Capítulo 57

Sasuke, que paseaba con Saki por los jardines de la fortaleza, tras oír lo que aquella le estaba contando, indicó:

—Si es lo que quieres, ¿por qué no lo hablas con tu padre?

Saki, que era una muchacha algo tímida, aunque siempre hablaba con Sasuke, respondió:

—Porque seguro que dirá que no. Él desea que me despose con un Namikaze.

El vikingo asintió y, parándose para mirarla, insistió:

—¿Y ese tal Silad Yamanaka no piensa hablar con tu padre?

Saki sonrió. Su amado llevaba tiempo queriendo hacer aquello que Sasuke sugería, y contestó:

—Él quiere, pero yo temo la reacción de padre. —Sasuke asintió y la joven añadió—: Si te cuento algo, ¿prometes guardarme el secreto?

Sasuke dijo que sí y ella, tras mirar a ambos lados para asegurarse de que nadie la escuchaba, cuchicheó:

—Dentro de dos días, Silad y yo nos veremos en Forres. Nos casaremos y, una vez hecho, padre no podrá oponerse.

Sorprendido, él levantó las cejas y musitó:

—Saki, ¿estás segura de lo que vas a hacer?

La joven asintió y se encogió de hombros.

—Padre se enfadará conmigo en cuanto se entere, pero, conociéndolo, sé que tarde o temprano se le pasará. Amo a Silad y él a mí, y esto es lo único que podemos hacer para que respeten nuestro amor.

Ambos sonrieron y a continuación Saki preguntó mirándolo:

—¿Eres feliz con tu esposa?

Sasuke tomó aire al oír eso y la joven susurró poniéndose colorada:

—Ay, Sasuke, ¡creo que he sido indiscreta!

Sonriendo para tranquilizarla, él negó con la cabeza, pero repuso curioso:

—¿Por qué me haces esa pregunta?

La joven, mirándolo al ver que esperaba una respuesta, dijo:

—Porque no entiendo qué haces hablando toda la noche conmigo o con otras mujeres mientras tu esposa está en la fiesta. Es más, como mujer que soy, no creo que me agradara ver a mi marido paseando con otra.

Oír eso a Sasuke lo hizo sonreír e, intentando ser sincero con Saki como ella lo era con él, respondió:

—A veces los esposos discuten.

—¿Y tú y tu mujer habéis discutido?

Sasuke asintió.

—Probablemente —contestó sonriendo.

—Madre siempre dice que en los matrimonios siempre hay peleas, malentendidos o celos —ella suspiró—, pero que todo eso se puede solucionar si verdaderamente ambos se quieren y desean entenderse.

—Tu madre tiene mucha razón.

Estaban sonriendo por aquello cuando regresaron a la fiesta. La gente seguía bailando, bebiendo, riendo. Fueron hasta una de las mesas para coger algo de beber y en ese instante Temari se les acercó.

—¿Qué tal? ¿Lo pasáis bien?

Sasuke y Saki asintieron, y esta, mirando a su hermana dijo entonces:

—Os dejo, Masami me llama.

En cuanto se marchó, el vikingo preguntó al ver cómo lo miraba su cuñada:

—¡¿Qué?!

Temari, aguantándose la rabia que sentía o de nada serviría haber ayudado a Sakura, indicó:

—Por lo que veo, Saki sigue agradándote.

El vikingo asintió. No pensaba contarle la clase de relación sana que tenía con ella y, tras beber de su copa, preguntó mirando en derredor:

—¿Dónde está Sakura?

Sin perder la compostura, Temari bebió de su copa y respondió:

—Hace unos instantes estaba hablando con Tenten.

Sasuke se dio la vuelta para ir a buscarla, pero ella se apresuró entonces a agarrarlo del brazo.

—Ven, quiero presentarte a Jordana...

Oír eso hizo que el vikingo resoplara pero, continuando con el juego de aquellas dos, accedió a ir con ella.


Solo nos quedan tres capítulos para finalizar esta historia.