Este fic participa en el minirreto de marzo para La Copa de la Casa 20/21 del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black
Resumen: Entre los pasillos de Hogwarts, Rowena se queja de la terquedad de Helena, que hace meses que no habla y se escabulle al cementerio más cercano.
Personajes: Helena Ravenclaw (ft. Rowena Ravenclaw y Helga Hufflepuff)
Sorteo: Camisa de ortigas (Los cisnes salvajes)
Beteado por Miss Lefroy Hrafna
Camisa de ortigas
You think you know witches from stories and such
Maybe the truth isn't asking too much
We look at the future and help it along
To stir such a cauldron, you've got to be strong
It's grander than fiction, the life that we lead.
Song of the Witches, A. J. Tucker
—Nada, no hay manera de hacerla hablar.
—Rowena, querida, sabes que la magia tiene sus reglas; ¡quizá es víctima de algún maleficio!
—¡Pues debería ser lo bastante lista como para quitárselo de encima!
—Rowena…
Helena las oye. Está escondida tras un tapiz. Lo bueno de que el castillo esté lleno de vericuetos es que puede esconderse de las garras de su madre y de las páginas de los libros con facilidad. Si le preguntan, prefiere estudiar con Helga o incluso con Godric. Al menos ninguno está obsesionado con El Saber con mayúsculas, ni espera que Helena sea perfecta en todo lo que hace.
Con atención, vuelve las manos al tejido de ortiga. La camisa está casi terminada.
Reprime un suspiro de alivio.
Sus manos llenas de ampollas están cansadas ya de aquella tarea. No puede explicársela a su madre. No aprobaría aquella magia. Insistiría que Helena volviera a las vías tradicionales.
Pero sabe que esa es la respuesta.
La Reina Maeve, la antigua maestra de su madre, se lo dijo.
«¿Ves esta ortiga? Tendrás que acudir al cementerio de Hogsmeade, pues allí es donde crecen, rodeando las tumbas. Las recolectarás con tus manos llenas de magia y las romperás con los pies, hasta conseguir lino. Y con él tejerás una sola camisa. Eso debería arreglar la maldición».
Suplicó su ayuda la última vez que fue a visitar a sus antiguos alumnos. Su madre había discutido con ella de nuevo. «¡Rowena!», la oyó decir entonces, «¡has olvidado que hay más magia que la que unos pocos ponen en libros!»
Le pareció curioso. Por eso se acercó a ella. Si conocía otras magias menos tradicionales, podría ayudarla.
—Te convendrá mejor dejarla ser —vuelve a insistir Helga, del otro lado del tapiz tras el que Helena se oculta.
—Creo que sé lo que necesita…
—Se te olvida que no todas las brujas somos iguales —interrumpe de nuevo. Bendita Helga, piensa Helena.
Intenta no ponerles atención y vuelve al tejido de su camisa. Tan sólo le falta una manga.
Está cerca de terminar su cometido y entonces podrá explicarlo todo; los aldeanos de Hogsmeade dejarán de ir al castillo a alegar que la han visto en el cementerio, seguramente preparando un ritual de magia negra. Todo quedará claro.
Maeve le dijo que la camisa, junto a su determinación y su sacrificio, lo arreglaría todo.
«Eres mágica, esta es sólo una manera diferente de hacer magia», le explicó. «No es necesario agitar la varita innecesariamente todo el tiempo. Sólo debes ser cuidadosa, puesto que el sacrificio es alto: no podrás pronunciar ni una sola palabra hasta que la camisa esté terminada; de lo contrario, nada de esto funcionará».
No hablar era fácil. Evitaba discutir con su madre. Con el mundo.
Sigue tejiendo, hilo a hilo. El trabajo es lento y arduo, pero valdrá la pena.
La cabeza del cisne —antes un brujo— se acomoda en su regazo. Ella pausa el tejido un momento para tocarle la cabeza.
«Lo sé», quiere decirle. «Pronto todo estará bien».
Palabras: 500.
1) Si no han leído Los cisnes salvajes, se los recomiendo ampliamente. Es uno de mis cuentos favoritos. Y aquí Helena toma el papel de Elisa.
2) Aproveché para recobrar la idea de que no toda la magia es con una varita. Sabemos que existe la magia sin esta, que las pociones también son magia y que hay muchas cosas mágicas en el mundo de la Roulin, entonces pues exploré eso. También a Helena siendo Raven a su manera.
Andrea Poulain
