Este fic participa en el minirreto de febrero para La Copa de la Casa 20/21 del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black

Personajes: Albus Dumbledore/Gellert Grindelwald.

Frase: No presiones a un enemigo desesperado. Un animal agotado seguirá luchando, pues esa es la ley de la naturaleza, Sun Tzu (enemistad, participación extra).

Beteada por Miss Lefroy Hrafna


1945

I don't know what you had in mind
But here we stand on opposing sides
Let's go to war
Let's go to war
We arm ourselves with the wrongs we've done
Name them off one by one

Go to War, Nothing More


Existe algún mundo en el que se alzaron más altos que el cielo y se entregaron al bien mayor.

Albus se alegra, después de todo, de no vivir en ese mundo.

Se siente estúpido, porque aun viéndolo caído y derrotado, Gellert hace que le tiemblen las piernas. Todavía tiene el cabello rubio que le cae en la frente, un poco largo, casi hasta los hombros. Los ojos claros, que miran y destrozan todo a su paso.

Albus vuelve a agitar la varita y Gellert caído insiste en defenderse.

Apenas si puede invocar su magia. Insiste en seguir la pelea. En no dejarse derrotar. Albus no deja de provocarlo, de insistir. «Aquí, ahora», piensa. «Tenemos que decidir toda la guerra en este momento. No habrá otro». Más tarde quizá le tiemblen las piernas y sea incapaz de alzar la varita contra el enemigo en el que se ha convertido Gellert.

«Gellert». Todavía piensa en él con cariño.

Eso lo hace hervir por dentro.

Pensar que Gellert estuvo a punto de perderlo en un camino donde lo único que importaba era el poder. Encontrarse, algunas noches, pensando en esa ruta, y en todo lo que podría hacer con su intelecto. Todo lo que podría cambiar, lo que podría mejorar. Todo.

Destruir a Gellert es la manera de acallar ese deseo.

—¡Te has vuelto más cauteloso! —grita su contrincante.

Cauteloso no: está aterrorizado.

Pero ataca de todas formas. Sigue provocando a Gellert, que se arrastra, intentando evitar el desenlace.

Los dos comprenden; es cuestión de tiempo que Albus, en un golpe de suerte, logre quitarle la varita y despojarlo de todo su poder. Podrían terminar rápido e indoloro, pero Gellert se esfuerza en alargar el agonizante final de su relación —o falta de ella— con Albus.

De amigos a amantes. Albus se perdió en los ojos de Gellert cuando eran sólo unos muchachos. De amantes a enemigos. Lo perdió todo y pasó años evitando esa pelea.

Y ahora allí están.

Albus Dumbledore y Gellert Grindelwald.

Los libros de historia hablarán de ese duelo; se referirán a él como un despliegue de magia espectacular y alabarán al ganador. Pero no hay nada maravilloso en esa suerte de desesperación para sobrevivir y ganar.

Gellert intenta lanzar otro hechizo y falla.

Intenta. Falla. Intenta. Falla.

Albus mantiene su escudo y se acerca hasta donde está Gellert. Ni siquiera necesita paralizarlo y alargar la crueldad.

Se agacha y le arrebata la varita.

Cuando Gellert, en un arrebato de furia, intenta volver a recuperarla, Albus le pisa la mano en un reflejo instantáneo.

—Basta, basta. Has perdido.

Gellert grita. De furia, de tristeza. Todo acaba así: con un grito desconsolado. No hay gloria para el ganador.

Después, Albus dirá que luchó contra Grindelwald porque era necesario; lo único que podía hacer.

No dirá que estaba buscando una expiación que nunca llegó, que amó a Gellert más que a nadie y le tuvo más miedo que ningún otro. Ya no tiene caso. De todos modos, nadie comprendería esa historia.


Palabras: 500.

1) Todos sabemos el año del duelo, ¿no? Pues espero que sí.

2) ¿Me caen mal los dos? Por supuesto. *inserte aquí la ted talk de por qué el Brayan me cae terriblemente mal*


Andrea Poulain