DISCLAIMER: InuYasha y Co. son propiedad de Rumiko Takahashi. La siguiente narración es creación propia y está hecha sin fines de lucro, con el propósito de entretener a los lectores.
SUMMARY: [Serie de Viñetas] Tras la derrota de Naraku, todo es diferente. Las cosas cambiaron, pero la vida que tenemos es muy distinta a la que imaginé. Sin embargo, debemos seguir apoyándonos, porque eso es lo que nos hace estar tan unidos. Porque eso es lo que querría la señorita Kagome.
Hook us up
El trinar de los pájaros comienza a despertarme suavemente, aunque mi cuerpo se rehúsa a salir del sueño por completo. Me doy vuelta para abrazar a Sango, pero me encuentro con el espacio vacío a mi lado. Extrañado, me incorporo en el momento preciso en el que escucho una discusión bastante familiar, por lo que sonrío con calma.
—Keh, no seas fanfarrón.
—¿Estás celoso porque me he vuelto más fuerte, InuYasha? ¡Mira este nuevo truco!
—¡Vuelve a molestarme con tus bromas y te las verás con Tessaiga!
— XCIV —
"Protective"
Ahora el estruendo de la inminente pelea es inconfundible, me pongo de pie inhalando profundo para acomodarme el yukata y dirigirme hasta la entrada de la cabaña, desde donde llega el bullicio. Durante el trayecto, logro escuchar el llanto de las gemelas y a Sango intentando calmarlas, algo que no logra.
—¿¡Pueden dejar de pelear, par de idiotas!? —Les brama mi mujer a nuestros amigos en el instante en el que llego junto a ella. Me mira de reojo antes de seguir asesinándolos con su mirada.
—¡Él empezó! —Exclaman los dos apuntando al otro respectivamente, intentando defenderse, aunque sólo vuelven a pelear.
—¡¿Yo?! ¡Tú fuiste el que me lanzó su trompo gigante!
—¡Mentira, tú sacaste a Tessagia y me atacaste!
—¡Pequeño zorro del demo-!
—¡¿Quieren comportarse?! ¡Asustan a las niñas! —Nuevamente, Sango les llama la atención, pero de inmediato frunce su gesto y se encorva un poco sobre sí misma, puedo notar el malestar atravesándola mientras suelta un pequeño quejido.
—Sango, perdón… ¿Estás bien?
—¿Necesitas que vaya por la anciana Kaede?
Tanto Shippō como InuYasha detienen su discusión, sus caras pálidas reflejando su preocupación y culpa. Yo ayudo a mi mujer a recostarse en el rincón que hemos acomodado en la sala para ella, mientras los muchachos traen a las gemelas consigo, ambas siguen llorando casi a gritos a pesar de que intentan calmarlas.
—Cariño, ¿está todo bien? ¿Segura que no es necesario que la anciana Kaede…?
—Descuida, sólo fue una patada demasiado enérgica —me responde, esbozando una sonrisa —. Hay que tranquilizar a las niñas…
Hace un ademán para que los muchachos las acerquen a ella, pero les indico con un gesto que no lo hagan y me pongo de pie para caminar hasta ellos, tomándolas lo mejor que puedo mientras les hablo con paciencia.
—Ya, pequeñas, ya pasó… no hay nada de qué asustarse, papá y mamá están aquí para cuidarlas… ¿quieren jugar con el tío InuYasha?
Su llanto comienza a disminuir para transformarse en pucheros y, finalmente me miran con algo de curiosidad, ambas llevándose un dedo a la boca antes de hablar.
—¿Tío InuYasha?
—¿Odejas shuaves?
—Sí, estoy seguro de que no le molestara que jueguen un rato con sus orejas —les sonrío antes de mirar a mi amigo, quien entorna los ojos y me devuelve un gesto de fastidio, aunque se traga cualquier reclamo al sentir la atenta mirada de Sango en su persona—. ¿Pueden verlas un momento, verdad? En tanto caliento agua para preparar algo de té y me voy a cambiar…
—Keh, de acuerdo…
Dejo a Mao y Mei en el suelo, ellas de inmediato caminan rápido hasta donde su tío las espera, él se sienta de golpe para quedar a su altura y permitirles jalarle las orejas sin chistar, porque sabe que debe compensar en algo el alboroto que causó hace un rato. Por mi parte, avivo un poco el fuego, que seguramente Sango encendió antes de que llegaran los muchachos, pero a estas alturas ha disminuido un poco; y coloco agua a calentar antes de indicar con un gesto que iré a cambiarme y dirigirme hasta nuestro cuarto, en donde me visto mi koromo y la kesa y luego tomo mi shakujō para volver junto a los demás.
Cuando ingreso a la sala, un sentimiento cálido se apodera de mí al ver cómo Shippō comenzó a jugar con las pequeñas, quienes se entretienen con sus trucos y le piden emocionadas a InuYasha y Sango que observen la magia del kitsune. Al verme llegar, también me hacen gestos a mí para que vea lo que a ellas tanto les llama la atención.
—¡Magia, magia!
—Shí, papá, ¡gande ahora, chico después!
—¡Sorprendente! Entonces, ¿Shippō sabe hacer magia? —Les pregunto al ver su entusiasmo, mientras reviso la temperatura del agua.
—¡Shí, Shippō mágico!
El zorrito sonríe mientras sigue haciendo demostraciones con sus juguetes, cambiando su tamaño o transformándolos en otras cosas, parece feliz con la atención que está recibiendo por parte de las niñas. Observo ahora a Sango e InuYasha, él parece algo avergonzado, se ha quedado en un rincón apoyado, mira con atención a las gemelas y, de vez en cuando, a mi esposa, aunque desvía la mirada al notar que me he dado cuenta. Ella, por su parte, está tranquila mirando a nuestras hijas jugar, se acaricia con tranquilidad el vientre y le murmura palabras que no llegan a mis oídos, pero estoy seguro de que intenta calmarlo para que no vuelva a desquitarse con sus costillas. Una vez que el agua está lista, le preparo un té y me acerco a ella, sentándome a su lado.
—¿Ya está más tranquilo? —Indago mientras le entrego la taza.
—Sí, bastante. Supongo que debe haberse asustado por los gritos y el llanto de las niñas… —Me responde, recibiendo la bebida caliente. —Pero creo que ya se calmó.
—Bueno, en todo caso debe ser normal que esté tan inquieto, después de todo ya casi no le queda espacio —comento, a lo que ella sonríe levemente apoyando mi idea —. Además, el día se va acercando…
—Es cierto, según la anciana Kaede, puede nacer en cualquier momento —se muerde el labio ante los nervios que le causa ese momento, yo tomo su mano para darle apoyo.
—Y lo estaremos esperando con los brazos abiertos —le digo con seguridad, logrando que sonría de nuevo.
—Lo sé, será muy amado al igual que sus hermanas.
—Así es, no hay duda de ello.
Nos quedamos en silencio, observando a Mao y Mei ahora quitarle uno de los juguetes a Shippō y esconderlo de él, las risas infantiles contagiosas. De pronto, InuYasha llega a nuestro lado, se agacha junto a nosotros pero huye de nuestra mirada, aún se ve algo avergonzado.
—Mejor me voy y me mantengo lejos de sus criaturas. No quiero terminar hiriéndolas o algo peor —espeta, y acto seguido de coloca de pie, sin esperar respuesta de nuestra parte.
—Espera, ¿por qué dices eso? —Sango intenta detenerlo, ya que él hace ademán de irse, pero el movimiento parece causarle alguna molestia, porque baja el brazo y hace una mueca.
—¿Estás bien? —Le pregunto, ante su gesto afirmativo, me doy vuelta hacia mi amigo, pero él ya ha salido de casa.
—No te preocupes por mí, sólo es un calambre. Deberías ir a habar con él y quitarle esa estúpida idea de la cabeza.
Asiento con un gesto y salgo rápidamente detrás de mi amigo, llegando pronto al Árbol Sagrado en donde puedo verlo sentado en su rama favorita, frunciendo el ceño al sentirme llegar.
—Deberías volver a tu cabaña, te necesitan allá —me espeta sin siquiera mirarme.
—Primero debo hablar contigo. ¿Por qué crees que terminarías dañando a los niños?
—Porque es la verdad. Soy mitad yōkai, después de todo…
—Si eso hubiese sido un problema para nosotros en algún momento, no estaríamos aquí.
—No es primera vez que Sango termina con algún dolor por culpa de mi comportamiento tan impulsivo —niega con brusquedad, se nota demasiado afligido por eso —. No quiero volver a causarles ningún problema.
—El único problema que causarás será si no te quitas esa idea de la cabeza y Sango en persona decide venir a bajarte de esa rama y acomodarte el cerebro a golpes —digo con seguridad, logrando que me mire con algo de miedo —. Y no estoy bromeando, lo sabes.
—¿Por qué son tan necios? Miroku, no tengo la delicadeza para tratar con niños pequeños o una mujer embarazada. ¡Joder, tengo garras y colmillos! ¿Acaso no te da miedo que pueda perder el control, o herirlos en algún momento?
—Lo único que me da miedo, es perder el contacto contigo por algo como esto —le aclaro sin vacilar, manteniendo mi vista fija en él —. Si temiéramos que algo así pasara, nos habríamos ido lejos. Pero decidimos quedarnos aquí, porque eres parte de nuestra familia y queremos estar cerca de ti.
—Eres un idiota, ¿por qué…?
—El idiota eres tú. InuYasha, siempre nos has protegido y te preocupas por nosotros más de lo que demuestras. Incluso puedo decir que nos has salvado de muchas formas, Sango y yo no dudaríamos ni un segundo en confiarte nuestras vidas, o las de nuestros hijos. Sí, a veces puedes ser algo impulsivo y podrías aprender a comportarte mejor para no hacer pasar disgustos a Sango, pero eso no significa que debas alejarte. Si decidimos quedarnos en la aldea, es porque queremos que formes parte de nuestra vida, y eso incluye a nuestros pequeños. Además, las gemelas te adoran. ¿No crees que es un tanto arbitrario que decidas esto por tu cuenta?
—Keh, jamás podría ganarte en una discusión…
—Sólo admite que estás equivocado… —Le pido con una sonrisa, él entorna los ojos en señal de derrota. —Hay agua caliente y carne seca en la cabaña, ¿qué dices, me acompañas?
—Maldito embustero —farfulla pero termina bajando de un salto, cruzando sus brazos tras su cabeza y comenzando a caminar —. ¿No vienes? Sango va a asesinarnos si no volvemos pronto.
—Tienes razón —lo alcanzo y le doy un golpecito con mi shakujō en la cabeza mientras caminamos —. No vuelvas a pensar que eres peligroso para nosotros, ¿de acuerdo?
—Keh, cómo fastidias… claro, lo que digas.
Sonrío con calma, porque sé que él también está aliviado al saber que no lo consideramos una amenaza para nuestra familia, y porque realmente valoramos todo lo que ha hecho por nosotros, y él no debería olvidar lo importante que es para todos.
Palabras sin incluir disclaimer ni notas: 1666
¡Aloja~! Hago una aparición flash para dejarles esta pequeña viñeta-no-tan-viñeta y pedir perdón por la sequía en este fic en específico. He tenido muchas cosas que han afectado la escritura de este escrito, principalmente que tengo poco tiempo, además de otros proyectos y la desmotivación general que me causó el spin-off, he estado batallando mucho para poder motivar a la musa con este fic. Pero sigue siendo mi bebé y quizá pronto termine, ya que pretendo dejarlo hasta que nazca el pequeño. Había pensado en seguirlo como un post manga, pero no sé si sea conveniente por el hecho de que mi headcanon es muy diferente a lo que se ha mostrado en la secuela, y eso me desanima un montón.
En fin, volviendo a la historia, creo que InuYasha de cierta forma puede realmente temer dañar a alguien y esa idea ha estado dándole vueltas en la cabeza un tiempo, porque primero dice que quizá Kagome está mejor en su casa porque él sólo la ponía en riesgo (dah~) y ahora con lo de los niños... Pero todos sabemos que es lo más protector que hay y sus amigos no temen que él esté cerca de sus hijos, por el contrario: quieren que sea parte de sus vidas. ¿Ustedes qué opinan?
Infinitas gracias a todos los que leen este fic, en especial por su paciencia y sus hermosos reviews. Juro que sus palabras son muy valiosas para mí: AvrilGarcia, Lady Minisa Bracken, Mor, Kate Graceling y LudTB. Son el cuelo y las estrellas, los quiero mil (L)
Espero estarnos leyendo pronto, estaré atenta a sus comentarios y muchas gracias por su apoyo!
Nos leemos por ahí~
Yumi~
