Este fic participa en el minirreto de febrero para La Copa de la Casa 20/21 del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black

Personaje: Blaise Zabini/Theodore Nott

Frase: Hacer el amor implica una conexión con el amor que no se da todo el tiempo, ni siquiera entre dos personas que se aman, Jorge Bucay (romance).

Beteado por Miss Lefroy Hrafna


Piel contra piel

So baby, come light me up
And maybe I'll let you on it
A little bit dangerous,
But baby, that's how I want it
A little less conversation, and
A little more touch my body

Into You, Ariana Grande


La piel de Theodore es la más pálida que Blaise ha visto en toda su vida. Pasa sus dedos sobre ella, recorriendo la cicatriz que tiene en la espalda —el precio por no haber huido a tiempo de una batalla tantos años antes— y Theodore abre sus ojos.

La mirada que le dirige lo perfora. Se asoma a los recovecos de su alma entera y a Blaise siempre le cuesta sostenérsela. Theodore mira así desde los once años.

—¿Qué? —pregunta.

—Me gusta tu piel. Parece que nunca le ha dado el sol.

Theodore sonríe de lado.

Es cierto. No puede darle el sol o se pone rojo. Una vez lo hizo, cuando eran adolescentes y podían intentar nadar en las orillas del lago de Hogwarts. Blaise estuvo burlándose días enteros, mientras lo untaba con ungüentos mágicos para quitarle las quemaduras.

—Idiota.

Viven juntos desde los dieciocho años.

A Theodore la guerra le quitó todo —aunque no parece importarle— y a Blaise absolutamente nada, porque jugó sus cartas de neutralidad y supervivencia como mejor pudo.

Duermen juntos desde los veinte.

Entonces Blaise descubrió que Theodore tenía pesadillas de las que no habla nunca, porque el orgullo es fuerte. También descubrió que se calmaban cuando alguien lo abrazaba. No hablan del tema. Blaise sabe que Theodore vio desangrarse a su madre cuando tenía cuatro años. No pregunta. Es de mala educación.

Se acuestan juntos desde los veintidós.

Blaise podría echarle la culpa a todas las copas de whisky de fuego, pero en realidad estaban sobrios.

«Dime que no quieres hacer esto y dejaré de besarte el cuerpo», se recuerda diciendo. «Dime que sí lo quieres y nunca dejaré de besarte, mientras me lo permitas».

Entonces el «sí» de Theodore salió estrangulado, medio tartamudo. Blaise hace memoria y lo ve con los ojos cerrados, apretados, clavándole los dedos y las uñas en la espalda. En sus labios, que Blaise no dejó de besar, quedó la súplica nunca dicha: «no me dejes solo».

Blaise no se atreve.

Cuando Theodore da la vuelta, para quedar bocarriba y lo jala para que se ponga encima de él, Blaise reconoce el baile que llevan años bailando. Hablan poco y se tocan mucho. Blaise conoce el cuerpo de Theodore entero. Lo conoce vulnerable, como nunca ha conocido a alguien más.

Conoce sus lágrimas y sus temores, aunque nunca hablen de ellos.

Conoce sus escasas sonrisas y las cosas que lo divierten, aunque sean difíciles de adivinar.

Se agacha y sus labios rozan el oído de Theodore.

—Te quiero, ¿sabes?

—Mmm.

Theodore aprieta los labios, pero Blaise entiende el «te quiero» que se esconde en el asentimiento y el gesto de Theodore.

—Te quiero —repite.

A veces siente que se le escapa. Que está lejos de su entendimiento y Blaise tiene que asirlo con todas sus fuerzas. Excepto cuando están así, piel contra piel.

Entonces lo conoce entero.

Los labios de Theodore se separan. Su voz es más aguda, más desesperada.

—Te quiero.

Blaise escucha: «No voy a irme».


Palabras: 500.

1) Se me hacía que la relación que suelo escribir de estos dos quedaba mucho para la frase, así que, aquí estamos.

2) Blaise y Theodore se entienden como nadie, ajám. Sí. También cogen como conejos.


Andrea Poulain