Harry Potter pertenece a JK Rowling.
Tokyo Ghoul pertenece a Sui Ishida.
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Este es un Fic con una Fem-Harry (llamada Artemisa, en esta versión), podríamos decir que es como otra versión del Fic "La Chica del Rayo".
Aquí Artemisa será un Ghoul (Estilo Tokyo Ghoul).
Aquí los padres de Artemisa, están vivos, y tiene dos hermanos menores.
Harem: Hermione Granger, Padma Patil, Daphne Greengrass, Susan Bones, Tōka Kirishima, Lily Potter y Stephanie (su hermana menor OC).
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Artemisa: The History of The Queen Ghoul
56.
―Tranquilos, jóvenes. No les tomará mucho tiempo. ―Aseguró el Investigador Ghoul, guiándolos hacía el detector de células RC. ―Entremos.
―Oh, lo siento ―dijo Tōka, tratando de encontrar alguna forma de salir del problema. ―La conversación anterior, nos tomó más tiempo del esperado, y tenemos cosas que hacer. Aún tenemos que llegar, a nuestro colegio.
―Cinco minutos ―dijo el hombre. ―Cinco minutos, serán más que suficientes.
―Pero... esto... ―Tōka ni siquiera sabía qué decir.
―Tranquilos, será algo muy rápido e indoloro ―aseguró. ―Vamos. ―El hombre jaló a Kaneki, haciéndolo pasar bajo el detector, y volvió su mirada, con una sonrisa cruel y triunfante, hasta que se dio cuenta, de que no sonó.
― "Disabled" ―susurró Artemisa, realizando un movimiento con su varita, por debajo de su chaqueta, notó la magia volando en el aire, y llegando hasta la máquina. Solo ella, notó como la magia hacía efecto, en la máquina, deshabilitándola. Era algo normal de emplear, en ciertos casos, en los cuales se tenía que pasar por un detector de metales, en una aerolínea Muggle. ―Venga, Sanae-Chan. O sino aquí nos quedaremos todo el día. ―Dijo llamando a Tōka. Vio cruzar a su amada, sin que sonara la máquina, y luego, le guiñó el ojo.
Los ojos de Tōka se abrieron inmisericordemente, hasta que vio a Artemisa cruzar el detector, sin que nada pasara. ― ¿Cómo? ¿Cómo lo hizo? ―se preguntó sin entenderlo, miró la máquina. ―Quizás... ¿quizás por ser obra del trasplante de órganos? ―Tōka cruzó la máquina, y nada pasó.
―Con su permiso, caballero. ―Dijo Kaneki. ―Vamos tarde, para el colegio. ―Volvieron a pasar por debajo del detector, y nada pasó.
―Madō-San, ¿está todo bien? ―preguntó otro de los investigadores. Un hombre de cabello negro, y con un parche en el ojo, el único sobreviviente del ataque contra la señora Fueguchi.
―Sí. Sí, está todo bien, Amon-Shōnnen. ―Aseguró Madō, con una sonrisa extraña en su rostro. ―Esos jóvenes, que acaban de salir, han venido a realizar una denuncia, me excité, estaba seguro de que eran... y los hice pasar debajo del detector RC, pero nada pasó.
Amon miró hacia atrás, y un joven Investigador, que recientemente entró en la organización, le habló al oído, para que luego mirara a Madō, con una mirada acusadora y enfadada. ―No seré yo, quien le diga a nuestro celebre Investigador de clase especial, que: por algún motivo, has visto necesario creer a su propio hijo, un Ghōul. Especialmente, cuando ese mismo hijo, puede estar ocupado en sus estudios, ha visto algo, y se ha tomado el tiempo para venir, a informar. ―Señaló a Ruichi. ―Lo digo por ella.
Un rato después, se dieron los sentidos pésame, a los Investigadores Ghōul muertos, durante el intento por acorralar a #723 (Ryōko).
Y se declaró búsqueda y captura de #932 (Artemisa)
Nakajima y Amon, fueron a comer, al restaurante favorito del primero. Y Amon le dijo, que podía invitarlo a comer.
Amon...
Él era un Investigador, que solo veía la misión, solo veía la erradicación. Nunca supo que Nakajima y Kusaba, eran tan buenos amigos, y siempre iban a comer al mismo restaurante, veían un partido de baseball y jugaban Shōgi.
Amon nunca veía, más allá de lo obvio. Nunca veía más allá de la misión.
Pero podría hacerlo. Podría mantener su humanidad.
Por humanos como Nakajima y Kusaba.
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Kaneki parecía extremadamente humano, para ser un Ghōul, e hijo de una Ghōul.
Tōka sí se comportaba, tal y como se esperaba de un Ghōul, (al menos, cuando lo requería la máscara)
Artemisa... ella parecía más Ghōul que humana.
Tōka bromeó con Kaneki "acusándolo", por el libro larguísimo, que le dejó leer a Hinami. La chica de cabello violeta, le subió un café a la niña de cabello castaño, quien comió tranquila.
― ¿Estás leyendo el periódico, Tōka-Neesan? ―preguntó Hinami, mirando el periódico bajo el brazo.
―Es para el jefe, le gusta leer, y mantenerse informado ―dijo Tōka, antes de entregárselo a Hinami.
―Cuantas letras... ¡Si hay algo que no entienda, le preguntaré a Niisan! ―dijo Hinami, con los ojos brillantes de alegría.
― ¿Y por qué no a mí? ―se preguntó, con una gota tras la cabeza. ― ¡Kaneki, Misa es hora de entrenar! ―ordenó Tōka.
― ¡Hai! ―dijeron ambos, dándole mimos a Hinami, antes de irse.
A la hora del almuerzo, descubrieron que Hinami había desaparecido.
Ryōko, fue la primera en salir a buscarla, luego Tōka, Kaneki y Artemisa, se unieron a la búsqueda.
Sería Tōka quien la encontraría. Encontraría a una niña, que había dejado de lado su inocencia. Una niña que la miraba fieramente. ― ¿Qué demonios pasó?
―Okasan... ella... hace todo por mí, ¿verdad? ―preguntó Hinami. ―Okasan, decide salir a cazar nuestra comida, en lugar de vivir de la hospitalidad, de la Hikari-San y Anteiku...
―Aun eres una niña. Aun no sabes cómo es todo. No sabes...
―Tú sí sabes luchar, Tōka-Neechan, y entrenas a Kaneki-Niisan y a Misa-Neechan. ―Acusó la niña. ―Enséñame. Por favor. ―Tōka evaluó los pros y los contras, de cumplir tal petición. Pero pronto, se daría cuenta, de lo obvio: Hinami era una Ghōul, y todo Ghōul debería de saber luchar, contra los investigadores. ―El chico en el periódico... murió... asesinado. ―Era chocante, escuchar esa palabra, de unos labios tan jóvenes. ― ¿Por qué? ¿Por qué los Ghōuls no podemos vivir en paz?
―Yo... viajé a la base de esos sujetos, a los cuales Kaneki y Misa enfrentaron. Se los pregunté directamente y.… para ellos... nosotros, no somos más que... animales. ―Dijo Tōka, antes de agacharse y abrazarla. ―Hinami, nosotros vamos a protegerte. No dejaremos que se acerquen. Así que, tranquila. Todo estará bien. Si existimos, es por algo. Los dioses, tienen algún plan, para nuestra raza, y tenemos que encontrar la forma, de... encontrar cosas en común con los humanos, y demostrarles, que podemos vivir en paz con ellos. ―Sacó su celular, y avisó que había encontrado a Hinami. Que todo estaba bien, y que iban de regreso.
Solo para encontrarse con Shiro, cara a cara.
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Tom S. Ryddle, se encontraba en la cabeza del comedor de la casa Malfoy, en...
Estaba flanqueado por Magos Oscuros.
Magos Oscuros, que habían estado en Azkaban.
Criminales.
Claro, él mismo era un criminal. Él mismo estaba en contra de la ley de la Gran Bretaña Mágica.
Pero existía una diferencia, entre estos asesinos, violadores y saqueadores, y sus Mortífagos.
Lo primero: Sus Mortífagos, le eran totalmente leales a él, y solo a él.
Cualquiera de los que ahora, estaban reunidos, en la mesa, podrían decidir delatar su posición y podría tener a los Aurores en su puerta, en menos de unos pocos minutos. Sus Mortífagos, no tenían esa opción debido a la Marca Tenebrosa, pues si decían ciertas palabras clave, él las sabría y ellos morirían, por obra de la Marca.
Lo segundo: A la mayoría de esta gente, le excitaba la idea de asesinar a Muggles, magos y Aurores a diestra y siniestra.
Incluso, serían capaces de acabarse unos a otros, con tal de sentir el sabor de la sangre o de ver el vital líquido rojo, formando ríos por las calles de la ciudad.
Sus Mortífagos creían fervientemente, en la Supremacía de los Sangre Pura. Asesinaban o torturaban, de forma selectiva y jamás armarían algo peor, solo por diversión.
Tercer punto: Prácticamente todos y cada uno de los ahora sentidos en su mesa, eran tan peligrosos como una granada de mano.
¡En cualquier momento el seguro podría ser soltado, y podrían morir!
Por lo que él sabía, la familia Potter, había decidido irse del país, a unas vacaciones, váyase a saber dónde.
Aquello era tanto bueno, como malo.
Bueno, porque podría investigador, de qué maldito vampiro o empusa, descendían los Potter...
O quizás los Deneuve, (apellido de soltera de la madre de James Charlus Potter)
Jamás se le hubiera ocurrido, buscar sobre los Evans.
—Teniendo en cuenta, que esa escarlata sangrienta, me detuvo la última vez... —pensó Voldemort, decidido a investigar a su familia. Entonces, miró más detenidamente, a los Mor... No: a los Magos Tenebrosos, que ahora estaban ante su mesa. —Ninguno de ellos, jamás aceptaría llevar, la Marca Tenebrosa. —Ese era otro problema: ¿Dónde conseguir gente totalmente fiel? Incluso, entre los Mortífagos, ninguno era como la propia Bellatrix, una zorra totalmente entregada a él. Una maestra para el Cruciatus y para causar el terror, en los corazones de los enemigos. Así mismo, había sido un excelente juguete sexual, para los Mortífagos y para él mismo.
Tenía falta de personal.
Tenía demasiados criminales librepensadores, quienes lo abandonarían cuando decidieran que ya se habían aburrido, de su estilo de hacer las cosas.
Conseguir la lealtad de los Dementores, no sería difícil. Los más complicados, serían los Gigantes, quizás no existiera mucho problema con las Acromántulas...
Existía otro problema.
Uno traído, por su propia enemiga. ¿Cómo le haces para usar magos tenebrosos, y que ellos logren acabar con la vida, de una caníbal?
Pero no podía (ni debía de pensar en negativo), tenía que buscar el lado positivo.
El problema, era que solo una cosa se le ocurría en ese momento, de tanto estrés, en él mismo y entre sus tropas.
Enviarlos a causar actos terroristas...
Sí bien provocaría el temor en los corazones de unos cuantos, no le aseguraba, que eso fuera suficiente, para tomar el control de...
Nada.
Ni del Ministerio de Magia, ni del Wizengamot, ni mucho menos, de Hogwarts.
No quería pensar así. Pero los pensamientos venían por sí solos a su mente, gritaban cada vez más fuerte.
Cada vez que trataba de callarlos.
Su temor era mayor y peor.
¿Y si él perdía, ya fuera ante Albus Dumbledore, o ante Artemisa Potter?
Porque ese parecía que sería su destino.
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Él era Albus Dumbledore.
Él era El Líder de la Luz.
Y por esto mismo, él era valioso en la guerra que se avecinaba.
Entonces, no podía sacrificarse, así sin más.
Por esto mismo, y con todo el dolor de su corazón, rebuscó en un periódico Muggle, en el apartado de Se Busca.
Imaginó el rostro del criminal Muggle, y usó el hechizo Consecutus, para buscarlo. Al encontrarlo, se dirigió (gracias a una Aparición), al lugar donde estaría el hombre, lo tomó por sorpresa, y empleó la maldición Imperius, lo hizo cambiar su apariencia, y luego lo llevó a una cueva, bajo un peñón y cercano al orfanato, dónde había vivido Tom Ryddle.
Le tomó lo suyo, poder descubrir la forma de ingresar, a la cueva.
Pero supo, desde hace ya dos años, que ese lugar tenía algo importante para Tom.
Al final, tuvo que realizarse un corte en la palma de la mano, y pasar su sangre, por encima de una grieta, logrando con eso, abrir el pasadizo a una pequeña isla.
Había descubierto, gracias a Regulus Black, que aquí mismo, en esta cueva, estaba uno de los Horrocruxes de Tom.
Suspiró.
Hubiera deseado que Artemisa viniera con él.
—Pero ella es letal, cruel e impredecible. —Le dijo su consciencia. —Separarla de los Potter, la convirtió en una criatura de la oscuridad. Y las posibilidades de que acabe en brazos de la oscuridad, son cada vez mayores.
Y por culpa de que esa mocosa, no podía valorar la vida humana, era que ahora, él estaba en tan bochornosa situación.
Sí ella hubiera valorado la vida humana, hubiera únicamente, escapado de los Mortífagos aquella noche, en el Departamento de Misterios.
Sí ella hubiera valorado la vida, (y escapado, en el Departamento de Misterios), entonces sus padres no hubieran tomado la radical decisión, de sacarla del país, para que ella curara su psique.
Sí ella hubiera valorado la vida, él podría haber considerado llevarla, a esa expedición y hubieran recuperado otro Horrocrux.
—Maldita mocosa Potter. Todo esto, es su culpa. —Pensó furioso, mientras subía a una barca y cruzaba, hasta la pequeña isla. Una vez allí, hizo beber al criminal, la poción. Una poción que lo fue debilitando, cada vez más, hasta que se encontró tendido en el suelo, pálido, con los labios azules y la mirada aún perdida en la nada. Al acabarse la poción, y por fin haber recuperado el Horrocrux (se sorprendió al ver que era el Guardapelo de Salazar Slytherin), la piel del hombre se volvió de un amarillo enfermizo, sus escleróticas negras, sus labios seguían azules y pronto, el hombre explotó grotescamente, liberando un líquido que no era sangre, ni sudor, ni orina, bañando toda la islilla. —Malditas sean tus investigaciones en magia negra, Tom. —Pensó furioso. Apretó el Guardapelo, hasta que escuchó un "clic", bajó la mirada, tan rápidamente, que su cuello tronó y dolió ferozmente. — ¿Cómo? —se preguntó. —La leyenda contaba, que únicamente, mediante la lengua Pársel, podría ser abierto el Guardapelo de Salazar, entonces: cómo es que... —lo abrió delicadamente, usando su varita, solo para encontrar una nota, la cual hizo levitar y la abrió, creando unos dedos/tenazas mágicas. Leyó la nota mentalmente. —Para el Señor Tenebroso: Ya sé que moriré mucho antes de que leáis esto, pero quiero que sepáis que fui yo quien descubrió vuestro secreto. He robado el Horrocrux auténtico y lo destruiré en cuanto pueda. Afrontaré la muerte con la esperanza de que, cuando encontréis la horma de vuestro zapato, volveréis a ser mortal. R.A.B. —Regulus Black, había sido algún tipo de espía para la Justicia, y había robado el Horrocrux, y ahora no tenía forma de encontrarlo. Black, le había arrebatado su pequeña saboreado del triunfo. — ¡MALDITOS SEAN TODOS! —Gritó furioso. Lo único que consiguió, fue despertar a los Inferi, quienes se abalanzaron sobre él. — ¡Fyendfire! —un fénix de fuego, liberó desde sus alas, lenguas de fuego, que acabaron con los Inferi, solo para ser devorado por una Serpiente Cornuda imbuida en la magia oscura, podrida y moribunda, de Tom Ryddle. No logró cortarla, pasó casi cuatro días, evitando ser disuelto por los jugos gástricos. Hasta que logró salir al quinto día... Pero de una forma, que no deseaba ser visto o recordado, en los libros de historia. —Cuanta falta me haces... Severus. Todo esto, sin lugar a dudas, sería mucho más sencillo contigo aquí. —Rápidamente (luego de seis duchas y diez pociones corporales, para quitar el olor), y casi seis desayunos, almuerzos y cenas, se Desapareció a las afueras de Hogwarts, fue directamente a la casa Black. Sonrió más calmado y complacido, al ver el Horrocrux. El Guardapelo de Salazar Slytherin. Pero al acercarse a él, notó magia lumínica. — ¿Qué diablos? —se preguntó. —Tendría que estar bañado en magia oscura y magia de sacrificio. —pensó. Sacó la Varita de Saúco y la agitó. —Magicus Revelio —Entonces tuvo una visión, de Sirius y Kreatcher, llevando el Guardapelo ante los rompedores de maldiciones de Gringotts y vio a los duendes, realizando Magia de Exorcismo, al tipo destruían el Guardapelo, con un colmillo de Basilisco bañado en veneno. Vio claramente en la visión, como el Guardapelo se abrió y como, desde su interior, surgió el trozo de alma de Tom, muriendo inmediatamente. Al terminar la visión, se desapareció, blanco de cólera. — ¡MALDITOS SEAN TODOS!
La noche del gran Albus Dumbledore, término con una botella de Whisky de Fuego, al lado y él desmayado, no sin antes haberse servido nada más que dos vasos.
