuke.

- Yo igual no sentí ningún cosmos malicioso cerca, por lo que a lo mejor ya debió haberse ido – decía el peli turquesa – pero de igual forma iré a inspeccionar por si las dudas.

- Bien hermano – con eso, Shinzuke se fue a buscar algo sospechosos alrededor de la Academia, aunque también en ese momento, cuando el Caballero de Cerbero estaba vigilando todo el lugar bajo la lluvia, notó como alguien venía hacia él, pero supo que no era un cosmos maligno.

- ¿Qué haces Haraguchi-san?

- Kurashiki-san, ¿A dónde fuiste?

- Estuve en una misión con Alférez-san ya que habíamos detectado varias presencias malignas resultando ser soldados de Poseidón, pero no fue problema para nosotros.

- Que bueno – suspiró – entonces… ¿todo este asunto es de Poseidón?

- Sí, así es, ellos están involucrados, así que esto es malo, las lluvias están peor, solo queda esperar a que regresen los demás.

- ¿Y Rafael?

- Dijo que se quedaría con su novia para evitar que algo le pasara, así que no vendrá por el momento – respondió la peli roja.

- Ya veo.

- Creo que solo queda esperar y… - antes de eso, Kurashiki y Shinzuke notaron como los demás volvían de la reunión que habían tenido con los representantes de la Academia Kogetsu para hablar las cosas.

- Siento que esto no se mira nada bueno, con solo verles el rostro – el peli turquesa lo decía porque la expresión de los demás decía que nada salió bien.

- Vamos adentro.

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Todos estaban reunidos en el salón del consejo estudiantil, aunque hacían falta dos personas.

- ¿Y Kudo y Rafael?

- De Kudo sé que me dijo que iría a entrenar por su cuenta y el hecho de que no esté aquí ya es algo – dijo el hondureño recordando su plática con el peli negro japonés.

- Alférez-san salió con Kurokage-san, resulta que fuimos a una misión con varios de los soldados de Poseidón, pero él los derrotó sin dificultad.

- De eso debíamos hablar – dijo Joan a lo que Nomi solo asintió - ¿no es así?

- ¿Qué fue lo que pasó? – preguntó Tsukumo.

- La Academia Kogetsu no dará tregua – la Saintia de Perseo miró a los demás que no fueron a la reunión, por lo que estos solo se pusieron extrañados y algunos confundidos.

- ¿Qué fue lo que dijeron?

- Tendremos que luchar contra su ejército.

- ¡Será pan comido! – exclamó Souta – teniendo a Joan, Rafael-Senpai y Ramón, será todo muy fácil, no tienen oportunidad.

- Lastimosamente no será así Souta.

- ¿Por qué?

- Ellas pidieron que sea una batalla bajo su propio termino, por lo que descartaron a Ramón y a Carlos para la batalla – dijo Esperanza.

- ¿Por qué harían eso? – preguntó el menor.

- No quieren que tengamos gran ventaja – dijo el peli rosa – de hecho, los Dorados quedamos fuera de toda la disputa, solo quedando las Saintias para luchar.

- Aun así, son fuertes – dijo Akira – no creo que haya problemas.

- Los soldados de Poseidón son del rango Dorado, aunque estos siempre han tenido variación de poder – Nomi solo miraba al cielo falso – aunque nos falta el asunto de Inoue-san.

- Mierda, es verdad – el peli humo solo bajó la mirada bastante molesto – esa perra me involucró.

- ¿Pelearás? – preguntó el peli verde.

- Una de las condiciones es que este amargado peleara – dijo Yasmina suspirando – estamos muertos.

- ¡¿A quién llamas amargado?!

- Pues a ti y ojalá no me desafíes, recuerda que soy Caballero Dorado – el peli rosa solo sonrió de forma arrogante y Hibiki solo gruñó entre los dientes.

- ¿Por qué peleará?

- Es una de las condiciones para poder batallar – habló la líder de las chicas – las condiciones en total fueron que Ramón-san y Fábregas-san debían quedar fuera, además de que los Caballeros Dorados no pelearían, nosotras sí y, por último, Inoue-san deberá batallar.

- Pero amigo, no tienes Armadura y aun no puedes manejar al 100% el cosmos.

- Ramón – el peli humo se dirigió al hondureño – entréname por favor, necesito elevar más mi cosmos.

- Hibiki – el peli azul solo río un poco – veré que puedo hacer, pero necesito que pongas empeño en lo que haces.

- ¡Bien!

- ¿Cuándo es la pelea?

- No lo sé, pero entre más rápido lo hagamos, entonces será mejor, por lo que el domingo iremos a la batalla, se sabía que el único camino para llegar al reino de Poseidón era en la tierra de Asgard, pero al parecer la Academia tiene un camino para llegar al fondo del mar.

- Mañana entrenaremos bastante – dijo Shinonome y las demás Saintias solo asintieron, por lo que, de ahí, comenzarían a entrenar para aumentar sus cosmos para no tener algún problema contra los soldados de Poseidón.

Todo el día estuvieron en eso, aunque solo faltaba cierto mexicano que llegara.

- ¿Y Rafael donde estará?

- Dijo Kurashiki que se había ido con Yumi, así que lo mejor es que la esté cuidando de que algo malo le pase – dijo el hondureño, por lo que cuando con Joan hablaba de esto en la azotea, debajo de uno de los techos para evitar la lluvia, aunque la verdad es que ahí notaron cuando venía un cosmos bastante familiar.

- Hasta que llegaste amigo – Rafael se presentó y solo miró a los menores mirándolo.

- Lo siento, pero tenía que hacer algo importante.

- Lo sabemos, fuiste con Yumi ¿verdad?

- S-Sí, aunque solo la defendí de unos idiotas que le querían hacer daño a ella y a sus amigas, pero no dejaría que nada le pasara.

- ¿Y no hicieron nada?

- N-Nada de nada, solamente la estuve cuidando, nada más – reía nerviosamente el mexicano cuando en eso, los demás solo miraron que en el cuello del peli negro había una marca de un chupete.

- Pues, si dices que no hicieron nada, ¿Qué tienes en el cuello? – con eso, Rafael se puso bastante rojo que solo se metió al edificio mientras que los dos solo reían.

- ¿Quién lo diría? Rafael Alférez Díaz lo hizo – río Ramón mientras que Joan le seguía el juego – aunque tú tampoco te quedas atrás amigo.

- Bueno, por el momento así estamos bien con Kana, aparte de que tendremos nuestro bebé en unos meses.

- Aunque tenemos que decir que… - en eso, Claudia apareció y al ver a Ramón esta solo lo abrazó con fuerza.

- ¡Amor, ¿Cómo estás?!

- Claudia, acabemos de tener una reunión, no es como que nos hayamos separado bastante tiempo.

- Por cierto, ¿Qué le pasaba a Rafael? Pasó algo sonrojado y no entendí nada.

- Quien sabe, pero creo que alguien pasó una buena mañana y tarde, porque fueron horas y horas.

- Al menos unas 10 horas – la morena era la única que no entendía nada – dejando eso a un lado, estamos antes las puertas de otra amenaza al igual que hace 3 años.

- Sí, aunque esta vez somos más fuertes y podremos llevar a cabo todo con normalidad, al menos eso quiero creer.

- Aunque no batallaremos nosotros.

- Esta vez las chicas batallarán, aunque Tsukumo tengo entendido que no lo hará ¿verdad? – el castaño asintió ya que en el estado en el que se encontraba la peli negra era más que obvio que no la dejaría ir.

- Hibiki deberá hacerlo bien.

- Y las demás también.

Con eso y luego de los entrenamientos de ese día, todos se fueron a sus respectivos cuartos a descansar sabiendo que el siguiente día tendrían que entrenar mucho para conseguir la batalla final en cuanto a las lluvias se refería.

La noche pasó tranquila, aunque la mañana estaba más calmada, para ciertos chicos era una oportunidad perfecta.

- ¿Estás despierta Claudia? – el hondureño estaba en la puerta de su novia la cual solo abrió rápidamente.

- Ven aquí – la chica lo arrastró hacía el interior de su habitación en el que al cerrar con pasador la puerta, ambos empezaron a besarse con pasión, pegándose bastante hasta que llegaron a la cama en la que la morena se acostó y Ramón hizo que pusiera sus piernas en sus hombros.

- He estado esperando esto Claudia.

- Ya tómame, hazme tuya – dijo con suma excitación la mexicana cuando ya estaban a punto de comenzar su actividad intima.

- ¡Ramón, ya estoy listo en el coliseo! ¿Ya vendrás? – la voz de Hibiki a través de su cosmos hizo detener al moreno de iniciar alguna actividad con su amante.

- ¿Hibiki?

- Dijiste que entrenaríamos bastante el día de hoy desde temprano – las palabras del peli humo solo lo hizo recordar que le prometió.

- Ya voy – con eso, el hondureño solo suspiró de mala gana – lo siento Claudia, pero yo creo que hoy tampoco tendremos nuestra diversión.

- Lo sé – suspiró molesta la oji azul – no sé hasta cuando nos dejarán de molestar para que por fin tengamos relaciones, ya Carlos lo hizo, Rafael al parecer que sí, solo nosotros dos no. ¡¿Por qué no nos dejan tener nuestro momento?!

- S-Sí – dijo con algo de nerviosismo el hondureño – no creo que sea buena idea contarle que realmente ya tuve relaciones hace años con Asuka, me matará si lo hago.

- Solo ve, pero cuando vengas – la morena solo se puso en pose provocativa – le daremos con todo.

- B-Bien – con eso, el peli azul se fue a donde estaba su amigo peli humo, así que cuando llegó estaba el joven ahí debajo de la lluvia – llegaste temprano.

- Sí, estoy ansioso por entrenar bastante, quiero elevar mi cosmos para no ser una carga en la batalla contra Kousaka.

- Hay algo que no entiendo Hibiki, esa chica realmente parecía tenerte algo de odio o algo similar, ¿pasó algo grave entre ustedes?

- No lo entenderías Ramón, pero por el momento no me interesa lo que le pase, solo quiero hacerle saber a Kousaka que soy mejor que ella y hacerle probar de su propio chocolate todo lo que pasé a su lado.

- Hibiki – el peli azul quedó un poco pensativo – mira, no te voy a reprochar sobre tus intenciones, pero si vas a hacer el uso del cosmos hazlo de una buena manera y no por venganza, si vas a luchar como es debido, hazlo.

- Bien, prometo hacer buen uso de él – en eso, el peli humo solo se lanzó atacar al hondureño el cual detuvo con su mano el ataque – tan bien como siempre Ramón.

- Gracias, pero de igual forma necesitas mejorar, déjame decirte que eres de los más débiles – decía el peli azul – antes era Daisuke al que miraba como el más débil, pero ahora que es Caballero Dorado, tú dirás.

- Lo sé Ramón, aun así, daré lo mejor que pueda – con eso, el peli humo siguió atacando al hondureño el cual solo detenía los golpes del chico el cual aunque fuera algo débil, daba bastante que dar.

En eso, el chico estaba dando tan fuerte los golpes, pero Ramón los detenía con facilidad.

- Ahora voy yo Hibiki – Ramón cargó algo de cosmos en su puño y lo dirigió hacia el peli humo - ¡esquiva mi trueno atómico!

- ¡Aquí voy! – Hibiki intentó detener el ataque del peli azul, pero no pudo hacer nada ya que fue golpeado por un fuerte relámpago y sin más, cayó al suelo bastante debilitado.

- ¿Qué pasó Hibiki? ¿Eso es todo? Se supone que me dijiste que lo harías para hacerte más fuerte y sucumbiste rápidamente ante mi Trueno Atómico que fue lanzado con poco cosmos.

- E-Eso se sintió bastante pesado – Hibiki se levantó con algo de pesadez – mierda, eso dolió.

- Hibiki, si solo lo haces de este modo no lograrás nada, levántate y concentra tu cosmos, recuerda tu batalla en el torneo.

- ¿Por qué lo mencionas?

- ¿Sabes en que ha estado metido Kudo?

- No.

- Él está entrenando por su cuenta, por alguna razón sintió que debía mejorar y él está entrenando de forma separada, me pidió que lo haría, aunque le dije que no debía pedirme permiso.

- Kudo – el peli humo solo bajó la mirada – aun estás traumado por eso.

- ¿Qué dijiste?

- No importa, solo sigamos con lo nuestro – aparte de las heridas del chico este se levantó – continuemos.

- Bien, pero esta vez no seré blando Hibiki, el enemigo vendrá en cualquier momento y no te dejará ileso, tratará de matarte – con eso, el hondureño solo empezó a cargar su cosmos - ¡¿listo?!

- ¡Sí!

- ¡Transformación shinobi! – con eso, la ropa azul y la bufanda rosa aparecieron en el chico peli azul emanando un gran poder – aquí voy Hibiki.

- Adelante Ramón – con eso, el shinobi apareció detrás de Hibiki el cual a duras penas logró esquivar, aunque se llevó un buen aruñón en la pierna derecha.

- Al menos mejoras, aunque tengo algo que decirte.

- ¿Qué cosa? – en eso, el chico sintió como las gotas de lluvia lo golpearon en la espalda en un ataque que no esperó ni sintió - ¡¿Qué fue eso?!

- Como shinobi y más específico como alguien que maneja el elemento agua, estos ambientes son ideales para mí en una pelea, porque puedo usar el agua a mi favor, así que las gotas me sirven como arma.

- Mierda, no sabía eso.

- Aunque creo que tampoco sabes que puedo usar el hielo ¿verdad? – en eso, Ramón solo emitió aliento de Hielo el cual fue directo a Hibiki el cual no reaccionó a tiempo y terminó congelando una de sus piernas.

- ¡¿Cómo lo haces?!

- Mi hielo no es tan fuerte como el de Rafael, mis técnicas de hielo las aprendí de Yumi en el tiempo que la conocí hace varios años, por lo que me enseñó a cómo hacerlo.

- Suertudo.

- Vamos Hibiki, trata de escapar o me veré obligado a usar más poder – el shinobi peli azul empezó a cargar más cosmos y solo apuntaba algunos shirukens hecho de agua comprimida y unos cunáis de hielo y sin más, los lanzó hacia el peli humo.

- ¿C-Como salgo de esta? – Hibiki trataba de liberarse, aunque por un momento solo se le vino a la mente el dolor que le produciría ese ataque, aunque su mente de repente se nubló y un leve recuerdo se le vino.

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- ¿Acaso no puedes hacer el uso del cosmos? – preguntó una rubia de coletas que resultó ser la General Marina, Tsubaki Kousaka.

- Nunca… sentí el cosmos en sí – Hibiki, en ese momento poseía apenas una vestimenta de combate la cual estaba rota y el cuerpo del chico presentaba múltiples golpes en todas partes.

- Que inútil eres… y así quieres ser mi pareja – la rubia no perdió tiempo y le dio una fuerte patada en las costillas al chico el cual gimió del dolor.

- L-Lo siento.

- No sirves para nada, no tienes cosmos, ¡¿y así quieres ser un guerrero?! – Tsubaki siguió proporcionándole varios golpes al chico el cual no podía más que tratar de evitar que los golpes le dieran en punto vitales.

- Lo siento, ¡au! Te lo suplico, intento lo mejor que puedo.

- Inútil, ¿sabes qué? Ya me cansé de esto, realmente quiero pensar en que maldito momento se me vino a la mente tratar de tener algo contigo, solo eres un bueno para nada que cree que entrará como guerrero en Kogetsu, mejor vete a otra parte, pedazo de mierda inservible – con eso, la chica solo lanzó una bola de cosmos hacia Hibiki el cual al recibirla quedó más aturdido y lastimado – con eso te digo que lo que teníamos se terminó, Inoue.

- T-Tsubaki – Hibiki solo sintió como la chica desaparecía del lugar dejándolo totalmente herido, tanto física como mentalmente. El peli humo solo se levantó a duras penas y miraba al horizonte – no soy… inútil. ¡Juro… que te mostraré lo fuerte que soy! ¡Lo haré!

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En ese momento, el peli humo sintió un extraño poder naciendo de su interior y justo cuando los ataques de Ramón estaban por llegar a su cuerpo, este sin más, fue envuelto en un aura dorada la cual sin más, destruyó el manto de hielo que cubrió su cuerpo y esquivó los shurikens y cunáis.

- ¿Qué? – Ramón sintió como un gran cosmos provenía de Hibiki y sin más, este solo se posicionó frente a él.

- Revolución de Polvo Estelar – sin más, el oji azul lanzó una gran cantidad de ataques en forma de estrellas fugaces los cuales viajaron a una gran velocidad hacia Ramón el cual logró esquivarlos, aunque se dio cuenta de algo.

- Que velocidad, viajan a la velocidad de la luz – mientras seguía esquivándolos, el hondureño intentó lanzar algunos shurikens de agua hacia el peli humo, pero algo increíble pasó ya que los shuriekns terminaron estrellándose ante una barrera invisible la cual protegía a Hibiki - ¿y eso?

- Muro de Cristal – la gran barrera estaba impidiendo que los ataques de Ramón llegaran al peli humo el cual solo tenía ese cosmos emanando de su cuerpo.

Cabe decir que su cosmos no pasó desapercibido y la más cercanas de las Saintias en el coliseo era la Saintia de Osa Menor, Tomoe Kawakita la cual al sentir ese poder fue directo al sitio y fue que desde las gradas miró el cosmos dorado envolviendo el cuerpo del peli humo.

- ¿E-Ese cosmos es de Inoue-san? – la peli negra miró al chico el cual seguía con su mirada escondida en su cabello mientras que, tanto Tomoe como Ramón, pudieron ver algo en Hibiki, la imagen de un carnero dorado.

- ¿Qué demonios?

- ¿S-Será… el cosmos dorado de Aries? – dijo la Saintia mirando con asombro eso, aunque duró poco ya que Hibiki cayó rendido por el poder que emanaba de él, por lo que el hondureño solo lo llevó a la habitación en la que dormía para que descansara.

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- Ya llegué Claudia – Ramón llegaba a la habitación de la mexicana y sin más, este fue tomado por esta y empujado hasta la cama mientras la morena se ponía encima de él, pero sin nada puesto, moviéndose provocativamente encima.

- Te lo dije ¿no? Íbamos a darle duro cuando volvieras – Claudia se miraba bastante emocionada por iniciar el acto con su amante, el cual también estaba igual de emocionado.

- ¿Qué esperamos entonces? Eso sí, no digas nada cuando no puedas sentarte – justo cuando iban a comenzar de una nueva vez.

- Ramón, Hibiki te está llamando para que continúen entrenando – habló Rafael al moreno el cual solo se dio un fuerte palmazo en la cara.

- Te tienes que ir ¿verdad? – la mirada de la morena estaba oculta en su cabello, dando a entender que no estaba nada feliz.

- Lo siento cariño, pero ya vuelvo – Ramón tampoco estaba feliz, estaba bastante molesto por tener que hacer esperar a su amada, pero debía cumplir con su obligación de ayudar a su amigo, así que, sin más, se fue.

- Esto apesta – exclamaba la Fábregas mayor mientras solo encendía la tele - ¡¿Es que aquí no me van a dejar a mí ni a Ramón tener sexo a gusto?! ¡No me quiero morir virgen!

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Continuará…