Los personajes no me pertenecen son creación del gran Akira Toriyama. La trama e historia si son idea original mía.

El recuento de los daños del holocausto de tu amor, son incalculables e irreparables, hay demasiada destrucción. Lágrimas que no consiguen apagar el fuego que hay en mí, hay ilusiones muertas por doquiera, sólo quedan ruinas de mí... No, no puedo reponerme de tu forma tan cruel de abrazarme, Si sabías que no ibas a amarme... ¿Qué ganabas? ¿Qué ganabas con besarme?... – El recuento de los daños, Gloria Trevi.

Vegeta encerró a la científica en el cuarto dentro de la nave espacial en lo que terminaba de poner todo en orden y dejó a Radditz custodiando la puerta:

—Estaré con Nappa, te quedarás aquí hasta que regrese — la voz era un mandato absoluto.

Aún así Radditz estaba enojado no quería quedarse de niñero mientras que su compañero se llevaba toda la diversión, no era justo.

—Estaré dando vueltas por aquí para ver qué todo esté bien Vegeta— Fue su imprudente comentario, mientras sentía de pronto que la respiración le faltaba al ser apresado fuertemente del cuello.

—Dije que te quedarás en este maldito sitio hasta que decida regresar, insecto— fue lo que en tono bajo y amenazante dijo el príncipe.

Radditz intentaba confirmar la orden que acaban de repetirle pero el agarre era tan fuerte que difícilmente podía hacer algo más que intentar jadear para tomar aire.

—Si regreso y no está tu patético trasero cuidando, cómo te ordené acabaré con tu miserable vida, la científica y su crío son importantes para mis planes más que tu miserable vida... ¿Quedó claro sabandija?

Decía en forma suave y peligrosa el peliflama mientras aflojaba un poco el agarre, de esa forma Radditz por fin pudo inhalar algo del preciado oxígeno que comenzaba a escasearle.

Tardó varias horas en volver, ya había revisado y dispuesto con los demás la revisión de los niveles de pelea de estos para poder ponerlos en correcta forma antes de revisar la información de los demás planetas que habían colectado en su ausencia y que ya habían sometido, para ver el avance y marchar de inmediato para allá.

Cuando volvió a la nave despidió a Radditz, era momento de enfrentar a la científica. Casi sentía el sabor de la victoria sobre ella, y como ella se enojaría gritándole. Era tan predecible, se reía pensando en esto. Para él esto seguía siendo un juego, en su egolatría minimizaba la magnitud de la traición cometida.

Estaba demasiado cegado por su orgullo y vanidad, de haber hecho caso a la parte de su ser que le advertía vehementemente que iba cometiendo error tras error se hubiera ahorrado toda la pesadilla que estaba por desatarse...

Desde el momento en que fue prácticamente arrojada dentro de la que fuera su habitación junto con la del príncipe sintió el infierno arder dentro de ella.

Tenía unas inmensas ganas de gritar y destrozar todo, pero junto con ella estaba Trunks, y él era todavía un niño pequeño; un indefenso e inocente ser, no entendería si la veía gritar en dolor por culpa del malnacido de su padre.

No supo cuánto tiempo estuvo viendo hacia el vacío, solo reaccionó cuando su pequeño quién se había quedado dormido despertó porque tenía hambre y entonces se enfrentó a Radditz para poder ir por comida a la cocina.

El saiyajin estaba más que molesto, él no era la maldita niñera de nadie, pero prefería hacer eso a tener que vérselas con la ira de Vegeta. No pensaba morir tan pronto.

De pronto fue sacado de sus cavilaciones por culpa de la voz de la científica, cuando irritado escuchó que esa insulsa humana se atrevía a dirigirle la palabra.

—Raddtiz, necesito ir a la cocina, Trunks tiene hambre y debo hacer algo para él — Amigable trató de razonar con el saiyan.

Para su desgracia aprendería que en la cultura saiyajin la palabra razonar al parecer carecía de significado puesto que, tan pronto dijo eso un gruñido enojado salió de él.

—No — fue su escueta respuesta.

Ciertamente el saiyajin estaba indignado, que una mujer cualquiera, de una raza insignificante como lo era la terrestre le dirigiera la palabra. Sin embargo, tan pronto rechazó el pedido de la mujer le asombró que, lejos de verse asustada con el tono hosco que él usó, la vio enfurecer y gritarle altaneramente.

—¡Ay! ¿Cómo te atreves a decir que no? No son más que unos simios desconsiderados. Óyeme bien maldito mono ¡Te guste o no voy a ir con mi bebé a la cocina! — Enojada alzaba el puño en señal de inconformidad.

Ese hecho lo sobreexcitó y sorprendió, por lo general la raza saiyajin imponía y todas las razas débiles terminaban temblando de miedo sólo con la presencia de ellos y ahora venía esta insolente y débil mujer a gritarle y ponerse al tú por tú con él.

De no ser por la esencia fuertemente impregnada del príncipe en ella se hubiera olvidado de la advertencia hecha por éste y la hubiera tomado ahí.

Resignado a que no podía ponerle un solo dedo encima y frustrado porque la mujer era bastante atractiva y le generaba un cosquilleo en la entrepierna por la excitación, puesto que nada así de hermoso había en los asteroides de placer cercanos a ese sistema solar, accedió a permitirle ir a hacer de cenar a su pequeño.

Radditz se quedó recargado en la puerta de la cocina en lo que la mujer preparaba la cena del crío. Trunks estaba sentadito al lado de su madre, jugando alegremente con sus aeronaves de juguete.

La científica le daba la espalda al saiyajin. Y este pudo apreciar sin disimulo las suaves curvas de la hembra. No había reparado tan detalladamente en lo hermosa que era, ni en el delicioso olor que tenía mientras estuvo en la tierra puesto que prácticamente al revivir los despachó el príncipe a estos lugares.

Pero bien que Vegeta se había estado divirtiendo de lo lindo.

«Con un juguete así cualquiera»

Pensaba Radditz quien seguía recorriendo impúdicamente el cuerpo de la mujer con la mirada, mientras contento se cuestionaba como se sentiría gozar jugando entre las piernas de esa hembra. Sin duda era débil, pero con el cuidado suficiente se notaba que debía ser algo muy placentero de tener. Por algo el príncipe la seguía conservando.

No se percató de que el príncipe estaba detrás de él viendo como claramente este se entretenía mirando a su mujer.

—¿Así es como ejecutas tus órdenes? Pude haberte matado más de 10 veces insecto — Fue lo único que dijo Vegeta en tono molesto generando un fuerte escalofrío al saiyan de larga cabellera. Quien acto seguido procedió a disculparse y a retirarse del lugar inmediatamente.

Bulma notó en cuanto Vegeta llegó y para evitar que el mono engreído ese comenzara a hablar enfrente de su hijo dijo tranquilamente — llevaré a Trunks a su habitación para que duerma y podremos hablar.

Vegeta entendiendo que la mujer no quería hablar enfrente del crío solo se dirigió hacia el cuarto que compartían juntos. Ella terminó de darle rápidamente de cenar a su pequeño hijo, lo llevó a la cama, le cantó una hermosa canción de cuna y le dio un dulce beso al verlo dormir.

Se dirigió al panel de control para poner el campo de energía como protección. No se fiaba de la maldita simia arribista esa y aunque Vegeta le aseguró que cuidaría de ambos, en este momento ya no se sentía segura de nada.

Respiró profundo, se tomó un momento para tranquilizarse y lograr que su corazón no latiera desbocado, debía aparentar toda la calma e indiferencia del mundo. Cuando sintió que podía hablar sin quebrase supo que el momento de jugarse el todo por el todo por su destino y el de su hijo había llegado.

Se fue rumbo a la habitación a enfrentar al que hasta hace pocas horas había sido su alma gemela y su pareja.

Estando enfrente de la habitación inhaló nuevamente, esto iba se algo difícil, pero necesitaba todas sus fuerzas para hacerlo, giró la perilla de la puerta y entró para enfrentarse al demonio en persona.

Frente a frente: El azul contra el negro, enfrentados el mar tempestuoso con sus tormentas contra el negro profundo del abismo.

Vegeta se sentía confiado, la mujer era tan predecible que en cualquier momento comenzaría a gritarle y a querer golpearlo, se sentía excitado de tan solo pensar lo molesta que se pondría.

Demasiado confiado, pues su vanidad le gritaba que a pesar de todo la mujer estaba tan enamorada de él que terminaría cediendo como siempre. Pues en todo el tiempo que habían estado juntos no importando que hiciera él, ella siempre lo perdonaba.

En su soberbia no quiso entender que el límite que había cruzado no podría ser perdonado ni por el amor más puro y fuerte. Y menos porque él en su arrogancia pensaba que el amor que ella le tenía era infinito y mayor a cualquier cosa.

Jamás entendió que el amor de una madre por su hijo supera a cualquier otro amor y que ella iba a ser capaz de sacrificar todo, incluso a ella misma con tal de ver a su hijo crecer libre y feliz. Lejos de ese mundo cruel y bárbaro, lejos de su sanguinario padre y del yugo de los saiyajines.

Por tanto, estaba extremadamente confiado. No obstante, de todo lo que en su mente maquinó, nada de eso fue lo que realmente pasó.

Cuando ella entró en la habitación, en vez de gritar y llenarlo de insultos o tratar de pegarle, simplemente lo miró con eso bellos y cautivadores ojos, se veían dolidos, la luz que siempre irradiaban incluso cuando estaban molestos no estaba ahí, una herida grave se podía notar en ellos.

— ¿Por qué nos trajiste con engaños Vegeta? — Fue todo lo que ella preguntó suave y tranquilamente.

El saiyan simplemente se rió antes de fríamente responder —Jamás te mentí mujer.

Bulma en verdad sentía que quería estallar y escupir todo el dolor que sentía, pero no... Esta vez ella no le demostraría como la había roto por dentro, no le daría el gusto de verla llorar.

— Manipular la verdad también es mentir "alteza", pensaba que era tu compañera, nunca pusimos títulos humanos porque estúpidamente creí que no había algo similar en la cultura saiyajin, ahora me entero de que no sólo SI lo hay, encima tomaste una pareja aquí. Y que yo...

La voz se le quebró un poco, hizo una pausa respirando para recomponerse — Que yo sólo soy una vil amante tuya y mi hijo un "bastardo real" — dijo la ojiazul riéndose con profunda amargura que le calaba hondo.

— Yo no te mentí mujer, tu asumiste lo que quisiste— dijo el saiyan cínicamente, mientras ella recordaba que en efecto en cada ocasión que ella le preguntó el nunca confirmó que fueran una pareja, que él siempre afirmó que ella era suya pero nunca indicó lo mismo a la inversa y aún así estaba 100% segura que lo que habían tenido era absolutamente real.

—Claro... y convenientemente me dejaste seguir en mi error — Comentó con una triste y dolida sonrisa la científica.

—Te lo advertí mujer, ¿Acaso no lo recuerdas? antes de tomarte te avisé, te dije que huyeras pero tú insististe en quedarte. ¡No salgas ahora con esas estupideces!

La mente de bulma le trajo cierta memoria de inmediato, cuando ellos hablaron antes de comenzar realmente su idilio amoroso, aquella noche durante el cumpleaños de la peliazul que marcó el destino de ambos:

"...Vegeta y la científica se habían quedado a solas, cuando todos se fueron, sentados en la sala de TV

—No tienes que darme explicaciones mujer— replicaba el príncipe, ella desesperada, le dijo —por favor Vegeta déjame hablar, no pasó nada absolutamente nada — él se acercó rápidamente a su lado y tomándola del mentón.

— Créeme es mejor que te le alejes de mí, no soy como los humanos y no soy como nadie de este planeta; jamás haré ninguna de las ridiculeces humanas, ni estaré ahí cuando me necesites, no te daré más que el tiempo que crea que tengo disponible para ti. Tienes la opción de huir de eso. Pero si a pesar de todo decides quedarte a mi lado, no permitiré compartir tus caricias ni tus brazos ni tus mimos con nadie más que no sea yo... Hazme caso caperucita y huye de mí, es tu última oportunidad..."

La desazón se instaló en su corazón al comprender que estúpidamente había caído en una trampa del saiyan. Aún así su corazón de resistía a creerlo.

—Dijiste que los humanos éramos inconstantes, que no teníamos honor por cambiar de pareja, ¿Lo recuerdas? ¿Dónde quedan esas palabras ahora? O ¿sólo aplicaban para mí ? Mientras embarazada te esperaba tú... — tuvo que respirar profundamente para tragarse el sollozo que pugnaba por salir de su pecho.

—Tú formabas una nueva familia y nos dejabas atrás...

El saiyajin lentamente esbozó una cínica sonrisa de medio lado, — No tengo porque darte explicaciones de lo que hice humana, deberías de agradecer que te dejé a ti y al crío vivir, eso es todo lo que te debe importar.

Fue todo lo que, sin dejó de remordimientos dijo el Príncipe.

—¡No eres más que un cobarde Príncipe de los Saiyajines! te vas a arrepentir de esto...

Fue todo lo que la peliazul dijo y a pesar de querer gritarle y amenazarlo, simplemente lo dejó salir con su voz firme pero sin perder los estribos.

Escuchar a la mujer amenazarlo lo hizo reír, para el príncipe eso no era más que una simple amenaza vacía de una mujer despechada, o eso era lo que prefería él creer. Y a pesar de repetírselo a sí mismo una y otra vez, el saiyan no pudo evitar que un escalofrío desagradable recorriera su espina dorsal.

—No digas estupideces humana, no estás en situación de amenazar... — una malvada sonrisa adornó el apuesto rostro del guerrero mientras se recargaba contra la pared de la habitación

—Oh... no es amenaza "majestad" , es una promesa...

El saiyan no tomó nada en serio lo que ella dijo, al final él sabía que ella buscaba una forma de intentar amedrentarlo. Ella por su parte siguió viendo hacia la nada intentando comprender su nueva realidad.

Aun así no entendía, por más que lo intentaba, el motivo real por el cuál el guerrero había hecho toda esa pantomima para atraerla. Claramente tenía otra científica, no la necesitaban (¿Acaso también engendrar a su hijo fue parte de ese horrible plan?)

— ¿Por qué estoy aquí Vegeta? Claramente ya tienes una vida hecha, una mujer y un hijo que pertenecen a tu raza, ni Trunks ni yo importamos, ¿Por qué simplemente no nos dejaste atrás en la tierra?

El príncipe sin contestar directamente solo dijo mientras sonreía cínicamente – Tú y yo tenemos un trato mujer, si salvaba a la bola de barro esa, vendrías conmigo. Eres científica y te necesito por tu ciencia — Fue lo que él dijo.

La realidad es que no sólo por eso ella estaba aquí, pero en su vanidad lejos de intentar arreglar las cosas el saiyajin las iba resquebrajando cada vez más.

— Dime qué quieres que haga, puedo hacerlo desde la tierra y mandártelas sin problema, nada tenemos que hacer nosotros aquí, ¡Déjanos ir! — Solicitó con un tono casi de súplica.

Vegeta se sentía incómodo al sentir un dolor en el pecho de sólo pensar que ellos se alejaran de él. Más serio que antes, porque la mujer no estaba comportándose como debía, esperaba gritos y reproches; él la conocía, la mujer era un fuego que irradiaba sensualidad y peligrosidad y más cuando se molestaba.

Ella era una fuerza de la naturaleza ¿Dónde estaba su tempestad? Seguía esperando el momento en que, el tornado en que ella se convertiría, arrasara con todo maldiciendo a diestra y siniestra.

Fuego, fuego en su estado puro, eso es lo que ella debería ser, sus azules ojos deberían estar furibundos y ella gritando y maldiciéndole por llevarla a esa trampa.

¿Dónde estaba ese volcán a punto de hacer erupción? En cambio veía una mujer muy tranquila quien lo veía con dolor, pero rompiendo sus expectativas, entendiendo que tal vez hacía falta un cambio en el juego, decidió jugar sus cartas en forma diferente.

— Si quieres irte y romper tu palabra mujer adelante, no te detendré. Mañana mismo puedes hacerlo, hay más razas científicas en la galaxia no eres nada extraordinario — fue todo lo que mordaz dijo el saiyajin.

Aunque le dolió el saber que ella no significaba nada para él, el corazón de Bulma se aceleró de emoción pues por un momento pensó que podrían ella y su pequeño niño ser libres.

— ¡Oh Kami!, ¡Gracias Vegeta! No te arrepentirás, dime que necesitas y yo llegando a la tierra me encargo de tener todo lo que necesites listo en poco tiempo y enviártelo, ni Trunks ni yo interferiremos en tu vida.

Decía ella y sus ojos se iluminaron con esperanza y tuvo que refrenarse pues casi de la emoción por saber que se podía ir en cualquier momento, estuvo por abrazarlo, dicha felicidad espontánea por dejarlo, por alejarse de él golpeó fuertemente al saiyajin.

Él no esperaba nada de esto, esperaba que ella llorara y suplicara por su amor, que al saber que él tenía otra mujer, ella se quebrara y le pidiera seguir a su lado, que no la dejase y que por amor a él aceptara su lugar en el planeta base, cómo su científica y consejera.

No sería nunca la reina, pero una vez que aceptara su lugar, él buscaría que ella fuera respetada y su palabra tuviera peso.

Sin embargo, en vez de eso allí estaba ella junto con sus malditos ojos hechiceros refulgiendo de alegría por irse de su lado. A pesar de la incongruencia de sus actos y de su egoísmo, no quería que eso pasara.

Le incomodaba el hecho de sentir que en verdad ella se quería alejar de él. ¡No lo iba a permitir! Era suya y había creado esa jaula para atraparla y retenerla sólo para él.

Ella ya se movía por todo el cuarto emocionada, ordenando todo para dejar las cosas listas para irse a primera hora. Cuando escuchó la risa cruel del que fuera el amor de su vida, antes de decir las palabras que la condenarían a una vida de esclavitud en ese lugar.

— Te estás adelantando humana, claro que mañana a primera hora puedes partir de este lugar, pero mal entendiste mis palabras, solo te irás tú. El crío es mitad saiyajin y lleva mi sangre. Será entrenado como debe ser para que un día ocupe su lugar como guerrero.

Bulma sintió que un vacío se abría a sus pies, ese maldito cobarde no podía estar hablando en serio.

— Es muy pequeño para entrenar Vegeta, además tu nunca has querido a Trunks, ¡Déjanos ir!—

Por primera vez Bulma perdió por un momento la calma mientras sentía crecer la desesperación en su ser.

—Puedes irte si es lo que quieres terrícola, el crío se quedará— fue lo que molesto repitió.

Bulma vio claramente que no había salida ni escape pronto, sintió un cuchillo atravesarla, ese desgraciado saiyajin la obligaría a vivir su humillación y no solo a ella sino a su pequeño niño.

—Y te aviso de una vez humana, si intentas escapar con él te alcanzaré, destruiré tu ridículo planeta frente a tus ojos y luego te eliminaré— Dijo mirándola molesto.

Bulma estaba anonadada, pues nunca había visto esos ojos mirarla tan cruelmente y por primera vez vio la parte obscura del saiyajin y tuvo realmente miedo de él.

Su futuro pintaba realmente sombrío: Su mejor amigo estaba inconsciente mientras su cuerpo se recuperaba y si por algún milagro llegaba ella a la tierra, ¿Cómo podrían ganarle a Vegeta y el resto de los saiyajines? Tal vez los androides, pero nada le garantizaba que ellos pudieran derrotarlos ni que no terminarían aliándose con el príncipe.

—Sabes que no me iré sin mi hijo... Así que, me quedaré y te serviré como lo único que siempre te importó: Como científica. Nada más me atará a ti, más que mi trabajo y el hijo en común que tenemos y buscaré a cada momento ganarme a pulso la libertad de Trunks y mía— fue todo lo que ella declaró.

Por un momento el guerrero quiso reírse al sentir triunfal que por fin lo había logrado, que la mujer bajaría la cabeza y se sometería a sus deseos.

¡Qué poco conocía realmente el carácter de la fémina! Quién teniendo tan poco poder de pelea era una guerrera más temible que él mismo.

—Solo una cosa más "majestad"... No me interesa como se dirijan a mí a mis espaldas el resto de los saiyajines pero frente a Trunks soy Bulma y él tu hijo. ¡No voy a tolerar que le llamen bastardo ni que lo humillen!

La voz de la científica carecía de emoción, simplemente se escuchó firme pero hueca, como si fuera un eco de la voz real que la fémina poseía.

El saiyan solo le dirigió una sonrisa divertida, un breve movimiento de cabeza le indicó a la mujer que él la había escuchado y aceptado su petición, y a pesar de que en sus adentros el saiyan se sintió victorioso, algo en aquella azul mirada lo inquietó.

Esos ojos que todavía hasta hace unos segundos lo miraban dolidos, pero aun con trazas de amor. Ahora los vio apagarse para no volver a brillar para él, solo vio frialdad en esa azul mirada antes de que la mujer hiciera una reverencia para luego decirle:

— Si ya todo está dicho y aclarado "majestad" le pido me disculpe iré a dormir con Trunks— Fue todo lo que Bulma dijo antes de salir de la habitación.

El saiyajin pensó que la mujer simplemente necesitaba tiempo para adaptarse a la realidad y prefirió no hacer caso a la incertidumbre que lo embargó.

Sabía desde antes que ella tal vez lo castigaría un tiempo, pero en el fondo tenía la ciega confianza de que el amor que ella tenía por él le permitiría perdonar cualquier cosa que él hiciera. Tenía la firme certeza de que ella terminaría cediendo a sus deseos.

Al otro día simplemente fue notificada que él se había marchado a una misión, jamás se enteró de que él fue a verlos y se quedó horas viendo las formas de la mujer y del crío, de alguna forma grabándose en su memoria la bella imagen que encontró de la científica que parecía una diosa mientras abrazaba aun en sueños protectoramente a Trunks y descansaban en total inocencia mientras dormían.

Tampoco se enteró de la advertencia que el príncipe de los saiyajines hizo a todos en la base de no ponerle ni un solo dedo encima ni a ella ni al crío si no querían ser ejecutados.

Ni que Nappa como el saiyajin de más alta confianza para el príncipe, se había quedado al completo cuidado de ellos, para protegerla de todos hasta de Radditz y responder con su vida si algo les llegara a suceder.

Ella no supo nada de eso, simplemente se enteró de que el príncipe y su consorte junto con Tooma y el pequeño heredero habían partido a un viaje para hacer alianzas con planetas de importancia para los saiyajines y que el viaje podría durar entre dos o tres meses.

La científica se encontraba ahí sentada en su cama mirando a la nada, muerta en vida. Una lágrima traicionera salió y se escurrió por su delicada mejilla, cuando por fin entendió que su sueño se convirtió en una horrible pesadilla y que la realidad era cruel.

Con dolor entendía la estupidez cometida, confió ciegamente en Vegeta creyendo que por amor él cambiaría...

«El no es Gokú, mi amigo fue criado por humanos... Vegeta es un saiyajin...»

Sí, ella escogió al príncipe de los saiyajines y apostó por él, y se le olvidó un detalle importante, los saiyajines no eran como los humanos, no aceptaban el amor o la familia. Los saiyajines eran despiadados guerreros que no creaban, solo tomaban lo que querían cuando querían.

Así como Vegeta la tomó a ella porque podía, no porque sintiera algo por ella.

«Tonta Bulma tonta...»

Entendió que, así como no puedes contener el agua de un río cuando se dirige al mar, tampoco podía, contener ni competir contra la naturaleza bélica aprendida por el saiyajin, ni contra toda la idiosincrasia de su planeta de origen, que en su ingenuidad creyó que él sería como Gokú, y ahora lo veía claro, eso jamás sería así.

Gokú nació saiyajin pero se crió como terrícola. Vegeta era un saiyajin, que se crío como tal, que perdió a su raza y que nada lo detendría de recuperar y reivindicar a su raza y de poseer todo cuánto él quería.

En su cultura no había cabida para el amor, y muy tarde ella lo comprendió... ahora con el corazón destrozado, hecho añicos, con la garganta quemándole por el dolor punzante que no podía dejar salir, se prometió encontrar una forma de librar a su hijo de ese destino infame...

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¡Hola! He vuelto, mil gracias por tenerme la paciencia de esperarme en lo que me fui 2 semanas pero de verdad fueron necesarias para no morir con el exceso de trabajo.

Bueno ahora que la bomba estalló las cosas no están nada bien para Bulma, ¿Esperaban que el tête a tête entre estos dos fuera así?

Déjenme saber cómo lo vieron y que creen que vaya a pasar.

Aprovecho para saludar

Belen.b189: Bulma casi lo logra, ojalá y pronto se le haga su nueva meta no?

A.R. Tendo: ¿Esperabas esto qué pasó?

Xalalulu: jajajajaja lo juro tus comments me hacen reír muchísimo, te imaginé viendo gatitos :3

Airyisabel: Bueni el karma siempre llega ;)

Calay: Encontrará una forma de salir de ahí seguramente, por algo es la mujer más inteligente de la tierra ;)

Invitados: Mil graaacias por leer y dejar comments realmente me hace feliz saber que les va gustando!!! Me hace sentir que vale la pena continuar cada semana publicando :D

Mil gracias por leer y los leemos la próx semana